Los vecinos
Nos despiertan de madrugada, nuestros vecinos con una considerable borrachera, y ayudandoles a que se les pasara, acabamos montándonos una pequeña fiestecita.
LOS VECINOS.
Era la noche del viernes y estábamos durmiendo, cuando llamaron a la puerta de nuestra casa, sólo una vez pero suficiente para despertarme. Miré el reloj, las tres de la mañana de la noche del sábado al domingo, pero quien coño podía llamar a esta hora. Me giré, salí de la cama, encendí la luz de la mesilla de mi lado, al ser verano dormíamos desnudos por lo que me puse unos calzoncillos, y una camiseta.
“¿Qué pasa?” me dijo mi mujer, medio dormida ya que no se había enterado de que habían llamado a la puerta.
“Han llamado a la puerta, voy a ver” – la dije.
“¿Pero quien puede llamar a estas horas, la gente no tiene sentido común?, y si es una broma, no tiene ninguna gracia” – dijo ella, girándose con la clara intención de volverse a dormir.
Salí de la habitación, fui hacia la puerta para ver quién era, con evidente mosqueo por mi parte, como fuera una gilipollez se iban a enterar.
“¿Quién es?” – pregunté.
“Soy Marina, la vecina” – me dijeron en un susurro. Miré por la mirilla, y efectivamente era Marina la hija de nuestros vecinos de enfrente, y parecía llevar en volandas a su hermano Javier. Abrí la puerta, y la escena que me encontré es la que se vislumbraba por la mirilla, Marina estaba agarrando a su hermano, que parecía encontrarse totalmente borracho, Javier al abrir la puerta, levantó la cabeza me miró y sonrió.
“Hooooola” – me dijo Javier, que llevaba una borrachera importante.
“Perdona Jorge ¿podemos pasar un momento y te cuento?” – me dijo Marina en un susurro. Me aparté dejándoles pasar, y la indiqué el camino del salón. Cuando llegamos allí, sentamos a Javier en el sofá que seguía con la sonrisa de borracho en la cara. Yo por dentro me estaba partiendo el culo de verle la cara que llevaba.
“Perdona que os haya despertado, pero me he encontrado en un pub a este imbécil, y mira cómo va, ni siquiera me reconoció en un principio. Y como entremos en casa, estando él en este estado, se le va a caer pelo, porque ya sabes como es mi padre. Y como con vosotros nos llevamos muy bien, y sois jóvenes sabréis entender la situación, y me podríais ayudar a que se le pase la borrachera, al tonto de baba este” – me dijo Marina, mirando a su hermano y empezándose a reír por la cara de subnormal que llevaba, además ella también debía de llevar una copa de más, porque se la notaba un poco alegre.
“¿Qué coño pasa?” – preguntó mi mujer, que se había puesto una bata cortita de seda sin nada debajo, y con un ojo cerrado trataba de acostumbrarse a la luz del salón, miró a Marina y Javier y dijo:
“Joder, que borrachera lleva” y se empezó a reír, al ver la cara de Javier, “Marina, yo que tú le sacaba una foto con esa cara, que seguro que le puedes sacar mucho provecho en un futuro” y se siguió riendo. Javier que no se enteraba de nada, nos miraba a todos y nos sonreía con la misma cara de subnormal con la que había entrado por la puerta. Marina le explicó a mi mujer, lo mismo que me había explicado a mí un par de minutos antes.
“Habrá que darle una ducha de agua fría, suerte tiene que es verano, que si no se iba a cagar de frío” – dijo Raquel, “luego cuando se espabile un poco, le daremos una manzanilla para ver si le limpia un poco el estómago y vomita”. Cogí a Javier por el sobaco, y con la poca ayuda que me prestaba conseguimos llegar al baño. Raquel le empezó a quitar la ropa, para meterlo en la ducha.
“RRaaaqguel, aquí delantxe de tu maguido no, JEJEJE, aunqje no me imporjtaguia, HIP, HIP” – dijo Javier. Mi mujer y yo nos empezamos a reír a carcajada limpia.
“Tú eres gilipollas, encima haz comentarios de estos, con el favor que te están haciendo, que como llegues a casa así, papá te pone de patitas en la calle” – dijo Marina, visiblemente mosqueada con su hermano.
“No te mosquees, no importa, no ves que está completamente borracho, mañana no se va a acordar de nada” – la dije yo riéndome todavía, y ayudando a mi mujer a mantener a Javier en pie mientras le quitábamos la camiseta. Cuando ya se la habíamos quitado, mi mujer empezó a desabrocharle el pantalón para quitárselo.
