Luchas Venezolanas (Capitulo. I)

Esta es una historia basada en la realidad del sufriente pueblo venezolano; representada en la vida de Valentin Guerrero, un joven venezolano,que se vera envuelto en el suceso mas terrible de su vida, del que nunca imagino llegar a vivir. Te invito a conocer su historia; es el la voz de una nación.

Luchas venezolanas: (Capitulo. I)

Amar es sufrir la traición y el engaño”

Venezuela, País de mil maravillas naturales, tierra aborigen, hogar de hijos de los pueblos del mundo, siempre ha sido como lo denomino el personaje que le puso nombre al país, “Una pequeña Venecia”, un paraíso para las almas marcadas por el dolor, un hogar donde hallaron consuelo y descanso, millares de hombres y mujeres que arribaron a esta tierra, buscando la esperanza de un mejor futuro; pueblos europeos, asiáticos, africanos y americanos, construyeron a lo largo de 200 años, una nación de familias emparentadas con muchas culturas del mundo. Es así, que hasta el día de hoy, se nos ha caracterizado ante los demás pueblos, por ser una nación amable con  todos los extranjeros que  a lo largo de nuestra historia han arribado a estos sitios por diversos motivos.

Hace unas décadas, el descubrimiento del petróleo, y su auge como el baluarte de nuestra economía, atrajo oleadas de hombres y mujeres provenientes de todas partes del mundo; pronto las almas de muchos de esos hombres, quedaron prendadas permanentemente bajo  el hechizo del romance; hijos de matrimonios de razas diversas, dieron luz al criollo venezolano, concebido en el seno de esta amada tierra.

Debido a esto; hallaras a lo largo de todo el territorio, hombres y mujeres venezolanos  de distintos rostros y colores; desde el prototipo de hombre caucásico europeo, de piel blanca y ojos claros, al aborigen moreno y de pelo liso con ojos achinados, hasta el negrito de ojos oscuros  y piel café; así como una mezcla de todas estas, con resultados exóticos y peculiares. Todas estas diversidades de origen, también tienen mayores concentraciones raciales, dependiendo de la región donde arribo el fenómeno.

Por ejemplo, uno de los mayores números de venezolanos de piel blanca y apariencia europea, se asientan en la zona central, es decir donde se hallan las ciudades principales y más pobladas de la nación; esto debido a como se describió anteriormente, a causa de la búsqueda de mayores posibilidades de buenos empleos relacionados con el auge petrolero que impulso a muchos europeos a asentarse en dicha región nada más arribar al país; tanto es así, que hoy en día, se considera a Venezuela, como país de gentilicio urbano, es decir, el 80% o más de la población, vive en las grandes ciudades.

A finales del siglo pasado, por causa del descubrimiento del petróleo, el país próspero, y dejo de ser una nación agrícola y rural, para tornarse en una economía en auge y de constantes cambios sociales y de modernización.  Esto atrajo, bienestar y estatus  en comparación a otros pueblos, pero nos originó nuevos males; y estos derivan de lo que aquí llamamos “La maldición del oro negro”. Las luchas por el control del poder, empoderaron en el mando de los asuntos políticos de la nación, a hombres arrogantes, egoístas y codiciosos, que no satisfechos con el poder que poseían; tramaron perpetuar hegemónicamente, su dirección ideológica  sobre el país, no importándoles muchas veces, el bienestar de todas los demás hermanos venezolanos, que estaban abrigados en su voto de confianza para que administraran sabiamente  los recursos de todos.

Las intrigas políticas internas por el control, involucraron pronto a otros círculos de poderosos  extranjeros, que sedientos por poner su mano en las riquezas de la nación, sembraron parte de las raíces del caos y el veneno que ahora en la actualidad nos carcome lentamente. Todo por el poder, púes así es la naturaleza humana, voraz, insatisfecha, avara y malvada. Malas administraciones de políticos elitistas de derecha, cansaron a una nación, golpeada por la pobreza y la desigualdad. Por lo que esto dirigió a todos a los venezolanos a la manos de hombres mucho peores que los ya, nos dirigían y manipulaban. Fuimos arropados por las garras  terribles del comunismo, esta ideología política y sectaria, causante de males, que había traído muerte y dictadura, a muchas otras naciones hermanas anteriormente.

Y allí estaba, había entrado a nuestro hogar, de la mano de Hugo Chávez como su abanderado. Muchas décadas atrás, habían querido lograr lo que ahora obtuvieron  con Chávez, pero aun no tenían la suficiente fuerza, debían estar aun en las sombras. Cuba, la principal y el mayor bastión del comunismo de América, lideraba el plan para la conquista de la nación. Su maquinaria sanguinaria y despiadada, dirigió su mirada a la rica Venezuela, y la coloco con uno de sus principales objetivos a alcanzar.

Intentaron formar guerrillas comunistas dentro del país, pero no prospero como deseaban, así que colocaron  la mirada en los políticos; en aquellos tiempos el comunismo era considerado como un pensamiento altamente peligroso, así que no se hablaba abiertamente sobre él. Sin embargo, se infiltro dentro de las bases, y arropo a  lideres emergentes y encumbrados en la política del país; convenció a hombres, que creyeron en el sueño utópico de un mundo donde los seres humanos vivieran en armonía, disfrutando de una felicidad igualitaria y  justa para todos, aunque otros se anexaron a ella por la promesa de dominio e intereses viles.

Al final, ahora se llegó a un punto sin retorno, donde en este momento nos encontramos todos los que pertenecemos a este pueblo. Durante casi 21 años, hemos sido golpeados por el yugo déspota e inhumano del comunismo; aunque en un principio se disfrazó falsamente ante los venezolanos como un salvador, fomentando  con obras sociales, el pensamiento de que era un padre dedicado a cuidar del bienestar de sus hijos; al pasar de un tiempo, nos maltrató y abuso de todos nosotros, mientras que a la vez nos manipulaba como lo haría un psicópata con su víctima.

Dejo de lado su falsa apariencia y mostro quien en realidad era, un mounstro insaciable de poder. Que se siente seguro, por tener dominio sobre todos nosotros; que no se inmuta de las amenazas de sus enemigos, pues se sostiene de la influencia y ayuda de aliados mucho más poderosos que  sus propios adversarios. Él sabe del dolor que está causando sobre quienes él se hace cargo, pero no lo conmueve, para él, es más importante mantener el control, no importando los costos.

Todo el aparataje de su política de dominio y control, neciamente ha permitido el surgimiento de la anarquía; otorgando particularmente poderes y privilegios a hombres crueles con inclinaciones a la violencia y a la degradación moral, estos en poco tiempo se han tornado en caudillos y regentes por fuera de la ley, de  distintos territorios  a lo  largo de este país. Entre ellos, se destaca un  poderoso grupo de líderes Guerrilleros extranjeros provenientes de Colombia, que rigen los estados (Provincias) fronterizos de Venezuela. Entraron a nuestras tierras como un caballo de Troya, pues el gobierno se alió con ellos, ya que poseían ideologías en común, y su asesores eran el mismos.

