Lujuria gitana 2.

Mi hijo me chinga, de noche y de día... Los siguientes días, Antonio se comportó conmigo como si fuéramos dos recién casados. Me enseño cosas del sexo que jamás pensé descubrir con nadie

LUJURIA GITANA 2.

Capítulo 1.1

Mi hijo me chinga, de noche y de día…

Antes de nada quiero agradecer la buena acogida del anterior relato, que transcribió el Sr. Azalais.

Acabé el anterior relato así…

Los siguientes días, Antonio se comportó conmigo como si fuéramos dos recién casados. Me enseño cosas del sexo que jamás pensé descubrir con nadie…

A la semana de haber tenido sexo con mi hijo, al ir a trabajar, aproveché para acercarme a la capital, y confesarme en una iglesia, lejos de dónde vivimos.

Me sentí avergonzada, en el momento de confesarle al cura el pecado capital que había cometido…

—P-padre…he cometido una aberración…con alguien que es de mi propia sangre…— le confesé nerviosa y turbada por lo inmoral que me sentía…

— ¿Has…matado a alguien…hija? — ¡No padre!— le respondí entre ofendida y aliviada.

—A pesar de ser una beata pudorosa y creyente, he fornicado con un hombre mucho más joven que yo…

— ¿El hijo de alguna persona cercana a ti, una amiga quizás?— n-no…padre, más cercano a mí— le respondí, sintiendo como me oprimía el pecho, respirando con dificultad.

—Lo he hecho co-con mi…— ¿Con quién hija? no tengas miedo, Dios es misericordioso con sus hijos…— me preguntó el cura, intentando tranquilizarme…

—Con mi hijo…señor cura. Perdóneme padre, llevo dos años con el marido encarcelado, pasando penurias, sin afecto ni cariño…no sé cómo pasó…

Tras un largo silencio, el señor cura habló pausado, sin perder la compostura en ningún momento.

—Hija, a pesar de la aberración de tu acto, al yacer con la sangre de tu sangre, Dios es sabio y sabrá entender qué te ha empujado a cometer, este tremendo pecado.

Has sido valiente al confesarlo, el señor te perdonara, hija.

Si te sientes desfallecer, santiguate. Tus rezos no serán en vano… ¿Has sentido placer al yacer con la sangre de tu sangre…?

Al oír la pregunta del señor cura, una descarga eléctrica me recorrió la espalda hasta el coño.

Me note las mejillas ardiéndome, y el coño húmedo. Tras un largo intervalo, le respondí con los ojos húmedos, amenazando con dejar escapar las lágrimas que no quería dejar ir…

—Me sentí indigna de Dios, una beata guarra y puta.

¡Que Dios me perdone…!— nada más decirle esto último, varias lagrimas me bajaron por ambas mejillas…

—El hijo de Dios, yació con una puta…cómo tú sabes hija mía. Él sabe perdonar a sus hijas. No dejes de santiguarte, beata de Dios.

Sólo él debe juzgar tu amor con la sangre de tu sangre, vez en paz hija…

Después de salir del trabajo, mientras iba para la casa, las palabras del señor cura, me daban vueltas en la cabeza…— El hijo de Dios, yació con una puta… Sólo él debe juzgar tu relación con la sangre de tu sangre.

Nada más entrar en casa, Antonio vino a abrazarme como si fuera mi marido en vez de mi hijo.

Me abrazó muy fuerte entre sus musculados brazos, ocultando su cara en mi melena, oliéndome profundamente.

Aprovechó para besarme zalamero en la mejilla, dejándome los labios unos instantes en la piel, dándome un lametón en la oreja.

Sentí como unas cosquillas por la espalda. Vi en sus ojos un deseo que me hizo sentir un leve rubor en las mejillas.

Con disimulo, me cogió con ambas manos de mi respingón culo, apretándolo con ganas…

— ¡Hola madre! Qué guapa estás para venir del trabajo.

Le respondí entre nerviosa y excitada, por su efusivo abrazo, separándome rápida de él.

—E-estoy bien Antonio…me vas a romper si me abrazas con esa fuerza…los hijos no dicen a las madres esas cosas…

Al hacerlo no sé porque, los ojos se me fueron a su paquete. Esto me puso más excitada y nerviosa de lo que quería reconocer.

Me pareció que Antonio no llevaba ropa interior. Le vi tenía un bulto exagerado, seguro que, se había estado tocando el guarro…

Como era temprano, aproveché para hacer unos minutos de gimnasia.

Al ponerme la malla color carne, la misma que llevaba cuándo lo hicimos, descubrí que, a pesar de haberla cosido aún había quedado un poco descosida.

Al ponérmela sin braguitas com hago siempre, algunos pelos rizados se asomaron por el roto.

Me mire en el mismo espejo que, había atrapado hacía sólo una semana mi imagen, subida encima de mi hijo cabalgándolo…haciéndome recordar el lascivo instante…

A cada mete saca, veía aquella barra clavarse en el fondo de mi hambriento coño…

—MMM…AAAYYY…ME LA CLAVAS TODA…APROVECHADO…¡¡QUE POLLA…!! ME FOLLAS TODO EL CHOCHO…

Con estos pensamientos en mente, salí al comedor, con el rubor en las mejillas.

Mi hijo estaba sentado en su sillón como siempre, mirando la tele, cambiando de canales.

—Antonio…dejame que ponga el vídeo de mi gimnasia…

—claro madre, yo no estoy viendo nada.

Inicie un ejercicio para rebajar el vientre. Aunque soy bastante planita, al ser una mujer «maciza» de carnes prietas, tengo algo de vientre, sin estar nada obesa, para nada.

Cómo expliqué en el primer relato, sólo mido un metro cincuenta y cinco, y peso unos sesenta y cinco kg. pero sin nada de grasa. Se me ven unos muslos llenos, rotundos, bien torneados.

Apoyé ambos pies en la alfombra, con las rodillas separadas, y levanté las caderas arriba y abajo, apoyando las manos en los lumbares. Mi hijo tenía en las manos un cómic, pero vi rápido que no me quitaba ojo.

Yo pensé la vista que le estaba ofreciendo, haciendo que me sintiera más rojas las mejillas. La malla al quedar como una segunda piel, se me clava en todo el coño, marcándose mucho los labios carnosos y abultados.

Con disimulo, vi el instante que descubrió el roto de la malla. Quedó unos instantes con la boca abierta, con los ojos como si se le fueran a salir. Paré un instante para tomar aire.

Vi que tenía una mano dentro del pantalón de deporte. El guarro estaba tocándose, mientras miraba a su madre hacer gimnasia.

Al verme algo cansada, Antonio no desaprovechó la ocasión el muy zalamero…

—Madre si quieres te ayudo a hacer el ejercicio, así no te cansaras tanto.

Sin darme tiempo a responderle, se puso de rodillas a mi lado. Me pasó una mano por el culo, cogiéndome las dos nalgas. La otra la dejó apoyada en el vientre, cerca del coño, disimulando como si no pasara nada.

—Hijo… ¿tú crees está bien me cojas así? no sé yo…

—Claro que sí, madre preciosa. Qué va a pasar, verás cómo no te cansas igual…

Comencé a levantar la pelvis con la ayuda de sus manos. El aprovechado, me manoseó las mollas del culo en cada sube baja. Para mí sonrojo, noté como se me humedecía el coño a cada instante, al notar su manoseo en mi culo.              Mis ojos estaban pendientes de mi vientre.

Noté la mano de mi hijo, el muy aprovechado disimulando me acariciaba el coño, notando él lo húmedo y caliente que estaba.

Me sentí las mejillas ruborizadas. Con descaro se atrevió a meter dos dedos por el roto, acariciándome toda la pelambrera, de arriba abajo, descubriendo lo húmeda que estaba por mi excitación.

El zalamero, para disimular me dijo en ese instante…

—Ves madre como así te cansas menos…mira cómo mueve las caderas la Sra. estás para comerte toda, mamá preciosa.

Al oír lo que me dijo, y sentir los dedos repasarme la pelambrera y hurgarme los carnosos labios, gemí de placer mientras me santigüé…

— MMM... ¡AH! virgen de las angustias…

Me besó mimosamente en la mejilla, susurrándome el descarado —ves cómo sé cuidarte como le prometí a papá…que bien mueves las caderas…madre.

Más atrevido a cada instante, Antonio se atrevió a pasarme los dedos por todo el coño, abriéndome y hurgando los carnosos labios, cómo mi marido no me lo había hecho jamás.

Me sentí en esos momentos tan excitada o más que hacía una semana atrás. Esto me hizo sentirme una madre pervertida.

Algo dentro de mí, se dejaba arrastrar por esas impúdicas y lascivas caricias, del aprovechado de mi hijo. Por la excitación me vi subiendo y bajando las caderas más lentamente, sin levantar las caderas tanto como al comienzo.

Al sentir sus dedos hurgarme de aquella manera el coño,   solloce de placer. Le pretexté sin mucha convicción, que soy su madre, que no estaba bien que me tocara con aquel descaro.

Sonrojada hasta las orejas, me santigüé cubriéndome la cara con las manos, sin perder ojo de cómo mi hijo me manoseaba todo el coño…

—MMM…OG…Virgen de las angustias…esto es pecado…soy tu madre…no puedes tocarme…MMM…así…

Mi hijo, viendo que apenas le oponía resistencia por el placer que me estaba haciendo sentir se envalentonó, hurgándome el coño con más descaro…

Metió los dedos hasta el fondo, rotándolos para frotarme así todo el coño. Me vi soltando jugos como si me meara. Los dedos hicieron un chapoteo acuoso, guarro y lascivo, exaltándonos los sentidos a madre e hijo.

—SPLAFSSS…SPLAFSSS…SPLAFSSS…SPLAFSSS…

Sin dejar de hacer el ejercicio físico, solloce y gemí, santiguándome por el placer que me daba Antonio.

—MMM…AG…mi…coño… ¡ANTONIO!...soy tu madre…

Virgen…de…las…angustias…AG.

—UUUFFF… ¡MADRE! QUE RICO MUEVES EL CHOCHO… BEATA…ME MOJAS LOS DEDOS…CACHONDA…

Al oírlo hablarme así, excitada y cachonda sacudí la cabeza a uno y otro lado, sin dejar de cubrirme la cara con una mano, peró sin perderme detalle de sus sobeteos.

Descubrí el bulto de escándalo que tenía Antonio, en su pantalón de deporte. La otra mano, cómo si no fuera mía buscó el muslo de Antonio. Metí la mano por la pernera del pantalón.

Agarré la gruesa morcilla, sorprendiéndome el grosor y dureza que tenía. Mientras la acariciaba toda de arriba abajo, dándole morbosos apretones entre los dedos, no pude evitar pensar —su padre…tiene una polla ridícula…al lado de esta hermosura…Antonio tiene razón…soy una beata guarra…—.

Con estos pensamientos, con las mejillas sonrojadas de vergüenza y pudor, le saque la polla por la pernera del pantalón, para acariciarla mejor.

Al sentir mis caricias, mi hijo gimió de placer, animándome a que no parara…

—OOOHHH…SÍ…TOCAME ASÍ LA POLLA…NO PARES…ESTÁ ASÍ POR TI…¡¡MADRE BEATA!!

Al sentir cómo le estaba tironeando la polla, me acarició la pipa con el dedo gordo. Nada más sentir la caricia, me corrí a chorros, como UNA GUARRA, así con mayúsculas…gritándole como si me matara…

—MMM…AAAGGG…LA PIPA NO…AH…¡¡ME CORROOO…ANTONIO!!

Mientras me corrí soltando jugos cómo una fuente, aceleré mi mano, sacándole la leche a mi hijo.

—UUUFFF…SÍ ME CORRO TAMBIÉN MADRE…SACAME LA LECHE…¡¡BEATA GUARRA!!

Al escucharlo, me giré sobre el vientre acercándome a aquella gruesa polla. Aunque me da pudor y sonrojo reconocerlo, me lancé como una loba.

Le di a mi hijo, con la lengua en la gruesa cabeza de la polla, ciñéndola entre los labios.

—MMMPPP…SLURPPP…MMMPPP…MMMPPP…SLURPPP…

—¡¡JODER!! COMO ME COME LA POLLA LA SRA. TÓMA LA LECHEEE…

Nada más acabar de corrernos los dos, cenamos en silencio. Pusimos la tele, sin hacer caso de lo que daban, sin atrevernos a mirarnos a los ojos, ni levantar la vista del plato, sonrojados visiblemente. Nos dimos las buenas noches, con apenas un susurro…

—Buenas noches…Antonio…— buenas noches…madre…

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Capítulo 1.2

Abusando de noche de su Madre Beata.

Recuerdo que me adormecí santiguándome, recordando las palabras del Sr. cura. Quizás en un intento de hacerme perdonar por Dios, o por mi virgen favorita…

« Sólo él debe juzgar tu amor con la sangre de tu sangre, ves en paz hija…»

—Virgen de las angustias…he tenido incesto con mi hijo…una beata moralista, tradicional cómo yo…tengo aún los pezones de punta…mi hijo me está pervirtiendo…¿Cómo puedo sentir tanto placer con algo…así…una beata cómo yo…Virgen de las angustias…vamos a ir al infierno los dos…

La mano izquierda, «la del Demonio» como la llamaban en la época medieval, se fue sola a mi hirsuta pelambrera.

