Luna mi Alter Ego III

Siguen las aventuras de Luna...

Acababa de despertarme y aún estaba en la cama, lo primero que vino a mi mente fue que era el cuarto día, al sentir un leve cosquilleo entre mis piernas recordé el día anterior y al momento él llenó mi mente.

Intenté recordar toda la gente a la que había conocido en los tiempos que él me había dicho recordé el súper mercado que él había nombrado, mis primas y mi vida de entonces.

Por aquel entonces aun no tenía dieciocho años y vivíamos cerca de mis primas, mi mente intentó recordar los chicos que conocía por aquel entonces y recordé que yo estaba loca por un amigo de la pandilla de ellas, un chico guapísimo que jugaba al futbol y vivía cerca de casa de ellas, enseguida rechacé a ese chaval porque años después le vi salir de una discoteca en actitud más que cariñosa con uno de sus compañeros. El resto de la pandilla tenía novia y mis primas también salían con chicos, nadie me encajaba en el perfil. No noté jamás que ninguno me mirara más de lo normal, ni ninguna historia rara que pasara a nuestro alrededor.

Además al año siguiente destinaron a mi padre y nos fuimos, no volví hasta cuatro años después, compartir apartamento con dos amigas del trabajo que mi padre me había conseguido hasta que Arturo al que conocía del trabajo me rescato un año después de esas lobas y vivimos juntos cuatro años, hasta hace un año.

Para entonces él se fue a vivir con Julián y yo me alquilé un apartamento cerca de ellos pero sola.

En este último año ellos se casaron y yo conocí a alguien, con el que acabé hace tan solo cuatro meses. Había llevado una vida sin complicaciones y de lo más aburrida, o sea que no lograba comprender en que momento mi vida se cruzó con el desconocido y mucho menos que le hice para que notara ese deje de rencor hacia mí.

A veces parecía gustarle y otras solo quería utilizarme y degradarme y por ello había invertido una considerable suma de dinero, lo cual me decía que al menos el creía tener un motivo para ello.

Miré el reloj y me di cuenta que ya llegaba tarde, me había perdido de nuevo en mis tribulaciones. Salté de la cama y me vestí a toda prisa. Llegué algo más tarde que de costumbre para encontrarme a la parejita feliz más contenta que nunca.

-¿Nena no miras el móvil?-dijo Julián-

Mientras le escuchaba saqué mi móvil y vi varios mensajes no leídos.

-Te mandé un mensaje ayer para contarte lo que estaba sucediendo –comentó Arturo-

-¿Que ha pasado? nada malo por vuestras caras.

-Ayer justo al salir tú, llamó un posible cliente. En un primer momento quedamos para hoy pero al rato llamó que estaba por la zona y para ver si podíamos reunirnos, algo informal.

Ese fue el segundo mensaje que al mirar vi que era la hora en la que estaba en el cine.

-Al final como no dabas señales decidimos que al ser informal… -dijo Julián y yo asentí-

-Total que ya es nuestro primer cliente importante-dijo un feliz Arturo-

Cuando me dijeron el nombre de la empresa casi me caigo de espaldas, tuve que dejar los cafés.

-¿No me estáis tomando el pelo?

-No cariño es cierto, a partir de hoy es nuestro-Arturo estaba pletórico-

Era la mayor empresa del sector y era nuestro cliente, ni en sueños podíamos aspirar a algo así.

-¿Cómo ha dado con nosotros?-pregunté extasiada-

-Dice que alguien le habló de nosotros-Julián cogió el vaso sonriéndome emocionado-

Los tres nos abrazamos, lloriqueamos y finalmente nos pusimos a trabajar.

No levanté los ojos de la pantalla hasta que a media mañana vibró un nuevo mensaje en mi móvil.

“-Enhorabuena me he enterado que las cosas empiezan a despegar. Me alegro.”

Era realmente preocupante que ese hombre supiera tanto sobre lo que ocurría en mi vida, pero ya empezaba a acostumbrarme.

Esa noche salimos a celebrarlo, cenamos en un conocido restaurante. Ya estábamos en los postres cuando vibró de nuevo mi móvil.

“-Espero que te queden fuerzas para seguir disfrutando de la noche en esta dirección en dos horas.”

