Lujuria de Domingo

Dos jovenes ardientes, una pelicula erotica, y un voyeur. Este es mi primer relato, espero les guste.

Somos dos jóvenes a los que nos gusta cuidarnos, vivir la vida y sus momentos. Para ponerles en nuestra piel, he decidido hacer una breve descripción de nuestros cuerpos.

Mi chica es muy hermosa a simple vista, con unos ojos castaños e inocentes, morena y delgada, un cuerpo precioso con un culo redondo, de esos que nunca puedes dejar de mirar mientras camina, pelo largo y oscuro, una talla de pecho media, pero a su vez, tan suaves y delicados como dos melocotones, con unos preciosos pezones sonrosados y su rajita depilada.

Yo soy de complexión delgado, ligeramente fuerte, y, algo marcado. Lo que más me gusta de mi físico, a parte de mi polla y mis ojos, son mis piernas trabajadas en el gym. Mi pelo es rubio apagado y mis ojos azules. Respecto a mi rabo, es de tamaño medio, gordito, y, algo curvado, por lo que he de afirmar que es estéticamente precioso, sin olvidarme decir que sexualmente tengo un temperamento fuerte.

Una tarde de domingo lluviosa, de esas que la gente aprovecha para mirar por la ventana, estábamos ella y yo en nuestro salón, un lugar muy espacioso con un gran ventanal de cristal, en el que justo enfrente está el sillón y pueden verse nuestros momentos más íntimos en el salón.

Justo enfrente, hay un ático con cristales un poco nublados que dan a un balcón, en los que acecha un observador. Ella nunca no lo había visto, y yo, he de decir que soy un poco exhibicionista y no me importa, simplemente disfruto a mi manera.

Aquel día, ella y yo, decidimos poner una película erótica, de las que yo suelo descargar de Érika Lust, del estilo moderno con gente joven y buenos cuerpos.

Yo, estaba excitado, y ella, parecía no estar gustándole según mi parecer, hasta que comenzaron a jugar una pareja de chicas, sobándose mutuamente, jugando con sus partes íntimas, y algo muy lujurioso era escuchar sus gemidos y compartir su calor, por ello, decidí tocarla, y estaba muy húmeda, lo estaba pasando en grande viendo a esas dos diosas lésbicas.

Es un placer para mí, cuando ella se pone así, cuando cambia su persona, sus ojos se vuelven achinados, su boca reclama la mía, es entonces cuando se desata la pasión, mientras escuchamos los gemidos de ambas chicas, que siguen a nuestro compás. Mi chica, tiene su zona muy húmeda, pero yo le añado lubricante efecto calor, para aumentarlo…estamos ardientes, nos besamos con pasión, comienzo a hacerla sufrir, rozándole su coño con mi pierna, y, poco a poco, pasándole mi punta ya dura como la piedra por su coño húmedo…bajo hasta ella, y comienzo a lamerle y succionarle, rodeo su clítoris con mi lengua, y la penetro con esta misma, la observo mientras gime, ella está disfrutando de las vistas de ambas chicas que siguen a su juego gimiendo cada vez con más fuerza.

Estoy completamente duro y no resisto más, ella me dice que necesita sentirme duro muy dentro de su vagina, la pongo a cuatro patas en el sillón, como a ella le gusta, le chupeteo su precioso culito, sus nalgas, y vuelvo a incorporarme, comienzo suavemente a penetrarla, poco a poco, mientras le meto mi dedo mojado en su boca; la noto extasiada y veo que es el momento de darle más fuerte, le doy una cachetada en la nalga y me quedo agarrado fuertemente a ellas, comienzo a darle fuertes embestidas cogiendo un ritmo frenético. Sudamos juntos, nuestros cuerpos se pegan, y esto excita aún más, y le doy un par de azotes fuertes para hacérselo saber, hace caso omiso, ella sigue extasiada en su vaivén de embestidas, con los ojos entre abiertos, pero fuera de sí, y una respiración muy acelerada.

Es un horno delicioso y ardiente, me encanta verla así, en estos momentos en los que estoy dándole fuertes embestidas, mientras cojo sus pechos, me doy cuenta que está viendo a nuestro observador que nos mira, y ella, comienza a provocarlo, pensando que yo no me he dado cuenta, ella coge el ritmo, y yo, presiono y azoto sus preciosas nalgas.

De pronto, me dice que me siente apoyado en el respaldo del sillón, justo encima, y ella, pone sus nalgas y su zona húmeda a la vista del balcón, mientras se mete todo mi miembro en su boca, observo que desde el otro lado, nuestro observador está desorbitado, mirando las partes traseras de mi chica en las que imagino que tendra sus labios totalmente hinchados y mojados a su vista, está con unos prismáticos completamente desnudo.

Ella sigue con mi miembro en su boca, agitándolo rápidamente, lamiéndolo y rodeando con su lengua todo mi capullo, mientras con la otra mano, masajea mis testículos; cuando ya no puedo más, me voy en su boca, llenándola y derramándose en sus pechos, mientras sigue enfocando sus nalgas contra el balcón, dando a conocer todo su coño, brillante y húmedo; es entonces cuando se levanta, me da un beso apasionado, y se va a la ducha.

Está claro que ambos hemos disfrutado mucho de este voyeur frente al balcón, pero no hemos dicho nada, sólo hemos disfrutado. Respecto a él, no me importa lo que piense, como a él no le importa que lo hayamos visto, sólo debe conformarse con mirar.

Pantera Dom