La mano me cogió todo el coño, amasando los abultados labios. Cómo si intentase evitar que, el placer que me había sabido dar mi hijo hacía sólo un rato, se me saliera del coño.

Al ser una señora tan moralista, tradicional y beata, jamás en mis treinta y cinco años, me había tocado ni acariciado impúdicamente, por pudor.

Después de frotarme los carnosos labios con toda la palma, el dedo corazón me pintó arriba y abajo los labios que me noté húmedos y abiertos.

Me estaba sintiendo una beata guarra y sucia, por tocarme así. Cómo si no fuera mío el dedo, después de repasarme los labios, me hurgó tímidamente el coño, metiéndose sólo hasta la segunda falange.

Al ser muy estrecha de puente, me rozó mucho toda la vulva. Más excitada de lo que quería reconocer, me espatarré toda, notándome las mejillas que me ardían de vergüenza y pudor, aunque me repita al confesarlo, es la verdad.

El dedo aceleró el mete saca, haciéndome gemir quedamente, apretando los labios para que mi hijo, no fuera a escucharme, pues la casa no es grande.

—MMM… ¡OG! Virgen de las angustias…que placer me está dando el pervertido dedo…

Con la otra mano, me descubrí acariciándome los gruesos pezones. Los tenía como pequeños garbanzos. Mi marido nunca me los supo acariciar. Con dos dedos los pellizqué fuerte, primero uno y luego el otro.

Esta nueva caricia para mí, me hizo ponerme cachonda cómo pocas veces me había sentido. El dedo corazón, me estaba hurgando todo el coño, más rápido a cada instante.

Tenía las piernas abiertas del todo como una puta, esperando ser usada.

Al oír cómo me chapoteaba el coño, como si tuvieran vida propia, el dedo corazón empapado de mis jugos y el dedo índice se unieron para pinzarme el clítoris, que no podía estar más grueso y duro, parecía un garbanzo.

Al notar «el ataque lascivo» de los dedos en la pipa, sollocé como una guarra—MMM…AAAYYY MÍ PIPA…—.

Los dedos como si estuvieran poseídos, me titilaron el clítoris intensamente. Con los ojos en blanco por el intenso placer que estaba sintiendo, sacudí la cabeza a uno y otro lado, volando mi oscura melena por encima de la cara.

Levanté el culo del colchón toda espatarrada, sacudiendo las caderas con movimientos secos y violentos, por el lascivo y salvaje placer que los dedos me estaban dando.

—MMM…AAAGGG…que placer…me quema el coño…parece estén poseídos los dedos…AAAGGG…cómo tengo la pipa…

Me llegó un orgasmo cómo nunca lo he sentido hasta ese instante. A pesar de sacudir las caderas, como si estuviera poseída, los endemoniados dedos no me soltaban el excitado clítoris, que nunca lo había sentido así de grueso y duro.

—MMM…AAAYYY ME CORROOO…AAAGGG LA PIPAAA…

En el momento de mayor placer, se me llenó la mente, con la imagen mía delante del espejo, cabalgando como UNA PUTA, encima de la polla de Antonio.

En la superficie reflejada vi cómo me metía su gruesa morcilla, hasta el fondo del coño. Me ruboricé hasta las orejas…al pensar algo que no creí fuera a sentir jamás…

—AAAGGG…su padre nunca me ha follado así…me folla como un animal todo el coño…¡¡QUE PLACER…!!

Con los dos dedos aun pinzándome la pipa, quedé dormida.

Me dormí con una leve sonrisa en los labios. Con la sensación de haber descubierto un nuevo placer que, seguro volvería a disfrutar desde ese momento en adelante.

Tengo un sueño algo ligero, así que no es extraño que me despierte con facilidad. Al estar en verano, sólo me tapé con una fina sabana. Tengo la costumbre de dormir siempre con unas braguitas. La habitación al estar comenzando a amanecer, estaba en una densa penumbra.

Entraba muy poca luz por estar la persiana bajada casi del todo. Sin saber bien el qué era, noté como si algo o alguien me chupara un pie.

Estaba como en un «duermevela» peró, más dormida que despierta, a gusto, muy relajada.

Seguí sintiendo esa caricia, algo húmeda, lamerme entre los dedos de un pie y luego el otro. Al poco sentí como esa extraña caricia, iba subiendo por ambos muslos. Parecía como si algo o alguien estuviera saboreando la piel de mis piernas.

Recuerdo que, me desperté más al sentir como me separaban los muslos. La poca luz que entraba por la persiana medio bajada, creaba un tenue claroscuro que daba a los pies de la cama.

Al bajar la mirada vi la figura de alguien. No podía ser nadie más que Antonio, mi hijo. Estaba dándome lametones de forma parsimoniosa, cómo si degustara cada lametón en mi piel.

Cerré los ojos sin decirle nada. No sabía cómo podría reaccionar…

No podía imaginar que siendo un buen chico se atreviera a tanto. A cada lametón, ascendía poco a poco hacia el final de los muslos. Lamía un muslo y otro a la vez. Sus manos me acariciaban a cada instante, más cerca de mi exuberante coño.

Noté la lengua lamerme la cara interna de los muslos.

Para mi sorpresa, al ver lo que quería hacer, mi cuerpo no me obedeció, me vi abriéndome de piernas, simulando estar estirándome.

Miré a mi hijo con disimulo, sin abrir apenas los parpados. Antonio me pasó las manos por debajo de las mollas del culo, cómo si se dispusiera a comerse un rico manjar.

Mi mente me decía que lo detuviese en ese instante, pero mi cuerpo no me obedecía. Me noté el corazón latiéndome, como si fuera un caballo de carreras.

Excitado y nervioso, me miró un instante con miedo de que fuera a «despertarme».

Vi en sus ojos una lujuria y un vicio que, me hizo estremecerme. Sentí cómo el coño se me mojó, de descubrir la esposa y madre tan pecadora y pervertida que soy, sin saberlo hasta esos instantes.

La intensidad con la que me miró a los ojos me hizo pensar que, quizás se dio cuenta de que estaba despierta, y estaba sólo fingiendo estar dormida, como una «BEATA GUARRA» como se había atrevido a llamarme, el descarado.

Esta posibilidad me puso caliente y excitada, a la vez que me hizo sentir recato, pudor, y un vértigo cómo jamás he sentido antes, sintiéndome arder las mejillas.

Hasta ese momento, mi marido al ser como yo una persona

«a la antigua» y un hombre pudoroso, en el tema del sexo, se había limitado a hacerlo en la postura del misionero.

Él siempre arriba, sin caricias previas ni cosas así. Ni jamás me ha preguntado si había disfrutado o no.

Teniéndome así cogida, después de olerme, me pasó la lengua por todo el coño, de abajo arriba, como si fuera una brocha.

—Snifff…Mmm…Slurppp…Mmm…Slurppp…Mmm…Slurppp…

Descubrió lo húmeda que estaba la hirsuta pelambrera. Con cara de vicio, dejo ir una soez exclamación, sobre lo sabroso que le pareció el sabor de mi coño, poniéndome más excitada de lo que quería reconocer…

—UF…que rico te huele madre…SLURPPP…SLURPPP…SLURPP

SLURPPP…que…chocho…tan…dulce y sabroso…SLURPPP…

Se lió a darme lametazos como si fuera un perro hambriento. Para poder comérselo mejor, me abrió todo el coño con los pulgares.

—SLURPPP…SLURPPP…MMM…SLURPPP…SLURPPP…

Me lamió los carnosos labios con parsimonia, degustando cada lametón, emborrachándose con los jugos que me supo sacar, por lo bien que me lamia.

—OH…que chocho tienes madre…SLURPPP…que labios tan carnosos…SLURPPP…SLURPPP…como le chorrea el chocho a la Sra.…SLURPPP…SLURPPP…SLURPPP…

Al oírle atreverse a decirme esas cosas tan sucias y calientes, en vez de sentirme ofendida me puse cachonda como nunca me he sentido jamás.

Apreté los puños en la cama, santiguándome entre susurros para que no me escuchará, siéndome imposible no gemir quedamente por el placer que mi hijo me estaba dando a

cada lametazo, como su padre no lo había hecho jamás.

—MMM…Virgen…de…las…angustias…esto…no…puede ser…bueno…Oh…

Antonio más atrevido a cada caricia, me metió toda la lengua en el coño arrancándome mudos gemidos de placer…

—SLURPPP…SLURPPP…Uuufff que rico le meto la lengua en el chocho…espero no se despierte…SLURPPP…SLURPPP…

¡¡QUE CHOCHO…!!

—Mmm…Oh…Virgen de las angustias…Mmm…

Me corrí apretando los labios para que mi hijo no se diera cuenta que estaba despierta. Le llené la boca de mis jugos, bebiéndoselos cómo un sediento. Al notarlo Antonio se excito como un animal.

—MMM…SLURPPP…SLURPPP…cómo chorreas jugos beata… sí dámelos madre…SLURPPP…SLURPPP…que miel tan sabrosa…SLURPPP…SLURPPP…SLURPPP…SLURPPP…

Permanecí quieta, intentando disimular lo más posible. Me sentía con mi cuerpo caliente y excitado cómo jamás pensé lo llegaría a sentir.

Nada más beberse todos mis jugos, me dio repetidamente con la lengua en el clítoris, poniéndomelo tieso y duro rápidamente.

Con una habilidad que, no me esperaba que tuviera un chico de su edad, me atrapó la pipa entre los labios y la lengua, liándose a darme chupetones, moviendo los labios intensamente.

—MMM…Slurppp…Slurppp…Slurppp…Que pipa sabrosa tienes madre…Slurppp…me llenas la boca de jugos…Slurppp…

Al sentir como me llegaban varios orgasmos encadenados, mis manos sujetaron a Antonio, atusándolo de forma amorosa por el placer tan lascivo e intenso que sentí, estremeciéndome toda.

Mi hijo tras el primer sobresalto me miró a los ojos, sin deshacer la caricia. Al ver lo excitada que estaba y como le atusaba el pelo, siguió chupándome el clítoris como su padre no me lo había hecho nunca.

El coño se me movía solo, frotándolo cachonda perdida en su boca.

Me fue imposible no dejar escapar sollozos de placer, hablándole a mi hijo de forma vulgar y soez, toda sonrojada,

sobre lo bien que me comía el coño y el placer que estaba sabiendo darme…

—…Ag…virgen de las angustias…que placer me das. Antonio…tu lengua me come toda…no pares…comele el coño a tu madre beata…Ag…Mmm…

—Slurppp…Slurppp…Slurppp…¡¡QUE PIPA…!! …dámela mamá cachonda…Slurppp…Mmm…

Cachonda y caliente cómo una perra, levanté las caderas frotándole el coño de forma convulsa en la boca.

Antonio me tenía bien sujeta, sin dejar de comerse mi clítoris en ningún momento.

—AAAGGG…toma mi pipa…¡¡ME CORROOO…!! me sacas los jugos…AG…que placer me das…COÑOOO…

Nada más beberse todos mis jugos, aún algo asustado por cómo podría reaccionar se atrevió a acercarme la gruesa cabeza de la polla en la boca,

Después de frotarla un poco entre los labios, dándome un beso en la mejilla me susurró de forma mimosa…

—Madre ¿e-estás…enfadada conmigo…verdad? Y-yo sé que no ha estado bien, pero es que estás muy buena.

No he podido resistirme más tiempo…estoy deseando volver a follarte…sé que necesita una Sra. cómo tú…voy a cuidar de ti…como le prometí a padre…si tú también lo quieres claro.

Nada más susurrarme esto, con desparpajo se puso entre mis muslos, levantándome las piernas con cuidado. Se puso mis tobillos en sus hombros, haciendo que le ofreciera el coño para lo que él quisiera.

Sin dejar el peso de su cuerpo encima de mí, me frotó la gruesa morcilla adelante y atrás por todo el coño que, no podía estar más húmedo y brillante de jugos

Sin prisa ninguna, con la cabeza de la polla, que parecía una haba toda hinchada y dura, me pintó todo el coño arriba y abajo, como si fuera una brocha de carne.

—Uuufff madre…toma así en todo el coño…Mmmppp… que caliente y jugoso está…

A cada pasada del grueso cipote, sentí como me palpitaba el coño, dejando ir gotas de jugos…

En uno de los envites me metió el cipote. Al hacerlo, gimió de placer al notar como mi coño le ceñía con fuerza.

—¡¡OH MADRE…!! tu chocho me aprieta duro...es increíble que jugoso y caliente está…

Al sentir la gruesa cabeza como me abría el coño, la empapé de jugos, sintiendo como las paredes de la vulva la apretaban con intensos espasmos.

Me fue imposible silenciar el placer, al notar el grueso cipote.

—MMM…¡¡OH…!!

Emocionado, me envistió hasta chocar sus huevos en los labios del coño. Excitado por estar violando a su madre, me la dejó toda dentro sin sacarla.

Mi coño le atenazó la polla con fuertes espasmos.

Al notarlo, sollozo de placer, susurrándome como le apretaba mi coño…

—UF…tu coño…se traga mi polla…no quiero sacarla…Ooohhh…

—OOOGGG…te excita abusar de tu madre beata…está muy gruesa y dura…MMM…

Al sentirme tan llena de aquella gruesa morcilla, toda venosa y tan dura me corrí, chorreándole de jugos la polla.

