Luchas venezolanas: (Capitulo. VII)

Regresa el relato romántico y social basado en la realidad política y social de la frontera venezolana. "Valentín estará a punto de conocer las dos caras de la vida, una serie de sucesos que parecen repetirse constantemente a través del tiempo y con consecuencias distintas".

Luchas venezolanas: (Capitulo. VII)

“Un corazón para lo blanco y para lo negro”

Los días transcurrieron hasta acumular el mes,  y  el día a día  dentro del frente 8 del ELN en Amazonas se volvió más adaptable para mí. Aun no sabía nada de Frelser pero uno de mis compañeros conocidos desde mi reclutamiento me comentó que Frelser en aquel día en que nos graduaron  del entrenamiento intensivo para incorporarnos a los guerrilleros, estaba más que angustiado por mí. Y todo se debía al ataque de aquella irracional guerrillera que me agredió con una especie de veneno que había incorporado en sus uñas felinas. Dijo que cruzaba miradas con nuestros compañeros y Juan  mientras veía con impotencia como mi cuerpo inconsciente era trasladado en un vehículo que se alejaba en el camino y que era manejado por el mismísimo Jefe: Armando Tirano, que luego de desprender abruptamente mi cuerpo inconsciente de las manos compasivas de Frelser, me levantó y cargo apoyándome entre sus fuertes brazos y pecho, para luego acomodarme en su propio auto y así llevarme hacia la clínica donde finalmente desperté días después del incidente.

Una mirada seria pronto se apoderó de la expresión de mi conocido compañero que también era de Puerto Ayacucho. Su silencio repentino me hizo presentir que temía decir algo que tal vez  podría no favorecerle, pues aunque no me lo preguntaran, todos los elenistas que aquí convivían, sabían que yo era “el capricho” del momento de su bisexual líder guerrillero, así suponía que pensarían, ya que no olvidaba el trato de algunos guerrilleros en aquella ocasión pasada. Observé con detenimiento el rostro de aquel muchacho y por un instante reflexioné sobre el poder limitado que tenían los o las amantes de los efectivos del ELN sobre sus parejas.

Recuerdo que una vez en la universidad, una muchacha que era estudiante de derecho, desapareció de la noche a la mañana. Ella era novia de un efectivo del ELN, así todos los rumores sobre ella la denominaban. Un día  se enfrentó a golpes con otra chica con quien no se llevaba nunca bien y a quien odiaba intensamente. Por lo que armada de persuasión e insistencia, se dice que convenció a su novio guerrillero de tal manera, que a base de mentiras le hizo cometer un asesinato. Ya que este terminó matando a la muchacha porque creía que ella estaba implicada en alguna banda delictiva juvenil que suelen surgir diariamente en este poblado  a causa de la disfuncionalidad en los hogares de estos jóvenes. El efectivo ELN  realizó lo que ellos llamaban  como “una limpieza” sin razonar si verdaderamente la víctima era culpable o inocente. Solo se dejó manipular por la cara bonita de una mujer y eso fue fatal para él y para ella. En la guerrilla no se pueden cometer errores.

Hasta el último día que pisé los corredores de la universidad, aquella chica no volvió a aparecer, y es probable que ella este muerta, al igual que su condenado amante guerrillero. Recordando este suceso, podía imaginar el temor de decir algo inapropiado ante los amantes de guerrilleros y cuanto más tratándose de amantes de jefes del alto mando elenista. Sin embargo,  yo no era así y nunca he llegado a tal punto de utilizar a otro conscientemente  para hacerle un daño de tal magnitud a alguien a quien realmente desprecie. Pero igual, yo ya no era inocente. Aquel mes de entrenamiento en aquellas sabanas de Atures, me hicieron convertirme en alguien manchado; si supieran lo que me hicieron hacer para que yo dejara de sentir compasión y remordimiento. Solo volver a recordar lo que hice  me  hace sentir como el peor de los seres humanos. La guerrilla no son seres humanos, son bestias de batalla sin compasión y no me cansaré de decirlo una y otra vez. Miré de nuevo a mi paisano  y  luego de convencerle de que lo que dijera no lo afectaría de ninguna forma negativa a él, finalmente dijo:

-Valentín... el jefe... el jefe _el muchacho vacilaba a pesar de mis promesas_.- ¡Sí! ¡Dilo de una vez! ¡No tienes por qué sentir miedo! ¡Dilo!- le dije intrigado.

  • ¡Esta bien! Mira, la cosa es esta... el jefe líquido a esa guerrillera que te atacó en el campamento (luego hizo un silencio sepulcral al mirarme aterrado).

-Yo... no lo sabía, él nunca me lo comentó-Fue lo que le respondí desconcertado.

-¡Por favor Valentín, no le vayas a decir que yo te dije eso, te lo suplico!- me expresó totalmente inquieto.

-¡Ya te lo prometí, no te va a pasar nada, confía en mi ok! ¡Tranquilo!- le tranquilicé.

-El comandante realizó un juicio militar luego que se ocupó de ti. La mujer se le permitió decir la razón de porque hizo aquel ataque hacia ti y luego, después que terminó de defenderse, el comandante en acuerdo mutuo con sus oficiales, sentenció su muerte. Se le condenó a recibir un tiro de gracia, ya que ella se había destacado en los enfrentamientos contra los guardias nacionales. Si no fuera por eso, estoy seguro de que la hubieran llevado “al picadero” y allá sabe solo el diablo lo mucho que hubiera sufrido siendo descuartizada lentamente y en carne viva, hasta que por fin se le fuera la vida dolorosamente.

-¿Quién le dio el tiro, dime?- le dije reflexivo.

-Bueno...fue, el jefe. Dicen que no lo dudó un instante, se le veía muy molesto con ella por lo que te hizo. Aquí... también tememos que haya pasado algo igual con... _Hizo una pausa sobre un nombre, que de inmediato supe quién era_.

-¿Marisela? ¿Qué dicen de ella? ¡Anda, dime!

-Me llevaba bien con ella, por eso te estoy diciendo esto. Ella  según tengo entendido fue despedida por el comandante  hace semanas  y creo que fue porque les hizo algo a ti y a la Teniente María y bueno, tu solo sabes lo que de verdad pasó. Pero todos aquí estamos claros en que hacen con los que quieren salir de esto o son echados. Tú lo sabes.

-Que: “El que entra aquí, no sale jamás de aquí, y si sale, es para luego silenciarlo bajo la complicidad  del monte”. Entonces... ella está muerta. Ya conoces las reglas.

-Es... injusto Valentín, y perdona si eso te cae mal... ella me gustaba- reveló finalmente mi compañero.

-Yo lo siento, Marisela no se controló cuando le habló de una manera... poco amable a María. Pelearon y fue así como Armando las encontró en su casa en ese mismo día en que la despidieron. Yo con esto no estoy justificando esta ley en la guerrilla  pero tú y yo sabemos que si queremos vivir por más tiempo, mejor nos vale cuidarnos de decir algo que nos afecte, tú lo sabes, ni siquiera yo me salvo.

  • Pero... a diferencia de ellas, tu eres su... novio o no sé.  Estas con el jefe del frente. Se ve que te quiere mucho, todos aquí lo han notado. Si haces algo, creo que él te protegería- me dijo.

  • Yo vivo con miedo aunque ahora él me quiera. Estoy en el borde del fuego. Vivo esperando mi fin todos los días y no creas que por vivir con Armando Tirano me salvo de  la realidad del mundo ELN.

-Si es verdad... disculpa, hable por hablar. Tengo miedo de morir Valentín, cuando me metí en esto, pensé que luego podría salir. Ahora sé que no puedo. Y todo porque necesitaba dinero y quería tener ropa y zapatos nuevos. Todo lo que queremos chamos como nosotros, ¡vivir bien pues!

-Te entiendo, pero... ¿Y tu familia no te advirtió o no les dijiste nada?- le expresé.

-Me rogaron que no me metiera en este grupo, pero yo estaba pensando solo en mí y en mis propias necesidades y mira como termine. Antes de esto, un tío que está en Puerto Inírida  me había dicho que podía llegar a su casa y  allí me iban a ayudar a conseguir un trabajo con los colombianos que ellos conocían. ¡Toda mi vida me arrepentiré de haber decidido meterme en la guerrilla! ¡Todo por culpa de la situación de este país!

