Lujurias adolescente seducida por pareja madura 3
Nueva aventura de nuestra adolescente totalmente adentrada en el mundo de la sumisión por nuestra pareja. Experiencia inolvidable en una gran bacanal
Mi lado lujurioso seguía creciendo con todas las aventuras que me iban ocurriendo con mis amos Merchi y Ramón. Me di cuenta que les pertenecía según me iban sometiendo a nuevas fantasías que yo continuaba aceptando de buen grado.
Tenía una doble vida. Mi relación con mi novio, el cual me daba estabilidad y cariño, y mi adorable pareja que me sometía y me convertía en putita viciosa hasta el límite. Por supuesto, con la complicidad de mi amiga Cris que estaba integrada en el grupo también.
A la hora del cierre ó en la casa de mi adorable pareja se fueron produciendo situaciones morbosas de todo tipo. Incluso llegaron a someterme con otra pareja de amigos, pero esto lo dejaré para una próxima ocasión.
Lo que me gustaría relatarles fue una de las fiestas de verano a la que fui invitada en una finca de unos amigos de Merchi y Ramón. Ha sido una de las grandes sorpresas de mi vida y una muy agradable experiencia por lo que les contaré.
Era miércoles y con el bar ya cerrado, quedábamos en el mismo mis amigos y dueños del local y yo. Me invitaron a un último refresco y comentaron que querían conversar conmigo para proponerme un plan. Nos sentamos en el sofá que tienen en la trastienda donde se guardan los secretos de numerosas orgías, y comenzamos a charlar. Merchi cogió la rienda de la conversación e inició la explicación. Les habían invitado una pareja de amigos a su casa de campo a una especial fiesta de carácter liberal-dijo. Explicó que sería el sábado en la tarde noche y que cada pareja debía aportar una tercera persona. Serían 4 parejas y su persona añadida respectiva que podría ser hombre o mujer. Además, seguía hablando, mientras Ramón escuchando no cesaba de acariciar mi cabello, lo cual era síntoma de calentura en él, debían ir todos con ropa especialmente sexi y con máscaras. Yo mientras escuchaba, observaba como crecía el bulto de Ramón en su entrepierna y sabía que como buena sumisa de ellos le debería dar placer si lo deseaba. Además la forma de hablar tan seductora de Merchi, siempre provocaba una ilusión caliente y sexi de lo que podríamos disfrutar con cualquier plan que propusiese. Continuó explicando que las parejas eran conocidas pero no los acompañantes que llevarían y que con las máscaras crearíamos una situación más excitante. Explicó quienes eran dichas parejas, y yo, conocía a 2 de ellas de haberlos visualizado ya en alguna ocasión en el bar pero no a la tercera. Por supuesto todas ellas estaban en la edad de mis amigos, cuarenta y largos o sobrepasando los cincuenta. Pero lo más importante, dijo, dirigiéndose a mí, y mirándome con vicio, es que dicha fiesta es para presumir de nuestros sumisos. Será para enseñarles a los demás el placer que pueden llegar a dar cumpliendo nuestras órdenes. Esa forma aseverativa de hablar de Merchi me vuelve loca y ella lo sabe. Además sabe como hacer que Ramón pase a la acción y yo deje que lo haga con solo mirarnos. Por ese motivo y mientras ella continuaba hablando, mi falda se había deslizado hacia arriba y los dedos de Ramón se entretenían en jugar con mi rajita. Te comportarás en la fiesta según te vayamos ordenando y esperemos que seas la buena putita a la que nos tienes acostumbrados. Seguidamente recostó su cuerpo encima de la mesa de la estancia y haciéndome una señal dijo: Ven aquí putita que hoy quiero que me des placer mientras mi marido nos mira. Cuando veía a Merchi viciosa mi cuerpo reaccionaba cachondo de inmediato. Me atrajo hacia ella y agarrando un vibrador de su bolso lo empezó a dejar resbalar por mis labios mientras yo sacaba mi lengua para satisfacer mejor a mi ama en su perversión. Ella fue desabrochando los botones de su camisa y acercaba el