Loving him was RED

Como un choque en las escaleras se convertiría en algo grande.

Un año más en el instituto, pero este sería por fin el último. Sentía una mezcla de ansia por que terminara el año, para por fin ser libre para ir a la Universidad, pero a la vez quería que el año no terminara porque extrañaría a todos mis amigos. Me llamo Gonzalo, soy un chico de piel aperlada, ojos color café y cabello ondulado. Personalmente me considero un chico normal aunque varias chicas me consideran "guapo". En fin, soy de buen ver pero hay chicos mucho más atractivos que yo.

Era una linda mañana de agosto, hacía calor como de costumbre en mi ciudad. Me hacía mucha ilusión llegar al colegio para ver a mis amigos y compañeros que llevaba todo el verano sin ver. Cuando salí de bañarme procedí a ponerme el uniforma, que tenía cerca de 2 meses sin utilizar. Mi mamá me llamó para desayunar y fui a la cocina donde un plato de hot cakes me esperaba. Después de terminar mi desayuno le dije a mi mamá que estaba listo para que me llevara al colegio, pero me dijo que podía tomar la camioneta blanca ya que a partir de ese día ella no se ocuparía de llevarme al colegio. Salí emocionado y feliz de que mis padres por fin me dejaran usar un auto, cosa que llevaba pidiéndoles desde hacía unos meses atrás. Por fin llegó el momento de entrar al salón, la mañana se fue rápido, en las clases los profesores nos daban la bienvenida y me la pasé platicando con mis amigos sobre lo que había pasado en verano.

Por fin llegó el momento de receso, el cual aprovecharíamos mis amigos y yo para echar un vistazo a las chicas de primero. Mis amigos Andrés, David, Fernando y yo nos sentamos en una banca por donde pasan todos al bajar del edificio para observar mejor.

-Ahí viene un grupo grande.- dijo Andrés mientras señalaba a las escaleras

-Este año no están nada mal, están mejor que las de segundo año.- dijo David después de observarlas un rato.

-Mal plan que solo estaremos un año más.- dijo Fernando.

Entre el grupo pude ver a Laura, la hermana de Lucía (que iba en mi grado). Dos años atrás había tenido algo con Lucía, pero no funcionó. Laura era por mucho la chica más guapa de todas las que había visto hasta el momento y además tenía una personalidad muy agradable. Su piel blanca contrasta con su cabello negro y tiene unos hermosos ojos verdes. Laura es alta y tiene muy buen cuerpo, por lo que de inmediato captó la atención de mis amigos.

D: -¡¡Miren a aquella chica de cabello negro!!- Exclamó David emocionado.

G: -Yo la conozco. Se llama Laura, es hermana de Lucía.- dije mientras o

F: Pues no está nada mal ehh, está más guapa que Lucía y tiene mejor cuerpo.

A: Aunque tiene cara de que es una pesada.

G: Pues te equivocas amigo, que yo ya la conozco y es muy agradable.

Seguimos observando a las demás chicas de primero, varias estaban muy bien pero para mi gusto ninguna estaba tan guapa como Natalia, una chica de mi grado. Natalia tiene piel aperlada, una hermosa cortina de cabello café oscuro muy largo y lacio, ojos oscuros y labios rojos. Desde primero tenía un crush con ella y en una ocasión el invierno pasado había terminado besandome con ella cuando los dos estábamos muy tomados, pero eso era alguien que solo ella y yo sabíamos y no pretendíamos contárselo a alguien más.

El receso terminó y regresamos a clases. El resto del día transcurrió con calma.

Los días pasaron, la rutina parecía regresar. Los trabajos y tareas eran cada vez más. Decidí enfocarme en mis estudios en ese ultimo año, para tener a mis padres contentos y me dejaran irme de intercambio al final del año, pero un día nublado de Octubre algo me robó la atención.

Había olvidado un trabajo, por las prisas en la mañana lo dejé en la mesa y tenía que presentarlo ese día, así que aprovechando que sería receso pedí permiso para salir del colegio, ir a mi casa y recoger el trabajo. Tenía poco tiempo así que iba bajando las escaleras del edificio a toda velocidad. Cuando giré para seguir bajando me topé de frente con un chico y chocamos.

Fue un momento muy extraño, fue como si el mundo se detuviera por un momento. Lo primero que ví después de sentir el choque fue un par de ojos, oscuros pero con un brillo especial. Quedamos con los rostros uno frente al otro, separados por escasos centímetros. Nos miramos fijamente a los ojos. Podía ver mi rostro reflejado en sus ojos, el tiempo no pasaba... Pero recordé que me tenía que ir y rompí el contacto visual, mientras me disculpaba por no ir atento al camino, me dijo que no tenía importancia y seguí corriendo hacia el estacionamiento.

