Los veinticuatro minutos de Le Mans.

—¿No te parece un poco arriesgado recordarme a Nick justo en este momento? Mmmm. —No me importa que pienses en él si eso te pone más cachonda. —dijo él chupando uno de los pezones de Mila.

La Camila corría por el estrecho camino vecinal levantando una nube de polvo, gravilla e insectos muertos. El calor de Junio convertía el cacharro en un horno, pero Julio se negaba a perder cinco caballos de los pocos que le quedaban a la vetusta Peugeot.

Cuando llegó a su destino, entregó el último paquete y  miró al reloj satisfecho. Había tardado treinta y cinco minutos en llegar a su último destino, una hora más y estaría en casa duchado y preparado para ver la sesión de clasificación.

—Hola cariño ¿Qué tal el día?

—Bien, bien. La Camila se ha portado y he terminado el reparto temprano. Adiós al trabajo hasta el lunes.

—¿Puedes dejar de llamar Camila a ese cacharro? Parece que en vez de ir a trabajar, vas a ir a cepillarte a tu amante. —dijo Mila poniendo Morritos— "Voy a darle un poco de cera a la Camila..."  "Hoy se me calentó demasiado la Camila"...

—No te enfades mujer, no lo puedo evitar. Esos ojos pequeños, ese culo grande y blando, ese aire a la vez regio y campesino, es inevitable no llamarla de otro modo que Camila Partner  Bowles.

—Puff, eres un imbécil.

—Tienes toda la razón, soy tu imbécil. —dijo Julio sacando una cerveza de la nevera y cogiendo a su novia por la cintura.

Mila se apretó contra él y le dio un beso largo, húmedo y profundo. Durante unos segundos Julio se olvidó de todo y se dedicó a saborear a su novia. Un intenso aroma a fresas y yogurt invadieron su boca.

—Voy al salón,  empieza la sesión de calificación —dijo Julio separándose y dejando a Mila jadeando en la cocina.

Encendió el televisor, la cerveza estaba fresca y la presentadora estaba buena. Todo estaba preparado en el circuito de La Sarthe. Los primeros en salir a calificar fueron los de la categoría GT. Desde el principio 911s Corvettes y  Aston Martins se pegaban unos a otros tratando de cogerse el rebufo en las tres largas rectas del circuito y ganar unos pocos kilómetros por hora.

Cinco minutos después empezaron a salir los LMP-1 y LMP-2 y se dedicaron a arrancarles las pegatinas a los GT1 y GT2. Ver correr a los prototipos y  adelantar al resto de participantes a 350 por hora en las largas rectas hacia que los Porsches y los Ferraris se pareciesen a su Camila.

—Cariño deja eso y vístete, hemos quedado con mi hermano para cenar.—Dijo Mila desde la habitación.

—¿Qué coños? —dijo Julio sorprendido.

—¿No te lo dije? Vamos a ir a cenar. Me llamó esta tarde.

—Pero...

—¿Algún problema?

—No, claro. Dame veinte minutos.

—Tienes diez .

Su cuñado era divertido y un fiestero, pero tenía el gran defecto de que los deportes no le interesaban lo más mínimo, así que era casi imposible para Julio ver un partido de fútbol o una carrera de coches si coincidían en fin de semana. Tragándose uno cientos de juramentos suspiró y vio como una rubia de largas piernas acercaba la alcachofa a Nick Strong, el actor de  cine:

—Hola Nick. —saludó la joven de ojos grandes y azules — ¿Cómo te sientes en tu primer contacto con el asfalto de Le Mans?

—Bien Gisselle. Estupendamente, tengo un equipo competitivo...

—...que has conseguido gracias a tu último taquillazo  "Amor de Segunda División" —dijo Julio a la televisión.

—...Mis compañeros han demostrado ser unos grandes profesionales y tengo que darles las gracias por contribuir de manera determinante al ajuste de los reglajes del vehículo.

—Dicen que tus reglajes son los más conservadores de la parrilla para  que tu coche sea más sencillo de conducir a altas velocidades y que eso te hará perder unos pocos kilómetros por hora de velocidad punta.

—Sí, pero creo que con el pronóstico meteorológico que manejamos para el domingo estos reglajes pueden suponer una gran ventaja  en mojado.

—¿Cuál es tu objetivo para tu primera participación en un Le Mans?

