Luci. Follando con Nieve 2.

Segunda parte y final, en donde tanto Luci como su nuevo amigo maduro, se dan un buen homenaje, aunque no se pueden besar y lo desean los dos, o sí? Historia real vivida en plena pandemia, con los estragos del fenómeno "Filomena" que ha dejado medio país con una capa de nieve. Disfrutar, son 2 días.

Seguimos con esta preciosa y ardiente mujer, si no has leído la primera parte, te recomiendo lector/a que la leas, así sabrás como transcurre estos acontecimientos sexuales entre dos personas que no se conocen de nada y que empiezan a tener una relación de amistad/sexo sin compromiso, pero con ganas de no desaparecer, aunque viven a escasos kilómetros de distancia. Para ello, solo tienes que buscar mi primer relato llamado “Luci. Follando con Nieve 1” en esta página, que es donde está publicado.

Luci, tras haber comido casi en silencio, ya que no era mucho de hablar y siempre respeto a la gente que no quiere hablar mucho, sino simplemente disfrutar de la comida que tiene ante sus ojos, pues estuve como ella, en silencio, degustando los platos que nos servían, hasta que llegó el momento de pagar la cuenta, cosa que como un buen anfitrión suelo pagar, pero ella dijo que no, deseaba invitarme, y la verdad, es tontería intentar discutir cuando una mujer quiere, y saca su monedero para hacerlo, aparte de que ya las mujeres trabajan para tener sus caprichos, así que, guarde mi tarjeta de crédito y cuando acabamos, nos fuimos hasta mi vehículo, el cual estaba ya con una hermosa capa de un centímetro de nieve, es decir, había caído algo de nieve.

En cuanto entramos en el vehículo Luci dijo casi en voz baja, pero mirándome a los ojos:

— Ufff, que calentito se está aquí dentro, como me quedaría dormida un rato, sin el movimiento de la carretera.

Es lo que pasa cuando comes bien y la digestión empieza a hacer su efecto, que te entran ganas de echar una cabezada o lo que se conoce como “siesta” pero entonces le dije yo a Luci:

— Pues si quieres, podemos echarnos un rato, ya que he alquilado una habitación en este hotel— señalando el edificio que teníamos al lado, con mi dedo y esperando que ella quisiera subir— para echarnos un rato a tomar ese descanso que el cuerpo nos pide o lo que quieras. Ten en cuenta que la habitación estará caliente, tiene un baño con ducha por si quieres ducharte y así limpiar eso que aún te pueda salir de tu jugoso coño.

Luci me miro con los ojos brillantes, empezando a sonreír y acercándose a mi oreja para meter su lengua en mi oído mientras me decía:

— Tú piensas en todo o es que quieres que sigamos lo que hemos hecho antes en mitad de la nieve, pero acepto esa invitación, ya que me gustaría una ducha caliente y luego seguir los dos juntos. Pero sabes que dentro de la ducha no se puede tener mascarilla, ya que se moja, ¿verdad? — esto ya lo dijo casi riéndose.

Claro que sabía que la mascarilla y el agua no son compatibles, aún, pero nadie decía de besarnos, nadie decía de juntar nuestras bocas, total, yo iba a besar otros labios que no tienen nariz cerca.

Entonces yo le respondí:

— Creo que tu cuerpo pide una ducha caliente y recostarse en una cama, al menos eso me dicen tus ojos y tu lengua me dice otra cosa, por tanto, vamos a esa habitación— mientras yo alzaba mi brazo al asiento trasero para recoger un neceser en donde suelo tener algunas cosas curiosas para estas ocasiones, pero cuando lo vio Luci, quiso como buena mujer saber el contenido que había dentro y yo le seguí respondiendo— pero antes hay que subirse algunas cosas que creo que te gustaran.

En el neceser solo iban algunos artículos de aseo personal, aunque también llevaba otros que no eran necesarios para el aseo, pero si para seguir jugando con una mujer, por eso, cuando empezó a rebuscar dentro, Luci dijo:

— Este bote de lubricante con aloe vera para que lo necesita un hombre como tú, o este otro que huele a jazmín, mmmm, me hace que piense mal de ti y eso me gusta.

