Luna. preludio a la gloria (1)

Este es el comienzo de una historia real al lado de mi dulce hermana Luna.

Hola, soy un asiduo lector de estos relatos. Hace ya algún tiempo que deseaba dejar fluir mis incestuosos recuerdos y compartirlos con todos ustedes en esta gran comunidad filial que ha sido para mi como un bálsamo a mis instintos mas básicos.

El relato que a continuación voy a contarles tiene que ver con mi hermana Luna, la cual es siete años menor que yo, y que dicho sea de paso es muy hermosa, su piel es blanca como la nieve y sus ojos son claros de tono aceituna. Cabe mencionar que mis padres y su servidor somos de piel morena lo cual casi provoco el divorcio de mis padres cuando nació Luna por la desconfianza de mi padre. Cuenta mi tía Clara que estuvo presente en el parto, que por cierto fue de noche, que al nacer Luna hubo un apagón generalizado en el pueblo y que la partera tuvo que auxiliarse de velas la cuales casi no ayudaban de mucho. Para sorpresa de mi padre y de los ahí presentes la piel de Luna resaltaba por su blancura en medio de la oscuridad, de ahí el nombre por el cual fue bautizada: LUNA.

Sobre su genética peculiar existen una explicación y una prueba de AND que dejaron satisfecho a mi padre, y es que el abuelo de mi madre era de descendencia francesa y sus rasgos eran idénticos a los de mi hermana. Hasta aquí una breve reseña sobre la musa de este relato.

Para continuar con esta historia les diré que mi relación con Luna era fría y distante, por siete años fui el centro de atención de mis padres, al nacer mi hermana sus atenciones se volcaron sobre ella. Eran sus finas y bellas facciones motivo de orgullo para mis padres quienes la consentían y protegían a mas no poder y yo pase a ser su protector y modelo de comportamiento a seguir por lo que la disciplina y los castigos eran mas severos sobre mi persona.

Así pasaron los años y yo intentaba por todos los medios de mantener una distancia prudente sobre mi engreída hermana ya que a la mínima queja de ella, era motivo suficiente para que mis padres me reprendieran y me sermonearan sobre mi papel de hermano modelo y protector. Con mi ingreso a la Universidad había conseguido que mis padres se sintieran por fin orgullosos de mi y eso me permitió acceder a ciertas libertades y privilegios, Luna por su lado estaba ansiosa por la llegada de sus quince años, los preparativos de su fiesta se prolongaron por mas de un año de anticipación ya que en mi tradicional pueblo, no había fiesta mas importante para una adolescente y para una familia que la presentación de su hija a la sociedad.

Mientras mis padres y hermana se preocupaban por los detalles de la fiesta que cada vez estaba mas cerca, yo por mi lado trataba de tener las mejores notas en la Facultad de Psicología y para ello me desvelaba como un loco y me encerraba en mi cuarto como un ermitaño. La casa de mis padres es pequeña y las tres recamaras que la componían se encontraba en escuadra apenas separadas por un pequeño pasillo. Por las noches de desvelo me hacia acompañar de una taza de café y un pequeño radio-despertador, con las cuales podía soportar largas horas de desvelo, aseguraba mi puerta para evitar distracción alguna, lo cual en ocasiones era difícil gracias a que los potentes ronquidos de mi padre anunciaban su incursión en el mundo de Morfeo y que hacían que se perdiera por completo, lo cual contrastaba con el débil sueño de mi madre quien debía recurrir a potentes medicamentos para poder conciliar el sueño (lo cual permito gozar de ella y será motivo de otro relato).

Cierta noche de Mayo, mes en que el calor es insoportable y lo cual nos obligaba a mi y a mi familia a dormir medio desnudos, estaba en preparación de mis exámenes de fin de trimestre por lo que después de cenar "me encerré a piedra y lodo" y les exigí a mis padres hicieran el menor ruido posible. Eran como las 2 y media de la mañana y los ronquidos de mi padre se estaban acentuando mas lo cual me puso de malas y salí de mi cuarto con la ilusa intención de reprender a mi padre. Para mi sorpresa me di cuenta que ambos dormitorios estaban con las puertas abiertas casi en su totalidad, increíblemente la luz de la lámpara de mi hermana aún se encontraba encendida, quizás por que ella era muy miedosa y solía hacerlo después de ver alguna película de terror. Camine hasta donde de encontraban mis padres dormidos, mi padre estaba terriblemente dormido y mi madre esta apenas cubierta apenas por una ligera sabana dejándome ver su espalda desnuda y los bordes de su pantaleta. Esto hizo que morbo se encendiera, pero la preocupación por el examen del día siguiente me hizo salir de mi trance.

