Lujurias d adolescente seducida por pareja madura2

Segunda parte de la pareja madura que domina la vida sexual de una chica.

Aquella noche después de mi primera experiencia salvaje con aquella pareja, salí al cine con mi novio. Mi mente no podía concentrarse en la película. Todavía pensaba en mi maravilloso mediodía con Merchi y Ramón. Había sido tan morbosa, sensual, brutal que mi cabeza no paraba de pensar en aquellas situaciones vividas. Mi novio estaba centrado en la pantalla y yo la miraba abstraída en mi pensamiento. Por momentos experimentaba sensación de vergüenza en mi interior por haber sido atraída por aquella mujer y por como me había utilizado para su placer y el de su pareja, pero a la vez mi cuerpo percibía escalofríos refrescando la visión de los momentos con ellos.

Al lado de mi novio Marcos me sentía culpable por mi infidelidad con él sin embargo al haber sido con una pareja lo veía como algo diferente, como una experiencia íntima pero no amorosa que había surgido pero que quedaría en mi intimidad  como muchas de las veces que me masturbaba sin expresarle lo que soñaba ó lo que me excitaba.

Sentía temor por volver a la cafetería pero a la vez una ganas irrefrenables de poder verles de nuevo. ´Me gustaría decirle a Marcos que estaba cansada e irme  junto ellos pero a la vez me sentía en la necesidad por mi sentimiento culpable de satisfacerle a él. En la intimidad de la oscuridad de la sala, él me acariciaba mi mano con la suya. Aunque ya me había aseado perfectamente, mi sensación era la de tener todavía el esperma caliente de Ramón encima de mis pechos y los labios de Merchi lamiéndolo. Me daba la impresión que mi novio podía percibir ese aroma de vicio que yo todavía tenía clavado en mi nariz. A la vez mientras mis pensamientos seguían turbados, mi excitación física continuaba acompañada de todas la imágenes que se paseaban con rapidez en mi mente.

Salimos del cine y nos dirigimos con el coche a un lugar apartado. Marcos quería disfrutar conmigo también y yo necesitaba desahogarme de nuevo para matar mi nerviosismo interno. Después de unos momentos de besos y caricias en la parte trasera del coche yo sentí la necesidad de darle placer. De que aunque no supiese porque, recibiera un tratamiento especial. Lo desnudé y empecé a lamerle y besarle con detalle todos los rincones de su cuerpo. Mientras lo hacía me daba la impresión que aparecerían Merchi y Ramón y  me ordenarían lo que debía hacer. Esa sensación me ponía a cien. Me entretuve chupando todo su falo  notando como su respiración se agitaba con las idas y venidas dentro de mi boca. Muchas veces nos conformábamos mutuamente cuando estábamos en el coche con realizar sexo manual u oral, pero hoy debía ser diferente. Lo miré a los ojos y situándome encima dejé que me rozase por encima de mi braguita. Notó que estaba absolutamente empapada y deseosa. Pero no sabía que hacía solamente unas horas estaba llena por mis 2 agujeritos. Creo que mi ano todavía estaba dilatado. Lo notaba al rozarme por encima de mi braguita. Marcos apartó la tela y enchufó su instrumento dentro de mí. Yo comencé a cabalgarlo mientras llevaba sus manos a mis pechos. Disfrutaba la situación pero seguía con fantasías sobre mi mediodía. El conjunto hacía que disfrutara tan profundo que mis movimientos se aceleraban con mi deseo. Alcancé rápidamente un orgasmo mientras el gemía con mis elevaciones y bajadas.

Salí de su miembro y sabiendo lo que le excitaba totalmente, me lo metí en el medio de mis tetas y mientras lo apretujaba en el medio le susurré que quería sentir su leche caliente sobre ellas. No tendría a Merchi para limpiarlas pero recrearía de nuevo la situación mi mente. Aquello a Marcos le volvía loco. Ver mi lengua lasciva mientras mis tetas subía y bajaban masturbando su polla. Empezó a jadear y sentí que aquello iba a explotar. Acerqué mi lengua para sentir sus primeros chorros y manteniéndola fuera dejé que su leche resbalara por ella hacia mis tetas. Como desearía que ella estuviese allí para limpiarme…

El día siguiente fue como todos. Universidad, comida, estudio, y, tocaba gym de nuevo. Después del mismo iría con mis amigas de nuevo al café como siempre pero aquello me mantenía nerviosa durante la clase.

