Luna y el perro

Una mujer descubre el sexo animal....

LUNA  Y EL PERRO

Mi nombre es  Luna, tengo cuarenta años . Dos hijos, uno es varón , el mayor y la niña. En verdad son mayores y no están nunca en casa . Un esposo, que viaja bastante por su trabajo y estoy muy tiempo sola en casa. Una casa confortable, además de tener a flor, mi perra labradora de pelaje hermoso y muy cariñosa, color arena.

Una vez por semana nos reunimos con amigas, en distintas casas. A veces vamos a algunos bares. Hasta nos vamos a ciudades vecinas para cambiar de aires. He dejado de trabajar hace poco, así que tengo mucho tiempo libre.

Como dije mi familia generalmente no está en casa. Estamos mi perra y yo. Cuestión que hace unos días noté que mi perrita sangraba. Bueno, lo pensé, un día  dos, y me dije porque no hacerla aparear.

Justo un día de esos nos reuníamos con las chicas en una de las casa de ella.

__¡Hola chicas!__ dije cuando llegué a casa de Romi. Ya estaban las otras.

__¡Como siempre a horario!!__ se burló Rocío, nos saludamos con un beso sonoro en la mejilla. Ya estaban tomando algún aperitivo.

Transcurría la reunión apacible y tranquila y por allí lo vi al perrazo color negro de mi amiga y se encendió mi lámpara.

En un apartado acarreando cosas le dije a mi amiga

__¡Tu perrito ya ha servido a alguna perra!

__¡Si claro, es un macho fenomenal!__ me contestó ella sin mirarme

__¡¡Me lo podrías prestar!

__¡Cuando quieras!

Seguimos tomando y comiendo a rabiar. Como siempre me saltaba la línea en aquellas reuniones interminables. Varias veces observé a aquel bello animal, que paseaba tranquilo por su parque. Pensé que sería un buen compañero para mi perrita.

Cuando nos fuimos quedando solas, Romi, volvió con el tema de su can.

__¿Y cómo haremos?

__¿Con qué?__ pregunté

__¡Con mi perrito!¡Lo llevaras tu!

__¿Vendrá?

__¡Sí está acostumbrado!¡Es muy inteligente!

__¡Bueno, si quieres lo llevo ahora!

__¿Cómo quieras?__ así que  salí de la casa de mi amiga con el enorme perro labrador negro en mi auto.  Pensaba mientras manejaba, escuchando su respirar tranquilo, pero un poco agitado a la vez, si a mi perra le gustaría aquel formidable macho.

Miraba a través del espejo retrovisor. La gran lengua rosada colgando. Mirando a un lado y a otro.  Tucho me mira de vez en cuando, su rostro es afable y parece estar cómodo y a gusto.

Llegamos a la casa y lo bajo a Tucho llevándolo de la correa. Olfatea. Mete su nariz en todos los rincones. Tal vez ya sabe de la perra alzada, por eso mueve su cola contento y excitado. Entramos y Flor se acerca también curiosa y moviendo su cola. Se huelen, Tucho ya quiere montar a flor, los llamo y los dejo salir al parque de atrás que es amplio, ilumino con las luces porque está cayendo la noche de primavera fresca, pero estrellada y con luna grande y brillante, ilumina todo el parque.

Debo ir al baño ya que he tomado tanto que las aguas quieren salir urgentes. Dejo solo a los novios recientes y desaparezco adentro.

Me he puesto la bata, sabiendo que mi esposo no vendrá en unos cuantos días, ya que está de viaje. Mis hijos, uno en una ciudad y el otro  andando en viaje de estudios. En fin, estoy sola y me sirvo un whisky. Me siento bien, espió por el ventanal y veo a los animales uno por cada lado. Tucho avanza, pero la perra, mi perra, lo rechaza. ¿Qué sucede? pienso. Será como en los humanos, que si no te gusta, no te gusta.

Dejé de mirar, pensando que hacer. Me tiré en el sofá y me quedé dormida. Desperté no sé a la hora que sería. Era de madrugada. Recordé a los perros que estaban afuera.

Abrí el ventanal. Tucho vino enseguida. Flor detrás. Los miré. La perra entró y fue a su cuartito totalmente calma y desinteresada en aquel macho que le había traído.