Al pasar por el cuarto de Luna, decidí que debía apagar la luz de su lámpara, ella se encontraba durmiendo en posición fetal cubierta por una cobija de estambre rosa, que al parecer la estaba haciendo sudar de sobremanera por lo que en un movimiento repentino…. ¡zas…glup!, descubrió ante mi atónita mirada sus blancos muslos, dejándome contemplar las torneadas y exquisitas formas desde sus pantorrillas hasta su culo. Entre en un shock emocional, jamás imagine que la tierna niña fuera todo un monumento a la lujuria, sus calzoncitos habían dejado de ser las tiernas prendas decoradas con florecitas y ositos. En su lugar se descubría una deliciosa tanga azul brillante la cual se encajaba entre las carnes de su culo y cuyas telas parecían ser devoradas por los labios de su joven vulva, en los bordes de la tanga apenas de distinguía una rubia pelusa que contrastaba con el brillo de la tanga. Me quede como idiotizado por largos minutos que para mi fueron como una eternidad, contemplando aquella excitante escena, sin perder un solo detalle de su geografía erótica, mi verga estaba apunto de estallar dentro de mis calzoncillos que era la única prenda que traía puesta encima.

Un rayo deslumbro mis sentidos cuando en otro de su involuntarios movimientos movió la pierna de encima para quedar completamente "despatarrada", enviando a los suelos la pobre cobija que le cubría. En ese momento hice otro descubrimiento que me dejo perplejo, sus pechitos desnudos eran todavía pequeños pero parecían unos tiernos "volcancitos" terminados en "pico" y cuyas aureolas eran grandes y graciosamente "rosaditas". Esto hizo que me olvidara por completo de todo y que mis manos comenzaran a sudar a mares y que mis piernas temblaran de una emoción indescriptible, tanto que estuve a punto de desvanecerme en el suelo. De pronto se apodero un impulso brutal que cegaba mi razonamiento y sin dudarlo un instante estaba ahí de rodillas en su cama individual, nuevamente se coloco en posición fetal dejando su culo al aire y dejándolo a mi disposición a escasos centímetros de mi rostro enrojecido. Acerque mi nariz en donde sabia que habitaba su dulce anito, sorbí como un catador el delicioso aroma que desprendía su hoyuelo apenas cubierto por esa fina tela. Mi boca comenzaba a desprender inmensas cantidades de saliva, la cual me costaba tragar por el estado nervioso en que me encontraba, mi corazón palpitaba tan fuerte enviando grandes torrentes de sangre a mi cabeza que creí que en cualquier momento explotaría.

Estaba como poseído y nada podía detenerme, me aventure a posar mis manos sobre sus nalgas y axial pude comprobar su gentil desarrollo, tenia una extraña y profunda mezcla entre excitación y miedo de ser descubierto in fraganti, si ella despertaba y alertaba a mis padres seria mi fin…. Pero algo me impulsaba a no detenerme y decidí arriesgar un poco mas, así que deslice mis dedos entre la tela de su braguita, disfrutando de la sedosa textura de la misma y del impresionante calor que desprendían sus partes mas intimas. Conforme se incursionaban mis dedos entre los pliegues de su vulva pude notar como su piel se erizaba (como piel de gallina) respondiendo ante aquel atrevido estimulo. En este punto sus labios emitieron un suave y dulce gemido lo cual hizo que apartara mis dedos del interior de su tanga. No se si en sus sueños se sentía excitada pero su rostro estaba completamente enrojecido y se mordía suavemente los labios como si estuviera disfrutando de una película erótica. Retome mi incursión esta vez deseaba ver su culo y su delicioso coñito, así que respire profundo y usando las dos manos deslice suavemente sus braguitas hacia abajo, con suaves movimientos de una mano estiraba los resortes de su tanguita, mientras que con el dedo índice en forma de gancho de mi otra mano, jalaba hacia abajo la delicada prenda. Esta delicada operación rindió sus frutos al dejar expuestos, su rozadito y apretado culito y su carnosa y deliciosa vulva. Celebraba haber bajado su tanga muy abajo de sus nalgas y su "tesorito" estaba completamente a mi vista, me quede inmóvil unos cuantos minutos contemplando milímetro a milimetro cada detalle de ese suculento escenario. Mi verga ya no podía más y unas gotas de líquido seminal traspasaban mi truza y amenazaba con explotar en cualquier momento, respire profundo llevando la cabeza atrás, tome aire como si hubiera estado a punto de asfixiarme.

Acerque nuevamente mi rostro descarado para oler cada milímetro del culo de mi hermana, estaba tan agitado que temí que mis respiraciones se escucharan en el cuarto de mis padres. El olor del anito de Luna era simplemente embriagador, era como una droga que nublaba mi vista y pensé que una experiencia así jamás se repetiría por lo que decidí probar las delicias que me brindaba ese momento. Saque mi lengua la cual estaba impaciente por probar esos dulces rincones. Lamí con tal delicadeza que saboree cada diminuto pliegue de su delicado agujero, cubierto por una delicada capa de vellitos tan finos y dorados que daba la impresión de que se trataba de un durazno o de un dulce chabacano y que al posar mi lengua sobre de ellos se erizaban deliciosamente y provocando que dulce anito se contrajera, apretándose de forma inmediata. Esto hizo excitarme mas y coloque mis dos pulgares justo donde el anito de Luna cambiaba de color y se hacia mas oscuro y de esa forma pude abrir sus nalguitas para dejar a mi vista el tierno y retador ojete que se negaba a ser perforado por mi ansiosa lengua.

