Loving him was RED (2)

Fin del semestre, continuación de la historia.

Sonó el despertador, y con esto desapareció su imagen de mi mente. Me incorporé con parsimonia, no quería levantarme pero cuando me acordé de Diego tuve un motivo para hacerlo, tenía una extraña ansiedad por verlo. Tomé un baño y bajé a desayunar como de costumbre antes de salir en dirección al colegio. Estaba ansioso por llegar al colegio y verle, en las escaleras, por los pasillos, no sabía en donde pero lo quería ver. Por momentos la razón se apoderaba de mi “¡Detente! es un chico, obviamente no siente nada por ti.” Pero no podía evitar estar ridículamente ansioso por verlo, por contemplarlo una vez más.

Aquel miércoles de Noviembre era muy parecido al día anterior. Estaba fresco y nublado, se podía sentir el invierno cada vez más cerca. Me gustaba mucho esa época del año, en particular disfruto los días nublados y frescos.

Llegué al colegio y bajé de mi camioneta, mientras caminaba en dirección al edificio de preparatoria pensaba en verlo a él y a nadie más, no pensaba en las clases, evaluaciones ni nada por el estilo. Mi mente debería estar ocupada en preocuparme por las evaluaciones de fin de semestre pero... había cosas en el camino.

Por fin llegué al edificio, y disimuladamente miré por las ventanas de los salones de primero cuando caminaba hacia el mío, buscándolo. Pero no encontré su rostro entre los de los chicos de primero que ya habían llegado. Sin más fui a mi salón y así comenzó mi día de clases.

Los días pasaron. Ocasionalmente veía a Diego por los pasillos, pero siempre de lejos. En los entrenamientos nos limitábamos a entrenar y nunca le saqué conversación porque me daba pena, pero de vez en cuando nos volteábamos a ver y me sonreía. Era su sonrisa lo que me idiotizaba. Cada vez que me sonreía no podía evitar devolverle la sonrisa, ponerme rojo y desviar la mirada con cara de idiota. Sentía que me veía muy obvio así que traté de concentrarme en mis entrenamientos.

El semestre terminó y con el último examen llegó la tan esperada fiesta de fin de semestre. En esas fiestas solo se admitía a los que iban en el grado, así que podías embriagarte sin molestarte, ya que había confianza. Llegué a la fiesta y ya había varios de mis amigos esperando. El ambiente estaba muy bien y había mucho alcohol para festejar que los exámenes habían terminado.

-Anda a la barra, que vamos a emborracharnos esta noche- me dijo Fernando.

-No creo tomar mucho, traigo la camioneta y no pienso que me multen esta noche- le respondí

-¡No seas aguafiestas! Al menos tómate un shot con nosotros- dijo Andrés.

Acepté el shot, me gustó y fui perdiendo el control de la situación “Al rato se me baja” me decia a mi mismo cada vez que pedía otra bebida. Comencé con tequila, le seguí con el vodka y rato después estaba tomando whisky.

Las cosas estaban algo locas en mi cabeza. Había luces de colores y no podía estarme quieto así que me fui a la pista con unas amigas. Comencé a bailar con muchísima energía, estaba haciendo bailes exóticos que no sabía de donde habían salido. La diversión estaba a todo cuando sentí que alguien me abrazaba por atrás. Cuando me giré para ver quien era vi a Natalia. Se veía espectacular y sus rojos labios robaron mi atención.

-Gonzaaaaaaalooo te he buscado toda la noche- dijo Natalia arrastrando las palabras.

-Igual yo preciosaa- le respondí

-¿Que te parece si vamos a sentarnos?- me preguntó

Asentí con la cabeza y me tomó de la mano, sus manos eran suaves y su perfume me embriagó más de lo que ya estaba. Me arrastró hacia un rincón alejado donde estaba un sillón y se sentó, yo hice lo mismo.

Comenzamos a hablar sobre cosas estúpidas e intrascendentes y muy vanas. De repente la conversación dio un giro muy drástico.

-Sabes, la verdad es que siempre he pensado que eres muy guapo- dijo Natalia mientras me ponía su mano en el hombro.

-¿Enserio? Es todo un halago viniendo de ti- respondí.

-¿Halago?-

-Si, ¿Sabes porqué? Porque eres la mujer más preciosa de toda la prepa- Le dije mientras le quitaba el cabello de la cara.

Una sonrisa iluminó sus labios y pensé en Diego, fue cuando sin pensarlo me lancé hacia ella y la comencé a besar. Estaba besándome con Natalia una vez más, pero esta vez pensando en alguien más. Natalia me rodeó el cuello con sus brazos y la tomé por su cintura, acercándola más a mi. Sus manos revolvían mi cabello mientras nos besábamos con intensidad hasta que me detuve al recordar que Natalia tenía novio.

-Natalia esto no está bien, tienes novio y su hermana está por aquí- le dije

-Gonzalo pero tu sabes que no lo quiero. Además, Estefania esta borracha y no nos va a ver. Desde la pista esta zona no se ve- Me respondió.

