Lucía era muy diferente
La escena era tierna, los novios se besaban y el de rodillas esperaba ser cogido.
Estaba aburrido como una ostra. Esteban, mi amigo, un empresario de éxito con el que crecimos juntos, me había llevado a esa reunión, un aniversario de bodas de unos amigos suyos, socios en una de sus empresas que había congregado a gente adinerada de éxito y muy divertida. Yo era muy diferente al "Tebo", mi querido amigo que se preocupaba mucho por mí, había perdido a mi esposa, mis hijos estaban grandes y vivían lejos, aunque mi carácter era tímido y un poco parco, más tirado al estudio, en esta parte de mi vida me sentía verdaderamente solo.
Afuera llovía y de lejos se divisaban las luces de la ciudad, estaba ensimismado y ajeno a la fiesta, con trago en la mano el que a sorbos me motivaba un poco y veía con deleite los cuerpos de las jóvenes que bailaban alocadamente, cuerpos excitantes y muy provocativos.
-¡Profe Miguel! un efusivo saludo me sacó de mis elucubraciones, volví y era Celia López, una hermosa jovencita que había sido mi alumna en la Universidad. cómo la iba a olvidar, era la mejor de la clase, muy aplicada, respetuosa. Me abrazó emocionada hasta las lágrimas, sabía de mis pesares. Conversamos un poco, me llevó al grupo de sus familiares, me presentó a sus padres y su novio, todos muy amables. Al rato nos sentamos a conversar, me presentó a una amiga de su edad, que me miraba inquisitoriamente, la verdad que no me llamó la atención, la había visto bailar y para mi gusto la ví muy alocada.
Tarde con mucho trago encima decidimos marcharnos, en vista de que sus padres todavía se quedaban me ofrecí llevar a mi amiga, su novio y su amiga Lucía. Dejé a Celia y su novio y seguí la ruta con Lucía su alocada amiga. Entré a un grifo de la salida, puse combustible y la noté callada, le pregunté si estaba de sueño, me contestó que tenía hambre, entramos a un establecimiento del mismo grifo a comer algo, la vi muy diferente a mi primera impresión, era guapa, pequeña con algunos tatuajes, pero me pareció inteligente, me dijo directamente que le gustaban los hombres maduros, que yo le gustaba y que tenía un "amigo" maduro al que quería mucho. Salimos y cuando entramos al auto me besó, yo no salía de mi asombro.
-Hazme gozar papi- me dijo al oído mientras me acariciaba mi entrepierna, yo me dejaba hacer, mirándome a los ojos empezó a bajarme el cierre del pantalón, era una dura erección de mucho tiempo, con delicadeza empezó a chupármelo yo me recliné y empecé a gozar, sabía lo que estaba haciendo, se arrodilló en el asiento, sacando el trasero que empecé a acariciarlo primero por encima de su corta falda de drill grueso, metí mi mano subiéndosela un poco, ella abrió sus piernas, usaba hilo dental el que me permitía acariciar todas sus nalgas, deslicé un poco el hilo y acaricié su conchita que estaba muy húmeda, le gustaba y sus mamadas eran frenéticas, todo estaba saliendo tan espontáneo, nunca había hecho eso, ni me lo había imaginado, una nena de 19 años mamándome la verga en el estacionamiento de un grifo y yo metiéndole los dedos a su mojada vulva y acariciándole el culo con deleite, al poco rato acabamos.
