Luisa
Como una chica de convierte a su hermano mayor en amante, durante un viaje de sus padres.
LUISA...........
Aquí la historia de Luisa, una chica de 15 años
Después de tanto tiempo aquí estoy de nuevo, les presento mis excusas por el tiempo pasado, pero son cosas que escapan a mi control, pero es mi responsabilidad.
Esta historia llego a mi conocimiento como todas las anteriores, por confidencias de mis pacientes ó interlocutores, (es una forma de llamarlos) y como no hay historia medica, por que no soy doctor, no violo ningún secreto, ni código ético.
La edad de mis clientes, varia desde los quince hasta los cincuenta, mujeres hombres, que más da, lo que importa es su historia, se sientan frente a mi escritorio y comienzan hablar, simplemente lo oigo, les dio mi punto de parecer y por supuesto yo, los hago participes a ustedes de la vivencias de estos seres tan simples y comunes como todos nosotros.
Después de esta breve introducción nuestra historia de hoy.
Luisa tiene 15 años, posee un cuerpo bien desarrollado para su corta edad, es dueña de unos senos, con un crecimiento por encima del promedio, sin llegar a ser exagerados, altos, tumefactos, carnosos, coronados por unos pezones rosados oscuros, que erectos no solo invitan a la caricia, sino a ser chupados con la mayor devoción. Los rotundos muslos que sirven de base a un pomposo culo del cual estaba muy orgullosa, las nalgas suntuosas, llenas, plenas, alegres, duras, cubiertas con un suave vello casi imperceptible a la vista, eran las altivas guardianas del rico agujerito que adorna el centro del ampuloso culo.
Su vientre plano producto de sus clases de danza y gimnasia, quedaba por debajo de la línea imaginaria de su pubis, lo que hacia que su monte de venus sobresaliera de una manera insolente, llamativa, todas las miradas de sus compañeras y profesores eran atraídas como por un imán a la entrepierna de Luisa. El vello de su pubis era de color castaño claro, incipiente, escaso, cubriendo en forma pudorosa parte de los gruesos labios vaginales. Este hermoso cuerpo tiene como diadema una cabeza cubierta de una frondosa cabellera castaña, que contrastaba por lo abundante con su escaso vello pubico, un rostro de suaves facciones, de sutil belleza, ojos ligeramente achinados, nariz recta, boca pequeña, labios ligeramente abultados que invitaban al beso cuando sonreía, que sin llegar a ser una beldad, no dejaba de llamar la atención entre hombres y mujeres, ya sea por su caminar lento, pausado, con porte de reina o por su rostro angelical, total no se podría distinguir cuales de estas dos cualidades predominaba en la personalidad de Luisa.
Luisa tenia por costumbre admirar su cuerpo desnudo ante el espejo, cada mañana era un ritual después del baño, luego de varios minutos ante el espejo variando de pose, buscando entre ella las mas provocativa y lasciva, levantaba la pierna derecha en forma recta, hasta tocar con su rodilla su rostro, con calma observaba con se tensaban sus labios vaginales, mostrándose en forma impúdica ante el cristal, luego deslizaba su mano a lo largo del muslo, hasta llegar a las rotundas nalgas, con calma, sus dedos recorrían la tersa piel centímetro a centímetro, recreándose en la vista de su expuesta vagina y en la sensación del mimo que sus dedos daban a su cuerpo.
Luisa bajaba la pierna con extremada lentitud, dejando sus dedos entre las turgentes nalgas, rozando con sus esmaltadas uñas su diminuto anito, este apretado agujerito era agasajado por algunos minutos, provocando que la hermosa vagina se comenzara a humedecer, en este momento ya sin poder resistirse dirigía su mano a los gruesos labios vaginales, acariciando con suavidad y lentamente toda la superficie entre su monte de venus y la estrecha abertura del culo.
Los expertos dedos de Luisa, parecían tener vida propia, recorrían los labios de la juvenil cuca con parsimonia, con movimientos lentos pero firmes, luego se introducían en plena raja buscando el clítoris, tarea que era facilitada por la lubricación de las mucosas vaginales.
Según el estado de animo, esto aunado al tiempo disponible, la caricia se podía concentrar directamente en el clítoris, obteniendo así un orgasmo rápido algo brusco, pero satisfactorio; otras veces la caricia era superficial sin penetración, se limitaba a sobar los carnosos labios vaginales dejando que sus largas uñas rozaran el diminuto ano, para luego para reiniciar el periplo de halagos en plena raja, mientras su otra mano se encargaba de obsequiar con delicados mimos sus erectos pezones. El resultado de estas caricias era un orgasmo suave que se apoderaba de su cuerpo poco a poco, con ligeros espasmos en sus abiertas piernas, el flujo de jugos vaginales era abundante, bañando su mano, bajando por sus muslos, humedeciendo la piel, refrescando la calenturienta cuca. El agradable olor del zumo vaginal iba impregnando el ambiente de la habitación, esta placentera fragancia elevaba a Luisa a otro mundo, por un lado al saber que eran sus jugos los que producían este aroma que llenaban toda la estancia y por otro lado, por la curiosidad que despertaba entre sus familiares y amigos, al no saber que perfume usaba, y no era mas que una simple combinación de una fragancia llamada aires del tiempo con sus zumos vaginales.