Oleadas de Guerrilleros Comunistas de origen colombiano, cruzaron el otro lado del rio, y asentaron sus bases entre los indefensos pobladores. En un abrir y cerrar de ojos, están actualmente infiltrados en todos los lugares, vigilando y cuidando sus intereses, bajo el auspicio de la presidencia comunista venezolana, quienes por su falta de razonamiento, en este momento ya no pueden detener su avance. Andan libremente a la vista de todos nosotros, sembrando el miedo, y tomando vidas humanas; unas para ser usadas como parte de ejército sectario y asesino, y otras para ser olvidadas bajo una injusta y miserable tumba fría.

Ahora, es desde este parte  donde se inicia la historia que he de relatarles, está basada e inspirada en el día a día de la realidad que nos toca enfrentar como venezolanos; el propósito de este relato, es que todos  ustedes, hermanos, como seres pensantes, se den cuenta de la  capacidad del hombre para destruirse a sí mismo, y de tender hacia el lado del mal, que trae como consecuencia, sufrimiento y muerte donde quiera que arribe. Y finalmente dirigirles a reflexionar sobre nuestro papel individual para cambiar la realidad a nuestro alrededor, empezando por nosotros mismos.

Quizá otro se pueda imponer sobre nosotros apuntándonos con un arma, pero sepan, y esto yo lo sé, que nadie absolutamente, ni siquiera el mismísimo santo Dios, puede imponerse sobre la libertad de  tu mente ni de lo que piensas y decides.

Esta historia está dedicada a todos los venezolanos luchadores, hijos de esta nación, que a pesar de todas las circunstancias y sufrimientos que se abaten sobre nuestro diario vivir, aun mantenemos un espíritu vivo y esperanzado en un mejor futuro, donde no exista más un gobierno comunista ni la anarquía, donde podamos amar en libertad, y mantener perpetuamente la llama de fe que nuestros padres provenientes de todas las naciones del mundo, preservaron en la construcción de este país. ¡Viva la libertad de nuestras mentes, abajo la tiranía del mal!

“La lucha del  joven venezolano Valentín Guerrero”

Ha amanecido y empieza una nueva sobrevivencia diaria en mi vida, ayer justamente  acababa de colocar un alto a mis estudios universitarios, me he quedado sin recursos suficientes para costear el pago del semestre próximo, la cantidad que exige esta cuota, es insostenible, si hace una semana, tenía un monto menor y ahora cuesta más de lo que puedo cancelar; es algo típico de este país, todas las semanas la hiperinflación nos golpea como un cruel  amo; me he quedado sin dinero suficiente, solo tengo para comer a medias, hoy me siento triste.

Hace tiempo que no compro ropa nueva, mis zapatos necesitaran pronto ser reemplazados, el costo de la renta de mi plan de datos del teléfono móvil ha subido de precio nuevamente, y si, se ha ido de nuevo la pésima señal de teléfono y el internet. Tengo que salir al centro del comercio de Puerto Ayacucho, la ciudad principal y la capital del estado venezolano fronterizo donde vivo, estoy decidido a obtener un empleo donde lo logre conseguir; aunque me siento dolido al no poder seguir estudiando; sé que si no trabajo pronto, seré una carga para mi familia, y la carencia para adquirir alimentos será mayor. Mi madre ha llorado de la impotencia, pues sabe que aunque me quisiera ayudar, no puede, siendo ella una profesora con empleo, ni aun mis propios familiares que se hayan en la misma semejante condición; simplemente el dinero no vale nada.

He tenido tiempo atrás, episodios de depresión, ha sido duro salir adelante, la vida del venezolano particular es ruda, hay días en que comes parcialmente bien, así como hay días donde solo hay en el plato una pequeña porción de arroz puro. Me veo sin esperanza, pienso, si estudio y me logro graduar, igual viviré como un miserable, pues el sueldo de lo que trabaje no me alcanzara sino para comprar dos productos alimenticios y para nada más, y si no estudio, quedare como un ignorante sin carrera, que es en lo que no me quiero convertir. Debo agregar, que la forma en que se rebuscan algunas personas en este lugar, es a través de negocios ilegales y peligrosos.

Muchos jóvenes como yo, para suplir las necesidades básicas que nos lleva a la desesperación, hayan trabajos como peones en el tráfico ilegal de gasolina, de drogas, se sumergen en la delincuencia, el caso de las muchachas, de vender sus cuerpos para obtener el dinero que tanto necesitan; pero lo peor de todo, es que algunos de ellos son atrapados por la maliciosas causas de los grupos armados irregulares, es decir la guerrilla (FARC, ELN) proveniente de Colombia.

Tengo miedo de ceder ante la presión de mi realidad e incursionar en alguno de esos peligrosos y bajos mundos; pienso bien las cosas; provengo de una familia de clase media, ahora llevada a la pobreza al igual que todos por el comunismo; mi madre, quien me ha criado, me ha inculcado buenos valores, y me ha aconsejado que debo estudiar y ser un buen ciudadano de mi nación. Muchas  veces he deseado irme de este país, aunque en el fondo no lo quiero hacer.

Pero no estoy legal, mi pasaporte esta expirado, y el costo para renovarlo es imposible de costear; además he oído de familiares y conocidos, que muchos de sus parientes y amigos que se han ido a otros países se las han visto difícil, pues ha surgido una ola de discriminación y abuso laboral contra nosotros los venezolanos, y cada vez cuesta más, que se nos brinde  una mano solidaria, pues se nos tilda de extranjeros y ladrones; así que escuchando esto, me he retenido de dar aquel salto hacia lo incierto.

Acabo de llegar a duras penas al centro de la cuidad, el transporte a  estado pésimo y pesado como siempre, todos se quieren ir de las paradas lo más pronto posible, debido a que la alta demanda de transporte no es suplida satisfactoriamente por las pocas unidades disponibles de buses, pues aquí hablar de irse en taxi, es un privilegio para unos pocos.

Recorro a lo largo de mucho tiempo varias tiendas y negocios, preguntando por empleo, pero en todos estos locales, la respuesta es negativa, hasta que casi dándome por vencido, llego a un negocio, que es un sitio grande, que integra una panadería, una licorería, y un restaurant. Allí me acerco hacia una mujer de rostro amable a la cual le pregunto:

-Buenas días señora, disculpe, mi nombre es Valentín, tengo 21 años, y estoy buscando empleo, de verdad necesito trabajar, usted sabe cómo está la cosa de difícil en estos días, ¿está buscando empleados en este momento?

La señora me mira inexpresivamente, luego de un momento viéndome, me dice que espere que va a consultarlo con el jefe; me le quedo mirando mientras ella se dirige a una habitación interna dentro de aquel recinto; a mi alrededor está el bullicio de   personas hablando, carros, motos y demás tipos de vehículos en movimiento.

