Lujuria húmeda
Algo entre excitante, irreal, y gracioso, pero creo es entretenido y te hace pensar.
Holas nuevamente! Esta poesía la hice el 18 de noviembre de 2003. Aunque se vea como una poesía erótica, léanlo, la verdad a mi me gustó hasta cuando lo escribí en el momento en que estaba pasando esto.
Paseaba yo en un tormentoso día y como siempre ocurre en mis viajes por entre las vías soñé despierta.
De repente, como perlas perdidas en un desierto salado teñido de azul, la ventana por la que yo a través miraba los troncos grises agujereados -sin ramas, sin copas, sin hojas-.
Observé como la furia del cielo se descargaba levemente primero y luego con la fuerza sobrenatual de una madre disfrutando -y sufriendo a la vez- el lujo del dolor de concebir el tesoro que dentro suyo poseyó por tanto tiempo en su vientre.
¡De qué espectaculo fui yo testigo! Un romance tras otro a la velocidad de un parpadeo, como su fuese mentira, como si fuese una orgía.
Pero al ponerse a debatir este tema, uno siemrpe queda con la duda: ¿será él o serán ellas? ¿quien está cegado por la lujuria?
Él, sin vestimenta, se ofrece al son del viento y ellas, rendidas antes su transparente encanto lo recorren sin titubeos, llegando todas, una por una, al final de su ser.
Una tras otra, él no se cansa, si no todo lo contrario: mientras más aventureras lo frecuentan, más él se purifica con la pureza que él les quita, una pureza siempre virgen, siempre exquisita.
Dichoso sea él, que nadie de su crimen se percata. Dichosas ellas, que sus miradas invisibles jamás enrojecen. ¿De qué deberían avergonzarse? Si de sus húmedos cuerpos nadie sospecha. ¿Y de él sospechan? Mucho menos, lo aseguro.