-Yo también fui un tonto... también estaba desesperado por mejorar la situación en mi casa  y mira como al final terminé, en las manos de esta gente. Pero sabes, lo más irónico de mi situación es que estando en mi peor momento y el peor lugar, conocí al amor de mi vida, ¡Que imprevista es la vida!- le respondí.

-De seguro que quieres mucho al jefe- me afirmó rápidamente.

-¡Ah!...psh si, Armando, claro- le completé tratando de no revelar a quien me refería _Frelser, mi verdadera razón_.

-¡Oye!, y allá en el campamento vi que Frelser y tú se llevaban bastante bien. Me acuerdo de su beso en la fiesta, ¡Las muchachas estaban locas al verlos así! ¿No lo extrañas? -me preguntó curioso.

  • Jajá por supuesto, él se convirtió en mi mejor amigo en ese terrible lugar. Quisiera volverlo a ver, espero que este bien. –le dije.

-Me alegro por ti. Porque en medio de tantas malas “rachas” haz encontrado personas que te han devuelto la felicidad que te quitó la mala suerte. Ojala me pasara eso a mí también, ¡Una pareja y un amigo inseparable! –Me hablo sinceramente el conocido.- Sentí  una mayor simpatía por él  en ese momento.

-Oye, yo te conozco por el apellido al igual que los otros compañeros, pero no me he aprendido tu nombre, ¿Cómo es que te llamas?

-Soy Arévalo- me respondió.

-Mucho gusto Arévalo, me gustaría poder seguir conversando más contigo- le dije amistoso mientras le ofrecía mi mano para estrechársela.- Estoy seguro  de que a lo largo de estos días vas a conseguir personas que te van a hacer sentir que vale la pena vivir... solo con el tiempo- le dije animándolo.

-Claro, puede ser posible. Creo que el poder hablar contigo así de esta manera, me he dado cuenta de que eres una buena persona y es bueno poder conocerte de esta manera- me confesó.

  • Gracias Arévalo, si llegas a saber algo de Frelser y Juan por favor no dudes en decirme. Me tengo que ir, pero te prometo que lo que hablamos se queda aquí, ¡Hasta luego Arévalo!- Le dije mientras me apuraba para ir hacia mi área de  trabajo.

María me había dicho que hoy yo la acompañaría a supervisar y distribuir una carga de unas cuantas toneladas de carne de cerdo que servirían de alimento proteico para todos los frentes del ELN en el Estado Amazonas. Según entendí, el ELN tuvo que presionar al gobierno socialista regional para que le hicieran el traspaso de esa mercancía animal o iban a tomar a la fuerza las escuelas donde se iban a desplegar las maquinarias para realizar las votaciones en las elecciones parlamentarias de este año. Todo  con el motivo de obligar a la gente a votar en favor del régimen. Se suponía que esos cerdos eran parte de un proyecto de producción de alimentos socialista de la gobernación que entre comillas “beneficiaria al pueblo”. Ahora resultaba que en la radio, el gobernador se pronunciaba públicamente para decirle a la gente que los cerdos que se  estaban preparando para la producción habían sido robados por ladrones desconocidos en un lapso de tres días. Nunca nombró a la guerrilla o algo que los vinculara con ellos. Hasta el mismísimo gobierno estadal temblaba ante el poder en aumento de estos insurgentes. O se sometían o lo iban a pasar muy mal.

-Hoy vamos a reunirnos con los comisionados de tres frentes: el del 7, 3,9.Usted solo anote las propuestas  mientras yo me hago cargo de las conversaciones- me dijo María mientras éramos transportados en un vehículo hacia el lugar de reunión.

-¡De acuerdo María!

-Le tuve que prometer a Armando una y otra vez que yo lo cuidaría ante cualquier peligro, ¡Si es que lo ama bastante! ¡No le había conocido que fuera tan romántico empedernido!

-¡Mas bien es demasiado exagerado! ¡Ni que  yo fuera un niño! ¡Si hasta cuando he ido a ver a mi mama y mis hermanos, me tengo que calar a sus guardias vigilando los perímetros de las afueras de la casa! ¡Y ya vas a ver, dentro de unos minutos me va a llamar o mandar un mensaje  para preguntarme como estoy! ¡De verdad que  sobrepasa los límites!

-¡Jajaja Ay Valentín no lo juzgue así! ¡Armando lo quiere a usted mucho! ¡Y además, si supiera que  él tiene enemigos que harían cualquier cosa para hacerle daño!, ¡Por eso también se debe que lo cuide a usted tanto, yo se lo aseguro!

-¡Sera María!, Aunque de igual manera, a mi realmente no me gusta que anden detrás de mi todo el tiempo sabes. Además, aquí me enseñaron a usar esta arma que cargo ahora conmigo y no tengo miedo de enfrentar a los que me quieran hacer daño.

-Me alegra saber que usted le gusta defenderse por su cuenta y eso me agrada Valentín. La valentía es algo que yo valoro mucho, así que le felicito. Sé que Armando con el tiempo disminuirá sus medidas de protección con usted. Ya desearía que él me tratara como lo trata a usted. Nunca lo había visto tan enamorado.

-Sí, pero, ¿Y qué paso con lo de ustedes?, yo sé que ustedes tuvieron algo, pero, ¿Porque no lo mantuvieron?, y perdona si soy demasiado preguntón pero me interesa saber esto- le dije a María.- Ella me miraba indecisa.

-¡Humm... ¡es complicado!, él ha pasado por tanto desde que era niño. Su pasado no ha sido un cuento de hadas como tal vez lo haya tenido la mayoría. Él fue entrenado desde infante para no tener sentimientos y para ser despiadado. Su padre es un hombre de carácter, así que ya debe imaginar porque él es como es... lo nuestro, simplemente no funciono... él no lograba mantener la constancia en lo que éramos. Pero sabe Valentín; con Armando me une una verdadera amistad, yo a él lo conozco desde que era una niña de diez años y puedo decir que a pesar de todo él es un buen hombre y un gran comandante. El merece todo el respeto y dignidad que tiene. Se lo ha ganado con bastante esfuerzo. Yo lo voy a apoyar siempre y espero que usted como su pareja también este con él en todas sus luchas.

-Si estoy aquí  es porque ahora formo parte de su causa. Pienso que entre más pase el tiempo más cosas iré conociendo de él y luego, bueno, veré.

-¿Usted lo ama?- me preguntó María de repente.

-Bueno, nuestra relación había pasado por altibajos hace unos meses. Yo a él lo conocí sin siquiera saber que él era nada menos que un jefe ELN. Creo que ya debes conocer toda la historia, ¿cierto?

-¡Así es!

-Ok, bueno, él nunca me dijo que yo estaba siendo engañado para ser captado por este grupo... militar. Sabes, yo trabajaba duramente en aquel negocio, solo pensando en el bienestar de mi familia. Y si recibía los supuestos regalos de aquel hombre que era el dueño, para mí, eran como las más maravillosas cosas que había recibido desde hace mucho tiempo y realmente estaba agradecido por ello. Pero que va, todo fue un engaño, y... aquí me vez. Me molesté con Armando como no tienes ideas. El intento... hacerme entender su posición pero yo realmente no quería este destino. No fue algo que voluntariamente decidí tomar como forma de vida... ¿Sabías que el... perdió el control una vez conmigo hace meses, mientras yo intentaba evitarlo con todas mis fuerzas?

-Sí, él me dijo que se equivocó terriblemente al dejarse llevar por la impaciencia. Le puedo decir  que él se siente arrepentido por lo que le hizo esa vez. ¡Es más, le juro que el vino hacia mí en  la sede del frente totalmente triste y conteniendo las lágrimas. Realmente estaba abandonado por la culpa y yo le entendí; él pensaba que lo estaba perdiendo Valentín y esa fue su forma de tratar de evitarlo, créame.

-¡Pero María, con violencia no se consigue el amor!, ¡Yo hasta esos días desconocía a ese Armando Tirano!, ¡antes de eso, siempre creí que era el hombre perfecto y estaba tan locamente rendido ante el!