Y saliendo del coche, fuimos a la habitación del hotel, en donde yo ya tenía la llave electrónica y que cuando entramos, pues la verdad, apetecía tirarse en la cama y olvidarse de todo, ya que empezaba a ser las cinco de la tarde y con todas las ganas que nos teníamos, pues no pude nada más que tirarla conmigo en la cama, eso sí, seguíamos llevando las mascarillas puestas en nuestros rostros. Estábamos vestidos. Tumbados los dos en la cama. Pegados, casi éramos una sola persona, y entonces fue cuando en el silencio de ese momento en que nos mirábamos fijamente, sin hacer nada de nada, solo intentar decir con la mente lo que el otro quería de la persona a la que se abrazaba, fue cuando le dije:

— ¿Una ducha y así nos quedamos algo más calentitos y quién sabe si más cachondos de lo que estamos?

No hizo falta que se lo pensará, porque ella misma me respondió:

— ¿Lees la mente? Porque estaba pensando eso mismo ahora, pero eso sí, quiero que los ha demos juntos, así saboreas más mi cuerpo y me deleito yo con el tuyo.

Se incorporó en la cama, sentada de rodillas, alzando sus brazos arriba y con esa mirada que una mujer sabe poner para que el hombre le quite la ropa, por tanto, me dedique a quitarle la parte de arriba de su vestimenta. Y cuando ya creía que no me podía poner más excitado fue cuando apareció su sujetador, con unos pechos que casi se le salían de sus copas, pero ahí ella fue más astuta, porque me dio la pista necesaria, ya que el cierre estaba por delante, así que solo tuve que desabrochar el enganche central y aparecieron dos bellos senos, que por su naturaleza seguían en la misma posición pero los pezones los tenía muy duros, casi puntiagudos, a lo que mis ojos no podían quitar la mirada, estaba hipnotizado por dichos órganos sexuales que tenía ante mí, por eso, cuando mi boca fue a por uno de ellos, literalmente, no fui a besar sino a succionar, metiendo dentro de mi boca mientras mi lengua lo martilleaba rápidamente, mis dedos jugaban con su otro pezón, que hizo que Luci empezará a gemir del placer que estaba sintiendo e incluso a jadear sin cortarse un pelo, pero sin llegar a gritar.

Yo ya estaba completamente empalmado. Tenía un dolor por estar todavía vestido y que mi miembro quería salir de su atadura, pero como seguía deleitando mi placer en sus tetas pues digamos que me olvide de que necesitaba desnudarme, pero yo ya quería de nuevo entrar dentro de ese precioso coño que estaría ahora totalmente lubricado no solo por lo que estaba haciendo en su cuerpo sino por el semen mío que antes le había metido, por eso, cuando me separé de ella, bajo sus brazos de mi cuello hacia mi cinturón y tumbándome en la cama, me bajo la bragueta e intento sacar mi miembro todo duro de su prisión, pero alce un poco mi culo para así que ella pudiera bajar mis pantalones juntos con el bóxer negro que llevaba puesto.

Luci me miro.

Yo la miraba con sus tetas totalmente hinchadas, sus pezones duros y la cara de vicio que estaba poniendo mientras abría su boca para meter dentro de ella lo que pudo, porque no pudo meter mucho, no por nada, sino por la sencilla razón de que cuando no entra por un grosor, no entra. Realmente estaba demasiado excitado y empalmado, pero ella supo cómo hacer para que su nariz tocará mi pubis depilado mientras se tomaba su tiempo para tragar semejante trozo de carne que antes había entrado en su cueva del placer y le había proporcionado maravillosos orgasmos mientras estaba sujeta contra el árbol.

Entonces fue cuando empecé a gemir, sabia ella tragar una polla por su boca. Bueno sabia realmente excitar a un hombre con su cuerpo, pero yo quería entrar dentro de ella, no solo por la boca, quería todo su cuerpo. En estos casos puedes hacer dos cosas, o bien un rico sesenta y nueve y al menos la pones a ella igual de cachonda de cómo te tiene a ti, o bien dejas que la mujer se esmere en su delicatesen bucal, cosa que yo hice sobre todo cuando se recogió su pequeña melena con una goma del pelo que tenía en su muñeca.

