Lucha de gigantes 1
Historia de adolescentes.
Introducción.
Narradora y protagonista: Kiara.
Ella es una chica normal, de 16 años que vive en Madrid. Es de estatura media, con un cuerpo normal, ojos marrones y pelo castaño claro. Es bisexual y lo sabe desde hace años, concretamente desde los 5. Kiara va al instituto y tiene un grupo de amigas, casi todas saben de su orientación. Luego tiene a su mejor amigo, Hugo, un chico muy alto, con ojos verdosos y, lo más importante, gay. Por ello es que Kiara decidió contarle sobre sus gustos a él primero. Luego hay otra chica, Iria, la coprotagonista de esta historia. Ella es colombiana pero vive en España desde hace años. Bajita, con buen culo, ojos verdes, castaña oscura y con mucho, pero mucho orgullo. Esta es amiga de Kiara y sabe de sus gustos, los cuales no le importan, es decir, ella está bien con que su amiga se acueste con quien quiera. Estos tres van juntos a la misma clase, junto con una de las amigas de Kiara, llamada Ana. Digamos que es algo así como su mejor amiga. Es de estatura mediana, con gafas, ojos marrones y pelo castaño. A parte de estos, irán apareciendo más personajes.
Capítulo 1.
-Chicos, ¡que sí que puedo ir!- Dijo Iria.
Eso fue lo último que escuche antes de que una alegría enorme me invadiera. Hacía tiempo que Hugo nos había propuesto ir a su pueblo, a casa de sus tíos, a pasar un par de semanas. Mis padres al contárselo no se opusieron y me dejaron ir sin ningún problema, pero con Iria la cosa cambiaba. Su madre era más tradicional y eso de dejarla ir a un pueblo a 500 km de su casa y con amigos, no le hacía mucha gracia. Aun así, parece que se resignó a aceptar.
-¿Cómo? ¡Eso es genial!- Exclamó Hugo. Acto seguido cogió el móvil y marcó el número de su padre para darle la noticia, porque la idea era salir en un par de días para el pueblo, y cuanto antes se arreglaran las cosas para el viaje, mejor.
-¿Y cómo es que te han dejado?- Pregunté yo, incrédula.
-Pff tía, pues con mucha insistencia.-Dijo ella riéndose.
-Bua será genial, 2 semanas de pura fiesta, sin padres y con piscina.
-Sí tía, tengo unas ganas…
En esto entró Hugo.
-Bueno, ya le he dicho a mi padre que al final si vienes. Dice que hagáis las maletas cuánto antes que como ya hemos terminado el instituto, saldremos en un par de días.
-¡Perfecto!-Grité yo. Las ganas que tenía de fiesta eran inmensas, pero el hecho de que viniera Iria hacía que fueran aún mayores. La sola idea de verla en bañador me encantaba. Es que estaba demasiado buena.
Después de hablar cosas como que haríamos, la ropa que hay que llevarse, a qué hora saldremos y todo eso, nos fuimos cada uno a su casa. Había muchas cosas que preparar y solo un par de días por delante.
Los dos días pasaron sin nada importante. Me levanté el sábado a las 5 de la mañana. Habíamos quedado en casa de Hugo a las 6 para poder salir cuánto antes y llegar pronto a Córdoba. Mi cara era de total zombie, con los nervios no pude dormir casi nada. Me peine, vestí y arreglé lo más rápido que pude, cogí la maleta y me fui a buscar a Iria para ir juntas a casa de Hugo. Al verla, no pude evitar reírme. Su cara aún más triste que la mía.
-Deja de reírte ya de mi cara y dame dos besos ¿no?- Dijo ella.
-Jajajaja, si perdona.- Dije yo y acto seguido le di sus correspondientes dos besos.
