Lucia, un detalle sin importancia

Una profesora en horas bajas pasa una noche con un alumno en horas altas.

Habíamos vuelto de las vacaciones de navidad, el primer día en el patio nos reunimos representantes de los dos cursos de COU. Habíamos pasado 4 años juntos, después para la mayoría después llegaría la universidad, eso serian nuevos amigos, aunque nos siguiéramos viendo. La reunión era para decidir sí se hacia un viaje de fin de curso. Todos los reunidos pensamos que seria un colofón a los 4 años. Pero el dilema estaba ¿Dónde? y sobretodo ¿Cuándo? El “cuando” debía ser pronto, como mucho finales de febrero, después vendrían los estudios para la selectividad. Y el “donde” no muy caro pues todos estábamos mas o menos tiesos.

Lo bueno de aquella reunión fue que se tomaron dos decisiones, la primera que teníamos que ir a algún sitio, y la segunda que tras la selectividad realizaríamos una cena donde invitaríamos a los profesores.

Durante los siguientes días se comento en cada clase lo que se tenia pensado, y antes de fin de semana se tenían que tener propuestas.

A la semana siguiente las fechas estaban claras, el 14 o 21 de febrero, eran lunes para estar 5 días o una semana. Lugares se dijeron muchos, pero poco a poco se impuso un lugar en el Pirineo, un albergue que se cerraba justo a principios de febrero y loo volvían a abrir en junio para el verano. Entre esas fechas se solía alquilara a grupos mas o menos grandes de colegios, institutos o universidades.

Antes de final de mas ya se tenia todo perfilado y reservado, seria el albergue del Pirineo, y la fecha el 21 de febrero, justo una semana después de mi cumpleaños.

En total se apuntaron 40 de un total de 45. Se lo dijimos a los profesores, se apuntaron 2 uno José Maria, el profesor de lengua, que pasaba de los 50 y Lucia la profesora  de Biología, que tenia 28 años. El primero acepto porque sus hijos ya eran mayores, y como el decía tenia un espíritu joven, y la segunda porque no tenia ninguna carga, hacia dos años que se había separado de su marido.

Así que el día 21 de febrero muy temprano, a las 8 de la mañana, nos subimos a un autocar los 42, era un viaje de cerca de 4 horas, justo al llevar 3 horas hicimos una parada, pues según decían la ultima hora seria por carretera bastante difícil.

Antes de la una ya estábamos en el albergue, las habitaciones eran para 4 personas, comenzó la logística de cómo rellenar, los profesores tenían claro que la primera división seria por sexos, como erramos 18 chicos se decido que se ocuparían 3 habitaciones de 4 chicos y 2 habitaciones de 3 chicos, y las chicas que eran 22 serian 4 habitaciones con 4 chicas y 2 habitaciones con 3 chicas. Los profesores ocuparían cada uno una habitación, aunque fueran para 4.

Después de mucho discutir quien iba con quien se logro alojar a todo el mundo, además se decidió que el ala derecha seria para los chicos y el izquierda para las chicas y en medio los profesores.

Cuando bajamos una cocinera nos había hecho la comida, un plato de sopa calentito y unos lomitos de cerdo y fruta variada. La primera tarde la dedicamos a recorrer la zona, encontramos un riachuelo de agua helada, y muchos animales tanto domésticos como no.

La cena fue mas o menos ligera, con variedad de fiambres. Después de la cena nos reunimos en un gran salón contamos historias, incluso los profesores lo hicieron, de otras excursiones. A la hora de ir a dormir fue un pequeño caos, pues algunos querían ir a otra habitación, incluso algunos a las delas chicas, pues tenían allí su rollete. Pero al final se impuso los galones de José Maria y de Lucia.

El resto de los días se limitaba a excursiones por la mañana, algunos decidían quedarse, sobretodo aquellos chico-chica que tenían un rollete, se volvía para comer y por la tarde después de una siesta se hacían juegos, cenábamos y a dormir.

