Lucas, el exnovio de mi mujer

Un simple y casual reencuentro entre mi mujer y uno de sus exnovios terminó convirtiéndose en una de las mejores experiencias sexuales de mi vida.

Saludos desde Venezuela, les escribe Adrián después de más de 5 años de ausencia. En esta ocasión les contaré lo que sucedió luego de un reencuentro entre Gabriela (mi pareja sentimental) y Lucas, uno de sus exnovios.

Gabriela ha sido mi pareja desde hace poco más de 3 años y ya vamos a cumplir 2 viviendo juntos, rentamos un departamento y decidimos intentar convivir antes de tomar la gran decisión, ¡casarnos! Nuestra relación como cualquier otra ha tenido sus altos y bajos pero hemos sabido superar las dificultades, nos tenemos muchísima confianza, aunque no puedo decir que lo sabe todo de mí, pero les aseguro que sabe mucho más de lo que imaginé que podría llegar a contarle a una mujer.

En alguna ocasión llegué a confesarle que durante mi adolescencia mantuve relaciones sexuales con hombres, eso debido a que notó como en varias ocasiones se me iban los ojos detrás del culo de uno de sus compañeros de trabajo mientras compartíamos en una tarde de piscina; ya estando en el departamento, acostados en nuestra cama abordó el tema muy inteligentemente sin dejarme muchas opciones y logró lo que buscaba, ¡una confesión! Le dije que el fulano tenia culo como de mujer y que por eso lo veía tanto, pero no quedó conforme con esa respuesta y siguió insistiendo hasta que le confesé que en el pasado tuve relaciones con hombres, sólo durante mi adolescencia (algo totalmente falso), pero que ya habían pasado muchos años desde eso, no quise entrar en detalles, sólo dije lo suficiente como para saciar su curiosidad, sin mencionar las experiencias que he expuesto en relatos anteriores. A pesar de lo comprensiva que se mostró, yo no dejé de estar tenso luego de la confesión; pero algo cambió en ella y no fue para mal, sino todo lo contrario, agradeció mi sinceridad, mientras acariciaba mi cabello y me pedía que la besara; esa noche hicimos el amor completamente en silencio y con una ternura increíble, fue algo mágico y la cereza que adornó el pastel fue el "te amo" luego de alcanzar el clímax.

Gabriela es una mujer muy guapa, tiene 29 años (uno más que yo), es muy inteligente y demás está decirlo comprensiva; físicamente es de estatura mediana, tez blanca, cabellos oscuros, ojos castaños y una sonrisa que enamora, es delgada, con buenas nalgas y senos medianos (adornados por sus rosados y pequeños pezones); trabaja en el área de bienes raíces razón por la cual pasa mucho tiempo de un lado para otro atendiendo clientes y cerrando negociaciones. Yo soy un tipo bastante común y corriente, de tez morena, cabellos y ojos oscuros, de estatura promedio y contextura mediana (siempre saco tiempo para ejercítame).

Una noche de enero, al llegar de mi trabajo encuentro a Gabriela ya por servir la cena y de muy buen humor, la saludé con un beso y pasé directo a la habitación, me duché, me vestí con ropa cómoda y salí para cenar.

G: Mi amor, ¡a que no adivinas!, hoy me conseguí a Lucas.

A: ¿A Lucas? ¿Qué Lucas?

G: A Lucas, el chico que estudió en la universidad conmigo.

A: ¿El que fue tu novio?

‑ Lucas había sido el chico que mis suegros siempre quisieron para Gabriela, eso lo sé porque ellos mismos en una ocasión me llegaron a hablar de lo buen muchacho que era y de lo mucho que se parecía a mí; lo que me daba a entender que quizás Gabriela veía en mí al Lucas que formó parte de su vida en el pasado, por mi salud mental nunca quise averiguar mucho sobre Lucas, temía que Gabriela aún sintiese algo por él. ‑

G: Sí, él, ¿sabes? , me gustó mucho verlo, no ha cambiado en nada, sigue igual.

A: Me alegra (sólo pude decir eso, sin disimular mi incomodidad).

G: Mi amor, ¿son ideas mías o tú estás celoso?

A: ¿Tengo razones para estarlo?

