Lujuria
En ese momento siento una gran sorpresa. Juan no ha venido solo, alguien más está con nosotros en la habitación ...
Son cerca de las dos de la madrugada, casi estoy en medio de un sueño profundo cuando comienzo escuchar el timbre de mi teléfono móvil. ¿Quién cojones será a esta hora? Si es un equivocado será razón para que vaya por él a matarlo. Pero no, es Juan.
Uff, ¿Que querrá Juan a esta hora? Solo al ver su nombre en la pantalla se me llena el cuerpo de lujuria. Espero unos segundos más para despertar en él la incertidumbre y al fin descuelgo el teléfono.
- Hola Juan, ¿como andas?
Su respuesta no se hace esperar: Vengo de Punta Cana, casi estoy a 10 minutos de Santo Domingo, hace unos cuantos días que no me corro y siento que estoy lleno de leche hasta el cuello. Si ahora llego a casa mi mujer por nada de la vida va a querer que me la folle. ¿Qué tal si me acerco a tu casa?
Uff, mi lujuria se desata al límite, como pueden algunas mujeres estúpidas desperdiciar a un macho alfa en estos tiempos, cuando hay por ahí suelto tíos tan glotones como yo. De inmediato le digo: Cojones, de solo pensar que te puedo estar mamando dentro de unos minutos ya me tiene empalmado como un tren. Estaré esperándote, así que cuando llegues me das un toque para abrirte la puerta.
Juan me dice: No, mejor me gustaría que me esperaras en la cama, deja la puerta sin pasar el pestillo y espérame en la cama, con la lámpara de noche que tiene es luz roja que me pone. Te recomiendo que te lubriques, porque no voy a estar para perder el tiempo es esas churradas.
Finalmente le digo: Venga, así será.
Cuelgo el teléfono y siento que todo el cuerpo me tiembla, me voy al baño a asearme un poco, dejo la puerta de la casa para que pueda entrar como quiere. Luego busco el lubricante y antes de usarlo me lo pienso. ¿Qué tal si lo dejo así para saber a que sabe este macho al natural. Pero de inmediato pongo los pies en la tierra. Juan se gasta un buen aparato y folla con una furia de un animal salvaje en celo. Mejor que no pruebe de momento esta experiencia. Y me echo un poco de gel lubricante.
Finalmente vuelvo a la cama desnudo, solo me tapo con una sábana en la que solo cubro mis genitales para desatar el morbo y me dedico a pensar como va a ser la mamada que le voy a dar, pues tengo que aprovechar esta oportunidad en la que él a elegido entre su mujer y yo, para que no se le olvide.
Por mi mente empiezan a pasar ideas de cómo hacerlo disfrutar más, de excitarlo a tope y pensando en él estoy empalmado como un tren, incluso me salen solas las primeras gotas de agua.
Y así de sorpresa siento que alguien entra en mi casa, mi corazón comienza a latir precipitadamente, hay unos segundos de silencio y al fin hace su aparición ante mi Juan completamente desnudo en la puerta de la habitación. Como quería encontrarme en la cama no me levanto, lo veo y dejo que él se acerque.
Llega a mi lado y me da un beso en la boca, viene con la barba de un par de día sin afeitarse y del solo roce con mis labios ya siento que me arden, pero su lengua entra en mi boca y empiezo a disfrutar del sabor de su saliva mientras con una de mis manos llego a su aparato y lo acaricio. Está empalmado a tope, parece un animal salvaje que busca un culo que devorar. La boca se Juan es implacable, de mis labios sigue al cuello y de ahí comienza a darme una chupada de pezones que me enloquece. Está tan ansioso de gozarme que son pocas las oportunidades que tengo de empezar a cumplir mis planes de darle una buena mamada.
Pero hay un instante de calma, yo tengo casi mi mente en blanco y aprovecho para ir a sus huevos y darles un beso y de inmediato comienzo con mi lengua a lamerle las bolsas que se que le da un enorme placer, mientras se las chupo con mucha delicadeza para no lastimarlo siento como de la cabeza de su polla llegan a mis labios sus primeros líquidos seminales y de nuevo la lujuria me hace ir subiendo dándole lengua desde la gorda base de su tronco hasta llegar a engullirme la cabeza babosa de deseo y sentir su exclamación de placer y ahí mismo comienzo una mamada profunda, esta vez no lo voy a desesperar y voy a mamar con intensidad desde el primer momento.
Juan abre sus piernas y adopta la posición de mamado, en ese momento yo no dejo de saborear con mi lengua todo si vientre y de nuevo vuelvo a la carga sobre su polla. Acaricio sus huevos y siento que están duros, es verdad que están llenos de leche y se los voy a dejar vacíos, sin una gota.