Tucho se sentó frente a mi y le acaricié la cabeza, el se restregó contra mi pierna. Empezó a frotarse.  Yo lo seguí acariciando, las orejas, el hocico, el seguía apoyándose en mis piernas, casi desnudas. El estiraba el hocico.

Fui a servirme otro whisky, sentía mi cuerpo que estaba empezando a calentarse. Tucho me seguía y empujo su hocico contra mi cola, no sé si olfateó o quiso hundir su lengua allí. Sentí, de todas maneras su empuje. Me estaba emocionando. Volví al sofá y lo miré sentarse otra vez sobre sus patas traseras. Asomaba su punta roja inflamada, parecía que goteaba.

__¡Pero que tenemos aquí!!¿Estas caliente?¡Mi perrita te dejo muy al palo!!__ el me miraba y tal vez pensaría, que le pasa a está loca. Movía su cabeza y parecía sonreír.

Abrí sutilmente mi bata, dejando mi cachonda cuevita depilada casi al aire, el pareció notarlo.  Movió su trompa nervioso, me estaba retando porque no se corría de su lugar, yo me estaba calentando cada vez mas, imaginando su cosa en mi conchita ardiente, ya en llamas.

__¡Ven aquí con mami!!¿Quieres que sea tu mami?

Tucho, el labrador negro, se vino despacio hacia mi. Olisqueó mi vagina que lanzaba jugos cada vez mas poderosos. Lamio despacio, como probando y eso me llevó al paroxismo, sentí que estaba muriendo de placer, mi calentura se potenció y me volví animal.

Mi almeja se baño y la lengua de Tucho escarbó mas profundamente, ya la bata se abría completamente. El animal se metía entre mis piernas abiertas y dejaban en exposición mis labios y mi clítoris mojados por la saliva del bello labrador que me lamía incesante. Intenso. Mis gemidos se soltaban de mi garganta. Era aire caliente y espeso el que me rodeaba y sacudía mis sentidos. Me estaba chupando un perro. Y era maravilloso.

__¡Anda has gozar a tu mami, ahh, ahh, que lindo animal eres, ahhh!!!__ gemía siendo su perra, haciendo lo que no había querido hacer mi propia perra.

Se paro en sus patas traseras llegando hasta mi boca, tome su hocico con las manos y le di un piquito en su nariz húmeda, pasé mi lengua por su lengua que colgaba a un costado, su colorado lápiz estaba más gordo y a punto de salir. Llegué a el con una mano y lo acaricié, el perro, dio un pequeño salto, se movió mas caliente. Se acercó a mi vagina y chocó su punta, en ese instante pensé, este animalito sabe muy bien lo que hace. Tenía experiencia, no era la primera vez que montaba a una mujer, abrí mas mis piernas y empujó su lápiz y se metió dentro de mi. Exploté en un orgasmo suculento, chorreando jugos, salpicando todo lo que estaba alrededor. Apreté su cabezota contra mis tetas.  La bola gorda se agranda dentro de mi. Es enorme. El se queda quieto y siento que expulsa litros de líquido y yo no puedo detener mis orgasmos, que son salvajes y tremendos, hacía rato que no tenía semejantes choques eléctricos, que recorre todo mi cuerpo, me convulsiono.

El se gira dejando su enorme bola dentro de mi conchita mojada e inundada de semen de perro.

Mis gemidos aturden el ambiente, estamos solos y no puedo creer que este gozando tanto de aquella cogida con mi amante perruno. Sabroso y bello animal. Tomo su cola para que no se despegue de mi. Siento como chorrean jugos entre mis piernas. El insiste en tironear para zafarse y yo no quiero, lo retengo, lo pego contra mi cuerpo que no termina de gozar a pleno, su fierro parece mas hinchado, cada vez, aunque la bola se siente ya más cómoda, es como si hubiera ido desinflando, aquel tremendo bolón.

Lo acaricio, acarició mis pezones erectos, duros, sensibles. El sale con su tremenda pija, me chorrean inmensas cantidades de jugos, se hace un charco en el piso, no pierdo tiempo y tirándome debajo de su cuerpo negro me prendo a su herramienta, sigue largando líquido, su lengua y su agitación me provocan un poco mas de calentura. Chupo su poronga, la acaricio, el se queda, disfruta, mamo como hambrienta, me desconozco por momentos, a pesar de mi nublada conciencia, pero a los segundos me olvido y gozo a mas no poder de aquella herramienta que no se desinfla, que permanece dura.

