Lujuria Chocolatosa

Como una simple fiesta termina en un trio con fetiche a chocolate :D

Gotas de sudor recorría cada rincón de mi piel, los músculos de mi cuerpo se contraían al compas de mi esfuerzos, mi mirada se perdía entre las nubes del cielo azul, el viento golpeaba suavemente la superficie de mi anatomía. Ya llevaba más de una hora trotando por toda la urbanización, lo acostumbraba a hacer todas las mañanas para relajar mi cuerpo y mente, además me ayudaba a mantenerme en un buen estado físico, era como una ayuda también para mis horas de GYM.

Seguí corriendo mientras la música de mis audífonos me mantenía satisfecho, hoy no tenía ganas de escuchar música melancólica y triste, hoy nomas quería pasarla bien y mantenerme con una sonrisa en mis labios. Sentí como alguien se acomodaba a mi lado y corría al compas conmigo, pude ver a Alberto, uno de mis amigos de la universidad, venia sin camisa alguna, luciendo su macizó cuerpo de gimnasio, gotas de sudor empezaban su camino en sus abultados pectorales y hacían un recorrido que terminaba en sus perfectos abdominales, a mi polla le dio un pequeño respingo al mirar esa imagen, despegue mi mirada de su torso y subí a su rostro, me encontré con sus rasgos tan masculinos y su perfecta sonrisa blanca. Cogió con sus dedos y retiro uno de los audífonos que yacían en mis orejas.

Ole David – me decía todavía con su sonrisa que me derretía como la mantequilla.

Ola Albert – le respondí saliendo de mi transe al que él me había inducido.

¿Tienes la noche libre? – me pregunto mientras seguía mirando adelante, mientras yo hacía lo mismo.

Pues tenía una salida pero al final se cancelo – le dije tratando de no fijarme en el bulto de su entrepierna, es que mi amigo como todo buen morenazo se imaginan el trozo de carne que se cargaba.

Pues hoy hay una fiesta de una chica que cumple sus 20 años – me empezó a decir- y a ver si podíamos ir a ver qué casamos.

Pues claro yo me le apunto de una – le dije animado.

Qué bien parcero – me dijo mientras me palmeaba el hombro - te recojo a eso de las 9 de la noche.

Si me recoges puntual – le dije.

Pues claro – me dijo mientras me palmeaba de nuevo la espalda y se iba.

Seguí trotando más lento y me dirigí a mi apto. Al llegar lo primero que hice fue darme una ducha, recorrer con la yema de mis dedos mi tersa piel, me encantaba mi piel café con leche. Salí y luego de ponerme a hacer unos cuantos deberes se me dieron las 7 de la noche y me dirigí a darme otra ducha para comenzarme a arreglar. Me demore unos 30 minutos bañándome y luego sin mucha prisa me vestí con lo mas casual. Termine con una camisa manga larga a cuadros azul rey y negros, unos jeans azul claro y unas zapatillas negras que cubrían mi tobillo. A eso de las 9:05 paso Albert y nos dirigimos a la fiesta que se realizaría en una de las mansiones de la ciudad. Al llegar nos bajamos del carro y empezamos a visualizar como estaba la zona, mi amigo estaba muy guapo tenia uno jeans blancos con unos rotos en sus muslos que resaltaban perfectamente su piel morena y una camisa cuello V color amarillo que resaltaba mucho con unas zapatillas del mismo color.

Entramos y empezamos a mirar como era la fiesta y miramos que las luces eran algo bajas, tenía un ambiente electrónico mientras la inundaba la música Dance. Había mucha gente y pude mirar como habían muchos bocadillos de chocolate y fuentes de todo tipo. Pasaron algunas horas entre bailes y copas tras copas, ya me estaba haciendo algo de efecto, mi amigo Albert estaba ya un poco mas tomado de lo normal, entonces le pedimos permiso a Sandra, la cumpleañera, para que nos dejara quedar en algun cuarto, ella dijo que en el tercer piso había muchas habitaciones desocupadas que cogiéramos la que quisiéramos. Le pedí el favor a un amigo de Albert que me lo ayudara a llevar, el chico se llamaba Rubén, tenía la piel blanca como la porcelana y debajo de esa camisa se divisaba un cuerpo fibrado, su cabello era negro y sus ojos verdes. Subimos al tercer piso y empezamos a buscar cuarto por cuarto, ya eran casi las 3 de la mañana, abrimos el primero y encontramos a una pareja teniendo sexo, luego otra, otra y otra, y lo único que encontrábamos eran chicos follando o vomitados.

