Luci y Fer
Se abalanzó hacia mi pecho dejando espacio para que Luci, la rottweiler, siguiera lamiendo su ano, mis huevos, mi polla que entraba y salía y el coño de Marga. Los gemidos y los gritos desgarrados de placer resonaban por la terraza.
Luci y Fer 1.
por Ramón Fons
Unos días antes visitamos un famoso parque de atracciones y conocimos a Marga y a su acompañante Alessandro, italiano como mi sobrina.
Pasamos una noche de lujuria y sexo sin control y quedamos en repetir.
(Esta aventura la podéis leer en la Categoría Amor Filial, mi sobrina y yo 10 en el parque de atracciones)
Marga llamó a mi sobrina y estuvieron una hora hablando. Al dejar el móvil me preguntó -¿Cómo lo tienes para pasar el fin de semana en la casa de la playa de Marga? ¡Nos ha invitado! – dijo dando saltos de alegría.
A sólo dos horas de autopista llegamos a la casa de Marga. La casa supuse que sería de sus padres porque...vaya caserón.
Nos recibió en camiseta y pantalón corto. Un pico a cada uno a modo de saludo con complicidad. Hacía calor de nuevo.
Nos mostró parte de la casa hasta llegar a la habitación donde dormiríamos aquella noche. Se sentó en una de las butacas que flanqueaban una mesa redonda adornada por un gran jarrón con flores frescas mientras nos instalamos y pusimos los bañadores.
Bajamos y ya en la terraza de la piscina nos dijo:
-Me tendréis que disculpar pero tengo que ausentarme unas tres horas – comenzó a decir – Me han llamado del hospital y tengo que atender una urgencia.
Ante el riesgo de preguntar si la urgencia la tenía que atender como enfermera o médica, opté por asentir con la cabeza y añadir que no había ningún problema.
-La piscina no te la lleves – bromeó mi sobrina. - Ni el mueble bar – añadí.
Al despedirse con un pico a cada uno, dijo en voz baja – que no me entere que empezáis a folla sin mí.
Busqué las botella, el hielo y los vasos y comenzamos a refrescarnos por dentro.
Salí a la terraza ya desnudo y me encontré a mi sobrina en una tumbona poniéndose bronceador.
-Podrías haberme esperado. ¿Para qué está tu tío?
Entre caricias y toqueteos le apliqué la crema.
-Tío, ¿te imaginas que viva con los padres y salgan ahora a saludar a las visitas? Los dos en pelotas y el tío sobándole las tetas y el chochito a su sobrina.
-Pues si salen ahora que aprendan – me acerqué a sus labios y nos besamos.
No tardó mucho en sonar el teléfono inalámbrico que descansaba sobre la mesa de la terraza.
Dudé pero contesté.
-Quién era, tío?
-El hospital. Preguntaban si ya había salido Marga Camús. La doctora Marga Camús. Un baño, otra copa, unas chips, otro baño y...
Nos asustamos. Ladridos de perros que parecían entrar por el pasillo de setos que parten de la verja de entrada. En efecto. Dos rottweiler se acercaban a nosotros a toda prisa.
-Al agua. ¡¡¡Tírate al agua!!!!
Desde el centro de la piscina oímos una voz masculina que daba una orden y los canes quedaron inmóviles.
-Debéis ser los invitados de Marga. Por lo que veo no os dijo que este fin de semana se hacía cargo de los niños – aquí dejó una carcajada.
Le puse al corriente de la urgencia y él de su estado de ex marido.
-Son inofensivos sin la orden de ataque, pero aquí dejo la lista de órdenes para que obedezcan. No la perdáis que luego... - nos dijo al desaparecer por el camino de setos.
Las dos bestias enormes estaba esperando en la escalerilla.
El papel con las claves secretas bailaba al son de la brisa sobre la mesa.
Mi sobrina brincó por el borde más próximo a la mesa y de un salto se hizo con la lista. Volvió al agua con el brazo alzado para salvaguardar el papel.