Ella regresa y me dice que pase a la habitación a donde ella fue, que allí está el dueño del negocio esperándome. Le agradezco y me dirijo rumbo a aquel sitio; la puerta está abierta, así que cautelosamente entro por ella. Allí me encuentro con un hombre sentado detrás de un escritorio, esta con sus ojos puesto en su teléfono móvil. Cuando nota mi presencia, se levanta y amigablemente me da la mano, dándome la bienvenida; noto de inmediato que es colombiano, pues su acento lo delata; este hombre me dice que puede darme trabajo, pero necesita el currículo y demás documentos requeridos según el empleo, seguido de que le diga quién soy yo y de los motivos que le impulsaron a buscar  oficio siendo un joven.

Le comienzo a explicar mi situación, y no me cohíbo de darle detalles, al fin y al cabo, necesito esta oportunidad urgentemente. El hombre asiente y me dice que lo comprende. Me sonríe, y abriendo un cajón al fondo de su escritorio, saca un sobre blanco abultado, y de él, extrae dinero en efectivo, lo cuenta y me dice que eso es para mí, que es un adelanto, y que lo use para movilizarme al negocio, que desde mañana mismo empiezo a trabajar con ellos. Apenado pero contento, tomo aquellos billetes de sus manos, y con sincero agradecimiento le estrecho su mano. Él me dice:

-Niño Valentín, no se vaya sin antes decirle como me llamo, mi nombre es Martin Cedeño para servirle.

´´Me despido cordialmente de señor Martin, y luego prosigo mi regreso, no sin antes usar algo del sustancioso dinero que mí ahora jefe me otorgo, para comprar algún artículo alimenticio para mi casa, sin duda mi madre, que se llama Raquel, estará muy contenta con esto, comeremos en este día, mejor que ayer.

Obviamente tengo mis dudas, todo el mundo en Puerto Ayacucho duda de los colombianos, uno no puede discernir totalmente si está tratando con un simple paisa (diminutivo para referimos a ellos) o con un guerrillero vestido de civil. Aun así, le daré una oportunidad, aparenta ser una buena persona.  Al llegar a casa, mis dos hermanos me saludan, me recibe mi madre, y me pregunta cómo me fue con la búsqueda de empleo. Le muestro los artículos alimenticios que guardo en mi raída mochila  y le digo su origen, ella se asombra, y me mira entre contenta y preocupada. Ella prosigue a preguntarme:

-¿Y ese señor te dio esa cantidad de dinero así nada más? Me preocupa eso Valentín, nadie regala dinero por regalar, y más en estos tiempos, me da mala espina esto hijo

La tranquilizo y le explico que yo le conté de nuestras necesidades, y aquel  hombre decidió echarnos una mano, simplemente eso. Ella me mira con incredulidad, trata de insistir, pero luego, resignada por mi convicción de comenzar el empleo, me deja en paz. Así concluye este día, con lo que  considero un éxito personal, mañana habrá una oportunidad que me brindara ayuda en medio de tantas carencias, agradezco mucho la amabilidad del señor Martin, veía difícil conseguir lo que ahora tengo, voy a dar lo mejor de mí.

Salí lo más temprano posible de mi hogar, para llegar a tiempo a mi nuevo empleo, no quería llegar tarde a causa del pésimo transporte. Así que con todas las previsiones tomadas, llegue justo a tiempo para el comienzo del primer día de jornada. Me presente ante la señora a quien le pregunte por disponibilidad de empleo, pues el señor Martin Cedeño, me indico que Marcia, que es como se llamaba la señora, me ubicaría en el lugar y el trabajo que iba a realizar.

Ella me dirigió a hacia el espacio donde se hallaba el restaurant y a la vez, panadería. Allí me señalo, que mi oficio sería el de mesero, y ayudaría en la limpieza del sitio. Me presento al encargado de dirigir aquella sección, para luego irse, diciéndome que estaría pendiente de mí, que rindiera lo mejor posible, pues no era común que don Martin diera oportunidades como las que me dio

Asentí, y me puse manos a la obra, atendiendo las órdenes de mi exigente jefe. Allí no estaba solo, había otros jóvenes como yo, aunque  abundaban más muchachas que muchachos. En el transcurso del horario de trabajo, coincidí con los demás empleados, y me fueron conociendo; así paso mi primer día; hubo mucho ajetreo durante toda mi jornada, sino estaba colocando los platos servidos en las mesas de los clientes,  estaba de ayudante en el fregadero de platos.

Pasaron los días y me fui adaptando a la rutina del empleo; mis compañeros de trabajo, alcanzaron mayor confianza conmigo, y la relación con todo el personal me resulto más cercana. El señor Martin, de vez en cuando pasaba por el restaurant/Panadería y nos saludaba amigablemente. Un día llego con una caja; se acercó a mí, y me la entrego. Era una caja de zapatos. Emocionado, le agradecí con todas mis fuerzas. El con una sonrisa en los labios, se sintió satisfecho y me dijo:

-Niño Valentín, es usted un chamin muy dulce; créame que le comprendo, y no se preocupe, mientras trabaje para mí, no le va a faltar la paga por su esfuerzo. – su acento paisa era muy marcado.

Mientras se iba, pensé en lo comprensivo que era aquel hombre, jamás en estos días, nadie había  sido tan cordial conmigo; estrenaría zapatos nuevos, hace tiempo que no me daba tal lujo, y más que eso, era una necesidad suplida, lloré de la emoción.

Desde aquel comienzo, aquel hombre, empezó a otorgarme obsequios, entre ellos ropa nueva, y artículos personales. Me decía que si necesitaba dinero extra, que le dijera y él lo anexionaría como crédito.  Pasó alrededor de 3 meses, y ya estaba más que acostumbrado al trabajo. Gente salía y entraba del negocio todo el tiempo, al analizar la clientela que siempre nos visitaba, pude concluir que en su mayoría, eran personas que Vivian del comercio a pequeña escala, vendedores de frontera, como gente involucrada en quien sabe que turbulentos negocios. Los que llegaban al sitio que veía que no eran ese tipo de gente, solo venían a comprar pan, aunque en realidad era poco lo que podían adquirir, pues el alto costo de un solo pan era injusto para el bolsillo del pobre que sobrevive del puro sueldo laboral y ayudas del gobierno.

Un día lunes, acaba de llegar al negocio, y el jefe de la sección, me dijo que íbamos a atender a un grupo de hombres importantes. Esperaba que diera la mejor atención posible. Me pregunte internamente, quienes serían tales personajes. Cumplí con todos mis deberes, hasta que un en momento del día, llegaron aquellos hombres; eran aproximadamente, unas 17 personas, en su mayoría hombres, y unas 4 mujeres.

Fueron recibidos por el jefe de la sección, y este les ubico en las mesas requeridas para acomodar a todo aquel grupo. Eran hombres de distintos rasgos y apariencias, unos, de rostros caucásicos, otros eran mestizos, no eran ni de piel blanca pero tampoco oscuros; también encontré que entre ellos, había unos muchachos con facciones de origen indígena, que aquí donde vivo, es predominante hallar, por ser un estado netamente poblado del mayor número de etnias aborígenes del país.