Caminamos hasta casa de Hugo hablando de cualquier cosa, estábamos muy emocionadas. Salimos a eso de las 6 y 15. El viaje se me pasó muy rápido y a eso de las 11 ya estábamos en el pueblo. Era un pueblo pequeño, rodeado de naturaleza. La casa era muy grande, con bastantes habitaciones, pero aun así, éramos muchos en esa casa, así que a mí y a Iria nos tocaría dormir en la misma cama. ¡Qué suerte! Llegamos, colocamos nuestras cosas y nos fuimos a la piscina. El día pasó sin más. Ya casi por la noche:
-Oye prima, ¿y qué vamos a hacer esta noche?- Dijo Hugo.
-Pero, ¿no te lo ha contado María?- Dijo su prima, con sorpresa.
-¿Decirnos el qué?- Pregunté yo curiosa.
- Esta noche vamos a ir a las fiestas del pueblo de al lado. Pensé que lo sabíais. Montan una feria bastante grande y al lado hay un descampado perfecto para los botellones.- Esto último lo dijo susurrando, ya que sus padres no andaban lejos.
-¡Fieeeeesta! ¿Creéis que está noche conseguiré liarme con algún chico guapo?- Dijo Hugo.
-Con tu cara, lo dudo.- Dijo Iria divertida. Después de esto un cojín voló hacia la cara de esta.
-¡Oye!- Dijo Iria.
-Pues no haberte metido conmigo.-Contestó Hugo.
-Vale, basta. Ya son las 8, ¿a qué hora saldremos Lucía?- Dije yo, que tenía ya ganas de largarme a beber.
-Pues sobre las 9 pasarán mis amigas a por nosotros, así que creo que nos deberíamos ir vistiendo.-Contestó la prima de Hugo.
-Está bien. Vamos Iria, que tú te tardas 3 horas en vestirte.
-Ala, que exagerada.-Dijo ella.
No fueron 3 horas, pero, efectivamente, tardó más que ninguno.
-¿Estáis ya?- Gritó Hugo desde abajo.
-No, danos un poco más que Iria aún no se ha vestido.
Pude oír como Hugo se quejaba. Me senté en la cama. Yo ya estaba maquillada, vestida y con las zapatillas puestas para salir. Iria estaba medio desnuda, mirando en su maleta, intentado elegir algo decente que ponerse.
-Como no te pongas algo rápido, te terminaré violando.-Dije yo sin poder apartar mi vista de su culo. Ella giró la cabeza y me echó una mirada malvada.
-Estás muy necesitada eh. A ver si ligas está noche y consigues a alguien que te eche un buen polvo.-Dijo ella, mientras seguía buscando algo.
-Es que no quiero a nadie que me eche un polvo, yo quiero precisamente ese culito que tengo enfrente.- Dije yo, medio en serio medio en broma.
-¡Quieres dejar de mirarme el culo ya!
-Claro, si te vistieras de una vez no podría mirarte el culo.
-Bueno pues ayúdame a elegir. ¿Qué crees que me queda mejor, el azul o el rosa?- Dijo dándose la vuelta con dos vestidos en la mano. Pero cuando intenté mirarlos mis ojos se centraron en sus tetas y en el sujetador de encaje negro que llevaba. Inmediatamente se me puso una sonrisa malvada en la boca. Yo ya ni disimulaba.
-Los vestidos no están ahí eh.-Dijo ella.
-Perdona. El rosa mejor.-Dije yo sin si quiera a ver echado un vistazo a los vestidos.
-No, mejor el azul.
-Y entonces, ¿para qué me preguntas?
-Jajaja, pues eso digo yo.
Me puse a jugar con el móvil mientras ella se maquillaba. Cuando terminó, me llamó.
-¿Cómo estoy?
-Guau, estás guapísima.-Dije yo con la lengua casi fuera, se me caía la baba.
-Ya lo sé.-Dijo ella. Cómo siempre con su modestia.
-Me esperaba aunque sea un tú también.
-Es que no me gusta mentirte cariño.-Dijo ella en broma. Yo puse una cara de fingido cabreo. Ella se acercó y me cogió la cara. Me dio un beso tierno en la mejilla y me susurró al oído.
-Tú también estás muy guapa, princesa mía.- Y acto seguido me guiño un ojo.
-Uf. No me hagas esas cosas que mojo las bragas.-Dije yo. Ella se rió.