Nos volvíamos el sábado por la mañana, comeríamos por el camino algo que nos preparaban en el mismo albergue, así que el viernes por la noche se hizo una macro fiesta, donde no falto el alcohol, poco a poco fueron cayendo, uno delos primeros fue José Maria, aunque tenia espíritu joven su cuerpo no lo era, algunos tuvimos que llevar a otros a la cama pues no podían ellos mismos. Después de dejar a uno baje, solo quedaba Lucia, se estaba tomando un vaso de vino.

-         Bueno ya no queda nadie – dije.

-         Es que son casi las 2, mañana se nos puede hacer largo.

-         Si será mejor irse a dormir.

-         Me termino este y me voy. ¿Té quedas? ¿Puedes beber... vino?

-         Desde la semana pasada tengo 18 – dije hinchando el pecho.

-         Bien.

Me sirvió un vaso con un poco de vino. Al principio costo hablar pero sacando la conversación de cómo había sido la excursión, se agilizo la conversación, y a un vino sirvió otro, aunque ella cada mini vaso de vino mío eran dos de ella. Hasta que se vació la botella.

-         Iré a buscar otra.

-         No hace falta, creo que ya ha bebido...

-         No lo creas.

Quiso demostrarme que no era verdad, y al intentar andar en línea casi se cae si no la paro. La tenia sujeta por la cintura, su cuerpo pegado al mío, nuestras bocas muy cerca, ella entonces me beso, fue al principio un roce, pero termino siendo un morreo.

-         Perdona, no debí hacerlo.

-         Porque no si tenias ganas.

Yo sabia su historia, porque llevaba cuatro años con nosotros, justo cuando comenzamos en el instituto vino ella, hacia nada que se había licenciado en biología, y se había casado. Fue a finales de segundo cuando nos enteramos por conversaciones entre profesores que algo iba mal en su matrimonio. Y fue a principio de tercero, que se volvió muy dura, nos dijeron que se había separado definitivamente.

-         Llevaba dos años sin...

Aquella confesión me hizo pensar que llevaba dos años sin besar y sin follar.

-         Vamos, te acompaño – dije casi de forma paternalista.

Y con sumo cuidado la acompañe, tuve que entrar dentro de su habitación, ya dentro ella cerro la puerta

-         Se que éticamente no es muy correcto, pero me gustaría que esta noche... te quedaras.

Hasta ese momento pensé que estaba borracha, pero si había sido capaz de decir eso no lo estaría tanto.

-         No quisiera aprovecharme...

-         Si es porque piensas que estoy bebida, tienes razón, pero no tanto como para desear que me folles – dijo

Pasando sus manos por detrás de mi cuello y besándome, nuestras lenguas se buscaron.

-         No serás... virgen.

-         No lo soy.

-         Mejor.

Entre besos y caricias nos fuimos desnudando. Tuvo un momento de indecisión, cuando se quedo solo con las bragas, se tapo las tetas con las manos.

-         Quieres que apague la luz.

Pareció pensárselo.

-         Para que no veas mi cuerpo desnudo, te aseguro que no estoy mal – dijo.

Y tenia razón era de las profesoras que mejor estaban, tal vez algo gruesa de caderas, pero eso hacia que sus curvas fueran mas pronunciadas.

-         Si al final terminaremos follando – dijo.

Se quito las manos de las tetas enseñando sus pezones endurecidos. Se dejo caer en la cama quitándose las bragas.

-         Ven, intentemos no hacer mucho ruido, José Maria esta al lado.

-         Estará roque.

-         Sabes la primera noche me tiro los tejos, estuve a punto de... pero no paso nada.

Estaba de pie delante de ella, mi polla estaba tiesa. Me tumbe junto a ella,  mientras nos besábamos acaricie su cuerpo. Baje mi mano a su entrepierna, acariciando su rizado vello púbico, para adentrarme con los dedos entre sus labios vaginales.