Luego de restablecida de los espasmos órgasmicos, y como para cerrar su ritual masturbatorio, la chica se introducía su dedo capital en mojada vagina, para ver en el espejo su rostro resplandeciente por el placer alcanzado. Luisa llevaba su mano a su delicada boca saboreando con extremada dulzura el sabor del liquido que mojaba sus dedos, recreándose en esta labor, luego se pasaba ambas manos por la vagina impregnándolas del viscoso residuo, procediendo a masajear todo su cuerpo, cuello, senos, vientre, piernas, brazos, nalgas, después se rociaba el perfume y estaba lista para vestirse y comenzar un nuevo día.
En Luisa todo era así sensual, pero a la vez suave, tenue, su comportamiento en publico era inocente, inocencia que era acompañada con un rostro angelical, ademanes finos. Calculados para cautivar a su audiencia, que a la vez hacia que su interlocutor se sintiera atendido por una reina que buscaba solamente halagar.
No todo en la vida de Luisa era felicidad, existía un pasión que le carcomía el alma, que aunque oculta al mundo y sobre todo a su familia, un gran amor que llenaba su corazón, su pensamiento, con solo pensar en el ser amado la hacia feliz, le daba ganas de vivir y por supuesto la obligaba a volver rápido a casa, para recrearse en la figura de su amado. Luisa a pesar de su corta edad, tenia la suficiente madurez para ocultarlo y disimular este amor dando un trato igual a su amado que a los demás familiares a fin de evitar que hablaran de preferencias y por supuesto de las funestas consecuencias que podrían traer el descubrir este incestuoso frenesí, ya que ella no quería correr riesgos innecesarios sin estar segura de ser correspondida. Claro esta que Luisa se insinuaba con delicadeza, agasajaba a su amor con ciertas poses, con palabras sutiles lanzadas al vuelo, con toques disimulados, siempre y cuando estuvieran solos o medianamente alejados de los demás miembros. A Luisa no le importaba enfrentarse al mundo por defender su amor, siempre y cuando tuviera la certeza de que su pasión fuera retribuida con la misma intensidad.
Luisa estaba enamorada de hermano mayor, amor que nació desde que tenía 12 años, pasión que se fue adueñando de su corazón con el transcurrir de los años, durante este periodo había tratado por todos los medios convencionales de llamar la atención de Armando, sentándose al frente de él con las piernas ligeramente abiertas dejando entrever sus pantaletas, otras veces con las se agachaba frente a el a recoger algo con los muslos totalmente abiertos, con lo cual dejaba a la vista de su hermano el bulto que formaba sus labios vaginales apenas cubierto por la sutil tela de sus bragas. En oportunidades se sentaba a su lado, recostando su cabeza sobre su hombro y al momento de pararse apoyaba su mano muy cerca de pene, buscando un apoyo que no necesitaba; apoyando sus turgentes nalgas en el miembro viril de Armando, rozando con sus enhiestos senos la espalda del muchacho, eventualmente le daba ligeros besos en las comisuras de los labios a darles las buenas noches, sin hasta ahora conseguir los resultados apetecidos.
Luisa atisbaba a su hermano mientras se bañaba, admirando el largo de su verga, se relamía los labios pensando en ese hermoso pene dentro de sus entrañas, en la boca de Armando besando su cuca, el esbelto cuerpo apresado entre sus piernas, esta visión hacia que la vagina de la chica se humedeciera y sin poder evitarlo, la chica se masturbaba llegando al clímax de una manera brusca. Luisa ya no hallaba la forma de que Armando se fijara en ella como mujer, incluso llego a pensar que era marico, (homosexual) por eso se dedico a investigar las actividades sociales de su hermano, llegando a la conclusión de que distraído si era, gozaba de una activa vida sexual, y según los chismes de pasillo el guevo de Armando había destrozado varios culos, ya que su preferencia era el sexo anal, cosa que incentivo la imaginación de la chica.
Luisa se devanaba los sesos buscando una forma, como acorralar a su hermano sin ponerse en evidencia, al menos abiertamente, quería dejar que Armando tomara la iniciativa o al menos que pensará eso, situación que a veces le quitaba el sueño, aunque siempre pensaba que ya llegaría el momento y con esa esperanza dormía plácidamente, esperando el dichoso día en que Armando estuviera entre sus piernas.
