Lujuria en la oficina 01 Conociendo a la plantilla
En la Notaría de don Mariano Luján y Sepulveda hacen algo más que firmar testamento y legajos...
Todo el mundo sabe o cree saber lo que se hace en una notaría, esto es, firmar papeles, manejar testamentos, dar fe pública de los actos que se celebran dentro de una jurisdicción y otras cosas por el estilo, todo ello con la máxima diligencia y seriedad, como está mandado.
Pero hay una notaría donde hacen este tipo de cosas… Y algunas otras mucho más divertidas.
Es la Notaría de don Mariano Luján y Sepúlveda, y ahora mismo vamos a conocer a la plantilla.
Empezaremos hablando, como es lógico, del fundador del negocio, don Mariano Luján y Sepúlveda, cincuentón e hijo y nieto de notarios; casado con una arpía que le amarga la existencia y no le deja disfrutar plenamente de sus capacidades amatorias, que no son pocas, ya que calza una herramienta de veinte centímetros y bastante gruesa, todo sea dicho.
Luego está Paloma Cornejo, su guapa y eficiente secretaria, de grandes tetas talla 120 y un culito esculpido a base de horas de fitness y aeróbic, y bastante ligera de cascos, todo hay que decirlo.
También están Julián Ramírez y Blanca Castejón, los oficiales encargados de casi todo el papeleo pesado de la notaría y de los que se cuentan que son algo más que compañeros de trabajo, aunque nadie ha podido confirmar ni desmentir nunca nada ya que, como posible pareja, no pegan ni con cola: Julián es bajito y rechoncho mientras que ella es alta y delgada, pero corren rumores de que él gasta una tranca de cerca de treinta centímetros y que ella es bastante estrecha.
La notaría cuenta también con dos auxiliares, en este caso dos mujeres de nombres Asunción, de cuarenta y pico años, grandes tetas y hermoso trasero y Julita, veintipocos años también poseedora de un tremendo par de mamellas y un bonito culo de esos que obligan a mirarlo cuando pasan por la calle.
Y también tenemos a Pablo y Margarita, los dos jóvenes y sufridos copistas encargados de eso mismo, de hacer las copias de todo el papeleo que se realiza en la notaría. Como el resto de la plantilla, Margarita es bastante liberal en cuanto a asuntos sexuales se refiere, todo lo contrario que Pablo, que es bastante inocente y le gusta escudarse en el hecho de tener novia para no entrar en los juegos eróticos de sus compañeros. Lo que más destaca de ellos físicamente, empezando por Pablo, es una polla gruesa como la muñeca de un hombre adulto y unos cojones gordísimos, donde se acumula gran cantidad de semen caliente. Y en cuanto a Margarita, lo más destacable son sus labios, capaces de las más fabulosas mamadas, un culito durito y respingón y una tetitas pequeñas pero muy bien puestas.
Y por último, pero no por ello menos importante, tenemos a Loreto, la menuda y pizpireta recepcionista de poco más de metro y medio de estatura pero tetas grandes y duras y una sonrisa de lo más traviesa e incitante.
La plantilla al completo acaba de regresar de sus merecidas vacaciones veraniegas y el bueno de don Mariano es el encargado de presentarles a la nueva adquisición, Pedrito el botones o chico de los recados como más os guste, un yogurín de dieciocho años de raza negra, guapo y atlético y con una tranca de veinticinco centímetros que a buen seguro hará las delicias de sus compañeras del sexo femenino.
-¡Dios, cómo está el niñato de bueno! –Exclama Paloma una vez terminada la reunión y en compañía de la pequeña Loreto en el servicio-. A ése, antes de una semana me lo paso por la piedra, fijo.
Tan excitada está, que una vez su compañera deja el servicio, se baja las bragas y se masturba de manera salvaje, pensando en el tremendo paquetón del llamado Pedrito.
Éste, sin duda, va a ser un ejercicio laboral de lo más subido de tono.
Sigan leyendo y lo comprobarán…