Ludvin y Tito

No sabía que Ludvin vivía en la colonia aledaña... ni que le fuera a gustar tanto el miembro de mi suegro Tito.

Ludvin y Tito

Buenos días amigos, nuevamente los saluda su amiga Laura Ovalle de Estrada, de Mayén y de Lehnhoff, Garganta de Cuero. Ahora que ya les he hablado a grandes rasgos de cómo es mi nueva vida de mujer casada con 3 personas (2 hombres y una mujer), les quiero hablar de otras cosas que pasan en mi vida.

Como ya sabrán, ahora vivo en la ciudad capital. Bueno, no en la ciudad, sino en un municipio colindante, San Lucas, en una colonia ubicada en las montañas, muy hermosa. Me pasé a vivir allí como 2 meses después de haber dado a luz a mi hija Consuelito, aun no conocía a mis vecino ni nada, pero poco a poco lo fui haciendo.

Mi colonia, "Los Encinos", queda a un costado de otra mucho más grande, "El Encinal". Existe cierta rivalidad entre ambas colonias, pues Los Encinos era, anteriormente, parte de El Encinal. Mi historia empieza unos 6 meses después de haberme mudado, ya conocía a la mayor parte de los vecinos y mi bebé se ponía preciosa.

¿Laura? – escuché detrás de mi, era un voz familiar que me abordó desde atrás cuando me dirigía a la tienda de la esquina.

¡Ludvin! – exclamé cuando volteé hacia atrás, era el amante de Omar, también conocido como Ludwika.

¡Laura, si era usted! ¿Cómo está, qué hace por aquí?

Estoy bien gracias… y aquí vivo ahora

¡No! ¡Pero qué bueno, yo vivo en El Encinal!

Si, si, ya recuerdo, ya recuerdo… qué bueno verte Ludvin… ¿Y Omar? – pregunté imprudentemente.

Bueno… el está bien… pero ya no seguimos juntos.

¿Ya no?… ¿Y qué pasó?

Conoció a otro… – me contestó visiblemente triste, casi llorando.

¡Ese Omar nunca va a aprender!

Consolé un poco a Ludvin y luego nos pusimos a platicar. Me contó que por culpa de Omar había tenido problemas en su casa, que su mamá ya casi ni le hablaba, que no aceptaba que el tuviera otras inclinaciones sexuales. Por ellos había dejado de salir con sus amigos que eran como el, y los que eran heteros ya no le hablaban. El pobre la estaba pasando muy mal, la verdad, se sentía solo y desesperado.

Me molestó verlo así, Ludvin es un buen muchacho que no merece que lo traten de esa manera. ¡Qué mierda que la gente buena termine enredada con la gente mala! No digo que Omar sea mala, pero definitivamente no es una cesta en que se puedan poner demasiados huevos, ni una lancha en que se pueda navegar por mares tormentosos… ¡él mismo es una tormenta!

Lo invité a quedarse a cenar esa noche, los tuve que poner al tanto de los cambios en mi vida de mujer casada cuando me vio besar a Beto, se quedó muy extrañado. Esa noche conoció a Tito, el papá de Kike, que llegó a saludarnos. La verdad es que el pobre de Ludvin era bastante obvio, con razón todo el mundo se daba cuenta de sus inclinaciones. En cuanto lo vio, los ojos se le abrieron como platotes y una sonrisita tonta se dibujó en sus labios. Alberto y yo solo nos reímos por lo bajo en complicidad. Por supuesto, Tito se dio cuenta y allí comenzó todo.

Más o menos, como unas 2 semanas después, salí por la noche a abrirle la puerta a Bianca, que estaba volviendo de su trabajo. Me llamó mucho la atención que, frente a la puerta de la entrada del departamento de Tito, estaba estacionada la bicicleta de Ludvin. No le dije nada a Bianca, pero en cuando ella dijo que trabajaría un rato en su estudio, corrí hacia el departamento de Tito.

Como recordarán, Tito compró un pequeño terreno colindante al mío, allí construyó un pequeño departamento, chiquito pero con todas las comodidades necesarias. Este estaba separado de mi propiedad por tan solo una pequeña cerca de madera de un metro de altura, luego viene mi amplio jardín y por último mi casa.

Crucé el jardín y la cerca, llegué hasta la puerta y abrí, yo también tengo llaves del departamento, subí las escaleras y llegué hasta la habitación, estaba entreabierta por lo que pude ver todo lo que ocurría allí dentro.

¡Mmmmmmm!… ¡Mmmmmmm! – gimoteaba Ludvin, arrodillado en medio de las piernas peludas del viejo y chupando su ciclópea verga - ¡No puedo creerlo, miren el tamaño de esta cosa! ¡Qué increíble, qué belleza!… ¡Mmmmmmm!

Te gusta nene… pues allí está, para servirte

¡Mmmmmmm!

