Lucía. La mujer objeto. 2

Segundo capítulo. Lucía, conoce a Yolanda, la asistenta.

Este es el segundo capítulo de la historia de Lucía, la protagonista del relato titulado: “Lucía, la mujer objeto”

Ella misma, cuenta su historia

En la casa de Alfonso, en Somosaguas, Pozuelo de Alarcón.

Agarramos el Audi Q7 de Alfonso, y, fuimos hasta su casa, él, no me había dicho donde vivía, quería que fuera una sorpresa, así que, cuando llegamos a su casa, realmente, me sorprendí.

Durante el trayecto, fui fumando, como ya, en alguna ocasión, había fumado, me resultó sencillo, retomar el hábito.

Llegamos a la entrada de la urbanización, yo, había oído hablar de Somosaguas, pero,

nunca

había estado.

Tras pasar el control de la entrada, llegamos al interior de la urbanización, y, fuimos hasta el chalet donde vivía, Alfonso.

Alfonso, aparcó el Q7, en el garaje, que, era enorme, como el resto de su casa, y, en el que había aparcados, muchos más coches.

Pasamos al interior de su casa, y, fuimos hasta la cocina, donde, había una asistenta, Alfonso, me la presentó, me dijo que se llamaba Yolanda, y, era ella, la que se encargaba de todo lo de la casa, cocina incluida, para que yo, no tuviera que hacer nada; por supuesto, la tenía a mi disposición, para hacerle lo que quisiera.

En la cocina, Alfonso, sacó dos cervezas de una de las neveras que había, y, una de ellas, me la dio a mí, para que, me la empezara a beber.

Pasamos al salón, me encendí otro cigarrillo, pusimos el cenicero, que habíamos comprado, para no llenar de ceniza, la casa de Alfonso, y, Alfonso, me siguió explicando cosas:

Alfonso: “Lucía, sobre tu cuerpo, ¿Hay alguna modificación que, te gustaría hacerte?”

Yo: “Aunque, me dejaría guiar, por lo que tú quisieras, sí que me gustaría tener las tetas, algo más grandes, e, incluso, hacerme algún tatuaje, eso, lo dejo en tus manos”

Alfonso: “En ese caso, le avisaré a Natalia, una cirujana plástica que conozco, que, nos hará un hueco, para que te vea las tetas, y, nos diga, qué se puede hacer”

Yo: “Me parece genial, esa tal Natalia ¿Dejarás que me la folle? Es que, sinceramente, tengo curiosidad, por lo que me dijiste antes, de la relación abierta de pareja”

Alfonso: “Si ella quiere, sí, aunque, Lucía, te advierto que, Natalia, con las chicas, es Ama, tendrás que obedecer”

Yo: “No me importa, es más, me da mucho morbo, solo el hecho de pensarlo”

En esas estábamos, cuando, Yolanda, la asistenta de Alfonso, entró en el salón, y, nos avisó de que, la comida, ya estaba hecha.

La sorpresa llegó cuando, Alfonso, le pidió a Yolanda, que se arrodillase, y, me empezara a lamer el coño, porque, al parecer, Alfonso, me quería seguir poniendo a prueba.

Así que, casi por sorpresa, noté como, Yolanda, me subía el vestido, y, al ver que no llevaba nada de ropa interior (pues, la llevaba guardada en el bolso

),

me empezó a lamer el coño.

Yo, solté un gemido, de placer, me estaba gustando lo que, Yolanda, me estaba haciendo, así que, me dejé hacer, hasta que me corrí.

Al acabar la comida de coño, Yolanda, me limpió todo el coño, para asegurarse de que no quedaba ningún resto de la corrida, y, después, se marchó.

Con ayuda de Alfonso, que me tomó de la mano, debido a la excitación que tenía, fuimos a la cocina, donde, Yolanda, tenía la comida, ya lista, eran las 14:30

La comida, consistió en un plato de salmón, con verduras, que no estaba nada mal, y, por orden de Alfonso, me bajé, yo sola, una botella entera de vino blanco.

Después de comer, y, cuando ya, parecía que, íbamos a empezar a pasar a la acción, sonó un móvil de Alfonso, que, tras atender la llamada, me dijo que, tenía que salir, pero que, no me preocupara y me quedara en la casa, que, él, volvería, a lo largo de la tarde.

Alfonso, avisó a Yolanda, que, muy educadamente, le dijo a Alfonso, que no se preocupara, que ella misma, me haría compañía, hasta la vuelta de Alfonso.

Cuando Alfonso, se fue, Yolanda, se sentó en uno de los sofás de cuero de Alfonso, y, me indicó que, yo también, me sentara en otro, a su lado, para hablar.

Yolanda

: “

Lucía, en primer lugar, me gustaría decirte que, para lo que quieras, aquí estaré, tanto para darte de comer, como para cuidarte, si, Alfonso, te modifica y, necesitas reposo”

Yo: “Me alegra saberlo, ¿Hay algo sobre Alfonso, que deba saber?”

