Lucía de folla a dos chicos jóvenes. Parte II

Lucía, esposa infiel, cae en una pequeña trampa preparada por su amante aunque la sorpresa se ve que no le desagrada demasiado

El gitano estaba dudando qué hacer cuando escuchó el sonido de una cremallera deslizándose. Su mente calenturienta se imaginó a José empezando a retirarle a Lucia la sensual minifalda de cuero rojo pero un comentario de Lucia le sacó inmediatamente de su error: ¡Qué barbaridad José…se te ha puesto más gorda que nunca…! A través de la rendija de la puerta pudo observar las piernas de Lucia en posición arrodillada. Era evidente que Lucia le había abierto el pantalón a José y estaba tratando de sacar afuera todo el paquete de José. El gitanillo tras un breve silencio pudo escuchar el sonido inconfundible que producen los besos y chupetones de una boca hambrienta sobre una buena verga bien empalmada…

José empezó a gemir ahogadamente y no había pasado ni un par de minutos cuando el gitanillo escucho que le susurraba a Lucía:

-          ¡Lucia estoy muy cachondo, creo que me voy a correr!

El gitanillo dedujo que Lucia había hecho caso omiso del comentario de José y que seguía chupando porque los gemidos de José subieron de intensidad y sin embargo el gitano no pudo escuchar comentario alguno por parte de Lucía. No acababa de llegar Pedro a esa conclusión cuando José empezó a gritar que se corría. Lucía debía de estar haciéndole un excelente trabajito porque José aullaba sin parar mientras se le salían las oleadas de semen de los huevos. El único sonido que pudo vagamente escuchar de Lucia eran ciertos sonidos guturales semejantes a degluciones. El gitanillo dedujo que Lucia estaba engullendo toda la leche que estaba liberando el nabo de su amigo. Al cabo de un buen rato los jadeos de José se relajaron y Pedro pudo escuchar sonidos similares a besitos que la zorra casada debía de estar depositando sobre la verga de su amigo.

-          Umm que rico José ¡!! ¡¡Menuda cantidad de leche has soltado!! Debías de llevar días sin correrte

La corrida de José  debía de haber hecho moverse a los amantes ya que ahora, Pedro podía observar a través de la puerta entreabierta parte de la cara y de la boca de Lucía así como un trozo de polla de José y parte de su huevos. La luz del pasillo se había apagado hacía rato y Pedro permanecía invisible en la oscuridad. En cualquier caso parecía que Lucía sólo tenía ojos para el enorme rabo de su amante ya que en ningún momento se percató de que la puerta de la habitación se encontraba parcialmente abierta. Desde su posición privilegiada Pedro puedo ver que Lucía conservaba restos de semen en los alrededores de sus labios, y que este debía de gustarle bastante porque de vez en cuando relamía con su lengua las pequeñas gotas. De todas formas lo que más estaba excitando al gitanillo era ver que mientras tanto Lucía mantenía agarrados firmemente pero con suavidad los enormes huevos de su amigo y jugaba con ellos cuidadosamente proporcionándole de vez en cuando cariñosos besos y lametones. Estas tremendas caricias debían de estar produciendo un efecto de vaciado adicional en los testículos de su amigo ya que Lucía se vez en cuando se regocijaba:

-          Qué barbaridad José….te sigue saliendo leche. Mira te han brotado otras cuantas gotitas, a lo que seguían suaves sonidos succionadores y comentarios como umm que rica está o es deliciosa. Estos comentarios pusieron perraco a Pedro ya que éste sabía, por lo que decía una novieta que compartió con José, que si a Lucía le gustaba la leche de José iba a flipar con la de Pedro. Esa chica siempre que Pedro se corría en su boca, le regalaba el mismo comentario: la leche de José está rica, pero la tuya  ¡es como leche condensada!

Todos estos magreos debían de haber excitado de nuevo a José porque al cabo de un rato Pedro pudo escuchar cómo Lucía se incorporaba y le pedía a José  que la acompañara a la cama a follarla. José no debió de hacerse de rogar porque en un par de minutos Pedro escuchó como Lucia le pedía delicadeza a su amigo:

-          Así José, métemela despacito que pueda disfrutar bien rico de cómo entra.

Unos minutos después Pedro pudo percibir como el suave metisaca inicial se había convertido en una follada antológica ya que se escuchaban violentos golpeteos acompañados de gritos viciosos que se escapaban de la garganta de Lucía.

-          Qué polla tienes cabrón, como me follas. Me vuelves loca. Así así, dame duro

Pedro aprovechó el momento de excitación de Lucia para introducirse en la habitación. Efectivamente, tal y como le había indicado su amigo, la puerta daba acceso a un pequeño recibidor que era donde Lucia se había tragado toda la corrida precoz de José. El recibidor se abría a un pasillo que conducía a la zona donde se ubicaba la cama.

Pedro avanzo sigilosamente por el corredor apreciando, a medida que se acercaba a la pareja, la tremenda follada a que se encontraban entregados. Pedro vio como José estaba embistiendo salvajemente a Lucia, y las embestidas de su amigo debían de haberla corrido ya repetidamente ya que cuando Pedro se acercaba a la salida del pasillo Lucia gritaba:

-          ¡Otra vez me corro…otra vez me corro!