-¿Y ahora Valentín?, ¿Acaso no le ha demostrado que él quiere cambiar?, yo lo veo muy ilusionado con usted.

-Sí y hasta el día de hoy no me ha vuelto a tratar como en aquellas ocasiones y estoy esforzándome también en reconstruir lo que se derrumbó hace meses por la traición y las mentiras. Solo espero que el tiempo pueda sanar todas las heridas de nuestra relación. Todo lo que necesito es tiempo María.

-Eso me parece bueno. Yo solo espero que Armando y usted Valentín sean felices. El comandante necesita ese calor que en este momento solo usted se lo puede dar. Su vida es dura... pero creo que lo que ustedes tienen le hace sentir felicidad como usted no tiene idea... solo fíjese como lo mira  cuando usted no se da cuenta. Es tan evidente. Por favor Valentín, ábrale completamente su corazón a él. Dele esa completa entrega que el tanto está deseando de usted.-María me miraba expectante mientras yo trataba de hallar las palabras correctas para poder responder.

¿Y que podía decir?, mentiría al decir: ¡Si María, ahora he vuelto a enamorarme de Armando! o  ¡María, todo estos días que he estado viviendo con Armando me han servido para poder descubrir que  él es el hombre ideal para mi vida; ¡Si, creo que estoy volviéndome a enamorar! ¡No me importa que sea agresivo y dominante, así tal cual es yo lo amo!, ja ja si claro. Más bien  hubiera querido decirle con toda la libertad: ¡María, Armando ya es una experiencia del pasado y no quiero estar más con él, ¡Amo a otro hombre y su nombre es Frelser Paz!, ¡Mi mejor amigo y el amor de mi vida! ¡Me sigues!

Decidí, guardar un prudente silencio que ella comprendió rápidamente sin insistir más sobre el asunto. Ya casi estábamos llegando al sitio rural donde se iba a llevar a cabo el encuentro. María decidió ponerse a repasar su lista de mercancías a verificar mientras yo volteaba a observar el horizonte Aturense tras el vidrio. Ese día  se iluminaba esplendorosamente por el sol de la tarde selvática.

De esta manera, arribamos al sitio. Allí nos encontramos con un grupo de efectivos guerrilleros apostillados en torno a sus subjefes de los distintos frentes que en ese momento estaban presentes. María estaba alerta, hace horas me había informado que entre los frentes había cierta rivalidad a la que se le agregaba los recientes escándalos de corrupción dentro del liderazgo principal de los elenistas.

Por lo tanto, el ambiente en el lugar era tenso, pese a que el objetivo de la reunión era de simplemente repartirse los recursos. Yo no estaba totalmente ajeno a la realidad actual de la guerrilla, pues un temor creciente me embargaba mientras más conocía a profundidad a este grupo armado. Volvía en estos momentos a meditar en que Armando Tirano estaba aún más posesivo conmigo. Desde que restablecí mi vida íntima y sentimental con él hace un mes y medio, algunos sucesos habían ocurrido. Me asfixiaba y no había ningún momento en que  me dejara solo para tener tiempo para mí. Siempre que podía estaba detrás de mí y juro que aunque lo hacía porque estaba enamorado de mí y era sobreprotector, se volvía cada vez más pesado para mí, quien ya no lo amaba tal como el si lo estaba de mí.

Además, él era una maquina amatoria, nunca estaba agotado y  claro, aunque yo también lo disfrutaba, a veces solo deseaba pasar la noche viendo una película juntos o que se yo, en los fines de semana estar paseando por la hacienda en caballo, que  pasando la mayor parte del tiempo  en los deberes y entre las sabanas de Armando _Aunque en ocasiones rompía esa rutina y hacíamos lo que  yo deseaba, pero aun así sus responsabilidades lo consumían_. Dicen que  nosotros los hombres somos mayormente físicos. Yo me opongo a esa etiqueta; habemos hombres que también somos sentimentales, y yo precisamente era uno de ellos. De igual forma ahora tenía mayores privilegios y estatus: podía visitar a mi familia, poseía un teléfono celular _ese fue uno de los obsequios que me dio_ me regalo una cadena y un brazalete de oro que  sinceramente me gustaron _la cadena tenía mi nombre_.

Había podido salir con más espontaneidad y frecuencia a cabalgar con Mauricio o con Armando si él estaba. Inicié mi plan de doblegar su carácter dominante  y en verdad, los resultados habían sido pésimos. Un día  yo intencionalmente estaba actuando miradas y expresiones ante Mauricio  solamente para esperar que Armando apareciera y mirara mi sonrisa de seducción e interés fingido, y así, pudiera provocar sus celos injustificados que me permitirían obrar su entrenamiento. Pero fue inútil, en solo un momento elevo su autoritaria voz mientras interrumpía nuestra cercana plática y prácticamente le gritara a Mauricio que se largara de allí a realizar sus labores como soldado. ¡Vagabundo sin oficio! Fue una de las palabras que le escuché decirle. El pobre muchacho se fue  rápidamente  mientras evitaba aumentar la furia de su temperamental jefe.

Yo reía por dentro al verle así, aunque sabía que él era peligroso, por lo que mis movimientos estaban siendo audaces y bajo consecuencias que yo no podía distinguir.

-¡Esa es la forma que usted me demuestra amor  Valentín!, ¡Haber, dígame, se lo quiero oír! ¡Dígame: “Armando solo es un amiguito”! ¡Solo lo veía de esa manera porque me lo quería saborear bien con estos ojos de ofrecido, pero solo de lejos! ¿A ver, cuál es su excusa?- Me gritó el, mientras su piel blanca hacía notar como su rostro se ruborizaba de la rabia.

-¡Sabes que no me gusta que me grites! ¡Te estas imaginando cosas Armando, esa es mi forma de ser con todos mis conocidos! ¡No hay motivos para que me celes de esa forma!- le respondí, no dejándome doblegar por su imponente voz.

-¡Ah claro, ahora tengo que creerle que esas miradas tan evidentes y esa sonrisa, usted se las brinda a todo el frente 8 y a toda Venezuela entera! ¡Usted me cree pendejo Valentín!

  • ¡Él es uno de los pocos conocidos por acá con quien yo he podido establecer una buena  relación de amistad! , ¡Me oíste Armando Tirano! ¡RELACION DE, AMISTAD! ¡Ahora me voy, porque aquí tu y yo no vamos a llegar a nada!-  le expresé a la vez que empezaba a caminar  rápidamente en dirección contraria.

-¡No, usted no se va de aquí tan descaradamente sin escucharme primero!, ! Venga acá!- dijo furioso mientras me tomaba fuertemente de una mano  y me  hacía parar bruscamente de mi marcha.

-¡Suelta mi mano Armando, tu celo irracional no me lo tengo porque calar  así que cálmate primero y después hablamos!

-¡Usted es mío Valentín  y no quiero que vuelva a ver a Mauricio de nuevo!, ¡Él ha sido un fiel efectivo del frente y no quiero hacerle ningún tipo de daño!- me advirtió de repente.

-¡No tiene ningún sentido que me prohíbas tener amistades en este lugar Armando!, ¡si Tu mismo has podido ir mas allá con tus “amistades” y yo ahora me tengo que conformar con permanecer aislado de todo el mundo solo por tus celos! ¡Eso es injusto! ¡así que suéltame!

-¡No meta a María en esto Valentín!, ¡No me haga enojar más de lo que ahora estoy!, ¡me va a obedecer!

-¡No, claro que no! ¡Suéltame!

Me zafé de él y corrí de una manera tan brusca, que no le di espacio a Armando de tomarme de nuevo. Corrí tan velozmente que pronto dejé de escuchar las severas palabras de mi poseedor mientras me llamaba airadamente por mi nombre. Si el no fuera el jefe y tuviera que mantener las formas, estoy seguro que hubiera corrido tras de mí en ese instante.

Llegué al establo  y para sorpresa de Mauricio que se hallaba atendiendo a los caballos, me apresuré a tomar al potro Fortuna y montar sobre él sin el permiso de nadie, pero con la única  réplica desconcertada de Mauricio quien me preguntó:

-¿Que está haciendo Valentín?