En el camino a mi casa, seguía afectado por el shock inicial. No había prestado atención a muchas cosas en el momento, pero la imagen de sus ojos no me la podía sacar de la mente. Por fin llegué a mi casa e hice lo que tenía que hacer. Cuando regresé al colegio aun era receso así que corrí al salón a dejar mi trabajo, ahora más tranquilo y poniendo atención en las escaleras. Las clases siguieron, presenté mi trabajo y mantuve mi mente ocupada en los deberes. Pero cuando tenía que poner atención a los profesores porque estaban explicando algo, no podía evitar que mi mente divagara y sorprenderme pensando en esos ojos que eran todo lo que había apreciado del chico de las escaleras. No podía entender porqué no podía recordar nada más sobre aquel misterioso chico que sus ojos. Esos oscuros y hermosos ojos que me observaron fijamente y me hicieron olvidarme de todo lo que sucedía. "Nunca encontraré otros ojos tan impactantes como esos" pensé.

Durante las semanas siguientes, me sorprendí buscando esa profunda mirada en varios de mis compañeros, pero no lograba encontrarla, así que días después desistí. Fui olvidando esa mirada y seguí con mis actividades normales. Por las tardes iba a entrenar con el equipo de atletismo, del cual formaba parte. En Noviembre comenzamos a prepararnos para las competencias de fin de año, así que el entrenador decidió citarnos a todos los seleccionados en un mismo horario. Nos citó un martes a las 5:30.

El martes llegó y pude ver a todos los miembros del equipo, había varios chicos y chicas que francamente no conocía a pesar de ser de la preparatoria. El profesor nos puso ejercicios de calentamiento y estiramiento por parejas. Como un resorte fui directamente con una chica que tenía un cuerpo espectacular que estaba del otro lado del gimnasio para preguntarle si necesitaba ayuda, pero cuando ya estaba por llegar llegó una amiga suya e iniciaron el calentamiento. Cuando me giré a ver quien más quedaba solo vi a un chico de piel muy blanca y cabello café esperando. No pude identificarlo bien porque estaba de espaldas, pero deduje que probablemente era uno más de los que no conocía.

Cuando llegue hasta donde estaba él, le toqué el hombro y le llamé.

G: Oye me he quedado sin pareja y veo que tu también, ¿Que te parece si me echas una mano y yo a ti?

“Por mi está bien” respondió mientras se giraba. Cuando se terminó de girar pude verlo bien. Era alto, con piel muy blanca y guapo de la cara. Lo identifiqué de inmediato. Era el niño bonito de primero, el que traía a todas las chicas atrás de él.

G: Bueno, pues vamos a la colchoneta.

Nos dirigimos a la colchoneta y comenzamos los ejercicios de estiramiento. Mientras uno los hacía, el otro hacía presión en su espalda o piernas para hacer que el estiramiento fuera el máximo. Mientras yo hacía los estiramientos y el chico me ayudaba, miraba disimuladamente a la chica que estaba al otro lado del gimnasio, mientras estiraba con su compañera. Debí quedarme embobado, porqué el chico lo notó y me dijo: “Si que está buena, no crees?”

Lo vi y me reí, mientras entre risas le decía que si. Terminó mi turno y ahora me tocaba hacerla de ayudante.

Fue cuando me tocó ayudarle cuando puse más atención en el chico. Su espalda se sentía firme. Cuando cambiamos de posición y me tocó presionar sus piernas pude verlo con más atención aprovechando que tenía los ojos cerrados. Era delgado pero tenía músculos marcados, sus facciones eran finas. Ya podía ver con más claridad porqué las chicas de primero se sentían atraídas por el.

Sus labios eran de un color rojo cuya intensidad contrastaba con lo blanco de su piel. Lo observaba concentrado hasta que abrió los ojos y desvié la mirada.