Pedro dedujo que Lucia era multiorgásmica ya que su amigo, a pesar de que la zorra se corría como posesa, no dejaba de follarla violentamente y al cabo de unos minutos de corrida que pareció interminable los dos amantes se acoplaron nuevamente en otro furibundo metisaca.

En ese momento, José se dio cuenta a través de un espejo de que su amigo se encontraba ya en la habitación. Lucia estaba tumbada boca arriba en la cama, con los ojos cerrados y las piernas totalmente abiertas permitiendo a la verga de José campar a sus anchas por su coño ya completamente humedecido por los flujos de los dos amantes.

Guiñándole un ojo a Pedro, José empezó a calentar a Lucia.

-          ¿Te gusta la follada mi amor?

-          ¡Me encanta! Me vas a volver locaaaa

-          No te arrepientes de no haber avisado al gitanillo. Si mi polla te gusta sí que hubieras enloquecido con la suya.

-          Siiii…..ojalá le hubiésemos avisado gemía Lucia como posesa

-          ¿Qué harías si el gitanillo apareciera de repente y te arrimara su enorme polla a la carita? Susurraba José mientras con la cabeza alentaba a Pedro a arrimarse a la cabeza de Lucia

-          Ufff se la iba a mamar como golosa…gemía Lucia

Pedro se había quitado los pantalones sin hacer ruido y sus calzoncillos negros mostraban un enorme bulto a duras penas contenido en el interior de los mismos. Caminó los dos pasos que en esos momentos lo separaban de la cabeza de Lucía y se situó con todo su paquete sobre la frente de Lucía. Con un suave movimiento y apartando para un lado la costura central del calzoncillo, Pedro liberó los huevazos y la enorme polla de su encierro. José pudo apreciar la verdadera magnitud del paquete de su amigo. Si bien los huevos de José eran enormes, los de su amigo eran casi del tamaño de sendas bolas de billar pero aunque aislados pudieran parecer gigantescos, no desentonaban en absoluto como acompañantes de la magnífica polla de 24 cms que calzaba su amigo.

La excitación de Pedro debía hacer exhalar a su paquete un sutil aroma a sexo, porque si bien no había realizado ruido apreciable, la liberación del enorme paquete provocó en unos segundos que Lucia abriera los ojos para averiguar de dónde procedía ese delicioso aroma a sexo.

José se había anticipado ligeramente a la jugada y se había colocado ligeramente sobre Lucia para poder inmovilizarla fácilmente en caso de que ésta tuviera alguna reacción inesperada al percatarse de la presencia de un intruso en la jodienda. El peso de José sobre su cuerpo impedía a Lucia casi cualquier movimiento que no fuera acomodar su cintura a las embestidas que persistían y que la inundaban de oleadas de placer. Pero a pesar de tener la mayor parte de sus sentidos obnubilados por la follada, el inconfundible aroma a genitales masculinos había inundado de repente el olfato de Lucía incrementando violentamente su libido lo que le hizo abrir los ojos para tratar de identificar de donde procedía tan delicioso olor. Al abrir los ojos se encontró con los testículos más gigantescos que había visto en su vida y eso que por sus manos y su boca habían pasado ya un buen número de magníficas pollas. Los increíbles huevos estaban perfectamente depilados y despedían un magnífico aroma a sexo que hacía que todo su cuerpo se enervara. También pudo comprobar como de ese exagerado par de pelotas brotaba una tremenda polla, venosa, dura y gorda que debía de volver loca a la que lograra introducírsela entera. Se asustó momentáneamente pensando que podía haber entrado algún desconocido atraído por los ruidos de la follada pero de repente reconoció en las facciones del portador del tremendo paquete al gitanillo que su amante le había mostrado alguna vez en fotos. Enseguida asoció todos los manejos de su amante encaminados a conseguir la fantasía a la que ella, hasta ahora, siempre se había opuesto: que la follasen juntos los dos amigos.

Inicialmente intentó resistirse a la trampa que le habían preparado pero José la tenía prácticamente inmovilizada con el para ella enorme peso de su cuerpo y el otro chico le había aferrado suavemente las manos por las muñecas en los segundos en los que ella había tardado en reaccionar.

-          Por favor dejadme, atinó a susurrar

-          Pero Lucía si estabas diciendo ahora mismo que ojalá al final te hubieras decidido a invitar a Pedro.

El comentario de José hizo mella en Pedro que aprovechó la supuestamente cariñosa invitación para arrimar sus huevos a escasos milímetros de la cara de Lucia.

El tremendo paquete de Pedro llevaba cerca de una hora vigorosamente excitado y comprimido en vaqueros y calzoncillo liberando todo tipo de líquidos pres seminales. Ello hizo que una fuerte vaharada de olor a macho inundase las fosas nasales de Lucia que, golosa de verga no pudo evitar cerrar los ojos, aspirar a raudales el fuerte aroma y dejar escapar un ligero gemido de excitación. CONTINUARA….