Al notarlo, comenzó a envestirme con un mete saca lento y profundo, sacándola y metiéndola toda en cada envite…

—Ooohhh ¡¡Madre!!…ME CHORREAS LA POLLA…QUE RICO TE FOLLO…NO PUEDO PARAR…

Arrastrada por la lujuria de Antonio, no fui capaz de hacer que se detuviera.

Nunca había sentido tan adentro ningún hombre. Me santigüé al sentir el placer que mi hijo estaba haciéndome sentir, a pesar del recato y pudor que sentía a la vez…

—Virgen de las angustias…OG…siento tu cipote en el fondo del coño…OG…OG…

A cada mete saca, sus huevos chocaban en mi coño. Antonio me abrió del todo los muslos apoyándolos en sus brazos, dejándome sentir todo su peso a cada mete saca.

—SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—OOOHHH…QUE CHOCHO TAN TRAGON….TOMA POLLA ¡¡BEATA GUARRA..!!

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—…MADRE…QUE BUENA ESTÁS…QUE RICO FOLLAS…

Mi hijo aceleró el mete saca, llenándome todo el coño en cada envite. Sentía su grueso cipote dónde mi marido no me había llegado jamás.

—AG…AG…AG…estás abusando de tu madre…¡¡LA METES MUCHO…!! …esto es ¡INCESTO!

A pesar de ser una señora beata, con una educación humilde pero decorosa, a cada mete saca mi coño ceñía con fuerza la polla de mi hijo.

—OH…TU CHOCHO SE TRAGA MI POLLA…

—AG…NO ES VERDAD…AG…NO LA METAS TANTO…AG…

Ninguna madre está preparada para tener sexo con la sangre de su sangre.

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—UUUFFF TU CHOCHO…ES SABROSO…MADRE NO PUEDO PARAR…DEJAME BESARTE POR FAVOR…

—AAAHHH…no podemos hijo…OH…tu polla me llena todaaa… ¿Quieres besarme…?

Antonio me soltó los muslos, pasándome las manos por el culo. Teniéndome así cogida, acerco con timidez su boca a la mía.

Con las mejillas encendidas por el incesto que estábamos cometiendo, me beso con timidez en los labios.

Intenté oponerme al lascivo beso que quería darme, oponiéndole las manos en el pecho.

Tras unos instantes, se atrevió a meterme la punta de la lengua, con timidez y torpeza…

—MMMPPP...¡¡madre…!!— MMMPPP…¡¡nene!!

A pesar del pudor y la vergüenza que sentía, a cada envite me arrancaba un lascivo sollozo…susurrándole el placer que estaba sabiendo darme…

—SPLAFFF…AH…SPLAFFF…AH…siento tu polla…en el fondo del coño…SPLAFFF…AH…la metes mucho…SPLAFFFF…AH…

Sin que mi cuerpo me obedeciera, abrí los labios, acariciándose de forma pervertida las puntas de las lenguas.

Al sentir nuestras lenguas, nos estremecimos de placer, gimiendo al unísono sin deshacer el beso.

—MMMPPP...¡¡MAMÁ!!

—MMMPPP…¡¡ANTONIO…!!

Con los muslos rodee a mi hijo por los riñones.

Levantemos del colchón los cuerpos en vilo. En vez de apartar a Antonio, me cogí con fuerza a su cuello…sin deshacer el pecaminoso morreo.

Así, me envistió más profunda toda la polla en cada mete saca.

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—AH…nunca he sentido nada así…AH…

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

Al sentir como me follaba como un animal, sonrojada, oculté mi cara en su hombro, cómo si me matara le grité algo que me hizo sentir una puta, temblando cómo una hoja, de placer y lujuria…

— ¡¡FOLLAME ANTONIO…!!

Mi cuerpo se movía al ritmo que se movía mi hijo.

—OOOHHH…que chocho tan tragón…como lo mueves para que te folle sabroso…¡¡BEATA GUARRA…!!

—AAAGGG…no me digas esas cosas...te aprovechas de tu indefensa madre…AAAGGG no pares…¡¡FOLLAME…!!

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

Encadené varios orgasmos, sintiendo un placer como no creía que se pudiera sentir jamás…

—AG…ME FOLLAS SABROSO…¡¡ME CORROOO…!!

Sin haberse corrido aún, Antonio me hizo una propuesta que, no me esperaba.

—madre quiero hacerlo en la «postura del perro».

Al oírlo me sentí escandalizada. Con su padre solamente lo había hecho en la postura «del misionero».

El zalamero sabe cómo ganarme cuándo quiere algo. Me comió toda a besos las mejillas, mordisqueándome el cuello, chupándome la oreja, excitándome como una adolescente.

Después de decirle que sí, levantó algo la persiana. Yo le increpé un instante.

— ¡Antonio! nos va a ver alguien…no seas crío…

—Madre sólo se ve la mitad de abajo, no te asustes…

La tenue sombra nos dejaba vernos en el gran espejo de la cabecera.

Me puse a cuatro patas delante de mi hijo. Me sentía incómoda en aquella impúdica postura, para una madre y su hijo; una señora gitana, de recta moral como lo soy yo.

Antonio seguía con la polla bastante tiesa, aunque se había bajado algo. Poniéndose a mi lado me dijo…

—Chupámela madre…— al oírlo me sonrojé, intenté oponerme un instante, peró me cogió de la cabeza, acercándome la polla a los labios.

Su olor hizo se me pusieran duros los pezones.

Como si se diera cuenta de lo excitada que yo seguía, me cogió las tetas, pellizcándome los pezones, poniéndolos rápido como garbanzos.

—UF…que pezones tienes madre, tan ricos…

—MMM…AH…acaricialos con cariño…

Lamí el grueso rabo de Antonio, saboreando mis jugos.

Pasé toda la lengua de adelante atrás, como nunca se lo había querido hacer a su padre por pudor y decoro…

—MMM…SLURPPP…SLURPPP…SLURPPP…SLURPPP…

—MMM…¡¡OH MADRE!! que boca tienes…sigue así…

Excitada por sus palabras, abrí los labios, tragándome una buena parte de la hinchada verga, ciñendo los labios para sentirla mejor…

—MMMPPP...SLURP…MMMPPP…SLURP…MMMPPP…SLURP…

Antonio estaba a punto de correrse, noté en la gruesa haba, algunas gotas de líquido.

—UUUFFF…para madre…no voy a aguantar…quiero follarte ya…

Agaché la cabeza algo, para ofrecerle mejor el culo. Sin ayuda de las manos, excitado y algo acelerado puso la gruesa cabeza entre los carnosos y abiertos labios, sin conseguir meterla, por lo estrecha que soy de puente.

Estiré la mano, enfilándome la gruesa cabeza entre los labios menores.

—Es aquí Antonio, empuja sin miedo…

Apenas había acabado de hablar que, emocionado me metió toda la polla. Sentí sus huevos llenos, rozarme las nalgas.

La impresión nos hizo aullar de placer.

—MMM…OOOGGG…¡¡ANTONIO…!!

—OOOHHH…¡¡MADRE…!!

Se recostó en mi espalda cogiéndome las tetas. Excitado, ocultó su cara en mi abundante melena, besándome el cuello y chupándome la oreja, culeándome con fuerza, sin apenas sacarla, como si fuéramos dos perros.

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—MMM…OG...como me follas…

—OH…mamá…que rico mueves el chocho…

A cada envite, la gruesa morcilla de mi hijo, me llenaba todo el coño cómo nunca lo había sentido antes. Noté como me frotaba la pipa a cada mete saca, poniéndome cachonda como una perra…

—…OG…METELA SIN PRISA…ASÍ ME FOLLAS TODO EL COÑO…

—UUUFFF…TU CHOCHO SE TRAGA LA POLLA…QUE RICO TE FOLLO ASÍ…

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

Excitado por mis palabras y gemidos, Antonio aceleró el mete saca, dejándomela toda metida en cada envestida para hacérmela sentir más…preguntándome algo que no me esperaba…

—OOOHHH…que sabroso te follo…toma pollaaa…¡¡BEATA…!! ¿follo mejor que papá…?

—AAAGGG…la metes mucho…no me preguntes eso…me follas todo el coño…AG…no la metas tan duro…AAAGGG…

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—UUUFFF…como mueves el chocho…que rico follas madre…OH…

Al oírlo le mostré lo cachonda y perra que, me había puesto, lo bien que me estaba follando…

—AG…n-nadie me ha follado así…follas mejor que tu padre…¡¡FOLLAME HIJO…!!

Excitado como un animal, se subió encima de mi grupa apoyándose en mis riñones, como si imitara a un perro.

Miré el espejo, viéndome como tenía el culo ofrecido en alto. Como si fuera un pistón, la polla en esa postura me frotaba más todo el coño y el hinchado clítoris, follandome viva, volviéndome loca de placer.

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—OOOHHH…OH…como levantas el culo…así te follo más todo el chocho… ¿Te follo sabroso GUARRA…?

Sacudí la cabeza a uno y otro lado como si estuviera poseída. A cada mete saca, notaba su grueso cipote en el fondo de mi hambriento coño.

Le respondí gritándole, apretando los puños en las sabanas, con los ojos en blanco…

—AAAYYY…sí…folla el coño a la guarra de tu madre…¡¡CHULO…!!

Espoleado por mis soeces palabras, Antonio se excito sintiendo cómo iba a correrse.

Noté cómo el rabo se le puso más grueso y duro, frotándome más a cada mete saca.

Al envestirme con más fuerza con todo su peso, acabe toda espatarrada en la cama. Mi hijo me cogió de las tetas, separándome las piernas con sus pies, dejándome toda espatarrada.

En esa postura me la dejó toda clavada, culeándome sin apenas sacarla, como un perro.

—SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—OOOGGG…¡¡ANTONIO…!! SE TE HA PUESTO MÁS GRUESA…ME FOLLAS TODO EL COÑO…

Con la cara oculta en mi melena, me mordisqueó el cuello, susurrándome loco de excitación lo bien que movía el coño…

—UUUFFF…¡¡MAMÁ...!! COMO MUEVES EL CHOCHO…QUE RICO FOLLAS…ME VOY A CORRER…

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—AAAHHH…¡¡FOLLAME…!! LLENAME EL COÑO DE TU LECHE…

Al oírme pedirle que se corriera dentro de mí, le fue imposible no correrse. Me habló de forma vulgar por la calentura y excitación. Sé que, no fue su intención faltarme el respeto…

—OOOHHH… ¡PUTA…! ME SACAS LA LECHE…ME CORRO EN TU CHOCHO MADRE…

A cada chorretón de su leche, noté el cipote en el fondo del coño, me corrí varias veces empapándole el rabo con mis jugos.

—AAAHHH…ME LLENAS DE LECHE…ME CORROOO…

Nos quedamos abrazados en silencio. El peso de mi hijo no lo notaba apenas. Su rabo siguió duro un buen rato, hasta que se acabó saliendo. Me noté feliz y rara a la vez.

Jamás ningún hombre me había hecho sentir tan mujer, cómo lo había hecho Antonio.

Esa misma mañana, fuimos a ver a su padre.

Nada más ver a mi esposo tuve que disimular para que, no me notara el pudor y la vergüenza que sentí al mirarlo a los ojos.

Desde que me folló nuestro hijo, me siento más viva, con vitalidad y una alegría en el cuerpo que nunca había sentido.

Incluso dónde voy a limpiar me lo notaron. Según me dijo una de las Sras. dónde voy a limpiar…

—Anda Anna que guapa se te ve hoy, vaya ojos que tienes, cómo te brillan muchacha.

Recuerdo que me di con disimulo la vuelta. Me noté el rubor en las mejillas, a pesar de tener la piel bastante morena.

—Hola B-Bartolo… ¿Qué tal estás…? —le dije intentando aparentar preocupación, bajando la mirada — ¿comes bien…?

—Hola Anna, sí no puedo quejarme de la comida, es lo mejor que hay en este agujero…

Te veo guapa… ¿Toño está cuidando de ti y tratándote cómo me prometió? al oírlo preguntarme aquello, note un cosquilleo que me recorrió la espalda, hasta llegarme a la vulva…

—S-sí…es un chaval muy bueno. Ya sabes cómo es…

—Sí lo sé… — me interrumpió nervioso Bartolo— pero quiero que te cuide como le dije…y que se preocupe de darte todo lo que necesita una Sra. cómo tú…

— ¡Sí p-padre…! — exclamó emocionado y excitado Antonio.

—Le estoy dando a madre todo lo que necesita…y que no le falte nada, ¡díselo madre!

Sin que mi marido lo viera a través de la ventanilla, le cogí la mano apretándosela, para evitar que hablara de más…mientras miraba a su padre para disimular…

—S-sí Bartolo, me está cuidando y me da t-todo lo que necesito…COF…COF…disculpa…que tengo tos…COF…COF…

Acabada la visita a la prisión, nos volvimos en el bus de línea que nos dejó a unos minutos de casa. Durante el viaje, no pude evitar recordar cómo había abusado de mí, dándome un placer que nunca había sentido.

Estos pensamientos, hicieron me notara el coño algo húmedo, santiguándome entre bisbiseos mientras me persigne. Al verme Antonio, el muy zalamero me dio un beso en la mejilla.