-¡Necesito ser libre Mauricio, libre!-respondí. -Luego, ya montado sobre Fortuna, emprendí el galope hacia la llanura soleada.

Oí en la lejanía la voz fulminante de Armando llamándome por mi nombre pero aun así no me digne a voltear hacia atrás. Cabalgué con la complicidad del caballo  hasta que logree alejarme lo suficiente del cuartel. Me detuve en la orilla de un riachuelo cubierto por algunos árboles que me servirían de sombra. Bajee del caballo y lo amarré de la correa en una rama al borde del agua para que bebiera.

Mis planes estaban fracasando porque Armando Tirano tenía un carácter inquebrantable  y solo yo sabía que él era un hombre totalmente orgulloso, por lo que  me estaba preocupado por la respuesta agresiva que el pudiera arremeter sobre mí. ¿Y quién tenía la culpa?, obviamente yo. Ahora sentado en el borde del riachuelo, acalorado, pensativo y decepcionado, debía hallar la forma de resolver este plan fallido. Era claro que aun pidiéndole perdón para así tratar de menguar su furia, el seguramente me sancionaría de alguna forma  pues era el comandante.

Por primera vez en tanto tiempo le pedí ayuda a Dios, pues allí donde estaba sentado tenía la corazonada de que algo no terminaría bien en este episodio. Le rogué para que me ayudara a salir de la guerrilla y para poder escapar de las manos de Armando. Una voz  y unos ruidos en la lejanía me distrajeron de mi desesperada oración. Me levanté y dirigí mi mirada hacia el horizonte de la llanura. allí contemplé a un grupo de lo que parecían ser hombres conduciendo 4 motocicletas  , quienes se acercaban cada vez más por en medio de aquel paraje.

Esperé con una pasividad fatalista y advenida. Sea lo que fuera a pasar, mantendría mi dignidad así como la he sostenido desde que Armando cambio el rumbo de mi anterior vida. En poco tiempo el grupo de milicias me rodearon y luego uno de ellos, que era nada menos que Arévalo me habló:

-Hemos venido a llevarte de nuevo con el jefe. No intestes resistirte, tenemos ordenes de regresar contigo así sea contra tu voluntad Valentín.

-Está bien...

-Súbete conmigo, uno de los muchachos se va a encargar del caballo- me dijo Arévalo mientras señalaba a uno de los presentes.

De esa manera, fui llevado de regreso por los motorizados en medio de aquel espectáculo de  crepúsculos de los últimos rayos del día sobre el horizonte. Pero yo no hablaba, sino que guardaba un silencio expectante. Había desobedecido a mi amante y  comandante del frente 8 del ELN así que cualquier cosa podía esperar de gente de como él y como ellos. La disciplina y la obediencia eran uno de sus estandartes fundamentales.

Así recorrimos el camino de regreso hasta que al fin llegamos hasta la casa de Armando. Bajee de la motocicleta y luego Arévalo me indicó que ingresara en la casa. Él no se apartaba de mí, me seguía desde atrás. Subí hacia mi habitación  tratando de controlar los nervios pues no veía a Armando Tirano por ningún lado.

Al abrir la puerta para ingresar en la habitación, Arévalo me tocó con una de sus manos el hombro y me dijo:

-Valentín, lo lamento, pero las órdenes del jefe son: que debes permanecer encerrado en la habitación hasta que el regrese. Sin comida, bebida, ni teléfono y nada de charlas del personal contigo, esas fueron sus órdenes, ¡Entiende!

  • Este bien, no me voy a resistir Arévalo, no te preocupes, hagan lo que dice. Toma el celular.

Arévalo me miró con una compasión de amigos, por lo que me palmeó el hombro como signo de apoyo y luego cerró la puerta y le paso el seguro. Al final me dijo desde el otro lado:

-¡Vamos a estar aquí patrullando! Por favor, trata de ayudarte a ti mismo, en lo que pueda yo trataré de ayudarte también.

-Gracias compañero- le dije finalmente.

Me derrumbé por completo sobre la cama  y un torbellino de emociones se desató desde mi interior hacia lo externo. Apreté mis puños duramente debido a la gran impotencia que sentía y comencé de repente  a golpear salvajemente la cama con ellos  como una manera de despojarme de todo el veneno que me enfermaba por dentro. No logree evitar proferir unas cuantas malas palabras y reproches contra mí mismo. ¿Qué era lo que intentaría hacerme Armando?

Fui apresuradamente hacia el baño  en busca de que la ducha bajo el agua me aliviara las malas energías que se arremolinaban en mi interior.             En ese rincón volví a pensar en mis años antes de la guerrilla. En esos tiempos en el que a pesar que la situación económica para todo el mundo se estaba volviendo cada vez más difícil, yo era muy feliz  en la precariedad y en mi libertad. Recordaba mis salidas en bicicleta hacia los pequeños riachuelos en las afueras de Puerto Ayacucho en compañía de  mis primos y algunos vecinos de mi barrio. Recordaba la cara morena de mi novio de aquella época, ese muchacho que conocí en el liceo y con el que había mantenido el tipo de relación sentimental basado en el descubrimiento del sexo y en la camarería de las cosas que compartíamos en común. No era amor, porque sinceramente no sabía lo que realmente era y aun en estos últimos meses no comprendía lo que verdaderamente significada hasta que conocí a Frelser Paz. Muchas veces confundía el deseo como amor o  viceversa, y mi mente ignorante de la vida misma desconocía que podía experimentar algo mayor a lo que yo consideraba amor _ que para mí era nada menos que entregarme al placer sexual y al desear intensamente a mi compañero o compañera de aventuras_ ¡Cuan equivocado estaba!

Descubrir en el peor tiempo de mi vida que el camino hacia la verdadera experimentación del pleno amor comenzaba con la amistad, se convirtió en la peor negligencia y en el mayor error de mi vida. Con Armando mi ser interior comenzó a ser esfuerzos por revelarme esta verdad. Pero aún era tan superficial, tan vano y poco profundo que no me daba cuenta que había un camino superior. Y creo que eso es parte de la travesía por la vida de cada ser humano, que es el descubrir antes de que sea tarde el verdadero paraíso de la felicidad, donde ni la soledad, ni la tristeza ni la amargura logren traspasar aquel lugar creado a partir del descubrimiento de esta verdad, que te haga disfrutar de tus últimos años y te haga cerrar los ojos con satisfacción eterna.

-¡No quiero terminar amargado, solo, marchito y sin amor así como el Coronel Aureliano Buendía de Cien años de Soledad! ¡Quiero de ser feliz! ¡Creo que puede haber esperanza! –dije de repente debajo de la ducha.

Salí del baño apresuradamente, me vestí y me propuse a descargar mis sentimientos en la composición de una nueva canción con mi inseparable guitarra entre los dedos de mis manos. Así transcurrió aproximadamente dos horas hasta que Arévalo abrió la puerta e interrumpió mi idilio de  inspiración.

-¡Valentín, el jefe ha llegado y te manda a decir que bajes al comedor de inmediato!- Noto la  preocupación en la mirada de Arévalo.

-¡Eh, Vamos entonces!- le digo.

Mientras bajo escucho con claridad la risa particular de mi hermanito, así que apresuro mis pies y me encuentro con el rostro de Armando y el de Adrián, que es el nombre de mi hermano pequeño. Mi corazón comienza a aumentar sus latidos por la consternación. Arévalo se retiró discretamente ante la primera señal que le comandó Armando.

-¡Valtin Hermano!- Me grita alegre llamándome por mi apodo mi chiquillo Adrián mientras se libera de Armando y del  juego con que lo estaba entreteniendo y corre hacia mí para abrazarme.

-¡Hermanito!... que sorpresa verte por aquí, no sabías que venías, ¿Y dónde está mama?-Le hablo a mi tierno hermano mientras miro inseguro a los ojos de Armando. –Armando me regresa una mirada seria.

-Mama salió hace unos minutos con una amiga de tu amigo Armando- respondió Adrián.-Yo iba a indagar mas pero Armando se Adelantó a mi  preocupación.

