Lucía, quiero ser puta

Lucía, una madrileña, con una lujosa vida, empieza a cumplir su sueño, de ser escort

Esta es la historia de Lucia, una mujer de 27 años, madrileña, con la vida resuelta, gracias a sus padres millonarios, pero con un húmedo sueño, que quiere hacer realidad, el de convertirse en una

escort

de lujo, pero, sin ganar dinero, pues lo que le hace ponerse cachonda, es tener un chulo que le fuerce a ser puta de lujo.

Relato narrado por Lucía.

Sobre mí

Soy Lucía, tengo 27 años, vivo en Madrid, en el Barrio de Salamanca, una de las mejores zonas de Madrid, en un ático de gran terraza, pegado al Retiro, llevo unos años viviendo sola en el ático, antes, vivía con mis padres y mi hermana, en la casa de La Moraleja, a las afueras de Madrid, pero decidí independizarme, y mis padres me prestaron, para poder vivir en ella, la casa que tienen en Madrid, el ático en el que vivo.

Al fin y al cabo, es una más, de las muchas propiedades que tienen por todo el país.

Físicamente, mido 165 cm, mi cuerpo, en ese momento, natural, aunque ahora, esté operado, lo cuido en el gimnasio, y cuido también mi dieta, aunque, a veces, el alcohol, me pierde, mi pelo es rubio pero teñido, y me considero bastante atractiva, sin embargo, no he tenido demasiado éxito con hombres, a nivel de pareja.

Quizás, el mejor indicativo de cómo ha cambiado mi vida es que, hasta ese

día, del

que os voy a hablar en este primer capítulo, que cambió mi vida, la cocaína, no la había probado, sin embargo, ahora, soy toda una adicta, la necesito para poder vivir, y la consumo a diario, en grandes cantidades...

Lo mismo me ocurre con el tabaco, pues, gracias a Esther, de quien hablaré, a lo largo de toda esta historia, ahora fumo muchísimo, parezco una chimenea, sin embargo, antes, apenas había probado el tabaco.

Me gustaba, en algunas ocasiones, vestir de forma elegante y femenina, pero, lo alternaba con ropa casual, aunque, al conocer a esa persona que hizo cambiar mi vida, mi forma de vestir cambió, si antes alternaba el ir casual, con ir elegante, ahora siempre voy elegante.

Me considero

AntiSistema

, y Libertaria, a nivel político, algo que comparto, en gran medida con la persona que cambió mi vida.

Si bien es cierto que tengo varios amigos hombres, la mayoría, son

gays

, por lo que poco puedo hacer con ellos a nivel sexual, por si fuera poco, tenía, hasta que mi vida cambió, y lo pude conseguir, el sueño, de llegar a ser toda una

escort

.

Sí que tengo una amiga, un poco hippy, llamada Blanca, a la que le cuento mis movidas, pero ella, ni siquiera sabe mis gustos más oscuros...

Había visto un reportaje en tv, una noche que estaba sola en mi casa, disfrutando de una copa de vino, en el que hablaban con mujeres que eran

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, y me dio morbo, pensé que, quizás, yo también podría ser como ellas, pues, el físico, me daba, al igual que el perfil, más

allá

de lo puramente sexual.

Estuve mirando por Internet, las opciones que tenía, pero, ninguna me acababa de gustar, ya que, para mí, el morbo y la excitación, lo que me ponía bien cachonda, no era ganar dinero, pues ya tenía todo el que iba a necesitar en lo que me quedara de vida, o, al menos, a priori, eso parecía; lo que yo buscaba era ser la

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, de alguien, un chulo o proxeneta, que se quedara con todo el dinero que yo generase, vendiendo mi cuerpo, y que, además, me tratara muy mal.

Las agencias, todas se llevaban un porcentaje, pero me daban mi parte, y, ponerme yo sola, tampoco lo veía, pues el dinero, iba a ser sólo para mí, y eso, no me excitaba.

A pesar de que mi vida ha sido, aparentemente, sencilla, en realidad, no lo ha sido tanto, pues debido al trabajo de mis padres, siempre me he sentido un poco sola, pues casi nunca estaban en casa, debido a los múltiples viajes de trabajo que siempre estaban haciendo.