El descarado me dejó los labios cerca de la comisura. Le tuve que reñir mirándolo con reproche, como si fuera aún un crio…él se rio al ver mi expresión, aparentando estar escandalizada, mirando para todos lados.

Al hacerlo, vi que se reía porque íbamos solos en el bus.

Una breve sonrisa me apareció en los labios.

Según fueron pasando los días, mi hijo se mostraba conmigo de una forma más madura, y también más perversa. Actuando con un mayor descaro y desparpajo.

Algunos días después de visitar a mi esposo en la cárcel, se atrevió a algo que no me esperaba.

Debo confesar que, espiar a Antonio como se pajeaba con mis bragas recién dejadas en el cesto, me ponía más caliente y excitada cada vez.

La última vez que lo espié, creo que me escuchó gemir a través de la puerta apenas ajustada. Lo oí gemir mientras se corría con unos chorros de leche, cómo nunca lo había visto antes. Diciéndome unas cosas que me sonrojé de sólo oírle.

—¡¡OH MADRE…!! que sabroso te follé…en tu cama…cómo movías el chocho…para que tu hijo te follara más…¡¡PUTA!!

Estoy loco por follarte el culo…MMM que ganas tengo de volver a follarte…ME CORRO EN TU CULO…toma leche…¡¡BEATA GUARRA…!!...

Al escucharlo, me tuve que meter los dedos como no lo había hecho antes. Gemí de placer sin controlar la fuerza con que lo hice.

Mi hijo miró un instante para la puerta, mientras soltó los potentes chorretones, como un surtidor de leche…

Rápida me alejé hacia mi habitación. Pasados unos minutos me acerque a buscar las braguitas que había usado Antonio.

Nada más tocarlas, noté el calor y la humedad de la leche.

Me fui a mi cuarto, como si me persiguiera el demonio. Nada más estirarme en la cama, las olí profundamente.

—SNIFFF…MMM…que olor ¡coño! me estoy volviendo una madre pervertida…una beata guarra como me llama el crio…

El olor me puso cachonda como una perra. Pasé la lengua con la respiración agitada, por lo excitada que me sentía.

Me tragué la leche de mi hijo…saboreándola como una guarra en celo—MMM…que sabor tan salado y sabroso…

Me metí un dedo y luego otro, sin aguantar mucho tiempo, por el placer que estaba sintiendo.

Al notar que me llegaba un orgasmo intenso, me pincé el clítoris con los dedos mojados de mis jugos.

—MMM…AY…COÑO… que gusto me viene…en todo el coño…

Aullé de placer como una guarra.

—OG…sí…que gusto tengo en la pipa…OG…me corro sin parar…así…en toda la pipa…AAAYYY…¡¡ME CORROOO!!

chupando la leche de mi chaval…MMM.

Me corrí levantando las caderas del colchón, moviendo el culo como una puta, mientras los dedos como si estuvieran poseídos no me soltaban el hinchado clítoris, volviéndome loca de placer…

—AY…la pipa…cómo la tengo de dura…OG…OG…ME CORROOO…

Cuándo estaba sacudiendo con más fuerza las caderas en el aire, vi a mi hijo espiándome, asomado en la puerta.

Tenía en sus manos su gruesa morcilla, lo vi un instante como lanzaba chorretones de leche, en el marco de la puerta.

Al verlo, se me tensó todo el cuerpo. Como si no fueran míos los dedos, se me metieron dentro, follándome intensamente el coño, haciéndome soltar jugos cómo si me meara de gusto, haciendo un chapoteo lascivo y morboso…

—SPLAFSSS…SPLAFSSS…SPLAFSSS…SPLAFSSS…

Mientras me follaban los dedos como si estuvieran poseídos, sin parar de correrme, mi mente se llenó con la imagen de mi hijo…

—Aaahhh…mientas me meto los dedos…Antonio me está…espiando…Uuufff…me pone cachonda…que mi hijo…me mire…Aaahhh…que beata guarra soy…

Cachonda de placer y lascivia, me corrí gimiendo entre gritos para que, Antonio viera la madre pervertida que soy.

—MMM…¡¡AAAYY!!...ME CORRO…TRAGANDOME SU LECHE…MMM…OG…QUE LECHE…¡¡ME CORROOO…!!

Capítulo 1.3

Pervertido Regalo de Cumpleaños.

Al día siguiente nada más oírlo levantarse me noté excitada, me daba vergüenza y pudor mirarlo a los ojos. Estaba segura me había oído gemir, mientras lo espiaba la noche anterior.

Antonio se me pegó en la espalda, rodeándome con sus fuertes brazos, muy zalamero. Noté rápido como me frotó con descaro el paquete, que noté duro y grueso.

A la vez me mordisqueó el cuello, chupándome la oreja, poniéndome rápido excitada como una adolescente.

—Buenos días madre, ¡que guapa te ves con esa malla!

No sé porque, me puse una malla blanca muy fina que se me pegaba cómo una segunda piel. Me marcaba mucho las mollas del culo.

Por delante, se me veían los gruesos labios en la malla, al llevar una braguita rosa muy fina.

El aprovechado, me acarició con disimulo las tetas, encajándome con desparpajo su gruesa morcilla entre las mollas.

Al notarla tan gruesa y dura, solté un gemido de sorpresa…

— ¡AH…! Antonio…Mmm no seas zalamero, los hijos no cogen así a las madres…

Esto se lo dije sin ninguna convicción, sonrojada de notar su gruesa morcilla, y lo descarado que se mostraba conmigo.

Al ver que no hacía nada por apartarme, se atrevió a acariciarme los carnosos labios, por encima de la malla.

En seguida notó que estaban algo húmedos y calientes.

Al notar su manoseo gemí excitada, con las mejillas sonrojadas —Mmm… ¡Antonio…!— Puse mi mano encima de la suya, sin hacer nada por quitársela. El descarado lo aprovechó, cogiéndome los carnosos labios con toda la mano.

Mi hijo me besó, de forma zalamera por las mejillas, llenándome toda de besos, sin dejar de morderme el cuello y chuparme la oreja.

Al notar como me cogió el coño, sollocé más excitada a cada instante. Pretextándole que no siguiera tocándome así, sin hacer nada por detenerlo.

—MMM…AG…no me toques así…cariño…eres un aprovechado…no podemos…AG…

En ese instante mi hijo, excitado y algo nervioso me pidió algo que no esperaba.

—Madre… ¿p-puedo darte un b-beso…como si fueras mi n-novia…?

Al preguntarme esto, lo vi con el rubor en las mejillas. Antes de que le respondiera, Antonio se atrevió a sacarse la gruesa polla, haciéndome que se la cogiera.

Era la primera vez que veía la gruesa morcilla de Antonio así de cerca a plena luz del día. Me hizo que se la acariciara toda, desde los enormes huevos hasta el morado cipote, que no podía mostrarse más hinchado y morado.

Me vi agarrando aquella gruesa morcilla, que parecía un palo por lo dura que estaba. Le di varios apretones entre los dedos, notando como latía y ganaba grosor.

Al agarrarle así la polla a mi hijo con aquella lujuria, me noté el coño muy húmedo. Antonio metió la mano dentro de la malla, repasándome toda la pelambrera arriba y abajo.

Descubrió como tenía los labios hinchados y húmedos de jugos, por lo bien que me tocaba. Me cogió el coño con toda la mano, manoseándomelo con un descaro que me puso cachonda.

—MMM…AG…nadie me ha tocado así el coño…aprovechado…OH… ¡Antonio…!

Mi mano, sin que él tuviera que obligarme, acarició toda la polla, tironeándola de forma morbosa, dándole placer a mi chaval.

—UF…que rico me acaricias la polla madre…no pares…

Mi hijo me dio la vuelta poniéndome de cara a él. Con timidez, acercó sus labios a los míos, sonrojado por cómo iba a besar a su madre. Al rozarse los labios, la excitación de los dos se disparó como no podíamos imaginarnos.

Me vi acariciándole la polla a Antonio, con un mayor deseo y lascivia. Él me hurgó todo el coño sin prisa, haciendo que me corriera.

Me abracé a su cuello, al notar como se me aflojaban las piernas.

—MMMPPP…madre como sueltas jugos…te estás corriendo beata cachonda…

—MMMPPP…¡¡OOOGGG…!! me haces que me corra como una fuente…que placer me das Demonio…

Mientras me corría Antonio se atrevió a meterme la lengua.

Sin dejar de morrearnos, mi hijo me bajó la malla, apoyándome en la pica de los platos.  Así de pie, nervioso, me frotó la gruesa cabeza de la polla por el coño arriba y abajo. Cogida a su cuello miré excitada como intentaba enfilarme el cipote entre los labios que estaban abiertos y soltando jugos.

En uno de los envites, Antonio me metió la polla. De la impresión, de sentir como me llenó todo el coño le grité como una guarra…

—AAAYYY…¡¡QUE RABO…!!

Mi hijo me hizo que le abriera del todo los muslos, toda espatarrada. Así me la metió con unas ganas y un deseo como su padre no me había follado nunca.

A cada mete saca, mi coño ceñía la gruesa morcilla, notándolo Antonio, empapándola de jugos.

—MMM…OG…OG…me la metes toda…hijo…

—OOOHHH MADRE…tu coño se traga mi polla…

—¡¡FOLLAME HIJO…!! OG…que bien me follas el coño…¡¡LADRON…!!

Al escucharme Antonio, se excitó como un animal, diciéndome cosas muy calientes y vulgares que, me excitaron como una perra.

—UUUFFF…tienes el chocho sin follar BEATA GUARRA…TOMA POLLAAA…¡¡QUE CHOCHO…!!

Para sentir mejor su gruesa morcilla en el fondo del coño, le pasé los muslos por las caderas, cogiéndome a su cuello.

Así le moví el coño al ritmo que él me marcaba.

Me corrí varias veces, empapándole la verga de jugos.

—AAAGGG…ME CORROO…CON LA POLLA DE MI HIJO…Virgen de las angustias…QUE POLLA…ME DAS…

Sin preguntarme, como si fuera mi chulo en vez de mi hijo, se sentó en una silla de metal de la cocina, haciendo me sentará en su polla, de cara a él, abrazados como si fuéramos dos garrapatas.

Así me la metió más profundo, sintiéndola como me llenaba todo el coño por completo. Jamás imaginé poder sentir un placer tan intenso y tan obsceno.

—MMM…OOOGGG…LA NOTO MUY DENTRO…ME FOLLAS TODO EL COÑO…¡¡FOLLAME…!!

Mi hijo también notó como así mi coño le atenazó mucho más su gruesa morcilla a cada mete saca.

Sin apenas sacármela, Antonio me dio un mete saca diabólico, notando como su polla ganaba grosor dentro de mi coño, poniéndome loca de placer.

Me comió las tetas, mordiéndome duro los pezones, quejándose de cómo mi coño le apretaba la polla.

—UF…que tetas tienes madre…SLURPPP…SLURPPPP…tu coño me aprieta mucho la polla…

Excitada al oírlo, le susurré toda sonroja por el pudor y el recato de cometer un incesto, y disfrutarlo como dos pervertidos…—AAAGGG…QUE BIEN ME FOLLAS…FOLLA…EL COÑO…A ESTA BEATA GUARRA…AAAGGG…

Caliente como una perra, tuve varios orgasmos encadenados, santiguándome entre bisbiseos por lo cachonda y lo follada que me sentía.

—UUUFFF…ME APRIETAS LA POLLA…QUE RICO TE FOLLO ASÍ MADRE…¡¡FOLLA BEATA…!!

—AAAGGG…Virgen de las angustias…ME METES MUCHO LA POLLA…CARIÑO…

Espoleado por mis palabras Antonio sintió que iba a correrse. Me hizo que me levantara y me apoyara en el asiento de la silla.

Así de pie en la postura del perro, me la metió profundo y con una fuerza como no lo había hecho nunca. Hizo que me corriera como una puta, gritándole que no dejara de follarme.

—AAAHHH…Virgen de las angustias…se te ha puesto más gorda…AAAYYY…ME LA METES TODAAA…

—UUUFFF…COMO FOLLAS BEATA GUARRA…TOMA POLLAAA… ¿ASÍ TE FOLLO SABROSO…MADRE…?

—AAAYYY…QUE POLLA TIENES…FOLLAME SABROSO EL COÑO…

Al escucharme, mi hijo me la metió como un animal, chocando sus huevos en las nalgas.

—SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—…QUE CHOCHO TAN TRAGÓN…TOMA POLLAAA…BEATA GUARRA…COMO FOLLA LA SRA.

—AAAYYY…DAMELA TODAAA…MATAME CON ESA POLLA…¡¡FOLLAME HIJO…!! ME CORROOO…

Excitado por mis palabras, se corrió tironeándome del pelo, haciendo moviera el coño a su ritmo.

A cada mete saca, me soltó un potente chorretón de leche, sintiendo como me clavó el grueso cipote en el fondo del coño.

—SPLAFFF…ME CORRO EN TU CHOCHO MADRE…TOMA LA LECHE…SPLAFFF…SPLAFFF…

—MMM…AAAGGG…HIJO…DAMELA…LLENAME DE TU LECHE…ME CLAVAS TODA LA POLLAAA...ME CORROOO…

Esa misma tarde después de comer me fui hacer la siesta.

Cuándo ya llevaba un rato dormida, noté como algo me rozaba la cara y los labios. La habitación estaba iluminada por una suave penumbra, entrando bastante luz al estar medio bajada la persiana.

