Lucha libre mixta. Mujer vs Hombre
Lucha entre dos novatos luchadores en un campeonato de lucha libre. Ambos tienen altas expectativas, pero solo uno podrá continuar. (BALLBUSTING)
- Tu turno.- le dijo el encargado a Bruno indicándole que debía saltar al ring mientras de fondo se oía como lo presentaban por megafonía.
Era su primera vez en esto de la lucha libre extrema, por lo que estaba un poco nervioso. Para tranquilizarse, se recordó a sí mismo la de años que llevaba preparándose para este momento, todas las horas de gimnasio y practicando todo tipo de artes marciales.
Nada más entrar pudo percibir el ambiente de lucha que se palpaba en el recinto, mucha gente lo animaba a pesar de ser un novato, sin duda, habían apostado bastante dinero por su victoria. A paso ligero se dirigió al ring, que era redondo rodeado por una malla metálica que lo convertía en una autentica jaula. Una vez en su posición, pasaron a presentar a su oponente, y una extraña sensación le recorrió el cuerpo al escuchar su nombre: Susan. El nombre en sí no le decía nada, pues se trataba de otra novata, lo que no le gustó fue el hecho de que fuera una mujer. Por un lado pensó que sería una pelea más asequible, pero por otro supo que al ser contra una chica tenía mucho más que perder que lo que ganar, ya que, aunque estemos en 2024 y los estigmas de género estén prácticamente superados, todavía sigue siendo humillante para un hombre ser derrotado físicamente por una mujer. Para colmo, se le vino a la mente el recuerdo de una pelea en la que había estado como espectador unos días atrás, en la que vio como una mujer le arrancaba de cuajo los testículos a su oponente. Sin duda eso es algo que un hombre nunca le haría a otro.
“Preferia un oponente masculino para mi primer combate” pensó Bruno. De todos modos sabía que esto podía suceder y estaba preparado para ello, conoce el método de lucha y las técnicas que normalmente utilizan las mujeres en estas peleas. Sabe que debe prestar especial atención a los golpes bajos, permitidos y utilizados por todos, pero mucho más utilizados por las chicas. No obstante, el slip que portaba como única vestimenta no le proporcionaba ninguna seguridad, ya que era muy ceñido y dejaba “todo” al alcance de cualquiera.
Mientras Bruno pensaba todo esto, Susan subía al ring igualmente jadeada por el público. Era una chica joven, más que él y de aspecto nada intimidatorio. Al igual que en Bruno, la ropa proporcionada por la organización era más típica de una película erótica: bikini en el que la parte inferior prácticamente era un tanga y la superior cubria poco más que sus pezones. Bruno estaba muy concentrado en la pelea, pero no pudo evitar fijarse por un momento en el espectacular cuerpo de la chica, sobre todo en sus enormes y perfectos pechos. Sabía que esa es una de las dificultades que tiene pelear contra una mujer y que a muchos les lleva a la derrota, pero no pudo evitarlo.
Ambos oponentes se observaban cuando el árbitro, que para colmo de Bruno también era una mujer lo que probablemente conllevaría más permisividad hacía la chica, dio comienzo al combate casi sin que lo esperaran. Rápidamente adquirieron una posición defensiva, ninguno de los dos novatos quiso arriesgarse a perder su primer combate nada más empezar. Tras unos segundos de inactividad, los dos se lanzaron rápidamente al ataque, Susan fue la primera en golpear, aunque su puño paso a escasos centímetros de un Bruno que estuvo rápido esquivando, y más rápido todavía contraatacando. Lanzó un gancho directo al estómago que hizo retroceder a Susan para evitarlo, pero el joven siguió golpeando con sus puños y ganando metros mientras la chica retrocedía esquivándolos a duras penas hasta que se vio arrinconada.
Susan, para conseguir salir de esa situación comprometida, tiró su puño hacia el rostro de su oponente a modo de señuelo, ya que el verdadero movimiento letal lo estaba efectuando su rodilla derecha. El objetivo era claro, alcanzar los testiculos de Bruno, pero este pudo librarse de lo que hubiera sido un K.O. casi seguro con un movimiento reflejo de su pelvis hacia un lado. La rodilla de Susan impactó con su cuádriceps, pero al menos le sirvió para salir de su arrinconamiento y además conseguir ser el primero en golpear.