Llegamos mis 3 amigas y yo. Ramón saludo al entrar sin apenas mirarme y nos sentamos en nuestra mesa habitual. Merchi se acercó para atendernos y después de hacerlo se sentó con nosotras para comentar nuestras novedades.

Yo me sentía tensa con sus miradas. Casi me desnudaba con las mismas a la vez que me preguntaba que había hecho el día anterior. Le contesté tímidamente que había ido al cine con Marcos. Me comentó que me habían enviado un par de whatsapp en la mañana y que no les había contestado. Es verdad que los había leído durante mi estancia en la universidad y que me habían puesto cachonda pero no me había atrevido a contestarlos. Su contenido era: Ramón está muy caliente pensando en ti y no quiero follármelo sola. Me disculpé por no responderles. Ella respondió mientras tocaba mi trasero: Tendremos que darte unos azotes por desatender nuestros mensajes. Mis amigas Raquel, Cris y Mirian rieron la ocurrencia, pero solo yo sabía que aquello tenía un doble sentido…Me atreví a mirar a Ramón que nos había escuchado y clavaba su mirada en mi cuerpo. Mi mente pensó: Puedo desaparecer y no volver jamás pero a la vez deseaba saber que más me podría esperar.

Continuamos conversando. Mis miradas también se escapaban hacia Merchi, ya que, aunque siempre vestía elegante y sexi, aquel día estaba especialmente seductora. Llevaba una camiseta rosa, como las que ella usa habitualmente que marcan su figura, una falda de cuero negra y unas botas también de piel negras pero altas de las que llegan hasta encima de la rodilla. Verla mover cuando Ramón la solicitaba para llevar unas consumiciones a una mesa era una delicia para mí. Cris hizo el comentario sobre que coqueta y sexi estaba siempre nuestra amiga. La miré casi sintiendo celos por haberse fijado también en lo atractiva que vestía Merchi. Era como si por una aventura con ellos lo percibiese como que eran de mi posesión ó más bien al contrario que ellos decidían sobre mí. Les pertenecía.

Propusieron jugar una partida al scrable para amenizar un poco la noche. Así hicimos mientras yo observaba que el bar se iba quedando desierto. Deseaba estar a solas con ellos de nuevo después de los mensajes que había recibido. Aunque disfrutaba jugar  con mis amigas, aquella partida se me estaba haciendo eterna. Tenía pensado en cuanto acabara y viese que pronto cerrarían, decirles que los esperaba para estar con ellos de nuevo. Mirian con su habilidad habitual en el juego consiguió vencernos como en otras muchas ocasiones. Por supuesto yo no tenía mi mente muy concentrada pero eso no era excusa para no haber ganado. Otras veces con plena concentración tampoco lo había conseguido.

Mirian y Raquel se dirigieron a la barra para pagar e irse. Solo quedaban 2 varones que conversaban sobre negocios en la mesa de la esquina. Y por supuesto Cris y yo. Sabía que Cris era taciturna como yo y que al final siempre éramos las dos últimas en marcharnos de manera habitual. Además ella los fines de semana acudía a trabajar allí con Merchi y Ramón para poder sacarse un extra que le ayudase con los gastos universitarios, y por eso también en muchas ocasiones durante la semana, y mientras yo ojeaba una revista, terminaba de recogerles alguna de las mesas o les ayudaba a barrer el local.

