Ludwika

Les contaré de la otra personalidad de Ludvin, de mi relación con ella y de lo mucho que le gusta ser destrozada por mi gran miembro (tansexual con un maduro).

Ludwika

Me parece que ya leyeron mi relato titulado "Ludvin" , en el que les cuento de cómo fue que conocí a Ludvin, un muchacho precioso de 17 años amigo de Lala y de mi hijo Kike. Si lo leyeron (y si no los invito) recordarán como fue que lo conocí un día en la casa de mi nuera y como luego se me entregó como una perra desesperada en mi casa. Ludvin resultó ser un insaciable tragavergas.

Cuando lo conocí estaba pasando por unos momentos difíciles de su vida, las cosas no iban bien para el en casi ningún aspecto de su existencia. Su condición de muchacho amanerado lo tenía marcado socialmente, a tal punto que ya casi no le quedaban amigos. Por lo mismo tenía problemas en su casa, concretamente con su madre. Rápidamente me di cuenta de que trataba de tomarme como un sustituto parental y como el sucesor de Omar, su ex y el hombre que había puesto su vida patas arriba.

Yo, ni estaba preparado para una relación seria como el quería, ni quería tenerla aun. Tenía planeado pasar una buena temporada como picaflor en lo que conseguía llevar mi vida hasta la estabilidad que deseaba. Así se lo hice saber y entender, le dije que si quería estar conmigo, podíamos hacerlo solo como amigos, que el sexo no era necesario si el no quería.

El no quiso y se molestó, recuerdo que hasta lloró, pero así era como debía ser, mejor que llorara ahora y no después. Ludvin tenía que comprender que en primer lugar debía salir delante de sus problemas antes de meterse a más. Pasó una semana y lo volví a tener de visita, desde entonces mantenemos una relación de "amigos con derecho a todo", sin buscar nada formal.

Poco a poco me fui convirtiendo en su confidente, e inevitablemente en una nueva figura paterna. Y mi casa se transformaba en el sitio en donde el guardaba sus implementos femeninos. Ludvin se había convertido en Ludwika por primera vez andando con Omar, pero por los problemas que tuvo, se vio obligado a deshacerse de toda la ropa y accesorios que había conseguido, algo logró salvar y esconder, que ahora se encontraba en un amplio armario de mi habitación. Era un mueble de madera de caoba, había pertenecido a mi padre por lo que era en verdad viejo. Y como el lo construyó, sin tener entrenamiento formal de carpintero, era bastante rústico, me gustaba mucho por ello.

Lo mandé restaurar y me lo llevé a mi departamento, al principio para poner un bar con el, pero luego le encontré otro uso. Allí guardé, aprovechando que tiene llave, todas aquellas cosas que no quería que nadie más mirara, como juguetes sexuales y prendas exóticas que con el paso del tiempo fui adquiriendo. Y a el fueron a dar los vestidos, zapatos y accesorios de Ludwika.

Lentamente fue tomando valor para salir a la calle vestido así, o mejor dicho, vestida así. Primero solo a tomarnos un café y de noche, discretamente, luego se animó a ir a una disco conmigo. Y como eran sitios de nuestro ambiente, gay, se sintió cómoda más rápido. Yo sabía que su transexualismo le había traído terribles problemas, pero seamos sinceros, si no se convertía en Ludwika conmigo, lo iba a hacer con cualquier otro. Además, la vida no se caracteriza por ser fácil exactamente, si iba a tomar una decisión, tenía que hacerle frente a las consecuencias.

El día en que Ludwika se desató por completo fue una noche en que fuimos a un bar, era un martes por la noche, día en que la comunidad gay prefiere para salir sin temor a ser discriminada ni agredida. Ludvin se había puesto una falda azul, suave y holgada, una blusa blanca y una peluca castaña y lacia. Bajo la ropa llevaba una tanga de encaje, gris, y un brasier del mismo estilo y color, relleno con globos de agua para simular unos senos reales, suaves y turgentes. Luego, un maquillaje muy femenino pero discreto y listo, Ludwika estaba preciosa.

