Los veranos con mi tía

Historia real de como mi tía me hizo pasar el mejor verano de mi vida.

Desde muy pequeño había sido mi tía favorita. Siempre tuvimos una relación muy cercana. Ella tenia un hijo tres años menor que yo, con lo que nos criamos como hermanos. Yo pasaba largas temporadas es su casa en verano.

Ella por aquellos años debía tener unos 32 años, con un cuerpo muy voluminoso de marcadas curvas. Algo mas alta que yo por aquel entonces a mis 14 años. Llamaba mucho la atención por donde quiera que íbamos, recuerdo como la miraban todos. Pero si tenia algo que llamaba su atención eras sus pechos, ademas de que se notaba que se sentía muy orgullosa de ellos, por su forma de vestir.

Aquel verano tuve una experiencia que la convertiría en objeto de deseo para mi, y que no perdiera oportunidad de pasar todo el tiempo que podía en su casa. Mi tío trabajaba en una empresa que le hacia estar mucho tiempo fuera, así que ella prefería que hubiese alguien en casa.

Con el calor del verano en Andalucía, ese año estrenaban piscina en casa. Y mi primo y yo disfrutábamos de ella. Pero de lo que yo disfrutaba realmente era de ver a mi tía en bikini, poder contemplar aquel cuerpo en la tumbona tomando el sol. Mi primo y yo jugábamos en el agua, y de vez en cuando ella se metía para refrescarse. Ella se acercaba a nosotros y comenzaba a hacernos ahogadillas, sumergiéndonos en el agua. Podía ver como aquellas tetas subían y bajaban delante de mi cara. Era una imagen espectacular. El calentón era imposible de contener y mi polla se ponía tan dura como una piedra. Podía notar como ella buscaba el roce con esta de una manera disimulada. Ella nunca decía nada, pero estaba seguro de que ella disfrutaba notando mi polla dura rozarse por su cuerpo. Pero todo quedaba ahí.

Un fin de semana regreso mi tío, y la notaba mucho mas distante. Ya no se metía en el agua a jugar con nosotros.

Esa noche al irnos al cama mi primo y yo, estuvimos hablando hasta que el se quedo dormido. Y de repente empecé a escuchar unos ruidos desde la habitación de mis tíos. No podía creerlo, a escasos metros de mi, estaba mi tío dandole bien a mi tía. Sin dudarlo me levante de la cama y muy despacio fui hacia la puerta de su habitación. Podía escuchar cada vez mejor a mi tía gemir y pedirle a mi tío que se la follase. Con el calor del verano estaban todas las puertas y ventanas abiertas, así que al llegar a su puerta podía ver con bastante claridad a mi tía a cuatro patas y mi tío dandole desde atrás. Veía como aquellas tetas se balanceaban una y otra vez con las embestidas de mi tío. Mi polla iba a estallar, comencé a pajearme allí, tenia una excitación que perdí el miedo a ser descubierto. La folllada estaba siendo espectacular, nunca antes había visto algo así. Yo seguía pajeandome, no recuerdo la veces que me corrí. Mi tía se puso encima de mi tío, se sentó y comenzó a cabalgar como una posesa. Yo no quitaba ojo de aquellas tetas botando de perfil. Me volví a correr escuchando como mi tía llega al orgasmo. En seguida volví para mi habitación, el corazón me iba a mil por hora. No daba crédito a lo que acaba de contemplar.

Al día siguiente todo fue con normalidad, era domingo y mi tío esa misma tarde se volvía a marchar.

El lunes todo volvió a los días anteriores, nos levantábamos y a la piscina y pasábamos el día en casa. Pero varios días después pasaría algo que haría que fuera el mejor verano de mi vida.

Estábamos en el agua cuando mi tía se acerco y me pidió que le pusiera crema en la espalda. Yo enseguida salí del agua para obedecer. Ella lleno mis manos de crema y comencé a ponérsela por  la espalda, me pidió que desabrochara el bikini, y entre risas se lo desabrocho ella, ya que yo no sabia como. Yo seguía acariciando su espalda, sin llegar a bajar mucho, hasta que ella dijo “baja más, por toda la espalda”. Cada vez estaba mas cerca de su culo, mi erección ya era imparable. Mi tía se acomodaba, sin decir nada, como dándome permiso para tocar más. Pude tener en mis manos aquel culazo. Lo masajeaba una y otra vez, hasta que me dijo “en la piernas también”. Y bajaba por aquellos muslos, una y otra vez. Mi tía abrió sus piernas y cada vez yo subía más, podía ver como se mordía los labios. Realmente ella estaba disfrutando de aquello. Mi polla iba a estallar, yo ya no sabia como ponerme. Ella se dio la vuelta y pude ver como se fijaba en  mi bulto y sonrío. Yo avergonzado no dije nada. Entonces ella me pregunto “¿Te gusta poner crema a tu tía? Yo no pude ni articular respuesta. Ella se quito la parte de arriba del bikini y me pidió que le pusiera por delante también. Yo estaba tan nervioso que no podía ni hablar. Aquellas enormes tetas estaban delante de mi. Me puso crema en las manos y comencé a tocárselas, pasaba las manos por sus pezones duros. Y veía su cara de placer. De repente ella metió la mano por la pierna de mi bañador hasta llegar a mi polla y comenzó a pajearme. No tarde ni un minuto en llenar sus manos con mi leche. Ella sonrío, y me pregunto si me había gustado. Y así comenzó el mejor verano de mi vida.

Ya os iré contando que cosas fueron ocurriendo después.