Lujuria en la oficina 02 Don Mariano pide...

El notario y su secretaria en plena faena...

CAPÍTULO 2º

DON MARIANO PIDE UNOS INFORMES

Es Lunes por la mañana y a pesar de que la semana no ha hecho más que comenzar, en la Notaría de don Mariano Luján y Sepúlveda, los empleados ya van a tope de trabajo.

A las nueve y media de la mañana, el dueño y director del negocio se persona en y despacho y saluda a su secretaria.

-Buenos días, señorita Cornejo. ¿Tiene preparados los informes que le pedí la semana pasada?

Paloma sonríe y asiente con la cabeza.

-¿Los quiere ya, don Mariano? –Inquiere luego mientras se desabrocha los dos botones superiores de su blusa, dejando ver un diminuto sujetador de encaje negro, que apenas cubre sus tremendas tetazas.

-Los quiero ahora mismo aquí, delante de mí- replica el maduro notario mientras se desabrocha los pantalones y saca su ya dura verga, descapullada y lista para la acción.

-Pues aquí los tiene, don Mariano –ríe Paloma acercándose a su jefe y poniéndole las mamellas en la cara. Mamellas que el cincuentón se apresura a estrujar y a lamer con gusto y placer, hasta lograr que los grandes y oscuros pezones se pongan duros como piedras.

-¡MMM, QUERIDA SEÑORITA CORNEJO! –Jadea don Mariano mordisqueando los durísimos pezones-. ME ENCANTA LA FORMA QUE TIENE USTED DE REALIZAR LOS INFORMES.

-MMM, QUERIDO DON MARIANO –Jadea también la caliente secretaria mientras comienza a pajear el tremendo trabuco de carne de su patrón antes de metérselo en la boca y empezar una espectacular mamada-. YA SABE USTED QUE ESTOY A SU SERVICIO PARA LO QUE GUSTE MANDAR.

-¡JODER, QUÉ BOQUITA, QUE BOQUITA! –Don Mariano coge la cabeza de su asistenta por los lados y, tras levantarse de la silla y con la joven arrodillada, comienza un cadencioso movimiento de caderas como si se follase el orificio oral de su bella y voluptuosa empleada, llegando a tocar su garganta con su tremenda tranca de carne.

-¡ME ENCANTA SU POLLA, DON MARIANO! –Gime Paloma sacándose la verga de la boca y propinándole un largo lametón desde las gordas pelotas hasta la punta del morado capullo, mezclando su saliva con el líquido preseminal y haciendo que su maduro jefe se estremezca de pies a cabeza de puro placer.

Luego, Paloma se baja la minifalda y el diminuto tanga, mostrando su coñito depilado y ya húmedo y caliente, dispuesto para ser comido y follado por el caliente y salido don Mariano.

-MMM, QUÉ CHOCHITO TAN RICO… -Gime el notario metiendo dos dedos en la mojadísima raja de su secretaria, sacándolos empapados en jugos vaginales. Tras esto, y tras pedir a Paloma que se espatarre sobre la mesa, don Mariano hunde su cara entre las macizas piernas de Paloma, iniciando y suculento cunilingus en el que su experta lengua parece enloquecer lamiendo y jugueteando con el hinchado clítoris de su eficiente empleada.

-¡DIOSSS, QUÉ LENGUA, QUÉ LENGUA, QUÉ LENGUAAA! –Chilla la señorita Cornejo retorciéndose de puro éxtasis mientras su jefe sigue comiéndole la jugosa almeja inundada en dulces fluidos vaginales-. ¡ESA LENGUA SUYA ME VUELVE LOCA, DON MARIANO! –Exclama, metiéndose dos dedos en la raja y empezando una frenética paja, para deleite del veterano notario, que acelera el movimiento de su lengua sobre el clítoris de su secretaria.

-Y AHORA TE VOY A FOLLAR –Susurra don Mariano al oído de Paloma, mientras se agarra los veinte centímetros de gruesa y dura polla y, de un empellón, los clava en el caliente coño de su empleada, que se muerde los labios para no gritar de placer mientras su jefe la penetra con potentes embestidas que hacen bambolearse sus tremendas tetazas.

-¡JÓDAME FUERTE, DON MARIANO! –Jadea la joven secretaria aferrándose al cuello del notario-. ¡DIOS, QUÉ POLLA TAN GORDAAA! –Gime mientras su coño chorrea, orgasmo tras orgasmo.

Y por fin, después de quince minutos de intensas embestidas por parte del notario en el caliente chumino de su ayudante…

-¡ME VOY A CORREEER! –El bueno de don Mariano se agarra el cipote y lo coloca entre las exuberantes domingas de la señorita Cornejo para una cubanita final.

Un minutos más tarde, varios chorros de lefa espesa y caliente impactan contra la cara y las tetas de la secretaria, que vuelve a gemir al notar como su chichi se deshace en un nuevo y brutal orgasmo.

No bien han vuelto a vestirse cuando don Mariano Luján y Sepúlveda guiña un ojo a su empleada y le dice:

-Informes correctos, señorita Cornejo. Como siempre.