Luci. Follando con Nieve 1.

Temporal Filomena. Follar en pleno campo nevado es una de las situaciones más intensas y morbosas. Luci y su maduro la han cumplido. Con la pandemia también se puede tener sexo, ya que hay posturas que permiten tener el mejor sexo, pero hay que tener ganas. Historia real en dos partes. Disfruten.

9 enero 2021, al sur de Andalucía.

Tras comprobar que medio país se ha quedado casi incomunicado por el temporal “filomena” en donde han caído bastantes toneladas de nieve, la verdad es que con el frio y con la pandemia que empezaba su tercera oleada de infectados, la población no es que estuviera libre de hacer lo que quisiera, por tanto, yo, como cualquier otra persona que se encuentra en dicha opción de no poder salir, lo que hice es intentar entretenerme vía internet, que hay muchos sitios en donde pasar el tiempo, y aunque siempre estoy viendo mi correo, recibí un mensaje de Luci, una joven que la verdad es que parecía que estaba igual de aburrida que yo, por estos días, pero realmente escondía algo bastante caliente que me gusta de las mujeres, esa excitación oculta de la mujer ardiente, joven y de mente divertida.

Ella fue bastante clara, y bueno, para que decir lo contrario, directa y yendo al grano.

La diferencia de edad en estos términos debería de importar, pero a mí no es dicha cuestión ya que una mujer es joven o madura por su mente, pero no por su cuerpo, por lo menos así lo veo y aunque Luci tiene veinticinco años y yo cincuenta, esa diferencia entre otras personas hace que no tengan encuentros, pero ella me indico que estaba harta de quedar con hombres de casi su edad y que no sabían darle placer, por eso quería tener un encuentro con un hombre maduro, tanto de mente como de cuerpo y así poder gozar del sexo en su pleno esplendor. Yo, cuando contacte con ella por la foto que me había enviado, todo su culo ofrecido y notando que estaba depilada de cualquier pelo que pueda ser un estorbo, pues le dije que realmente sería tonto si no intentaba probar su cuerpo, tanto su ano como su cueva del placer, pero yo le mande una foto de mi herramienta, al menos para que supiera que era lo que se iba a meter en su cuerpo, a lo que ella, rápidamente me contesto que quedáramos ya, necesitaba sentirse penetrada y taladrada.

Sé que muchas veces la primera impresión es lo que llama la atención, es lo que atrae por los ojos y mente y luego ya viene el resto, pero en el caso de Luci, fue clara.

Quería quedar.

Quería tener sexo conmigo.

Quería follar, literalmente.

En otras ocasiones que he quedado con alguna mujer, siempre ha habido unos mensajes y un tiempo para conocernos, pero con Luci no fue así. Me dio su teléfono, y la verdad, cuando la llame, me quedo claro lo que quería. Follar ya.

El día nueve era sábado, y aunque no tenía nada planeado me apetecía salir un poco a ver el campo blanco, bañado por esa tormenta invernal, por lo que le dije si le apetecía que quedáramos al día siguiente, domingo, para ver cómo estaba todo nevado. Ella me dijo que si, que podíamos ir al campo, a la montaña y ver como estaba todo, y luego follar o en el coche o en mitad de dicho terreno blanco, cosa que nunca había hecho, pero pintaba más ardiente de lo que en realidad el clima nos estaba poniendo, frio, grados bajo cero y una visión de casi cuento de navidad.

Al día siguiente, quede con ella en recogerla en su casa, ya que no vivimos en la misma población, y aunque en los pueblos hay que tener al menos un poco de discreción, ese temporal nos hacía que apenas hubiera nadie por la calle a las doce de la mañana, por tanto, era perfecto para que ella se montara en mi vehículo, discreto y nada llamativo, un todoterreno preparado para meterse por el campo, de color blanco, más camuflaje con el entorno en donde nos íbamos a ir. Le dije que si quería ir a algún sitio en particular y me contesto que estaría bien ir a Sierra Nevada, que estaría blanca de todo lo que había caído ese fin de semana, y cierto, estaban pueblos cercanos al inicio de dicho cordillera, totalmente embadurnados de ese manto blanco, por lo que cuando llegamos, dejamos el coche cerca de un hotel de montaña, que suelen tener un buen aparcamiento, y nos fuimos un rato a pasear entre la nieve, no mucho, la verdad sea dicha, porque apenas se podía caminar, ya que eran casi más de cuarenta centímetros de nieve lo que había y el intento de avanzar era casi imposible, pero es espectacular ver lo lento que se avanza sin poder hacerlo de otra manera, ya que al no estar acostumbrados a la nieve, no estábamos preparados ni llevábamos prendas para ello, ella llevaba unos vaqueros y unas botas que le llegaban hasta casi la rodilla y yo llevaba unas botas de tracking, para escalar, pero no para andar por la nieve.