-Le pedí a María que la llevara a recorrer brevemente las instalaciones. En unos momentos van a regresar, usted no tiene por qué angustiarse- me dijo mirándome a los ojos con aquella  tranquilidad con que comandaba el frente 8.

-Ok- dije.

Nos sentamos en la mesa mientras un nuevo cocinero que ahora era un muchacho colombiano, nos servía a cada uno un vaso de vino blanco y a mi hermano un mousse de chocolate que no se demoró en llevarse a la boca. Armando me hizo sentar en frente de él, mientras acomodó a mi hermano a su lado en el otro lado de la mesa. Podía sentir que algo incómodo planeaba dentro de sus pensamientos.

-¿Le ha gustado pequeñín? ¿Esta rico el chocolate, a ver dígame?- Le preguntó Armando a Adrián con una sonrisa mientras le acariciaba el pelo de su cabeza.

-¡Sí!, ¡Muchísimo Armando, gracias por el helado! ¡Mi hermano tiene al mejor amigo del mundo!

-Así es pequeñín, tiene usted tanta razón. Solo que a veces su hermano no se da cuenta de eso y siempre me hiere- le respondió mientras me miraba directamente con una seriedad que me helo el alma.

-¡Hermanito! ¿Porque le haces eso a tu mejor amigo? Él te quiere mucho, me lo ha dicho muchas veces. Tienes que tratarlo bien ¿Ok?- me aconsejó inocentemente Adrián.

-Está bien Pequeñín, tendré en cuenta tu consejo y trataré de no hacerle ningún mal a mi amigo, ¡que Tanto cuida de mí!- le contesté mientras afirmaba con mi voz mis últimas palabras dirigidas subliminalmente hacia mi amante celoso.

-¡Ja ja ja! ¡Su hermano es tan gracioso pequeño Adrián!- Rio irónicamente Armando.

-¿Y cuál fue el chiste Armando?- Le preguntó confuso mi hermano.

Obviando la pregunta de mi hermano menor, Armando volvió a acariciarle el cabello de la cabeza mientras me observó nuevamente y  dijo lo siguiente:

-¡Nada es tan importante para alguien que su familia!, Por ellos mueves el cielo y la tierra para que nada malo les ocurra e  incluso sacrificas cosas importantes para ti con tal de verlos felices y a salvo de cualquier peligro. Pienso que una persona capaz de amar tan fielmente a su familia, haría cualquier cosa con tal de no verles sufrir de ninguna manera.

Estas palabras revelaban la verdad  de toda la escena  en la que participábamos tanto el, mi familia y yo. Estaba tratando de doblegar mi voluntad al decir que algo malo podría ocurrirle a mi familia si yo continuaba demostrando rebeldía e insolencia. Me chantajeaba con lo que el sabía que era mi mayor debilidad de carácter: mi devoción por mi familia. En ese momento aprete fuertemente los puños por debajo de la mesa y no logree evitar que una lagrima se derramara de uno de mis ojos debido a su  grave chantaje. Así como se escurrió  fugazmente a través de mi lagrimal, así fue la forma veloz en que me seque las lágrimas con mis manos en un intento de evitar que mi hermanito me viera en ese estado. Al mirar la manera en que reaccioné, Armando cambio la expresión severa de su rostro y mostró una expresión de compasión y vergüenza que por un breve momento le hizo mirar hacia los lados para no retroceder ante su veredicto al verme así.

Mi mama y María llegaron en el momento justo en que la incomodidad empezaba a reinar en aquella mesa. Se sentaron junto a nosotros mientras Armando las recibía y luego le daba órdenes al cocinero para que empezara a servir la cena. De esta forma la noche continuó y  María y Armando trataban de amenizar la noche con recurrentes chistes e historias de sus lugares de origen. Yo trataba de sonreír fingidamente y parecer tranquilo, pero por dentro ardía en el deseo de salir de allí con mi familia y escapar lo más lejos posible de Armando y de todos sus camarillas.  Mi mama de vez en cuando me escrutaba con la mirada tratando de intuir y confirmar que algo andaba mal en toda esa noche.

-¡Suegra, me gustaría que  pronto usted pudiera venir a vivir con nosotros junto con los hermanos de Valentín  por supuesto! Le podría construir una casa en tres meses si me dice que si a la proposición, ¿Que me dice?- le dijo Armando de repente a mi mama.-Yo Salí a su rescate.

-¡Creo que mi madre se ha encariñado mucho con su casa!, porque ella es de esas doñas sentimentales que le dan un valor importante a las cosas que han formado parte de su vida por tanto tiempo, ¿No es así mama?- Dije en conveniencia.

-Sí, así es hijo, mi casa es parte de la historia de mi vida. Luché por obtenerla en los tiempos del presidente Caldera. Allí he criado a mis muchachos y los he visto crecer, y  me sería muy difícil separarme de ella sin que me quebrante la tristeza-  dijo ella mientras sonreía amablemente a María y Armando. Luego momentáneamente volvía su mirada hacia mí para verme con aquella expresión de comprensión y complicidad que yo conocía de toda mi vida junto a ella.

-¡Esta bien suegra, usted es una mujer  echada para adelante y la admiro por eso!, pero recuerde que mi oferta siempre estará presente, no lo olvide. Todo por la familia- Le respondió y luego fugazmente me miro.

La velada transcurrió mientras María le sacaba conversación a mi madre y Armando entretenía a mi hermano con un juego de piratas en su teléfono celular. Mi madre me miró  en el instante en que María estaba distraída y le dijo Armando que iría un momento al baño  mientras le decía que yo la iba a guiar hacia allá. El aceptó  y  pronto ella y yo nos alejamos de la sala con la precaución de volver muy pronto. Estaba seguro de que quería que le aclarara toda la situación. Al estar lejos de la mirada de aquellos colombianos, ella me confrontó:

-¿Que está pasando aquí Valentín? ¿Porque Armando nos ha traído hasta acá? – me expresó con inquietud.

-¡No es nada grave mama, solo está tratando de que te vengas para acá a vivir !

-¿No me estas estas ocultando otra cosa verdad? ¿Te está tratando mal hijo? ¡Dímelo, soy tu mama!

-¡No mama! No es por eso, no te preocupes... solo hazme caso. Lo  que quiere es que te mudes donde estamos, pero nunca lo hagas, solo es eso. ¡Anda, entra al baño que yo te espero!

-¡No sé, pero esto no me convence! Veo algo extraño en tus ojos... espero que me estés diciendo la verdad Valentín, sabes que nada de esto me gusta para nada, ¡Dios mío libéranos de tanto sufrimiento!- expresó mientras se empeñaba en cerrar la puerta desde el interior del baño.

Mientras la esperaba, los nervios levemente me hacían temblar las manos. Me sentía mal por tener que mentirle sobre lo que estaba pasando.  Estaba a punto de rendirme ante el dominio de Armando Tirano, cansado de fracasar y ser aplastado por la realidad inmediata que se resistía a ceder ante mis intentos de liberación. Tan concentrado estaba pensando en aquel rincón del pasillo que no me percate que mi madre se hallaba de nuevo justo a mi lado.

-¡Valentín! ¿Qué es lo que te pasa?- me expresó repentinamente.

-¡Ah mama, porque me asustas así! ¡No te vi!

-¡Pero ni siquiera te fijaste cuando venía hacia ti!, ¡estabas como ido!

-¡Solo pensaba mama, nada más! ¡Ven, vamos a regresar!

-Hum... ¡Espera! Tengo algo que decirte, justo ahora me acorde-dijo ella mientras me tomaba del brazo.

-¡Dime!

-Nos llamó un tal “7 pis”  o algo así y dijo que era un buen amigo tuyo y me hizo asegurarte que pronto ustedes se verían de nuevo cara a cara. Además me dijo que me quería conocer y que tú le habías hablado mucho de mí y de tus hermanos. Valentín, ¿Quién es ese tal 7 pis? No que digas que es otro de tus...

-Wow... ¡es Frelser! ¡No mama! No es lo que tú piensas. Él es mi mejor amigo­. Es un muchacho que conocí cuando esta gente me reclutó. Nos llevamos muy bien y bueno, desde entonces mientras estuvimos juntos fuimos inseparables.