- ¡Siéntate! - leyó en primer lugar que en la clave creo que correspondía a buenos días en alemán.
Salí del agua por la escalerilla con los dos monstruos sentados sobre las patas traseras.
Ya sentados estudiamos los códigos. Nos divertimos como niños divirtiéndose. Recitamos todas las órdenes que como autómatas las ejecutaban. Túmbate. Siéntate. Corre. Para. Despacio. Para. Ataca. Come, y fueron a sus comederos de dosificación programada y regresaron relamiéndose con unas enormes lenguas.
Lo de dame un beso estaba en la lista. A mi sobrina le hizo gracia y probó.
Las dos cabezotas le pasaron la lengua por toda la cara.
Hice que me siguieran hasta la nevera y les di unas lonchas de jamón dulce. Ya éramos amigos.
-Cariñó ¿te apetece algo de comer?
-Algo dulce, Tío, por favor. El martini con vodka me está dando ardores.
Preparé unas tostadas de paquete con mermelada y zumo de naranja.
Los perros me seguían dando saltos. Al llegar a las tumbonas les dije “Túmbate”. Ni caso. Mi sobrina les recordó la palabra en clave para tumbarse y lo hicieron pero sin quitar la mirada de la bandeja. Nos sentamos en las tumbonas y mordisqueamos las tostadas. Los ojos de los animales las devoraban.
Mi sobrina, como buena italiana habla más con las manos que con la sin hueso, de modo que la media tostada que aún tenía entre los dedos, al caer, rebotó en su pecho hasta estrellarse en el suelo.
Con que velocidad saltaron Luci y Fer sobre la tostada y el pezón, por ese orden.
-¡Tío. Socorrroooo! Gritaba desesperada al tener la cabeza de Luci sobre su cuerpo y la lengua áspera, potente y sabia rodeando su areola y casi con dulzura mordisqueando el pezón erecto como nunca jamás en su vida había desarrollado semejante tamaño.
Ella quiso dar la orden de “túmbate” pero a la situación de pánico le superaba el placer que aquella lengua le producía. Era incansable.
Me acerqué con el tarro de mermelada y le llené los dos pechos. Llamé a Fer señalando el pecho de mi sobrina y lamió como sólo un animal es capaz de hacerlo.
En la pantalla de mi móvil se veían dos lenguas viciadas que hacían bailar los pechos de mi sobrina.
El audio era morboso. Ella gimiendo debajo del chapoteo de las lenguas.
Terminé el bote sobre todo su cuerpo.
Fer se entretuvo en la boca buscando la manera de entrar en ella. Mi sobrina presa de la excitación, cedió. Jugaron lamiéndose las dos lenguas casi por igual.
Luci recorría al vientre enojada por que no encontraba más dulzores.
Sin dejar de grabar con el móvil cogí una de las tostadas con mermelada de la bandeja y la restregué por el coño de mi sobrina.
Festival de sonidos. Gemía ella, chapoteaban las lenguas en las bocas de ella y Fer.
Mis dedos luchaban con el hocico mojado y frio y la lengua de Luci que me gustaría me diera un curso de cómo lamer un coño como una perra. Luego escribiría un best seller y le regalaría un collar de perlas.
Luci me quitó el sitio a cabezazos. Quién se atrevería a llevarle la contraria. Volví a la nevera en busca de estimulantes. Regresé con miel de romero, mermelada de frutas del bosque y caramelo líquido.
Me dedique a grabar y reponer endulzantes donde mi sobrina me lo pedía.
Ahora cambió de postura se puso a cuatro en el suelo con el culo muy empinado y las piernas separadas. Desde arriba apreté el bote de caramelo líquido que se deslizó entre sus nalgas siguiendo el camino de la raja parando en el asterisco y desbordándose hacia la entrada de la vagina, luego un hilo de caramelo vibraba al colgar del clítoris.
