Lucía de folla a dos chicos jóvenes. Parte III
Final del episodio de Lucía con dos chicos potentes que le dan su merecido
Pedro aprovechó la situación para restregar ya descaradamente sus huevos por la cara y boca de Lucía mientras José exclamaba follándola más duramente: ¡¡ves como lo estabas deseando zorrita!! A que ¡sí!
_ Si siiii empezó a gemir Lucia.
Pedro había soltado ya las muñecas de Lucia y mientras paseaba y restregaba sus huevos por la cara de ella arrimaba la punta de su capullo a los labios de la zorra.
Aprovechando que Lucia entreabrió la boca para sacar la punta de la lengua y degustar el sabor salado de las pelotas que se estaban paseando por su cara, Pedro introdujo el capullo en la boca de Lucia. El líquido pre seminal que estaba liberando la verga de Pedro inundo las papilas gustativas de Lucia y el ansia de polla invadió también sus pensamientos. Sin pensárselo dos veces Lucía empezó a succionar con suavidad el capullo de Pedro que ya invadía ofensivamente casi toda su boca. Pedro empezó a soltar fuertes gemidos de placer por la intensidad del gusto que los labios, la lengua y la boca de Lucia estaban provocando en su capullo. La suavidad y voluptuosidad de las caricias de todos los elementos de la boca de Lucia en la gigantesca masa de su capullo unidas a la brutal excitación que Pedro acumulaba tanto por lo morboso de la situación como por la falta de sexo reciente hicieron que del glande de su nabo empezase a brotar leche de forma lenta y continua. Lucia percibió en su lengua como el delicioso líquido pre seminal que se encontraba ingiriendo de forma golosa se empezaba a transformar poco a poco en deliciosa leche procedente de las entrañas de los huevos del gitano. No era una corrida impetuosa sino más bien una eyaculación suave y reposada. El semen brotaba caliente y delicioso de la punta del capullo de su amante colmando su boca de agradables sensaciones y deslizándose acariciador por toda su garganta. ¡¡El sabor era increíble!! Suave y delicado, dulce y aromático, denso sin llegar a espeso. Nunca había probado una lefa de esa calidad. Además el hecho de que el esperma brotara tan despacio permitía que fluyera como un río de ambrosía por su boca y su garganta, exaltando sus sentidos. La excitación de engullir esa corrida unida a la follada que seguía proporcionándole José hicieron que Lucia empezase a correrse como la lefada que le inundaba la boca: suave y lascivamente.
En su ansia porque aquella delicia que brotaba del fondo de los huevos del gitano no parase, los dedos y las manos de Lucia empezaron a masturbarle con dulzura las pelotas, confiando en que éstas, generosas, compensarían las caricias con más leche. Lucia perdió la noción del tiempo y el gitano también. Lucia mamaba y mamaba y masturbaba y masturbaba mientras que el gitano dejaba que su semen fluyera con dulzura colmatando las entrañas de Lucia.
José no pudo soportar más la excitación provocada por la mamada que su zorrita le estaba proporcionando a su amigo y por el gusto que le estaba produciendo el metisaca en el empapado coño de Lucia. Como queriendo copiar la corrida de su amigo, su leche empezó a fluir lenta y generosa en el chocho de Lucia. Lucia percibió la corrida de su amante y sin haber terminado aún de correrse de su anterior orgasmo empezó a retorcerse con otro. Sentía tan rica la leche de Pedro en su boca que llegó a pensar que hasta podría correrse también por ella. De repente el maná que brotaba del glande del gitano empezó a agotarse. Lucía succionaba la verga y apretaba los huevos pero parecía que el manantial se había secado definitivamente. Pedro se retorció con los últimos estertores del orgasmo y tras soltar unas últimas y deliciosas gotas, dejó finalmente de eyacular, prácticamente al mismo tiempo que José apuraba también su corrida en el interior de Lucia.
Los dos tíos, agotados, retiraron por el momento sus nabos de las cavidades sexuales de Lucia y se dejaron caer a su lado. Lucía aún gemía y se retorcía con las tremendas sensaciones de placer que le habían dejado sus múltiples orgasmos.