-Hum... Frelser entonces se llama... bueno, toma esto- me dijo y me entrego una pequeña hoja de papel con algo escrito.

-¿Es su número de teléfono?-Le pregunté emocionado.

-Me dijo que te entregara ese número y que te contactaras con él por allí.

-¡Mama es la mejor noticia  que me has dado en tantos días! , ¡No lo puedo Creer!

-¿Qué es lo que no puedes creer?- Dijo la voz potente de Armando Tirano quien terminaba de llegar hacia nosotros en aquel pasillo.-Me quede totalmente descolocado y sin habla ante su aparición.

-¡Es  por una prima de Valentín! Le he dicho que se va a casar con un muchacho que conoció en Caracas...-afirmó de repente mi madre.

  • Si... eso mismo- respondí para reafirmarlo ante Armando.

  • Hum... pues que bien por su sobrina. ¡Un día de estos se va a sorprender con una invitación a la boda de su propio hijo suegra! ¡Ya lo va a ver! – Le dijo sonriendo levemente a mi mama Raquel.

Mi mama comenzó a reír nerviosa levemente, y pidió regresar hacia la sala de reunión junto a los demás. Armando me observaba pensativo mientras retornábamos. El resto de la noche transcurrió sin mayores accidentes, salvo la ansiedad que sentía por el deseo de poder hablar con Frelser y también  por idear la manera de librar a mi familia de todo este enredo en el que me había metido.

Así llego la conclusión de la visita de mi familia y yo me despedí de ellos con un sentimiento de culpa que trataba de disimular con mi mejor sonrisa. Adrián me abrazó cariñosamente mientras se despedía de mí y luego camino ágilmente  hasta donde estaba Armando para ofrecerle el mismo cariño que me demostraba. En esas últimas semanas  mi hermanito se había apegado mucho al que consideraba como el mejor amigo de su hermano mayor.

Armando mostraba bastante simpatía por mi hermano, hasta el punto en  que había empezado a regalarle juguetes y a estar pendiente de todas sus necesidades. Le veía muy feliz y risueño mientras jugaba con  Adrián. Yo solo pensaba que tal empatía ayudaría a que Armando desistiera de hacernos daño en cualquier forma. Luego de que se cerró la puerta y solo quedamos Armando y yo, me dispuse a recuperar el territorio que había perdido. Me acerque lentamente hacia Armando, quien  terminaba de sentarse en uno de los muebles de la sala. Debía entregarme a la sumisión para obtener el tiempo para un nuevo plan.

-Lo... siento tanto Armando... perdóname, he sido un estúpido y uno de los peores- le dije mientras trataba de reflejar un rostro y una voz de total arrepentimiento.

Armando me miró inexpresivamente desde donde estaba sentado y por breves momentos su silencio me angustio increíblemente. Entonces me contestó:

-¡Venga acá!

Al ir esa orden, caminé hacia el con una ansiedad que llegaba hasta las nubes. Me seguía mirando inexpresivamente en aquel asiento donde soberbiamente meditaba en el castigo que me iba a ofrecer por indisciplina. El amor no debilitaba su responsabilidad sobre el orden del frente 8.

-¡Siéntese sobre mis piernas!- me dijo mientras las señalaba.-Con incomodidad terminé colocándome encima de él, a la vez que uno de sus brazos  envolvía mi cintura. Lo empecé a mirar expectante.

-Mire...Valentín. Usted y yo no nos hemos entendido bien durante estos últimos días, y eso ya es innegable para todos. Lo he dejado estar junto a mí porque hay sentimientos que me unen a su persona. No sabe cuánto he tenido que luchar para llegar a ser lo que soy ahora. Y  aunque no le he contado totalmente toda mi vida, porque hasta yo mismo he tratado de olvidar tantas cosas y ni siquiera hablarlas conmigo mismo, creo que es necesario que esta noche usted sepa parte de quien es Armando Tirano _Hace una pausa breve_ Su hombre desde pequeño fue criado para luchar y para matar; Toda mi infancia la viví en medio de enfrentamientos con el ejército de Colombia, las prácticas de tiro, en el silencio de la desconfianza y huyendo con mi padre y mi madre cada vez que nos intentaba emboscar el gobierno en sus ataques sorpresas.

Fui educado bajo la dura mano de mi padre... un hombre tan frio como el hielo... y tan Tirano como nuestro apellido. No puedo olvidar las cosas que me obligo hacer con la excusa de “que estaba formando mi carácter de revolucionario” y de las privaciones del sueño debido a las largas jornadas de entrenamiento a las que me sometía en aquellos montes salvajes del Guainía. El... mi padre, me mostró lo que es el dolor, la privación, el temple del hombre de armas y la vocación de un ser humano hecho para servir a la revolución. No me formó para ser como todo los hombres, me hizo para ser una máquina de guerra, sin sentimientos y sin compasión.

Llegué a mi juventud siendo tan  templado de carácter como él y  descargando ese enorme deseo de macho que me empezaba a dominar con cuantas muchachitas lindas y niños guapos me consiguiera en el camino. Lo tenía todo: poder, orgullo, honor, dinero, placer... pero siempre sentí que me faltaba algo, y para no pensar en ello lo compensaba sumergiéndome mas en el trabajo militar.  Temía volverme débil, porque eso significaría mi perdición, así me lo repetía mi padre constantemente: “Un revolucionario no debe demostrar debilidad ante el enemigo ni ante la tropa”, decía. Entendí que había una debilidad en mí... por lo que  me llené de tanta ira, que muchas veces descargué mi frustración con los enemigos y con mucha gente a mí alrededor. Estaba lleno de tanto odio. No tenía con quien hablarlo, pues no confiaba en nadie. Quizás con María lo intenté y realmente me hizo sentir mejor. Pero lo que más deseaba era poder tener aquella amistad con mi padre y así poder decirle todo lo que pasaba dentro de mí, pero era imposible, él no sabía ni quería saber lo que era ser un padre.

Desde entonces vaguee dependiendo de mí mismo y de mi fuerza de voluntad. Superé aquellos días y me convertí en la imagen casi perfecta de un guerrero para la revolución. Me vine a Venezuela hace poco tiempo, rehíce mi vida aquí. Mi padre tomó otro rumbo, pero antes de marcharse me ascendió al grado militar en el que ahora estoy. Se  fue y para el no significo nada más que eso, el de confirmar al soldado preparado para continuar la lucha armada. Nunca ha habido afecto de  el hacia mí en lo que ha sido mi vida como su hijo.  Al principio no deje que eso me afectara... pero era imposible. Siento que fui criado por un animal para ser un animal. No sabía cómo vivir este martirio interno que nada lo había podido saciar... hasta que llegó usted y su familia. Ustedes me han revelado que el camino hacia la felicidad está  en la sencillez del cariño, del amor, de la devoción por la familia. A pesar de toda la mierda que se les ha venido encima, han logrado mantenerse junto gracias a la unión que hay entre ustedes. Es algo que va más allá de las circunstancias y veo que es real, que es verdadero y que es algo que siempre quise tener y no lo tuve. Ahora que lo tengo... y que lo estoy empezando a experimentar, no lo quiero dejar ir ¡Me oyó, Valentín! ¡Esto es maravilloso, tenerle a usted, tenerlos a ellos! ¡Una familia de verdad! ¡Amor como el que siempre quise! ¿Lo entiende?- Me dijo finalmente y con la voz conmovida.- las  lágrimas empezaron a emerger desde el fondo del alma de Armando _Aun era un ser humano_.