“¿Que paza que zoy el único que ze deznuda? Venga fiesta, todoz deznudoz, tú también hermanita, que también estáz muu guena, no veaz como hablan de ti mis amigoz” – dijo el borracho de Javier. Mi mujer y yo, nos miramos riéndonos por la situación, menuda borrachera llevaba el chico, mañana cuando su hermana se lo contara se iba a morir de vergüenza.
“No me importa una mierda lo que digan tus amigotes, que te han dejado tirado con el pedo que llevas gilipollas, si de verdad fueran amigos tuyos no habrían dejado que te pillases semejante borrachera” – dijo Marina, que cada vez se iba enfadando más.
“No te enfades Marina, que el chaval es joven y tendrá las hormonas por las nubes, porque a sus años todos hemos estado salidos, además tú lo sabrás mejor que nosotros, ya que hace menos tiempo que has pasado por su edad, nosotros ya casi ni nos acordamos como era tener 21 años” – dijo Raquel, terminando de bajarle los pantalones a Javier, y dejándole en calzoncillos, que marcaban una polla bastante morcillona.
“No, si el muy guarro se empalmará y todo ¿no le quitaréis el calzoncillo, verdad?” – dijo Marina. La indicamos que no teníamos intención, le conseguí meter en la ducha. Lo sentamos en la bañera, y encendimos el agua fría. Cuando le empezó a dar el agua fría Javier se sobresaltó.
“Cabronezzz, que fría está, no me jodáiz que me muero, socorro, que me quieren matar de frío, sacarme de aquí” – decía Javier intentando escapar, en la lucha por mantenerle en la bañera y duchándole, a mi mujer se le desabrochó la bata, y sin darse cuenta le estaba enseñando las tetas. El que sí se dio cuenta, fue Javier, que se estuvo quieto y se dejó hacer, mirando fijamente las tetas a mi mujer.
“Serás cabrón” – dijo Marina, dándose cuenta de que a mi mujer se la había abierto lo bata, “tapate Raquel, y déjame que ya sigo yo con él”. La cogió la manguera de la ducha y se dedicó a terminar de duchar a su hermano.
“Tú también me vaz a enzeñar las tetaz hermanita” – dijo Javier. Al cual se le había empezado a empalmar del todo la polla tras verle las tetas a mi mujer.
“Eso es lo que tú quisieras, salido borracho de mierda” – le dijo Marina a su hermano, “pero, que guarro eres, encima te has empalmado, está te la guardo”. Mi mujer al oír el comentario de Marina, se acercó para ver mejor la empalmada del chico.
Llegados a este punto, creo que os tendré que describir como son los dos hermanitos, y nuestra relación con ellos.
Físicamente, Marina era una chica de 24 años que está muy buena, rubia con ojos verdes de la misma estatura que mi mujer, con unas buenas tetas que se mantenían en su sitio y bien duras por la juventud, y marcaba un culazo tremendo también. Tiene un bikini rojo con flores blancas que la queda de lujo, y normalmente suele bajar con él a la piscina, calentando al vecindario y recibiendo las críticas de las mujeres, ya sabéis lo que hacen las envidias. Nosotros precisamente nos llevamos bien con ellos, porque a mi mujer la joden mucho ese tipo de envidias, y desde que se mudaron a nuestra urbanización, un año después de que lo hiciésemos nosotros, se hizo muy amiga de ella y bajaban a la piscina juntas.
Javier, tenía 3 años menos que su hermana, era delgado, un poco más alto que yo, hacía deporte habitualmente, por lo que marcaba un buen cuerpo, no demasiado fuerte, pero tampoco delgado, tenía los ojos azules, mi mujer opinaba que estaba buenísimo, y aseguraba que debía de tener un éxito con las mujeres de la leche. Solía decirme, “este se tiene que estar hinchando a follar”. Yo con Javier me llevaba de puta madre, debido a la amistad que habían entablado su hermana y mi mujer, nosotros empezamos a hablar cuando bajábamos a la piscina acompañándolas, de ahí empezamos a jugar al pádel con un amigo suyo y un amigo mío, y a pesar, de las palizas que nos solían meter nos lo pasábamos de puta madre en los partidos, picándonos siempre de buen rollo.
Bueno terminada la descripción continuo donde lo había dejado. Mi mujer se acercó para ver mejor el bulto que marcaba el calzoncillo de Javier.
“Joder, vaya pedazo de rabo que se marca tu hermanito, si lo llegó a saber le quito el calzoncillo antes de meterlo en la ducha” – dijo Raquel, y se empezó a reír.