-Qué rico mi amor- me dijo secándome el miembro con su lengua, se sentó y seguía agarrándolo, yo la dejaba hacer. Me preguntó si vivía solo, le contesté que sí, me dijo que quería dormir conmigo, que su papá seguramente pensaría que estuvo en la casa de Celia. Con mucho miedo la llevé a mi casa, nos bañamos y de nuevo estaba empalado, no se quiso secar el cuerpo, recorrí todo su pequeño cuerpo con mi lengua, me encantaban las gotas de agua que sorbía de sus profundidades y ahora gemía con libertad, sus senos y su clítoris eran i deleite. Me dio otra soberana mamada y probé su ano en un 69 inolvidable, nunca lo había hecho, pero era tan tierno, era tan blanca y sentí como gozaba mientras yo trataba de introducirle mi lengua en su agujero tan rosadito, sólo para gemir se sacaba de la boca mi miembro que se había agrandado sobremanera. No aguantó más, se sentó encima mío, la pude ver, con su cabello mojado sin maquillaje y con un rictus de placer que me enloquecía, le apretaba las tetas y ella me buscaba la boca, me besaba suavecito y al oído me decía: -Que rico eres papi-, -Cómo me haces gozar- ahora le estaba metiendo el dedo en el ano y sentía que lograba un orgasmo aullando de placer, se calmó un poco y yo seguía duro como una bestia, le dí vuelta, era tan pequeña e intuía lo que quería, la puse como perrita y abriéndole las piernas primero le metí mis dedos en su conchita tan mojada, se lo introduje hasta el fondo, un poco más violento, a ella le encantaba; empezamos un metisaca frenético que hacía ruido al golpear mis huevos con sus nalgas, en un ritmo de gemidos, sudor y el sonido de su culo alcanzó el segundo orgasmo, cuando aún temblaba de placer se lo metí por el ano. Siii- dijo abriéndose más, yo estaba en el cielo, quería que no terminase nunca. Mis viejos huesos ya no resistían, la empuje siempre ensartada para que se echara completamente, yo encima podía besarla y oler su pelo, empezamos nuevamente el ritmo metiéndosela todita le arrancaba unos gritos de dolor y placer: -Dame más mi cielo- así- párteme-, -te adoro, por favor dame más- no pude más le vacié un galón de leche y ella me lo ajustaba y tirando para atrás quería tenerlo todo dentro, llegamos al climax simultáneamente, fue riquísimo, me cogió de los brazos y no quería que se lo sacara. Por la mañana lo hicimos de nuevo, yo adolorido pero muy satisfecho pasé todo el día estremeciéndome con sus recuerdos.
No supe de ella por cerca de quince días, sabía que eran animales indómitos que no podían permanecer con un solo hombre y me conformaba con su recuerdo.
Una noche cerca de las diez, me llamó, estaba alegre, parecía bebida. Cómo estas mi amor, todavía tienes fuerzas para soportarme un rato- , -me parece que te estas burlando- le contesté ofendido, -mira- me dijo, eres un hombre inolvidable, como tu hay pocos, sabes, soy la chica de un hombre maduro como tu, lo quiero. ¿qué quieres de mí? Le pregunté. Ven te espero, me dio una dirección, me vas a ayudar. Como un poseído, me vestí, salí en su búsqueda, llegué a un departamento, había música y estaba ella con un cigarrillo que me molestaba, me besó en la boca y ví a un hombrecito u poquito más alto que ella pero pequeño todavía, delgado con bigotes, me lo presentó, se llamaba Lucho, nos sentamos me sirvieron un trago y el clima era tenso, se miraban cómplices y temerosos, ella empezó a bailar sola, insinuante y graciosa, tenía una falda de seda floja que la levantaba al ritmo de la música, se acercaba al bigotón y le movía las tetas en la cara y el se iba soltando, al rato se sentó en mis piernas y me besó, el se incomodó un poco y salió de la sala. no te preocupes mi cielo, el quiere hacerlo con los dos-, -acompáñame ojalá te guste- me llevó al dormitorio, me tiró a la cama, yo presintiendo que me iba a hacer gozar como ella lo hace, me dejaba llevar, empezó a desnudarme y ella lo hizo muy rápidamente, empezó a chuparme la verga, yo cerré lo ojos cuando