No fingí aquella compasión con que lo abrace fuertemente y llore junto a él en ese momento de confesión tan crucial en nuestras vidas. Por fin algo real de él se mostraba ante mí y era honestamente la historia de un niño solitario que únicamente buscaba ser amado  y aceptado verdaderamente por alguien por primera vez en su vida. Armando buscaba alivio en mi calor y yo se lo ofreció solidariamente para su consolación. Atrapado entre sus brazos y su cuerpo  nos besábamos salvajemente, como si a través de aquellos besos pudiésemos extraer desde el fondo de nuestros corazones todo el sufrimiento y tristeza que embargaron nuestras jóvenes vidas. Armando inesperadamente me levantó mientras me aferraba a él  y camino en dirección a las escaleras, hasta que terminamos  frente a la puerta de su habitación a la vez que me besaba locamente el cuello y abría desesperadamente la puerta para ingresar en su interior. Allí me hizo suyo de una manera tan apasionada  y a la vez tan tierna que me hizo agregarle más culpa a mis complicados pensamientos y realidades dentro de mí. Tú no te mereces esto, pero yo tampoco me merezco esto, fueron las reflexiones que vinieron a mi mente cuando nos recuperábamos del clímax de los maravillosos orgasmos de aquel cariñoso placer.

-¡Armando por favor... no le hagas nada a mi familia, haré lo que me pidas!-Le dije recordando repentinamente a mi familia.-Luego me aferré  a su pecho y apreté los dientes para no dejarme dominar por el temor latente reflejado en las lágrimas que luchaban por surgir.

-¡Valentín!-Dijo sorprendido mientras sus manos trataban de dirigir mi rostro para encontrarse con el suyo.

-¡Ya me has dicho que te importamos así que... ponlos a parte de nuestros problemas ¡Por favor!- le decía mientras le miraba suplicante.-Armando limpió delicadamente con una de sus manos mis lágrimas y luego me contesto serenamente:

-¡Prometa que vas a ser todo lo posible en ser el apoyo y la pareja que necesito para regir este frente militar! ¡Prométalo! ¡Yo a ninguno les quiero hacer daño, se han vuelto como mi familia!

-¡Esta bien, Lo hare!, ¡Te lo aseguro cariño, lo aseguro!

-¡Yo pierdo la razón  cuando siento que lo estoy perdiendo y  lo lamento tanto mi amor! ¡Lamento ser así de bruto contigo, pero es que te amo tanto! ¡No me gusta cuando las cosas se salen de mi control, eso me vuelve loco!

-Lo se Armando, reconozco que yo tuve la culpa, yo fui el que provocó que tu reaccionaras de esa forma. Yo también tengo cosas que debo cambiar y lo reconozco.

-¡Y sé que aprenderemos a ser mejores si en el camino cambiamos juntos!

-Sí, creo que... es la mejor forma, cambiar junto a la persona que estimas.

-Valentín... debo decirle algo.

-¿Qué es?

-Vea amor... yo lo amo mucho  y eso usted no lo puede poner en duda ¿Cierto?

-No, claro que no.

-Por eso amor... debe recordar que yo estoy a cargo de este frente  y mi deber primordial, aun por encima de mis propios deseos, es de mantener el orden y la disciplina dentro del ejército para así mantener el equilibrio. Por eso... he tenido que tomar la difícil decisión como teniente coronel  de... promulgar la disciplina como parte de mi responsabilidad como jefe y autoridad de este régimen. Esto es necesario  y espero que desde su consideración y conciencia, entienda porque estoy haciendo esto.

-¿Que me estas queriendo decir con todo esto Armando?- le dije con un nudo en la garganta.

-Lo que le quiero decir mi amor es que... he decidido por el bien de usted y mío.  Prohibirle relacionarse por un tiempo con el soldado Mauricio Ballesteros. Desde ahora tendrá escoltas que le cuidaran en sus tiempos libres. Le decomisaré el teléfono por unos cuantos días y... tendré que removerlo a la fila de los cabos en las paradas de la mañana. Lo lamento mucho... mi autoridad se sostiene en la obediencia y respeto de mis subalternos... no puedo demostrar debilidad en mi mando, así son las cosas dentro de los elenos y espero que lo comprenda.-Me quedé sin habla por unos momentos y en vez de sentir tristeza, lo que experimente fue un gran descontento así que hice lo posible por dominarme.

-Armando... te tengo mucho cariño, y sé que lo que has decidido yo me lo he ganado por mi indisciplina y eso lo entiendo. Pero ahora no me siento contento por esto y tengo ganas de darte un puñetazo, te lo confieso. Ahora te pido que me dejes ir de tu habitación  para poder calmarme en mi habitación... por favor- le respondí con la mayor cordialidad en mi voz.

-De acuerdo mi vida, discúlpeme. Te amo, no lo olvide- Luego me beso cariñosamente mi muñeca entre sus manos y me dejo ir.

Esa noche  me costó conciliar el sueño en la cama de mi habitación debido a la molestia. Pero en la madrugada entendí que era mejor someterme momentáneamente a su voluntad que seguir jugando en su contra, ya que en realidad traería como resultado el empeoramiento de mi situación. Desde ese día hasta el momento en que ahora estoy saliendo del auto junto a María, me sometí a Armando de tal forma que en menos de dos semanas por lo menos volví a recuperar el teléfono celular y me pude comunicar con Frelser. Mi corazón salto por dentro al ver sus respuestas en los mensajes. Me dijo que faltaba poco para que él y yo pudiéramos volver a vernos aunque nunca me decía de qué manera.

Además me decía que me extrañaba y que me amaba, y que le hacía mucha falta y cosas similarmente tiernas. Solo puedo decir que los días que siguieron se volvieron más dichosos para mí gracias a las palabras de Frelser a través de los mensajes. Armando no lo sospechaba, a pesar de que la privacidad de mis tiempos libres era dificultosa,  a menos que estuviera dentro de mi habitación. Siempre borraba todos los mensajes y eliminaba todo registro de su número.

De regreso a mi realidad inmediata, Íbamos acompañados de escoltas que por órdenes de María se mantenían en una distancia prudente mientras nos dirigíamos a reunirnos con los enviados de cada comandante de los frentes ELN.

Estando junto a ellos, pude comprender a través de sus palabras de temor y molestia, que aquella reunión se había dispuesto para hablar de temas  que iban más allá de un simple acuerdo sobre la distribución de la carne de cerdo entre los frentes. Allí me enteré que habían grandes conflictos de poder interno. Cosas referentes a la codicia por el dinero y el poder dentro del liderazgo paramilitar. Oí comentar que recién habían asesinado a un líder guerrillero en el Estado Apure por ocultar su malversación de dinero y pretender desequilibrar la fuerza paramilitar en la región. También hablaron de que supuestamente la CIA y la inteligencia militar colombiana estaba introduciendo agentes dentro de Venezuela para infiltrarse de ser posible dentro de las guerrillas y sacar información vital. Estaban molestos por habían algunos comandos  de los guardias nacionales que estaban incumpliendo el acuerdo que el gobierno había pactado con ellos, y que se trataba sobre la no interferencia o agresión contra los grupos paramilitares por parte de todo efectivo de seguridad del gobierno nacional. Algunos insurgentes dentro de las filas de la guardia de Venezuela, estaban desobedeciendo por la codicia de apropiarse de negocio de la extracción del oro ilegal en las minas, el tráfico de combustible y el contrabando de drogas.

No había entre ellos compañerismos ni lealtades. Solo se observaba desconfianza y reproches entre algunos de ellos. Lo único que los unía era la circunstancia de su lucha indefinida y el deseo de aplastar a sus enemigos. Allí se encontraban, absorbidos en la discusión de sus propios problemas cuando nadie nos previno de una ráfaga de tiros que nos sorprendió a todos. Todo el conglomerado de guerrilleros que acompañaban a todos sus líderes se replegaron y contraatacaron a los enemigos que  desde el fondo de varios  matorrales en medio de aquella  llanura forestada nos infringían un mordaz ataque.

-¡Valentín, debemos correr hacia el vehículo!  ¡Los compañeros nos están haciendo señas!-Me dijo ella tratando de mantener la calma.

-¿María donde esta Arévalo? ¡No lo puedo dejar aquí!...

Las ráfagas de balas seguían lleno de aquí para allá, así que teníamos que correr y agacharnos para poder ir acercándonos hacia el vehículo. En la lejanía vi a Arévalo disparando contra los enemigos reguardados en los matorrales. Le llamee a viva voz por su nombre y el volvió a mirarme justo en el momento en que le indicaba con señas que regresara hacia nosotros. El muchacho corrió y esquivo cualquier riego hasta que casi llegando al vehículo, unas balas le alcanzaron y le hicieron caer en el suelo  arenoso y gris.

