Los Zapatos, Los Hombres y Las Amigas

Algo que escribí hace un tiempo, para una revista, a ver si sabeis cual... XD

Zapatos, Hombres y Amigas

Últimamente he descubierto un cambio en mí, he pasado de odiar los zapatos a desearlos.

Esto está relacionado con mi espíritu cada vez más consumista

Primero me culpaba por ello, creía que el deseo materialista era algo frívolo.

Pero ahora voy comprendiendo que necesitamos cosas frívolas y divertidas para soportar los desastres del día a día.

Quizá los zapatos y la moda sean los nuevos entretenimientos como lo fue el cine de los años 40: "Gilda", "Bailando Bajo la Lluvia", "El Mago de Oz", etc.

Anteriormente estaban los cuentos e historias populares, ahora tenemos como moda el consumismo, simplificado en "a ver quien tiene más, más caro y que sea lo que se estila".

Todo esto está relacionado con los grandes diseñadores, crean su moda para gente con gran poder adquisitivo y los corderitos la siguen a diferentes alturas económicas perdiendo totalmente su estilo propio.

Pero no a mi no me va la moda hablando de los típicos corderitos, sino de la gente que disfruta creando su estilo propio, cosa difícil ya que "está todo inventado", frase muy usada también.

Así que ya no me culpo por comprarme caprichos, una revista, unos zapatos, etc.

Creo que son los nuevos sustitutivos del chocolate.

Aunque no lo creáis el chocolate no es el mejor amigo de una mujer, parece idóneo cuando te da el bajón pero sin control trae consecuencias negativas.

Siempre está ahí, esperándote, casi, casi acechándote, llegas a casa después de una discusión con tu novio o después de un mal día en el trabajo o la escuela, empeorado por alguna disputa familiar, y te dice "cómeme, siempre te espero, solo deseo complacerte" y tu toda inocente le haces caso hasta que notas que tu estómago está saturado y te planteas que no ha sido tan buena idea.

Notas remordimientos, la tripa hinchada, piensas en que te va salir la puñetera celulitis (¿y porque no se vuelve a poner de moda? a Goya bien que le gustaba), piensas que entre la cara llorosa y el cuerpo hinchado estás horrible y así nadie te querrá, claro, estás tan saturada de azúcar que te deprimes más.

Ayer me pasó eso, y busqué un plan alternativo, después de hincharme de galletas de chocolate sin notar ninguna mejoría.

Me levanté de la silla, apagué el ordenador y salí a la calle.

Paseando encontré una papelería y entré para comprar la revista "You".

Creo que este nuevo método es mejor para la salud, sales, te distraes y al llegar a casa el monedero te pesa menos, pero ya no te hartas de chocolate.

Coges una galleta y te puede durar una eternidad mientras miras la revista e intentas a la vez acariciar a tu gato o perro.

Mi gata es increíble, es mirarla y me derrito, el problema es que no se deja acariciar mucho rato, pero cuanto más la tocas más ganas tienes de cogerla y estrecharla entre tus brazo, creo que por eso se inventaron los peluches: para que los animales de compañía no tuvieran que soportar nuestros arrumacos.

Otra cosa que me sienta genial es ver la serie "Sexo en Nueva York".

Es una serie sobre treintañeras y sus relaciones con los hombres, pero el feeling que siento hacia la serie es por el compañerismo que existe entre esas amigas.

Ahí es cuando recuerdo que tengo amigas de verdad, que no estoy sola, así que preparo el teléfono y ha hablar se ha dicho.

Es muy triste que los hombres normalmente no puedan establecer este tipo de relación tan íntima, tienen el don de la lealtad entre compañeros pero son incapaces de sincerarse entre ellos, el temor a ser rechazados por ser débiles o diferentes es demasiado fuerte en sus cabezas. Como mucho logran sincerarse con amigas porque nos intuyen más comprensivas y cariñosas.

Creo que las amigas son la mejor terapia para los problemas del día a día.

Gracias a todas las que me habéis apoyado con mis decisiones, las que me habéis esperado pacientemente cuando no tenía ganas de hablar, las que me habéis escuchado cuando lo necesitaba, las que habéis confiado en mí para contarme vuestros problemas, las que no habéis dudado en quedar conmigo cuando lo he necesitado, las que tenéis paciencia conmigo por mis ideas locas, gracias por ser mis amigas.