Lucia, mi cuñadita (2)
No tardo su boca en acercarse a uno de mis pechos, para lamer mis erguidos pezones. Era la primera vez que una mujer me hacia algo así.
LUCIA MI CUÑADITA (2)
Mis pensamientos no dejaban de encuadrarse en Lucia, ya era algo demasiado obsesivo, me era imposible despejar de mi mente lo ocurrido esa tarde.
Me deleitaba pensar en tener un nuevo encuentro, pero no en el consultorio, sino en un lugar mas intimo.
Si bien teníamos mucha confianza y nos contábamos todo (o casi todo). Era difícil concretar una cita para tener un encuentro de sexo. Mucha cosas circulaban por mi mente sin lograr especificar algo.
Dos días después me llamo, si podía darle otra sesión de masajes, le comente que tenía los turnos muy acotados, que la llamaría en el día para concretar una cita.
Decidí aplacar mi emoción al recibir su llamado, para poder llegar a planificar ese encuentro, en un lugar más placentero y acogedor.
Trate de no demostrar mi impaciencia, así que después de mi último turno de masajes, decidí llamarla.
-Hola Lucia.-
-Si, Adriana, como estas-
-Si no te parece mal, quisieras hacer la sesión de masajes en casa, mañana después de la 8 de la noche, así después cenamos y hasta te puedes quedar a dormir?- le conteste
Seria buenísimo, -me respondió en una manera muy eufórica.
Realmente estaba muy emocionada ante lo que podía llegar a ocurrir.
Al siguiente día trate de terminar con mis pacientes lo antes posible, para llegar a casa y hacer los preparativos.
Apenas llegue a casa, trate de ambientar con velas perfumadas, dejar medias luces, música y todo elemento que fuese creando un agradable clímax.
Después de bañarme, me vestí, completando los detalles que me faltaban.
Me sentía como una colegiala en su primer encuentro amoroso.
Cerca de las 8, sonó el teléfono era Lucia que tenia un inconveniente, y le era imposible venir.
Realmente quede fastidiada ante su falla a la cita, estaba molesta, como consecuencia de los preparativos realizados y las ideas eróticas que me había hecho.
Comí algo y me puse a mirar televisión, aunque me costaba concentrarme en lo que veía. Pensaba que posiblemente fuese lo mejor, de que no viniese, realmente tenia un caos en mi cabeza., decidí irme a la cama, esperando aplacar mi mal humor.
Como todas las mañanas me dirigí a mi trabajo, decidí no llamar a Lucia, que lo hiciese ella, dado que era la que estaba en falta.
No llamo.
Estaba cansada por la actividad, del día, así que una vez en mi casa, opte por comer algo e irme a acostar temprano.
Estaba por bañarme, cuando suena el timbre, era Lucia, me coloque una bata, y acudí a abrir la puerta.
-Que te paso, para venir a estas horas?
-Primero, disculpa por lo de anoche y segundo quería hablar con vos. me contesto
La invite a que se sentara, mientras intente vestirme.
-Por mi estas bien así- me dijo
Quede un poco perpleja ante su comentario.. Nos sentamos en el sillón y empezamos a charlar, pero se detectaba algo en el ambiente.
Si bien no tocábamos el tema de lo sucedido aquel día, creo que en nuestro interior estaba latente (por lo menos en el mío)
En un momento de la charla, Lucia deposito su mano sobre mi pierna, sentí como un escalofrió corría por mi espalda al percibir su leve contacto.
Intente retirar mi pierna, para ir descubriendo el juego de mi cuñada, volvió a colocarla pero acercándola a mi entrepierna.
Sentía como mi corazón aceleraba su ritmo, mientras el rostro de Lucia se acercaba lentamente hacia el mío.
Como un imán atrae al acero, nuestras bocas se unieron apasionadamente, mientras nuestras lenguas se entrelazaban en un contacto lleno de fogosidad.
Las palabras no eran necesarias, ante este accionar de nuestros impulsos.
Me deslizo suavemente mi bata, quedando mis palpitantes pechos al descubierto, que con rapidez comenzó a acariciar con sus calidas manos. Me deje llevar por ese placentero momento,
No tardo su boca en acercarse a uno de mis pechos, para lamer mis erguidos pezones. Era la primera vez que una mujer me hacia algo así.
Al succionar mis tetillas, mi excitación aumentaba progresivamente, apreciaba como mi sexo se impregnaba cada vez mas, ante el contacto de sus manos en mi cuerpo.
Me aferre a su cintura, dirigiéndome al cierre de su pantalón, para deslizarlo, pero con su mano me lo impidió.
Diciéndome
- Esta vez eres pasiva, yo haré todo -
Me relaje para disfrutar todo lo que podría llegar a proporcionarme Lucia.
Separó mi bata, y me la saco, quedando totalmente desnuda ante ella, que parecía hipnotizada apreciando mi cuerpo, sentía un poco de pudor al encontrarme solo yo, despojada de mi atuendo, a la espera de sus caricias
Al posar su boca en mi cuerpo, alternando con besos y lamidas, mientras bajaba por mi vientre haciéndome tirar mi cabeza hacia atrás, no pude menos que cerrar mis ojos, para deleitarme plenamente, a través de mi piel.
En un momento Lucia se fue quitando su ropa hasta quedar solamente, con su braga.
Al verla semidesnuda y sentir sus caricias mi excitación no paraba de acrecentarse, sentía que mi deseo aumentaba a cada instante.
