Lucas, dominante y cerdo - Parte I
Tras hablar con él durante varias semanas, conozco a Lucas, que emieza a probarme y ver cuanto de cerdo soy
Buenas mi nombre es Adrián y llevo mucho tiempo leyendo relatos por aqui. Me he animado a escribir mi primer relato. Empieza suave pero os aseguro que la seguna parte sube mucho de nivel.
Gracias por leerlo
Ya conocía a Lucas desde hacía varios meses. Nos conocimos por una app de ligar. Nos pasamos varias semanas hablando y contándonos nuestros fetiches. “Relación abierta” marcaba en su perfil. Yo le pregunté por ello y me contó que nunca se había acostado con otra persona sin estar su novio delante, pero que sí que habían ido a orgías y demás juntos. Además, se permitían tontear con gente ajena a la pareja.
Estuvimos mucho tiempo hablando sobre fetiches sexuales. Lucas se interesó especialmente por lo cerdo que yo era, y por lo mucho que le dije que disfrutaba de ser degradado y ensuciado por otros. Se que se hizo varias pajas con nuestras conversaciones, eso me gustaba.
Pasaron las semanas y yo perdí la esperanza de llegar a hacer algo con Lucas. Era muy guapo y morboso, me encantaba, pero parecía que estaba más por la labor de calentarnos por chat y fotos que de quedar cara a cara. Así que mi sorpresa fue enorme cuando me propuso quedar para tomar un café.
Dos días después estábamos charlando en una cafetería no muy lejos de mi casa. La verdad, sus brazos y su preciosa cara me tenían babeando. Él no se cortó un pelo en decirme lo mucho que yo le ponía y, a pesar de que me moría de ganas de darle un morreo y comerle el rabo en aquella misma cafetería, no lo hice. A él siempre le gustaba llevar la voz cantante y a mí me encantaba ser el sumiso de aquella extraña relación de “amistad”.
Inicialmente, la conversación no tuvo ninguna connotación sexual. Hablamos de trabajo, series y la vida en general. El momentazo de la tarde llegó cuando, sin previo aviso, Lucas agarró mi taza de café y con una naturalidad y delicadeza sorprendente se la llevo a los labios y dejó caer un enorme escupitajo en mi taza. Me quedé muy sorprendido y durante unos pequeños segundos me quedé mirándole sin poder articular palabra. Él, con toda naturalidad, dejo de nuevo la taza frente a mí, me ofreció su mejor sonrisa, y siguió hablando tan normal. Tras mi breve colapso, decidí actuar con la misma naturalidad y seguí con la conversación, mientras me tomaba mi ahora especiado y aún más delicioso café.
Aquella situación me puso el rabo más duro que el metal. Intente apurar aquel café al máximo, sabia a gloria. Lo disfrute al máximo, y creo que no fui el único ya que Lucas, a pesar de estar sentado, marcaba un paquete interesante. A la salida, Lucas me dio un fuerte abraza y me susurró al oído: “Que buena cerda eres, me encantas. Si quieres seguir divirtiéndote mañana salimos mi novio y yo con unos amigos, vente” Tras lo cual, me metió una servilleta en el bolsillo y me dio un pico, se dio la vuelta y se marchó. Saqué la servilleta, estaba sucia, pero se podía distinguir lo que había escrito: “Mercury Bar – Mañana 11:30”
El Mercury Bar era un sitio especializado en cervezas de importación. La música se escuchaba desde fuera. Me gustaba aquel lugar, buenas fiestas y rica cerveza. No me costó localizar a Lucas, estaba acompañado de otros 3 chicos y 1 chica. Uno de los chicos resulto ser Adrián, el novio de Lucas. Menudo hombre. Verlos juntos hacia que todo mi cuerpo se derritiese y se pusiese a soñar con ellos. Una pareja explosiva.
Lucas me presentó con alegría a todos sus amigos, aunque yo solo tenía ojos y oídos para Marcos y Lucas. Este último se ofreció a ir a buscarme una cerveza, ya que la también tenía que pedir una para él. Acepte y me prometió traerme una que el conocía que era especial, ya que en aquel sitio tenían decenas de marcas.
Minutos después allí estaba, con dos jarras de cerveza. “Pruébala, creo que te encantará”. Le dí un buen trago y un profundo sabor amargo inundo mi boca y garganta. Mi cara era un cuadro y Lucas, me lanzó una mirada mientras entablaba conversación con su amiga. El cabrón de él acababa de llenarme la jarra de su propio meo. ¿Así que ese era el juego al que quería jugar? Pues yo lo iba a disfrutar.