“Si la verdad es que sí que parece tener un buen bulto” – dijo Marina, fijándose más detenidamente en el paquete de su hermano, y con una sonrisa tonta.
“JEJEJE, laz encanta a todas” – dijo Javier, con su borrachera.
“Sí, pues anda quítate el calzoncillo y déjanoslo ver en vivo y en directo, que tú ya me has visto a mí las tetas, borrachín” – dijo Raquel.
“Pero tía no te pases, además está Jorge aquí, córtate un pelo” – dijo Marina.
“Por mí no te preocupes, que ya estoy acostumbrado” – la conteste. Javier que le daba igual todo se empezó a quitar el calzoncillo, sacándose una polla de unos 22cm aproximadamente, y dejando alucinadas a las chicas.
“Javier, guarro, ponte otra vez el calzoncillo” – dijo Marina, apartando la vista y soltando la alcachofa de la ducha, cosa que aprovecho mi mujer para ocupar su lugar. Javier con el agua fría, empezó a tiritar.
“Dale al agua caliente, que está tiritando y tampoco queremos que le dé una hipotermia al chico” – la dije a mi mujer, que me hizo caso y empezó a mojarle con agua caliente. Javier se empezó a agarrar la polla, parecía que estaba realmente excitado a pesar de la borrachera que llevaba.
“Pero tío, tú no te cortes” - le dijo su hermana.
“Déjale que se desahogue, porque si no voy a acabar haciéndoselo yo” – dijo Raquel, mirándonos a los dos y sonriendo. Cuando miré a mi mujer, vi que estaba con un calentón impresionante ya que los colores de su cara la delataban.
“Pero a vosotros que os pasa también” – dijo Marina, “¿y tú, no dices nada Jorge?”
“No, que se divierta si quiere, además ya que nos habéis despertado, mejor que nos llevemos una alegría” – la dije sonriendo.
“Joder, ni que estuvieses acostumbrados a este tipo de situaciones” – dijo Marina, como dudando. Mi mujer y yo nos miramos.
“Mira Marina, cuando vamos a la playa hacemos nudismo y por lo tanto estamos acostumbrados a ver a la gente desnuda y a mostrarnos desnudos delante de otros, pero no te escandalices de acuerdo, que todo tiene su explicación” – dijo Raquel. Marina abrió la boca quedándose alucinada con la respuesta que la había dado mi mujer, y no dijo nada.
“Ostia que pazada, que morbazo” – dijo Javier, que empezaba a dar pequeñas muestras de recuperación, y que no dejaba de tocarse la polla.
“De esto, ni un comentario a nadie” – les dije a ambos.
“Vale, tranquilos que no diremos nada” – dijo Marina.
“Wale, pero ¿me podriaz haser un favorsito Raquel? ¿Me podríasss enzeñar las tetas otra vez, ya que estas acostumbrada a hacer nudismo?” – dijo Javier tirándose a la piscina.
“Javier tío, no te pases, encima que te están salvando el culo con papa” – dijo Marina.
“No te preocupes que no me importa, además él nos está dando todo un espectáculo” – dijo mi mujer, que se levantó y se quitó la bata. “¿Contento salidorro?”
“Increíble, menudo polvazo que tienez Rakelita” – dijo Javier, al ver desnuda a mi mujer, y empalmándose más si aquello era posible.
“Esto no es normal, ¿y tú, Jorge, no dices nada?” – me dijo Marina, un poco escandalizada.
“La verdad, es que como te hemos dicho antes, a nosotros, lo de andar desnudos nos parece de lo más normal, no tiene nada de especial. Si ella quiere desnudarse que lo haga. ¿Si quieres yo también me puedo desnudar?, ¿No me importaría nada hacerlo?” – la dije a Marina, ya medio en broma medio en serio, para terminar de escandalizarla un poco más.
“Si, y al final todos desnudos, no te jode” – dijo Marina, un poco mosqueada.
“Pues no estaría mal, además este se muere por verte las tetas, me juego el cuello” – dijo mi mujer refiriéndose a mí.
“Yo también me muego pro vertelaz jermanita, que tienen mu guena pinta” – dijo Javier, que no parecía que la ducha le terminara de bajar la borrachera y mucho menos el empalme que llevaba.
“Si pues os vais a quedar con las ganas porque no tengo ninguna intención de enseñaros las tetas” – dijo Marina, muy digna ella.
“Venga tonta, si no pasa nada por estar todos desnudos, es una cosa de lo más natural del mundo” – dijo mi mujer tratando de convencerla. “Vamos Jorge quítate la ropa, para que se dé cuenta de que no pasa nada por ir desnudos”.
