Lujuria en la oficina 04 Consolando al señor de...

Un cliente afligido... Uan recepcionista menesterosa...

CAPÍTULO 4º

CONSOLANDO AL SEÑOR DE LA TORRE

Viernes por la mañana. Como siempre, la Notaría de don Mariano Luján y Sepúlveda está al máximo de actividad y sus empleados corretean de un lado a otro ensimismado en sus pertinentes tareas.

Vamos a centrar nuestra atención en la recepción, a la que acaba de llegar un joven bastante apuesto aunque de expresión sombría y triste.

Loreto, al verlo entrar, toma el teléfono y marca el número del despacho de su jefe.

-Ha llegado el señor De la Torre para hablar del testamento de su padre.

-Muy bien, pídale que espere, y trátelo bien. Hágale pasar a la sala de espera y sírvale un café… O lo que usted considere conveniente.

Un instante más tarde…

-¿Señor De la Torre? Si hace el favor de acompañarme a la salita de espera –invita Loreto al abatido cliente, mostrándole su sonrisa más cálida y profesional, mientras sin ningún disimulo lo examina de pies a cabeza, deteniéndose en su entrepierna, donde se adivina una estupenda herramienta y comienza a notar como su coñito comienza a segregar jugos vaginales.

Ya en la pequeña pero cómoda sala de espera, la pequeña y voluptuosa recepcionista se sienta junto al señor De la Torre e intenta iniciar una conversación.

-Tengo entendido que su padre no era muy mayor…

-No… Sesenta años –responde De la Torre sin poder apartar la mirada del escotazo de la pequeña recepcionista, y por ende, de las grandes tetazas talla 120, comenzando a notar como su polla se endurece bajo la fina tela de sus pantalones de vestir.

Loreto, que se apercibe de este detalle, ensancha su sonrisa y se relame los labios con gesto sensual.

-¿Estaban muy unidos usted y su padre? –Inquiere mientras con hábil gesto se eleva un poco más las mamellas para que el afligido cliente pueda apreciar mejor su volumen.

-Er… Sí, sí, claro –responde el joven mientras, instintivamente, se acaricia la polla por encima del pantalón y clava sus ojos en los tremendos tetones de Loreto, que compone una expresión de profundo pesar, y se arrima un poco más a él, hasta que su exuberante delantera toca su brazo.

-Si hay algo que pueda hacer por usted, para aliviar su dolor –dice al tiempo que, con falso disimulo, apoya su mano en el formidable paquete de su entrepierna, para retirarla de inmediato con un…

-Uy, perdone… Yo no quería…

-¡SÍ QUE QUERÍAS, JODIDA PUTA TETONA! –Exclama el señor De la Torre desabrochándose el pantalón y dejando libres los veintidós centímetros de su verga totalmente dura y erecta.

-¡JODER! –Jadea Loreto abalanzándose sobre el pollón y metiéndoselo en la boca, iniciando una fabulosa mamada que resulta ser un bálsamo para la tristeza del apenado cliente de la notaría-. ¿LE GUSTA ESTO, SEÑOR DE LA TORRE? –Inquiere la experta mamadora, sacándose el cipote de la boca y dedicando al joven una libidinosa sonrisa.

-MMM… ¡ME ENCANTA! –Suspira De la Torre, mientras estira sus manos para sobar las ya desnudas tetazas de la recepcionista, pellizcando sus pequeños pezones de color rosado, hasta ponerlos duros como piedras.

Y entonces…

-¡QUIERO FOLLARTE LAS TETAS! –El joven se agarra el rabo con la mano derecha, lo acomoda entre las domingas de la pequeña y caliente Loreto, que ríe divertida en tanto se estruja las tetas mientras De la Torre inicia un cadencioso movimiento de vaivén, iniciando así una suculenta paja a la cubana.

-¡UFFF, ME ENCANTA SENTIR SU POLLA ENTRE MIS TETAZAS, SEÑOR DE LA TORRE! –Gime Loreto sin dejar de apretárselas por los lados y lanzando lametones al capullo cada vez que lo ve asomar entre sus mamellas.

-¡CALLA, GUARRA! –Brama el joven huérfano mientras se vuelve a coger el miembro con la diestra y con un gesto ordena a la recepcionista espatarrarse en el cómodo sofá de la salita de espera-.   AHORA  VAS A SABER COMO SE LAS GASTA UN DE LA TORRE –jadea en tanto, y sin casi dar tiempo a Loreto a quitarse el diminuto tanga, le clava la polla en el coño, ya inundado en deliciosos jugos vaginales.

-¡JOOODER, QUE TRANCA TIENES, CABRÓN! –Gime la pequeña empleada de la notaría mientras el joven señor De la Torre bombea su polla dentro de su chumino, caliente y mojadísimo.

-¡ERES UNA PUTA MUY CALIENTE! –Jadea el joven sin dejar de impulsar su verga de carne atrás y adelante en el chichi de Loreto, que gime y se deshace en silenciosos orgasmos, llegando a alcanzar hasta cinco seguidos.

-¡SOY TU PUTA, SEMENTAL! –Exclama la joven mientras el joven señor De la Torre saca el nabo de su coño y lo acerca a su boca entreabierta, dispuesto a eyacular en ella.

-¡CALLA, GUARRA, Y TÓMATE LA LECHE! –Brama el ya no tan afligido huérfano comenzando a lanzar chorros y chorros de lefa sobre la cara y las tetazas de la recepcionista.

-MMM… ¡CUÁNTA LECHE, CABRÓN! –Gime Loreto lamiendo los restos de semen directamente de la punta del hinchado capullo de De la Torre.

En ese instante, suena el interfono, avisando de que el joven cliente ya puede pasar al despacho del notario jefe para hablar sobre el testamento de su difunto padre.