Los dos perros con las orejas gachas, la boca abierta, la lengua les colgaba goteando saliva y babas a la vez, se reprimían esperando la orden. Tomé el mejor ángulo y grité - ” A follar”
No estaba en la lista pero entre perros nos entendemos. Comenzaron a lamerle uno el culo y la otra el coño. Luego se peleaban para que sólo fuera para uno de ellos. Mi sobrina se corría sin parar y sus gemidos me asustaban. Fer se impuso e hizo que Luci se tumbara a un lado.
Seguía lamiendo todo lo que tenía enfrente. Hábilmente introducía la lengua dentro de la chica y la movía con esmero. Hacía rato que tenía la punta roja fuera de la funda.
-Tío, quiero sentir su polla dentro de mi culo – decía – Date prisa.
Yo hacía lo que podía. Nunca había tocado la polla a un perro. La mené y algo conseguí.
No se como funciona ese tema. Es la primera vez que me encuentro en una situación de ese tipo.
En alguna película he visto que se le coge y estimula. Lo hice. Mi sobrina tenía las tetas colgando a merced de Luci que ya les estaba dando buena cuenta. Las chupaba y con la fuerza de la lengua las tetas iban de un lado a otro lo que aumentaba el placer de mi sobrina que no paraba de correrse.
Puse caramelo líquido para que lubricara la paja. Creció. Le indiqué que subiera a lomos de mi sobrina y lo hizo.
Le agarré la polla y la restregué por el agujero del culo. Fer dio un empujón y desapareció la polla entera.
Se movía dentro del culo mejor que yo. La velocidad de las embestidas era frenética. En cada empujón se la metía hasta la bolas, Mi sobrina tuvo un orgasmo bestial y la polla de Fer al salir iba sacando chorretones de líquidos de dentro del culo de mi sobrina. Se la volvía meter cada vez que se le salía. Le daba tanto placer cuando entraba que cuando salía.
Gritaba y volvía a gritar.
-¿Me muero! No puedo más! Sácamelo,tío!
Lo desmonté de ella. Estaba muy excitado y la volvía a buscar con la lengua. Mi sobrina aguantó en aquella postura sacando jugos del coño y del culo que la lengua de Fer se encargaba de que no tocaran el suelo.
El perro seguía empalmado. Mi sobrina se tumbo debajo de Fer y comenzó a tocarle la polla y las bolas encarnadas. El can se dejaba.
-¿No me dirás que se la vas a comer?
-Si te hubiera dado tanto placer como acaba de darme tú también se la chuparías. Hay que ser agradecido- dijo.
Tanteó con la punta de la lengua en la punta de la polla. La resiguió con la lengua plana como me lo hace a mí. Llegó a las bolas y se las puso dentro de la boca para masagearlas con la lengua. El perro se inquietaba y lo sujeté. Al tenerlo agarrado por la cintura giró la cabeza y se encontró con mis atributos en su nariz. Me dio un lameton que saltaron los huevos y la polla y al volver a su sitio les dio otro empujón. Al cuarto salto la polla se me puso a reventar. Me estaban gustando los lametones de Fer. Le solté la cadera y cogí de la mesa el tarro de mermelada de frutas del bosque y metí la polla dentro. Salió casi del color de la suya, pero con tropezones.
Volví a la posición y fue instantáneo. La fuerza de aquella lengua era afrodisíaca. Comencé a entender a mi sobrina. Le dije que viera como me lamía Fer. Yo vi como tenía su polla dentro de la boca y le hacía una mamada con cara de puta viciosa.
Luci unió su lengua a la de Fer. Por dios que placer. Me iba a correr de un momento a otro.
-¡Tío mira mira como se corre el perro!
Miré y sí. Fer se corrió en la boca de mi sobrina mientras le seguía haciendo la paja. Le salía leche por la comisura de los labios. Se la sacaba de la boca y lamía la punta plana que goteaba y se la volvía a chupar entera y la engullía de nuevo. Creía ver mi polla en su boca cuando me la come a mí. Y yo me corrí a la vez. Él en su boca y en la de Luci y Fer.
Tuve un orgasmo épico porque no dejaron de golpear mi capullo hasta que desapareció minutos después.
Caí redondo al suelo.