El calentamiento terminó y nos pusieron a entrenar con pañuelos. El punto era alcanzar al que trajera el pañuelo. El entrenador nos dijo que nos quedáramos en las parejas que habíamos formado para el calentamiento así que para cuando me giré buscando al chico de primero el ya estaba al lado de mi. Me preguntó que quien usaría el pañuelo primero y le dije que como gustara, así que me lo dio a mi para alcanzarme él. Cuando el entrenador dio el silbatazo comencé a correr a toda velocidad, con el chico detrás de mi. Cuando estaba a punto de llegar a la meta, el chico me alcanzó y me quitó la pañoleta. Ahora me tocaba a mi alcanzarlo. Después de 2 intentos y 2 llegadas a la meta, no había logrado arrebatárselo antes de que terminara el tramo. “La tercera es la vencida” me pensé y me puse listo para arrancar y quitarle la pañoleta. Sonó el silbato y corrí detrás de él. Por fin estaba a punto de alcanzarle, cuando el chico se tropezó y cayó en el piso, dado que yo le seguía muy de cerca caí también, quedando mi cuerpo sobre el suyo. Me incorporé de inmediato y le ayudé a levantarse, se había torcido el tobillo. Le ayudé a llegar a la banca para que pudiera sentarse y esperé a que el entrenador llegara. Después de revisarle le dijo que afortunadamente no tenía lesión aparente, pero que aun así debía pasar a revisarse. El chico dijo que llamaría a sus padres para que fueran por el.

-Yo te llevo- dije, sorprendiendome a mi mismo.

-No hace falta que te molestes- dijo el chico.

-Insisto, así no pierdes más tiempo- le dije.

Finalmente el chico aceptó y lo llevé a mi camioneta ayudándole para que no apoyara el pie y evitar que en caso de alguna lesión se agravara esta. Lo subí a la camioneta y salí en dirección al hospital.

-No me duele tanto, el dolor va disminuyendo- dijo el chico.

-Lo siento, me siento culpable por haberte caído encima- le dije apenado mientras conducía.

-Nahh no has tenido culpa, me lo torcí antes. El apenado sería yo por tumbarte. Por cierto no nos hemos presentado, soy Diego- me dijo mientras me detenía en un semáforo.

-Yo soy Gonzalo- le respondí mientras giraba la cabeza para verle aprovechando que estaba en rojo.

-Mucho gusto- dijo esbozando una sonrisa mientras me miraba.

-El gusto es mío- le dije mientras le devolvía la mirada, fue en ese momento cuando vi algo que me llamó la atención, pero el claxon de otro carro me advirtió que la luz ya había cambiado a verde y volví al camino.

Pronto llegamos al hospital, le revisaron y no tenía nada, solo le recomendaron que no moviera mucho el pie para que no le doliera, así que lo llevé de regreso a su casa. En el camino comenzó a llover muy fuerte, así que cuando llegamos le dije que lo mejor era esperar a que se calmara un poco para bajar. Continuamos platicando sobre el entrenamiento cuando de repente noté que me estaba mirando fijamente a los ojos mientras ponía cara de estar recordando algo.

-Creo que a ti ya te había visto antes- dijo extrañado.

-¿Si?- le pregunté

-Ya lo recordé, un día chocamos en las escaleras- me dijo mientras comenzaba a esbozar una sonrisa.

No cabía en mi asombro, entonces recordé aquella mirada y miré sus ojos, era él.

-Si, ya me acordé- dije en voz baja mientras seguía contemplando sus ojos.

Fue entonces cuando nos percatamos de que había parado de llover y le ayudé a bajar. Abrió su madre y le expliqué lo que había pasado, la señora me dio las gracias y me despedí de Diego.

Durante el camino iba sonriendo como idiota y no sabía porqué, cuando llegué a mi casa abrí la computadora y me puse a escuchar música. Normalmente después de entrenar terminaba relajado, pero como no terminé el entrenamiento y me puse tenso por lo que le ocurrió a Diego seguía muy tenso... y no había nada como quitarse la tensión con una paja. Tenía mucho tiempo sin hacerme una así que abrí una página porno y puse el primer video que me salió.

Me quité la ropa y comencé a pajearme. La excitación subía conforme mi mano subía y bajaba. Cerré mis ojos y comencé a imaginarme las escenas del video, de repente vino a mi mente algo más: el rostro de Diego y cómo le ayudé en el calentamiento empujando sus piernas. Me sorprendí pero a la vez me excité más, mi mano comenzó a trabajar más rápido, mi cuerpo se retorcía de placer, comencé a susurrar su nombre y no mucho después me corrí. Fue una corrida espectacular y quedé exhausto, pero luego llegó el remordimiento ¿Porqué pensé en Diego? ¿Porqué me había excitado más? Yo no me consideraba gay. Confundido fui a tomar una ducha. Cuando salí ya estaba más relajado, me cambié y fui a cenar. Al regresar abrí mi portátil. Abrí facebook y vi una solicitud de amistad nueva, era de Diego. Inmediatamente la acepté y me puse a ver sus fotos “Es tan guapo” pensé.

Ahora solo esperaba que fuera el día siguiente para poderlo ver de nuevo.