Vi que no quedaba lejos de donde estábamos y cuando terminamos de cenar, ambos me ofrecieron terminar en su casa, pero me excusé inventándome un falso cansancio y me fui.

Entré en el curioso local media hora antes de lo acordado, así podría hacerme a la idea y relajarme.

Nada más entrar vi una plaquita en la que rezaba “Club liberal de intercambios de parejas”. Me acerqué a la barra algo nerviosa después de leer y pedí una bebida. De nuevo volvió a vibrar mi móvil.

-Estas esplendida con ese vestido; déjate llevar.

Nada más; esperé alguna instrucción, algo que me delataba lo que tenía planeado para esa noche pero nada más.

Al final de la barra una peculiar pareja me miraba, ella tendría unos cuarenta años, era muy alta, pelo negro y piel tostada. El hombre tendría algunos años más, no tan alto como ella, algo robusto y de pelo gris. Ambos parecían estar en su salsa, muy mimetizados con el lugar. Ambos charlaban y reían entre ellos.

Dejé pasar los minutos esperando a que sucediera algo, de repente la mujer de la pareja que había en la barra, se levantó del taburete y empezó a andar en mi dirección.

-Hola, ¿querrías tomar algo con nosotros?

-Estoy esperando a alguien, lo siento.

-Venga Luna, haznos el honor.

En cuando oí mi nombre de “guerra” supe que ella al menos era ese alguien.

No me desagrado la idea a pesar de no saber que me esperaba.

-A mi marido le has encantado –dijo mientras la seguía-

-Hola, soy Luna –dije al llegar frente a el-

-Encantado Luna-dijo besando la mano que le tendía-

Pidió una botella de champan y cuando nos la sirvieron mirándome directamente a los ojos me dijo:

-¿Vienes con nosotros Luna?–preguntó tendiéndome su mano-

Como única respuesta me aferré a la mano que me tendía y este apretándola tiró de mí y juntos nos dirigimos al fondo de local.

Al llegar a una cortina negra, ella adelantándose la apartó y seguimos por un pasillo. A ambos lados había una especie de reservados. En algunos la cortina que les daba intimidad estaba corrida y se oían gemidos y conversaciones tras estas. En otros las cortinas estaban a medio poner y podía verse dentro a gente manteniendo relaciones, en uno había una pareja y en otro cuatro personas. Seguimos andando y pasamos por uno en el que la cortina estaba totalmente descorrida y dentro unas seis personas retozaban tranquilamente.

-Los que tienen las cortinas puestas son para gente que aunque no les importe que les oigan no quieren ser vistos, los que por el contrario está a medias quieren ser vistos y las que están completamente descorridas son una invitación no solo a ver y oír sino a participar-me explicó él-

Seguimos andando y ella ante nosotros corrió una de las cortinas, entró y la seguimos. Dentro había una enorme cama y una especie de columpio todo estaba decorado con exquisitez en color rojo y negro.

-¿Cómo dejamos la cortina Luna?

-A medias –contesté tras pensarlo unos segundos-

El corrió la cortina a la mitad y entró detrás de nosotras.

Mientras la mujer se acercó a mí y pegando su cuerpo al mío me besó. Era la primera vez que lo hacia una mujer y me gustó la calidez y suavidad de sus labios.

Me dejé llevar recordando al desconocido, hice lo que me había pedido en su mensaje y me relajé. Ella sin dejar de besarme empezó a desnudarme mientras el sentado a los pies de la cama miraba  mientras servía el champan en las copas. Nos acercó una a cada una y ambas dimos un trago antes de devolvérselas y seguir acariciándonos, besándonos y desnudándonos lentamente.

Un ruido me hizo mirar hacia las cortinas, allí un hombre más o menos de mi edad miraba sin perder detalle de nada.

Cuando solo me quedaban las braguitas, ella me llevó a la cama y él se levantó. Me tumbé en el centro y ella a mi lado empezó de nuevo a acariciar mi estómago, subió a mis pechos y tras masajearlos bajó sus labios a mis pezones, estos depositaban pequeños besos, luego sacó la lengua y los lamió.