Los vaqueros le hacían ver y sentir una preciosa figura, acorde a su cuerpo, con unos muslos redondos sin llegar a ser obesos, un culo que me pedía a gritos que lo tocara y unas tetas ocultas por un jersey blanco y una cazadora roja pero que notaba que tenía un buen tallaje de pectoral, cosa que a veces es necesario para disfrutar del buen sexo, aunque para gustos están los colores. Obviamente, ambos teníamos las mascarillas puestas, para proteger nuestras bocas y nariz, por tanto, no pudimos darnos ni un beso, ni ver nuestros rostros, aún.

Cuando llevábamos casi una hora intentando andar entre la nieve, y apenas haber avanzado unos dos cientos metros de donde estaba nuestro coche, le tire una bola de nieve a su precioso culo, no por nada, sino porque quería jugar con ella, cosa que la pille desprevenida, y se le marco un poco su culo, pero como caballero que es uno, con mi mano le esparcí toda la nieve que había quedado, y entonces note su culo, cosa que ella, al notar mi mano, incluso se inclinó un poco hacia delante para ayudar, aunque realmente quería que le tocara el culo con mi mano, pero la excusa era buena para ambos, había que quitar la nieve impregnada en el pantalón, no es bueno tener el culo frio más de lo que ya lo podía estar por la situación y el clima. Entonces Luci, se giró y en su mano tenía una bola de nieve que me la tiro directamente a mi paquete, que ya empezaba a levantarse, aunque con mi pantalón vaquero apenas se notaba, y ella hizo también lo mismo con toda la nieve que dejo por alrededor de mi bragueta, pero cuando note que se agachaba, más bien caía de rodillas y esparcía poco a poco con sus dedos los restos de nieve, entonces supe que ella quería hacer otra cosa.

¿Saben el frio que puede estar una mano cuando agarran una bola de nieve y de repente se mete dentro de tu bragueta para agarrar tu herramienta? Pues yo lo supe en ese momento, y en vez de encoger mi miembro, me lo puso aún más duro, tanto que al sacar ella mi polla del pantalón vaquero vio que el frio no afectaba en mi rigidez caliente, por eso, se bajó la mascarilla y mirándome a los ojos, empezó a lamer todo mi capullo.

Agarre de la melena de Luci con mis dos manos y entonces deje que ella hiciera los primeros movimientos de su mamada.

Yo mire alrededor nuestra por si había alguien que nos pudiera interrumpir esa maravillosa mamada que me estaba haciendo, pero no había nadie, por tanto, deje que siguiera hasta que después de un buen rato tragando mi polla por su boca, se la saco y me dijo:

— No aguanto más, o me follas o tendré que meterme los dedos, y la verdad es que nunca he follado con nieve alrededor, por tanto, ¿qué hacemos? — estaba jadeando mientras me lo preguntaba y con una cara de deseo y necesidad por follar que no me lo pensé mucho.

Teníamos un árbol cercano, con un tronco bastante ancho, así que, la puse apoyada con sus manos en el tronco, ella de espaldas a mí.

Le desabroche el pantalón.

Baje hasta casi medio muslo, su pantalón y creía que iba a bajar su braga o tanga, pero no llevaba nada, por lo que apartando uno de sus cachetes, roce su raja con mi capullo.

Yo seguía con la mascarilla puesta, pero en estos casos, lo mejor es quitarla, ya que no hay contacto con la otra persona, y se respira mejor, por tanto, en cuanto note el calor de sus labios sobre mi capullo, me quite la mascarilla de mi cara, me la guarde en el bolsillo de mi cazadora. Me agarré a su cadera y le metí de un empujón lento, dentro de ella.

Cuando llegue al final, ella jadeo y me dio las gracias.

Luci abrió un poco sus piernas, lo que le dejaba su pantalón vaquero, no mucho. Arqueo su espalda hacia abajo, para que su vagina estuviera casi en ángulo de noventa grados con mi polla y entonces me dijo:

— Follame y hazme realidad una de mis fantasías, follar en el campo, en plena naturaleza, de día, y vamos a disfrutar que te siento dentro de mí.

Cuando una mujer te pide que la folles, follala.

Cuando una mujer te pide que le des placer, hazlo.

Y cuando una mujer te dice que le hagas una de sus mejores fantasías, disfruta de ella, porque ella va a dar todo su placer.