Seguí sentada en el sillón mientras Cris se había ido al servicio, cuando Merchi se acercó y se sentó a mi lado. Pensé que me diría algo relacionado con el día anterior, por lo que mi vello se erizo y sentí una vibración interna, pero me hizo la siguiente observación: Te debemos enseñar normas y una de ellas es que aunque vengas del gym, procúrate ropa para después del mismo y preséntate aquí con la ropa adecuada para sentir que eres nuestra zorrita. Esto me descolocó ya que los deseaba y me hizo sentir detestada. Pero en lugar de sentirme mal con la observación, consiguió que rápidamente recorriera todo mi ropero visualmente pensando en lo provocativa que me pondría. Y le respondí: Lo siento pero así lo haré para vosotros. Ella me miró fijamente y penetrando con su vista entre mis prendas deportivas me dijo: Tienes media hora para acercarte a tu casa y volver con lo más adecuado según mis indicaciones. Levantándome como un resorte le indiqué que cumpliría con sus recomendaciones y que me cogieran en el portal en treinta minutos. Agarrándome del brazo y haciendo presión con sus dedos aseveró: Media hora te queremos ver aquí de nuevo.

Salí nerviosa, mi corazón palpitando. Me había olvidado hasta de despedirme de mi amiga Cris. Eran las doce y cuarto de la noche cuando entré por la puerta de mi casa. Mi padre aún estaba de pie y al entrar con tanta fogosidad me preguntó si ocurría algo. Le contesté mientras corría hacia mi armario que mis amigas habían decidido ir a otro local porque era el cumpleaños de una de ellas y que debía ponerme presentable. Ojeé mi fondo de armario con lentitud, quería sorprenderles. Cogí un conjunto de ropa interior negro, braguita y bra muy elegante que tenía sin estrenar desde el día de mi cumpleaños. Me lo probé delante del espejo con unos zapatos de tacón del mismo color y me vi exuberante. Mis voluminosos pechos asomaban por encima de las copas del bra y mi culito quedaba perfectamente moldeado con la braguita. Decidí una blusa semitransparente de idéntico color. Dudaba que vestirme en mi parte inferior, falda corta, de cuero, pantalón, legging. De repente salió mi perversión a flor de piel. Había tomado una decisión. Me desvestí completamente, agarré mi conjunto con liguero y medias negras. Ahora si me veía fantástica. Y, sin pensarlo  alargué mi mano para descolgar mi abrigo negro de piel y calcé de nuevo mis zapatos. No llevaría nada más por abajo. Me acicalé el pelo y me serví un poco de perfume rozando con mis manos todo mi cuerpo.

Cerré la puerta de mi casa sigilosamente para no despertar a mi madre y a mi padre que ya se había acostado. Y con aire de estrella de cine en la alfombra roja me dirigí de nuevo al local. Las luces estaban apagadas y la verja semibajada y solo de veía un pequeño reflejo proveniente de la sala que utilizan para pequeños descansos en los días de mucha actividad. Me introduje por debajo de la verja y abrí la puerta. Allí en la penumbra apareció Merchi que muy seria me observaba. Me paró con su brazo y dio un paseo silencioso a mi alrededor observándome. Me excitaba su forma de mirarme tan penetrante. Se situó enfrente y comenzó a desabrochar los botones de mi abrigo. Viendo que no llevaba nada más que mi sexi conjunto debajo comentó: Ahora sí estás como debe estar un putita. Fijó de una palmada la mano en mi culo y me empujó dirigiéndome a la habitación. Me hubiese gustado que me besara pero me encantaba ese desaire. Era su niña zorrita para ellos, para esos maduros que me habían hecho sentir una perversa el día anterior. Movió la cortina y ahora sí que mis piernas empezaron a temblar. No sabía si era excitación, vergüenza, timidez. Hubo de volver a palmear mi culito para que entrase.

Allí estaba mi amiga Cris encima de una mesa de comedor que tenían totalmente desnuda. Sus manos unidas por unas esposas y sus piernas totalmente abiertas y atados sus tobillos por unas cuerdas en las patas de la mesa. No contaba con ella allí y menos en esa situación. La había visto desnuda en los vestuarios del gym pero aquello no era igual. Ramón permanecía echado en un sofá solamente con un bóxer y según me vio como iba vestida no pudo reprimir el dirigir su mano hacia el bulto que destacaba en aquella prenda.