Esto es uno de los síntomas de que ella se esmera por darte placer mientras se excita. Una mamada con el pelo recogido. Quien lo ha sufrido en sus carnes sabe que no hay vida después de tan esmero ejercicio bucal. Felicito a todas las mujeres que les encanta comerse un rabo y se dedican con ansia en hacerlo. Gracias por saber hacerlo y dejarnos a punto de nieve, en este caso, a punto de corrernos.

Por eso deje que Luci jugara con su boca, lengua, y dedos sobre mi falo, erguido, caliente, palpitante y más ensalivado que metiendo dentro de un vaso de agua.

Relamía.

Chupaba.

Daba lengüetazos.

Absorbía.

Succionaba.

Pedazo de mamada me estaba haciendo esta chica, joven para mí, pero mujer, ante todo.

Y cuando estaba a punto de sacar algunas gotas pre seminales de mi capullo fue cuando me dijo con una sonría picarona:

— ¿Nos duchamos o te monto y te hago que seas mi potro hasta correrme como una cerda, porque vuelves a ponerme tan cachonda que no aguanto mucho?

Mi respuesta fue clara:

— Vamos a follar en la ducha, que quiero un polvo acuático contigo.

Dicho y hecho.

Nos levantamos de la cama.

Ella se bajó el pantalón mientras veía como tenía esa hermosa mancha blanquecina en la costura del pantalón, justo donde su coño estaba antes pegado.

Yo me quite toda la ropa. Agarre su pantalón para llevarlo al cuarto de baño, cosa que ella se sorprendió.

Estábamos desnudos.

Yo empalmado a tope.

Ella excitada porque pude ver sus labios vaginales algo hinchados y porque se pasó los dedos por su clítoris y lo que aún le salía de su vagina, esa mezcla deliciosa de sus orgasmos y el mío, mientras me miraba a los ojos y saboreaba sus dedos con su lengua y labios.

Si esto no excita a alguien, entonces no sois humanos, porque a mí me pone caliente cualquier cosa que una mujer haga para provocarme que la folle de miles de maneras.

Pero entonces llego la pregunta que todavía no me había echo:

— ¿Te gusta mi cuerpo? — con esa mirada de vicio mientras se relamía sus dedos impregnados en ese elixir del vicio. Mientras re chupeteaba con descaro porque encima le estaba gustando. Mientras sabía que iba a responder algo que la pondría aún más caliente y cachonda. Vamos, que sabía que iba a decir que sí, pero quería oírlo como toda mujer o como toda persona, porque para eso se hacen las preguntas.

— ¿Te piensas que tengo un botón en mi cuerpo para poner mi polla toda dura y además que siga así— hice el gesto con mis dos manos de dirigir su mirada a todo mi palo de carne, duro y casi como si fuera un mástil — o crees que es por ti, por tu cuerpo, por tu vicio, por tu manera de hacer una mamada en condiciones, por las ganas que tienes de sentirme dentro de ti, por las ganas que te tengo de poner mirando para Andorra o simplemente es que me excito solo con verte?— Le pude decir casi aguantándome las ganas de empotrarla contra la pared de la habitación y follar su cuerpo, su coño y su boca tan bestialmente que el animal que llevaba dentro no pudiera sucumbir a la necesidad humana del acto sexual en sí. — Pues no, Luci, esto es por culpa tuya. Más bien diría que es por tu cuerpo, por tu mente, por tu manera de ser, por las ganas que tienes y has tenido, por como sabes excitar a un hombre, por como sabes hacer ese juego con tu boca, y porque como sigamos aquí charlando, tú te vas a comer todas las corridas que te meta en tu delicioso coño, pero puede incluso que intente romperte el culo, porque nena, tienes un culo que pide a gritos una follada descomunal, aunque para eso, habrá que usar el lubricante, que ya sabes para que lo tengo en el neceser.— Y dándole un pequeño y suave azote con mi mano en su culo, la conduje hacia el cuarto de baño. Ya quería embadurnarnos con el agua caliente de la ducha, con el gel que los hoteles suelen tener, huele bien y además es neutro, perfecto incluso para meter dedos o polla en vagina o culo, ya que su boca no le hace falta nada.