Mi boca lo traga, acarició las pelotas de Tucho que no se mueve, solo cuelga su lengua que gotea saliva, mientras yo trago y trago jugos que sigue largando dentro de mi. Masturbó al can, vuelvo a comer su pijota. Limpio su herramienta. Paso mi lengua haciendo maravillas en su espada, sigo teniendo orgasmos. Me ahogo en jugos.

Clavo los dedos en mi jugosa conchita, tengo los líquidos de Tucho aún dentro de mi, mi clítoris es tan feliz, no sé cuanto tiempo hacía que no tenía una cogida semejante.

Comienza a achicarse el miembro de mi compañero gentil. Voy cediendo con las caricias. El se mueve a un costado y se echa. Ahora se lame sus partes. Parece satisfecho, se queda quieto luego de lamerse un buen rato, yo termino mi trago, observándolo y sonriendo.

__¡Has hecho gozar a mami!¡Espero que tu también hayas sentido placer!__ su cara pareciera que entendiera y pareciera ser feliz, se acurruca en actitud de relajación, sigo desnuda terminando el trago, siento que aún chorreo líquidos, me siento salvaje.

__¡Quieres venir a la cama con mami!__ le digo poniéndome de pie, el levanta su cabezota negra, alerta. Muevo mi culo aún apetecible. Giro mi cuello y el se pone de pie.

__¡Ven!¡Vamos a dormir un rato!!__ mueve sus patas despacio, se escucha su agite. Me tiro en la cama. Busco la almohada, la pongo entre las piernas, debería bañarme, me digo a mi misma, pero siento un poco de somnolencia. Aún así hago esfuerzos y me meto en el baño. Tucho está acostado en la alfombra.

La ducha es reconfortante. Salgo perfumada, sintiéndome limpia, aunque no calmada, no satisfecha, pero mi compañero está relajado. Sabe que soy su perra. Me tiro otra vez en la cama. Lo llamo y el sube sin problemas.

__¡Veo que estas muy acostumbrado a estar con mujeres!¡Eres el noviecito de Romi!!__ digo como si alguien fuera a contestarme y lentamente voy entrando en una modorra, hasta que me quedó dormida. No sé que hora es, pero ya es noche, antes he encendido el televisor. Tucho se acurruca a los pies de la norme cama, se escucha su respirar. Parece estar profundamente dormido.

Cuando abro los ojos, veo luz del nuevo día. No se muy bien que hay en mis pies. Pienso que fue un sueño y no. Hay un perro negro lamiendo mis pies. Siento un leve cosquilleo que sube hasta mi entrepierna. Me muevo un poco y reacciono y recuerdo.

__¡Ohhh buen día, sabandija, que quieres de mami!¿No es muy temprano aún?__ digo jugando y el negro labrador se acerca a mi cara. Le doy unos besitos en su mojada nariz. Pero el me busca la boca. Saco mi lengua y el con su lengua me lame. Siento que mi sangre comienza a bullir.

Me mojo. Siento que mi vagina se empieza a abrir como un cofre. Meto un dedo allí, acarició mi botón. Me siento perra. Meto dos y tres dedos, acabo, retorciéndome totalmente desenfrenada. No dejo de chupar la lengua del can. Me siento caliente. Atrapo el capuchón del animal, está endurecido, corro su piel, quiero chupar su pijón y quiero meterlo dentro de mi.

Me pongo en cuatro patas. Me acaricio la raja, el me monta urgente, tomo su arpón y en un segundo lo dirijo a mi ojete deseoso. El empuja su aguijón, no entra, una vez, otra vez, ya larga líquido. Baja, da una vuelta sobre la cama, yo espero. Luego me muevo y voy en busca de crema. La unto en mi ojete que explota de deseo y emoción.

Me monta otra vez, lo guio y entra en mi hueco. Le detengo en la bola pero se infla su garrote y me serrucha veloz llenándome el ojete de jugos. Se prende con furia en mis caderas. Clava sus uñas en mi piel desnuda, pero siento que me desmayo de locura y placer, aúllo, el me disfruta, me riega, mi cola despide chorros entre mis nalgas firmes.

__¡Oh Tuchito, que amor, me vuelves loca, ahhh, me enfermas de placer, ahhh!!!__ gimoteo mientras la lanza del labrador va y viene en mi ojete en llamas. Luego se detiene. Corre su perno y una catarata de fluidos caen en las sabanas, dejo que se retir.er mientras acaricio mi botón y mil orgasmos encienden mi piel y mi cuerpo.