Yo me levanté y me quité los pantalones de deporte que llevaba, dejando libre mi polla bastante morcillona a estas alturas, ya que me estaba calentando bastante ante la posibilidad de ver desnuda a Marina. Cuando terminé de quitarme la ropa, Marina no sabía dónde mirar aunque un poco disimuladamente, aprovechó para mirarme la polla también.
“Vamos Marina, que no pasa nada, anímate” – la dije yo, que ya tenía ganas de que se quitase la ropa, y verla desnuda.
“No lo sé, de momento no, me voy al salón a esperar allí, si no os importa” – dijo Marina, bastante desconcertada, y saliendo del baño.
“Lo siento chicos, yo lo he intentado” – dijo mi mujer.
“Ez una ezztrecha” – dijo Javier.
“Anda, borracho, a ver si se te empieza a bajar la borrachera” – le dije yo. Seguimos duchándole durante un buen rato, hasta que pareció que se le empezaba a pasar la borrachera.
“UUUUFFFFFFF, muchas gracias chicos, yo creo que ya se me está pasando” – empezó a decirnos Javier, visiblemente más recuperado, “si mi padre me llega a pillar en ese estado me revienta a ostias, y no le culparía por ello”.
“No te preocupes, todos en alguna ocasión nos hemos emborrachado de esa manera, y por alguna razón u otra, siempre nos ha ayudado alguien” – dije yo, como quitándole importancia a la ayuda que le estábamos prestando. Le ayudamos a salir de la ducha ya que aunque se le empezaba a pasar la borrachera, todavía no se había recuperado del todo, después le dejamos una toalla para que se secará, y cuando terminó salimos del baño para ir a la cocina a hacerle una manzanilla.
Al pasar por el salón, Marina estaba allí esperando a que terminásemos viendo la televisión, y al vernos todavía desnudos nos preguntó:
“¿Pero no tenéis intención de vestiros?”
“La verdad es que ni lo habíamos pensado, como ya te he dicho para nosotros es una situación bastante normal, y tu hermano parece que se ha acostumbrado bastante rápido” – dijo Raquel.
“Si ya veo que está acostumbradísimo” – dijo Marina refiriéndose a su hermano que llevaba un empalme considerable.
“Mujer eso es normal, el morbo de la novedad siempre provoca esa reacción. ¿O que te crees? Si tú te hubieses desnudado probablemente yo estaría igual que él” – la dije a Marina.
“Bueno vamos a la cocina a hacerle a este una manzanilla, ¿vienes o te quedas aquí?” – la dijo mi mujer a Marina.
“Es que, estando todos vosotros desnudos no me sentiría muy cómoda” – dijo Marina.
“Pues chica quítate la ropa de una vez, y ya verás que pronto se te pasa la incomodidad” – dijo Raquel.
“Bueno dejémosla tranquila, nosotros vamos a la cocina, si quieres venir allí estaremos” – la dije a Marina.
Nos fuimos a la cocina y empezamos preparar la manzanilla, cuando estaba terminando de hervir el agua, apareció por la cocina Marina, y se había quitado la ropa, venía tapándose las tetas con un brazo y con el otro el coño. Nada más verla aparecer Javier dijo:
“Joder menudas tetas te marcas hermanita”.
Yo le di una colleja a Javier por el comentario, y agarré del brazo a Marina, que se había dado la vuelta y empezaba a salir otra vez de la cocina, mientras esta le decía a su hermano.
“Eres un imbécil”.
“No le hagas caso, por mucha razón que tenga, no ves que todavía anda un poco borracho, ven aquí y siéntate” – la dije sentándola en una silla.
“Ahora te da un poco de vergüenza, pero tranquila que con el paso de los minutos se te irá pasando” – la dijo Raquel sonriendo, “además lo que tienes es para presumir de ello”.
Mi mujer tenía razón, Marina tiene unas tetas y un culo impresionantes, está buenísima.
“UUUUFFFFFFF, esto es un corte total, y encima este imbécil haciendo comentarios, pues no lo hace más fácil” – dijo Marina.
“Bueno, ¿Cómo es que te has decidido al final?” – la pregunté yo.
“No lo sé, me habéis convencido al final un poco entre todos, la verdad es que en la piscina vamos con el bikini que deja poco a la imaginación, y en casa este me ha visto muchas veces en ropa interior, por lo que al final he pensado que tampoco había mucha diferencia, y al ver lo naturales que os mostrabais todos, me ha terminado de convencer” – dijo Marina.
“Me alegro, ya verás cómo al final te apetece estar desnuda todo el tiempo, ya que se está muchísimo más cómoda, sobre todo en verano” – la dijo Raquel.