—La verdad es que no me lo he planteado.—respondió el actor con falsa modestia— Es mi primera participación, pero creo que tenemos  equipo suficiente para igualar el segundo puesto de Paul Newman, en nuestra propia categoría claro.

—¿Y qué tal tu primera experiencia conduciendo por la noche? —dijo la joven evitando por muy poco poner los ojos en blanco ante la presuntuosa respuesta.

—Excitante y aterradora a la vez. El hecho de no saber si se te acerca un 911 o un Audi E-tron hace que estés en permanente tensión. Afortunadamente he pasado el test sin problemas.

—Buena suerte. —dijo despidiéndose la joven con una risita tonta.

—Gracias Gisselle —replicó Nick con una sonrisa traviesa que no presagiaba nada bueno.

—¡Vamos Julio! ¡Mueve el culo de un puñetera vez!

—¡Voy joder! —respondió Julio levantándose del sofá.


Nick Strong se metió en su caravana jurando en arameo. Por mucho que se esforzase, la diferencia entre sus vueltas y las de sus compañeros no bajaba de los cinco segundos y se multiplicaba por dos durante la noche. Además no podía mantener un ritmo constante debido a los continuos fallos y cuando veía venir algún prototipo se acojonaba y perdía demasiado tiempo al dejarlo pasar.

Tiró el casco que Tina Bergkamp había decorado en exclusiva para él y se bajó el mono hasta la cintura. Abrió la nevera y bebió un poco de zumo de frutas deseando poder tomar algo más fuerte que calmase su frustración.

Apenas se había tumbado en el cómodo sofá italiano cuando unos suaves golpes sonaron en la puerta de su caravana.

—Hola, Nick. —dijo la rubia reportera de los tetones de goma cuando él abrió la puerta.

—Hola, Gisselle. Pasa, por favor. ¿Qué te trae por aquí?

—¡Oh! Verás, estoy muy interesada en tu participación. —dijo la joven mientras se estiraba nerviosa su fino y ajustado vestido de lana— He pensado que quizás pudieses concederme una entrevista en profundidad. Ya sabes, o sea, que me gustaría que alguien acostumbrado a expresarse con claridad pudiese explicar a los profanos este mundillo tan complicado.

—Mmm, estupendo. —dijo Nick dirigiéndose a la nevera— Solo tengo Zumo de frutas, leche y barritas energéticas.

—Un poco de zumo de arándanos, por favor. —dijo la joven a sus espaldas.

El aire acondicionado estaba a tope y cuando Nick se dio la vuelta no pudo evitar fijar sus ojos en los pezones de la joven haciendo relieve sobre el fino tejido del vestido. Nick cogió dos copas y sirvió un poco de zumo en ellas mientras la reportera permanecía de pie con la mirada expectante.

Nick se acercó dominándola con su estatura y le dio la copa. Sus dedos se rozaron y una descarga  les atravesó. Acostumbrado a coger lo que quería, Nick no se lo pensó y asiendo a la joven por la cintura besó aquellos labios gruesos y húmedos.

La joven refunfuño unos segundos pero no tardó en devolver el beso con  su lengua juguetona y sabrosa.

Con un empujón Nick acorraló a la joven contra la pared y sobó sus pechos grandes y firmes. La reportera gimió y se retorció sin dejar de besarle.

—No deberíamos —dijo la joven suspirando con la voz ronca de deseo.

Nick la ignoró y con la sangre hirviéndole, bajó las manos para arremangarle la falda del vestido. La joven suspiró y rodeó el cuello del actor con sus brazos  largos y bronceados.

Nick acarició los muslos tersos y cálidos de la joven que gimió y separó ligeramente sus piernas. La besó de nuevo, con violencia, intentando llegar hasta lo más profundo de su boca mientras acariciaba su pubis a través de la fina tela del tanga y la empujaba aun más contra la pared de la caravana.

La joven gimió y se retorció de nuevo al sentir como los dedos del actor apartaban el tanga y penetraban en su sexo húmedo y anhelante.

Sin dejar de besarla ni magrearla con la mano libre, Nick le acarició el sexo con rudeza disfrutando de la mezcla de deseo y temor en los ojos de la joven.

Tras unos segundos se apartó y desabrochándole  el cinturón le sacó el vestido por la cabeza dejando a Gisselle desnuda salvo por un minúsculo tanga que en esos momentos no tapaba el triángulo de bello rubio que adornaba su pubis.