Luci y Fer se entretuvieron con el coño de mi sobrina. Creo que se durmió. Recogí la terraza y fui a ducharme.
Al acercarme a la terraza el alboroto ya me anunciaba el baño que se daba mi sobrina con Luci y Fer.
Me uní a ellos. No tardó en aparecer Marga con otra chica con paquetes en las manos.
-Es Montse, mi hermana, que comerá con nosotros.
Los perros salieron de la piscina y fueron a saludar a las recién llegadas. Las pusieron perdidas.
Las hermanas entraron en la casa y no tardó Marga con dos pareos que dejó sobre las hamaca. No hizo falta mediar palabra. Entendimos el mensaje.
Comimos en la terraza. Montse nos contó algo de su vida. Yo de la mía y todos la de todos. Del episodio del parque de atracciones, Alessandro y el hotel no se mencionó por ninguna de las partes.
Se veían muy diferentes las hermanas. Montse era filóloga germana. La madre era alemana y la lengua materna también.
Un café y porciones de tiramisú casero hecho por mi sobrina y la filóloga se despidió.
Mi sobrina y yo nos miramos y sin decirnos nada nos levantamos y tiramos los pareos al aire.
Marga se iba desnudando por el camino de setos. Casi se da un porrazo al bajarse una pernera del pantalón.
-No la aguanto – dijo ahora dándome la espalda para que le desabrochara el sostén – Parece mentira que seamos de los mismos padres.
Ya sin ropa fue a por unas botellas de licor.
-Un par de copillas y voy a la ducha – dijo levantando las copas para brindar.
-He visto que en la ducha cabemos todos – anotó mi sobrina.
Algo más relajados o por lo menos nos habíamos quitado tensiones jugando al sexo en la ducha, volvimos a la piscina a tomar el sol de una tarde de agosto.
De Alessandro no se habló.
Luci y Fer se acercaron.
Marga observó el comportamiento de los canes y preguntó - ¿Me he perdido algo?
-Fue mi sobrina quien empezó – Me cayó la tostada con mermelada en el pecho y...entre una cosa y la otra me folló por el culo. Se corrió en mi boca y se la chuparon a mi tío.
Marga se levantó de la tumbona y se puso a aplaudir. Entre aplausos gritó “Muschi und Schwanz”
Los canes saltaron de sus colchonetas y nos embistieron. Fer empotró el hocico en el Muschi de mi sobrina y Luci abofeteó mi Schwanz con su lengua.
Tanto mi sobrina como yo estábamos tumbados en el suelo boca arriba con las lenguas dándonos placer. Marga se arrodilló junto a mí e hizo que Luci se detuviera. Limpió mi polla de babas y siguió comiendo. La verdad, no se quién me daba más placer. Mi sobrina se movió sin levantarse del suelo y se colocó debajo de Marga para destrozarle el clítoris. Fer seguía buceando dentro del coño de mi sobrina.
Marga se sacó mi polla de la boca y en su idioma le indicó algo a Luci. Obediente como siempre colocó la lengua con la de mi sobrina en el coño de la dueña.
Alargué el brazo y conseguí coger el móvil. La película sería una bomba. Enfoqué la cristalera y se veía el trenecito perfectamente reflejado.
Minutos después, Marga me montó, agarró mi polla y se la puso dentro. Se abalanzó hacia mi pecho dejando espacio para que Luci siguiera lamiendo su ano, mis huevos, mi polla que entraba y salía y el coño de Marga. Los gemidos y los gritos desgarrados de placer resonaban por la terraza. Mi sobrina se hizo cargo del móvil y no perdió detalle. Se hizo un selfi cuando Fer le metió la polla en el coño sin pedirle permiso.
Estuvimos follando los cinco en todas las posturas posibles. Le chupamos la polla a Fer. Se volvió a correr en la boca de mi sobrina y yo en la de Marga. Ellas dos tuvieron mil orgasmos en los mil cunnilingus, la mayoría sin saber de quien era la lengua.
Aun quedaba el domingo.