-Lucas! Me encanta esta marca, deliciosa. Cuando me la acabe necesitare que vaya a pedirme otra, me está encantando – le dije intentando proyectar mi voz por encima de la música mientras le daba un enorme trago a la jarra de meo que tenia entre mis manos. Estaba calentito y super rico.
-Me alegro de que te gusté, es una marca muy especial para mí, fabricación nacional.
Seguimos con total normalidad. Lucas y Marcos llevaban un muy buen ritmo de cervezas, se las bebían a toda velocidad. Yo disfrutaba de mi jarra, gozándola a cada segundo. Mi erección era importante, pero lograba ocultarla en los vaqueros, aunque a duras penas. Cuando se me acabó, Lucas ni preguntó, agarró mi jarra y desapareció con ella. A los pocos minutos volvía a tener una jarra llena de meo entre mis manos.
Comencé a socializar más y me puse a hablar con un par de los amigos de Lucas. Me terminé la segunda jarra cuando la noche ya estaba muy animada. Estaban todos muy borrachos, sobre todo Marcos, Lucas y uno de sus amigos, con el que yo estaba hablando ahora, Mikel.
Lucas: ¿Bueno que, quieres otra jarrita más? – El carbón de el ya se volvía a mear. No paraba de beber y estaba como una cuba.
-Claro!! Me las bebo como agua, son una maravilla
Mikel: Joder tío, estas como una rosa. ¿Estamos todos super pedo y tu estas super fresco, como lo haces?
Lucas: ¡Coño! No me extraña, no ha bebido una gota de alcohol desde que está aquí – El pobre no se ni como se tenía en pie
Mikel: ¡¡Pero si yo le he visto beberse dos o tres jarras, que inventas!!
Lucas: No invento naca, el cerdo este se ha estado bebiendo jarras llenas de mi meo, se las ha bebido como si fuesen agua y mira la erección con la que lleva toda la noche – Mientras decía aquello agarró la mano de Mikel y rápidamente la empujó contra mi duro paquete. Mikel se sorprendió al palpar mi duro rabo y me miro con asombro, a lo que yo respondí con una sonrisa.
Mikel: ¿No te creo, llevas toda la noche bebiendo meo de Lucas?
-Si. Y me lo estoy pasando de cine
Mikel: No te creo, ahora lo vas a tener que demostrar. -Mikel agarro mi jarra y, para mi enorme sorpresa se saco un enorme rabo de unos 17 cm a medio empalmar del os pantalones. Tras medio segundo comenzó a soltar un enorme chorro de meo en mi jarra hasta llenarla por completo y me la ofreció mientras se guardaba aquella herramienta entre las piernas. Aquello me la puso dura por completo. Mi polla no paraba de manchar mi boxer y yo ya estaba zorra perdido babeando por aquellos hombres. Cogí la jarra y miré profundamente a Mikel. La acerqué a mis labios y comencé a tragar y tragar. De una sola me trague todo el meo de Mikel.
Lucas: Ves, te lo dije, es una puta cerda asquerosa y bien morbosa, le encanta. -Mientras yo dejaba la jarra sobre la mesa me a agarró del pelo, tiro para atrás mi cabeza y con la mano me abrió la boca y me soltó un japazo en toda la boca, delante de todo el mundo. -Le encanta
Mikel: Dios, me encanta, hacia demasiado que necesitaba conocer a un cerdo así, que delicia de chaval. Lucas tienes que traerlo a una cena, ya sabes, lo pasaríamos bien.
A Lucas creo que aquella idea le encantó. Estuvimos hablando sobre ello unos minutos, aunque no terminé de dilucidar como seria aquella cena a la que me querían invitar.
Yo creía que la diversión de aquella noche no había hecho más que empezar, mi polla estaba a punto de estallar y veía a todos cachondo y muy borrachos. Esto último fue el gran error. Minutos mas tarde Lucas estaba fuera del bar vomitando y Marcos y Mikel (los cuales tampoco estaban mucho mas finos) se lo tuvieron que llevar en un taxi a casa. Mi noche se había jodido. Me fui a casa y me empecé a hacer una paja, en un par de minutos me llené el pecho de lefa. Mientras me limpiaba, recibí un mensaje de un numero desconocido
“El sábado vente a las 20:30, 2ºC. Ven con sed”