Entonces la besé de nuevo. Nos estábamos comiendo uno al otro. “Como me gustaría que fueras Diego” pensé. El beso siguió muy intenso por unos minutos. De repente Natalia se separó y me dijo al oído - Vamos por algo de comer, que muero de hambre-

La acompañé hasta la mesa y aprovechando que estaba ocupada me alejé en dirección a la barra. Pedí otra bebida y regresé con ella. Estuvimos platicando sobre las cosas que habían pasado ese año mientras Natalia comía. Cuando terminó le llamaron por teléfono. Era su padre, diciendole que ya iba por ella. Nos despedimos con un beso intenso y Natalia se fue, así que me dirigí a donde estaban mis amigos. Seguí tomando y volví a la pista de baile, hasta que me caí y un amigo me ayudó a sentarme. Fue entonces cuando llegó una amiga llamada Mariana.

-Dame las llaves de tu camioneta- me dijo extendiendo la mano.

-¿Porqué?- le pregunté entre balbuceos.

-Porque no voy a dejar que te vayas en estas condiciones, no manejando. Anda, dámelas y súbete que te llevaré a tu casa- me dijo.

-¿Y como te vas a ir de ahí?- le pregunté.

-Tony va a ir detrás de mi y me llevará a mi casa después de dejarte.- dijo por último.

Caminé detrás de ella como un niño recién regañado y me subí a la camioneta sin oponer resistencia. En el camino platicamos sobre la fiesta, hasta que llegamos a mi casa. Apagó la camioneta, me dio las llaves y me dijo que me esperara un rato en la camioneta mientras se me bajaba, para que no me regañaran. Bajó y se fue al auto de Tony, quien salió en dirección a su casa...

Vi un auto acercarse y me bajé de la camioneta para ver quien era. Del asiento del copiloto bajó Diego, mis ojos se iluminaron al verle. El auto se fue y fui a su encuentro.

-Holaaaaaaaa- dijo Diego. Estaba visiblemente tomado.

-Que sorpresa verte- le respondí con una sonrisa en los labios.

-Pues verás, quería venir a verte- dijo acercandose cada vez más.

-¿Porqué no pasamos adentro? Ya sabes, para dormir un poco.- le dije con una sonrisa mientras me agarraba por la cintura.

-Me parece bien- me dijo al oído.

Abrí la puerta de la casa y lo conduje a la habitación de huéspedes, que estaba separada de la casa para no despertar a nadie. Entramos y nos sentamos en la cama.

-¿Acaso no me has extrañado?- dijo Diego, acercando su cara a la mía.

-Cada momento del día- le dije

-Me encantas- me dijo.

Apenas iba a responderle cuando me besó. pasé mis manos por su cuerpo y pude sentirlo tocándome. Bajó a mi cuello y lo comenzó a besar apasionadamente. Mientras lo hacía, lo único que salía de mi boca eran gemidos de placer. Mis manos acariciaban su espalda y yo me dejaba hacer por el. Interrumpió su trabajo, me levantó y me lanzó a la cama y se puso encima de mi. Me besaba intensamente y le dejé llevar el control de la situación.

-Llevaba tanto tiempo esperando hacer esto- me dijo son una voz sexy al oído.

Mientras nos besabamos nos íbamos desabrochando la camisa el uno al otro. Cuando llegué a su pantalón le metí la mano en el slip. Su pene estaba como roca, lo comencé a sobar. Entonces decidí tomar el control. Lo giré para que él quedara abajo, bajé hasta su pantalón y lo desabroché para quitárselo. Traía puestos unos slips negros que se le veían muy sexy contrastando con su piel blanca, pero estaban tapando lo que en aquel momento quería, así que se los quité. Al quitárselos pude ver su pene y me lancé sobre el. Comencé a chuparlo como si la vida se me fuera en ello. Subía y bajaba, hacía círculos con la lengua en su glande. Podía escuchar sus gemidos de placer mientras trabajaba con su falo. De repente sentí sus manos en mi cabeza, retomó el control de la situación y comenzó a llevar la mamada a su ritmo. Rato después me saqué su pene de la boca y comencé a darle besos a su cuerpo, a su abdomen, su pecho... por fin llegué a su cara y lo besé con fuerza.

-Me encantas- le dije al oído.

-Y tu a mi, desde el primer momento en que te vi- me respondió.

Nos giramos de nuevo y Diego bajó hasta mi pantalón, me los quitó y me giró. Comenzó a darme un beso negro. El placer era indescriptible. Después de un rato sentí su peso sobre mi espalda y su aliento en mi nuca.

-¿Estas listo?- me preguntó con voz suave.

-Si, sigue- le respondí.

Me giré y puse mis piernas en sus hombros, se puso en posición para meter su pene...