G: ¡No! Lucas es un amigo, ¡el hombre de mi vida eres tú!

‑ Con eso logró calmar un poco mi tensión, pero aun así, debía hacer algo, sentía la necesidad de tener el control de la situación, un paso en falso y podía perder a Gabriela. ‑

A: ¿Por qué no lo invitas a cenar?

G: ¿Estás seguro?

A: Claro mi amor, quiero conocer a ese amigo que te alegro el día.

G: El me alegró el día, pero... ¡Tú me alegrarás la noche!

No entraré en detalles, sólo les diré que esa noche fue genial. Al día siguiente conversamos acerca de la cena que prepararíamos para Lucas y aproveché la ocasión para investigar más sobre él, las razones del porque terminaron sería la mejor parte de la conversación; la justificación que me dio fue la más típica de todas, “la llama se fue apagando”, y eso fue el inicio de todo, luego notaron que eran más amigos que novios, que ya casi no hacían el amor, que se querían pero que no se amaban, y decidieron dar fin a la relación a pesar de lo ilusionados que estaban los padres de ambos.

A: Para mí sería imposible no hacerte el amor, aún sin amarte te lo haría.

G: ¡Que bello eres! Por eso te amo.

A: ¿Por qué no le dices que venga con su esposa o novia?

G: Yo creo que no tiene esposa, ni novia.

A: ¿Crees?

G: Sí, de hecho creo que Lucas es gay.

‑ ¿Lucas gay?, eso cambia totalmente el panorama, sentí una especie de sensación extraña e inexplicable, sentí deseos de conocer a Lucas, pero a la vez pensé que no era buena idea, él podría notar algo en mí y llenar de ideas la cabeza de Gabriela. ‑

A: ¿Gay? ¿Qué te hace pensar eso?

G: Cuando fuimos novios noté como veía a algunos hombres.

A: Ya entiendo…

G: Así como tú estuviste viendo el culo de Víctor en la piscina.

A: ¿Tú estás queriendo decir que yo soy gay?

G: No mi amor, tú eres mi peluchito hermoso, yo entiendo que lo que pasó con Víctor fue algo involuntario.

A: Yo te amo Gaby, ¡eso no lo dudes!

Luego de un par de días llegó el momento, Lucas acudió puntual a la cita, a las 7:30 P.M. estaba en la entrada del edificio con una botella de vino tinto y una caja de chocolates. Gabriela bajó para abrirle la puerta de la entrada y recibirlo mientras yo le echaba un ojo al asado. Cuando entraron al departamento no pude evitar sentirme atraído por tan hermoso hombre, ojos brillantes y sonrisa encantadora. “Bienvenido Lucas” dije sonriendo mientras estrechaba su mano.

G: Lucas él es Adrián, mi prometido.

L: ¡Lucas! (dijo sonriendo)

A: Yo soy Adrián, el prometido jajaja…

L: Eres afortunado, Gabriela es una gran mujer.

A: Eso lo sé, ¡soy el hombre más afortunado del mundo!

Después de la presentación formal pasamos a la sala, donde estuvimos conversando de nuestras vidas, de la situación del país, de los planes a futuro, nos comentó que luego del noviazgo con Gabriela tuvo dos relaciones que no funcionaron, pero no dio mayores detalles; mientras conversábamos nuestras miradas se cruzaron un par de veces, evité al máximo verlo a los ojos por temor a ser sorprendido por Gabriela, era gay, de eso estaba seguro, sus ojos no podían mentir y sé que los míos tampoco, durante un breve instante que Gabriela fue hasta la cocina y quedamos solos me preguntó: ¿Qué te tiene nervioso?...

A: No es fácil estar sentado frente al ex de tu mujer.

L: ¿No estás seguro de Gabriela?

A: Si lo estoy, no es eso Lucas.

L: Entonces… ¿Qué es?

A: No sé cómo explicarlo

L: ¿Por qué me esquivaste la mirada mientras Gabriela estuvo aquí?, ¿tienes miedo que ella vea lo que yo veo en tus ojos?