¿Cómo te sentís Ludwika?

Muy bien Tito… gracias. – me respondió con una voz suave y delicada.

¿Viste que no está tan mal?

Pero la gente me voltea a ver

Porque estás preciosa mujer, preciosa… te mirás divina nena. – le dije, y ella me sonrió con ternura y me besó suavemente en los labios.

Un grupo de trova tocaba en el bar, la noche era tibia y adecuada para música romántica de trovadores famosos. Y eso, más el cielo estrellado y el ambiente tan íntimo, hizo que perdiéramos el control y empezáramos a besarnos como desquiciados. Mis manos repasaban la espalda estrecha y delicada de mi acompañante, y las suyas palpaban mis pectorales grandes y duros.

Nos miramos apenas un momento y comprendimos lo que queríamos, continuar hasta el final. Nos tomamos de la mano y salimos hacia mi carro, mi lujoso Volvo compacto, le abrí la puerta y le hice entrar, luego entré y, durante todo el camino, nos fuimos besando y manoseando. Nuestras lenguas se fundían y se acariciaban, tratábamos de llegar hasta nuestras gargantas.

Llegamos al departamento y continuamos besándonos por todas partes, nos metíamos mano y en un 2 x 3 ya estaba yo con el pantalón abajo. Antes de que ella lo hiciera, me agaché, le subí la falda y me metí debajo de esta, le bajé la tanga y me tragué su verga por completo. Chupé y chupé con fuerza, acariciando sus tersas y torneadas piernas morenas, mientras ella me acariciaba el cabello y gemía en voz baja.

Le lamía los huevos y el ano, se los chupaba y sorbía los jugos que de su glande salían. Con las manos le agarraba las nalgas, duras, morenas, aunque no muy grandes, separándoselas para poder tocarle el ano, eso la hacía estremecer. Ella gemía como una zorra, como una puta, exigiéndome que le metiera un dedo.

¡Cogeme con los dedos Tito!…¡¡AAUUMM!! ¡¡AHH!! ¡¡AHH!! – me decía, y yo obediente, tras ensalivarme un pulgar, se lo enterré tanto como pude – ¡¡¡¡OOOOUUUMMMMMHHH!!!! – gimió como una puta desesperada - ¡¡ASÍ!! ¡¡ASÍ TITO ASÍ!!

Le metí otro y luego otro más, hasta que tuvo 4 adentro, 4 dedos trabajándole las paredes de su esfínter, dilatándoselo para poder recibir mi falo después. Mientras le seguía mamando ávidamente su enhiesto falo, sorbiendo su glande como un poseso, como queriendo sacarle hasta el alma.

¡¡¡TITO, TITOOOOOGGGHHH!!!… ¡¡¡¡VOY A ACABAAAAARRRRRGGGGGHHH!!!! ¡¡¡¡OOUU!!!! ¡¡¡¡AAYYY!!!! ¡¡¡¡OOOOOUUUURRRRGGGGGHHHHH!!!! – gruñía mientras me llenaba de su semen, del cual casi me atraganto pues estaba distraído cuando el primer chorro invadió mi boca.

Me salí de donde estaba y me puse de pié con la boca llena de esperma. La abracé por la espalda y la apreté duro contra mi pecho, inmovilizándola al tiempo que la besaba apasionadamente, pasándole parte de su propia leche. Parte se nos salía por la comisura de los labios, la mayoría la tragamos juntos. Entonces, calientes a reventar, mi bella Ludwika se despojó de su larga falda y de la blusa, quedándose únicamente en sujetador para no arruinar la fantasía. Así, subió corriendo hacia mi recámara, yo la seguí de lejos, encontrándomela de espaldas a la puerta, sosteniéndose de la cama y con el culito en pompa, ofreciéndomelo.

