Lucia

Una mañana cualquiera, Lucia se dispone a empezar sus tareas domésticas.

La verdad es que a Lucía, para que engañarse, no le apasionaban las tareas domésticas. Pero hoy le estaban resultando más placenteras que de costumbre.

Ahora mismo, por ejemplo, se encontraba en el salón de su casa, situada enfrente del mueble dónde se mostraba la cristalería que su madre le había regalado ya hacía casi veinte años, como parte del ajuar de su boda.

Como odiaba esa cristalería... Tener que coger cada vaso, limpiarlo del polvo, volver a colocarlo... Pero hoy, le apetecía..

Hoy, tomaba con calma cada pieza de cristal, le pasaba el trapo delicadamente, sin prisa. Hasta, de vez en cuando, exhalaba algo de su aliento sobre el cristal, para luego de nuevo volver a frotar el cristal. Claro, que esto le servía de paso, para contemplarse a sí misma, de diferentes maneras, si movía adecuadamente la cristalería. Y lo que veía aumentaba su excitación, esa sensación que mezclaba la turbación, con la inquietud, con la calentura...

El reflejo del cristal le devolvía su imagen. La de una mujer recién entrada en la cuarentena, hasta no hace mucho resignada y acomodada a la vida tranquila de una ama de casa sin excesivas preocupaciones, pero también sin excesivas emociones.

Pero esa imagen mostraba más. La mostraba desnuda, porque de esa manera estaba Lucía limpiando la cristalería. Bueno, no completamente desnuda. Él, su amo, se había mostrado muy concreto. Y ella, como siempre desde que lo conocía, obedecía.

La cristalería es elegante, Lucía-le había dicho por teléfono- Así que debes ir elegante para limpiarla

Si, mi amo- había contestado ella

Veamos, te pondrás las medias negras que te regalé la semana pasada. Y, claro, los zapatos de tacón que tan bien quedan con esas medias. Ponte también ese sujetador negro que te marca tanto las tetas, ya sabes cual ¿ verdad? –le había dicho Pedro, pues así se llamaba

Si, amo. –había respondido ella. Lo sabia de sobra. Pues claro que le marcaba las tetas, si él mismo se lo había comprado a propósito una talla más pequeño, para realzar aún más su ya generosa talla 100..

Pero, esta vez, putita, estarás toda la mañana con las tetas fuera del sujetador... y quiero esos pezones bien duros toda la mañana. Tócatelos de vez en cuando, aunque lo más probable es que no lo necesites. En cuanto te desnudas ya estás cachonda, bueno... para que engañarnos, si no necesitas ni desnudarte ¿verdad?- había vuelto a decir él..

Si, mi amo...- había susurrado ella, sintiendo como Pedro se volvía a acercar a la verdad, notándose ya caliente sólo con esas palabras

Se me olvidaba. Las bragas. Póntelas antes de empezar a limpiar la cristalería. Pero como sé de sobra que ya estarás toda salida sólo con vestirte así, habrá que remediar esa calentura..Cuando te las pongas, tócate..Tócate pensando lo zorra que te sientes obedeciéndome..Pero tócate por encima de las bragas...Ni se te ocurra meterte el dedo en tu coño..Pásate bien la mano entre tus piernas, métete las bragas en tu coño....las quiero mojadas....¿me estas oyendo, Lucía?-había dicho él

Siii...si..mi amo...me estoy excitando ya- había respondido ella

Si, lo sé....siempre estás salida, zorra. En fin...cuando tengas las bragas mojadas, empapadas de tu coño, te las quitarás y te las pondrás colgadas en tu sujetador. Limpia así la cristalería, perra...Oliéndote. Sintiendo tu coño mojado, y olfateando tu calentura...¿algún problema?-le había dicho su amo

Nooo...ninguno....empezaré ya..Es decir....cuando usted me diga ,amo..- había contestado Lucía , cachonda ya total , y deseando desnudarse inmediatamente..