Ella se fue riendo y diciéndome:

— Sé lo que produzco en los hombres, pero carbón, me pones lo que me dices y no te cuento las ganas que siento de que follemos en cada rincón de la habitación, además, es la primera vez que me ves desnuda, y te juro que no sé si me aguantaré mucho sin que me hagas tuya de nuevo, pero ahora necesito sentarme un momento en la taza del váter, ya sabes que tengo una necesidad fisiológica, pero puedes estar en la ducha, no me importa, total, solo es líquido, y además, así veo ese cuerpo desde al menos unos dos metros de distancia, que para tener la edad que tienes, te conservas mucho mejor que otros.

Y así fue.

Ella se sentó en el váter para orinar, mientras yo entraba en el plato de ducha del cuarto de baño, abriendo el grifo y poniendo a una temperatura que no nos quedáramos como fuera del hotel, helados, ni que nos quemará tanto la piel que tuviéramos que estar saltando para que nuestros cuerpos entraran en calor sin llegar a quemarnos la piel.

Luci se levantó, giro su cuerpo para tirar de la cadena, y sin limpiarse, se vino hacia mí, pero eso sí, nada más entrar, me hizo que me apartará, ya que, usando un poco de jabón líquido, se limpió su vagina, de las posibles gotas de orina y del resto de jugo de la corrida que tenía saliendo de su coño, y entonces cuando ella ya se quedó algo más limpia, entonces se embadurno las dos manos con el gel. Mientras por mi pecho caía el agua y entonces me empezó a dar como un enjabonamiento sensual, casi como un masaje por todo mi pecho, llegando a mi pequeña barriga (los años no perdonan) y seguidamente a mi miembro que aún seguía erguido porque me excitaba mucho estar con ella en la ducha, bueno, me excita mucho ducharme con una mujer, pero eso es aparte.

Cuando pudo comprobar que parte de mi cuerpo estaba bien enjabonado y limpio, me giro y lo hizo por mi espalda, culo (abriendo los cachetes y pasando sus dedos por mi ano delicadamente, para ver mi reacción que era agradable a su tacto) y por mis piernas.

Acabo y me sonrió.

Iba a ponerse ella a darse el mismo masaje y enjabonamiento en su cuerpo, pero obviamente yo quería hacer lo mismo con su cuerpo, solo que me deleité más en sus tetas, en su ingle, y por atrás, en ese hermoso y precioso culo, solo que yo sí metí un dedo en su ano, para comprobar si le entraba y le gustaba.

Creo que el gemido que me regalo cuando mi dedo enjabonado y mezclado con el agua entro en su esfínter fue la señal que deseaba tener, es decir, la afirmación de que al menos si le gustaba que le metieran el dedo, que parece una tontería, pero no todas las personas les gusta que les follen, aunque sea con los dedos, su ano, y lo mejor es probar, porque para que preguntar, si lo que deseas es follar, pues mejor con el masaje y ducha.

Cuando tuve metido todo el dedo en su culo, y empezaba a hacer el movimiento a cámara lenta de entrar y salir, fue cuando pude notar que ella se agarraba a la pared de enfrente de la ducha, mientras seguía jadeando y casi de puntillas en sus pies, noté como sus muslos se juntaban y poniéndose tensos, por lo que seguí con dicho juego de mis dedos, porque ahora no era uno el que entraba, ahora estaban entrando el dedo índice y el corazón. Hay que averiguar si solo le gusta que entre un dedo o varios o algún consolador o vibrador o una polla, pero siempre hay que ir dilatando poco a poco, que no se puede hacer heridas en dicha zona, es incluso hasta molesto durante semanas.

Pero entonces Luci no aguanto más, y jadeando me dijo que se corría.

Ostras.

Me quede sorprendido. Si.

A ver, si es cierto que había estado ella muy excitada con la mamada que me había metido antes en la cama. También es verdad que ya estaba muy caliente con la comida de sus pezones.

Pero que al meter mis dos dedos en su ano y empezar un lento mete y saca le hiciera que tuviera un orgasmo anal, la verdad es que me sorprendió, no por el hecho en sí, sino porque estaba muy cachonda, porque estaba a punto de caramelo, porque estaba que ella misma no supo controlar su cuerpo y fue cuando empezó a temblar sus piernas. Pero yo no deje de darle esa follada anal con mis dedos, tampoco hay que quitarle rápidamente el placer que está sintiendo.