Ya con mas distancia, la chica salió disparada hacia Bruno y, un par de metros antes de llegar se dejó caer al suelo, deslizándose con una pierna al frente dirigida directamente a la tibia. Bruno predijo su movimiento y saltó para dejarla pasar bajo él. Cuando esto sucedió, bajó su pierna con potencia golpeando a la chica en el hombro con bastante fuerza. Pero al mismo tiempo que su pie contactaba con la chica, Bruno se percató de las verdaderas intenciones de Susan, aunque esta vez demasiado tarde. Sintió como el puño de la sexy chica golpeaba justo en sus testículos, no fue un golpe muy fuerte al estar ella tumbada y en movimiento, pero el movimiento descendente de Bruno, con todo su peso, se unió con el ascendente del brazo de ella, haciendo que sus nudillos golpearan su punto débil.
“Ya empezamos” pensó Bruno nada mas notar el golpe. A pesar del golpe bajo, su patada también había sido efectiva, ya que la chica permanecía en el suelo agarrándose el hombro. Bruno pensó en aprovechar y acabar ya con ella, pero antes de dar el primer paso un sudor frio recorrió su frente y un sentimiento de malestar inundó su cuerpo. El golpe en los huevos había sido peor de lo que él pensaba, mucho peor, pronto empezaron a dolerle muchísimo, y poco a poco ese dolor subía por su vientre hasta llegar a la garganta, provocándole una horrible sensación de falta de aire. Su instinto le pedía agarrarse los genitales y echarse al suelo, pero Bruno sabia que eso sería su fin y hizo todo lo posible por aguantar en pie, aunque no pudo evitar inclinar su tronco y soltar un agónico gemido de dolor que enmudeció a parte del público, el cual no era consciente del sufrimiento de Bruno y centraba su atención en la chica, que seguía en el suelo dolorida.
La preocupación del varón aumentó al ver que Susan se reincorporaba y él todavía sufría las consecuencias del maldito golpe en toda su intimidad.
- ¿Qué era esa cosa tan blandita que he sentido en mi mano?- rompió su silencio Susan preguntando irónicamente con una sonrisa mientras acortaba distancias con el adolorido varón.
- Solo sabéis hacer eso, atacar a los huevos!- recriminó Bruno con la voz visiblemente mermada.
- Si no quieres que te peguen en las pelotillas pásate al boxeo- respondió la chica dejándolo sin argumentos.
Ya sin apenas distancia, Susan se dispuso a acabar con el combate lanzando todo tipo de golpes rápidos. El cuerpo de Bruno seguía sin responder como debería, por lo que encajo la mayoría de los golpes, ya que se centró únicamente en detener los que se dirigían otra vez a sus testiculos y que supondrían el final definitivo de la pelea. Como contraposición a la protección de sus genitales, su rostro estaba recibiendo un severo castigo, tanto que lo hizo perder el equilibrio y caer de rodillas.
Bruno no se podía creer a donde había llegado el combate. Estaba siendo machacado por una mujer sin que apenas pudiera tocarla. Pero finalmente, en un esfuerzo desesperado por darle la vuelta a la situación, se lanzó sobre la chica, que al ver la victoria tan cerca descuidó su defensa. Bruno golpeo con su hombro el estomago de Susan y prácticamente en el mismo movimiento la levanto en peso sobre el mismo hombro.
En ese momento la chica temió por primera vez por su integridad física, intento defenderse pateando a Bruno en los huevos, pero este se había encargado de alzarla prácticamente sobre su espalda para que no alcanzara. En cuanto la tuvo bien sujeta, Bruno lanzó el cuerpo de la chica hacia delante con toda su fuerza para que impactara violentamente contra el suelo del ring. Lo único que pudo hacer la chica fue agarrarse instintivamente a lo primero que encontró, y eso fue la parte trasera de los calzoncillos de Bruno.
Con el mismo movimiento con el que Susan caiga violentamente, subieron los slips del joven en forma de fuerte tiron. La prenda se introdujo entre sus nalgas, arrastrando con ella todo lo que contenía, es decir, provocando un inesperado tirón hacia atrás en los testiculos de Bruno y aplastándolos contra su pubis. El slip llegó a la altura de la mitad de su espalda y se hubiera roto si a Susan no le hubieran escurrido de entre las manos.