aparato a sus tetas para que a la vez que yo lo chupaba mi lengua también rozase sus pezones. Ramón mientras acariciaba su falo con verdadera excitación viéndonos. Fue llevando el vibrador hacia abajo y al llegar a su pantalón se entretuvo en pasarlo por encima del mismo mientras mi lengua seguía su mismo camino. Podía oler que Merchi estaba muy caliente ese día. Deseaba que me dejase mojar mis labios con su sexo y meter mi lengua dentro de él pero a ella le encantaba verme sufrir con mi deseo. Separó la máquina y ordeno que siguiese pasando mi lengua por encima de su pantalón mientras ella echándose hacia atrás apretaba sus duros pezones. Abrió el botón de su pantalón y semibajando la cremallera introdujo una de sus manos en su sexo, incrementando mi deseo de tocarla. Quería traspasar su pantalón con mi lengua y ella lo sabía. Notaba mi sexo empapado y el de ella intuía que estaba igual. Pero su decisión siempre era caprichosa y viendo que Ramón acariciaba su falo anunciando su corrida, me ordenó que acercase mis labios para recibir todo aquel chorro de leche caliente. Ella mientras había bajado ya su pantalón y se introducía entre jadeos aquel consolador que quedaba engullido entre sus piernas con su maestría de movimientos. Me ordenó: Sorbe toda la leche de Ramón y súbete a la mesa de rodillas dejándome ver tu coñito y viérteme toda la leche de tus labios en mi coñito. Así recibí toda la corrida de Ramón que chocaba contra mi garganta sin dejar escapar ni una gota y me dirigí a situarme en la posición deseada por mi ama. Tenía mi boca llena de esperma y dejé mi coñito bien abierto cerca de su boca para que notara mi excitación y deseo de sentir su lengua. Pero no lo hizo así. Le pidió a Ramón que insertase un nuevo vibrador en su boca y acercándome por mis caderas lo introdujo de un golpe en mi coñito. Yo abrí mi boca en el momento que lo insertaba y el esperma comenzó a derramarse lentamente desde mis labios a su coñito en que continuaba entrando y saliendo el otro consolador con su acelerada mano. Yo sentía que mi orgasmo debido a mi calentura, deseo y sentimiento del vibrador que insertaba con su boca continuamente en mi agujero llegaría con total inmediatez. Pero fue ella la que tensando sus piernas dejó escapar un alarido de placer inmenso. Yo aceleré mis ingles encima de su boca y quedándome quieta sintiendo la vibración del aparato mientras retorcía mis pezones sentí llegar un orgasmo que subía desde los pies hasta mi cabeza. Mientras mi cuerpo yacía encima del de ella, Ramón se acercó y nos besó a las dos agradeciéndonos el espectáculo. Me vestí exhausta y aunque en los próximos días nos veríamos la cita importante había quedado emplazada para el sábado.
El sábado, el día despertó reluciente lo que hacía presagiar que sería hermoso y emocionante lo que sucedería. El día anterior había acudido a un sexshop para procurarme algo fuese espectacular para la fiesta además de la máscara exigida. Había guardado en mi armario la pieza elegida al resguardo de la visión de mis padres. Me vestiría después en la casa de Merchi y Ramón. Había sonado el teléfono con la llamada de mi novio que había sido mentido sobre una supuesta fiesta de cumpleaños de una conocida a la que había sido invitada. Por un momento y sentada sobre mi cama me quedé meditando en lo que me había convertido con mi pareja de amigos y el daño que le haría a mi novio si algún día detectara la realidad pero a la vez, la sensación de vicio y morbo invadía mi cuerpo y deseaba vivir más experiencias con Merchi y Ramón. Abrió la puerta mi padre y me despertó de mi lujurioso pensamiento que había comenzado a correr por mi mente pensando en lo que me esperaría en la tarde-noche. Ayudé a mis padres con las labores cotidianas de la casa y después de comer me desperezé un rato viendo la televisión en el sofá. Pero mi mente no me dejaba relajar como deseaba.