Empieza ya perra, y no se te ocurra dejar de limpiar hasta que yo te llame...-había dicho él para finalizar la conversación.

Si, eso había sido hacía ya dos horas, y en ese lapso de tiempo, Lucía rápidamente había cumplido las primeras instrucciones de su amo. Sobre todo lo referente a sus bragas. Le había bastado contemplarse frente al espejo de su habitación, con sus tetas fuera del sujetador, y empezar a tocarse suavemente por encima de la tela de las bragas, para que una oleada de calor la invadiera.

Sus movimientos se habían hecho más rápidos, y sin darse cuenta, se había contemplado a sí misma , tirándose de sus pezones con una mano, y frotando su braga contra su clítoris primero, y ,ya enseguida sin miramientos, introduciendo parte de sus braguitas en su coño, ya que no pudo evitar el deseo de follarse con dos de sus dedos..Empujo con ellos la braga dentro de sí misma, jadeando, imaginado a su amo cerca de ella, contemplándola....El orgasmo había sido brutal....Ella misma seguía sorprendiéndose . ¿Por qué? ¿Solo por el hecho de que él se lo ordenara? ¿Por el hecho de que un casi desconocido hiciera aflorar en ella sus más oscuras fantasías?

No importaba demasiado. Lo que importaba era que desde que lo conocía, ella ya no sentía una puta sólo en sus masturbaciones...Ahora se sentía y se mostraba como una zorra para Pedro , y cuanto más le ordenaba él, más y más crecía en ella el deseo de complacerle, de mostrarse ante él como su auténtica puta, si juguete....El deseo de ser usada era a veces incontrolable..

Pero el caso es que tras correrse, Lucía se quitó las bragas inmediatamente, y se las colocó colgadas en el sujetador tal y como él le había ordenado..

De eso hacía ya casi dos horas, y durante ese tiempo, Lucía había limpiado obedientemente, aspirando el olor que se desprendía de sus bragas totalmente empapadas, sintiendo como la humedad de su coño no la abandonaba...

Arrodillándose para limpiar la pequeña mesita de cristal del salón, sólo para poder inclinarse algo hacia adelante y sentir como un observador invisible contemplaba sus amplias caderas.

Poniéndose a cuatro patas para buscar un objeto imaginario perdido debajo del sofá, sólo para sentir que su amo , como ya había hecho más de una vez realmente, observaba su rotundo culo abierto, el agujero de su culo mojado también por los flujos de su coño ya totalmente abierto, mostrando la pelambrera de ese coño apenas recortada mojada también...

Lucía deseaba de nuevo tocarse. Pero sabía que debía esperar. Su amo no le había dado más instrucciones.

De repente sonó el teléfono, y Lucía corrió a contestar.

¿Sí?-dijo

Hola, zorra. ¿Cómo va la limpieza?-dijo Pedro

Bien, mi amo. Tal y como usted ordenó-contestó Lucía

¿Has obedecido en todo, perrita?-volvió a decir él.

Si, señor...ya sabe que soy totalmente obediente-dijo Lucía

Ya....siempre dices eso. Y, sí..Ya me lo has demostrado....Pero, en fin, hoy me apetece comprobarlo muy personalmente....Abre la puerta de tu casa inmediatamente, ya..-dijo él con esa voz mezcla de autoridad y tranquilidad que tanto la excitaba a ella..

¿Qué..?-apenas acertó a responder ella

Ya lo has oído –dijo él, cortando la comunicación

Lucía quedó por unos instantes petrificada. No era la primera vez que tenía una sesión real con su amo, pero hoy no lo esperaba. Sintió de nuevo como una puñalada de electricidad recorría su vientre, y casi corrió hasta la puerta. Abrió , y si, allí estaba él, mirándola , recreándose en su cuerpo desnudo, y obligándola con la mirada a no esconderse detrás de la puerta.

Finalmente él entró, cerrando la puerta. Lucía seguía inmóvil, esperando instrucciones. Sabía ya de sobra que él ya tendría sus planes hechos .