Nick se desembarazó rápidamente del mono ignífugo y de la ropa interior y dando la vuelta a Gisselle la penetró sin contemplaciones. La reportera  gritó y  arañó la pared de la caravana. Nick agarró a la joven por la caderas y empezó a empujar con fuerza volcando toda su frustración en aquel cálido y resbaladizo agujero. Gisselle gemía y jadeaba  separando sus piernas para conseguir que el actor la penetrara más profundamente.

Nick, a punto de correrse,  se tomó un respiro  y admiró el cuerpo de la joven. Acarició su espalda y penetrándola con suavidad junto las piernas y se puso de puntillas. La joven tensó las suyas intentado mantener inútilmente el contacto con el suelo a pesar de los largos tacones. Nick le acarició las piernas mientras la joven giraba la cabeza y le sonreía y comenzó a follarla de nuevo.

Los salvajes empujones eran respondidos con gritos de placer de Gisselle que excitaron al actor hasta eyacular dentro de ella. Nick se  separó   y la joven aun hambrienta le cogió de la mano y le llevó a la cama que había al fondo de la caravana. La joven le sentó en el borde y cogiéndole la polla que ya empezaba a retraerse  le dio un suave lametón al glande. Nick jadeó y cerró los ojos mientras la joven le chupaba la polla y volvía a ponérsela dura como un canto.

Nick agarró a la joven con rudeza y la tiro boca arriba en la cama. Gisselle abrió sus piernas con el tanga descolocado y el semen de Nick escurriendo entre sus piernas. Arrebatado por un deseo violento y primitivo agarró a la joven por las piernas para separárselas al máximo y la penetró con todas sus fuerzas. No hubo tregua y la joven no la pidió gimiendo y aullando como loca mientras Nick cubierto de sudor la follaba con fiereza y pellizcaba y mordisqueaba sus pechos y sus pezones hasta que la joven se contorsionó presa de un monumental orgasmo. Sus pechos grandes y artificiales bailaron estremecidos por los movimientos involuntarios de la mujer hasta que pasaron  los relámpagos del orgasmo .

Gisselle se fijó en como Nick miraba sus pechos magullados y deliciosamente doloridos y sentando al actor sobre la cama, se arrodilló y metió la polla   entre ellos acariciándola con suavidad.

Nick creyó estar por un momento en el cielo  mientras los deliciosos  pechos de la joven   acariciaban su glande.

El actor escupió  el canalillo de la joven que se limitó a apretar las tetas entorno a su polla mientras Nick comenzaba a empujar con furia de nuevo hasta que súbitamente se separó para cogerse la polla y eyacular dirigiendo los chorros de semen a la cara de la reportera.

Cuando terminó Nick observó satisfecho como su leche corría por las mejillas de la joven y velaba sus bonitos ojos azules.


—Hola, cuñado —saludó el hermano de su novia entrando en tromba.

—Hola —dijo Julio mientras se terminaba de vestir delante de la tele.

—¡Coño! ¿Qué es eso? ¿Un consolador con ruedas?

—No, es el Nissan ZEOD RC.

—Pues para ser una polla japonesa parece bastante grande...

Despertó al mediodía con una resaca enorme. Entre Julio y el cuñado habían bebido dos botellas de vino durante la cena y de madrugada habían caído varios cubatas más.

Mila ya se había levantado y  había salido a correr. Con las piernas aun temblando se tomó un par de paracetamoles y se sentó en el sofá frente a la tele.

El Warm up fue bastante aburrido. Los equipos no arriesgaban lo más mínimo reservando su mecánica lo más posible para la carrera. El único que le dio un poco de emoción fue el Nissan, la polla rodante, cuando consiguió dar un vuelta  a los trece kilómetros del circuito de La Sarthe usando solo la energía eléctrica y un poco más tarde alcanzar los trescientos por hora con el motor de gasolina apagado.

Mientras el dolor de cabeza amainaba, Mila llegó, se quitó el Mp4 y la ropa y se metió sudorosa en la ducha.

Iba a desnudarse y meterse con su novia bajo el agua cuando sonó el teléfono.

—Hola Julio.

—Hola Lino —respondió Julio sabiendo lo que venía a continuación.

—¿Vamos a tomar algo al Salgari? —le preguntó el suegro.