A las 6 y como habíamos acordado bajé al portal con las bolsas que contenían mi especial atuendo y apareció Merchi con su coche para recogerme. Nos dirigimos a su casa y al llegar nos recibió Ramón con un cocktail especial preparado para la ocasión. Brindamos y bebimos deseándonos un gran disfrute en la fiesta y comenzamos la ceremonia de vestimenta que llevaría puesta cada uno de nosotros. Él fue el primero en avisar que estaba preparado. Vestido con un polo negro ajustado, un pantalón vaquero del mismo color y mostrándonos la careta diabólica que se había comprado hizo que pusiéramos una sonrisa de complicidad. En su mano sujetaba una fusta que movía amenazante. Al rato Merchi anunció también su puesta a punto y les dije que en un minuto terminaba. Salí al salón y mi ama, como habitualmente, estaba espectacular. Había puesto un vestido con tirantes de piel negro que sujetaban una fina tela ajustada a su torso semitransparente en color gris y que terminaba con una parte baja en piel negra por encima de las rodillas y semiabierta por ambos lados hasta la cintura. Lo acompañaba con una medias de amplia rejilla y unos zapatos de alto tacón. Espectacular y sexi. A la vez llevaba una máscara que cubría sus ojos y hasta la mitad de su cara. Hubiera deseado que la fiesta comenzara allí mismo. Y allí estaba yo, la exclamación de Ramón no dejo duda de que estaba realmente perversa. Legging en tono gris en tela fina semitransparente, corset en cuero negro describiendo perfectamente mi torso e insinuando concisamente el inicio de mis senos, zapatos con tacón de aguja de una altura considerable y máscara en piel cubriendo mis pómulos y mis ojos. Desfilé un momento delante de los ojos de mis amos y ellos asintieron y elogiaron que sería la mejor putita de la fiesta.
A las 20:30 bajamos al parking y nos montamos en el coche de Ramón. Cogimos la autopista mientras sonaba Maná en el reproductor de CD. En unos poco kilómetros ya habíamos tomado la salida y nos encaminamos por una carretera comarcal atravesando varias zonas residenciales de chalets adosados hasta que comenzaron a emerger grandes casas coloniales. Una de ellas era nuestro destino por lo que Ramón timbró en el portalón para que la puerta automática iniciara su apertura. Nos adentramos a través de un camino con frondosos árboles y allí apareció aquella magnífica mansión. Nos vinieron a recibir los anfitriones, una de las parejas que ya había conocido en el bar de mis amos, y después de los besos de recibimiento nos invitaron a entrar. Según nos desplazábamos por un pasillo decorado con magníficos tapices, nos fueron indicando que las demás parejas y sumisos/as correspondientes ya habían llegado y que toda la fiesta la realizaríamos en un gran salón que habían decorado para la ocasión.
Nos abrieron la puerta de entrada a la amplia estancia y allí estaba el resto de la gente. A pesar del ambiente de penumbra con luces indirectas en las esquinas que habían creado se adivinaba una decoración de lujoso mobiliario. A la izquierda había una barra de bar que estaba atendida por una chica con un cuerpo excepcional vestida para la ocasión y por supuesto con su antifaz correspondiente. En el centro y sentados unos enfrente a otros en 2 amplios sofás de piel roja estaban el resto de invitados. Además y cerrando el cuadrado formado, había en uno de los lados 4 grandes velas que iluminaban tenuamente el centro del salón y por el otro lado un mueble de sodomización preparado con grandes correas y varios elementos de bondage a sus pies. Una hermosa alfombra aterciopelada cubría el amplio cuadrado. La camarera se acercó con una bandeja llena de copas de champán y las 12 personas asieron una en la mano, proponiendo los anfitriones un brindis por la velada que nos esperaba. Aclararon que ya que todos teníamos nuestra respectiva máscara haríamos las presentaciones según fuese transcurriendo la noche y nos fuésemos desposeyendo de la misma. El espectáculo de diferentes y sexis vestimentas era auténticamente sensual y caliente. Por la poca luz existente y las máscaras me costaba diferenciar cual era la otra pareja que conocía.