Ludvin mamaba esa talegota de 30 cm. y 6 a de ancho como si en ello se le fuera la vida, jamás había tenido algo así entre sus manos a pesar de que Omar está bien dotado, y estaba dispuesto a gozarlo. A pesar de su corta edad (18 años recién cumplidos), Ludvin era ya un amante de las vergas, las idolatraba.

Lamía el grueso mástil desde la base hasta el glande, metiéndoselo entre la boca para mamarlo como a un bombón, mientras lo pajeaba con las manos. Por minutos dejaba la verga por un lado y se dirigía a sus huevos, unos huevos enormes, gordos, peludos, rebosantes de semen.

Ludvin era bastante lindo, la verdad, moreno de piel y delgado de cuerpo, bajito y con apariencia frágil, delicada. Su rostro armónico y de suaves y finos rasgos mostraba unos ojos grandes y oscuros sobre una nariz fina, además de un cutis terso. Su forma de ser amanerada y de modales afectados delataba su orientación sexual. De nalgas era normal, con un trasero pequeño y redondo, de caderas estrechas, nada del otro mundo.

Vení, cambiemos. – le dijo Tito, recostándose boca arriba sobre su cama y jalando a su amante hasta ponerlo en un 69 sobre el.

Continuaron chupándose y lamiéndose mutuamente, y yo cada vez me calentaba más y más, mis manos no podían mantenerse lejos de mi entrepierna, sobando vigorosamente mi bollito necesitado de afecto. Mientras, frente a mi, Ludvin continuaba rindiendo adoración al tótem que Tito llevaba a modo de pene y este hacía otro poco con las herramientas del joven.

Sin embargo, las intenciones de Tito no eran de lamer una verga exactamente. El viejo ponía especial atención al ano del muchacho. Como era mucho más alto (sus 2 metros contra el 1.67 de el) se colocó una almohada en la espalda para que se la dejara en alto, y así poder alcanzar el ano del niño con la boca sin problemas. Así, le chupaba la verga mientras masajeaba con energía su cerrado esfínter, ensalivándolo abundantemente y metiéndole 1 y hasta 2 de sus grandes dedotes. Por ratos soltaba el pene y le mamaba los huevos, subiendo a lametones hasta llegar al pequeño y apretado hoyito, que poco a poco, y con mucho gusto, iba cediendo.

¡Tito! ¡Tito!

¿Si nene?

¿Me vas a coger? – le dijo jadeante.

Solo si tu querés

¿Me prometés que lo vas a hacer despacio y con delicadeza?

Si, te lo prometo… no quiero que te duela.

¡Dale pues, que me muero por que me partás en 2!

Apurada y atropelladamente, Ludvin se dio la vuelta sobre el cuerpo de su amante dándole la cara. Despacio y con cuidado le puso un condón XXL al ariete y lo fue guiando hacia la puerta de entrada a su cuerpo. Se sintió estremecer cuando el glande empezó a hacer presión, pero no había problema, si bien no era una cabeza pequeña, era más delgada que el resto, pues la verga de Tito se hincha a medida que se acerca a la base, parece un cono de 30 cm.

¡¡¡OOOOHHHH DIOS MÍO!!! ¡¡¡ME ESTÁ ABRIENDO TODO!!!

Si te duele pará

¡¡NO!! ¡¡¡NO QUIERO PARAAAAARRRRRGGGGGGHHHHHH!!! – se dejó caer de un solo sobre el ingente tronco, clavándoselo hasta los huevos.

Se dejó caer hacia delante, enterrando la cara entre el ancho pecho de mi suegro, que lo abrazaba y lo acariciaba, susurrándole cosas tiernas al oído. Tito era una mezcla extraña, entre caballero y bárbaro, príncipe y ogro. Un maduro machote de 56 años y 2 metros de altura, de piel blanca y peludo como un oso, enormes músculos desarrollados por una vida de trabajo duro, rostro barbado y de apariencia indómita, unos ojos verdes esmeralda centellantes… pero tierno y delicado como el más consentidor de los abuelitos. Tito es un caballero chapado a la antigua (menos en lo referente al sexo, claro), de suaves y muy buenos modales, amable y atento, un padre ejemplar y un marido modelo.

Despacio bebé… despacito. Cuando sintás que ya estás listo empezá a moverte. – le dijo.

Ludvin empezó a subir y a bajar las caderas, primero despacio y no mucho, pero lentamente aceleraba el ritmo y aumentaba la profundidad de las metidas y sacadas. Tito lo besaba mientras tanto, enredaba su lengua con la de el, mientras dejaba caer gotitas de líquido lubricante sobre el ano de su joven amante cada vez que este subía y bajaba.