Su suavidad me excitaba, su delicadeza me relajaba y eso junto al champan me nublaban la mente llevándome a un sopor delicioso. Estaba encantada sintiendo esa lengua ahora por todo mi cuerpo, mientras sus manos se colaban bajo mis bragas.

Sus gráciles dedos jugaban entre los labios de mi sexo, los separaron y empezaron a acariciar toda mi rajita, mientras él sin perder detalle empezó a desnudarse.

-Mira que piel más blanquita y suave tiene Luna…-dijo ella mirando a su marido-

Este se acercó a la cama y mientras ella abría mi vulva el paso dos dedos por mi rajita; estaba excitadísima.

-¿Quieres que mi hombre te de placer? –Dijo ella suavemente en mi oído-

-Si-contesté ansiosa queriendo más-

-Haz que se corra cariño, quiero sentirla temblar de deseo-dijo ella-

Entonces  los dedos de él presionaron introduciéndose en mi vagina que ansiosa cedió a la intromisión. Jadee mientras jugaba con sus dedos, tenía la mano grande y los dedos largos. Los metió despacio y una vez dentro, los giró y los abrió, entro y salió volviéndome loca.

Ella ahora detrás de mí amasaba mis pechos y friccionaba mis pezones.

-Esta tan caliente y mojada que mi polla arde por penetrarla-la voz de él ahora sonaba más pastosa y excitada-

Sentía como el orgasmo se formaba en mi interior mientras sentía las manos de ella en mis tetas y los dedos de él entrando y saliendo de mi cuerpo, mientras ellos se miraban y hablaban.

Miré hacia la cortina y una pareja miraba junto al hombre del principio, de repente vi como él tenía la mano dentro del pantalón de ella y supuse que la masturbaba, pero lo que llamó más mi atención fue ver que la otra mano del hombre desaparecía dentro del pantalón del primero y también le masturbaba. Era excitante ver a la pareja tocarse mutuamente mientras él también lo hacía con el otro.

De repente mi cuerpo se tensó, arquee la espalda y me corrí desesperadamente jadeando, gimiendo y mirando la morbosa escena de esos tres.

-Ven –él tiró de mí levantándome de la cama-

Me sentó en el columpio y ella detrás de mí empujó mi espalda balanceándome ligeramente, me agarré a las cuerdas de los lados y dejé que mi cuerpo se balanceara en ese columpio.

Era una gozada, notaba como mi sexo aun palpitaba después del orgasmo, cerré los ojos y disfruté.

El sentado en la cama me dijo:

-Separa las piernas, deja que vea ese maravilloso coñito que tienes antes de follármelo.

Abrí las piernas y el miró entre ellas, ella volvió a empujarme con suavidad y volví a balancearme ligeramente. Era una sensación embriagadora. Estaba disfrutando indolente, cuando él se levantó de la cama, me frenó y colocándose entre mis piernas, me agarró del culo y me penetró.

-Que estrechita estas preciosa, me moría por follarte desde que te he visto entrar y he fantaseado con que fueras nuestra cita. Mira como les excita ver cómo te follo –dijo girando mi  cara con una mano-

El hombre de la pareja había sacado el sexo del otro y lo masturbaba abiertamente, el otro hacia lo mismo con él y mientras la mujer de rodillas ante ambos lamia de un sexo al otro sin parar.

La escena volvió a ponerme a cien, giré un poco y vi como la mujer del hombre que me estaba poseyendo se masturbaba en la cama mirándonos.

-¿Ves lo cachondos que están?-volvió a decirme al oído profundizando bien en mi interior-

-Sí, sí, no pares, fóllame más. Así bien adentro.

-Si nena te follaré hasta notar como te corres con mi polla y cuando la mojes con tus juguitos haré que mi mujer la limpie, para volver a follarte.

Sus palabras y su polla me llevaron de nuevo al orgasmo, gemí y grité agarrada a las cuerdas del columpio.

Aun tenia cosquilleo cuando la sacó y ella de rodillas ante él se metió la polla en la boca y lo lamio con glotonería.

-¿Te gusta mi polla que sabe a ella, verdad guarra? –le dijo el agarrándola del pelo-

-Sí, me encanta

-Pues chupa guarra, lamela bien y cuando este bien limpia volveré a follármela

-Si cariño, me encanta ver cómo te la follas-dijo apartándose-

Él se sentó en la cama, hizo que me sentara de espaldas a él y me clavó en su polla, está de nuevo llenó mi vagina y abriendo mis piernas le dijo.