-         Pensaras que estoy loca – dijo con dificultad, pues mis dedos acariciaban su clítoris.

-         Loca no, necesitada de un buen pollon.

-         ¿Y ese será el tuyo?

-         Si no te arrepientes.

-         Ya no me puedo arrepentirme, me has visto desnuda, me has tocado...

-         Pero aun estas a tiempo.

-         Ahora no quiero arrepentirme, aunque estoy segura que después me arrepentiré.

Mis dedos como si fuera una pistola, con el pulgar acariciaba su clítoris y con el índice y corazón los introducía en su vagina, con la almohada se tapaba la boca para no gritar.

Mi polla se rozaba con su muslo, para que sintiera lo dura que estaba. Mi boca chupaba sus pezones y le daba pequeños mordiscos.

-         Métemela – dijo con dificultad.

-         Primero hay que quitar las telarañas.

Sus gemidos y su risa se entremezclaron. Su excitación era cada vez más intensa al igual que la humedad de su coño. Solo hicieron falta unos minutos para que su cuerpo se tensara, apretara las piernas.

-         Ya, ya he llegado.

Me puse sobre ella, apoyando mis manos en la almohada, acerque mi polla a su coño, la mire a  los ojos, y comencé a introducir mi polla en su vagina lentamente, como no podía usar la almohada para taparse a cara, yo se lo impedía, se mordía el labio inferior, y cerraba los ojos. Cuando mi polla estuvo dentro, empujaba una y otra vez, junte mi boca a la suya para que acallara los gemidos. Me puse de rodillas, cogiéndola por la cintura, atrayendo su cuerpo hacia mi aumentado la penetración, permitiendo una vez mas que utilizara la almohada.

-         Estoy a punto de llegar otra vez – dijo jadeando.

Unos minutos después su cuerpo se tensaba, para unos segundos después relajarse. Me deje caer sobre ella, con mi polla aun dentro, baje el ritmo empujando lentamente.

-         No voy a tardar en correrme, quieres que la saque – le dije.

-         Si, por favor – dijo.

Puse mi polla sobre su barriga, y seguí moviéndome haciendo que mi polla rozara con su barriga y unos minutos después me Coria sobre su barriga.

Me levante, no sabia que hacer.

-         Ha sido increíble, hacia ... 2 años...

-         Pues no lo parece.

-         Gracias.

-         Tienes una toalla o algo para limpiarte.

-         Si, mira en mi bolso de viaje hay una toalla pequeña.

Mire en el bolso que había sobre otra de las camas, saque la toalla, y le limpie la barriga de mi semen.

-         Gracias, ven acércate.

Cogió la toalla y me limpio la polla a la vez que la acariciaba, como era lógico se volvió a poner tiesa, ella siguió acariciándola usando la toalla.

Se puso de pie, y me beso.

-         Espero que seas discreto, lo que ha sucedió...

-         No te preocupes, no ha sucedido nada.

-         Gracias, creo que era lo que necesitaba hace tiempo.

Me vestí y sigilosamente salí de su habitación, y fui a la mía, entre sin hacer ruido.

Por la mañana nos preparamos para irnos. A Lucia la veía algo nerviosa, pero a medida que fue pasando la mañana se fue calmando, cuando nuestras miradas se cruzaban sonreía.

Desde aquel día su comportamiento, no solo conmigo, sino con todos cambio, volvió a ser aquella profesora que conocimos al principio del instituto. Había un compañero, que llego a llamarla “La mal folla” por el carácter que tenia, pues este mismo dijo,  varios meses después de la excursión: Parece ser que a “la mal folla” se la han follado, pero bien follada.

Pues bien acabo el curso, mis notas eran normales, incluso en biología. De aquella noche de sexo como si no hubiera existido.