Regresó de nuevo la sexi camarera y tomando la iniciativa de la fiesta ordenó: Cada pareja se situará sentados en una esquina de los 2 sofás existentes y los sumisos acudirán con ella al centro de la alfombra. En ese momento me di cuenta que en el rol de sumisión estábamos 3 chicas y un chico. Una de las chicas aparentaba en su cuerpo una edad jovial similar a la mía, al igual que el chico y la otra chica me parecía algo más mayor pero no lo podía confirmar al no ver los rasgos de su cara. La siguiente orden llegó de la camarera. Cada sumiso/a acudiría a situarse con una de las parejas que no fuese la de sus amos y durante un tiempo que ella avisaría podrían palparla por encima de sus ropas y besarlos si lo deseaban. Cuando diese el aviso habría un cambio de pareja para que al final todos los sumisos hubiesen sido tocados por todas parejas menos por la propia a la que perteneciesen. El juego y la noche habían comenzado. Yo me encaminé a una de las parejas con nervios por lo desconocido pero con ganas de que el juego comenzara. Me hicieron sitio entre ambos e intentando ver como se acomodaban el resto de compañeros entre sus parejas comencé a sentir como 4 manos ansiosas se paseaban por mi cuerpo. En ese justo instante recibí una imagen en mi mente de mi novio, pero en lugar de tener culpabilidad en mi mente, me hizo sentirme como una puta cachonda y deseada percibiendo aquellas manos. Ambos recorrían lentamente mi cuello con sus labios bajando hacia la parte de los pechos que sobresalían del corsé. Yo sentía solamente y vi como los dedos de ella se acercaban a acariciar mis labios. Los entreabrí para que pudiese mojar sus yemas con mi lengua. Oía como sus respiraciones se iban acelerando por el deseo. Él se había puesto de rodillas y pasaba su lengua deseosa por encima de mi legging recorriendo mis piernas y mis muslos como pretendiendo traspasarlo. Ella mordía mis labios y entrelazaba mi lengua con la suya mientras cogía una de mis manos y la introducía por debajo de su falda por encima de su braguita. Noté al instante su telilla muy mojada y al sentir mis dedos rozándola clavó su lengua totalmente en el interior de mi boca. Esto hizo que mi pelvis reaccionara deseando que la lengua de su pareja traspasara mi vestimenta.
Apareció la camarera de nuevo y anunció un cambio de pareja pero en este caso los sumisos podrían ser ya desnudados y utilizados por ellos pero sin penetración alguna. Me dirigí a mi nueva compañía ya caliente por el contacto con los anteriores. Con sus miradas ya me desnudaban mientras sacaba las ropas de ella. Aparecía ante mis ojos una mujer regordita, con unos senos protuberantes y unos muslos semiabiertos que dejaban ver un coñito totalmente afeitado con unos labios vaginales sobresalientes. Esto último constituye para mí un objeto de deseo de la mujer que los posee así. El me esperaba de pie y deslizando las manos que tenía detrás hacia adelante balanceó una fusta que acabó estrellándose en la carne de mis senos que sobresalían del corset. Y, haciéndome una seña me ordenó que me arrodillase delante del sofá en el que yacía su mujer acariciándose con sus manos. Poniendo una bota sobre mi espalda e inclinándome con su peso hacia adelante me dijo: Cómete a la zorra de mi mujer que necesita sentir tu lengua. Ella solo tenía un deseo que adiviné al instante. Abrió su piernas completamente y con su mirada me invitó a devorar los labios de su sexo. La excitación que tenía, producida por su anterior acompañante, hacia que sus labios íntimos estuviesen semiabiertos y con aromas de lujuria. Sentí como así arrodillada, la fusta impactaba en mi trasero con fuerza invitándome a que no perdiese el tiempo en mi cometido. Así lo hice de inmediato viendo como esa rolliza mujer agarraba entre sus manos sus grandes pechos empujándolos hacia su propia boca. Gimió según sintió mi primer lengüetazo húmedo en su hermosa rajita. Me sentía una putita feliz dando placer a aquella señora. Con una mano agarraba mi pelo con fuerza haciéndome saborear más intensamente sus labios y su clítoris. Su pareja permanecía de pie observando y acariciando su pene que había sacado de su pantalón hasta que te repente y en un movimiento abrupto, agarró mis leggings por detrás con sus 2 manos con fuerza haciendo que la tela se rajase, dejando todo mi trasero al aire y solo protegido con la tira de mi tanga. De rodillas detrás de mi sentí como agarraba mi pelo llevando mi cabeza hacia atrás y dándome una dura palmada con su mano en mi trasero escuché: Hazla que llegue a un orgasmo o sentirás un duro castigo con la fusta en tu culito. Dijo esto mientras sentía el mango de su fusta pegado a la entrada de mi ano. No sabía si deseaba más el orgasmo de aquella hembra con su coño totalmente humedecido entre mis labios ó que aquella fusta me diera mi merecido en mi ano. Me volvía loca y caliente la dureza de sus palabras y hacía que sintiese la telilla de mi tanga todavía más humedecida. Ella subió mis manos hacia sus enormes tetas y el me sugirió que se las apretase, mientras con mi lengua y en movimientos lentamente circulares no daba descanso a su clítoris. Jugaba con su deseo de estallar por lo que aflojaba el movimiento rítmico de mi lengua cada vez que notaba que sus jadeos iban en aumento y mi deseo de castigo. Pensé que el no lo había percibido pero rompiendo la telilla de mi tanga y escupiendo 2 veces en mi ano sentí como el mango de aquella fusta se introducía lentamente en mis entrañas. Lancé un pequeño alarido, mezcla de dolor y placer pero el movimiento iniciado por aquel falo artificial dentro de mi culito provocó que mi lengua adquiriera la velocidad exacta para que aquella zorra explotara en un orgasmo sensacional inundando de jugos mi boca. Escuchaba los jadeos de todos en la sala y percibía que el disfrute era total.