Cuando dejo de temblar, es decir, cuando sus espasmos disminuyeron, fue cuando se giró, mis dedos obviamente salieron de su ano y me miro diciéndome:

— Eres el primer hombre maduro que me hace esto. Me refiero a que me he corrido por mi culo, sin una polla. Es decir, eres el único hombre que solo con sus dedos me ha hecho correrme. Es decir. Joder. Tío, eres la ostia. Mira que llevo tiempo sin follar, por culpa de la pandemia, pero algunos me han follado mi culo y bueno, han conseguido que me corra, pero tú solo has metido tus dedos y me has hecho que me corra de gusto, por mi culo. Si eres así en todo, te quiero en mi vida al menos hasta que deje de gustarte, porque esto te juro que no lo he controlado, no he podido controlar mi cuerpo. ¿Qué me has hecho para que no haya podido resistirme a tener este orgasmo?

No hay que dar explicaciones, solo besar esos labios y guiñar un ojo. Ella sabe lo que le he hecho, ya que lo ha sentido. También sabe cómo se lo he realizado, y lo que más le ha gustado es que sigo teniendo su mente tan caliente como su coño, que tengo más ganas de ella, y que me he tomado el tiempo necesario para demostrar que con un simple movimiento ha sucumbido su control mental a su cuerpo, a ganado su excitación a su mente follada, pero lo que realmente sabe es que iba a gozar mucho más conmigo, porque aún no habíamos empezado el polvo acuático, esto solo era el preliminar, o el enjabonamiento de los cuerpos. También sabía ella que íbamos a estar follando hasta agotarnos, posiblemente yo antes que ella, por su naturaleza y juventud, pero esto no se podría pensar, sino sentir, por eso, cuando me separe de su boca, me agache sentándome en mis rodillas en el plato de ducha, mientras le alzaba una pierna suya por encima de mi espalda y mi boca se juntaba con sus labios más que hinchados, ya supo el hombre maduro con el que estaba en la ducha.

Yo no dije nada, es tontería decir cosas que se saben, aparte que ya estaba Luci más caliente con su mente que con su cuerpo, aunque realmente no sabría decirlo con exactitud, porque ahora a ella le caía el agua de la ducha por su espalda, y la verdad, creo que incluso en algunos momentos caía por sus hombros y tetas, porque me bañaba un poco mi cabeza, pero yo me estaba dando mi peculiar banquete que lo suelo llamar “comida acuática”, porque me gusta denominar ciertas prácticas de una manera excitante.

Ella empezó a sentir mi boca en sus labios.

Sentía mi lengua como jugaba con sus labios y su botón más que erecto, un clítoris que se escondía pero que sabía yo que quería jugar.

Teniendo en cuenta que solo se sujetaba su cuerpo con una pierna en el suelo del plato de ducha, que caía agua, que estaba mezclada ese agua con el gel, pues tuvo que agarrarse con sus manos para no resbalarse y caer fuertemente en el suelo, lo cual le hubiera producido incluso alguna fractura en sus huesos, pero sabía que ese maduro, ese hombre que no tenía la mente abierta como se pide ahora, sino que era libre de mente, porque la había follado en pleno campo, con coches y personas que se refugiaban de la nieve y el frio en el hotel y él la estaba follando en plena naturaleza, de un hombre que le doblaba la edad y que se había fijado en su perfil en una página de contactos, sin pensar en que podría hacer que tuviera orgasmos tras orgasmos. Un hombre que nunca lo había visto, pero que la estaba tratando en todo momento con la delicadeza que ella se merecía y deseaba. Un hombre que podría incluso sacar su instinto más perverso y animal, pero que solo quería disfrutar de su cuerpo, aunque sabía cómo decirle las cosas para que su mente estuviera con ganas de follar. Un hombre que, sin saberlo, estaba entrando dentro de ella, ahora con su lengua por su coño, antes con su polla por el mismo sitio, aunque ella le había dejado también entrar en su boca, y que le había hecho entender que iba a entrar dentro de su culo, aunque solo fuera con sus dedos, aunque ella quería que fuera con ese trozo de carne duro que no bajaba mucho en excitación. Un hombre que, si tuviera menos años, puede incluso que la gente pensará que sería su pareja, pero ella no quería eso, sobre todo porque nunca ha hecho caso de lo que diga la gente, para eso es libre de hacer lo que quiera con quien quiera. Pero para el asombro de ella, un hombre que le estaba comiendo el coño, literalmente, debajo de la ducha, cayendo agua de la alcachofa, que la tenía desde hacía más de media hora duchándose, bueno, con su polvo acuático. Y ella, Luci, quería ya que la penetrara, pero le estaba gustando como la comía, como le ponía su vagina a punto de miel, como incluso sabía que ese hombre, al meter su lengua en su cueva, podría recibir algún resto de la mezcla de su semen con los orgasmos de ella, que incluso eso le puso aún más caliente y entonces se dio cuenta de que eso no era de mente libre, eso era de un hombre que sabe valorar el sexo, de un hombre que, joder, la estaba comiendo literalmente el coño y no se cansaba, quería más de ella, y porque no disfrutar todo lo que pudiera, egoístamente de ese nuevo amigo, mayor o no, pero ante todo, le estaba produciendo en solo unas horas más placer que sus últimos tres polvos con hombres que tuvo en el último año.