Mis padres se dedican a temas de inversiones, sobre todo, en bolsa, por lo que, el problema económico, estaba ya más que solucionado, y yo, seguía la tradición familiar, y también invertía en bolsa, pero, por mi cuenta, con buenos resultados.

Para aprender todos los secretos sobre ese mundo de las inversiones, había

estudiado

una carrera de Economía, con su Máster y todo.

Vivo sola, sí, pero no del todo, mi perro, Max, vive conmigo, y me hace algo de compañía, de hecho, en parte, fue el causante de que mi vida cambiara...

El día que todo empezó a cambiar. Lunes por la mañana

Me levanté en torno a las 8, era lunes, principios de octubre, y hacía algo de frío. Me fui a la cocina a desayunar, y a ver un poco la tv, noticias, porque me gusta estar informada.

Al acabar de desayunar, me fui a mi despacho, a empezar a seguir la jornada de la bolsa, que suele empezar sobre las 9, y estuve, como cada mañana, hasta las 11, hora en la que saco a Max, el perro, a dar un paseo por El Retiro, de en torno a 1 hora, para que haga sus cosas, y, de paso, yo también me doy una vuelta y hago las cosas que tenga que hacer en la calle (Recados, compras...)

Ese día, pese a que era lunes, me arreglé un poquito, me puse un vestido de Zara, unas botas y una chaqueta de cuero, agarré a Max, y me fui al Retiro, a pasear.

Justo en la entrada, por donde suelo entrar, la que da a las antiguas Escuelas Aguirre, me encontré con Alfonso.

Max estaba jugando y oliendo el suelo, lo que hacen los perros cuando salen a la calle a pasear, cuando, vio a Alfonso, y se fue hacia Él, para jugar.

Alfonso, iba todo trajeado y elegante, incluidos unos bonitos zapatos, que se veían que eran caros.

Max, de repente, levantó la pata, y pensó que los zapatos de Alfonso, eran un buen árbol al que arrimarse, para mear (Ya lo dice el dicho: “El que a buen árbol se arrima, levanta la pata y orina”), y se empezó a mear en los zapatos de Alfonso, aunque, por suerte, Él se dio cuenta, y pudo apartarse.

Yo me quedé un poco avergonzada, se me puso la cara roja, y me disculpé como pude, aunque Alfonso no se enfadó e, incluso me sonrió.

Además, lejos de irse, Alfonso y yo, comenzamos a hablar, y, sin darnos cuenta, llevábamos casi una hora hablando, primero, de pie en la puerta del Retiro, y, después, ya sentados en un banco del parque, cuando se me ocurrió, teniendo en cuenta, que ya era la hora habitual de volver a mi casa, a pasar el resto de la mañana allí, invitar a Alfonso a mi casa, y seguir hablando allí, y ver si ocurría algo.

Si me decidí a invitarle, fue porque su conversación era interesante, y sabía mucho de Economía, pues era abogado, y también manejaba temas de bolsa, como yo, por lo que pensé que iba a ser agradable, poder contar con alguien así en mi vida; mi sentimiento de soledad, también tuvo algo que ver, hay que reconocerlo,

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hablar de mi coño, que se empezaba a humedecer, pues, Alfonso, no estaba nada mal físicamente.

Antes de ir a mi casa, pasamos a buscar el coche de Alfonso, un Renault

Vel

Satis, y fuimos hasta el parking de mi casa, donde Alfonso, aparcó, en una de las plazas libres que tengo.

Le di, a Alfonso, un mando del garaje, para que pudiera, después, salir sin problemas, del garaje.

En mi casa. La propuesta de Alfonso

Llegamos a mi casa, pero antes, le pregunté a Alfonso si quería beber algo en especial, pues no tengo mucha costumbre de beber refrescos, y no suelo tener en casa; Alfonso me dijo que le gustaban, las bebidas energéticas, así que paramos en una tienda, y pedimos dos latas grandes.

Una vez, ya en mi casa, en el ático, comenzamos a subir de tono la conversación, mientras bebíamos, habíamos añadido whisky a las bebidas energéticas, y, ya se sabe, el alcohol, a veces, puede jugar malas pasadas.