Yolanda: “Alfonso, trabaja un montón, no es nada fácil, seguir su ritmo de trabajo, puede llegar a ser un poco frustrante, a veces, te quedarás, con las ganas de follar, por culpa de alguna emergencia, pero, es lo que hay; sin embargo, cuando tiene tiempo, es envidiable, lo bien que se comporta”

Yolanda: “De todas formas, mi consejo es, que te comportes bien en público, y que, en privado,

actúes

como una puta; siendo así, no tendrás problemas, y, Alfonso, te lo devolverá, con creces”

Tras la charla con Yolanda, ella, se volvió a la cocina, y yo, aproveché, para dar una vuelta por la casa, pues, tenía curiosidad.

Entré en la habitación de Alfonso, la puerta, estaba abierta, había, entre otras cosas, una cama enorme, y, una tv, también, enorme, a juego con la cama.

En ese momento, se oyó una voz, Alfonso, había vuelto.

Alfonso: “Vaya, Lucía, no sabía que fueras tan curiosa”

Por suerte, la voz, no parecía ser de cabreo, así que, me quedé aliviada.

Alfonso, me agarró por la cintura, y, me comenzó a besar, en los labios, de forma apasionada.

Después, los besos, siguieron, por todo mi cuerpo, Alfonso, me empezó a quitar el vestido que llevaba, dejando mi cuerpo, desnudo, a excepción de las botas, que, Alfonso, me pidió que me las dejara puestas.

Alfonso, me empezó a sobar las tetas, los pezones, se me pusieron duros, por la excitación que me producía, tener a Alfonso, tan cerca, y, todo lo que él, me estaba haciendo.

Llegó mi turno, le desabroché el pantalón, se lo bajé, y, pude intuir, que, Alfonso, tenía una polla enorme.

Al bajarle el calzoncillo, negro, que, Alfonso llevaba, mi intuición, fue acertada, la enorme polla, toda dura, de Alfonso, salió, y, los ojos, se me fueron a ella.

Sin pedirle permiso, se la empecé a chupar, no podía evitarlo, era tan grande, que no iba a dejar pasar la oportunidad.

Estuve un buen rato, lamiendo su polla, hice lo posible, por retrasar al máximo, el momento en el que, Alfonso, se corriese, y, por supuesto, quería que lo hiciese, en mi boca, para poderme tragar, toda su leche, lo estaba deseando.

Alfonso, simplemente, se corrió, no avisó antes, ni me preguntó nada, así que, todo el semen, fue a parar a mi boca y, yo, como buena puta, me lo tragué, estaba muy excitada.

Al acabar la mamada, Alfonso, no me dejó descansar, ni un segundo, me empezó a meter, uno de sus dedos, en mi coño, y, al notarlo muy húmedo, acto seguido, sacó el dedo, y, metió su polla.

Alfonso, me empezó a meter, poco a poco, aunque, no con demasiada suavidad, su polla, en mi coño, las embestidas, iban aumentando en intensidad, hasta que, los dos, nos corrimos, casi a la vez.

En esta ocasión, Alfonso, se corrió en mis tetas, me explicó que, hasta que fuéramos al ginecólogo, a ponerme un DIU, tendría que ser así, pero que, no me preocupara, que eso, sería algo, que, ocurriría, muy pronto.

Al acabar la sesión de sexo, eran las 18:00, Alfonso, me propuso, hacer alguna actividad, así que, bajamos al garaje, agarramos su coche, y, fuimos a un centro comercial, cerca de su casa, que abría los domingos.

**En el centro comercial, domingo por la tarde 18:30

De compras (2)**

Tras aparcar el coche, pasamos por un bar, a tomar una cerveza, y, Alfonso, me contó, el plan para la tarde:

Alfonso

:” Lucía

, como mañana, va a tocar, visita médica, tanto a Natalia, como a la ginecóloga, necesitas algo de ropa, ya que, no vas a pasar por tu casa, para poderte cambiar, así que, ahora, iremos de compras, para conseguirte algo que, nos guste a los dos”

Yo, acepté la invitación, y, le envié un

Whatsapp

a mi madre, en el que le indicaba que, no iba a ir a dormir a casa, esa noche.

Por suerte, mi madre, se lo tomó bien, así que, al acabar la cerveza, fuimos de compras.

Me compré, 3 vestidos, bastante cortos, y, algo escotados, también, 2 pares de botas, altas, y, cuando ya casi, nos íbamos de la tienda, vi algo, que me llamó la atención.

Había un precioso abrigo, negro, largo, que decía “cómprame”, Alfonso, me vio, como lo miraba, y, me dijo que, si lo quería, también me lo podía llevar, así que, al final, me lo compré.

Una vez que ya hicimos las compras, volvimos a casa, Alfonso, me dijo que, me diera una ducha, y, me pusiera alguno de los vestidos, recién comprados, para que me viera, espectacular, a su gusto.

Así que, fuimos a la ducha, nos metimos los dos en ella, aunque me hubiera gustado, no hubo tiempo para follar, simplemente, una ducha rápida, para limpiarnos, y ya.

Al acabar la ducha, me vestí, me puse uno de los vestidos, las botas, y, estrené el abrigo largo, pues, aunque no hacía demasiado frío, tenía muchas ganas, de probarlo en la calle.

Una vez que, ya estaba vestida, Alfonso me dijo que, me iba a llevar a cenar, a un buen restaurante, para celebrar que, estaba delante de una puta, que promete mucho...

Lo que pasó durante la cena, y, más cosas, en el próximo capítulo de esta historia.

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