—Dame media hora —respondió Julio suspirando consciente de que ya no vería la salida.

Al vermut en el Salgari le siguió la comida, el café y la partida en la casa de los suegros.

A punto de volver a casa, el cuñado llamó a Mila y le invitó a tomar otro café en su chalet de las afueras. Julio intentó resistirse pero unos morritos y un guiño de sus irresistibles ojos color miel  le  bastaron a Mila  para acabar con su determinación.

Cuando terminaron con el segundo café eran ya las ocho de la tarde, justo la hora en la que empezaba el concurso de tapas en el barrio antiguo. Cuando terminaron y  llegó a casa eran más de las doce.

Julio se derrumbó en el sofá agotado y le dio al mando del televisor. Los coches corrían rasgando la oscuridad con sus potentes faros y manteniendo la velocidad como si estuvieran a plena luz del sol. Tras unos minutos se enteró de que el Nissan había conseguido aguantar cinco vueltas antes de tener que retirase y que  dos de los equipos favoritos también habían tenido que abandonar por distintas causas.

Al  fin había conseguido relajarse y estaba viendo al Audi encarar por centésima vez, en cabeza, las curvas Porsche, cuando la cabeza de Mila asomó por la puerta.

—¿No vienes a la cama? —pregunto ella  mordiéndose la punta de la lengua con una sonrisa pícara.

—Estoy viendo las veinticuatro horas de Le Mans, voy dentro de un rato.

—¿Seguro? —replicó Mila asomando una pierna enfundada en una media de fantasía y unos tacones largos como un día sin pan.

Julio dudó un momento pero las largas piernas de su novia y las trabillas plateadas de su liguero favorito hicieron que mandase a los coches al cuerno.

La joven tiró de él satisfecha mientras Julio se hacía el remolón y aprovechaba para contemplar el culo respingón y las largas piernas de su hembra.

En cuanto entraron en la habitación Julio abrazó a Mila por detrás haciéndole sentir su erección mientras estrujaba sus pechos a través del sujetador. Su novia suspiró y restregó su culo contra la polla erecta de Julio volviéndole  loco de deseo.

Mila se dio la vuelta y se colgó del cuello dándole a Julio un largo beso. Julio se olvidó por unos segundos de los pechos de su novia y la abrazó apretándola contra él, disfrutando de su carne tersa y cálida.

—No te preocupes. — le susurró al oído  mientras Julio le besaba el cuello— Enseguida te olvidaras de esos malditos coches.

—Seguro que no son tan malditos cuando sepas que uno de esos trastos lo conduce tu querido Nick Strong. —replicó  Julio  mientras le quitaba el sujetador.

—¿No te parece un poco arriesgado  recordarme a Nick justo en este momento? Mmmm.

—No me importa que pienses en él si eso te pone más cachonda. —dijo él chupando uno de los pezones de Mila.

—Pues yo te prohíbo que pienses en Angelina Jolie.  —respondió ella estrujando el paquete de Julio solo un pelín más fuerte de lo necesario.

—¡Auu! Trátalos un poco mejor si no quieres dejarme nenuco*

Julio cogió a Mila por los hombros y la tiró sobre la cama. Agarró a su novia por los tobillos y se los beso con suavidad. Poco a poco sus labios y sus manos fueron recorriendo el interior de sus piernas y sus muslos  mordisqueando y tironeando de las medias sin llegar a romperlas.

Mila comenzó a gemir y movió sus pubis excitada. Julio lo vio y besó suavemente su sexo. Mila suspiró y  tiró del pelo de Julio para hundir su cabeza aun más entre sus piernas. La lengua de Julio se introdujo en  su interior, acarició sus labios y su clítoris provocando nuevos gemidos de placer y empezó a subir por su vientre y sus pechos hasta llegar de nuevo a su boca.

Mila no esperó y cogiendo el miembro de  Julio se lo metió ansiosa en su coño. Julio comenzó a moverse lentamente dentro de su chica sin dejar de mirarla a los ojos.  Acarició su mejilla  y sin dejar de empujar en su interior la besó con ternura.

—Más deprisa —dijo Mila  ciñendo  sus piernas en torno a las caderas de Julio.

Julio aumentó la velocidad y la profundidad de sus penetraciones disfrutando del calor y la suavidad de la vagina de su novia.

—Déjame encima —Le pidió ella.