Apareció de nuevo la camarera y anunció un nuevo cambio de pareja. Y por supuesto el juego precedente: Penetración múltiple. Observé como todas las mujeres de las parejas se ajustaban unos arneses con grandes falos y dirigiéndome a mi pareja siguiente vi como ella con ojos de depravada que adivinaba a través de su antifaz y chupando la polla de su pareja me indicaba mientras acariciaba aquel falo de duro cuero que me sentara directamente encima del mismo. Me senté a horcajadas encima de ella y me introduje con total deseo aquel tronco en mi coñito. Era extremadamente duro y gordo pero lo necesitaba. Ella abrió mi corsé y mis tetas saltaron al aire mientras seguía cabalgando. No dejaba de lamer aquella polla babeante la maldita viciosa. Ella empujaba con las manos en mis tetas para que sintiese más la penetración. Y de repente cuando mi orgasmo amenazaba con partir mi espalda me detuvo sacando aquel falo de mi coñito de inmediato. Pasó de inmediato el a ocupar su lugar en el sofá y de un impulso tenía su polla insertada dentro. Pero ella aplicando vaselina con total maestría en mi ano y situándose detrás introdujo aquel elemento extraño en mi culito. Empezaron su movimiento bien coordinado y aquello era una delicia. No podía dejar de jadear. Miré a mi lado y la escena que acabó por volverme loca. La pareja anterior, la señora con aquellos grandes pechos, montaba el culo del único hombre-sumiso que había en la fiesta mientras su marido orinaba toda la cara del mismo. Me moví más rápido y noté como aquella polla que llevaba dentro de mi coñito palpitaba velozmente llenándome mi coñito de esperma muy caliente.
Yo estaba loca pero apareciendo la camarera de nuevo mando detener los movimientos y que los sumisos nos quedásemos en el centro de la sala. Ahora las parejas follarían o harían lo que quisieran entre ellas mientras miraban como nosotros haciendo un cuadro entre los cuatro hacíamos estallar de placer a nuestro sumiso siguiente. Así nos colocamos y a mi me tocó entre las otras dos chicas. El coñito de la que me tocaba chupar estaba exteriormente totalmente empapado de esperma dejado ahí por alguna pareja. Sentí que la chica a la que yo entregaba el mío había empezado ya a jugar con sus dedos dentro de mí. Pero lo más excitante era ver como las parejas se entremezclaban en el sofá sumiéndose en una gran bacanal. Sentía con aquella visión mientras entregaba mi lengua a aquella desconocida y mientras sentía unos dedos que follaban mis dos agujeritos y una lengua que maltrataba positivamente mi clítoris que tendría uno de los mejores orgasmos de mi vida. Pero lo más excitante fue ver a mi ama Merchi totalmente empalada, mientras me hacía gestos obscenos mirándome, estallar en un orgasmo descomunal. No pude resistirlo y comencé a gemir como una loca pero el momento ya había estallado con una orquesta de gemidos y orgasmos en cadena en aquella sala.
Apareció la camarera de nuevo y pulsando un mando a distancia elevo la luminosidad un poco a la vez que nos ofrecía unas copas de champán y ordenándonos a todos sacar ya nuestro antifaz. Ahí vino mi gran sorpresa: La persona que me había llevado a mi gran orgasmo era mi prima Elena. Nos quedamos petrificadas un instante pero impulsivamente y dándole mi agradecimiento brindé con ella y la besé en sus labios. Al final todos agradecimos la magnífica velada.
Gracias a los lectores esperando vuestras opiniones.
Dannyx