No paraba de besar mi cuerpo, subía y bajaba sin cesar, era difícil saber en que zona de mi cuerpo se detendría. Mis pensamientos se adelantaban a lo que ocurría, lo que hacia estimularme muchísimo mas. Mis gemidos se iban intensificando.
Coloco su rostro en mi vientre, mientras sus manos se asían con ímpetu a mis nalgas. Su nariz entre mis vellos aspiraban profundamente, como pretendiéndome impregnarse de mi sexo.
Al apreciar su lengua, tocar mis labios vaginales, mi excitación no paraba de crecer. Arqueaba mi cuerpo, conteniendo la cabeza de Lucia, no tarde en correrme, mientras mis gemidos inundaban la habitación.
Eso pareció enardecer a mi cuñadita, quien con mayor frenesí, no cesaba de introducir con furor su lengua en mi vulva, intercalando con sus dedos que entraban y salían de mi raja, en forma delirante e incesante.
Parecían descargas eléctricas que penetraban por mi vagina y mi clítoris, para difundirlo por el resto del cuerpo.
No tarde en tener otro fabuloso orgasmo, mientras unos gritos de goce continuaban partiendo de mi boca.
Lucia no concluía, mientras con sus dedos apretaba mis endurecidos pezones., eran algo indescriptible, las sensaciones que me estimulaba mi querida cuñadita.
Me hizo producir un tercer orgasmo, estaba extenuada, le pedí que se contuviese, pero parecía como poseída, por lo que hizo caso omiso a mi pretensión.
No se si llego el cuarto, mi cuerpo estaba abatido, sentí que las fuerzas me abandonaban, creo que perdí el conocimiento por unos instantes, todo había sido demasiado intenso, cuando aprecié los húmedos labios de Lucia, junto a los míos, mientras sus brazos rodeaban mi cuerpo.
Permanecimos un buen rato en ese estado, sintiendo el contacto mutuo de nuestros calidos y transpirados cuerpos.
No tardo demasiado tiempo para que nuestros cuerpos se recuperasen, fundamentalmente el mío.
Me levante del sillón y tomándola de la cintura la conduje a mi habitación. La empuje sobre la cama y comencé a quitar su ultima prenda con lentitud, disfrutando como iba quedando descubierto su sexo totalmente rasurado.
Mi boca recorrió tu cuello y sus manos acariciaban mi espalda haciendo que una corriente se expandiera por todo mi cuerpo. Sentía sus pechos contra los míos, la excitación recorría mi columna de de extremo a extremo e iba a dar al centro de mi sexo. Bajé mis manos por tu cintura y comencé a acariciarte los glúteos, a dibujar círculos sobre ellos y sentí sus vellos erizarse con mi recorrido.
Mi boca se dirigió a su voluptuosa vagina, mientras la mía la proyectaba a sus labios. Su lengua no tardo en ponerse en contacto con las paredes de mi húmeda y ardiente vagina. Acción que repetía con Lucia.
Era más que excitante poder volver a lamer esa seductora vulva. Mi lengua se dirigió a su ano, el simple contacto en su orificio, la hizo estremecer, avivando su exaltación.
No tardo en repetir mi actitud, era la primera vez que hacia y me retribuían semejante goce,
Notaba como su vagina no dejaba de emanar ese flujo tan seductor, que aprovechando su jugo, impregné mis dedos y con suavidad los fui introduciendo en su conducto, que aumentaron paulatinamente los gemidos de Lucia.
Cada entrada de mi dedo, el cuerpo de Lucia se convulsionaba, había dejado de jugar con mi sensible ano. Me quite de la posición que estaba, tratando de dejarla boca abajo sin renunciar a seguir estimulándola.
Levante su vientre con una almohada, permitiendo elevar su apetecible culito. Mi dedo entraba con más facilidad al dilatarse su esfínter. Introduje un segundo dedo, en su totalidad, al que respondió con un nuevo grito, mezcla dolor y gozo. Sus manos se aferraban a las sabanas de una manera desesperante, Elevaba sus nalgas como ayudando a que mis dedos, la penetraran mas profundamente.
Le pedí que esperase un instante, busque mi consolador en unos de los cajones de mi mesa de noche, al que unte con una crema.
Mi mano lo llevo al orificio de Lucia, implantándolo suavemente, los gemidos se transformaron en desesperantes gritos de deleite y hasta de dolor.
Me estimulaba de sobremanera ver el estado de excitación de Lucia, con esa respiración entrecortada y agitada a la vez, mezclada de exclamaciones de placer.
Ver además como ese falo artificial, se iba perdiendo, al introducirlo por su orificio, para sacarlo nuevamente y repetirlos nuevamente.
Nunca había tenido una experiencia de esta índole, realmente mi exaltación era cada vez mayor, jamás sospeché que podría llegar a este grado de excitación.
Sentía una especie de perversión y goce a la vez, lo penetraba de manera sádica, sin importarme demasiado si la dañaba, pero suponía que el deleite que le producía compensaba el sufrimiento. Su vulva no cesaba de emanar los característicos líquidos que le acariciaba incesantemente.
Lucia no concluía de exhalar gemidos de placer, su mano busco mi acuosa vagina, intentando introducir sus dedos en forma brusca y frenética.
Mordí su cuello, de manera frenética, al sentir que mi cuerpo volvía a convulsionarse. Era el paroxismo total, estábamos en la cima de nuestro orgasmo, que no tardo en llegar, conjuntamente con gritos y exclamaciones de dicha.
Permanecimos abrazadas, con la respiración agitada hasta que nuestros cuerpos extasiados se fueron aplacando.
Si les gusto el relato, háganlo saber, para publicar la segunda parte
EROS