Los platos comenzaron a ser preparados para ir a sus mesas, y se nos fue indicando a mí y a mis compañeros que nos distribuyéramos el servicio. Me toco llevar una bandeja a un grupo de hombres que se hallaban en una de las mesas. Al llegar a su sitio, les sonreí y les di los buenos días, y les coloque protocolarmente sus respectivos platos. Estos asintieron y continuaron hablando, mientras a la vez me observaban, me sentía un poco incómodo por esto; Volví  nuevamente a su mesa, para entregar las bebidas, y así culmine mi servicio.

Desde lejos, les observaba muy cuidadosamente, a algunos de ellos, en especial los de piel clara, que eran de origen colombiano, su acento era muy claro mientras hablaban en la lejanía; note que sus apariencias, eran de hombres de edad madura, sin embargo uno de ellos, era un muchacho, le calcule como de más de 20 años, tenía rasgos muy refinados, él era atractivo.

Seguí con mis labores, pues era momento de servirles el postre, hecho justamente por su visita, y mientras distribuían las porciones para repartirlas, se me indico que fuera a recoger los platos, vasos y utensilios, que el grupo había dejado al finalizar. Así dirigí mis pasos hacia las mesas, pedí permiso, mientras empezaba a recoger la mesa del grupo de colombianos en que antes me había fijado, estos asintieron y platicaban mientras hacia la labor.

En ese instante llego el jefe Martin Cedeño hacia la mesa, y empezó a saludar afablemente a sus compatriotas; parecían tener una estrecha confianza; me vio y me saludo cortésmente, y sin poder premeditarlo, me presento ante aquellos hombres, dijo mi nombre, y el tiempo que llevaba trabajando para él, además de decir que era un buen muchacho.

Ellos me miraron, y me dijeron que era un placer conocerme, mostrando ninguna expresión en sus rostros, eran muy enigmáticos. Entre ellos, note que el muchacho de buen parecer entre ellos me miraba sin desviar su atención; seguí con mi labor y me retire a llevar mi encomienda. Al darles la espala, mi  percepción interior, supo que alguien me observaba.

Fuimos diligentes con el servicio, y casi al final de su estadía en el restaurant, estábamos  más que  hechos, mientras aquellos hombres daban las ultimas charlas para retirarse del lugar; en un momento dado, mientras  dirigía mi mirada para acomodar las servilletas en un servilletero de madera que tenía en una de mis manos, una voz masculina me sobresalto de mi concentración, y al elevar  la vista, para mi sorpresa, supe que era el atractivo muchacho colombiano que había visto, este me dijo:

-Hum.. (Carraspeo). ¡Oye man ! ¿Me puedes decir dónde está el baño?

-Eh… si, esta allá, en la segunda puerta, la de color azul- le señale y respondí cortésmente

-Gracias- me dijo con una leve sonrisa en el rostro, y luego se dirigió al lugar indicado

De todas mis compañeras y compañeros que estaban junto a mí, viene precisamente a preguntarme por un baño a mí, pensé por dentro. Seguí con lo que estaba haciendo, para luego volverle a ver frente a mí, su mirada era intensa y segura; me hablo y me volvió a dar las gracias, pero esta vez me llamo por mi nombre, me extendió su mano y me dijo su nombre; se llama Armando Tirano. Me halago por mi buena labor y dijo que le contentaba que Martin tuviera tan buen empleado. Solo sonreí y le agradecí por sus palabras. Me dijo que volvería a visitar de nuevo el lugar, pero esa próxima vez, afirmo, iría solamente él; esperaba recibir mis buenos servicios.

-Seguro, serás bienvenido por todos nosotros Armando- dije trivialmente

-Y espero que de ti también niño!, adiós- lanzo estas palabras y se fue, dándome una intensa mirada y  cortes sonrisa.

Me quede con la mente en blanco; aquel muchacho se me estaba insinuando o era mi imaginación. Le seguí con la mirada hasta que se reunió con sus paisanos, que justamente se estaban ya retirando del lugar, se montaron en unos vehículos y se retiraron. Él era atrayente, Armando como así se llamaba,  era alto; bajo aquella ropa casual pude distinguir que era un muchacho que cuidaba su físico, estaba en forma, y su rostro, era de buen parecer, de rasgos muy refinados, unos ojos miel muy hermosos.

Mis compañeras prontamente, se acercaron a mí, y me preguntaron todo sobre aquel atractivo muchacho que las tenía embelesadas; sonriendo, les conté las partes de la conversación más superficiales, además de decirles su nombre. Se prometieron que la próxima vez que el fuera al restaurant, le pedirían el what app y el Facebook. Que tontas pensé, si supieran.

Lo tenía parcialmente claro, desde mis 16 años, empecé a salir con otros chamos, y alguna que otra muchacha. Mi madre y mis hermanos y la mayoría de mi familia, no estaban enterados de mis andanzas con otros hombres. Mi mama conoció a 2 de mis fugaces novias. Para ellos, yo era todo un picaflor; entre mis conocidos y pasados amantes, yo era conocido como “Cara e´ niño”, pues aunque tenía 21 años, tenía un rostro aniñado. No  me considero “la última Pepsi-cola del desierto” como decimos aquí los venezolanos, para referirnos a las personas, prepotentes y  con el ego elevado hasta los sumos; no, simplemente creo que soy guapo, los rasgos que herede de mis padres me dieron una agradable apariencia. Soy de piel canela, de origen mestizo, pues mi madre es de padre que tiene origen español que se remonta hasta un lugar, a un asentamiento en específico llamado Palencia. En el caso de mi padre, con el que no vivo, él  es de origen indígena, perteneciente a una de las etnias del país, llamada los Puinave; así que soy una mezcla muy interesante de ambas razas.

No soy tan alto, más bien soy de estatura media; tengo el cabello liso y oscuro como la noche, y un rostro muy suave y dulce, según interpreto. En fin, soy todo un hijo de esta tierra de muchos colores. 2 semanas  transcurrieron aproximadamente desde que nos visitaron aquellas personas y olvide por completo la promesa de Armando, hasta que un día, sin esperarlo, apareció en el negocio. Saludo al jefe de la sección, a quien seguramente conocía, y luego charlo con él un rato; desde lejos, haciendo mis labores, los observaba

Vi que en un momento, mi jefe asintió, y ambos se estrecharon la mano; entonces contemple que mi intendente se acercaba donde me hallaba desempeñando mi labor; simule no darme cuenta, y el llego hasta encararme, y me dijo:

-Valentín, deja lo que estás haciendo, y vete a atender al joven que se está acomodando en aquella mesa, sírvele lo que ya mande a preparar para él; atiéndelo de la mejor manera, es un amigo del negocio. – me dijo muy seriamente como solía hablarme

  • si señor – dije mientras me acomodaba para ir a llevar la encomienda a su mesa

De camino a su encuentro, los nervios invadieron mi cuerpo, reaccionaba como todo un tonto. Quizás me trastornaba las intenciones de el para conmigo. Cuando estuve cerca, el me miro, y su hermoso rostro, dibujo una sonrisa. Dijo:

-¡ huea Valentín!, al fin nos vemos, ¿cómo has estado?, su merced ha visto que cumplido lo que dije – su acento me hizo sonreír

-.¡Epale Armando!, eh sí.. Estoy bien gracias a Dios, y claro, me doy cuenta que eres un chamo de palabra jeje, eh… Mira aquí he traído lo que has pedido, para que veas que en este lugar damos el mejor servicio a nuestros clientes, que no te quede duda, ¡disfrútalo !