-¡Arévalo!- Le grite fuertemente y corrí sin pensar hacia donde había caído.

-¡Valentín!, ¡Regresa!- Me gritó María desesperada.

No le hice caso y logree llegar hasta donde estaba Arévalo. Lo ayudé a levantarse del suelo y pude comprobar que el uniforme militar sobre su pecho estaba tiñéndose de un rojo  pasión.

-¡Lo han herido María, tenemos que llevarlo urgente a la base!-Le dije a mi compañera una vez que llegue al automóvil.

-¡Súbalo, allá le atenderán! ¡Debemos irnos!- Me dijo apresurada.

Recorrimos la carretera de tierra hasta que unos minutos después nos alejamos lo suficiente de la zona del enfrentamiento. El guerrillero que conducía el vehículo iba apretando el acelerador para alejarse lo más lejos posible del enfrentamiento, hasta que a unos 50 metros más adelante en la carretera, el diviso un bloqueo en el camino. Un gran tronco de madera estaba obstaculizando el paso. El conductor tuvo que desacelerar rápidamente en un intento vano de flanquear el obstáculo por los bordes de la carretera, cuando ya muy tarde se dio cuenta de que los lados estaban infestados de objetos afilados que pronto pincharon y desinflaron las ruedas del vehículo. Éramos 5 personas: tres escoltas, que entre ellos estaba el herido Arévalo, María y yo. Pronto alguien nos gritó desde una arboleda cercana a que saliéramos del vehículo.

En un intento estúpido y desesperado por querernos defender de nuestros enemigos, el conductor salió del vehículo disparando aleatoriamente hacia el origen de la orden. En menos de 1 minuto los enemigos lo fulminaron a balazos.

-¡Carajo, salgan del vehículo y no intenten disparar de nuevo! ¡Están rodeados!- Gritó la voz grave con una furia en sus palabras.

María, el otro escolta y yo, salimos lentamente con las manos levantadas. De esa forma fuimos atrapados por un grupo de 8 guardias nacionales quienes llevaban unas cubre rostros   negros en sus cabezas para cubrirles sus identidades. Le rogué al que parecía ser el líder del grupo y el que me nos había advertido no atacarles, para que ayudara a Arévalo quien se encontraba herido por balas en su hombro derecho y también en su pierna _Después de muchos ruegos accedió_. Voltee mi vista por el ruido y por la llegada de tres motorizados de los guardias nacionales, quienes después de unos minutos nos observaban atentamente bajo sus máscaras de tela oscura. Sentí  un extraño estremecimiento al mirar al que estaba en medio de ellos. Era una sensación como si de repente este desconocido enmascarado pudiera ser alguien que tal vez conociera. Era alto, y estaba erguido mirándonos también a nosotros. Por unos momentos  supuse que estaba dirigiendo su mirada sobre mí, no lo sé, era como un aviso de mi sexto sentido quizás.

Nos hicieron subir en un vehículo Pick up oscuro que emergía desde las entrañas del monte. Nos cubrieron las cabezas y la vista para que no miráramos hacia donde nos llevaban y por segunda vez en mucho tiempo volví a ser llevado contra mi voluntad por un grupo de personas que desconocía, muy a pesar de  que eran parte del Ejército de Venezuela. Solo sé que paso mucho tiempo hasta que por fin  se detuvieron en algún lugar y nos bajaron del  carro para después guiarnos con mucha dificultad para subir en una embarcación fluvial predispuesta en la orilla de algún rio, que probablemente fuera el rio Orinoco, el Cataniapo o cualquiera de los ríos menores que vinieran después de ellos. Una vez que nos acomodaron a todos dentro de la embarcación encendieron el motor fuera de borda y emprendimos nuevamente el recorrido a través de ese rio hacia un destino desconocido.

-¡Arévalo! ¿Estás ahí?-Pregunté preocupado por mi paisano.

-Aquí... estoy Valentín, estoy bien- me dijo débilmente.

-Tranquilo Valentín, cuando lleguemos con los jefes de esta gente, podremos intentar llegar a un acuerdo que nos beneficie a todos, guarde la calma- me dijo una  valiente María.

-Me preocupa la  manera en que  este reaccionando Armando ante esta eventualidad- le dije a María.

  • No debe estar nada tranquilo, pero no se preocupe. Armando no es de esos hombres que no se rinde ante los problemas difíciles- Me dijo ella segura.

-Eso lo puedo espera de él.

Estuvimos  un tiempo menor navegando en aquel transporte  del que habíamos tardado en recorrer por tierra. Al final, arribamos en algún lugar desconocido en la otra orilla del rio y fue después de ser nuevamente llevados en otro vehículo, que por fin pudimos ver  la luz en un campamento improvisado en algún lugar de la frontera entre Colombia y Venezuela. Nos costó mucho a todos para volver adaptarnos a la luz que se nos había negado por tanto tiempo. Ya era de noche por lo poco que podía comprender a través de mi vista confusa.

-Venga conmigo- Me dijo uno de los guardias encapuchados mientras me tomaba del brazo.

-¡Un guardia con acento Colombiano! ¿Cómo es eso? – Dije interiormente.

-¿A dónde me llevan? ¿Qué me van a hacer?- Dije defendiéndome.

-Guarde silencio y obedezca. Coopere y no le va a pasar nada que usted no quiera- me dijo escuetamente.

-No le hagan daño por favor, estoy segura de que podemos llegar a un acuerdo. Todo se arregla hablando educadamente señores- Dijo María dominando la situación.

-Estoy seguro que todos podremos llegar a buenos términos cuando nos pongamos de acuerdo. No se preocupe señorita, su compañero será tratado con mucha cortesía- Le dijo uno de los falsos guardias que en ese momento se empezaba a quitar aquella mascara negra que le cubría el rostro.- Veía atentamente a María mientras le sonreía y le coqueteaba con los ojos.

-Tenemos a un compañero herido por balas, necesita ser tratado urgentemente- les dije mientras era llevado por aquel falso guardia nacional.

-Yo me encargare de todo Valentín, Tire la piedra lejos de las montañas (un término codificado que significa: no hables nada que ponga en peligro la organización paramilitar)- me dijo finalmente María.-Yo solo asentí levemente.

Me llevaron fuera de esa tienda militar hacia una gran choza de palma con forma cuadrada, típica de la etnia Jivi. Allí me sentaron en una silla azul de plástico mientras aquel hombre me dijo que esperara y guardara la calma. Alguien de ellos me trajo una botella plástica de agua embotellada. Volví a experimentar aquella  sensación de estar volviendo a pasar por lo mismo. Fui llevado contra mi voluntad. Luego vine a parar otra vez en un lugar solitario donde esperaba algo o a alguien sin saberlo claramente. Aquella vez Armando fue la sorpresa, ahora  no sabía que seria.

-Teniente, el esta aquí- dijo la voz del hombre que me escoltó y que se hallaba cuidando desde la parte de afuera de la estructura. Le habló a alguien que había llegado.

No escuché respuesta de parte del otro individuo. Pero por un momento sentí pasos agitarse en medio de la penumbra de afuera de la choza. Alguien ingresó lentamente y la figura de un hombre vestido de Guardia Nacional  y con una alta estatura se vislumbró. Lo rebobiné en mi mente, era el mismo sujeto que nos estaba mirando junto a sus compañeros hace horas atrás. No lo podía creer, era otra vez el, ¿Podría ser...?

-Fre... ¡Frelser!- Dije casi seguro.-EL hombre se quitó la máscara oscura y la verdad salió a la luz.

-¡Mi Valentín!

La vida y Dios volvían a torcer la balanza de mi mundo  con una repetición de hechos totalmente irónica. Un blanco y negro, que  volvía a estremecer la realidad y los sentidos de mi existencia.

#Nota:Gracias a todos los que esperaron con gran paciencia el regreso de este relato basado en la realidad politica y social de las fronteras venezolanas en la actualidad. Me he tomado mi tiempo para recolectar informacion  e idear un trabajo mas fidedigno con la realidad. Gracias de Nuevo por Esperar.

James Fighter.