Como dije al principio los alumnos quedamos que despues de selectividad haríamos una cena de despedida incluyendo a los profesores. Pues la selectividad paso y quedamos un viernes por la noche habíamos alquilado un local donde se hacían celebraciones para hacer una gran cena de despedida, y después de la cena hubo música y baile, hubo un momento de bailes lentos, se me ocurrió sacar a bailar a Lucia, otros compañeros y compañeras, viendo mi gesto sacaron a bailara otros profesores.

-         Te diviertes – dije.

-         Sí mucho

-         Me alegro.

-         Gracias.

-         Por sacarte a bailar, no es nada.

-         No por lo de aquella noche, no dijiste nada.

-         No había nada que decir.

-         Te voy a decir un secreto, muchas noches he soñado con aquella noche.

En eso uno de mis compañeros me separo de Lucia y se puso a bailar, después volvió la música disco y no seria comprensible que me hubiera acercado a ella a bailar pegado.

La fiesta se alargo hasta tarde, algunos compañeros vinieron a buscarlos sus padres, yo me fui con el padre de un compañero. Me llevaron a mi casa, cuando iba ha entrar en el edificio.

-         Rod, espera.

Me gire y era Lucia.

-         Buenas noches, que haces por aquí.

-         Queria hablar contigo, vamos a mi coche.

Fuimos a su coche, ya dentro.

-         Cuando en el baile te di las gracias no fue porque no contases nada, sino por lo que paso.

-         Entonces de nada fue un...  placer.

-         Tú lo has dicho un placer.

Me cogio de la nuca y acerco su boca a la mía, y nos besamos

-         Y eso - dije al separarme.

-         Ya no soy tu profesora... y los dos somos mayores de edad.

Nos volvimos a besar, en esta ocasión fue un morreo en toda regla con lengua incluida.

-         Puedes venir conmigo.

-         No tengo horario de llegada.

Era cierto, vivía con mi tía, con llamarla por la mañana seria suficiente.

Arranco el coche y fuimos a su casa. Nada mas cerrar la puerta la vorágine de la pasión se disparo, nos besábamos, nos quitábamos la ropa para finalizar en la cama desnudos, volvimos a rememorar aquella noche de la excursión, aunque en esta ocasión dio rienda suelta a su lujuria, sin importarle los gritos y gemidos, no había vecinos a los que dar explicaciones, después de tres orgasmos cuando me iba a correr se lo dije.

-         Correte dentro quiero sentirlo dentro.

Y me corrí, mi leche fue a parar a su interior. No fue la única vez aquella noche. Como ella misma describió vimos el amanecer follando.

Durante muchos años mantuvimos la relación, aunque yo me fui a estudiar primero y a trabajar fuera, cuando volvía le hacia una visita para rememorar aquella noche.

Una anécdota, ocho años mas tarde, ella con 36 años y yo con 26, después de haber estado casi un año sin vernos fui a verla, me lleve una gran sorpresa se había casado nuevamente, me presento a su marido como uno de sus mejores alumnos.

Pensé que aquello era el final de la relación, pero al salir de su casa muy discretamente me dio un papel “Dentro de una hora en el parque junto al instituto”. Una hora mas tarde me presente en el parque, ella llego unos minutos después.

-         Ven.

La seguí me llevo a un piso cercano.

-         Es el piso de una compañera del instituto se va casi todos los fines de semana y me deja la llave para que le dé una vuelta al piso

Una vez dentro del piso, se volvió a desatar la lujuria.

Mientras nos besábamos nos fuimos desnudando, y me llevo a la habitación. Allí volvimos a follar como muchas veces antes habíamos hecho. Al terminar, tumbados aun en la cama, acariciándonos

-         Pensé que lo nuestro pasaría a la historia.

-         Lo nuestro es historia, y siempre perdurara.

-         Pero te has casado.

-         Eso es un detalle sin importancia .

Aquel detalle sin importancia duro muchos años, como duraron nuestros encuentros.