Lucía, quiero ser puta 3

Tercer capítulo del relato. Lucía comete un error, y paga las consecuencias. Se viste de puta, por primera vez, y visita el hospital para preparar la operación de sus tetas.

Este es el tercer capítulo de las aventuras de Lucía, una madrileña de 27 años, con la vida resuelta, gracias al dinero de sus padres, y a su trabajo invirtiendo en bolsa, pero, con el sueño de convertirse en una

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, y ser una puta de lujo; a Lucía, le mueve el morbo, no el dinero.

En este tercer capítulo, Lucía nos va a contar, cómo fue, el desayuno en su propia casa, el ático cercano al Retiro, con Alfonso, la primera vez que sale a la calle, vestida como una

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, y la visita a la cirujana plástica, para ser revisada, antes de la operación de aumento de tetas.

Sigue Lucía, narrando su propia historia

En mi ático, al lado del Retiro. Madrugada del lunes al martes

Después de la noche de sexo con Esther, y con Alfonso, mirando, Alfonso se fue, me dejó en mi casa, toda excitada, con la promesa de volver, en unas horas, para desayunar, y pasar el día conmigo, para efectuar las diversas visitas médicas, a la cirujana que me puso tetas, y a la ginecóloga, que me puso un DIU, y, después, la visita a la tatuadora, para pedirle presupuesto para tatuar casi todo mi cuerpo, y, para finalizar, una tarde de compras, para mejorar mi vestimenta, y parecer, lo que ahora soy, una puta, una

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.

Eran las 3, cuando Alfonso se fue, me dijo que volvería a las 9, y que ya tenía que tener el desayuno hecho, a esa hora, por lo que me tenía que levantar a las 8, para ponerme a cocinarnos un rico desayuno, para complacer a Alfonso, y, evitar ser castigada, si no le gustaba, mi propuesta desayuno, a Alfonso.

No podía dormir, a pesar de masturbarme, no conciliaba el sueño.

Eran las 4:30, seguía sin poder dormir, Alfonso se había llevado la venda con la que Esther tapó mis ojos, durante la noche de sexo, quizás, la oscuridad, me habría podido ayudar a dormirme, pensé.

Imaginarme a ciegas, me excitó aún más, así que tuve que encender el PC, y ponerme a mirar porno, y fotos de

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.

Fumé, uno tras otro, para ver si así, el sueño me vencía, pero nada...

Martes 08:30 de la mañana, sigo en mi casa

Me desperté, estaba en el PC, con una web de porno puesta, miré el reloj, 08:30 ponía, en el proyector del techo; Max, estaba conmigo, en el despacho, y me miraba.

Tardé unos segundos en darme cuenta, y reaccioné: “Mierda, Alfonso”

Me empecé a poner nerviosa, pues, en 30 minutos, iba a estar ya aquí, y, yo, estaba con el moco aún en la nariz, cuando ya debería estar preparando el desayuno.

Fui al baño, porque, además, me estaba meando, vacié el depósito, me relajé, y fui hasta la cocina, a ver qué podría preparar de desayuno.

Las 08:40, suena el timbre, ni un minuto me dejó Alfonso, para preparar el desayuno, casi rezaba para que no se enfadara.

Fui a abrir la puerta, desnuda, sólo las botas de puta que llevaba, del día anterior.

Abrí la puerta, y vi a Alfonso, que iba cargado, con una caja enorme, y pasó al salón.

Le acompañé al salón, le ayudé a que entrara, con el enorme paquete, en la casa.

Alfonso me preguntó por el desayuno, si quería que me echara una mano en la cocina, y yo, algo avergonzada, me puse roja, y le expliqué, la situación:

“Lo siento, Alfonso, me quedé dormida, no puse ningún despertador, y me he despertado hace 10 minutos, iba ya a ponerme a preparar el desayuno, pero has llegado

y...

Alfonso me dijo que no me preocupara, que ya ajustaríamos, más tarde, las cuentas, por haberla cagado, me pidió que me dejara las botas de puta, puestas, que me pusiera algo más, por encima, que me tapara algo, y que iríamos a desayunar.

Un poco preocupada, por lo que pasaría después, a modo de castigo, por dormirme, a la vez que, muy excitada, porque, por fin, empezaba a vestir como la puta que quería llegar a ser, me puse un pantalón corto, de deporte, y un top, también de deporte, de ir al gimnasio, y volví al salón.

Por petición de Alfonso, sólo me puse un tanga, negro y que marcaba todo.

Alfonso me dijo que, empezaba a parecer una puta, y que, iríamos a desayunar, y, después, volveríamos a la casa, a ducharme, y a vestirme, con la ropa que Esther había elegido, personalmente, para mí. (Que era el contenido de la caja de Alfonso, y que no me dejó ver, hasta que volvimos de desayunar)

El desayuno. Martes 09:00

Bajamos a la calle, notaba que todo el mundo me miraba, pues parecía salida de una noche de sexo, por supuesto, iba fumando, uno tras otro, pues Alfonso me lo ordenó, en cuanto que salimos por la puerta.