  • ussp gracias, pues claro niño, eso lo sé, Martin emplea lo mejor de lo mejor, y oiga, cuando termine con esto, quisiera conversar con usted, ya he hablado con el socio, no hay ningún problema- me dijo mirándome atentamente a los ojos

Ah… ok, me parece chévere, estaré por allá cuando termines, nuevamente, ¡que los disfrutes!- dije y me retire con la expectación

Mi corazón latía más fuerte, tenía un año desde que había tenido una corta relación con otro chico, un compañero de clases de la universidad. Desde allí, no había buscado otra aventura. Hasta ahora, había disfrutado de mi sexualidad libremente, no había tomado mis relaciones en serio, todo era muy superficial, pero de un tiempo para acá, reflexione que era momento de madurar.

Paso alrededor de unos cuantos minutos, y yo me hallaba conversando con otro compañero mientras acomodábamos unos vegetales en el refrigerador, hasta que oí que él me llamaba por mi nombre. Me excuse con mi compañero, y fui directo a su mesa.  Tome su plato y demás, y le dije que lo llevaría a la losa, y después regresaría, y él estuvo de acuerdo.

Había llegado el momento de la verdad, iba a estar frente a frente con el chamo que me estaba empezando a gustar. Me senté tímidamente frente a él en la misma mesa, y le mire a los ojos. Me hablo:

-pues sí, la comida me ha parecido muy buena, y la atención de lujo, me pareces un man que se sabe apreciar- me dijo simpáticamente

-gracias, te lo agradezco mucho; Martin ha sido un gran patrón, me ha dado su respaldo cuando estaba pasando por un momento muy difícil, económicamente hablando, y bueno aquí he encontrado un alivio, me estoy esforzando para demostrarle lo agradecido que estoy…. y- el me interrumpió

  • perdóname que te interrumpa pero, déjame contestar esta llamada rapidamente- me dijo mientras tomaba el teléfono móvil de la mesa

Hablo con alguien al otro lado de la línea, con su voz asentía a algo, y tenía el rostro un poco molesto; al final colgó, suspiró, me miro,  y me pidió nuevamente disculpas, me dijo que dentro de poco tendría que retirarse, pero que tenía unos 30 minutos disponibles para que habláramos. Así que seguí relatándole mi historia de cómo llegue al negocio del señor Martin Cedeño y de lo bien que me había tratado. Armando me comprendió, y dijo luego que él tenía dos años viviendo aquí en el país, me dijo que había migrado con su padre a Venezuela desde Villavicencio, y que ahora tenían un negocio de transporte de materiales de construcción a lo largo de la extensión fluvial del rio Orinoco, y que también llevaban mercancía a las minas de oro en el interior para la venta.

Conseguí preguntarle su edad, me dijo que tenía 26 años,  y que estaba culminando su carrera de Derecho en la universidad Santa María, me sorprendí, pues yo también, hasta que deje mi carrera en veremos, estudiaba allí y jamás lo había visto. Me dijo que estudiaba en el  horario nocturno. Así que seguimos hablando un poco más el uno del otro, hasta que el tiempo acordado, finalizo nuestra conversación. Me estrecho la mano mientras me sonreía, y me dijo:

-Yo le voy a ser sincero, pues así soy, tal como es mi padre, usted me parece un chamo (usando nuestra jerga) que me gustaría seguir conociendo más, y le digo Valentín, que usted es un niño muy lindo, me gusta mucho- dijo

Me quede de piedra, no había conocido jamás a muchacho alguno, tan directo y seguro como Armando, él no era, subjetivo ni estaba con juegos ni ambigüedades, decía lo que sentía sin tapujos. Tarde un poco en responderle por la sorpresa, pero al fin le dije:

-Pues… tú también me gustas mucho Armando, y sí, yo también quiero conocerte más, espero verte otra vez- dije avergonzado

-Y me veras, es más, deme su número, y yo le daré el mío; salgamos a algún lugar la semana que viene, ¿Qué le parece?

Ya recuperado de la impresión, decidí contraatacar, y coquetee con el:

-Y que te asegura Armando… que deseo salir contigo… Eh?- dije juguetonamente

El capto mi juego y me dijo seductoramente:

-Nada más mirar cómo me estas comiendo con la mirada, me asegura  de que iras conmigo a donde sea que te lleve jajá- y se mordía sensualmente el labio inferior, lo cual me pareció muy atrayente a mas no poder.

Nos dimos los números, el guardo el suyo en mi teléfono recién regalado, cortesía de mi buen jefe Martin.  Me lo puso en la mano, mientras atrapo mi mano con la suya, por un tiempo no prudente, me miro con mucha sensualidad, y me dijo:

-Hasta luego Valentín, de mí no te vas a escapar fácilmente-  luego soltó mi mano y se fue.

Qué vergüenza aquella situación, cualquiera la hubiera podido notar; y así fue, una de las compañeras, se acercó a mí, y me dijo que no lo podía creer, ella pensaba que a Armando y a mí nos gustaban las chicas; me dijo que partiría el corazón de una de mis compañeras de trabajo, pues me dijo que ella estaba enamoradísima de mí. Lo único que pude decirle es que lo sentía, así era yo.

Aquella semana transcurrió, y mis conversaciones con Armando fueron más comunes a través de Whatt app y llamadas. Decidimos vernos un sábado en el centro de Puerto Ayacucho, nos encontraríamos en la plaza que se encontraba en las cercanías de la zona histórica. Allí nos volvimos a ver, iba muy guapo, con ropa ceñida que marcaba su buen cuerpo. Yo por supuesto no me quede atrás, iba dispuesto a conquistar a aquel chamo que me tenía fascinado. Nada más vernos y entablar conversación, sentimos una buena conexión. Las miradas nos delataban, nos deseábamos mutuamente. Me dijo que nos fuéramos a almorzar a un restaurant que a él le gustaba visitar. Así que me guio hasta donde estaba su moto, que por cierto era muy preciosa, sin duda era de una marca renombrada. Pensé, este muchacho debe ganar bastante para andar en artefactos como este.