- Casi me volvéis loca cabrones. Es increíble el gusto que podéis dar los dos juntos.
Y comenzó a acariciarles simultáneamente las morcillonas vergas a sus dos machos. Lucia recorría con sus dedos los enormes falos a lo largo y a lo ancho y cuando llegaba a la base de los mismos se entretenía un buen rato amasándoles cariñosamente los huevazos. Lucía se había dado cuenta a lo largo de sus innumerables folladas, que al acariciar suave y sensualmente los testículos de los tíos, estos comenzaban de nuevo a generar leche lo cual conllevaba a nuevas erecciones y por supuesto a más sexo.
El gitanillo fue el primero en reaccionar. Lucía le había vaciado literalmente los huevos, pero el recuerdo del placer que le había producido liberar tanta leche hizo que su fabulosa verga comenzara de nuevo a endurecerse entre los dedos de la zorra. Lucía, con malicia abandonó por un momento el mástil y se concentró por un buen rato en la base. El gitano empezó a retorcerse con las deliciosas caricias que la muy puta le estaba realizando adrede en las pelotas que comenzaron a hincharse poco a poco por con las nuevas reservas leche que la deliciosa masturbación estaba produciendo. Lucia consciente del resurgir del poderoso macho prefirió no precipitarse, y decidió aumentar aún más la potencia del chico devorándole los huevos. Acercó su boca golosa a los huevazos y empezó a lamerlos y besarlos con delicadeza. Las caricias de los labios y la lengua de Lucía en la base de sus testículos provocaban oleadas de placer a Pedro, que se retorcía a un lado y a otro elevando y bajando se pelvis. Se veía que el muy vicioso estaba deseando que le masturbasen la polla, pero Lucía, con pericia prefería invertir sus suaves caricias bucales en colmatar de esperma lo máximo posible los huevos de su nuevo macho.
José veía con deleite la tortura con la que su putilla favorita estaba destrozando a su amigo. Su verga se había re empalmado silenciosa gracias a los efectos conjuntos de la viagra y de la película porno en directo que estaba presenciando. Lucía, concentrada en su nuevo macho le había abandonado por el momento y José aprovecho la situación para aproximar su ya más que duro cipote a la boca de Lucia que en ese momento se encontraba colmada por uno de los huevos de su amigo. Lucía tras tragarse y succionar el huevo derecho de Pedro, se lo sacó de la boca y se dirigía hacia el izquierdo cuando el glande erecto de José se introdujo por su boca entreabierta. La penetración bucal la cogió por sorpresa y José, aprovechándose, continuó empujando con lo que consiguió introducirle entre los labios más de media verga. El Gitano, al sentir liberados sus huevos y más que ansioso por follarse a la zorra que lo martirizaba, cambió rápidamente de posición, y enfiló con su verga el coño semiabierto de Lucía. Efectivamente, la posición relajada de Lucía había permitido que los labios de su vagina se replegasen tras la formidable follada que le había proporcionado José, y yacían ahora coquetos y entrecerrados reponiéndose de la reciente invasión. Pedro, excitado por la mamada de huevos, había pensado introducirle de golpe y hasta el fondo su monstruoso nabo para que la muy puta de Lucía supiera de una vez lo que era ser follada por un auténtico toro, pero al ver la entrada de su almeja tan replegada utilizó la cabeza de su glande para separarle y abrirle un poco más los labios. Al entreabrirle un poco más la concha, comenzó a brotar suavemente un hilillo de semen, procedente de la tremenda corrida que José le había soltado en las entrañas. El gitano aprovecho el hilillo de esperma para humedecer con él su glande y facilitar así la introducción de su herramienta. Mientras José le violaba la boca, Lucía se percató que Pedro estaba haciendo lo mismo con su almeja. Efectivamente, Pedro lubricaba cada vez más su glande con el semen de José que no paraba de manar y su verga se introducía lentamente, centímetro a centímetro en esa cueva por la que circulaba un sedoso río subterráneo. Las paredes del coño de Lucía empezaron a palpitar y a dilatarse abrazando amorosamente el enorme atributo y una oleada de placer voluptuoso empezó a invadir el cerebro de Lucía lo que hizo que esta se iniciara en suaves gemidos y gruñidos que era lo único que le permitía la enorme verga que proseguía imparable la violación no sólo de su boca, sino ahora también de su garganta.
