Lucero del Alba
Y cuando partamos, de alguna manera volveremos a aquel campo de jazmines.
Cuando ya no nos retengan
las sombras que nos amarran
te abrazaré embriagado
y soñaremos en las eternidades.
Borraremos el pesado gotear del tiempo
devorador del presente.
Y olvidaremos los corazones venenosos
anhelo de demonios.
Desprende las rendijas de tu mirada
y contempla los minúsculos ángeles sobre el campo
destellando el alba en júbilo canto,
empapándose de nuestra gloria.
Y el ardiente escozor
de tu cuerpo sobre el mío
renacerá sobre el campo de jazmines
ya sin lazos, ya sin sombras.
Cuando pasen silentes nuestras vidas
por aquel edén que cobijó nuestro querer
no apresures ceños ni lamentos.
Extiende las alas sin miedo
porque aunque ya no me sientas
habitaré por siempre a tu lado,
o me convertiré en rocío
para el eterno romance del alba.