Llegamos a un restaurant que se hallaba frente al  histórico hotel Amazonas; allí almorzábamos mientras seguíamos charlando, hasta que al final de todo; me expuso la propuesta que ya era inevitable escuchar. Dijo:

  • nos hemos llevado maravillosamente bien desde que nos conocimos, me gustas y yo te gusto, y hay un fuego de deseo ardiendo entre los dos, así que porque no disfrutar de lo que tenemos, llevémoslo al siguiente nivel, yo lo estoy deseando y sé que tú también lo deseas.- dijo esto con total seguridad

  • ¿me estas… proponiendo lo que imagino?- dije con el libido subiendo a las alturas

  • pues sí, lo has entendido bien- dijo mordiendo de nuevo sensualmente su labio inferior

-¿Y dónde lo vamos a….?- dije sin poder completar la frase

  • lo he pensado todo, podemos ir aquí al frente, hay una habitación reservada solo para nosotros dos- me dijo con sus ojos miel clavados en mi

  • no lo puedo creer jajaja- me eche a reír por la situación, el acompaño mi risa

Rápidamente salimos de aquel lugar, y emprendimos rumbo a el estacionamiento del Hotel Amazonas; me daba un poco de vergüenza que notaran  el propósito  de lo que íbamos a hacer allí. Una atenta recepcionista nos recibió, y luego de hablar Armando con ella, le entrego una llave, que indicaban el número 35. Emprendimos rumbo a la habitación, no sin antes, yo mirar atrás, y ver una sonrisa pícara en el rostro de la recepcionista.

Nada más entrar y cerrar la puerta, no hubo necesidad de hablar, Armando se abalanzo sobre mí y empezó a besarme intensamente. Yo me deje llevar por él y respondí a sus besos. Caímos uno encima del otro en la cama matrimonial de aquella habitación. El roce de su cuerpo me estaba poniendo loco; nos empezamos a quitar la ropa desesperadamente; así que ahora sin nada más que los cuerpos desnudos descubiertos, Armado se encontraba encima de mí, besando intensamente todo mi cuello, mientras rozaba su  dotado miembro contra el mío, era un amante fuertemente apasionado.

Su piel clara al estar cuerpo a cuerpo contractaba con mi piel de color canela; sus manos, eróticamente tocaban mis glúteos, me tenía atrapado con su cuerpo. Empecé a recorrer con mi lengua todo su cuerpo, empezando por su pecho, y vaya que trabajado cuerpo tenia este colombianazo; lamí sus tetillas y de allí pase a su fibrado abdomen hasta finalmente terminar en la guarida del  dotado bastón que me daría una probable lección. Tomé con mis manos su miembro y me lo dirigí a la boca, por lo que empecé a comerme aquella  portentosa obra masculina como si no hubiera mañana.

Los suspiros y halagos de Armando, me hicieron entender que esto le estaba gustando mucho; así estuve hasta que cortésmente, me dijo que quería penetrarme; entonces se levantó, y fue en búsqueda de algo en uno de los bolsillos del pantalón, por lo que al mostrarse a la vista, era nada más que un condón. Se lo coloco y luego se echó encima mío, me besaba apasionadamente, mientras sus manos posicionaban mis piernas entre su abdomen; y entre suspiros y promesas de placer desmedido, me introdujo su herramienta por primera vez.

Se posesiono de mi con tanta intensidad que creo que mis gemidos se terminarían escuchando hasta donde se hallaba la recepcionista; supe desde ese momento, que Armando era un hombre sumamente dominante. Me coloco en otras posiciones, hasta que al final, al límite del éxtasis, termino dentro de mí, con un gruñido grave luego de que yo ya hubiera eyaculado. Pasamos largo rato, recuperando el aliento; abrazados Me dijo que mi cuerpo lo ponía como un animal.

Inicio de esta manera nuestra relación, aun no definíamos que éramos, simplemente dejamos que  el tiempo no los mostrara; el ahora formaba parte de mi vida, por lo que era común que me visitara por lo menos una vez en el trabajo todas las semanas, durante los tres meses después que continuaron; me tenía rendido a sus pies; entendí que era un muchacho ocupado, el negocio familiar, le exigía mucho de su tiempo, según me comento. Sin embargo hallaba algún tiempo libre para estar conmigo y llevarme a la cama cada vez que se podía. Conversábamos bastante, y me conoció mucho más a fondo; tanto que me dio una sorpresa; un día me dijo que  retomara mis estudios, que el amablemente había pagado mi semestre, que ya estaba todo arreglado, tomaría el horario nocturno junto a él. Esta noticia me conmovió tanto, que le abrase y llore de la emoción, era lo que deseaba. El  simplemente me reconforto, mientras me decía que me quería mucho, que por mi haría lo que fuera, porque yo era alguien importante en su vida.

Sus palabras fueron como miel en mis labios; decidí proponerle que fuésemos novios, no era bueno andar juntos sin ponerle nombre a lo que teníamos. A él, le pareció correcta la idea, y desde hace unos días formalizamos nuestra relación.  Mi mama  Raquel, notó desde los primeros días mi cambio, me veía más alegre y optimista; en menos de lo que canta un gallo, me comenzó a interrogar por la persona que se encontraba formando parte de mi vida, ¡vaya situación!

No sabía de qué manera decirle que estaba ennoviado con otro hombre, hasta mis 21 años, solo le había presentado dos chicas en su casa, pero ningún muchacho.me pregunto inocentemente:

-Entonces Valentín, me vas a decir sí o no, como se llama la chica que te tiene caminando sobre las nubes… ¿cuándo me la vas a presentar, ah… Cara e´ niño? Hasta cuando tanto misterio- me dijo indignada

-Humm… (Largo suspiro) mama, no sé ni cómo decírtelo, pero… la persona con quien estoy saliendo no es… un…

Con mucha valentía termine la frase; le dije que estaba saliendo con otro chamo, que su nombre era Armando, que llevábamos tres meses de relación. Mi mama no lo podía creer, casi pierde el equilibrio y cae contra el piso, me apresure a socorrerla y ella me aparto la mano, me dijo que no sabía  si rechazarme o aceptarme, no lo podía comprender; se puso a llorar y me pidió que la dejara sola, que no me quería ver en este momento.

Y ahora que  voy a hacer, me quebró el alma su aptitud, así que me retire de su presencia llorando, no sin antes decirle que me perdonara por ser lo que era. Corrí a los brazos de Armando, que me recibió en su casa que últimamente ahora visitaba. En sus brazos, llore como un niño, por lo que había acontecido entre mi madre y yo. Él nunca me soltó y se mantuvo haciéndome cariño mientras me decía que las cosas se arreglarían, que ella entendería. Esa noche dormí en su casa, y no hubo más que abrazos consoladores.

Estos días han sido difíciles, mi madre no me dirige la palabra, para mí eso me duele más que cualquier otra cosa. Y para  completar, uno de mis hermanos también me rechaza, solamente mi hermanito menor, me dijo que amaba sin importar lo que yo fuera; esto me conmovió mucho y le abrase tiernamente. En el trabajo las cosas también estaban complicadas, mi jefe, el señor Martin, me trata de una manera poco común a la del principio, es seco conmigo, y pienso que tal vez está enterado de mi relación homosexual con Armando Tirano, el hijo de su compadre.

Así paso toda esta semana, hasta que entrado el nuevo amanecer del nuevo lunes, a punto de salir de casa, rumbo al trabajo, mi mama me intercepta y  me habla por primera vez en 8 días, y me dice:

-Valentín (y noto lágrimas en su ojos), aunque no logro comprender porque  tomaste este camino, y aun no esté de acuerdo con lo que decidiste, yo te amo hijo, y quiero lo mejor para ti…. La familia es lo que más importa- Rompe a llorar y yo la arropo en mis brazos, ella se deja.