Julio obedeció y se sentó en el borde de la cama mientras ella se sentaba en su regazo y rodeando el cuello de Julio con sus brazos se empaló con su polla. Julio tiró del pelo de Mila para poder besarle el cuello mientras ella gemía y se movía en su regazo.

Pronto los movimientos de Mila se hicieron más rápidos y amplios hasta que con un grito, su cuerpo se arqueó arrasado por el orgasmo. Julio se movió ligeramente y le acarició con ternura mientras admiraba el cuerpo esbelto de su novia contraerse y jadear.

Mila se separó y con una sonrisa pícara acaricio la polla de Julio con su labios.

—¡Oh! ¡Sí, nena! —dijo Julio pensando inmediatamente que parecía un mal imitador de un actor porno.

Mila sonrió divertida, se metió la polla de Julio en la boca y empezó a chuparle el miembro con energía.

La muy puñetera le conocía tanto que  antes de que le advirtiese, ella se sacó el pene de la boca y lo pajeó unos segundos hasta que Julio  terminó corriéndose abundantemente sobre sus pechos.

La noche no terminó ahí sino que la sesión de sexo se alargó hasta que cayeron rendidos ya bien entrada la madrugada.

Julio volvió a despertarse tarde el domingo. Desayunó y se fue directamente a la tele. Los coches seguían rodando y la situación parecía haberse estabilizado en las categorías de prototipos mientras que en las de GT seguían pegándose casi tan igualados como al principio.

Las cámaras dejaron a los dos Audis y al Porsche y se centraron en el "gran" Nick Strong que se sentaba por fin a los mandos de su Porsche 911 con una sonrisa y el dedo pulgar levantado dispuesto a hacer el último relevo.


El polvo con la reportera le había relajado y había conseguido que volviese a recuperar la confianza en sí mismo. Además, sus compañeros habían hecho un trabajo espléndido y se encontraban terceros aunque con poco margen sobre sus perseguidores.

Nick aceleró tras salir de boxes y se incorporó a la carrera. El coche era noble y fácil de conducir y la relativa lentitud en las rectas la compensaban en parte cuando llegaban a la zona más virada del circuito. Las primeras tres vueltas transcurrieron sin tráfico y fueron bastante fáciles, pero a partir de la cuarta la cosa se complicó.

El calor y los nervios hicieron que notase como todo su cuerpo se bañara en sudor y empezara a picarle horrorosamente. Al fin, después de otras dos estresantes vueltas pudo relajarse un poco y ese fue su error. En una de las curvas Porsche abrió un poco más de gas de lo debido  e hizo un trompo quedando parado en el medio de la pista. Fastidiado puso la primera marcha y comenzó a rodar de nuevo sin darse cuenta de que un LMP-2 se le echaba encima como una flecha. El impacto fue tan violento que el morro del prototipo se deshizo en pedazos y los mil doscientos kg del 911 quedaron tumbados de lado en la pista.

La aventura de Nick en Le Mans había terminado tras veinticuatro minutos al mando de su Porsche 911.


El Safety Car salió a la pista mientras Nick trepaba para salir de su coche, se quitaba el casco y lo pateaba con saña ante la mirada divertida de Julio.

En las siguientes dos vueltas los comisarios  limpiaron los desperfectos y justo cuando estaban preparándose para reiniciar de nuevo la carrera, las negras nubes que habían estado amenazando con descargar su contenido sobre el circuito durante parte de la noche y toda la mañana se abrieron  y la lluvia cayó con inusitada violencia.

Julio vio impotente como la carrera se paraba mientras el agua caía sin interrupción durante las tres horas siguientes hasta que pasadas las veinticuatro horas reglamentarias, los comisarios dieron por finalizada la carrera.

—¿Qué tal el fin de semana? —preguntó  Juan en el almacén mientras cargaban las furgonetas.

—No preguntes. Lo tenía todo preparado para ver todo el fin de semana las 24 Horas de Le Mans y entre mi cuñado, mi suegro mi  novia y la lluvia logré ver como media hora. A veces me gustaría vivir en el Desierto del Gobi.—respondió Julio cerrando el portón de la furgoneta y poniéndose tras el volante.—Afortunadamente tu nunca me fallas, Camila. —dijo arrancando la furgoneta y dando un suave golpe al salpicadero.

* Juego de palabras entre eunuco y la famosa marca de colonia para bebes .