Luisa

Luisa, es la madre de mi mejor amigo Rafa.

Al igual que los últimos días, mi primer pensamiento nada mas despertar y sin abrir los ojos, fue para Luisa.

Luisa, es la madre de Rafa, mi mejor amigo, con el cual estoy pasando en su casa unos días de  vacaciones , antes de comenzar nuestro primer año de universidad.

Es una mujer preciosa, morena de pelo largo, ojos verdes, siempre con una sonrisa en su cara, amable, muy atenta en todos los detalles…y con un cuerpo magnifico, perfecta en sus curvas, un poco llenita, en ese punto que no está ni flaca ni gorda…estupenda. Mis pensamientos son para ella y mi mano va a buscar mi erecto pene, es lo habitual todas las mañana, empiezo a masturbarme despacio sin prisas,  recorro mentalmente todo su cuerpo y mi mano comienza a ir cada vez más deprisa, notando como mi pene se endurece aun mas, poco a poco mi calentura va en aumento y normalmente, el ritual terminada con mi eyaculación pensando en ella…

Pero hoy no ha sido como todos los días, he oído unos suaves golpecitos en la puerta de mi habitación. Y antes que yo reaccionara, la puerta se ha abierto, rápidamente me he tapado un poco con la sabana. Pero Luisa, me ha pillado en plena masturbación.

-- Buenos días Sergi…!!!  me ha saludado con naturalidad Luisa, desde la puerta.

-- Hoooooolaaa…!!!   he tartamudeado yo como respuesta, todo avergonzado.

-- Quería saber si ya estabas despierto, para prepararte el desayuno…   me dijo Luisa, mientras su mirada estaba clavada en el bulto que hacia mi sabana.

-- Si, gracias. Ahora bajo enseguida Luisa…fue mi corta y nerviosa respuesta.

-- Si ya veo que estas muy despierto,…dijo Luisa

Ella siguió mirando con descaro hacia la tienda de campaña que formaba mi pene. Continuaba quieta en el marco de la puerta. Yo no sabía qué hacer, ni que decir. Esta ruborizado, la madre de mi amigo me había pillado haciéndome una paja, menos mal que no sabía que ella era la protagonista de mis lujuriosos pensamientos. Pasados unos segundos eternos, Luisa me dijo…

-- Perdona que haya entrado casi sin avisar, pero visto lo visto, me alegro de haberte pillado en plena faena.

Se fue acercando poco a poco a mi cama, su mirada iba de la sabana a mis ojos y viceversa…según venia, se fue desabrochando los botones del vestido playero que llevaba puesto. Al llegar al borde de la cama, desabrocho el ultimo botón y el vestido se entreabrió dejándome ver un poco sus pechos y sus blancas braguitas. Me miro, se sonrió un poco y cogiendo su vestido con ambas mano lo abrió del todo, dejándome ver sus hermosas tetas, para mi deleite. Eran bastante grandes, con los pezones pequeños pero muy erectos, y muy morenas…estaba toda morena, no se le notaba ninguna marca. Al ver la cara que puse , Luisa me pregunto…

-- ¿No te gusta lo que estás viendo?

-- Por supuesto que me gusta, me has sorprendido, no me lo esperaba…  le respondí.

-- Mira si me gusta lo que me estas enseñando… le dije, mientras me señalaba el bulto de mi sabana.

-- Madre mía…!!!   exclamo Luisa.

Luisa ya no dijo nada más. Dejo caer su vestido al suelo, puso sus manos sobre las tetas y empezó a acariciarlas, dándose pequeños pellizcos en sus firmes pezones. Estaba hermosa, radiante, esplendida…en una palabra perfecta. Cerré los ojos y los volví a abrir, tenía miedo que fuera un sueño y Luisa fuera a desaparecer. Pero no, estaba ahí, delante mío, casi desnuda, tocándose, sensual, incitándome…mi mano fue de nuevo hacia mi pene. Pero ella, se sentó sobre la cama y cogiendo mi mano lo impidió. Con su mano, cogió la sabana y empezar a tirar de ella hacia abajo, intentando destaparme, al principio puse un poco de resistencia, pero luego la deje hacer. Poco a poco la sabana fue bajando, hasta que llego un momento que mi pene salto como un muelle al quedar completamente destapado. Al verlo, Luisa exclamo…

-- Vaya polla que tienes, es enorme…!!!

-- ¿ Te gusta lo que estás viendo ??...le pregunte con todo mi descaro.

-- Siiiii…dijo Luisa

Su mano empezó a acariciar mi muslo, subiendo muy despacio hacia mis ingles, hasta llegar a mis testículos, entonces los empezó a manosear lentamente, jugueteando con ellos, acariciándolos, mientras me miraba y me iba diciendo cosas.

-- Me gusta mucho tu polla, la quiero, la deseo...

Me miraba la polla con lujuria, sacaba levemente su lengua y se repasaba los labios, dejándolos húmedos, brillantes…mientras con sus manos no dejaba de acariciar mis huevos, sin prisas, se notaba que quería disfrutar del momento y a mí eso me estaba gustando. Una de sus manos fue a buscar su entrepierna y por encima de su braguita, comenzó a tocarse. Su estado de calentura iba en aumento por momentos. Me ponía muy cachondo verla como se tocaba, mientras con la otra mano me acariciaba a mí.

-- Uuummm, hacía mucho tiempo que te deseaba…me dijo Luisa. Perdóname, puedo ser tu madre, ya lo sé…pero estos días al estar por casa, no sé lo que me ha pasado.

Dejo de tocarse y con esa mano empezó a acariciar mi polla, deslizaba sus dedos con delicadeza desde la base de la polla hasta hasta el capullo, bajaba y volvía a subir. Sin soltar mi polla, se agacho un poco y me la empezó a lamer, primero dando vueltas por mi glande lleno de liquido preseminal, el cual relamió y relamió. Después, empezó a tragarse mi polla, apretándola con sus labios, dándome un gustazo terrible. Combinaba la mamada, con la masturbación y mi punto de eyaculación no estaba muy lejano. Como persona con experiencia en estos lances y no queriendo que me corriera, me dijo…

-- Sergi, tienes una polla realmente grande…quiero disfrutarla …!!!

Entonces fue cuando yo le dije…

-- Luisa, llevo varias mañanas, que lo primero que hago al despertar es masturbarme pensando en ti…

Su contestación, fue incorporarse y sentarse encima de mí, apartándose ella misma un poco su braguita y clavándose de golpe toda mi polla en su interior. La galopada fue corta pero muy intensa, en todo momento fue ella la que marco el ritmo, yo me deje hacer y contemple como sus pechos bailaban al ritmo de sus movimientos, hasta que ya no pude mas y me corrí copiosamente en su mojado coño, al instante ella dio un gran gemido y paro sus movimientos. Se dejo caer sobre mi pecho, señal que ella también había llegado al orgasmo. Muy despacio se levanto y me dijo…

--  Ahh, se me olvidaba decirte que Rafa ha tenido que marchar unos días a casa de su abuela. Gracias…necesitaba un buen polvo.

Ya saliendo de la habitación continuo diciéndome…

-- Me ha dicho que si no te importa estar conmigo a solas que lo esperes aquí hasta su vuelta. No tardes en bajar, te preparo el desayuno.

No tarde en bajar y espere a mi amigo a que volviera…su madre fue una estupenda anfitriona. Dejando más de una aventura que poder contar…