En eso se acerca Gabriela con tres copas servidas y nos comenta que en 10 minutos estará listo el asado. Agradecí a Dios y a la Virgen la presencia de Gabriela en ese momento, sin saberlo me libró de una situación muy incómoda. Seguimos conversando en la sala, pero yo me encontraba fuera de lugar, deseando que el tiempo pasara lo más rápido posible y que Lucas se marchara. Un grito de Gabriela me saca del trance en que me encuentro; no supe cómo, pero Gabriela derramó vino sobre la entre pierna de Lucas, sólo bastaron unos segundos para que Gabriela estuviese colocando un paño de cocina sobre el bulto de Lucas para secar su pantalón…

G: Que pena Lucas, ya lo vamos a solucionar, te pones un pantalón de Adrián mientras te lavo éste para evitar que se manche.

L: No te preocupes mujer, no pasa nada.

G: Mi amor dile a Lucas que le prestarás un pantalón…

A: Si Lucas, tranquilo deja que lo lave, yo te presto un pantalón.

G: Mi amor anda con Lucas a la habitación para que se cambie de pantalón.

‑ Pude observar picardía en la mirada de Lucas, yo por mi parte estaba bastante tranquilo (pensando en que pantalón prestarle); ¡Madre mía! ¡Que piernas! ¡Que paquete! Luego de sentarse en mi cama y quitarse los zapatos y el pantalón que llevaba puesto pude observar cómo se marcaba el pene de Lucas en el diminuto slip blanco que llevaba puesto. ‑

L: ¿Te gusta lo que ves?

A: No seas marico, sólo estoy viendo que el slip también se manchó con vino.

‑ No dudó en quitárselo y quedar desnudo frente a mí, pude observar un grueso pene circunciso, trigueño, con el glande rosado y un par de bolas bastante grandes que cautivaron mi mirada. ‑

L: Ya no tengo el slip, ¿ahora qué ves?

A: Gabriela está en la sala, ¿estás loco?

L: Gabriela está en la cocina, seguro está sacando el asado…

A: Toma, ¡ponte esta toalla!

L: ¿Por qué no le das un besito a mi pene?, ¡sé que mueres por hacerlo!

Traté de salir de la habitación pero me tomó por los brazos y me besó, debo admitir que aun estando aterrado le correspondí al beso, nunca un hombre me había besado en la habitación que comparto con mi mujer, era algo que me excitaba enormemente. Rápidamente lo aleje de mí y le dije que Gabriela podría vernos, a lo que me contestó: Ella no sabe cómo decírtelo…

A: ¿Decirme que?

L: Que tiene una fantasía…

A: ¿Qué fantasía? ¿Estás loco?

L: Esta… ¡Tú, yo y ella!

‑ El silencio invadió el lugar, al tratar de salir ella estaba allí, afuera de la habitación, me abrazó fuerte, queriendo evitar que yo me fuera del departamento. ‑

A: ¿Por qué lo hiciste?

G: Porque te amo, porque quiero formar parte de tu vida en todos los aspectos.

A: Yo también te amo, ¡pero esto no está bien!

G: Es mi manera de demostrarte cuanto te amo…

Gabriela me besó apasionadamente, rodeando mi cintura con sus brazos, yo estaba muy confundido y a la vez experimentando una excitación bastante extraña, cuando de pronto siento la mano de Lucas en mi hombro y al girar sin decir palabra alguna me beso nuevamente, pero esta vez frente a Gabriela, yo lo besaba con timidez, pero con el mayor de los morbos porque Gabriela estaba allí, observando todo, pero no tardó en incorporarse, me abrazó por detrás y con sus manos acariciaba mi pecho y abdomen debajo de la camisa que poco después me quitó mientras yo le quitaba la de Lucas para dejarlo completamente desnudo, y entrabamos a la habitación nuevamente.

Luego comencé a besarla otra vez mientras Lucas besaba mi nuca y sutilmente bajaba con sus labios por mi espalda, yo comenzaba a quitar el vestido de Gabriela mientras Lucas bajaba mis pantalones quedando su rostro frente mis nalgas, Gabriela sólo llevaba blúmer bajo el vestido, la dejé así y con sus tacones mientras comencé a chupar sus pezones, para ese entonces ya yo me encontraba completamente desnudo y con la lengua de Lucas en el culo. Gabriela estaba mojada como nunca, era increíble su excitación, considerando la poca atención que le estaba prestando.