Al abrir los ojos, me vi a mi hijo, de rodillas a mi lado, pasándome la gruesa cabeza de la polla por los labios. Al ver que abrí los ojos, me metió con descaro el grueso cipote, cogiéndome del pelo para que moviera la boca.

—OH…así madre…comeme la polla…has tardado en despertarte…tragátela toda…

Sorprendida le obedecí por miedo a que se pusiera violento, sin apenas oponerme.

—MMMPPP…Antonio…te aprovechas de tu madre…MMMPPP…esto no está bien…MMMPPP…hijo…

Al sentir el sabor y el grosor de aquella morcilla, me excité muy a mi pesar. Teniéndome bien cogida del pelo, hizo me la tragara toda, follandome la boca, el muy perverso.

—MMMPPP…MMMPPP…no la metas tanto…me ahogas…MMMPPP…MMMPPP…está…muy gruesa…

—¡¡OOOHHH MADRE!! …no pares sigue así…como se la come la Sra. que boca tienes…

Lo cierto es que sin que Antonio tuviera que forzarme, moví la boca adelante y atrás, tragándome su gruesa morcilla, pasándole la lengua sin prisa, por toda la polla…

—MMMPPP…slurppp…MMMPPP…slurppp…MMMPPP…slurppp…

que polla…MMMPPP…

Antonio viendo cómo le comía la polla cómo una guarra, me hurgó el coño, metiéndome dos dedos como nunca me lo había hecho nadie.

Al cabo de unos instantes, tenía el coño lleno de jugos.

Con una de mis manos, acompañé su mano para que no dejara de tocarme. El muy perverso, me pinzó la pipa que estaba toda hinchada fuera del capuchón.

—AY…MMM…SÍ…TOCAME AHÍ…TENGO LA PIPA…DURA…

AAAGGG…ME ESTOY CORRIENDO YA…

Antonio me sacó la polla de la boca, excitado al límite para no correrse en mi boca.

Me hizo que me pusiera de cara al gran espejo, en la postura del perro. A pesar de su juventud, se dió cuenta que esa postura es la que más excitada y cachonda me ponía.

Sin ayuda de sus manos, me enfiló el grueso nabo entre mis carnosos labios que estaban brillantes de jugos, abiertos como la boca de un pez, latiendo de excitación.

Así echado en mi espalda, me mordisqueó el cuello, besándome toda, mientras me amasó las tetas, pellizcándome los pezones el muy pervertido.

—MMM…UF MADRE…que buena estás…que ganas tengo de follarte…tienes el chocho muy húmedo…que tetitas tienes…

—MMM…AH…Antonio…nadie me ha acariciado…así…no me muerdas así el cuello…me pones…muy tonta hijo…MMM…

Mientras me mordía el cuello y me acariciaba así toda, me envistió una vez y otra el grueso cipote, sin acertar a meterlo. Ansiosa y caliente como una perra, yo misma me enfilé el grueso nabo, entre los labios, después de haberla acariciado toda varias veces de arriba abajo.

Estaba gruesa y dura como una barra de hierro.

Antonio me la metió toda sin sacármela, dejándomela toda dentro. Gemí de placer al sentirla, como una beata pervertida —OOOGGG…¡¡ QUE POLLA…!!—.

Mi hijo me cogió con fuerza las tetas, ocultando su cara en mi densa melena, chupándome la oreja.

—OOOHHH…QUE CHOCHO TAN SABROSO…

Sin apenas sacarla, me enculó como si fuera un perro.

—SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAF…

—MMM…AAAHHH…Antonio…siento tu cipote muy dentro…

me follas todo el coño…AH…FOLLAME HIJO…

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAF…

Más excitada a cada instante, le apreté su gruesa morcilla con las paredes de la vulva. Al sentirlo mi hijo, se echó en mi espalda, cogiéndome el coño con una mano.

Así me acarició la pipa, poniéndome caliente como una perra.

—AAAYYY…MÍ PIPA…NO METAS TANTO LA POLLA…ME CORROOO…NENE…

—UUUFFF…COMO FOLLAS BEATA GUARRA…NECESITAS MUCHA POLLA…¡¡PUTA!!

Al oírlo hablarme con aquel descaro, me puse más cachonda, corriéndome en varios orgasmos encadenados, poniéndome loca de lujuria y lascivia…

—AAAHHH…Virgen de las angustias…TE EXCITA ABUSAR DE TU MADRE…ME LA METES TODAAA…ME CORROOO…

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAF…

Al verme tan salida, Antonio se subió en mi grupa, apoyándose en mis riñones. Así, me la clavó como un demonio, sacándola y metiéndola toda en cada mete saca, de forma lenta y profunda, volviéndome loca de placer.

Jamás ningún hombre me había follado nunca, en una postura tan obscena y lasciva como aquella, como si fuéramos dos animales.

—UUUFFF MADRE…QUE SABROSO TE LA CLAVO ASÍ…QUE CHOCHO TIENES…¡¡GUARRA…!!

—AAAYYY…ASÍ ME LA CLAVAS TODA...¡¡CHULO!!

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAF…

Mi hijo vio cómo le movía el culo para que me la metiera más a cada mete saca.

—OOOHHH…COMO MUEVES EL CHOCHO MADRE…QUE RICO FOLLAS…TOMA RABOOO…

Mi hijo me envistió con más fuerza como un animal, tironeándome del pelo para que le moviera el coño como él quería.

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAF…

Sentí sus huevos golpear con fuerza en mis nalgas. Al sentir como me la clavaba así, me volvió loca de placer, diciéndole de todo, sonrojada hasta las orejas…de disfrutar este diabólico incesto, una señora beata como yo.

—AAAGGG…LA CLAVAS TODAAA…FOLLAME SABROSO EL CHOCHO…ME MATAS…¡¡ANTONIO!!

Al escucharme hablarle así, Antonio fue incapaz de soportar la excitación.

Se corrió metiéndomela con violencia, arrastrándome con él. A cada disparo de leche, me hizo sollozar de placer como una puta, cogiéndome con fuerza de los brazos hacia atrás.

—SPLAFFF…COMO FOLLAS GUARRAAA…SPLURT…ME CORROOO…SPLURT…TOMA POLLA…SPLURT…

—AAAHHH…SPLURT…DAME TU LECHE…LA METES MUY DURO…AAAHHH…ME CORROOO…

—OOOHHH…ME CORRO MADRE…SPLURT…FOLLA PUTA…SPLURT…

—AAAHHH…QUE POLLA…ME LLENAS DE LECHE ANTONIO…ME FOLLAS TODAAA…ME CORROOO…

Con la última envestida caímos los dos estirados en la cama.

Aún con la respiración agitada, mi hijo me pidió algo que no habría imaginado jamás. Me pareció algo demasiado pervertido y obsceno, y más en alguien de su edad.

—Madre…te quiero pedir algo…para mi cumpleaños, mañana…

Al hablarme se sonrojó de forma exagerada. Lo escuché algo asustada, por su expresión.

—No quiero me compres nada, no lo necesito. Me gustaría me dejaras…me da cosa decírtelo así… —dilo hijo no me asustes…— lo interrumpí algo preocupada—.

Me acercó los labios a la oreja, susurrándome…

—Quiero hacerlo por detrás madre…

—Hacerlo por detrás… ¿hacer qué hijo…? explicate.

Tras unos instantes, más sonrojado aún, me lo dijo…

—Metértela por aquí…

El descarado me hurgó con un dedo el ano. Al mirarlo a los ojos, y entender qué estaba diciendo, le di un bofetón en la cara que fue más casi una caricia, por su descaro.

Antonio me insistió poniéndose mimoso, como si fuera un crio de teta.

— Madre por favor…sé que te va a gustar tanto como a mi…dime sólo que me dejaras que lo intente…

Mientras lo escuchaba, de sólo pensar que mi Antonio quería hacerlo conmigo como las bestias, me sentí sonrojadas las mejillas.

Además sin entender cómo era posible, me noté excitada imaginándome a mi hijo haciéndome suya por el culo…

Para mi sorpresa me oí decirle algo que, ni yo misma sé cómo fui capaz.

—No te digo que no me vaya a gustar, pero me da muchísimo pudor…hacerlo con mi hijo…como las bestias. Si me duele…tienes que prometerme que pararas si te lo pido…

—Te lo prometo, eres la madre más preciosa y buena del mundo. Voy a cuidar de ti toda la vida, si tú me dejas.

—No has parado hasta que te he dicho lo que querías, ¡SINVERGÜENZA! que no paras de chingar a tu indefensa madre beata…

Intenté aparentar estar molesta y resentida con él pero sé que no lo engañé. Al oírlo decirme aquello, me sentí emocionada, haciendo que se me escapara una leve sonrisa.

El aprovechado aprovechando que estaba encima de mí, sonriéndose me sujetó de ambas muñecas, besándome en los labios.

Me gire sobre mí misma, hasta que dejé de darle el culo, quedando Antonio entre mis muslos abiertos.

Me pasó la punta de la lengua por los labios de forma zalamera, sin prisa ninguna. Al sentir su lengua lamerme así, sentí como una corriente que me recorrió la espalda, hasta llegarme al coño.

Entre abrí algo los labios, aprovechándolo él, para meterme la lengua, y hacer que se tocaran ambas lenguas. Al contacto de las lenguas, noté como se me mojó el coño.

A Antonio se le puso dura muy rápido, moviéndose él con disimulo, haciendo que la gruesa cabeza de la polla, quedara entre mis húmedos labios.

Sin soltarme las muñecas, siguió acariciándome la lengua con la suya, utilizando sólo la punta. Al acariciarle su lengua con la mía, me noté el coño más húmedo, empujándolo con disimulo para sentir mejor el grueso cipote.

Al instante noté como la gruesa cabeza me abría el coño, metiéndose como una culebra. Los labios de la vulva la ciñeron con hambre.

Al sentirla, deje escapar un gemido cargado de lujuria.

—MMM…¡¡OH…ANTONIO…!!

Al verme tan excitada, mi hijo me metió toda la lengua.

Ambas bocas quedaron selladas. Le pasé a mi chaval, mis rotundos muslos por los riñones, atrayéndolo hacia mí.

Ambos gemimos de deseo incestuoso sin deshacer el pervertido morreo, condenándonos al infierno.

—MMMPPP…HIJO…

—MMMPPP…MADRE…

Antonio metió la polla, levantando yo las nalgas del cochón para que la metiera toda. Teniéndolo así, cogido por las caderas con mis muslos, toda espatarrada, moví el coño como una puta.

Mi hijo me la metió, con un mete saca seco y profundo, chocando sus huevos en mi coño a cada envite.

—SPLAFFF…AH HIJO…SPLAFFF…MMM OH…SPLAFFF…AY

—SPLAFFF…OH MADRE…SPLAFFF…TU CHOCHO…SPLAFFF

—SPLAFFF…AH METELA TODA…SPLAFFF…¡¡FOLLAME…!!

—SPLAFFF…TOMALA…SPLAFFF…COMO FOLLAS BEATA…

—SPLAFFF…AG…ME FOLLAS TODO EL COÑO…SPLAFFF

Excitados como nunca nos habíamos sentido, Antonio se volteó, haciendo que me pusiera encima de él, sin apenas sacármela.

Verme así reflejada en el espejo, encima de mi hijo, me puso muy perra.

Me deje caer metiéndomela toda, hasta sentir sus huevos golpearme el culo. Nos cogimos de las manos, mirando los dos de forma pervertida y morbosa, como su gruesa morcilla se metía toda dentro de mi coño, cabalgando a mi hijo como una vulgar puta.

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAF…

—AAAHHH…virgen de las angustias…QUE POLLA…ME FOLLAS TODO EL COÑO…¡¡FOLLAAA!!

—OOOHHH MADRE…QUE SABROSO MUEVES EL CHOCHO…NO PARES…

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAF…

—AAAHHH… ¿TE EXCITA COMO TU MADRE MUEVE EL COÑO…? PERVERTIDO…TOMA MI COÑO…FOLLALO…

Antonio me atrajo hacia él, haciendo que me recostara en su pecho. Teniéndome así, me comió las tetas, metiéndoselas en la boca.

—UF…que tetas tan ricas…slurppp…slurppp y que pezones…

—AH… tu padre nunca me las ha mordido así…son tuyas cariño…muérdelas…AH SÍ…cometelas Antonio…

Así, me dio un mete saca que me volvió loca, chocando sus huevos con violencia contra mi coño.

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAF…

—TOMA LA POLLA DE TU HIJO…BEATA GUARRA…

Excitado por ver tan cachonda y salida, a una señora beata como yo, me hablo de forma vulgar y soez, poniéndome los sentidos al borde del frenesí.

—SPLAFFF…AH…SPLAFFF…AH…SÍ FOLLAME…SPLAFFF…

—OH…COMO MUEVES EL CHOCHO MADRE…TOMA POLLA, CACHONDA… ¿ASI TE FOLLO SABROSO…BEATA…?

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAF…

—SÍ…FOLLAME ASÍ…ME CORRO YA…TOMA MI COÑO…

—OH MADRE…TU CHOCHO ME ORDEÑA LA POLLA…TOMA LA LECHE…

Nos corrimos a la vez como nunca lo habíamos hecho hasta ese momento. Sentí como mi vulva ceñía la polla, como si quisiera sacarle toda la leche.