Estuve follando su coño en esa postura al menos tres orgasmos suyos, que en cada uno de ellos se tenía que agarrar al árbol, porque le temblaba todo el cuerpo, pero veía que yo no llegaba al orgasmo, y aunque la follaba fuerte cuando tenía sus orgasmos, luego lo hacía lento, mezclaba con clavadas brutales, son sexo duro e incluso azotando un poco su culo no por morbo, sino para calentarlo un poco, ella pedía que la destrozará más, que la hiciera suya, que no tuviera compasión, pero seamos sinceros, no es lo mismo follar en dicha postura dentro de una casa o habitación que en pleno campo, todo nevado, con una temperatura de menos tres grados bajo cero, por tanto, hay que pensar en que ciertas cosas, como un posible enfriamiento, o un posible constipado. ¿En serio que vais a pensar en eso cuando estas follando con una mujer que tiene la mitad de años que tú, que te está dando su coño y culo para que lo folles y lo revientes? Pues yo no lo pienso, solo me dedique en follar su coño, cada vez más rápido, cada vez más fuerte, y aunque era un espectáculo increíble, yo ya quería correrme, aunque lo suyo hubiera sido en su boca, pero le dije que iba a preñarla y ella me dijo que la llenara de leche caliente, que necesitaba ya sentir a ese hombre en forma de semen, por tanto, agarrando de su melena con una mano y entrando en su coño como si no hubiera un mañana, empecé a descargar mi leche, acumulada de varios días, es lo que tiene no tener pareja y estar ocupado, y entonces ella volvió a tener su cuarto orgasmo, si, cuatro, porque ella me los iba gritando cada vez que lo tenías.

Por tanto, cuando acabe de llenarle el coño, sin salir de ella, fue cuando me di cuenta que esta chica, para mí, claro, era más caliente de lo que parecía, pero además, no habíamos tomado ninguna precaución de posibles embarazos o enfermedades ets, pero cuando acabe de follarla, ella me dijo que había estado genial, aunque tenía el culo aún frio y empezaba a tener frio, por tanto, la ayude a subir su pantalón, a que se vistiera, yo también, y le dije que si estaba sana, porque yo lo estaba, a lo que Luci me dijo que si, por eso me había dejado entrar dentro de ella sin condón, que también era una de sus fantasías hecha realidad, que un maduro la follara a pelo, sin goma, sin condón, porque siempre que había tenido sexo y era con protección, y tenía ganas, aunque tomaba la píldora para su menstruación.

Ya habíamos tenido nuestro polvo en el campo, en mitad de la nieve que impregnaba todo el campo, sin conseguir que del árbol en el que se había apoyado cayera ni un copo de nieve, pero que habíamos nevado el interior de su coño, con mi leche y la verdad es que me quede algo cansado por la follada, que aunque fue muy buena, a ciertas edades, hacerlo en mitad del campo bajo cero, pues también cansa, pero entonces abrace, ahora con las mascarillas puestas, para que al menos no fuera tan frio ese polvo de naturaleza. Entonces le dije de volver al coche y así irnos a algún sitio a comer algo, que ya eran las tres de la tarde. Si. Habíamos tardado casi una hora en llegar a dicho lugar. Habíamos estado follando una hora y nuestros cuerpos estaban pidiendo algo de alimento, por tanto, esta vez no tardamos una hora en llegar, al menos no ponía eso cuando entramos en el coche.

Note que en la entrepierna de Luci parecía como una mancha de un líquido, y no pensé en ningún momento que fuera lo que realmente era, ya que si, la gravedad hizo efecto, y salió parte de mi leche mientras íbamos caminando, pero ella no me quiso decir nada, por tanto, cuando se lo dije, se sonrojo un poco, sonriendo alzo sus hombros como indicándome que no pudo evitarlo, por tanto, es lo que había.

A mí me ocurre algo muy extraño con algunas mujeres y es que cuando las veo que sale mi leche de sus coños, se me pone dura mi polla y tengo ganas de nuevo de follar, pero ahora había que pensar en comer algo en algún sitio, y ya empezaba a ser tarde.

Estábamos enfrente de un hotel de montaña. Con su cafetería. No eran horas de que la cocina estuviera abierta, pero estos días eran especiales, por tanto, pensé que la tendrían, así que le dije a Luci de comer en el restaurante del hotel, y ella no me dijo que no, sino que aceptaba.

Por tanto, nos fuimos a comer, a recuperar fuerzas y energía, para luego ver que hacíamos, pero entonces, mientras ella fue al baño, al menos a poder limpiarse un poco su entrepierna, yo me fui al hotel y reserve una habitación, sin que ella lo supiera, al menos para tener una siesta tranquila. Eso pensé yo.

Pero esto lo cuento en la segunda parte, que tiene más intensidad.

Gracias por leerme y gracias a todo el mundo por disfrutar del sexo, en esta panadería que nos está afectando más de lo que esperábamos.