Era un culito moreno y apretado, durito, de nalgas un poquito pequeñas, pero con un ano enrojecido y abierto, dispuesto a darme todo el placer que quisiera sacar de el. A Ludwika no le gustaba que me la cogiera con condón, le gustaba mucho sentir mi semen dentro. Así que, tras untarme la verga con un poco de vaselina, coloquen el glande sobre su ano y empujé. Mi mazo se fue para adentro y Ludwika soltó un grito.

Ludwika gesticuló dolorosamente y gimió y gruñó fuerte cuando mi pene se abrió paso dentro de su ano, dilatándolo en exceso y reacomodando todo a su paso. Avancé en mi invasión hasta chocar con sus nalgas, mis testículos duros y gordos toparon son los suyos. Paré un momento para dejar que se acostumbrara a las dimensiones de mi herramienta y, al minuto, comencé con un suave y lento movimiento de pistón.

¡¡¡OOOOHHHHHHH!!! ¡¡¡MI DIOOOOSSSS!!! ¡¡¡TITOOOOOUUUUMMM!!! ¡¡¡QUE RICO, QUE RICO ME COGEEESSS!!! – me decía ella, enloquecida del placer que recibía de mi.

Yo también estaba recibiendo un placer sublime, Ludwika tenía un culito sabroso y delicioso. Ella se deshacía de placer entre gemidos mientras empezaba a empujar hacia atrás, haciendo que mi tranca se incrustara en su interior con mucha más fuerza y violencia. Pasó sus brazos hacia atrás, mirándome con picardía, yo comprendí inmediatamente lo que pretendía. Se los sujeté con fuerza de los antebrazos, aprisionándola a mis caprichos, y empecé a cogérmela como si le quisiera romper el culo.

¡¡¡¡AAAAYYYYGGGGHHHH!!!! ¡¡¡¡AAYY, AAYY, AAYY!!!!… ¡¡¡¡ASIIIIIIGGHHH, ASIIIITIIITOOO!!!! ¡¡¡¡ROMPEMEEEEEEEIIIIIIGGGGGHHHH!!!!

Ludwika estaba fuera de si, totalmente, no existía en ese momento nada más para que el enorme placer que mi duro barreno le brindaba, enterrándose con brutalidad en el interior de sus entrañas, masajeándole vigorosamente la próstata. Cuanto ella más gemía y gritaba, siempre pidiéndome más, más ganas tenía yo de reventarla.

Me la cogí por más de 3 cuartos de hora, esa noche creo que bajé varias libras… ¡muchas libras! Al final, teniéndola de costado sobre la cama, mis músculos se tensaron y las piernas casi se me engarrotaron. La agarré de la pelvis y la clavé tan profundo como pude mientras sentía (y ella también) como se vaciaban mis peludas bolas dentro del caliente túnel que sus intestinos formaban. Fue una abundantísima andanada de leche la que le dejé ir, tanta que hasta borroso empecé a ver, en parte por el tremendo placer que sentí. Ella había alcanzo 2 orgasmos antes, que derramó sobre el suelo y en mis sábanas.

Quedamos tirados sobre la cama, jadeando, bañados en sudor, ella con el culo obscenamente abierto, tenía que cuidarse de no moverse mucho o el semen se le salía. Me quedé dormido unos minutos, y cuando desperté ya estaba vestido de Ludvin otra vez, me agradeció la noche con un beso y salió, tomó su bicicleta y se fue de regreso a su casa. Ya saben, el no vive lejos y su colonia y la mía son muy seguras. Y así llego a su fin otra de mis emocionantes aventuras… je, je, a modo de anécdota: al otro día me llama Ludvin molesto… había quedado tan abierto que no pudo mantener mi semen dentro de su ano y manchó su calzoncillo y su pantalón, ja, ja, ja.

Tito (Garganta de Cuero).

Como siempre, los invito a que me escriban al correo electrónico, contándome qué les pareció mi relato. Besos y abrazos, que tengan un buen día.