Yo le comenté a Alfonso, que mi sueño era llegar a ser

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, y que quería encontrar un chulo o un proxeneta que se quedase con todo el dinero que yo ganase, que me daba morbo ser emputecida, no ganar dinero.

Entonces, Alfonso, me dijo que me podría ayudar a cumplir ese sueño, pues, uno de sus negocios, era una agencia de

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, me empezó a enseñar su web, y me hizo una propuesta.

  • A cambio de que Alfonso modificara mi cuerpo, a su gusto, yo pagaba esas modificaciones, trabajando como

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para Él * Tendría, eso sí, que obedecerle, en todo lo que Él me pidiera, fuera lo que fuese, consumo de drogas

incluido

.

Yo acepté, casi sin dudar, pues se trataba de cumplir uno de los sueños de mi vida.

Para sellar el acuerdo, Alfonso y yo, nos besamos apasionadamente, en los labios, fue el primero, de muchos besos.

Entonces, Alfonso me ordenó que me desnudara, hasta quedarme en sujetador y bragas, en ropa interior, porque quería ver, cómo era y qué modificaciones me iba a hacer.

Me explicó que serían, principalmente, aumento de tetas y varios piercings y tatuajes.

Obedecí las órdenes de Alfonso, y me fui quitando el vestido que llevaba, hasta quedarme en ropa interior, me había puesto, por la mañana, un tanga y un sujetador, pero no demasiado sugerentes.

Alfonso comenzó, masajeando todo mi cuerpo, me dijo que le gustaba lo que veía, sobre todo, lo cuidado que estaba.

Después, pasó ya a tocarme, digamos, en la intimidad, me bajó el tanga, y vio mi coño, húmedo y casi depilado del todo, salvo por una raya de pelo que me dejo, y Alfonso me pidió que le trajera la maquinilla con la que me rasuraba, que me iba a depilar por completo.

Por supuesto, tuve que ir, con el coño, ligeramente peludo, al aire, y sólo con las botas y el sujetador que, aún, no me había quitado.

Fui hasta el baño, donde guardo las distintas maquinillas, tanto la de depilar el cuerpo, como la de depilar el coño, y, agarré ésta última, la del coño, y volví al salón, donde Alfonso me estaba esperando, para rasurarme, la parte del coño, que me quedaba aún con pelo.

Se oyó un “

Chuum

Chuum

”, de la máquina de depilar el coño, y vi mis pelos caer al suelo, y perderse en la alfombra negra del salón.

Mi coño se quedó ya libre de pelo, e, inmediatamente después, Alfonso, metió un dedo en él, lo que me produjo el primer gemido de placer, gracias a Alfonso, que era también el primero en mucho tiempo.

Alfonso sacó el dedo de mi coño, me lo metió en la boca, y yo lo chupé, saboreando el sabor de mis propios jugos, algo que me excitó mucho.

Después, el dedo de Alfonso, volvió a mi coño, pero, esta vez, ya para masturbarme, algo que estuvo haciendo hasta que logré correrme, y me corrí, de nuevo, en la alfombra, por el placer que sentía, al notar los dedos de Alfonso, dentro de mí.

Al acabar de masajear y masturbar mi coño, los dedos de Alfonso, pasaron a mi culo, repitiendo la operación del dedo, pero, esta vez, me lo metió en mi culo, y, sí, también me hizo probar el sabor... (Mi coño se humedece, sólo de pensarlo)

Antes de, ni siquiera, ver, en vivo y por completo, mis tetas, Alfonso se empezó a bajar el pantalón y los calzoncillos, y me ordenó que se la chupara, porque quería saber cómo se me daba hacer mamadas, algo que toda

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debe dominar.

La polla de Alfonso, es de buen tamaño, algo que suelo disfrutar, y yo comencé, sin dudar, a chupársela, hasta que se corrió, en mi boca, porque me dijo Alfonso que, las putas, se tragan el semen del cliente, y eso es lo que yo, en ese momento, aspiraba a ser.