Merchi permanecía detrás de mí todavía vestida y con sus manos acabó de sacarme el abrigo. Mi boca se  había secado al tener a mi amiga así encima de la mesa. La jefa me miró y empujándome hacía el lado de la mesa donde estaban los tobillos atados de Cris me dijo: Dale placer a esta viciosa de tu amiga. Hazla gritar de placer.

Cris tenía 20 años y yo sentía buena química en las conversaciones con ella pero no esperaba que ella también estuviese sometida a ellos y que además fuese yo su artículo consolador en ese momento. Tenía una figura linda moldeada por el gym. Sus pechos eran pequeños, muy redonditos pero tenía unos pezones de aspecto duro y ligeramente alargados. Tenía un piercing en su ombligo y lucía con el vello púbico muy rasurado. Sus piernas eran alargadas y sus muslos algo rellenitos pero completamente macizos. Tenía su mirada viciosa  y arqueaba sus piernas con ganas de que empezase cuanto antes.

Notaba mis manos sudorosas por la situación. Me entretuve dando una vuelta a la mesa y observándola. Pensé en que se habrían propuesto Merchi y Ramón para aquella noche. Aunque sabía que ellos controlaban la escena me sentí dominadora de Cris con mi atuendo y mis tacones. Me estaba excitando ver que deseaba que la tocase mientras me entretenía mirándola. Alargué un brazo y con mis dedos recorrí sus labios. Ella los entreabrió y dejé que me succionara 2 dedos dentro de su boca. Tenía enfrente a Ramón que yacía en el sofá observando y seguía acariciando su bóxer. Merchi permanecía impasible a la espera pero lanzaba su ofensiva con palabras: Como no la hagas disfrutar como debe recibirás un castigo.

Lancé mi boca recorriendo su cuello y bajando hacia el tórax alrededor de sus pechos. Percibía su piel muy cálida en mis labios. Según iba recorriendo más sus pechos notaba que sus pezones se iban erizando más. Apreté con mi mano uno de ellos , la miré con mis labios entreabiertos y me lo introduje entre ellos rozándolo con mi lengua. Ella lanzó su primer gemido y estiró sus manos esposadas hacia mi cabellera. Inmediatamente Merchi la apercibió de que estaba prohibido tocarme. Nunca pensé que saborear a mi amiga me resultase tan delicioso. Me entretuve en sus duros pezones a la vez que con una mano iba acariciando su  vientre acercándome a su sexo. Ella elevaba su vientre con ganas de que mis dedos llegasen a él. Acerqué mi cara a su monte de venus y mi nariz percibió aquel aroma que desprendía su coñito muy agradable. Miré a Ramón y vi como ya acariciaba su polla directamente y con la sensación en mi vista de que estaba muy gorda y excitada. En ese momento sentí una fuerte palmada de Merchi en mi culo y agarrando mi cabello enterró mi cara en aquel coñito. Sentí  su humedad en mi cara. Según iba moviendo, con su mano agarrada a mi pelo, mi cabeza arriba y abajo con lentitud, yo iba recorriendo aquella cueva mojada. Me dejaba que me entretuviese en su clítoris y volvía a moverme por su rajita hacia su culito. Mi amiga estaba excitada con ese movimiento acompasado en su sexo y gemía según introducía más profunda mi lengua dentro del mismo. Yo estaba notando que mi braguita estaba mojándose con mi calentura y Ramón cada vez tenía su instrumento más gordo con las caricias de sus manos. Merchi soltó mi melena y vi como comenzaba a sacarse la ropa. Desearía que me clavase otra vez con aquel arnés mientras yo lamía a mi amiga. Se situó detrás de mi y dejó mis pechos al aire mientras yo notaba que el clítoris de mi amiga estaba a punto de estallar en mi boca. Aquello sucedió solo segundos más tarde. Se contorsionaba con mi lengua degustándola mientras Merchi no paraba ahora de acariciar y besar mi cuerpo por detrás. Me encantaba sentirla haciéndolo.