G: Mi amor mámale el pipe a Lucas, quiero ver cómo te lo comes…

L: Cómetela tú primero mi Gaby, como en los viejos tiempos.

No pude evitar sentirme incomodo al escuchar a Lucas, pero al ver su verga completamente erecta yo mismo le pedí a Gabriela que se la mamara; debía medir unos 19cm, arqueada levemente hacia abajo, el glande se había puesto enorme y por su huequito manaba el más rico de los néctares, Gabriela se arrodilló frente ese Adonis para mamar su verga y me invitó a hacer lo mismo, no dudé en hacerlo, comencé a mamar como lo sé hacer (son muchas vergas las que han pasado por mis labios), estaba completamente sumergido en el placer que me daba mamar esa rica verga cuando de pronto siento como comienzan a chupar la mía, era Gabriela, chupando mis 17cm de verga y regalándome uno de los momentos más excitantes de mi vida.

L: Te voy a llenar el culo de leche como se lo llenaba a tu mujer, ¿recuerdas Gaby?

G: Si lo recuerdo. Te va a encantar mi amor, ya verás que rico coge Lucas…

A: ¿Estás segura mi amor?

G: Deseo verte clavado, quiero que lo disfrutes…

L: Vas a ser mi hembrita Adrián.

La actitud de Lucas me intimidaba, pero a la vez me excitaba, ser la hembrita del exmacho de mi mujer era algo que me superaba cualquiera de mis fantasías. Él me pidió que me pusiera en 4 patas sobre la cama y eso hice, le pidió a Gaby que me chupara el culo y ella accedió (era algo que nunca antes habíamos hecho), me chupaba torpemente, pero aun así mi excitación no disminuía, mientras yo chupaba la rica verga de Lucas; al cabo de un rato él se posicionó detrás de mí y con ayuda de un lubricante comenzó a introducir su vergota en mi experimentado ano. Gabriela me animaba a comérmela completa, me decía que estaba orgullosa de mi, que yo era su “papi-perra”, todo eso me tenía en el cielo. Cuando Lucas me hubo clavado toda su pinga, Gabriela se posicionó delante de mí y con su mano izquierda se masturbaba bajo el blúmer.

L: ¿Te gusta?

A: Si papi, me encanta…

G: ¿Te gusta ser hembrita mi amor?

A: Si mami, ¡me encanta ser hembrita!

G: ¿Quién es tu macho?

A: ¡Lucas es mi macho!

L: Te voy a llenar el culo de leche perrita…

A: Si papi, ¡llénamelo todo!

Yo estaba en 4 y sediento, menos mal Gabriela me ofreció su cuquita para calmar mi sed, bajé su blúmer y comencé a mamar su coñito mientras Lucas aumentaba el ritmo de las embestidas, me tenía gimiendo, el hacía como un animal mientras yo ahogaba mis gemidos en el coñito de Gabriela, y ella pedía más y más… No resistió tanto placer y terminó acabando en mi cara, inundando mi boca con sus ricos jugos mientras yo alcanzaba mí nivel más alto de excitación alcanzado hasta ese momento, logré eyacular sin tan sólo tocar mi pene, bote demasiado semen, nunca había acabado tanto así… Mientras tanto mi macho aumentaba el ritmo, producto de las contracciones de mi ano al acabar, apreté su pene al punto que llegó al punto máximo de excitación y no dudó en taladrar mi culo sin piedad y llenarlo con toda esa leche que guardaban sus huevotes.

Quedé completamente agotado, caí sobre el cuerpo de mi mujer y Lucas se dejó caer sobre mí, me encontraba sumergido en un halo de placer infinito, me sentía en otra dimensión y poco a poco sentí como mis ojos se cerraban sin poder evitarlo.

G: ¡Adrián!, ¡Adrián!, mi amor, ¡despierta!.. Ya son las 7 de la noche y Lucas debe estar por llegar.

A: Lucas?

G: Sí amor, Lucas, recuerda que hoy es la cena, levántate y date un baño, ¡te amo!

Espero que hayan disfrutado de este relato, saludos, se les quiere.