Hasta que encontramos una pero era como el cuarto donde guardaban las cosas de la fiesta, y como la temática era carnaval de chocolate pude mirar cajas repletas de chocolate, fuentes de chocolate, había de todo. Corrimos las cajas y encontramos una cama muy amplia, pusimos a Albert ahí mientras le pasaba un poco la borrachera.

Oye y lo vamos a dejar aquí – me pregunto Rubén.

Pues sí, pero yo me quedare con él – le dije.

Si quieres te acompaño – me dijo mientras me quiñaba el ojo, yo ya estaba sospechando algo.

Pues si quieres – le dije mientras me sentaba en un sillón que había en el cuarto.

Porque no jugamos a algo para no aburrirnos – me dijo mientras me sonreía pícaramente.

¿Y a que jugamos? – le dije mientras levantaba levemente mi ceja derecha.

Pues aquí hay mucho chocolate – me dijo mientras cogía unas pequeñas barras de chocolate – porque no tomamos una barra de estas cada uno de un extremo con la boca y el que más coma es el ganador – termino con una sonrisa muy picara, ya estaba seguro que quería rollo y yo no me iba a hacer rogar.

Está bien - le dije mientras abría campo en el sillón – siéntate al frente mío.

Se situó al frente mío, se desabotono su camisa roja hasta llegar al comienzo de sus pectorales, cogió la primera barra de chocolate, puso la punta en sus delgados y rojizos labios, se fue acercando poco a poco, yo también me acerque hasta que cogí el dulce entre mis labios. Empezamos a comerlo calmadamente, íbamos a la par, yo me deleitaba con ese adonis que tenia al frente mío, pude mirar como una gota de sudor se escurría por en medio de sus pectorales, mi polla dio un respingo. Seguimos devorando la barra y cada vez se acercaba mas y mas el final, miraba en sus ojos lujuria y deseo, en los mios de igual forma, daba morbo jugar teniendo a mi amigo dormido a pocos metros de nosotros.

A nuestros rostros los separaban apenas unos pocos centímetros, cada vez sus labios estaban más cerca de los míos, nuestras respiraciones eran agitadas y desprendían adrenalina en la sangre, nuestros ojos eran la ventana a la lujuria contenida en nuestro cuerpo. Faltaban pocos centímetros sentía su aliento pegarle a mi rostro, y yo ya quería probar esos labios de fresa. Cuando pude sentir como las pieles de nuestras narices chocaron, nuestros dientes sostenían el último trozo del dulce, ahora la batalla había llegado a su límite, perder o ganar era la opción, sus ojos como esmeraldas no se despegaban de los míos. Tome aire y di el último paso, cerré mis labios mientras le arrebataba el ultimo trozo de los suyos, nuestros labios rosaron, me aleje un poco mientras empezaba a saborear el chocolate en mi boca, se escurrió un poco en mi comisura y lo recogí con la legua sensualmente, mientras Rubén me miraba con deseo y se mordía su delgado labio.

Se acerco poco a poco hasta que sus labios tuvieron contacto con los míos, y se abrazaron y masajearon entre sí, descargando y comunicando toda la lujuria contenida en nuestros cuerpo, tome el rostro de Rubén y lo fui dirigiendo con su cuerpo hacia atrás mientras recostaba su fibrado cuerpo en el sillón, pase mis manos por su lampiño pecho hasta llegar a sus delineados abdominales, los fui acariciando poco a poco con la delicadeza y firmeza constante. Seguía degustando esos rojizos labios que me embriagaban, los separe de los míos y me despegue de su cuerpo mientras me dirigía hacia una caja y sacaba dos fuentes de chocolate, una de blanco y otra de negro, conecte y me di media vuelta mientras miraba pícaramente a ese cuerpo fibrado que yacía en el sillón.