Llegó el momento de que Alfonso viera mis tetas, para ver su tamaño, y poder así determinar, cuanta cirugía iba a ser necesaria, para poder ejercer de

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, y contraer la deuda con él, cuanto antes, pues lo estaba deseando, cada vez, con más ganas.

Alfonso me estuvo sobando las tetas, pezones, muy duros, debido a la excitación, por todo lo que estaba pasando, incluidos, e, incluso pasó su lengua por mis tetas, para probar su sabor, según me dijo.

Para acabar el examen de mi cuerpo, miró también, Alfonso, mis brazos, y, ya me dio la valoración final, me explicó lo que me quería hacer.

  • Operación en las tetas, para aumentar. Coste (Y deuda) 6000€
  • Tatuajes en cuello, espalda, tripa/estómago, piernas y brazos. Coste (Y deuda) A determinar por la tatuadora, a la que iríamos, al día siguiente, tras acudir a la consulta de la cirujana para las tetas
  • Piercings en, la lengua, el coño y en las tetas, el precio, lo mismo, lo diría la tatuadora
  • Y, por último, una escarificación, o una marca de fuego, para ser marcada, como propiedad de Alfonso.

Después de eso, Alfonso, me pidió subir a mi habitación, para, entre otras cosas, ver mis armarios, mi ropa, y calcular el coste de la ropa, pues, al día siguiente, que me lo dedicaría por completo, acabaría con una tarde de compras, para cambiar mi vestuario.

De forma un poco violenta, aunque a mí me excitó, Alfonso me agarró de la mano, y subimos a mi habitación, para que Él pudiera ver mis armarios.

Por supuesto, yo iba ya desnuda, sólo con las botas, dejé la ropa tirada por el salón, cuando subimos a mi habitación.

En la habitación, Alfonso se fijó en toda mi ropa y en todos mis zapatos y botas, y dijo que ya se hacía una idea, y que había algo de trabajo, por lo que la deuda, iba a ser grande.

Una vez que ya había visto mi armario, Alfonso me dijo que quería probar, por último, cómo era follando, pues, al fin y al cabo, es labor de una

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, follar con los clientes.

Me advirtió de que iba a probar tanto mi coño como mi culo, porque las putas que hacen anal, tienen más éxito.

Antes de empezar a follar, Alfonso me dijo que Él no usaba condón, que le gustaba follar a pelo, y que yo también tendría que hacerlo, por lo que, al día siguiente, la consulta médica,

incluiría

una visita a la ginecóloga, para poner un DIU, y poder follar así a pelo, sin riesgos.

Empezamos a follar, Alfonso me dijo que quería, primero, probar mi culo, así que me di la vuelta, y empecé a notar la polla enorme de Alfonso, taladrando mi culo; al principio me dolió un poco, pero, ese dolor, me gustaba, me ponía muy cachonda, e hizo que no tardara en correrme.

Después, llegó el turno de follar mi coño, eso me gustó más, pero, lo mejor fue que, Alfonso, se corrió en mi cara, más concretamente, en la zona de los ojos, por lo que, por poco, me quedo sin poder ver; de hecho, estuve sin casi poder ver, durante unos minutos, hasta que Alfonso me limpió un poco la zona con una toalla.

Entre unas cosas y otras, habían pasado unas tres horas, desde que llegamos a mi casa, y yo ya tenía hambre, así que, Alfonso, me dijo de ir a comer por ahí.

Me limpié como pude, la cara, de los restos de semen, me vestí con la ropa que Alfonso me indicó, una falda muy corta, una blusa blanca, y las botas que llevaba por la mañana, eso sí, todo sin ropa interior, de ningún tipo, agarré un abrigo que tenía por ahí guardado, negro, muy bonito, y fuimos a comer.

En el restaurante

Llegamos al restaurante, fuimos a uno que estaba muy cerca de mi casa, pues ya era un poco tarde, y, había hambre.