La verdad es que era increíble ver como entraba y salía ese grueso y duro madero de carne, rojo y belicoso, agujereando las suaves entrañas de aquel muchacho que pedía por más. Este, en menos de 10 minutos, estaba subiendo y bajando frenéticamente, sintiendo como las masculinidad de Tito barrenaba su ano, gozando al sentirse una hembra en sus manos, una auténtica hembra entregada a su macho.

Yo estaba ardiendo, ya me había sacado las tetas por el escote del vestido y me las estrujaba, apuntando mis pezones hacia mi rostro y sintiendo como mi propia leche caía dentro de mi boca abierta. Recuerden que Consuelito era tan solo una bebé de brazos y aun recibía lactancia. Ya me había quitado las bragas y me restregaba con fuerza la vulva, sintiendo entre mis dedos mojados y resbaladizos mi inflamado clítoris, al que aun no había perforado todavía.

¡¡¡¡HHHHHAAAAAAA!!!! ¡¡¡¡HHHHHAAAAAAA!!!! ¡¡¡¡HHHHHAAAAAAA!!!! - Ludvin gemía casi a gritos, el pene endurecido de Tito lo violaba tan placenteramente que sentía que acababa en cualquier momento.

Tito lo sujetó de las nalgas para subirlo y bajarlo el mismo, acelerando el ritmo de la cogida hasta convertirla en una sesión de sexo salvaje. Ludvin lo abrazaba del cuello y lo besaba apasionadamente y yo callaba mi primer orgasmo, que derramaba sobre mis manos.

Poco a poco Tito se fue levantando sin dejar de cogerse a su muchacho, lo puso boca arriba en la cama y se llevó sus piernas sobre sus hombros. Así, el viejo podía descargar con mayor comodidad todo su poder sobre el delicado ano del muchacho, que gemía y gritaba como una puta desesperada.

¡¡¡TITO!!! ¡¡¡TITO!!! ¡¡¡TITO!!!… ¡¡¡OOOOUUUUHHHH TITOOOOOOGGGHHHHH!!! – gritó Ludvin cuando, ante el intenso masaje que la verga de Tito propinaba a su próstata, le sobrevino un dulce orgasmo que derramó a chorros sobre su vientre.

¡¡GOZALA PERRITO LINDO, GOZALA MI PERRITO LINDO!!

Cambió a Ludvin de posición y lo puso de costado, primero con una pierna en el aire y luego con ambas cerradas para que sintiera mejor el grosor de su paloma. Ludvin gemía y gritaba, sentía aquel ariete barrenarlo sin compasión, abriéndolo como nunca antes, sometiéndolo como no había sentido ni en los brazos de Omar. Y yo continuaba masturbándome como una loca, ya iba por mi 3er orgasmo y quería más. Si el no hubiera estado gimiendo tanto me habrían descubierto.

Tito lo puso en 4 para rematar la faena, sobre el suelo y el culo bien paradito, Ludvin recibía con mansedumbre a aquel portento de verga. Tito lo sujetaba de las caderas y gesticulaba mientras le metía ya sacaba su poderosos instrumento. Por fin, más por cansancio y por piedad al muchacho que por otra cosa, el viejo lo desempaló y se puso de pié frente a el quitándose el condón. Le dio su pene al muchacho para que lo masturbara y chupara y Ludvin obedeció de inmediato. Frotaba con fuerza todo ese tronco, lamía el glande y lo restregaba con los dedos. Así hasta que obtuvo su premio.

¡¡¡¡AAHH!!!! ¡¡¡¡AAHH!!!! ¡¡¡¡AAHH!!!!… ¡¡¡¡AAAAAOOOOUUUUURRRGGGGGGHHHHHH!!!! – rugió Tito - ¡¡¡¡¡LUUUU DDDDDVIIIIIIINN NNNNNNHHHH HFFFFFFFMM MMMMMMRRRR!!!!!

Obsequió al muchacho con una acabada larga y abundante que el recibió en fuertes chorros que se estrellaron contra su paladar y garganta. Ludvin tragó cuanto pudo, el resto le salía a borbotones de la boca y caía por su barbilla hasta su pecho. Y todavía al terminar, Ludvin aun ordeñó ese pene para sacarle hasta la última gota que se bebió con deleite.

Antes de irme vi como Tito, de pié, contemplaba a su joven amante arrodillado en el suelo, como un esclavo que aun espera órdenes de su amo, los 2 cubiertos de sudor y respirando profunda y agitadamente, el muchacho con la cara, la barbilla y el pecho cubiertos con la nívea esperma de mi suegro.

Yo tuve 4 orgasmos, salía de allí caliente y con la vulva hinchada lista para que me comiera Bianca. Ignoro cuántas veces más cogieron esa noche, pero supongo que con una no les bastó, los huevos de Tito son muy potentes y el culo del muchacho aparentemente insaciable. Pero lo que si se es que, desde esa noche, Ludvin se hizo asiduo visitante de Tito… y un feliz depositario de toda su blanca leche.

Besos y abrazos.

Garganta de Cuero.