—AAAHHH…TU LECHE…ME LLENAS TODO EL COÑO…¡¡FOLLA MI COÑO!!...ME CORROOO…

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAF…

—OH MADRE…COMO FOLLAS…ME CORRO CONTIGO…TOMA LA LECHEEE…

Nos corrimos abrazados como dos novios en su luna de miel.

Besándonos con las bocas unidas, moviéndonos al unísono, gimiendo de placer. Sintiendo como el coño latía, a cada envite de su polla, y a cada chorretón de su leche.

Recuerdo que, esa noche me acosté sintiéndome feliz, como hacía mucho no me sentía así de bien.

Estuve pensando cómo la vida de mi hijo y la mía habían cambiado, desde hacía unos meses. Ninguna mujer está preparada para acostarse con su hijo.

Y menos siendo como es mi caso, una señora gitana creyente, de moral devota.

El origen de esta inmoral y pervertida relación, está en un drama, el engaño de mi marido, Bartolo. Si no nos hubiera engañado, haciendo de camello, no lo habrían condenado.

No estoy tratando de justificarme, ni que nadie nos exculpe, por una relación tan aberrante como la nuestra.

Muy a mi pesar, mi hijo ha sabido hacerme sentir mujer cómo no pensé en sentirlo jamás. Mi marido nunca ha sido un hombre activo ni apasionado. Es posible que mi conducta decorosa, y hasta devota también tengan algo que ver.

Antonio pese a su juventud, además de saber darme un placer cómo no pensé poder sentir nunca, ha hecho de mí una beata pervertida, aunque me de vergüenza y pudor reconocerlo. Cada vez que pienso en su gruesa morcilla, venosa, se me humedece el coño, sin que pueda evitarlo.

El sábado era el cumpleaños de Antonio. Nada más levantarse se me pegó detrás, dándome los buenos días. No sé si empujada por cómo me ha hecho sentirme mujer, me maquillé nada más levantarme, cómo nunca lo había hecho para mi marido.

Me pinté los pómulos, y los parpados con una sombra de ojos. No sé aún porque, me atreví a pintarme una raya al final de los ojos, con un lápiz.

Para finalizar, me pinte los labios que cómo ya expliqué, son carnosos, dándole a la boca forma de corazón.

Al girarme lo felicité abrazándolo contra mi pecho de forma amorosa. Antonio al verme parece que, le gustó mucho como me había maquillado.

—¡¡Feliz cumpleaños Antonio!! Dieciocho años, no puedo creerlo. Estás hecho todo un hombretón.

Sorprendido al verme así, quedó un instante embobado.

Después de la sorpresa inicial, sonrojado y emocionado, me abrazó con tanta fuerza que me costó respirar entre sus brazos.

—G-gracias…madre…nunca te he visto así de preciosa. Pareces una modelo de las revistas…

Dispuesta a sorprenderlo y atraer su atención, me puse un vestido ajustado, rosa pasión, algo corto, que apenas me cubría la mitad de mis rotundos muslos.

Este color algo chillón siempre me ha gustado muchísimo. Hace un bonito contraste con mi piel morena.

A los pocos segundos de abrazarme mi hijo, noté como se me clavaba en el vientre, algo duro como una piedra.

Al bajar la mirada, quedé sorprendida por el enorme bulto que le hacía el paquete, debajo del bóxer. Descubrir esto hizo me ruborizara, igual que lo estaba mi hijo.

Además de sentir como se me mojó el coño, de sentir su gruesa morcilla, clavándose encima del fino vestido.

El aprovechado de mi hijo, se me rozó con todo desparpajo, frotándome con descaro el bulto que le hacía su grueso rabo.

Sintiéndome algo embarazada, y más excitada de lo que quería reconocer por cómo me mostraba, ante él así vestida, le dije lo primero que se me ocurrió, toda llena de pudor y recato.

—A-Antonio…ahora eres el hombre de la familia…cómo te dijo tu padre…

Apenas oírme decirle aquello, me lleno toda de besos, no parando hasta que me comió la boca, como si fuera un animal en celo.

—Sí madre…yo voy a cuidar de ti. Sé lo que necesita un pedazo de Señora como tú…

Mi hijo me metió la lengua hasta la garganta, besándome con una pasión y un deseo amoroso e incestuoso que me puso la sangre hirviendo.

—MMMPPP… ¡madre!…MMMPPP…y-yo te amo…MMMPPP…

—MMMPPP… ¡Antonio!...MMMPPP…eres mi hijo…MMMPPP…

Mi marido jamás me había besado cómo lo estaba haciendo él. Intente resistirme algo, a ser besada así, de aquella manera tan pervertida, pero mi cuerpo no me obedecía.

Me noté el coño mojado, soltando jugos como un grifo mal cerrado.

—MMMPPP…que buena estás…que boca tienes madre…MMMPPP…

Como si fuera mi amante en vez de ser sangre de mi sangre, me cogió de mí negra melena rizada, sin dejar de morrearme.

—MMMPPP…Antonio…me estás confundiendo…tu padre nunca me ha besado…MMMPPP…

Se sacó la polla que, me dio miedo de ver como la tenía de gruesa y venosa. Nunca se la había visto así. El descarado me hizo se la agarrase y la acariciara toda, hasta sus huevos que noté llenos, de un grosor exagerado.

Teniéndome así, excitada y caliente como una perra, en vez de como su madre, una fervorosa beata, me manoseo toda la canaleta del culo al coño. Me hurgó con descaro el coño, metiéndome dos dedos el aprovechado, haciéndome gemir por sus impúdicas caricias…

—MMM…AG…hijo…te aprovechas de mi…tus dedos me…AG…MMM…

Mi mano, acarició la polla sin prisa alguna de arriba abajo. Disfrutando de descubrir lo gruesa y dura que era. Los dedos como si no fueran míos, le dieron morbosos apretones a la gruesa morcilla de Antonio, como si probaran lo dura que estaba.

A cada apretón de mi mano, me noté las mejillas sonrojadas de pudor y recato, de disfrutar así de la polla de mi hijo, como si fuera una vulgar puta…

Antonio, pese a su juventud lo notó, diciéndome el placer que le daba mi mano.

—OOOHHH…madre…que rico me tocas la polla…tu mano no para de apretármela y tironearla…¡¡BEATA CACHONDA…!!

Sin soltarme del pelo, mi hijo me hizo ponerme de rodillas.

Teniéndome bien cogida del pelo, el chulo se atrevió a darme en las mejillas con su gruesa polla. Me la frotó por los labios haciendo que abriera la boca para que se la comiera.

—UF…mira cómo me ha puesto la polla…la señora.

Tragátela toda…esto es lo que necesita…una señora cómo tú…

—MMMPPP…MMMPPP… ¡CHULO!...MMMPPP…MMMPPP…

Sin que mi hijo me obligara, para mi vergüenza, me vi dándole lengüetazos en el grueso cipote, cada vez que mi Antonio, me metía la polla en la boca, poniéndolo loco de ver la beata guarra que tenía por madre.

—MMMPPP…slurppp…MMMPPP…slurppp…MMMPPP…slurppp…

—OOOHHH…cómo se come la polla la señora…UF…sí…

lame así el cipote…¡¡BEATA GUARRA!!...OOOHHH…MMM…

En el instante que me la tragué, lo miré a los ojos, dándome miedo la lujuria y lascivia que vi en ellos. Para ser honesta, de verme dominada así por mi hijo, me sentí excitada y caliente como nunca me había sentido jamás.

El coño me chorreaba jugos como una fuente.

—MMMPPP…MMMPPP…MMMPPP…MMMPPP…MMMPPP…

Antonio aceleró el mete saca, sintiendo la cabeza del grueso rabo en mi garganta, tragándomela amorosamente, con un pervertido deseo incestuoso…

—¡¡OH MADRE…!! SÍ TOMA POLLA…cómo te la tragas…

¡¡BEATA…!! me vas a sacar la leche…UUUFFF…

Sonrojada hasta las orejas, me la tragué con vicio al sentir algo de líquido en mi boca.

—MMMPPP…MMMPPP…que rabo…tan sabroso…MMMPPP…

Dame la leche Antonio…MMMPPP…MMMPPP…MMMPPP…

Al escucharme, mi hijo fue incapaz de aguantar más.

De verme tan guarra y excitada, se le puso más gruesa la polla. Comencé a correrme a la vez que mi hijo, de tener

aquel hermoso rabo en mi boca.

Me envistió su gruesa morcilla, como si mi boca fuera un coño, obligándome a abrir la boca al máximo.

—OOOHHH…TOMA TODA LA POLLAAA…

ME CORRO EN TU BOCA….BEATA GUARRA…OOOHHH…

—MMMPPP…DAMELA…MMMPPP…MMMPPP…MMMPPP…

En el instante que recibí el primer chorro de leche en el fondo de la garganta, atrapé entre mis labios y el paladar, el grueso cipote, dándole lengüetazos como una guarra.

—SLURPPP…SLURPPP…SLURPPP…SLURPPP…SLURPPP…

Antonio al sentir como le comía así el cipote, se dobló por la cintura encima de mí, envistiéndome su grueso rabo hasta la garganta, sollozando de placer…

—¡¡OH…!! CÓMO TE COMES EL CIPOTE…BEATA GUARRA

TOMA LA LECHE…

Con una mano atraje a mi hijo hacia mí, cogiéndolo de las nalgas.

Con la otra menee la polla, arriba y abajo sin dejar de acariciar los huevos, como si quisiera asegurarme que mi hijo me daba toda su leche.

—SLURPPP…cuanta leche tenías Antonio…MMMPPP…casi no

puedo tragármela toda…MMMPPP…que leche tan sabrosa…

Después de limpiarle la polla, le recordé a mi hijo que tenía

partido con los amigos.

Desde que cambió nuestra «singular relación», Antonio se mostró más seguro de sí mismo, y más extrovertido.

Consiguió hacer más amigos de los que había tenido nunca.

Aproveché que mi hijo no volvería hasta el mediodía, para ir a comprar un lubricante a un sex-shop.

Di hasta tres vueltas a la manzana, antes de decidirme a entrar. Al hacerlo y ver a un chico en el mostrador, estuve tentada de dar la media vuelta.

Cuándo iba a hacerlo me vio. Seguro que, rápido se dio cuenta de lo incomoda que me sentía.

—Hola, ¿puedo ayudarla en algo…?

Lo miré con cara de circunstancias, mirando por encima de su hombro, a ver si su compañera quedaba libre.

Dándose cuenta en seguida de lo que me ocurría, se hizo cargo, siendo muy educado y de una amabilidad que hizo me relajara un poco.

—Eh…sí quiero…un lubricante…

—No se preocupe…aquí tenemos muchos…seguro que damos con uno que le vaya bien…

El dependiente me habló en un tono, como si habláramos algo confidencial, hablándome tan flojo como yo lo había hecho.

— ¿lo quiere para ponérselo Vd. o para usarlo en algún vibrador…consolador…?

—Sí…para ponérmelo yo…

—Bien…tenemos varios…los hay con una base de aceite y al agua…y de varios sabores…

Al oírlo, un leve rubor me subió a las mejillas.

¿Sabores…quiere decir Vd. que se pueden comer…?

Al ver mi extrañeza me lo explicó, aprendiendo en pocos minutos sobre lubricantes más que en toda mi vida.

Compré uno al agua, con sabor a chocolate. Antes de salir fuera, miré unos instantes a ver qué vendían.

Me fui rápida, bastante ruborizada, pensando para que servían todos aquellos artilugios que, parecían hechos por el mismo diablo.

Al poco de salir del sex-shop me encontré de frente con una amiga gitana como yo que, hacia bastante tiempo no veía, al verme quedó boquiabierta por mi aspecto.

—Ana… ¿eres tú…? No pareces la misma…Jesús que guapa

te ves, se nota que tu marido se cuida que nada te falte.

Me noté rojas las mejillas por su comentario…—B-Bartolo está en prisión…Carmen, pero gracias por verme tan bien.

—No me digas…virgen maría…lo siento, he hablado más de la cuenta…—no pasa nada mujer— la excusé intentando no hacerla sentir mal— no tienes forma de haberlo sabido.

—Es que te veo con unos ojos preciosos…por eso he dado por hecho que te cuidan muy bien…

—que exagerada eres hija…tengo en casa conmigo a Antonio...— ¿Toño no…?— me rectificó ella—sí, hoy ha hecho ya los dieciocho años…

— ¿En serio…? hay coño…cómo pasan los años…

—Me sabe mal pero tengo algo de prisa, ya nos veremos.

—No te preocupes Ana, a ver si me cuentas tu secreto que, estás preciosa mujer, das envidia hija…

Me giré rápida, apartándole los ojos. Era de las que hecha las cartas. Me observó de una manera que, me dio miedo pudiera ver algo.

Me pareció que se quedó sospechando que andaba liada con alguien, por cómo me miró «de arriba abajo».

Para quitarme la desazón que sentía, me quise confesar en la parroquia dónde había ido hacia unos meses.

Le confesé al señor cura que, a pesar de rezar a diario fui incapaz de no caer en el pecado de la carne.

Que viéndome abandonada y traicionada por mi marido, cedi a los pervertidos deseos de mi hijo, resultándome más difícil cada día resistirme a sus muestras de cariño.