A medida que penetraba en el coño de Lucía, la verga del Gitano encontraba cada vez más leche lo que hizo que de repente y sin previo aviso el enorme falo se introdujera de golpe. El puyazo, que llegó a tocar fondo hizo que Lucía se corriera al instante retorciéndose como la puta viciosa que era. José aprovechó la jugada para comenzar a follarle suavemente la boca a Lucía y Pedro no queriendo ser menos inició también un delicioso metisaca. Follada por sus dos principales agujeros por dos enormes vergas insaciables, Lucía se abandonó al placer: abrió sus piernas de par en par para permitir que su nuevo y adorado macho la penetrase libremente e inclinó hacia atrás su cabeza todo lo que pudo para que la larga verga de su noviete alcanzase también las profundidades de su garganta. Los dos machos la follaban a conciencia y el cuerpo de Lucía no tardó en entregarse a una magnífica sucesión de intensas corridas. Los temblores que estos poderosos orgasmos provocaron en el cuerpo de Lucía aumentaban aún más el placer del que los dos tíos disfrutaban profanando con sus falos el vicioso cuerpo de la puta. El desenlace no se hizo esperar y las pollas de ambos chicos empezaron de golpe a escupir esperma. Los tres se corrían como locos simultáneamente. Evidentemente la que más disfrutaba era la zorrita, no solo por las caricias que los dos nabos proporcionaban a sus suaves agujeros sino también por la excitación que las descargas de leche provocaban en su cerebro. La polla de José liberaba poderosos chorros de lefa en el fondo de la garganta de Lucía, y al replegarse hacia los labios permitía a la zorra degustar el sabor y la textura de su líquido favorito. Por su parte Pedro, que había colmatado sus enormes depósitos con la suave tortura con la que Lucía había castigado a sus tremendos huevazos, no paraba de soltar leche en las entrañas de Lucía. Chorro tras chorro, los dos cabrones inundaban a su putilla y finalmente la lefa empezó a escapar por las comisuras de la boca de Lucía así como por los costados de su vagina. Eso no pareció importarles a los dos machos, que presos de una excitación inaudita siguieron lefando a su querida. Lucía tragaba por la boca todo lo que podía. Una leche deliciosa inundaba su aparato digestivo y en su fuero interno deseaba que si era posible este manantial no se agotase. Sin embargo su coño ya no podía recibir más y el esperma que salía se escurría por entre sus piernas y las de su amante. Finalmente los dos berracos terminaron de soltar leche. El gitano comenzó a culear muy suavemente apurando su corrida sin sacar la verga y dejándose caer, extasiado sobre los pechos de su nueva amante. Por su parte, José había extraído la mayor parte de su verga de la boca de Lucía, y agarrando con su mano la morcillona herramienta, sacudía ligeramente su capullo entre los labios de Lucia, que, con la boca entreabierta recibía generosamente las últimas gotas de néctar. Cuando el glande de José dejó definitivamente de soltar leche, José introdujo entero el capullo entre los labios de Lucía que chuparon y succionaron hasta dejarlo reluciente, tras lo cual José se dejó caer también junto a la pareja.
- Que cabrones que sois, susurró Lucia. Qué gustazo que me habéis dado.
- Jajajajaja, rio Pedro. Y tú a mí ¿qué? en mi vida había soltado tanta leche y tan rico. Creía que me iba a desmayar con cada chorrazo que soltaba.
- Jajajaja pues José no se te ha quedado atrás. No sólo es el coño, me temo que también tengo el estómago lleno de leche.
- Jajajaa. Eres un bombonazo relleno de leche, bromeó José que en ese momento se percató del espeso río de lefa que brotaba de entre los labios de la almeja de Lucía. Uff Pedro pues sí que eres lechero. Jajajajajaja. Lucía te ha dejado seco!