Pues siendo egoístas, Luci es la mujer más egoísta del mundo, porque no lo quería solo para un polvo en la nieve o en una habitación de hotel, lo quería para su harem de amantes, o de follamigos, o de amigos con derecho, solo que no sabía cómo se lo tomaría él, ya que muchas veces, los hombres también son egoístas y no quieren compartir, pero en estos momentos, Luci no podía pensar mucho en esas cosas, realmente solo pensaba en sentir su cuerpo, en sentir el cuerpo de ese hombre, arrodillado ante ella, cayendo gotas de agua sobre su rostro, bueno, lo que no estaba oculto por su coño, por su ingle y por sus muslos, por tanto, hizo lo que cualquier mujer en dicha situación podía hacer. Disfrutar de ese hombre. Y vaya que si disfruto, tanto que de lo bien que le estaba comiendo el coño, se corrió en su boca, literalmente, pero él no aparta la boca, es más, metía su lengua para absorber todo lo que saliera de ella, se tragó todos los jugos vaginales que estaban saliendo, a lo que ella, sin poder evitar casi el desmayo, se fue bajando para quedar sentada encima de la cara de ese hombre, porque la verdad es que tener casi tres orgasmos seguidos en la ducha y solo con los dedos dentro de su culo (el primero), y su lengua y boca pegados a su cueva del placer hizo que su cuerpo se debilitará y fuera resbalándose poco a poco, hasta quedar sentada ella y él tumbado en el plato de ducha, que la verdad es que era más grande de lo normal, menos mal.

Jadeando Luci, le aparto la cara de su coño.

Él se alzó un poco para quedar sentado en el plato de ducha, mientras se relamía del manjar que se había tragado instantes antes. Ella estaba súper cachonda.

Les seguía cayendo las gotas de agua sobre sus cuerpos.

Y entonces el silencio fue el hilo musical tras los jadeos que antes había tenido dicho cuarto de baño.

Se miraron sonriendo.

Uno relamiendo el contorno de su boca, mientras la otra no podía creer que le hubiera comido de tal forma y le hubiera hecho tener ese bestial y encadenado orgasmo.

Acercaron sus bocas.

Sus lenguas empezaron a jugar al “corre que te pillo”.

Sus manos acariciaban cabeza, pelo, cara, hombros, espalda, tetas, pene, culo, lo que podían por la postura en la que estaban, y encima, bañados.

Entonces Luci le pregunto en voz baja:

— ¿Esto es el polvo acuático o hay más? Porque me tienes asombrada, cachonda y lo mejor de todo, muy excitada.