Ahora yo soy el que propone el juego que realizaremos ahora – le dije mientras me acercaba a su cuerpo, deguste de nuevo sus labios y empecé a desprender su camisa de su torso – este delicioso pecho blanco me lo voy a comer cubierto de chocolate – le señale la fuente.

Hazme lo que quieras – me dijo mordiéndome el labio inferior.

Desprendí mi camiseta de mi cuerpo, la tela se deslizo por mi piel bronceada mientras Rubén se deleitaba con la vista, pase una mano, sensualmente, desde mi pecho hasta mi marcado abdomen, él nomas me miraba provocativo. Cogí un poco del chocolate y lo fui esparciendo por mi abdominales, los bañe todos, me acerque a Rubén y tome su cabeza desde atrás y atraje sus labios a mis abdominales, empezó a degustar cada abdominal mío, yo guiaba su cabeza mientras acariciaba su sedoso cabello. Sacaba su lengua y lamia cada abdominal lento y sensualmente mientras me miraba con lujuria, los dejo totalmente limpios, lo tome de la barbilla y lo alce lentamente, hasta tener sus labios frente a los míos y degustar la esencia del chocolate que se acababa de comer con sus labios, los mordí, succioné y aspire, me encantaban.

Ahora el que va a jugar soy yo – le dije.

Tome un palillo con el chocolate negro, y lo dirigí al pecho de Rubén, empezaron a caer las gotas en su tórax, miraba en su cara algunas trazas de dolor pero le excitaba hacer esto, las gotas cubrían sus pectorales, y me encantaba la combinación que hacía con su piel. Dirigí mi golosa boca hacia sus pectorales y empecé a degustar tan exquisito platillo, me encantaba quitarle el chocolate de su delineado cuerpo. Luego regué chocolate en las hendiduras de sus abdominales y en su ombligo, me llevaba el cielo repasar con mi lengua cada cuadrito de él, miraba su cara de lujuria, lo hacía lento y pausado, poso su mano en mi cabeza marcando el ritmo y el lugar de mis lamidas, lamia uno a uno, quería dejarlos blanquitos, luego le di un pequeño mordisco y beso a cada uno de ellos.

Seguía probando cada centímetro de su tersa piel enrojecida por el chocolate caliente, el tenia sus ojos cerrados disfrutando de cada caricia que le proporcionaba mi juguetona lengua. Mientras seguía con mi trabajo pude sentir como algo caliente caía en mi espalda, cuando volteé mi mirada me encontré con la sonrisa perlada de Albert.

Y es que pensaban divertirse sin mi – dijo mientras salpicaba otras gotas de chocolate blanco en mi espalda.

Ya sabía que se sentía que te regaran chocolate caliente en la espalda, seguí con mi trabajo y degustando al adonis que tenia entre mis brazos. Cuando sentí como los carnosos labios de Albert besaban mi piel delicadamente, mientras que su lengua acariciaba mi piel, se sentía tan rico, seguía recorriendo un camino sin fin mientras yo hacía lo mismo con aquel chico. Llegue a la cintura de Rubén y vertí un poco de chocolate en sus caderas, dirigí mi boca y empecé a morderla muy despacio, es que me encantaban las cadera y este tenía un tatuaje de un dragón allí y me excitaba mas, desabroche el pantalón de este y lo fui bajando poco a poco mientras no dejaba de besar su pelvis. Albert seguía con su trabajo en mi espalda, rego una raya completa desde mi nuca hasta el comienzo de mis voluptuosas nalgas, empezó a quitar entre mordiscos, lamidas, chupadas y demás el chocolate blanco que yacía en mi fuerte espalda, siguió bajando hasta quitar el último toque del dulce, dirigió sus manos a mi jean y la ingreso allí, lo desabrocho y bajo mis pantalones hasta mis rodillas, tomo el chocolate y lo esparció en una amplia capa por ambas nalgas, ardía un poco pero me excitaba pensar que luego Albert se comería todo ese chocolate blanco en mis nalgas como platillo.