De esa forma nos reconciliamos y mi ser descansa de paz, al ver rotas las cadenas de una buena parte de este drama. Voy más que contento  al comienzo de mi jornada de trabajo.  La situación política en el país es incierta, no sabes si mañana amanezca con el precio de los alimentos y demás productos a un costo más elevado, o si haya suficiente gasolina para el funcionamiento del transporte. Cada vez veo mayor número de niños en las calles buscando que comer, muchos de ellos se acuestan  a dormir con solamente un vaso de agua en su estómago, es crudo decirlo pero es la verdad.

Las calles de Puerto Ayacucho están atestadas descontroladamente de vendedores ambulantes, quienes revenden productos alimenticios a un costo menor, pero la forma de adquisición de estos, es teniendo dinero en efectivo, algo que es muy difícil de conseguir por estos días. He oído en las noticias radiales que hoy se hallaron  3 cuerpos tirados en la entrada del cementerio de la ciudad; se verifico que todos eran de sexo masculino, y que eran muchachos de  edades entre 23,17,24 años; y es que esto no es de sorprender, desde hace tiempo docenas de jóvenes cada mes, son asesinados por la guerrilla, homicidios que tiempo atrás no eran comunes; el gobierno le ha dado la libertad de tomar la justicia en sus manos, viendo que sus propios funcionarios no cumplen con sus deberes, pues son igual de maleantes y corruptos. Estos jóvenes, como lo dije anteriormente, por la necesidad o malas orientaciones, incurren en la delincuencia, y pronto hayan la muerte en las manos de los cazadores de la guerrilla; para estos últimos, es como ir a cazar una presa en el monte.

La rutina de casa al trabajo, mi relación con Armando, y mis responsabilidades con la universidad; hicieron que el mes se fuera yendo a la velocidad de un rayo. Le he dicho a mi mama, que quiero presentarle a mi novio; que lo traeré a casa este fin de semana. Mama solo me  mira, pero no me dice nada; esto es buena señal, yo que la conozco, sé que si le traigo a  Armando, no le va a tratar mal.

Llega el ansiado sábado, y  estoy llegando a casa junto a mi novio en su moto; el está muy tranquilo, a pesar de que conoce  lo que piensa mi madre. Le guio hasta la sala de mi hogar, y allí se encontramos a mi mama, ella lo ve y el a ella; yo los presento; Armando la saluda, y nos sentamos frente a ella. Ella mantiene una expresión neutral; de un momento a otro, Raquel, mi madre, le empieza a preguntar a mi pareja, cosas referentes a quien es él y lo que hace.

Es un poco incómodo, pero Armando no se intimida, y amablemente le contesta toda sus interrogantes. Ambos entablan una conversación un poco forzada al principio, pero luego se torna afable. Me resigno a escuchar y reforzar palabras de vez en cuando. Así que después de aproximadamente unas dos horas, culmina su encuentro. Veo a mi mama  tranquila, más relajada, y a Armando, le observo con una mueca feliz en los labios, creo que todo va a estar mejor de lo que pensé; tengo que reconocer que mi novio es un hombre muy inteligente; claro, tiene que serlo, un comerciante tiene que vender el producto.

Luego de este primer encuentro, Armando visita unas 3 veces más a mi familia, mi mama se muestra más amable con él;  y mi hermano menor de 13 años, lo conoce y están creando una buena relación. Veo que todo  es mejorando;. Vive con su papa y su madrastra en un gran fundo en las afueras de Ayacucho; así que tiene dos hermanastras. Tanto a su madre como a sus hermanas la he conocido, y me han parecido simpáticas; él me ha presentado como lo que somos, una pareja; ellas se lo han tomado muy bien, y me dan la bienvenida a la familia.

Él está construyendo su propia casa en las cercanías de la de sus padres, se ve que son personas de buena entrada. Solamente tengo una interrogante, a su padre jamás lo he visto alguna en su casa; Armando me dice que siempre está viajando por los negocios, y él le coordina los contratos desde este lugar. Durante todo estos meses que le conocí, siempre me pareció un poco misterioso, creo que es ese aura de desconfianza que nos genera algunas personas que son de origen colombiano, y que conste que no lo digo por discriminarlos; sino, es que he oído y visto los que los guerrilleros y mafiosos del país de al lado puede hacer con los que se le oponen.

Últimamente, ha actuado extraño, me dice de repente en nuestras conversaciones, cosas  abstractas, como que me debo ser un muchacho fuerte si enfrento el peligro, y debo estar preparado para todo tipo de situaciones; yo solo le miro y me pongo a reír, le digo que es lo que me está queriendo decir; él  solo, me mira extrañamente, como queriendo decir algo, pero luego se limita a callar y cambia a otro tema.

Bajo estas circunstancias han pasado más días; en el trabajo, Marcia, la contadora del negocio, como me entere; se ha acercado a mí, y me dice que el jefe Martin, quiere hablar conmigo en su oficina, que me dirija hacia allá en una hora. Noto que su rostro expresa preocupación por mí, luego se retira.

Lo que me dice me preocupa, el trato del jefe hacia mí, aún se mantiene distante. Tengo una gran deuda con él, me ha otorgado muchos regalos y ayudas que en mi condición jamás podría obtener ni pagar, pero él lo hizo por solidaridad, no me lo está cobrando en parte. No sé qué es lo que pasa, creeré que debe ser algún malentendido, si, es probable que sea eso.

Llega la hora, y me encamino a la oficina de Martin; al llegar noto la puerta cerrada. Toco, y su voz me indica que abra y entre. Le veo, no está solo; dos hombres le acompañan, sus rostros son serios, tienen cara de asesinos; esta impresión me hace poner nervioso y provoca en mí el miedo. Martin me dice seriamente:

-Valentín, siéntate aquí, queremos hablar contigo

Me siento y escucho; el jefe empieza a decirme lo bueno que ha sido mi  tiempo trabajando para ellos, y de lo responsable que he sido con todo lo que se me ha pedido que haga; sin embargo, y esta vez, su rostro se torna más severo, hay un precio que debo pagar; allí me echa en cara todo los regalos y favores que me hizo, y dice que si voluntariamente me comprometo a solventar su gasto en mí, temprana será mi salida de malos entendidos. Yo lo miro horrorizado, no puedo creer lo que escucho; en donde me he metido, y quienes son estas personas. Le digo:

-Señor. Martin, creí que lo que usted me daba era porque pensé que era un buen hombre, no imagine que todo eso era a consta de  algún precio; por favor… usted sabe que yo no soy un muchacho de recursos, por esa razón vine a usted buscando ayuda…. Por favor… regresare la ropa, los relojes, el teléfono, los zapatos, todo….. Por favor… se lo suplico- y mi voz se quebró

Martin Cedeño me miro sin ninguna compasión, jamás había visto tal comportamiento desde que lo había conocido; me dijo que no iba aceptar lloriqueos de nena en su oficina; siguió hablando y diciendo que no quería las cosas que me había dado, ahora voluntaria o involuntariamente pagaría la deuda, lo mire impotente.