Siento que su mano que acaricia mi cabeza está buscando que me meta su polla completa en la boca. Eso es bastante difícil, pero él insiste y comienzan a producirse las arqueadas al tratar de tragarme semejante aparato. Siento que su polla ruge como un volcán a punto de erupción y se me llena el cuerpo de lujuria. Cuando se corra en mi boca que se prepara que lo voy a hacer retorcerse de placer, pero no le voy a dejar una sola gota de leche en los huevos aunque me lo suplique por su madre.
En ese momento siento una gran sorpresa. Juan no ha venido solo, alguien más está con nosotros en la habitación. Me doy cuenta porque en ese momento siento el dedo de una mano que me acaricia el ojete. Yo intento reaccionar a la sorpresa, pero las manos de Juan no me dejan abandonar su polla y siento que me dice: Deja que Antonio te de por el culo, cuando te folle no se te va a ocurrir protestar más por el tamaño de mi polla.
Y en ese momento el nuevo huésped de mi casa comienza a acariciar con su la cabeza de mi polla mi ojete lubricado. Con una de sus manos busca un poco de saliva de mi boca, pienso que para lubricarse su polla un poco. No he podido ver el tamaño de su aparato, pero el anuncio de Juan me tiene aterrado. Sigo mamando con intensidad, pero la entrada del pene de Antonio en mi culo me deja sorprendido. Mi culo hace un esfuerzo enorme por dejarlo entrar pero su la cabeza de su polla es tan gorda que parece que me voy a reventar.
Yo dejo de mamar y le suplico a Juan que no deje que me metan semejante aparato y lo único que logro de él es decir: No te hagas el estrecho y sigue mamando que hoy vas a saber lo que es una polla dominicana. Siento que las manos de Antonio sujetan mi cintura y como su cadera hace fuerza para que entre semejante polla en mi culo. No hay piedad mientras que solo dice: Vamos, ya está adentro, relájate pera que te acostumbre.
Juan comienza a correrse en mi boca, mientras la descomunal polla de Antonio ya dentro de mis entrañas está tranquila en espera de que ya me haya tragado toda la leche.
Cuando la polla de Juan salió de mi boca sentí como una mano de Antonio empujaba mi cabeza hasta hacerla restregar sobre los huevos de Juan. En ese momento comenzaron los movimientos lentos de embestida de Antonio. Me empujaba lentamente su polla hasta el infinito, desesperado golpeaba con mis puños sobre el colchón de la cama, sentía que estaba a punto de explotar y luego lentamente me la sacaba completa del culo. No la dejaba fuera mucho tiempo y de nuevo comenzaba su recorrido enloquecedor.
Cada vez que entraba o salí la polla de mi culo el masaje prostático que me propinaba era tan profundo que sentía que estaba al borde de correrme. Pero de forma imperceptible Antonio iba aumentando siempre el ritmo de las embestidas y de pronto sentí que cambiaba de posición, yo quedaba de rodillas en la cama y con mi cabeza incrustada al colchón y él tenía la rodilla de una de sus piernas separando las mías y el pie de la otra pierna sobre el colchón, la posición le permitía palanquearme al tope.
Juan observaba sonriente la enculada que estaba recibiendo y de pronto encendió las luces de la habitación y dijo: Vamos papito no solo quiero que sientas esa polla, también quiero que veas lo te están metiendo. Ahora podía ver en los grandes espejos de la habitación la descomunal polla que estaba destrozando mis entrañas. Así me estubo embistiendo Antonio largo rato. Sus manos apretaban fuertemente mis nalgas, incluso en ocasiones me daba fuertes manotazos en las nalgas y continuaba su goce.
Juan puso un espejo en el piso y Antonio me cambio de posición. Ahora me llevó al lado de la cama, me ordenó que subiera un solo pie en la cama y dejara el otro en el piso, con su mano inclinó mi espalda hacia abajo lo que provocó que levantara mi culo mientras se me abrían las piernas. Ahora pude ver en el espejo que mi culo se quedaba abierto, esperando que fuera penetrado por Antonio quien presentó la cabeza de su polla en mi culo y de un solo golpe la metió completa. Aquella imagen me dejó perplejo, estaba viendo por mis propios ojos aquella descomunal polla que se tragaba glotón mi culo. Mis piernas temblaban pero cada vez que me la sacaba me entraban unos deseos enormes de que volviera a entrar y de golpe. Tan glotón me puso la lujuria que ahora cuando la polla de Antonio estaba entrando yo lanzaba mi culo hacia atrás para tragármela más rápido. El ritmo de las embestidas empezó a aumentar violentamente, mis piernas temblaban, las manos fuertes de Antonio apretaban mi cintura, sentía sus exclamaciones de placer más fuerte, estaba al borde de correrse y pronto sentí sus chorros de leche caliente que entraban en mi culo. Finalmente sentí como sus músculos se relajaban hasta que sacó su aparato exhausto de mis entrañas.