Esa acción desesperada no solo le sirvió para reducir la fuerza de la caída, además involuntariamente volvió a dejar a Bruno en una situación delicada. Ese tiron totalmente inesperado lo hizo perder el aire una vez mas y esta vez no pudo evitar caer de rodillas.
Estaba muy aturdido, no podía creerse lo que acababa de pasar, tenía la victoria en sus manos pero de repente estaba otra vez agonizando, con su propio “uniforme” metido entre las nalgas, apretando y tirando de sus pelotas hacia atrás. Era la peor sensación que había sentido en su vida, así que desesperadamente llevó sus brazos hacia su trasero para devolver la prenda a su posición y que dejara de ser un tanga estrangulador de huevos. Al hacerlo, sus testículos por fin fueron liberados, pero como consecuencia del tiron la prenda había perdido toda su elasticidad y había aumentado su tamaño, por lo que nada mas sacarla de su posición se deslizó por las piernas de Bruno hasta alcanzar el suelo, dejando sus testículos y su flácido pene a la vista de todos. Debido al gran calor que habia en el recinto, el escroto de Bruno estaba totalmente distendido, dejando sus testículos colgando exageradamente.
Pero a él no le importó estar desnudo delante de miles de personas, la sensación de alivio al liberar su virilidad de semejante apresamiento fue orgásmica. Por un segundo tomo el aire que le estaba faltando. Bruno esperaba que Susan estuviera en el suelo retorciéndose de dolor por la fuerte caida y, con suerte, estaría fuera de combate. Pero no era consciente de que la chica ya estaba en pie y que él, permanecía de rodillas, desnudo y con una considerable separación entre sus piernas.
Cuando quiso reaccionar Susan ya había armado la pierna, pateando instantáneamente sus indefensos testiculos con una fuerza brutal. La lamentación de gran parte del público pudo oírse antes incluso que el golpe. La mirada del luchador se tornó borrosa, y un fuerte pitido atronaba en su cabeza desde los oídos. Solo pudo agarrar sus machados huevos con ambas manos para evitar un nuevo golpe y caer hacia un lado hecho un ovillo mientras gemia y sollozaba de dolor.
La arbitro, consciente de que Bruno no se recuperaría de ese golpe y que con toda seguridad necesitaba atención médica, le preguntó a Bruno si podía continuar, pero este no podía ni hablar, por lo que comenzó con la cuenta hasta diez.
- ¡Que fácil ha sido, menos mal que me ha tocado un chico en mi primer combate!- exclamó Susan celebrando la victoria.
Para Bruno era una tremenda humillación ser derrotado de esa forma, y las palabras de la chica no ayudaban a que se sintiera mejor. Eso y el fervor del público que estaba con ganas de más, hizo que el joven se propusiera continuar con la pelea, pero el dolor que sentía era insoportable y aunque fuera capaz de levantarse era muy complicado que pudiera seguir luchando. Lo más sensato era rendirse y pensar en el siguiente combate, pero solo de pensar en salir en camilla del ring hacia la enfermería con los huevos destrozados lo hizo sacar todo su orgullo masculino para ponerse en pie.
Apartó las manos de sus genitales y se puso en pie con un rápido movimiento, pero antes de alcanzar la verticalidad recibió un bofetón de realidad. La realidad que, pasado el momento de adrenalina, el contacto que tenían sus propias piernas con sus pelotas lo hizo caer de nuevo con un dolor insoportable. La escena provocó algunas risas entre el publico, sobre todo entre los espectadores femeninos. Al menos Bruno consiguió que la arbitro parara de contar.
, decretó el final del combate dando como vencedora a la luchadora femenina. Seguidamente, se acercó a Bruno, que permanecia inmóvil arrepintiéndose de haber subido a ese maldito ring. Se prometió que si su virilidad sobrevivía a ese dia jamás volveria a pelear contra una mujer.
- ¿Puedes levantarte?- le preguntó la arbitro.
Pero no encontró respuesta, por lo que coloco al joven bocarriba, le separó las rodillas con las manos y le pidió que apartara las manos un momento. Pudo ver un flácido pene reposando sobre su bajo vientre que dejaba totalmente a la vista unos inflamados huevos y que probablemente iban a mas. Inmediatamente pidió la entrada de la asistencia medica.
- ¿Cómo está?- pregunto Susan interesada por el estado en el que había dejado al varón.
- Lo has destrozado, enhorabuena.- respondió la arbitro en voz baja y guiñándole un ojo.