La verdad se revelo cruelmente de su boca, ahora lo pude comprender bien tarde; ese hombre, ese colombiano en quien había confiado, me dijo que ellos eran de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (la FARC) la guerrilla, y que a partir de este momento les pertenecería, hasta que ellos así lo desearan. Como pude controle mis lágrimas y el terror, mientras uno de aquellos malvados hombres se levantaba y elevara a mi cabeza un arma, que apunto directamente sobre mi sien. Me dijo:

-niño desde hoy será la última vez que se comporte como una marica; mañana iremos a buscarte a las 8 de la noche a tu casa, sabemos dónde vives; despídete de tu familia, y no intentes fugarte, porque te vamos a encontrar y te cortaremos en pedazos a ti, y si nos molestan, a tu mama y hermanos también, me ha entendido- me dijo mordazmente aquel despiadado guerrillero.

Yo respondí con un sí a duras penas.  El señor Martin me miro, y despectivamente me dijo que me largara de su oficina y el negocio. Salí de su oficina hecho un desastre, fui directamente al baño de aquel espacio, y allí me refugie durante un tiempo hasta que logre controlar mi ataque de ansiedad. Al salir, corrí directamente a la calle, bajo la mirada atenta de algunos que notaron mi descontrol.

Camine y camine por cerca de una hora, hasta que llegue a pie a mi casa; no quise que se enteraran de que había llegado, así que en silencio me encerré en mi habitación, y  echado en mi cama, llore desconsoladamente, ahora sabía que probablemente Armando, quien era mi novio, era también un guerrillero; la desgracia y el engaño no había podido ser peor, mi corazón estaba destrozado.

Paso un largo rato, no sé cuánto tiempo fue, pero la puerta de mi habitación se abrió apresuradamente. Mi madre me hablo escandalizada y me pregunto que me ocurría, pensó que me había pasado algo, púes no llegaba a la hora que solía venir, ni contestaba llamadas.

Con amargura, hice el esfuerzo de contarle mi desgracia. Le dije que había sido engañado, que la guerrilla me había reclutado contra mi voluntad, que mañana vendrían a buscarme, y me amenazaron que si me resistía, me matarían a mí y podrían hacerles daño a ellos. Mi madre lloro a viva voz al escuchar esta tragedia, su llanto alerto a mis hermanos, quienes en poco tiempo llegaron a mi cuarto, preguntando qué pasaba. Al enterarse de la noticia, me comenzaron a preguntar como sucedió esto. Mi hermanito menor lloraba por lo que escuchaba, y vino a abrazarme.

Esa noche, fue la noche más terrible para mí y mi familia. Prácticamente pasamos la noche en vela; ahora estaba en las manos de una de las peores máquinas de muerte que jamás América hubiera podido concebir. El cansancio nos venció, y el sueño no concebido, nos hizo dormitar hasta casi llegado el medio día.

Mi madre fue la primera en levantarse. Al abrir mis ojos, lo primero que hice, fue tomar el teléfono móvil  y escribirle mensajes de reproche a Armando. Le dije que me había engañado, que era un desgraciado mentiroso y que no quería saber más de el en mi vida, esto era el fin de lo que teníamos; estaba más calmado que ayer; procedí a arreglar todo lo poco que llevaría para mi terrible vida entre los mercenarios.

En todo el resto del día, jamás recibí respuesta de Armando. La noche llego y era la hora de ser llevado a un destino que no veía esperanzador. El ambiente en mi casa era tenso y triste. Algunos de mis familiares, estaban enterados de lo que me iba a ocurrir, pues mi madre les conto; antes, hablaron conmigo por teléfono y me dijeron que estaban tristes por lo que me había pasado. Así que la guerrilla llego a buscarme en una camioneta oscura, doble cabina. No hubo necesidad de que avisaran, púes voluntariamente salí a su encuentro; mire a mi madre y a mis hermanos por última vez, y encontré sus rostros bañados en lágrimas.

Al entrar en el vehículo, un guerrillero con capucha, me coloco  una tela oscura, que me impedía ver. Paso  un tiempo indefinido, y solamente podía percibir por el paso de las ruedas, que estábamos el carretera, fuera de la cuidad. Llego un momento en que las ruedas empezaron a recorrer un camino de tierra, se oía la fricción particular de la tierra con el caucho. Y después de otro largo rato, el auto estaciono en un lugar. Las puertas se abrieron, y una voz me ordeno que saliera del vehículo; a ciegas fui conducido por un camino, guiado por el agarre de alguno de esos hombres. En momento me quitaron la oscura tela que me impedía ver; y allí me halle frente a hombres vestidos con uniforme militar, pero no de los que usan las fuerzas armadas nacionales de Venezuela.

Estos me miraron indiferentemente; y luego uno de ellos, saco su teléfono móvil, y leyó una lista de nombres; a mi lado habían otros siete muchachos en la misma condición, sus rostros eran inexpresivos, la oscuridad no me permitía detallarles más. El guerrillero principal o comandante, decía el nombre y apellido de  todos los 8 reclutados que estábamos frente a él. Al escuchar el nombre, se tenía que decir: “presente mi comandante”. Luego de esto, nos dijo que ahora pertenecíamos a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, y por lo tanto íbamos a ser entrenados para servir a la revolución; nos explicó que ha a partir de mañana, comenzaríamos los ejercicios, nos dio unas serias advertencias, de que se intentábamos sublevarnos o desobedecer, seriamos castigados durante mente, o nos matarían sin remordimientos.  Se nos dijo que respondiéramos con una afirmación militar. Que dijéramos: “Si señor”. ¡Que tiranía!

El comandante y sus hombres se fueron. Fuimos llevados a unas dos carpas, donde se nos dijo que dormiríamos. Nos distribuyeron, y quedamos de 4 en 4 en ambas carpas. Ninguno de nosotros hablaba, el abandono y miedo era un sentimiento mutuo.

Llego un momento en que solo, me eche sobre aquel frio colchón improvisado, y me disponía  a lamentarme por mi destino; pero fui interrumpido por la voz de un hombre que me llamaba por mi nombre y apellido. Contesté, y me dijo que lo siguiera; este guerrillero me llevo hasta una carpa iluminada por un bombillo, en ella había nada más que dos sillas de madera. El hombre me indico que me sentara y esperara allí. Cerró la entrada de la carpa y no pude ver hacia el exterior.

Divague en mi mente, tenía mucho miedo de ver  lo que iba a mi encuentro. No profundice mas porque a los pocos minutos, escuche los pasos de unas botas, que elevaban el crujido de las pisadas con más intensidad al acercarse, hasta que la  tela de la entrada de la carpa se corrió, y pude verlo claramente a él; era Armando, vestido de guerrillero y armado,

Continuara……

Pueden escribir a mi correo: Tjameshollidays@hotmail.com-