Lulú

Una chica enseña a su amiga una sorpresa, pero es ella la que acaba sorprendida.

Lulú.

Carmen y Luisa cursaban 3º de Derecho, y aunque no se conocían mucho sí que habían coincidido en alguna fiesta, donde tonteaban tanto con chicos como chicas, sobre todo Carmen que era muy lanzada, casi tanto como guapa, sin embargo Luisa era mucho más tímida y no dejaba ver tanto sus preferencias.

Un buen día que coincidieron al salir de la facultad y tomando algo en un bar le dijo Carmen a Luisa.

-Porque no vienes esta tarde a mi piso, estaré sola y me encantaría enseñarte algo.

-Por mi encantada, ¿a qué hora te va bien?

-De 5 a 7 sería perfecto…¿ por cierto te gustan los perros?

-¿Los perros? Bueno sí, la verdad es que me gustan todos los animales.

-Muy bien pues a las 5 te espero.

A las cinco en punto sonó el timbre del piso de Carmen que le abrió la puerta con una gran sonrisa a su amiga Luisa.

Luisa se quedó mirando a su amiga, estaba guapísima, seguía llevando la misma ropa que por la mañana en la facultad, falda gris por encima de la rodilla con volantes, camisa blanca con pequeñas flores rojizas, y se había cambiado los zapatos por unas cómodas zapatillas de casa.

Tomaron  café y hablaron de banalidades hasta que entró por la puerta Lulú una perrita cocker de color marrón con grandes orejas y tamaño medio.

-Pero mira quien hay aquí? Si es mi pequeña Lulú, hola pequeña, como estás tú? Mira quien hay aquí, es mi amiga Luisa, salúdala. Todo esto lo dijo Carmen mientras achuchaba a su distraída perrita

La pequeña perra sólo jugueteaba con las dos chicas, y pronto se fue por donde había llegado, entonces Carmen poniéndose un poco más seria le dijo a su amiga.

-Ponte cómoda en el sillón y observa el espectáculo, ya verás cómo Lulú es una perrita maravillosa, maravillosa y muy especial.

Entonces Carmen se levantó de su sillón y se fue al amplio sofá y se sentó justo en medio, se puso cómoda cruzó las piernas y llamó a su querida perrita.

-Lulú

-…

-Lulú, vamos ven con mamá

La perrita asomó el hocico por la puerta, pero no se terminaba de decidir de acudir donde la llamaba su ama.

Entonces Carmen se sacó una de sus zapatillas y dio un zapatillazo en el suelo que restalló en el silencio de aquel salón, era una zapatilla roja abierta por detrás, muy elegante, con una suela de goma amarilla que realmente metía miedo.

La perrita acudió con ciertas reticencias, y su ama dio otro zapatillazo en el suelo, y fue entonces cuando sí que se acurrucó entre los pies de Carmen que le dio un buen par de zapatillazos que hicieron aullar de dolor.

  • ¿Por qué no vienes cuando te llamo? PLASSSSSSSSSSSSSS PLASSSSSSSSSSSSSSSS, otros dos zapatillazos cayeron  en aquel lomo marrón de la pobre Lulú que seguía aullando lastimeramente.

Entonces Lulú se empinó sobre sus dos patas traseros y apoyando las dos delanteras en el sofá metió la cabeza entre las piernas de su ama.

-Vamos , que hasta que no pruebas la zapatilla no obedeces… oh   si  mmmmmmmmmmmmmmmm si, buena chica mmmmm, vamos lame a tu ama, lame lámeme, sigue mmmmmmmmm siiiii sigue siiiiiiiiiiiiiiiiiii.

La perra que estaba sin duda muy bien adiestrada, lamía el coño de su ama con auténtica fruición, mientras que Carmen estaba espatarrada en el sofá, con su mano izquierda por encima de su falda guiaba la cabeza de su perrita, y con la derecha seguía con zapatilla en mano animando a la pobre Lulú para que no bajara el ritmo.

-PLASSSSSSSSSS sigue PLASSSSSSSSSSSSSSS sigue putita mía AUUUUUUUUUHHHHHHH MMMMMMMMMMMMMM OH SI SI SI SI PLASSSSSSSSSSSSSS AY DIOS MIO QUE RICO, SIGUE FOLLANDO A TU AMA SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII.

Lulú arrancó a su ama un orgasmo descomunal, Carmen se quedó en el sofá con la cabeza echada hacia atrás recuperándose del sofocón , dejó caer la zapatilla al suelo, y mientras Lulú la olisqueaba le preguntó a su amiga Luisa.

-Uf ,¿ que tal?

-Muy bien, la verdad es que tenías razón, Lulú es maravillosa.

-Pues sí, bueno, ¿quieres probar tú?

-Claro que sí, me encantaría… pero por favor no me pegues muy fuerte con la zapatilla…