El día llego, así de improviso como todo en la vida, uno espera que algo pase, y cuando llega, uno se sorprende por lo fácil, Eduardo y Patricia padres de Luisa, llaman a sus hijos a la sala y les comunican que por motivos de fuerza mayor, ya que él trabaja en un alto puesto en el gobierno, se ven obligados a viajar al extranjero, van contra su voluntad, pero de no ir, pierde el trabajo y con el todas las prebendas que su puesto conlleva. Ante este panorama no les queda mas camino que asistir a ese dichoso viaje, Armando y Luisa se comprometen a cuidar la casa, hacerle caso a la señora a la señora que ayuda en los quehaceres del hogar, total solo serán quince días, más ó menos.
Para cuando es el viaje, pregunta Armando
Para pasado mañana, contesta Patricia.
Tan rápido, alega Luisa
Si.
Pero, como así, sin aviso y sin protesto, aduce Luisa.
Bueno, son cosas del gobierno, contesta Eduardo.
Bueno a lo hecho pecho, que nos van a traer de recuerdo, remata Armando con una sonrisa.
Ya veremos, si se lo ganan primero, responde Patricia.
A que hora sale el vuelo. Pregunta Luisa
Como a las seis de la mañana, ya que somos la primera avanzada
Huy, que feo, entonces tendrán que madrugar, aduce Luisa, mientras se soba los brazos, como si sintiera escalofríos.
Tranquila, Luisa, no tendrán que bajar al Aeropuerto, la despedida será aquí, ya que nos vienen a buscar a las cuatro de la madrugada, sentencio Eduardo.
Esa madrugada luego de las despedidas y besos de rigor, se encuentra sentado en la sala Eduardo con un libro entre las manos, hojeándolo para matar el tiempo mientras termina de amanecer. Luisa viste un lindo pijama enterizo que le llega a mitad de sus bien torneados muslos.
Escucha, Armando, que vamos a hacer, son las cuatro de la mañana, tenemos clase a 3ra hora, la señora Claudia llega a las 8,30 es decir tenemos 4,30 horas libres para hablar, jugar, tu dirás, ah......... te informo no tengo sueño.
Bueno.... y luego, hora y media para llegar a clases, total......... bueno para no discutir, lo voy a dejar todo en tus manos, así que.... a trabajar esa imaginación, al decir esto levanta la vista del libro que estaba hojeando, observando la postura negligente, asumida por Luisa al sentarse, piernas abiertas con cierto descaro, dejando ver con suma claridad las pantaletas rosadas, de tejido transparente, que permitía divisar la frágil ranura una recta y estrecha hendidura, entre unos carnosos labios vaginales, apenas cubiertos por escasos vellos, ante esta visión perturbadora el joven baja nuevamente la mirada
Luisa se levanta, se acerca a su hermano, le besa como de costumbre en la comisura de los labios, dejándole ver con esta pose, los carnosos senos, ya que la chica nunca usa brassier, cuando esta en casa y la pijama que lleva posee un generoso escote. Armando se come con los ojos las hermosas tetas que le son mostradas en forma tan espléndidas, me voy a dar una pequeña ducha, si ya se que es temprano, pero.........
Luisa deja entreabierta la puerta del baño, se despoja del ligero pijama, quedando solamente con las delicadas pantaletas, se recoge con suma calma el cabello, como dando tiempo de que pase algo...........
Armando con sumo sigilo se acerca a la entrada del baño, y ve con sumo deleite el hermoso cuerpo de su hermana, sus turgentes tetas, su vientre plano, sus pomposas nalgas, sus torneados muslos, todo su cuerpo es una poesía a la belleza. Luisa se baja las pantaletas, dejándolas que de deslicen por sus piernas hasta llevar al piso, al levantar unos sus pies, deja ver por unos segundos el hermoso agujero de su culo, luego se pasa las manos por todo su cuerpo y se dirige a la ducha, cuando se dispone abrir el grifo del agua, escucha a lo lejos la voz de Armando.
que estas haciendo Luisa.
Me voy a duchar, por que.....
Por nada, es que.......
Que ......me quieres acompañar
No, no claro que no, como se te ocurre
Anda, ven, y así continuamos hablando...............
Entonces, Armando vienes o no vienes, mira que ya me esta dando frio
Bueno..... entonces no te vayas asustar con lo que veas.......
Hay si, es que acaso eres un marciano..........
Casi, casi.....
Armando hace su entrada, desnudo completamente, con su verga completamente parada, el guevo se bamboleaba de manera insolente, parecía tener vida propia. Luisa sonríe al ver el espectáculo que le esta dando su hermanito mayor.
Armando, que es eso tan bello que tienes entre las piernas.
Bueno, las mujeres lo llaman guevo, pene, verga, palo.... ya tu veras como lo llamas.
El bautizo........ lo dejamos para después, te parece........
Luisa, se pone las manos en la breve cintura y dando varias vueltas, le muestra su cuerpo desnudo a su hermano, orgullosa de lo que tiene. A la vez que le da a Armando la oportunidad de observar con detalle su esbelta silueta.
entonces, Armando te gusta lo que ves.
Claro, a quien no..............
Entonces vas a ducharnos y así tendrás la oportunidad de enjabonarme todita.
Y tu a mi.
Pos claro, manito, remata Luisa con una sonora carcajada.