Un hilillo de baba trasnlusida escurría del interior de su vagina de mi hermanita, la cual mojo mi barbilla. Por un momento pensé que era mi saliva. Pero justo en ese momento recordé que había otro rincón que faltaba por explorar: el coñito de Luna. Los labios de su vulva estaba cubiertos por una capa de pelillos dorados apenas de medio centímetro de largo lo cual dejaba totalmente descubierto los labios menores rojos y jugosos como la granada. Dos de mis dedos hicieron la labor de separar los labios menores para dejar ver el tierno botoncito que se escondía como grano de chicharo (guisante) dentro de su vaina. Mi lengua se deleito con el dulce-amargo sabor de sus fluidos que manaban del interior de su vaginita y jugaba con la babeante textura de su clítoris.

Un brusco movimiento hizo que mi hermanita cambiara nuevamente su posición quedando completamente boca arriba. De un salto brusco me coloque debajo de su cama, el ruido de los resortes de su colchón indicaban que estaba inquieta o algo por el estilo… ¡chin… creo que me ha descubierto… este es mi fin…!, pasaron unos minutos y llego la calma, ya no había rastros de movimiento. De pronto las cobijas que estaban en el suelo se levantaron ante mi vista… mi rostro estaba apoyado en el frío suelo esperando lo peor, en otro movimiento repentino apago la lámpara del buró quedando el cuarto completamente oscuro. No se cuanto tiempo pase abajo de su cama pero casi me gana el sueño ahí abajo en mi estrecho escondite. Pasaron los minutos y una de sus manos quedo colgando inmóvil, esa era la señal que esta esperando, ni tardo ni perezoso salí debajo de su cama, no sin antes verificar que su cuerpo estaba cubierto casi por completo. No podía arriesgarme más, pero un último impulso me llevo a descubrir su cadera y percatarme que sus calzoncillos ocupaban el lugar que les correspondía. Era todo por esa noche mi atrevida aventura llegaba a su fin, salí sin hacer ruido de su cuarto y me dirigí al mío cerrándolo con seguro como siempre solía hacerlo.

Eran casi las 5 de la mañana y los cantos de los gallos anunciaban la llegada de un nuevo día, un sentimiento de culpa por lo sucedido invadía mi mente y por otro lado la preocupación por el examen que me esperaba en una horas. Mi padre era el primero en salir a ducharse para salir al trabajo, le seguía mi madre y mi hermana pocos minutos después. Apenas salio del baño mi hermana me dispuse a hacer lo propio, en el pasillo mi madre se despedía de mi con un beso en la frente, ¡que carita tienes hijito… parece que te atropello un tren…!…. ehhhh…. Si Má… eso parece…! En ese momento salio mi hermana aun cubierta con una gran toalla amarrada al torso y otra amarrada en la cabeza. Lo cual hizo que mis ojos se abrieran como platos, estaba ahí mi hermanita aún con un delicado vaporcito saliendo de su piel. Salía desesperadamente al encuentro de mi madre…. ¡Mamaaaaa…. No se te olvide que hoy veremos los catálogos de Charlie de vestidos para mis quince años….!, ¡Si tesoro….. claro que no lo he olvidado! Respondió mi mamá. Había vuelto a la rutina diaria, hice un gesto de desaprobación y sonrisa burlona. A lo cual Luna respondió, ¡quítate estorbo… piérdete de mi vista!…. Sin duda era la misma de siempre.

Una vez en el baño, observe que la tapa del bote de ropa sucia no estaba en su sitio, y mi sorpresa fue mayor al ver delicadamente enrollada la tanga azul de mi hermanita. La tome en mis manos como si se trataran de los "Rollos del Mar Muerto"…. No lo podía creer pero aún se sentía tibiecita como si apenas se los hubiera quitado, no me contuve y los lleve a mi nariz, después de lo vivido anoche era como una recompensa tener sus braguitas entre mis mano. Al desenrollar la delicada prenda me percate estaba llena de flujos amarillentos justo donde se posaba su vulva, lamí como desesperado recordando cada detalle de mi incursión nocturna, olfatee con demencia un tenue mancha marrón que indicaba haber estado metido en su culo. Termine como un loco aquello que quedo inconcluso, mi verga envuelta en esos diminutos calzoncillo, era la locura, los chorros de semen eran tan potentes que traspasaron la delgada tela de la tanga, inpactandoce en los cristales de la puerta del baño. Juro que jamás había experimentado un orgasmo de tal magnitud. Al salir de la ducha mi hermanita esta lista para irse a la secundaria, su diminuta falda tableada dejaba ver ese hermoso par de piernas, blancas y torneadas por los mismos Dioses del Olimpo, sus largas calcetas escolares adornaban con gracia sus duras pantorrillas. Esto era sin duda un viaje sin retorno a un mundo de placeres insospechados y que me estaba esperando.

Quedo para cualquier comentario o crítica a mí relato y aprovecho para brindarles mi consejo y ayuda profesional como Psicólogo en la siguiente dirección: hannibal_fck@hotmail.com

Atte. Dr. Hannibal F.

Psdata. ¡me vale m… si creen o no en mi relato, es autentico y aún gozo recordándolo…!