-Lame su coño mientras me la follo, haz que se corra porque me encanta sentir como se corre, como aprieta en cada espasmo mi polla. Me enloquece cuando hace eso.

Se arrodilló ante ambos y empezó a lamer mi rajita al tiempo que sobaba los huevos de su marido. Los dos jadeábamos y volví a correrme en su boca con la polla de su marido en la profundidad de mi vagina.

-¿Quieres polla cariño?–le dijo a su mujer ahora con ternura-

-Si

-Ponte a cuatro patas, voy a follarte como te gusta… como a una perra.

Ella le obedeció y vi como el de pie la agarraba de las caderas y la penetraba, oía sus berridos y mirando hacia las cortinas oí jadeos y vi como el marido se corría en la boca de su chica mientras el otro se corría sobre sus tetas y en la mano de él. Que a mi lado montaba a su mujer, me puse de rodillas en la cama y metí la manos entre las piernas de ella, busqué su raja, su clítoris y lo friccioné mientras con mi otra mano agarré los testículos de él y los apreté; sintiendo como ambos se corrían me senti poderosa.

Caímos los tres rendidos en la cama, los otros desaparecieron y mientras ellos se adormecían me vestí y salí mire por última vez, ambos me sonrieron mientras gesticulaba un gracias con mis labios, después salí y corrí del todo la cortina.

Regresé a casa me di una ducha caliente y me acosté completamente desnuda, de nuevo satisfecha después de descubrir una nueva manera de obtener un placer genial.

Me despertó el sonido del móvil

-Buenos días. Ayer sé que estuviste extraordinaria, por un momento desee estar entre tus piernas cuando te balanceabas absorta.

Ni le contesté ni lo esperaba, pero no pude dejar de pensar que había estado allí y también desee que hubiera estado entre mis piernas. Ese hombre se estaba convirtiendo en el mayor de mis deseos. Me mojaba solo pensando en ser follada por él.

Trabajamos sin descanso todo el día, al final de este no había recibido ningún mensaje.

Ellos me invitaron a cenar a su casa y durante la deliciosa cena Arturo dijo a bocajarro:

-¿Nena vas contarnos que te está pasando?

-¿Por qué lo preguntas?

-por tus despistes, por el excesivo maquillaje para borrar los signos del profundo cansancio…-empezó a decir Arturo-

-Y porque ayer te vimos salir de ese club de intercambios a las tantas y con pintas de haber pasado un rato bárbaro-terminó Julián-

-Lo siento… -empecé a decir-

-Cariño no sientas nada, solo cuéntanoslo si te parece bien, sino que sepas que estaremos aquí cuando nos necesites –terció Arturo-

Cuando la primera frase salió de mi boca, todo empezó a aflorar y les conté con pelos y señales todo lo ocurrido, cada una de las citas propuestas por el desconocido… todo.

Los dos me miraban atónitos sin tocar el postre

-Vaya… no esperaba esto –dijo un Julián alucinado-

-Porque no nos dijiste algo, no te habría dejado hacerlo… no por la empresa.

-No fue solo por la empresa; en la primera cita cuando estuve a punto de salir corriendo a contároslo descubrí que me atraía la idea y decidí intentarlo. La verdad es que su elección siempre fue muy acertada y cada uno de mis amantes me trato genial llevándome a descubrir cotas de placer inimaginables.

Adoraba a mis amigos y no querían que creyeran que todo eso había sido un sacrificio, porque durante esos días había disfrutado más que en toda mi vida, pensé recordando cada polvo, cada caricia y cada orgasmo conseguido entre los brazos de mis desconocidos amantes. Nunca imaginé hacer lo que había hecho esa semana pero es realmente cierto que la vida es eso que va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes y todo eso ya formaba parte de mi vida y mi existencia.

No lo había planeado, ni siquiera lo había deseado, pero estaba sucediendo y me moría por volver a experimentar de la mano de mi desconocido.

Llevé una cucharada de postre a mi boca, saboreándolo. Perdida en mis pensamientos…

Cuando de nuevo vibro mi móvil…