Yo, la verdad, ahora que había vuelto en sí, ya que antes me había convertido en un proceso de trance sexual, era otro, un ser que solo sabía lamer, chupar, succionar y jugar con el coño de ella, pues solo pude responder la verdad:

— Ahhhh, no sé. Yo quería comerte el coño, y te lo he comido. Otra cosa es lo que pienses tú por polvo acuático, pero creo que un polvo consiste en penetrar tu vagina o ano, pero ya he visto que tu esfínter, aparte de estar muy cerrado, posiblemente por el poco uso, ha tenido un extraño final delicioso para mí y creo que para ti también, por tanto, por ahora lo voy a dejar tranquilo, pero tu cueva del placer, no ha tenido penetración, por ello te diré que polvo acuático como tal no hemos tenido aún, si es cierto que ha sido un rico preliminar para hacerlo. Pero si tú estás agotada y no quieres el polvo acuático, pues lo dejamos para otro momento, solo que te voy a decir la verdad, quiero follarte, aquí en la ducha, en la cama o donde sea, pero quiero follarte, aunque entiendo que estés algo cansada por tener tus orgasmos, que la verdad, saben muy bien, sobre todo con los restos de mi semen, que aún tienes dentro. ¿Tú verás? — Le dije sonriendo y con una cara de felicidad, típico gesto de calentar más su mente, porque su cuerpo ya lo estaba al máximo en ese instante.

Luci se quedó pensando un breve momento y entonces se puso de pie como pudo, noto como le temblaban las piernas, incluso tuvo un desliz desfallecimiento en su vista, que se nublo, cosa que yo note porque su cuerpo se tambaleaba un poco y pude sujetarla, pero ella quería más, sabía que deseaba más, solo que el cuerpo no le reaccionaba como deseaba realmente, por eso, cuando empezó a caer encima de mi cuerpo, supe que era el momento de darnos un descanso, aunque si os soy sincero me dolían bastante mis testículos, necesitaba ya descargar de nuevo, pero a veces hay que hacer sacrificios por un resultado mejor, por eso me aguante ese dolor leve pero continuo y la ayude a salir del plato de ducha, agarrándola de la cintura.

Seque su cuerpo con el albornoz que pude ponerle por encima, y me la lleve a la cama, donde cayó literalmente como un tronco cuando se tira al suelo. Ella sonreía, pero su cuerpo no podía más por el momento, por eso, cuando note que me llamaba y me pedía que me juntará a ella para besarla fue cuando recordé que ese precioso y delicioso juego de labios, actualmente en una persona que no conoces, no es conveniente, ya que por desgracia, el covid sigue presente, por tanto, agarre mi polla con la mano, me puse al lado de su cara y le dije sutilmente:

— Lo siento Luci, pero mis labios desean besarte, pero mi polla desea más que la beses, así que, aquí tienes algo que sé que te ha gustado,— mientras le acercaba mi capullo cosa que ella la verdad ya le daba igual lo que le pusiera en su boca, solo quería más sexo, — y que sepas que me muero de ganas de besarte la boca, pero hay que pensar en el virus que nos está jodiendo la vida a todo el mundo, por tanto, cuando me pongas la polla dura, voy a reventar tu coño hasta que me corra dentro, que me duelen los huevos y no sabes las ganas que transmites con tu precioso y joven cuerpo.

Y eso hizo que Luci se esmerara más en la mamada suave al principio, es decir, como estaba muy agotada ella, lo hacía suave, pero oír que me dolían los huevos, hizo que acelerara poco a poco su trabajo bucal para ponerla como un roble de dura y así destrozar tanto su boca como su coño, porque lo hice. No sé cuántas veces se corrió ella, pero yo explote como un cohete que llevaba dos toneladas de pólvora, porque ese si fue el mejor polvo que echamos esa tarde y que nos reventó a los dos, por eso caímos en un cansancio digno de no poder moverte.

El resto de la historia la pondré en el cuento que tiene el mismo nombre, para que sepa la gente que no acabo ahí, ya que hicimos el polvo acuático completo, tanto en su coño como en su culo, que esa noche no dormimos en el hotel, aunque estaba pagado, sino ella en su casa y yo en la mía. Que seguimos viéndonos, cuando a ella le apetece, ya que a mí me apetece todos los días, pero tampoco hay que abusar de las nuevas amistades, aunque diré que hay más historias con ella que está sola, pero aquí se acaba la versión para esta página. Reconozco que tengo una nueva amiga para follar, pero también reconozco que soy un nuevo amigo de su agenda para follar con ella, aunque no me lo haya dicho así, pero me ha dado pistas para ponerme en su agenda o como yo la llamo “harem de Luci”.

Como autor, os doy las gracias a todas las personas que lean el relato, en especial a quienes les guste y sobre todo a la gente que sabe valorar un buen polvo, sea o no acuático.