En la alfombra, a cuatro patas...- se limitó a decir él.

Casi antes de que su amo terminara la frase, Lucía ya se había postrado ante su amo, mostrándole el culo y su coño bien abierto, y apoyando la cabeza contra el suelo. Sabía que a su amo le encantaba verla así, y además, para que negarlo, ella se sentía como una auténtica perra en celo en esa posición. Es más, sabiendo ya que a él , de vez en cuando le agradaban los detalles que mostraran su total disposición, abrió sus nalgas con sus dos manos todo lo que pudo.....Dios....que perra se sentía..

Que curioso...y que oportuno..-dijo Pedro, mientras sacaba un pequeño envoltorio de la americana de su traje

Lucía no miraba. Se limitaba a permanecer en la postura que él le había ordenado y que ella misma había forzado más con su gesto de abrirse las nalgas para él. Su respiración era cada vez más agitada y en su cabeza cruzaban a mil por hora imágenes de Pedro sacando la polla y follándola, de Pedro corriéndose en su culo, de pedro azotándola como tanto le gustaba, de Pedro fotografiando su culo abierto....

Pero hoy Pedro parecía tener otros planes. Agachándose ligeramente, introdujo dos de sus dedos en el coño totalmente lubricado de Lucía y los movió con calma. Ella seguía sujetando su propio culo y no pudo evitar acompañar con un movimiento de sus caderas el de los dedos de Pedro. Diosss.....como le gustaba...

Pero ahora Pedro sacó los dedos del coño y lubricó con ellos el agujero del culo de Lucía. Y desenvolviendo el paquete , le mostró el contenido a Lucía. Un plug anal, que Pedro paseó delante de los ojos de Lucía primero, y después por delante de su boca..

Saca la lengua, perrita...así..lámelo...mójalo bien..._ le dijo

Y Lucía, todavía con las manos estirándose las nalgas lamía el plug , cerrando los ojos y pensando en lo que venía a continuación...

Lo que ya tocaba. Pedro embocó el plug sobre el agujero del culo de Lucía y apretó suavemente primero, más firmemente después , hasta que el plug quedó introducido en el culo de Lucía. Esta sentía su culo lleno, a punto de reventar. Pasando la mano entre sus piernas, llegó a tocar el hilo que quedaba colgando junto a la base del plug, y se estremeció pensando cuando llegaría el momento de sacárselo.

Bueno, perrita, hoy vamos de excursión. No me he olvidado de que tu marido está de viaje-le dijo Pedro..

Sí, mi amo....yo..-Lucía se calló. Sencillamente, no sabía que decir. A estas alturas, ya se había dejado de sorprender de la docilidad con que asumía todas y cada una de las órdenes de Pedro, y , lo que la asustaba todavía más, notaba cómo deseaba esas ordenes con toda su alma.

Estás preciosa así vestida, Lucía. Ponte el abrigo negro, un bolso y estate dentro de un cuarto de hora en la estatua, ya sabes. Ah, las bragas déjalas en casa....huelen demasiado, perrita-dijo Pedro ,mientras daba media vuelta y salía de la casa.

Joder....pensó Lucía ,al oír marchar a su amo. Un cuarto de hora.....Lucía no se planteó más. Se incorporó, y empezó a caminar hacia su dormitorio. Despacio, lentamente .El plug anal le recordaba en lo que se convertía cuando Pedro aparecía en escena, y le recordaba también que el día no había hecho más que empezar.

Ya en su dormitorio, mientras se quitaba las bragas del sujetador, y se contemplaba de nuevo en el espejo, las tetas siempre fuera de su sujetador, la pelambrera de su coño húmeda todavía, la base del plug saliendo de su culo, sabía que estaba en sus manos no ir. No acudir a la cita. Pero, se limitó a abrir el armario y a ponerse el abrigo negro.