Le quite por completo los pantalones a Rubén, un pene de aproximadamente 17 cm lleno en la cabeza de precum y cubierto por unas cuantas venas, puse una gota del chocolate en la punta de mi lengua, la acerque y empecé a pasarla por cada una de las venas que cubría ese perfecto aparato rojizo. Con cada lametón degustaba su precum revuelto con el delicioso sabor del dulce que se encontraba en la punta de mi lengua, él nomas me tomaba del cabello y me lo jalaba por el placer proporcionado por mi boca. Rubén aparto con sus manos mi cabeza, se levanto del sillón y unto sus labios con una fina capa de chocolate, acerque mis labios a los suyos chupe primero el labio de arriba, luego el de abajo terminando con un pequeño mordiscón y un pequeño hilillo de sangre que absorbí con deleite, acerque más nuestros labios y estos se devoraron con ganas y deseo, nuestras lenguas encontraban en una batalla sin fin, nomas buscaban conocerse y nada más, nuestras cavidades bucales tenían una esencia de chocolate que me embriagaba.

Rubén se arrodillo frente mi desnudo cuerpo, se puso al frente mío, empezó a regar muy despacio hilos de chocolate, la baño por completo, acerco sus labios, abrió su boca y se trago mis 18 cm de un solo tirón, empezó con una mamada infernal, me llevaba al cielo, se lo sacaba lamia la punta y lo volvía a engullir en ella, lo volvía a sacar y lo recorría con toda su lengua, yo nomas me aferraba a su negra cabellera. Mientras tanto Albert ya me había abierto las piernas al igual que mis nalgas de par en par, se había comido todo el chocolate blanco que había esparcido por mis nalgas, ahora sentía como las abría y regaba desde su comienzo un hilo que se esparcía hasta mi ano y seguía derecho, apretaba mis nalgas y sacaba esa lenguaza que se gastaba y la pasaba por toda mi raja, se detuvo en mi hoyito lo acariciaba y luego trataba de penetrarlo con la lengua, yo nomas gemía cada vez más fuerte.

Estaba en el séptimo cielo, no era para menos tener a un blanquito comiéndome la polla bañada en chocolate negro como un poseso y a un morenazo propinándome un beso negro con esencia a chocolate blanco, estos dos tipos si sabias en lo que estaban. Rubén empezó a hacer un camino de besos, empezó a subir desde mi pelvis poco a poco se detuvo en mis abdominales y los empezó a degustar uno por uno, paseaba su lengua por los canales de mi dura chocolatina, siguió subiendo y se paro en mis abultados pectorales, tomo entre sus manos unas barras de chocolate de las que comenzó este maravilloso juego, la destrozo con sus manos y las empezó a embarrar por todo mis duros pectorales, me propinaba un masaje con ese dulce mientras el calor desprendido por mis musculos lo derretía mas y mas. Luego acerco sus rojizos labios y delicadamente empezó a chupar mis tetillas, degustando el chocolate con mi esencia, yo era cm su droga en vida. Siguió subiendo y puso mi cuello de lado y vertió en él mas chocolate blanco, para poder degustarlo de ahí, mordía y succionaba mi cuello con deleite, yo lo tomaba de la cabeza y dirigía sus movimientos, él acariciaba cada rincón de mi cuerpo con lujuria, lo tome del pelo y lo separe de mi cuello, lo mire y empecé a devorar su cuello mientras él tamein devoraba el mío.

Albert seguía deleitándose con mi ano, pude sentir como ingresaba un dedo a él, yo suspire un momento ante la sorpresa, seguí degustando el delicioso cuello que se gastaba Rubén.

Vamos a la cama – ordeno Albert.

Nos dirigimos a la cama completamente desnudos ya, hice que Rubén se pusiera en la gran V, mientras que yo me puse a cuatro patas. Tome una salsa de chocolate y empecé a regarla por los guevos de Rubén mientras se derretía hasta su rosadito agujero, acerque mis labios hasta sus bolas bañadas en ese delicioso manjar, las lamí con deleite, me metí una pelota primero y luego otra, estaban tan ricas, luego con mi lengua empecé a bajar en el camino hasta su anillo rojizo bañado en chocolate negro, di el primer lengüetazo y de los delgados labios de Rubén se escapo un gemido ahogado, abrí mas sus nalgas con mis manos, di otro lengüetazo pero más lento y concentrándome en su anillo rojizo, él nomas se agarraba de las sabanas al sentir tan desgarrador placer. Cuando iba por el tercer lengüetazo sentí una corriente desde mi ano a mis guevos y que me recorrió toda la espalda, una descarga de placer que me impidió que siguiera con mi labor, sentía como Albert ingresaba dos dedos a mi ano acompañados de su gigantesca lengua, yo empecé a gemir poco a poco al sentir esa sensación, masajeaba mi año con una devoción increíble, le ingresaba los dedos y lo degustaba con baños de chocolate blanco cada vez más abundante.