De repente vi como Ramón se levantaba y se dirigía hacia a mi. Pensé que me iba a follar mi boca como la anterior ocasión por su mirada viciosa y su forma de acariciarse. Pero separó a Merchi, me levantó con sus brazos, me subió a la mesa y me situó de rodillas mirando hacia la cara de mi amiga. Noté como arrastraba por la cintura a mi amiga hacia el borde de la mesa. Separó mi braguita, elevó mi culito un poco más y metió su lengua en mi coñito cachondo. A la vez noté por la reacción de la cara de Cris como clavaba su polla dentro de ella. Empujaba con fuerza hacia adelante y hacia atrás y yo veía como mi amiga disfrutaba y además sentía su lengua. Según fue acompasando sus movimientos, Merchi también se subió a la mesa por la parte de la cabeza de mi amiga. Se acuclilló con su coñito muy cerca de la cara de ella y comenzó a rozarlo con su mano. Cris sacaba su lengua con fuerza con ganas de rozarlo pero ella no se lo acercaba lo suficiente. Ramón agarraba mi culito con sus dos manos y cada vez metía su lengua más adentro jugando con ambos agujeritos. Yo estaba totalmente viciosa sintiendo aquello y viendo como Merchi se masturbaba muy cerca de la cara de Cris.

Aquello era el delirio. El ambiente totalmente perverso y con gemidos que salían de todas las gargantas. Un empujón más y Cris volvía a estallar en otro orgasmo con aquella polla dentro de ella. Merchi al sentirla cerró sus ojos masturbándose más intensamente y comenzó a correrse. Pero según iban bajando de volumen sus gemidos empezó una nueva sorpresa. Merchi estaba orinando encima de la cara de mi amiga y ella degustaba aquel líquido como el más delicioso licor de reserva. De su boca salían borbotones de orina y Merchi agarrando mi pelo con fuerza dijo: Bésala. Increíblemente no sentí asco ninguno o no me dio tiempo a pensarlo pero me abalancé con mis labios sobre la boca de mi amiga sacando mi lengua como poseída y degustando aquel maravilloso licor caliente. Notaba como ella seguía disfrutando con la polla de él dentro y a la vez como compartíamos aquel líquido que nos había regalado ella.

Merchi descendió de la mesa y le hizo una seña a su pareja. Ella agarró su polla la acercó a nuestras caras y nos ordenó sacar nuestras lenguas que estaban muy juntas. Comenzó a masturbarlo con intensidad. Aquello estallaría al lado de nuestros labios. Abrimos las dos la boca  con ganas de sentir aquel esperma caliente y la habilidad de la mano de Merchi hizo que  empezara a disparar leche hacía nuestras caras. Me gustaba seguir saboreando a mi amiga con aquellos licores entremezclados. Estaba loca besándola pero todavía no me habían dejado a mi llegar al éxtasis. Y, mi conejito pedía totalmente mojado que lo hicieran reventar.

Me ordenaron bajar de la mesa. No sabía que me iba a esperar pero no importaba de la forma que me diesen placer o quién me lo diese pero lo necesitaba. Le quitaron las esposas a Cris y le desanudaron los tobillos. Le dieron un beso en los labios como de agradecimiento. Yo permanecía de pie ignorada por un momento pero esperando mi ración.

Merchi se acercó a mi y agarrándome por la cintura me acercó a ella. Lentamente dirigió sus labios a mi oreja y me susurró: Debes mejorar dando placer, esta ha sido tu primera lección con tu amiga. Vístete zorrita y vete que hoy ya hemos terminado.

No podía ser. Estaba totalmente caliente y me dejaban así. Cogí mis cosas algo molesta y me fui casi sin despedirme. Llegué a mi casa y al meterme en mi cama pensé: Verán el próximo día lo putita que puedo llegar a ser.

Gracias a los lectores

Dannyx