Entonces desperté, estaba en la camioneta, donde Mariana me había dejado. Todo había sido un sueño. Me fijé en mi celular y eran las 5 am, era mejor que bajara y entrara en la casa de una vez por todas. Mi pene estaba a punto de explotar, había sido el sueño más excitante que había tenido jamás. Enojado conmigo mismo por haber soñado eso me metí a mi casa, fui a mi cama y puse la alarma para el día siguiente, pues tenía que ir al colegio a recoger mis resultados.

La mañana llegó y me dolía la cabeza horrible. Me metí a la ducha y me di un baño rápido para salir hacia el colegio a recoger mis resultados a tiempo. Cuando llegué todos estaban en las mismas condiciones que yo. Tenían cara de desvelados y de resaca. Los maestros sabían exactamente que había pasado la noche anterior y miraban a los más afectados con gesto de desaprobación, incluso dejaron fuera del salón a los que olían a alcohol. La maestra me dio mis notas, no estaban nada mal. Primer lugar de mi salón, me sentí aliviado, pues había logrado lo que mis padres me pedían de meta. Salí del salón tratando de evitar que me diera el sol en los ojos, pues no aguantaba la cabeza. Fui a los bebederos para tomar un poco de agua, y de ahí me pase al baño. Cuando caminaba al baño me llegó un fugaz recuerdo, Diego siempre estaba en los baños, viéndose al espejo. Con un poco de suerte lo encontraría ahí así que apresuré el paso. Cuando llegué al baño me decepcioné al ver que estaba vacío... Hice lo que tenía que hacer y salí. Cuando caminaba por el pasillo para encontrarme con mis amigos. Mientras caminaba a lo lejos lo vi, iba caminando al lado de Laura, la hermana de Lucía. Giró la cabeza en dirección hacia mi y alcé mi mano, en forma de saludo. Pero él sólo se volteó, como si no me hubiera visto. Sentí algo desplomarse en mi, me sentí humillado y despreciado. Inmediatamente me fijé si alguien había visto la escena, afortunadamente el pasillo estaba vacío. Caminé hacia donde se reunían mis amigos, mientras subía la escalera me encontré con Natalia y recordé todo lo que había pasado la noche anterior, al parecer ella también porque al verme se puso roja como un tomate y me saludó bajando la mirada. Yo la saludé alegremente y dejé escapar una risa, acordándome de las tonterías que le había dicho. Eso si, lo había pasado muy bien con ella. Le pregunté que que haría en las vacaciones, a lo que me respondió que la llamara para quedar algún día e ir a tomar algo. Seguí subiendo y pronto me encontré con mis amigos. Mas tarde regresé a mi casa.

En el camino no paraba de preguntarme porqué Diego habría hecho eso, después de todos estos días de verle, saludarle y dirigirnos sonrisas en los entrenamientos... “Tal vez no te vio, si, debió ser eso” pensé para tranquilizarme.

A pesar de ya estar de vacaciones, los entrenamientos continuaron. Llegaba con la ilusión de ver a Diego sonreírme, pero lo encontraba frío y distante. Cuando terminó el entrenamiento vi la razón. Estaba muy abrazado con Laura, la hermana de Lucía. Intencionalmente llegué a saludar a Laura, cuando terminé vi a Diego y me fui sin saludarlo. Se quedó esperando que lo saludara, lo pude ver en su cara. Pero la rabia se había apoderado de mi. “¿Quien se cree este idiota para no saludarme?” me dije a mi mismo. Pero si el quería jugar, le demostraría quien puede jugar mejor.

Al día siguiente, le marqué a Natalia. La invité a tomar un café. A las 5pm pasé por ella a su casa y pronto llegamos al café. Nos sentamos en una de las mesas menos escondidas y nos pusimos a platicar.

-Aun me da un poco de pena pensar en lo que pasó en la fiesta- dijo Natalia.

-¿Pena? ¿Porqué habríamos de apenarnos? Nadie lo vio- respondí.

-Ayer terminé con mi novio. La verdad no puedo dejar de pensar en lo que sucedió. Además aquella noche me llegó el chisme de que lo vieron besandose con otra, me enseñaron fotos y todo- dijo

-Entonces creo que lo que tienes es que estas despechada- le dije.

-Creo que si... No quiero que vayas a pensar que te estoy usando para darle celos- me dijo mirándome, esperando ver una reacción de mi parte.

-No te preocupes, te comprendo. De hecho yo también estoy despechado- le dije y vi una mirada de alivio en su rostro.

-Entonces, me ayudas y te ayudo- dijo en voz baja.

-Creo que vas entendiendo a lo que iba jajajaja- le dije.

Seguimos tomando nuestro café, con una mirada de complicidad. De repente llegaron los del periódico juvenil. Normalmente se pasaban por los locales de moda y tomaban algunas fotos para ponerlas en el periódico. Nos tomaron una juntos y posamos muy juntos.

-Espero que la pongan en el periódico- le dijo Natalia al reportero.

CONTINUARÁ...