Le quedaba un poco, solo un poco por encima de las rodillas, aunque era algo escotado. Un mirón pensaría que llevaría falda debajo, algo corta, pero falda. Y quizás una camisa algo abierta. Pero ella sabía como iría. Y sabía lo que sentiría. Pensaría que todo el mundo la imaginaba desnuda...Ya lo había sentido más veces. Y sabía que esa vergüenza la excitaría todavía más, que cada paso que iba a dar iba a notar su entrepierna humedecida, su culo a punto de estallar....

Pero tomó su bolso, y salió a la calle. En menos de diez minutos, se encontraba al lado de la estatua. Era un pequeño monumento en el que se representaba a un famoso director de cine, a tamaño natural, paseando con aire despistado. Por cierto, otra vez le habían roto las gafas a la estatua. Pero el caso, es que al estar representado el personaje a tamaño real, a ras de suelo, y en posición tan natural, todos los turistas se sacaban siempre una foto al lado. Y ahora era mediodía. El sitio estaba muy concurrido, y Lucía, parada cerca de la estatua, se sentía observada por todo el mundo. Notaba la sensación de que cualquiera podría traspasar con la mirada su abrigo...

Un aviso de mensaje sonó en su móvil. Era de Pedro. "Tardaré un poco. Obedece a mi representante"

¿Qué? ¿Qué pasaba aquí?-pensó Lucía atónita.

Y mientras todavía miraba el mensaje del móvil, desconcertada, una mujer se detuvo ante ella.

Hola, Lucía-le dijo la desconocida, una mujer de melena corta rubia, vestida con un elegante traje gris de corte algo masculino, aunque compensado por el collar de perlas que lucía y un elegante bolso de marca. Por cierto , debajo de la americana del traje, no parecía adivinarse camisa, ni blusa....

Hola, otra vez, Lucia-volvió a decir la desconocida, ya que Lucía, muda de la sorpresa, no había contestado.

Hola....Perdona...es que ...¿nos conocemos?-acertó a decir Lucía , rogando en su interior que todo fuese una simple equivocación. Aunque, estaba segura ya de que no lo era.

No, no nos conocemos, zorra-dijo ella, disfrutando de la expresión de Lucía al oírla- Pero nos vamos a conocer hoy un poquito mejor... ¿verdad?

¿Qué. Que dice?..Oiga. -tartamudeó Lucía

Cállate. Y procura no ponerte tan roja, o te saco el plug del culo aquí mismo delante de todos. Pedro tardará media hora en venir, y me ha pedido que te invite a un café.-Le dijo, mientras con una sonrisa en la boca, tomaba a Lucía del brazo y comenzaba a caminar junto a ella, como dos viejas amigas contándose confidencias..

Yo...la verdad..-Lucía caminaba junto a ella, sintiéndose más indecisa que nunca...

Mira, zorra-le susurraba al oído la desconocida, siempre con una sonrisa en la boca- Pedro me ha dicho que eres muy obediente, aunque me ha prohibido tocarte. Que lástima..Pero, si quieres saber quien soy...soy la que dentro de poco se va a poner un arnés para que te pongas de rodillas como la zorra que eres, chupes esa polla de plástico y luego sientas como te follo delante de tu amo...

¿Qué...?-dijo Lucía deteniéndose, aunque sin soltar el brazo de la desconocida.

Que puedes marcharte ahora si quieres...Porque si sigues conmigo, le tendré que decir a Pedro, que antes de ponerte el collar para follarte a gusto, debería dejarte el culo rojo a azotes...Me estás haciendo perder la paciencia, puta-volvió a decir la desconocida- Bueno, cielo...jejej...¿tomamos un café para irnos conociendo mientras esperamos a tu amo?

Si...si. - contestó Lucía , volviendo a caminar al lado de esa mujer rubia. Esa mujer rubia que la trataba como a una zorra, y que, joder, había hecho que ahora mismo sintiese ya como salían de su coño unas gotas de flujo de excitación....Bueno, en realidad, notaba su coño inundado, imaginándose el resto del día que le esperaba...