Le expliqué como Antonio, sabía hacerme sentir mujer como su padre no lo había hecho jamás.

Le acabé explicando que, pese a sentir muchísima vergüenza, pudor y recato, sentía que mi cuerpo necesitaba cada día más las caricias de mi hijo.

—Hija mía, Dios es misericordioso con sus hijos pecadores…

Sólo a él le corresponde juzgaros a ti y a la sangre de tu sangre…reza cada vez que sientas debes hacerlo…santiguate…cuándo sientas placer en tu pecado…ve con Dios en paz…

Salí del confesionario toda agitada y ruborizada, esperando unos instantes a salir a la calle.

Al más llegar a casa, me puse a hacerle a Antonio su comida favorita. Llegó justo cuando acabé de poner la mesa.

Me cambié de ropa, poniéndome algo cómodo. Aunque si debo ser honesta, lo hice con la única intención de llamar la atención del chaval.

Me puse las braguitas rosas que tanto sabía le gustaban, de una blonda traslucida que, dejaban todo a la vista. Encima de las braguitas me puse una bata de encaje de color azul que compré en un bazar chino. Al mirarme en el gran espejo de la cabecera, me dio algo de pudor salir así a comer.

Por los bordes de las braguitas, se me asomaba algunos pelos ensortijados.

Al verme mi hijo, soltó un silbido de admiración. Durante toda la comida no dejo un instante de devorarme las tetas.

Confesarme con el señor cura me hizo comprender que, si Dios nos tenía que condenar al infierno, por el incesto que habíamos cometido, quería ir al infierno disfrutándolo.

Quizás por esto me vestí así de descocada, sin sujetador.

Tanto Antonio como yo, comimos con las mejillas sonrojadas.

Estoy segura que los dos estábamos pensando en cómo me había hecho que le comiera su gruesa morcilla, hacía sólo unas horas.

Nos sentimos tranquilos, relajados, pero con la respiración como contenida, agitada. Yo tenía en mente lo que me había pedido para su dieciocho cumpleaños…

——Quiero hacerlo por detrás madre…

Estaba el aire cargado de una atmósfera pervertida, de un deseo incestuoso que podía casi palparse.

Nada más acabar de comer le dije a mi hijo que iba a echarme a hacer la siesta.

Al oírme Antonio, me preguntó algo que yo sabía estaba deseando decirme, aunque no pensé se atrevería a hacerlo.

—M-Madre… ¿podemos…hacer la siesta juntos…?— me lo preguntó nervioso y excitado, con un hilo de voz, con las mejillas cómo tomates, sin atreverse a mirarme a los ojos.

Al escucharlo preguntarme aquello, me sentí igual que él.

Me noté la respiración que me apretaba el pecho. Con las mejillas tan sonrojadas como mi hijo, y sin mirarle a los ojos.

Al mirarlo un instante, descubrí el enorme bulto que le hacía el paquete, debajo del pantalón de deporte.

Noté su mirada devorándome el bulto que me hacían las braguitas, por lo exuberante que tengo el pubis, además de lo abultado y carnoso que es mi coño.

Sentí como soltaba algunas gotas de jugos. Esto me hizo apretar con disimulo los muslos, no fuera a ver cómo tenía de húmedo el coño.

—No sé Antonio…qué pensaría tu padre sobre…hacer los dos la siesta…

—No se va a enterar madre, porque no vamos a decírselo.

Él nos ha engañado a los dos…y ahora sólo nos tenemos el uno al otro.

Antonio se me acercó abrazándoseme entre sus brazos.

Ocultó su cara en mi rizada melena negra, oliéndome, mientras me beso de forma zalamera, chupándome la oreja y mordisqueándome el cuello. Noté su paquete como una piedra contra mi coño.

Así sin separarnos, tan nerviosa y excitada como él, balbuceando, me oí decirle sin saber de dónde me salía la voz— Quizás tienes razón hijo, sólo nos tenemos el uno al otro…dame cinco minutos antes de entrar…

Bajé la persiana dejando la habitación de matrimonio en un tenue trasluz, creando una suave y sensual penumbra.

Al poco entró Antonio, comentando en un susurro lo mucho que le gustó la luz que entraba a través de la persiana.

—…Que luz tan bonita entra…con la persiana así…

Nada más entrar, lo oí como se atrevió a quitarse el bóxer.

Al ser verano, sólo había puesta una fina sábana.

Se me pegó con desparpajo, quedándome helada de que se mostrara así de descarado con su madre. Noté el enorme bulto del grueso rabo, cómo me lo pegó en las nalgas.

Sentí la gruesa polla como una barra de hierro caliente, quemándome la piel.

Me separe un poco, para dejarlo cortado al sinvergüenza de él. Con un descaro que no me esperaba se me pegó más, a los pocos instantes.

Se atrevió a pasarme un brazo por debajo de la almohada, cogiéndome por la cintura. La otra mano me la dejó como por descuido encima del coño.

Yo me noté excitada y caliente como nunca me había sentido nunca. Antonio ocultó su cara en mi melena, aprovechando que no le decía nada, para mordisquearme el cuello, y chuparme la oreja, sabiendo lo rápida que me excito al ser acariciada así.

Al sentirme besada y acariciada así, hizo se me escapara algún sollozo y gemido, por cómo sabía tocarme el aprovechado.

—Mmm…ah…ah…

Viendo cómo le dejaba hacer, me cogió una teta metiendo la mano por la fina bata, pellizcándome el pezón, poniéndomelo duro como un garbanzo, con una habilidad impropia de un chico de su edad.

Con la otra mano se atrevió a repasarme la pelambrera del coño de arriba abajo, descubriendo cómo estaba de húmeda. Al sentir su impúdico manoseo, se me abrieron solos los muslos.

Le cogí su mano con la mía, pero sin hacer nada por detenerla.

El descarado lo aprovecho para hurgarme el coño, como su padre no me había tocado nunca. Al sentir sus dedos abrirme la vulva, sollocé de placer, santiguándome como me había dicho que hiciera el señor cura.

Mordí los dedos para que no me escuchara, sin conseguirlo…

—AH…virgen de las angustias…MMM…AH…este placer no puede ser bueno…AH…

Excitado por cómo me dejaba tocar, se atrevió a hablarme de forma vulgar y soez, excitándome con él por lo que se atrevió a hablarme…

—UF…madre…que chocho tienes tan jugoso…me voy a dar el lote contigo… ¡beata guarra! tienes el chocho chorreando jugos…

Sacándome los dedos del coño, me hizo le cogiera la polla.

Al agarrar aquella morcilla tan gruesa, la mano no me obedeció. Los dedos se me cerraron solos, acariciando toda la polla de arriba abajo, dándole morbosos y pervertidos apretones, disfrutando de sentir lo gruesa y dura que estaba. Mi hijo al verme tan excitada, me metió los dedos por todo el coño, haciendo que chapoteara jugos como si me meara, corriéndome a los pocos instantes…

—SPLAFSSS…UF MADRE…SPLAFSSS…cómo te chapotea el chocho…SPLAFSSS…que jugos tan ricos…SPLAFSSS…

—MMM…AH…virgen de las angustias…nadie me ha tocado así el coño…ME CORROOO…

Cuando aún me estaba corriendo, mi hijo se puso entre mis muslos, poniéndome debajo de las nalgas un cojín.

En esta pose tan indecente con todo el coño ofrecido, Antonio se lió a comerme el coño como nunca lo había hecho nadie.

Con las mejillas rojas de pudor y recato, por el placer que sentía con mi hijo, me tapé la cara con las manos, sin dejar de mirar cómo me lamia igual que un perro.

—SLURPPP…SLURPPP…que chocho tan dulce y sabroso tiene la señora…SLURPPP…dame los jugos madre…OH…SLURPPP…

Sentí como su lengua me chupó todo el coño, metiéndola toda, bebiéndose mis jugos como un sediento. Volviéndome loca de aquel lascivo y pervertido placer…

—AAAGGG…virgen de las angustias…AAAGGG…mi coño…

ME CORROOO…AY…me comes el coño…

Mi hijo viéndome cachonda y caliente como una perra, con los ojos en blanco, me levantó por las nalgas, poniéndose de rodillas en la cama.

Así, teniéndome toda espatarrada, con las nalgas en alto, me abrió todo el coño con los pulgares, como si se dispusiera a comerse un rico manjar. Me abrió el coño a lengüetazos, chupándome cada rincón del coño, que chorreaba jugos como una pervertida fuente.

—MMM…SLURPPP…que jugos tienes madre…dámelos todos…

SLURPPP…¡¡que chocho tan sabroso…!! SLURPPP…

—AAAHHH…sí cometelo…sinvergüenza…AAAHHH…toma el coño de tu madre…chupalo así…AH…¡¡ANTONIO!!...

Mi hijo me metió el muy perverso, toda la lengua en el fondo del coño. Al ver cómo me comía toda, me volvió loca de placer y lujuria. Le hable como si fuera mi chulo y yo su puta en vez de su madre.

Dejando de taparme la cara por el pudor y el recato que seguía sintiendo, toda sonrojada, le cogí la cabeza, frotándole el coño en la boca como una guarra.

—SLURPPP…que rico te meto toda la lengua en el chocho…

SLURPPP…sí dame los jugos madre…SLURPPP…SLURPPP…

—AAAYYY…virgen de las angustias…SÍ…cometelo así…tu lengua me come todo el coño…AAAYYY…MMM…ME CORROOO...

Le frote a Antonio el coño en la boca cómo si tuviera un ataque epiléptico. Él viéndome tan excitada y cachonda, me atrapó mi carnoso clítoris. Al sentir cómo me lo chupó, le hable de forma soez y chabacana, como si me hubiera poseído una súcubo.

—SLURPPP…oh madre…que pipa tan carnosa SLURPPP…tienes…dámela te la coma toda…SLURPPP…MMM…

—OOOGGG…OOOGGG…SÍ…toma mi pipa…me matas…¡¡CABRÓN…!! que me haces…CHUPALA HIJO…

Cuando aún estaba corriéndome, toda espatarrada, sin soltarme, Antonio me metió toda la polla de una envestida.

Al ser tan estrecha de puente, acostumbrada a la polla ridícula de su padre, sentí como me abría el coño.

—AAAHHH…¡¡QUE RABO…!! Virgen de las angustias…

—UUUFFF…QUE CHOCHO TAN TRAGÓN…necesita mucha polla…

Al soltarme las nalgas, le puse a mi hijo los pies en los hombros. Quedé con todo el coño expuesto, con las nalgas en vilo.

A cada mete saca, sus gruesos huevos me golpeaban el coño, haciendo un sonido acuoso muy guarro, que nos incito los sentidos.

—SPLAFSSS…SPLAFSSS…SPLAFSSS…SPLAFSS…

—AH…SPLAFSSS…AH…SPLAFSSS…SPLAFSSS…me la metes en el fondo del coño…SPLAFSSS…¡¡ FOLLAME HIJO!!

—OH…SPLAFSSS…que rico…SPLAFSSS…te follo…¡¡MADRE!!

SPLAFSSS…que sabroso follas…SPLAFSSS…

Estire la mano, acompañando la gruesa morcilla a cada mete saca dentro de mi coño. Acariciándole los huevos en cada envite.

Al ver cómo le acariciaba la polla, Antonio se excitó como un animal. Soltándome las nalgas se puso entre mis muslos.

Lo rodee con mis fuertes muslos por los riñones, cogiéndome a su cuello. En esa postura, Antonio me sujetó con fuerza, cogiéndome de las nalgas.

Me la metió más profunda si eso era posible, lentamente, dejándomela sentir com me llenaba todo el coño a cada envite.

—SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—MMM…AH…la metes mucho…AH…me follas todo el coño…

—OH MADRE…tu coño se traga mi polla…la aprieta mucho…

Me acercó tímidamente sus labios a los míos. Ambos teníamos las mejillas encendidas, de un rojo carmesí, por el incesto que estábamos cometiendo, disfrutándolo de aquella manera.

Entre abrí los labios, dejándole que metiera la punta de la lengua. Al besar así a mi hijo, me sentí una madre pervertida. A la vez se nos disparó la excitación a los dos.

Mientras se acariciaban las lenguas, Antonio me la metió más fuerte, cogiéndome las nalgas con más fuerza. El coño apretó el grueso rabo de mi hijo, con más intensidad.

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

Me oí susurrándole algo a Antonio, sin deshacer el pervertido morreo, que no pensé jamás le diría a mi hijo…

—MMMPPP…¡¡FOLLA…!! MMMPPP…FOLLAME EL COÑO…

ASÍ DE SABROSO HIJO…MMMPPP…

—MMMPPP…QUE CHOCHO TIENES MADRE…MMMPPP…

COMO FOLLAS…BEATA GUARRA…MMMPPP…

Espoleado de oírme tan excitada, y de sentir como mi coño le ceñía la polla, Antonio notó cómo iba a correrse.

Levantamos las caderas del colchón, con los cuerpos en vilo. Sujetándonos sólo con los pies y parte de la espalda.

Así mi hijo me envistió como un animal.

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—AAAHHH…se te ha puesto más gruesa…me metes mucho el cipote…ME CORRO ANTONIO…AAAHHH…

—OOOHHH…tu chocho me ordeña la polla…TOMA CIPOTE

me sacas la leche…ME CORRO EN TU CHOCHO MADRE…

Agarré a mi hijo como una guarra, ciñéndole por las caderas con mis rotundos muslos. Sacudí el coño como una puta, a cada mete saca, atenazándole su grueso rabo.