Max nos acompañó, pues era un buen momento, para darle una vuelta, y que hiciera sus cosas...

Fuimos a un bar, con terraza, para que yo pudiera seguir fumando, y Max, nos pudiera acompañar, una camarera, le trajo a Alfonso la carta, y Él, ordenó el desayuno por mí, porque, al fin y al cabo, yo no había cumplido con lo que le había pedido, así que, según me dijo Alfonso, no tenía derecho a elegir qué desayunar.

La camarera, pasados unos minutos, volvió con el desayuno que Alfonso, había pedido, contundente, para pasar bien la mañana. (Huevos, salchichas,

bacon

, café...)

En mitad del desayuno, Alfonso me dijo lo siguiente:

“Lucía, ve al baño, quítate el tanga que llevas, y me lo traes. Esta es la primera parte del castigo que te mereces,

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haberte despertado a tiempo, para preparar el desayuno, como te pedí, de madrugada”

Yo me puse muy cachonda, y, mi coño, empezó a humedecer el tanga, fui al baño, me quité el tanga, que ya estaba húmedo, y volví y se lo di a Alfonso, que me dijo, que lo guardara en el bolso, tras olerlo, delante del resto de clientes que ocupaban otras mesas del bar.

Cuando acabamos de desayunar, volvimos a casa, para ducharme, y vestirme, de

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, con la ropa que Alfonso, en nombre de Esther, me había

traído

para vestirme, y parecerme a la puta que tanto ansiaba ser.

**En mi casa, para ducharme y vestirme de

escort

. Martes 10:00**

Volvimos a mi casa, y Alfonso, me dijo que teníamos una hora para el proceso de ducha y vestirme, pues, a las 11.30 teníamos la cita con la cirujana plástica, que quería ver mi estado de salud, antes de operarme las tetas.

Alfonso me ayudó a desnudarme, y me metí en la ducha; en esta ocasión, Alfonso me dijo que no me iba a acompañar, porque, podría perder el tiempo, follándome, e íbamos muy justos; me recordó, que era por mi culpa, de haber estado en hora, me habría podido follar...

De hecho, me dijo que, no follarme, a pesar de las muchas ganas que yo tenía, de que Alfonso, me follase, era la segunda parte del castigo por dormirme, esa mañana...

Mientras me duchaba, Alfonso, empezó a poner, sobre mi cama, la ropa que Esther me había mandado, con Alfonso, para que me la pusiera.

Salí de la ducha, Alfonso me secó, aprovechó para tocarme un poco las tetas, y para meterme un dedo por el coño, porque, según me dijo, yo le ponía cachondo, y me mostró lo que me tenía que poner.

No había demasiada ropa, pero sí muy excitante:

  • Un tanga, negro, con una abertura para el coño, se podía meter el dedo, sin necesidad de quitarme el tanga; me lo puse, y Alfonso, me volvió a meter el dedo por el coño, para probar que había acceso directo a mi coño, sin necesidad de quitármelo
  • Unas medias, de red, muy de puta, pero muy excitantes.
  • Un vestido de cuero, negro, corto, escotado, que me gustó mucho, y me sentaba muy bien
  • La joya, la guinda, un abrigo, el primero que me puse, largo, de cuero negro
  • Las botas, eran altas y de tacón fino, también, me parecían dignas de una puta
  • Y, finalmente, unos guantes de piel, negros.

En esta ocasión, no llevaba nada de maquillaje, pues, era mejor, ir al natural, ya tendría tiempo de maquillarme, cuando tuviera que atender a los clientes.

Una vez, ya vestida, me miré al espejo, y, estaba espectacular, además, estábamos en tiempo, pues eran las 10:50, así que, fuimos al garaje, donde agarramos el coche de Alfonso, que, en esta ocasión, era un Porsche

Cayenne

, con algunos años, pero cuidado.

Dejamos a Max en casa, en esta ocasión, porque donde íbamos, no es lugar para perros.

De camino al hospital, para ver a Natalia, la cirujana

Llegamos, en el coche de Alfonso, hasta el hospital, donde Alfonso había quedado, a las 11:30, con la cirujana que me iba a explorar, para operarme las tetas.