Pedimos varias cosas para el centro, para intentar comer rápido, y, volver a mi casa, a seguir hablando de las condiciones de mi nueva vida, pues Alfonso me dijo que, en la comida, quería que nos fuéramos conociendo, pero en el ámbito personal, y que dejáramos, lo de ser una puta, para, digamos, la vida privada, algo que me puso muy cachonda, pues, justamente, eso es lo que quería, aparentar ser una mujer “normal” en público, sin que la gente sepa, que, en realidad, me siento como una puta, y, además, lo soy y cobro por ello, aunque no reciba, directamente, el dinero.

Lo que no me imaginaba, es que, Alfonso, me iba a poner a prueba, en el restaurante.

En mitad de la comida, me hizo fijarme en una mujer, rubia, muy guapa, y con buen cuerpo, aunque se notaba que muy operado, y me ordenó que fuera hacia donde estaba, e intentara ligar con ella, ofrecerle a ver si quería follar conmigo esa noche, que no me cortara, incluso, en darle mi dirección, y en quedar con ella.

Yo, que seguía muy excitada, acepté el reto, y me fui hacia donde estaba ella, me presenté, y, directamente, con la excusa de ser bisexual, y que la había visto y me había parecido que estaba muy buena, y que me encantaría follar con ella, le ofrecí quedar para esa misma noche, en mi casa.

Para sorpresa mía, la mujer, Esther, que así se llamaba, aceptó, sin dudar mucho, así que le di mis datos, mi número y demás, y quedamos para las 21:00, en mi casa.

Al acabar, notaba que mi coño se humedecía, y me sentía muy bien conmigo misma, pues había logrado algo que me parecía impensable, apenas horas atrás.

Para despedirnos, Esther y yo, nos dimos un beso en la boca, para que Alfonso fuera testigo, de que lo había logrado, y, esa noche, me iba a follar a Esther (Aunque, en realidad, fue al revés...)

Volví a la mesa donde me había sentado con Alfonso, para comer, y le dije, muy contenta, excitada, y con una sonrisa de oreja a oreja, que lo había conseguido, y que había quedado con Esther, para esa noche, a las 21:00 en mi casa.

Alfonso me felicitó, y me dijo que, al volver a casa, me iba a recompensar por mi buen comportamiento.

Acabamos de comer, nos tomamos un café, rápido, en otro bar, y volvimos a mi casa, a mi ático.

En mi casa, en mi ático; lunes por la tarde

Al llegar, Alfonso me ordenó que me desnudara, y que me dejara solo las botas.

Me explicó que, el premio por haber logrado que Esther viniera a la casa ese día, iba a consistir en que me iba a comer el coño, hasta que me corriese.

Así que, con mucha excitación, me tumbé en la cama, y me dejé hacer.

Alfonso me empezó a lamer y a chupar el coño, y yo, disfruté de ello, hasta que no pude más, y me corrí, como la puta que ya me empezaba a sentir.

Después, Alfonso me pidió usar un ordenador, porque me quería enseñar, fotos de varias mujeres, para que me hiciera una idea de cómo quedaría, una vez que tuviera todas las modificaciones hechas.

También me comentó que, el plan para ese día, era estar juntos, hasta la noche, el tiempo que fuera necesario, mientras Esther estaba allí, y que, al día siguiente, por la mañana, iríamos a los dos médicos, cirujana y ginecóloga, y, por la tarde, haríamos una primera visita a la tatuadora, para presupuesto y que viera también mi cuerpo, y, finalmente, el resto del día, iríamos de compras.

Estuvimos un buen rato, viendo fotos de varias mujeres, algunas me pusieron muy cachonda, y me dieron cierta envidia, pues ya eran

escorts

, y estaban anunciadas en diferentes webs y ya ejercían y se sentían como putas, de verdad.

El simple hecho de verlas, me hizo tener más ganas de poder aparecer, anunciada, en algunas de esas webs; y, verlas, me hizo, casi, correrme.

El resto de la tarde, transcurrió en casa, muy excitada, con Alfonso provocándome a cada momento, para que yo me excitara, y pensando, en lo que me esperaría en mi encuentro con Esther.

En torno a las 20:00, Alfonso me dijo que me tendría que empezar ya a preparar, pero que Él me iba a ayudar.

Lo que pasó en la preparación, y el encuentro con

Esther

, lo contaré en el próximo capítulo.