los abrí ví que el bigotón le estaba acariciando el culo, ella se volvió y lo jaló para que se eche también a mi lado, nos abrazó a los dos y nos besaba tiernamente, su amigo se fue soltando y se acercaba más a mí, me di cuenta que ella jalaba de sus brazos para que me abrace, al comienzo me incomodaba su contacto, ella al oído me decía que no sea malo que la ayude, lo decía tan tiernamente que mi cabeza no ordenaba mis ideas, sentí que cuando ya me besaba el tipo no me gustaba lo áspero de su bigote pero me dejaba besar y hasta sentía que me gustaba un poco, ella empezó a mamarme la verga de nuevo y lo jaló y me moría de placer al ver que los dos jugueteaban con mi miembro que se había puesto como un fierro de duro. Que rico es mi amor- le decía a él que también le pasaba la lengua a lo largo y con el glande en medio se besaban. Me gustaba y por ratos me aterraba pensar que hasta donde podía llegar esta endiablada criatura. Se sentó encima mío y empezó a cabalgarme, noté que el se acomodaba para cogerla por atrás, ella colaboraba sacando el cual cuanto podía pero sin safarse, con un poco de esfuerzo nos unimos los tres, ella en el centro y nuestros miembros que se chocaban dentro de ese cuerpecito que temblaba de placer y aullaba como una perra. Yo me sentía el instrumento de placer y muy pronto acabaron los dos en un orgasmo estremecedor. El bigotón se safó y cayó tendido resoplando al costado mío, me sonrió como agradeciéndome. Ella empezó a besarme y casi susurrándome me dijo: -métesela-.
Comenzó a pasarle la lengua por la nuca y con la mano suelta le acariciaba las nalgas, el enterró el rostro en un almohada y sacaba el culo, lo ví blanco y un poco carnoso, me puse de pie ella empezó a mamarme el miembro que latía poniéndose más duro, me jaló y de rodillas en la cama esperé. Como la directora del acto acomodó a su amigo de rodillas, le separó las piernas y le acariciaba el ano, se echo boca arriba y se besaban en la boca. La escena era tierna, los novios se besaban y el de rodillas esperaba ser cogido, yo tenía que actuar, a mis cuarenta y nueve años me iba a culear a un tío delante de su novia, era cosa de locos. Al comienzo le toqué delicadamente las nalgas y noté como se le ponía la carne de gallina, sacó más el culo al aire, le puse la cabeza en la puerta, el ajustó y se contrajo un poco, Lucía estaba a mi lado, como para presenciar en primera fila la culeada de su novio bigotón, me besó en la boca: -Hazlo despacio mi amor, es su primera vez- me dijo preocupada y arrecha. La verdad que no pude ser delicado, me provocó hacerle doler, le metí la mitad con fuerza y el gritó, se abrió más y comenzó a empujar para atrás, le cogí de las caderas y jalándolo hacia mí se lo metí todo, el me puso la mano en el vientre como para que no me mueva mientras se acomodaba, Lucia me mordía los labios, yo empecé a acariciarle el culo, noté que se acomodaba y le introduje el dedo mayor en el ano, se dobló y empezamos la actividad, su novio comenzó a moverse y ella lo besaba y lo acariciaba mientras yo trataba de darles gusto a los dos, con mi dedo hurgaba y le removía el ano a Lucía y con la mano izquierda jalaba la cadera de su novio, notaba que al novio le dolía, metía su cara en la almohada y yo como invitado le daba más duro, terminamos los tres descomunalmente, resoplando y Lucía aullando como loca, se lo saqué y fui al baño, cuando volví ella estaba boca arriba y el novio sin dar cara bocabajo, ella ahorrándole la vergüenza me llevó a la sala, me agradeció y salí un poco molesto, la verdad era que la quería para mi solo y no compartirla con un pata al que lo había desflorado.
Después de un tiempo tuvimos otra cita, me contó que había terminado con el bigotón por que le exigía hacerlo en trío y terminar ensartado. Le dí más y hasta la fecha me dice que es fiel, que sólo lo hace conmigo, la verdad es que no le creo, pero eso le pone la dosis de placer a esta relación muy rara.