Tuvimos que esperar, en una sala, en la que había varias personas, pero hubo tres que me llamaron la atención:

  • La primera de ellas, me sonaba de haberla visto hacía poco tiempo, en algún sitio, pero no sabía dónde, aunque, enseguida me di cuenta, pues era una de las

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que Alfonso me había enseñado, la tarde anterior, y que destacaba por el enorme tamaño de sus tetas; además, iba bastante tatuada, me puso muy cachonda, y quise hablar con ella, pero, Alfonso, no me dejó. * La segunda, era una mujer, o eso parecía, que llevaba un aparatoso vendaje en los ojos, con el que, seguro, no podría ver nada, y llevaba, con ella, un bastón blanco, supongo que, para poderse orientar; a pesar de ello, estaba sonriente. * Y, la última, era una mujer, con unas tetas, también muy grandes, que iba en una silla de ruedas, que parecía muy completa, para gran

depediente

, y llevaba la cabeza rapada, y con un pequeño vendaje, como si la hubieran operado de la cabeza, hacía poco tiempo; me llamó la atención, que tenía la mirada, como perdida, como si no pudiera ver bien, a pesar de que tenía ojos, sin ningún vendaje, en ninguno de ellos.

Primer encuentro con Natalia, la cirujana, en el hospital

Minutos después, apareció, la doctora, una mujer rubia, tetas muy grandes, operadas, seguro, y sonriente, saludó a Alfonso, con un beso en la boca, y le preguntó a Alfonso, con cara de deseo, hacia mí, si yo era uno de sus proyectos, a lo que Él, respondió que sí.

Pasamos hasta la consulta de Natalia, que así se llamaba la doctora, la cirujana, y me pidió que me quedara completamente desnuda, que apenas tenía 5 minutos para desnudarme, mientras iba con Alfonso, a tomar un café, y que, si no estaba desnuda por completo, al volver, se iba a enfadar, y habría castigo.

Alfonso y Natalia, salieron de la habitación, y yo me empecé a desnudar, me sobró un minuto, lo justo, para volver a cagarla.

Estaba tan excitada, que me empecé a masturbar, y, justo, en ese momento, Natalia y Alfonso, volvieron a entrar en la consulta de Natalia.

Natalia, se dio cuenta de que me estaba masturbando, y empezó a gritarme:

“Serás, zorra, ¿Quién te ha dicho que podías masturbarte?, lo vas a lamentar, pedazo de puta”

Le hizo una seña a Alfonso, que asintió, volvió a salir de la consulta, y, al regresar, lo hizo con unas ataduras tipo

Segufix

, que me puso en ambos brazos, y me ató a la camilla en la que me había puesto para masturbarme.

Después,

Natalia, repitió

la operación, con mis piernas, y, en pocos segundos, ahí estaba yo, atada de pies y manos, y muy excitada.

Lo que pasó después, es algo que no pude ver, porque, acto seguido, Natalia sacó dos parches para tapar los ojos, y me los puso, además, añadió lo que parecía una venda, sobre los parches, por lo que todo, volvió a ponerse oscuro, y, mi coño, empezó a chorrear.

Yo oía cómo Natalia, le comentaba a Alfonso, que mirase como chorreaba el coño de esta puta, refiriéndose a mí.

Después, noté como alguien, supongo que Natalia, pues eran unos dedos que no conocía, me metía los dedos por el coño, de la excitación y el placer que sentía, grité.

Y, eso, fue otra cagada.

Oí un “Cállate, puta”, y ya no pude emitir más sonidos, en un buen rato, noté que un vendaje, tapaba mi boca.

Estar atada, ciega, y sin poder hablar, logró tranquilizarme, y noté que Natalia, me tocaba las tetas, al menos, eso pensaba, porque, las manos, eran de mujer, eso era seguro.

Tras un buen rato de toqueteos diversos, oí como Natalia le decía a Alfonso que, por ella, ya estaba, que procederíamos, próximamente, a la operación, y que me trajera, al día siguiente, en ayunas, para hacerme análisis de sangre; si salían bien, pues daría moco verde (Así lo dijo, literalmente), a mi aumento de tetas.

Yo pensaba que, la sesión de tocamientos, ya había llegado a su

fin

, pero no fue así.

Natalia le dijo a Alfonso, que iba a ir a avisar a la ginecóloga, a Claudia, (De la que hablaré, en profundidad, en el próximo capítulo, y, también, en otro capítulo descriptivo) y que llegaría en unos 10 minutos, que esperásemos tranquilamente, y sin desatarme ni quitarme vendajes ni nada, a que llegara.

Por si fuera poco, Natalia, le sugirió a Alfonso, que me pidiera que le hiciera, en ese estado, una felación, mientras la ginecóloga llegaba.

A Alfonso, le pareció una muy buena idea, así que, pidiéndole, claramente, y de viva voz, ayuda a Natalia, para que le quitara pantalones y calzoncillos, y que yo me diera cuenta de eso, ya que no lo podía ver, por los vendajes en los ojos que llevaba, Alfonso me puso su polla en mi boca, y yo, toda excitada, empecé a chupársela, a hacerle una mamada, mientras la ginecóloga, llegaba...

Lo que pasó con la ginecóloga, con Claudia, lo cuento en el próximo capítulo de esta historia.

Nota del autor, próximamente, haré un relato de “presentación” de Natalia, la cirujana plástica.

El autor acepta emails, Skype y comentarios sobre este y otros relatos.