—SPLURTTT…AH…tu leche…que rabo me das…SPLURTTT…

—SPLURTTT…OH…como mueves el chocho…SPLURTTT…

—SPLURTTT…AY…me llenas de leche…follame…SPLURTTT…

—SPLURTTT…UF…toma leche y polla…beata…SPLURTTT…

—SPLURTTT…AG…que rabo…follame el coño…SPLURTTT…

Con el último chorro de leche, Antonio me la dejó toda metida. Para mi sorpresa, mi hijo la seguía teniendo casi igual de dura que antes de follarme como lo hizo.

Quedamos abrazados, con la cara de mi hijo oculta en mi rizada melena, con mi coño palpitando, dándole lascivos apretones al venoso rabo.

Dándome Antonio los últimos envites secos, profundos, haciéndome sollozar a cada envite, como a una beata guarra y pervertida.

—SPLAFFF…TOMA POLLA…—AG…QUE RABO…

—SPLAFFF…QUE CHOCHO SABROSO…—AH…MI COÑO…

—SPLAFFF…TOMA RABO…—OG…QUE DURO ESTÁ…

Con el último envite, Antonio me susurró algo que hizo se me mojara el coño. Nos quedamos descansando, sintiendo su grueso rabo duro, dentro de mí…

—Cuándo descansemos madre…quiero hacerlo en la postura del perro…

Nos quedamos traspuestos por el desgaste físico de los dos. Me desperté la primera, con mi hijo a mi lado, dormido del todo.

Lo observé mientras pensaba en cómo me había hecho suya hacía poco rato.

Sin saber que me sucedió, me lancé como una loba por su gruesa morcilla. La cogí como si fuera un cetro del placer.

Tras sacudirla unas cuantas veces, observándola con un pervertido deseo, la engullí notándome las mejillas sonrojadas, de sentirme una madre tan pervertida, siendo como soy una beata devota.

Pasé la lengua por todo el tronco venoso, saboreándola con lujuria. A cada lengüetazo, la notaba ponerse más dura entre mis dedos. Satisfecha del tamaño que iba cogiendo, le pasé la lengua por los huevos que, se mostraban después de haberse corrido hacia un rato, bastante llenos todavía.

Mientras chupé los huevos, la agité arriba y abajo, poniéndola dura cómo una piedra.

Realmente parecía una beata poseída por un súcubo. Me sentía abochornada de cómo era capaz de hacer lo que estaba haciendo.

A pesar de sentirme las mejillas rojas como brasas por el recato y pudor, no paré.

Me tragué el grueso rabo sin pensármelo un instante. El grueso cipote me llenó toda la boca, sintiendo como me frotaba los carrillos a cada mete saca de mi boca.

—MMMPPP…MMMPPP…que rabo tienes…Demonio…MMMPPP…

Ensalivé la gruesa polla de arriba abajo, dejándosela toda limpia y brillante.

Ensimismada en comerle la polla a mi hijo, no me percaté de que Antonio se había despertado.

Al verme como estaba cabeza abajo, comiéndole el rabo, no se lo pensó un momento. Se puso debajo de mí, haciendo que quedará toda espatarrada, con todo el coño ofrecido encima de su cara.

—Antonio… ¿qué haces hijo…? Nunca he hecho esto antes con nad…— sin dejarme acabar, me cogió de las nalgas, haciendo que le pusiera el coño en la boca, como si fuera una puta…

— ¿estás así cómoda madre?—s-sí estoy cómoda…— le respondí, toda abochornada de verme así, encima de él.

Apenas la acabé de responder, me encajó la boca en el coño, metiéndome toda la lengua. Antonio bramó lascivamente, lo sabroso que le pareció comerse mi coño, haciendo el sesenta y nueve con su madre.

—MMM…SLURPPP…OH MADRE…SLURPPP…QUE CHOCHO TAN SABROSO…QUE RICO TE LO COMO…SLURPPP…

Al sentir su lengua como me comía, sonrojada me tragué toda la polla, imitándolo.

—AAAHHH...tu lengua me come todo…el coño…MMMPPP…MMMPPP…que polla…MMMPPP…

Le atrapé el morado cipote entre los labios, dándole lengüetazos. Al sentir la pervertida caricia, envistió su polla en mi boca, metiéndome más la lengua en el coño, dándome lengüetazos como un perro, haciendo que me corriera rápido, y le frotara el coño, loca de placer.

—MMMPPP…oh madre sí…MMMPPP…dame así tu chocho…

MMMPPP…que jugos tienes tan sabrosos…MMMPPP…

—MMMPPP…me corro hijo…tu lengua me mata de placer…

Apenas me había corrido que, deshizo la postura, poniéndose detrás de mí. Mire el gran espejo de la cabecera.

Estaba toda desmelenada, con una cara de lascivia que hizo se me mojara más el coño. A Antonio le vi una lujuria que me dio miedo. Teniéndome bien cogida por las caderas, me la metió toda sin miramiento ninguno.

—SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

Me vi reflejada en la imagen, apretando los puños en las sabanas, gritando y sollozando de placer como una beta guarra, empujando las caderas para que Antonio me la metiera más.

—OOOGGG…¡¡ANTONIO…!! ESTÁ MUY GRUESA…OG…

—UUUFFF…TU CHOCHO ESTÁ JUGOSO…¡¡MADRE…!!

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—MMM…AH…ME METES MUCHO EL CIPOTE…AH…

—OH…QUE CHOCHO TAN TRAGÓN…TOMA CIPOTE…

Antonio me tironeó de mi rizada melena, haciendo que empujara mi culo más rápido. Me corrí empapándole la polla de jugos, volviéndome loca de placer.

Nada más correrme, me enfiló su grueso cipote en mi estrecho ano. Sonrojada al ver que quería hacer, me aparté un instante, excitada y nerviosa como él.

—Espera Antonio, ya sé que quieres hacer…— mientras le decía esto, me note arder las mejillas por el pudor y recato que me daba mostrarse así con mi hijo.

Cogí de la mesita el lubricante al agua que había comprado en el sex-shop. Lo unté por todo el rabo que, no podía estar más grueso.

Lo acaricié repetidamente, notando en los dedos, lo grueso y venoso que estaba. Eché una buena cantidad en la gruesa cabeza amoratada. Al mirarla, me dio miedo el grosor que tenía. A la vez que me noté como se me mojó más el coño.

Le di el frasco a mi hijo, sin atreverme a mirarle a los ojos. Me untó todo el ano con mucho cuidado y delicadeza, por fuera y por dentro.

Nada más hacerlo, agaché la cabeza, levantando al máximo las nalgas.

Tras unos largos instantes, de presionar el grueso cipote él, y yo empujar el culo, el ano cedió. Sentí como me abría muchísimo el culo. Nada más entrar la gruesa cabeza, nos quedamos quietos.

Con una mano le abrí una de las nalgas, mientras me cogí con la otra a su fuerte brazo. Los dos sentimos como mi ano mordía de forma obscena, el grueso cipote.

Tras unos momentos, Antonio comenzó a moverse lentamente, echando un chorrito de lubricante sobre la polla y mi culo. A cada envite noté como me abría toda, sintiendo como las paredes del culo ceñían el grueso rabo.

En pocos envites, me metió lentamente con una habilidad que me sorprendió, casi toda la polla.

—SPLAFFF…OH MADRE…TU CULO ES MUY ESTRECHO…

—SPLAFFF…OG…MMM…ME ABRES TODO EL CULO…

—SPLAFFF…ME APRIETAS MUCHO LA POLLA…SPLAFFF…

—SPLAFFF…OG…ESTÁ MUY GRUESA…ME LLENAS TODA…

Envalentonado por cómo mi culo se tragaba el grueso rabo, se atrevió a hablarme muy caliente y soez, metiéndola sin miramiento ninguno el muy perverso.

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—UUUFFF MADRE…TIENES UN CULO TRAGÓN…OH…

Nunca me había sentido tan excitada. Me noté los pezones que me dolían de lo duros que los tenía.

—AAAGGG…LA METES MUCHO…ME LLENAS TODAAA…

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—OH…QUE CULO TAN GUARRO…MADRE TOMA POLLA…

—OOOGGG…TU CIPOTE…ME ABRE TODO EL CULO…MMM

Antonio excitado por ver cómo le empujaba el culo, me la sacó un instante. Decidido a follarme el culo me la volvió a meter, metiendo sólo el cipote.

Lo metió y sacó repetidamente el perverso, poniéndome cachonda y salida como una perra. Atreviéndose el sinvergüenza a darme algunas nalgadas, cuándo le parecía.

—SPLAFFF…OH MADRE…SPLAFFF…TOMA CIPOTE…

TOMA NALGADAS…BEATA GUARRA…PLAFFF…PLAFFF…

Tras meter y sacar el cipote repetidamente, consiguió que el ano no se cerrara al sacármela, follandome el culo como si fuera una perra, poniéndome muy caliente.

—SPLAFFF…UF…QUE CULO TAN GUARRO SPLAFFF…

COMO SE TRAGA EL CIPOTE…SPLAFFF…SPLAFFF...

—AAAGGG…ME ROMPES EL CULO…TU CIPOTE ME LO ABRE MUCHO…AAAGGG…

Incapaz de aguantar más el morboso y pervertido mete saca del cipote, Antonio me la metió toda. Sin entender como tenía esa habilidad, me cogió con una mano el coño, manoseándome las tetas con la otra.

Al sentir como me la metió toda como un animal, le grite como si me matara.

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—AAAGGG…ME FOLLAS MUCHO EL CULO…¡¡ANTONIO!!

—OOOHHH…TE FOLLO RICO EL CULO…¡¡MADRE!!

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—AAAYYY…SÍ…FOLLA EL CULO DE TU MADRE BEATA…

—UF…COMO MUEVES EL CULO…TOMA POLLA, GUARRA…

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—AAAYYY…TU CIPOTE…¡¡FOLLA MI CULO ANTONIO…!!

Mi hijo, al ver cómo le movía el culo para que no dejara de follármelo, se subió en mi grupa.

Como si imitara a un perro de la calle, me metió la polla haciendo que sus huevos golpearan mi coño a cada mete saca.

—OOOHHH…TU CULO…SE TRAGA MI POLLA…COMO LO

MUEVES…TOMA POLLA…¡¡BEATA…!!

—SPLAFFF…OG…SPLAFFF...OG…SPLAFFF…ME ROMPES EL CULO…SPLAFFF…¡¡FOLLAMELO ANTONIO…!!

Jamás pensé podría sentirme así de follada, una señora gitana, y además siendo una beata. Al sentir como me follaba el culo, me volvió loca de placer, hablándole de forma vulgar como una puta.

—SPLAFFF…OG…SPLAFFF...OG…SPLAFFF…ME ROMPES EL CULO…SPLAFFF…¡¡FOLLAME CABRÓN…!!...SPLAFFF…

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—AAAYYY…ME METES TODO EL RABO…FOLLA EL CULO DE TU MADRE BEATA…OG...QUE RABO TIENES…

Incapaz de aguantar los envites que me daba, acabe toda espatarrada en la cama, sin que me la sacara.

Teniéndome así ofrecida, Antonio me folló el culo como si fuera una bestia. A cada mete saca me la metió hasta los huevos, invistiéndome con todo su cuerpo.

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—OG…TU RABO…OG…ME FOLLA…VIVA…¡¡FOLLAME…!!

Ambos cuerpos se movían sincronizados como si fuera uno solo, rebotando con fuerza en el colchón.

Le grité a Antonio como si me matara, al sentir como me

follaba el culo, como una bestia, volviéndome loca de placer.

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

—UF…TE LA CLAVO TODA…ASÍ…¡¡FOLLA MADRE…!!

—AAAYYY…¡¡ANTONIO!! METELA TODA…

— SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…SPLAFFF…

Al oírme gritarle como una guarra, mi hijo se corrió dentro

de mi culo, hablándome igual que lo hacía yo, arrastrándome con él.

—OH…BEATA GUARRA…ME ORDEÑAS LA POLLA… TOMA…LA LECHE…¡¡PUTA…!!

—OG...DAME LA LECHE…¡¡CHULO…!! ME CORROOO…

Antonio me la dejó toda dentro, sin sacármela, culeándome como un perro, agarrado a mis tetas.

A cada envite de su rabo, me lanzó un chorro de leche, haciendo que tuviera más orgasmos que los tenidos toda mi vida.

—UF MADRE…TU CULO ME APRIETA...TOMA EL RABO…

ME SACAS RICO LA LECHE…

—AY…LO TIENES…MUY GRUESO EL RABO…ME LLENAS DE LECHE…DEMONIO…

—OOOHHH…COMO MUEVES EL CULO…TOMA POLLA Y LECHEEE…¡¡GUARRA…!!

—AY…QUE POLLA…NO PARAS DE DARME LECHE…ME CORRO HIJO…

Así más o menos fue como mi hijo Antonio y yo, acabamos teniendo sexo anal. Desde ese instante nuestras vidas cambiaron totalmente.

Si el relato tiene una buena aceptación, quizás me decida a explicar cómo Antonio pasó a tratarme como si fuera su puta.

Un saludo de una madre gitana, beata, y orgullosa de serlo.

FIN

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