Tucho se acerca otra vez y limpia mi ojete abierto y mojado por su leche.  Pasa su lengua una y otra vez, de paso me da lengua en mi conchita, yo gozo y no paro de gozar. Me tiendo un rato a lo largo de la cama. Mete su hocico en mi zanja y llega a mi orto bonito y dilatado.

Vuelve a montarme, empuja y entra en mi colita. Tucho es un amante excelso, maravilloso. Ensarta en mi agujero y me vuelve a serruchar definitivamente. Vuelca sus líquidos dentro de mi tubo. Con los dedos trabo la pelota enorme para que no entre en mi culito porque sino me lo agrandaría sobre manera porque es muy grande.

Se infla demasiado, el se agita, su lengua cuelga, tiene  a la perra a su disposición y me coge muy rico. me caen gotas de su boca, alargo mi lengua y acaricio la de Tucho que mira con ojos desorbitados y brillantes. Sale otra vez de mi con su chorizo duro y escupiendo.

__¡Que lindo la coges a mami!¡Tu te coges a mi amiga Romi!¡Parece que no la extrañas demasiado!!__ le decía yo y el se lamía la poronga. Me acerco y se la agarro firme. Está dura, me encanta. Le pego unas mamadas, le doy unos besos y el se queda quieto panza arriba.

Me subo a su barriga y entro la lanza en mi conchita que fluye chorreando jugos. Me entierro aquella verga el tira sus patas hacia arriba pero estoy ensartada definitivamente. Subo y bajo, me entra profundo. Recorre mi vagina mientras sigue largando aguas dentro de mi. Mis orgasmos se chocan entre si. Exploto una y otra vez. Creo que voy a desmayarme de tanto placer. Mi sudor hace que se chorreen mis glúteos, mi cuello, mis tetas, mis brazos, cada poro de mi piel destila placer y sudor.

Siento que no puede ser que goce más. Caigo a un costado de la bella criatura que me ha dado tanto placer. El se queda quieto, lamiendo una vez su tronco que desfallece. Lo dejo tranquilo. Tendida a lo largo en la cama, pienso, que tendré que lavar las sabanas. El sol se ha levantado por completo. Estoy bañada en jugos, sudor, leche de mi amante perruno.

Me levanto para beber agua, necesito líquido. Tucho se queda tirado en la cama, es dueño absoluto de mi cuerpo y de mi placer. En eso suena el teléfono. Atiendo.

__¡Hola!

__¡Luna!¿Como va todo con mi perrito?__ se ríe del otro lado

__¡Por demás de bien!

__¿Tu perrita la esta pasando bien?

__¡No te imaginas cuanto!__ digo excitada.

__¡Y no sabes lo que gozara!¡Te lo prometo, belleza!

__¿Quieres que te lo lleve?

__¿A Tucho?

__¡Si!

__¡No tenlo, tenlo, no te preocupes!¡He comprado un nuevo animal!

__¿A si?

__¡Sí, ya veras, por ahora no digo nada mas!¡Bueno disfruta, nos vemos!__ el teléfono se colgó. Que quiso decir con eso de disfruta.

Me metí en la ducha otra vez. Me fui a comer algo y a sacar a Flor a que caminara un rato por el parque.

Al rato apareció Tucho y acercándose a mi, se metió entre mis piernas y empezó a lamer mi conchita. Flor miraba desde afuera sin entender mis gemidos, que luego se transformaron en gritos y gruñidos. Ahora me había ensartado otra vez, metiendo la bola hasta el fondo en mi cuevita caliente que ya chorreaba líquidos por doquier. Mis acabadas no tenían fin. Tucho, el labrador negro, no me soltaba, me había convertido en su perra y estaba muy bueno, me clavaba, sin miramientos y me llenaba de líquidos que chorreaban de mi vulva.

Así estuvimos días enteros. Mi perra Flor no quedó preñada, pero yo fui garchada sin césar por horas.

Cuando lo lleve a su casa Tucho quedó mirándome, y ya comenzaba a extrañarlo. Debía conseguirme otro Tucho. Romi me sonrió y antes de subir al auto me tiró un:

__La semana que viene viajo por unas semanas ¿Quieres cuidarlo?__