Cuando quedé libre de aquel macho me costaba trabajo caminar, parecía que este momento estaba marcando un antes y un después en mi vida. Fui al baño, me lavé un poco y cuando volví a la habitación Antonio estaba dormido en la cama, pero Juan estaba esperándome empalmado. Sin mediar una palabra me puso en cuatro patas en el piso y entró su polla de un golpe en mi maltrecho culo. Tan grande era la diferencia que de verdad no protesté por el tamaño de su pene y me dio una enculada historica pues como yo me había encargado de vaciarle anteriormente los huevos de leche pudo darme por el culo todo el tiempo que le salió de los cojones. Hubo un momento en que ya no podía más y mis brazos cedieron y caí en el piso duro, pero eso no impidió para que Juan me siguiera follando sin clemencia por más de 20 minutos más. Cuando ya estaba acostado en el piso sentí como me corría del placer que me estaba dando Juan. Al final y gracias a Dios él se corrió y los dos nos incorporamos a la cama a dormir con Antonio. Yo quedé en el medio entre aquellos dos preciosos machos desnudos.
Ahora, antes de pegar el sueño pude admirar a estos dos hombres. Juan era un tío cuarentón velludo y de una fortaleza natural y Antonio era un mulato musculoso con una polla circuncidada enorme. Yo le di la espalda a Antonio y puse mis nalgas en su polla dormida y me abracé al hermoso pecho velludo de Juan y así me quedé dormido.
Pero ... mi sueño empezó a ser interrumpido. Empecé a sentir como la polla de Antonio se empezó a endurecer y comenzaba a dar pequeños toque entre mis nalgas. Yo me desperté y efectivamente la polla de Antonio se había vuelto a empalmar y buscaba lujuriosa mi agujero maltrecho y adolorido. Por el amor de Dios, yo no podía aguantar de nuevo otra enculada aquella noche, pero la lujuria es mala consejera y sabiendo que Antonio estaba empalmado pegué más mis nalgas y dejé que su polla se metiera entre mis piernas y suavemente comenzara a rozar mi ano. Yo estaba a pesar de mi estado deseoso de ser enculado de nuevo por aquel mulato infinito, pero le dije en voz muy baja: Vamos al salón, no vaya a ser que Juan se despierte y también se vuelva a calentar.
Y eso hicimos, nos fuimos al salón y Antonio se acostó boca arriba en el sofá y yo me acosté sobre él y comenzamos a besarnos con lujuria, nuestras lenguas luchaban por entrar primero a la boca del otro y cuando una lograba entrar el otro la chupaba de forma deliciosa. Luego comencé a saborear la piel del cuello de Antonio, le di lengua por todo el pecho, jugué con su ombligo y besé sus huevos, los succioné y finalmente comencé a darle una mamada a su polla, se la mamaba no solo para disfrutar de su polla, sino porque albergaba la esperanza de poder sacarle la leche con la boca y de paso evitar que volviera a encular salvajemente mi maltrecho ano.
Pero todo fue el balde. Antonio paró mi mamada y de nuevo me puso de rodillas al borde del sofá y sentí como ensalivó mi culo y presentó la gorda cabeza de su polla ante él y empujó y entró. Y de nuevo volví a sentir aquella penetración de aquel descomunal aparato que está vez no me dio tregua. Comenzó con sus fuertes embestidas desde el principio. Yo chillaba, protestaba, pero gozaba de la virilidad de aquel macho. Cuando pensé que estaba al borde de correrse me la sacó y se acostó boca arriba y me dijo: Vamos, tu solo te la metes. Yo le obedecí, pero una cosa era intentar y otra cosa era tener cojones para lograrlo. Como Antonio vio que yo estaba acobardado comenzó a apremiarme y me decía: Vamos, siéntate sobre ella de un golpe. Yo colimé con mi culo su polla y traté de que entrara y en ese momento sus fuertes manos movieron mis piernas hacia él y caí sentado sobre aquella descomunal polla. Sentí que me iba a salir por la boca. Antonio sonreía y comenzó a elevar su cadera de forma que aquello me entraba hasta lo más profundo, traté de escapar pero con firmeza me dijo: Aguanta como un hombre, coño. Me elevó varías veces, yo estaba al borde de explotar y finalmente me volvió a poner de rodillas sobre el sofá y terminó de follarme con una virilidad inusitada.
Cuando sentí que se estaba corriendo me dio más alegría que placer pues de verdad que estaba tan agotado que estaba a punto del desmayo. Finalmente nos pusimos de frente uno al otro y sellamos aquel encuentro con un avaricioso beso y nos volvimos a meter en la cama a dormir al lado de Juan.
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