Yo suspiraba más fuerte, no me podía concentrar con la comida de culo que me estaba dando Albert. Tratando de sentir y hacer sentir a la misma vez, seguía vertiendo chocolate negro en el ano de Rubén, el suspiraba y gemía mas fuerte cada vez que sentía mi lengua penetrarle más hondo, ingresaba un dedo y luego dos en su orto, uufff me encantaba como se dilataba con el chocolate, como se adentran cada falange de mi mano en ese hoyito rojizo de mi perdición, ya le cabían tres dedos y quería mas. Ya en mi ano tenía 4 dedos de Albert albergados dentro de él, y masajeaba tan rico, me tenía totalmente en las nubes ya no aguantaba más, tenía que penetrarme este hombre de chocolate.

Albert ensártame YA!!! – le grite con deseo y desesperación.

Ven ponte en posición del misionero – me dijo mientras retiraba sus 4 dedos de un totazo y me proporciono mas placer.

Le di el ultimo lametón al anillo ardiente de Rubén y me volteé, ubique mis piernas en los hombros de Albert, pude divisar en todo su esplendor el mástil de mi amigo, le debería medir unos 23 cm y era súper grueso, pero de seguro me dolería algo cuando me lo metiera. Mire como Rubén trajo una vasija llena chocolate blanco y se la rego por los hombros a mi amigo, el chocolate se esparcía por sus voluminosos pectorales, sus abultados brazos, seguía derritiéndose por sus marcados abdominales y se perdían por los últimos tramos de piel de sus piernas, se miraba tan exótico, Rubén empezó a darle un pequeño masaje a su cuerpo de gladiador. Luego Rubén cubrió su cuerpo con chocolate negro, su piel contractaba con el dulce que se regaba por toda su anatomía, bañaban sus abdominales. Eso me puso súper empalmado al igual que a Albert, miraba como esos dos adonis, uno tan oscuro como el chocolate que cubría el cuerpo de Rubén y el otro tan blanco como la leche se masajeaban entre ellos sus pectorales, se besaban con ganas y pasión.

Albert posicionó mis piernas, ubico su gran herramienta en mi entrada, se aferro a mis muslos y empezó a penetrarme, primero paso esa gran cabeza, me dolió un poco pero las ganas que me poseerá son mayores, siguió ensartándome con ese mástil de carne ardiente, sentía cada centímetro que se clavaba en mi interior, el rose de la piel de su polla con las cálidas paredes de mi ano. Mis dos amigos seguían masajeándose sus esculturales cuerpos mientras se devoraban las bocas, el chocolate revuelto de sus manos era del color de mi piel. Seguían pasando sus manos y devorándose los cuellos con lujuria extrema, yo con la vergaza de mi amigo clavada hasta el fondo, mientras las paredes de mi ano la abrazaban y le daban una gran acogida, sentirlo adentro y tener a esas masas de músculos manoseándose me llevaba al cielo cuando quise sentir la primera estocada y salió un chorro de precum de mi polla.

Albert la sacaba y la metía despacio, y se lo agradecía, me permitía sentir cada movimiento de su polla en mi interior, me tenía en el cielo aquella sensación, mi polla estaba chorreada de precum. Rubén se acerco a mí y se engulló mi polla en su cavidad bucal y posiciono su trasero en mi cara, mirar ese agujerito rojito boqueando para que lo penetrara no me dejo opción, le metí un dedo de un solo tirón, él no gimió porque y tenía su boca llena de mi venosa y jugosa polla, el chocolate había llegado hasta su agujerito y me encantaba saborearlo en aquel platillo tan sabroso, que era su ano. Pasaba mi lengua de arriba abajo con devoción y demencia, su olor y esencia me volvían loco, lo penetraba con mis dedos y lengua sin parar, me encantaba tener ese anillito jugoso entre mis labios y en medio de mi juguetona lengua, boqueaba pidiendo más dedos y yo se los daba gustoso.

Tome entre mis dedos una de las barras de chocolate y empecé a restregársela en su hoyito, lo penetre un poco con la barra cilíndrica, le hurgaba su cada vez más su dilatado orto deseoso que lo poseyeran, lo metía y lo sacaba mientras no podía pasarle mi lengua por los gemidos que se escapaban de mis labios, al sentirme atravesado por ese vergazo del color de la barra que atravesaba el ano de Rubén. Las penetraciones de Albert eran hondas y secas, me llevaba al cielo con cada rose de su mástil, el placer que me propinaba era incomparable y la mamada que me estaba dando Rubén de igual forma.

Rubén se despego de mi erecta polla, se levanto de mi pecho, puso una pierna a cada lado de mi cintura, puso mi pene en su entrada y se lo ensarto de un golpe seco, casi me desmayo al sentirme penetrado y penetrando yo a la misma vez, tome a Rubén de las caderas y acerque mis labios a los de él y nos fundimos en un apasionado beso. Nuestros cuerpos bañados en sudor y en chocolate. Rubén subía y bajaba de mi pene en un frenesí incomparable, mientras Albert me penetraba cada vez más duro y se abrazaba al cuerpo bañado en chocolate negro de Rubén, mezclándolo entre si cada vez más, dándole a sus cuerpos un tono café con leche. El calor de la habitación aumentaba cada vez más, el ambiente estaba lleno de testosterona expulsada de nuestros cuerpos, con un toque a chocolate, nuestros cuerpos sudaban y expulsaban más y más calor de ellos, provocando que el chocolate se derritiera y resbalara por nuestros marcados cuerpos.

Rubén unía sus delgados labios con los míos mientras masajeaba los músculos de Albert, y este último le devoraba el cuello chocolatoso a Rubén, yo rasguñaba la rojiza espalda de aquel chico cada vez más duro, el placer era incontenible, la melodía que llenaba la habitación eran nuestros gemidos de caballos en celo, tres machos en una batalla de placer incontenible, mientras sus vibrados cuerpo los bañaban capas de sudor y un extraño color de chocolate café claro. Rubén intercalaba los besos conmigo y Albert, mientras no dejaba de subir y bajar, su ano estaba dilatado pero él lo apretaba cada vez más, haciendo una fricción mayor entre mi pene y las paredes de su ano, provocándole más placer, de la misma forma que Albert me lo estaba propinando a mí.

Empecé a masturbar la polla de Rubén en un frenesí, el gemía mientras tenía los ojos cerrados y pedía más y más entre gritos y gemidos. Un trallazo de su leche salió volando y cayó en mi rostro, mientras lo siguieron otros 5 y empezó a apretar su culito cada vez mas y mas, y yo no aguante mas, y di un gemido ahogado mientras sentía como me corría dentro de Rubén, mientras rasguñaba su espalda ante el placer expulsado, Albert convulsionaba cada vez más fuerte, nuestros cuerpo temblaban, yo había perdido la noción del tiempo, era tanto el placer que sentía, sentirme lleno de leche mientras esta escurría de mi ano, correrme como un toro dentro de un culito tan apretadito y terminar con mi cara y pecho llenos de esperma. Nuestros cuerpos sudorosos, bañados en chocolate derretido, destilando por cada musculo de nuestros cuerpos y entregados al placer cayeron en la gigantesca cama, Rubén se cayó en mi pecho con la respiración entre cortada y los ojos cerrados, yo abrazado a la enrojecida espalda de este y sentir como Albert sacaba su vergaza de mi abierto ano, se acostó a mi lado mientras me besaba y también besaba a Rubén.

David esto fue el alucinante – me dijo Albert.

Dímelo a mi – le dije sin aliento

Que trió chocolatoso nos metimos Jajajjajaja – dijo Rubén mientras todos nos echábamos a reír.


Bno esto fu algo que salió de imprevisto jajajjajjajja espero sus criticas bnas o malas y ya estoy preparndo el segundo capitulo de Amor In Ocullis Nigra :D besoss y este a dedicado a ya saben quienes jajjaja ;)