“Aun así, es un poco cortante, el estar desnuda delante de todos” – dijo Marina.
“No te preocupes, te puedo asegurar que nosotros estamos encantados, aunque yo no haya hecho el mismo comentario de tu hermano, no quiere decir que no lo piense” – la dije empezándome a reír. Ellos se rieron conmigo, y Marina se relajó un poco más, terminando de apartar su brazo de sus pechos y permitiéndonos ver sus tetas en todo su esplendor.
Empezó a sonar la tetera que teníamos en el fuego avisándonos de que el agua estaba hirviendo, me levanté para servir el agua en una taza y poner el sobre de manzanilla, para que se terminase de hacer y que se la tomase Javier. Al levantarme, dejé a la vista la erección que me había provocado el ver a Marina desnuda, lo que no pasó desapercibido para las chicas.
“Pues sí que se han alegrado de verte chica, mira como lo tienes” – dijo Raquel riéndose de mí.
“Sí parece ser que sí. Jorge se ha alegrado mucho de verme” – dijo Marina empezándose a reír también.
“¿Y qué esperabas? Con lo buena que estas” – dije yo, “seguro que tu hermano está igual que yo, de veros a las dos desnudas”.
“La verdad es que sí” – dijo Javier levantándose para enseñar la empalmada que se marcaba también.
“Joder como vais los dos. Si es que los tíos sois unos salidos, veis dos tetas nuevas y os ponéis como burros, ¿verdad Marina?” – la dijo mi mujer a Marina guiñándola un ojo, y empezando a reírse las dos de nosotros.
“Si la verdad, es que ven dos tetas y el cerebro se les baja a la polla” – la contestó Marina, riéndose las dos.
“Oye que vosotras seguro que también estáis un poco cachondillas, que nosotros dos tampoco estamos nada mal” – dije yo.
“Eso, eso, que se os ven los pezoncillos bastante duros a las dos” – dijo Javier.
Le acerqué la manzanilla a Javier, para que se la tomase, y me volví a sentar en la mesa.
“Déjala que se enfrié un poco, que si no te vas a quemar la lengua” – le dije a Javier.
“Cariño ten cuidado como te sientas no vayas a inclinar la mesa con la empalmada que llevas, y acabes tirando la manzanilla” – me dijo Raquel cuando me estaba sentando. Se empezaron a reír todos de su comentario, y yo me resigne a mi suerte con los comentarios de mi mujer.
“Te vas a enterar tu cuando nos quedemos solos” – la dije, en respuesta a sus cachondeos sobre mi empalmada.
“Eso espero” – me contestó ella, con una sonrisa picarona.
“Joder que suerte tienes cabrón, y yo me tendré que hacer una paja” – dijo Javier.
“Pues no hagas mucho ruido, que se oye todo desde mi habitación” – le dijo Marina a su hermano.
“Anda como que a ti no se te oye, ¿o que te has creído?” – contestó Javier a Marina, dejándola bastante cortada ya que no se esperaba la respuesta de su hermano.
“Eso es lo que quisieras tú” – dijo Marina.
“Anda tía, no seas mojigata, que todos nos masturbamos y es lo más normal del mundo, y alguna noche que has salido de juerga has vuelto calentita, porque te he oído perfectamente” – le comentó Javier de nuevo a Marina.
“¿Estás de coña?” – dijo Marina, poniéndose roja de nuevo.
“Lo que tú digas, pero que sepas que no pasa nada, que todos lo hacemos o hemos hecho, que no eres la primera” – contestó Javier.
“Marina me parece que tiene razón” – la dije yo, como dando a entender que no tenía mucho sentido que siguiera contradiciendo a su hermano.
“Bueno vale, me masturbo al igual que todos ¿y qué?” – dijo Marina.
“Pues nada hija, que lo disfrutes cuando lo hagas esta noche” – dijo Raquel.
“Que cabrones sois” – dijo Marina, y se empezó a reír, dándonos a entender que tenía intención de hacerlo, lo que me puso más cachondo si cabe, tenía la polla a reventar y una de dos, o nos montábamos una fiestecita o se iban de una vez para que me pudiese follar a Raquel en condiciones. Javier se terminó la manzanilla, me levanté para recoger el vaso y meterlo en el lavaplatos, dejándoles ver de nuevo la erección que llevaba.
“Joder tía como te va a poner en cuanto nos vayamos” – le dijo Marina a mi mujer.
“Eso espero, a no ser que me lo quites tú para follártelo” – contestó Raquel a Marina. Yo la miré como diciéndola ¡¡qué coño haces!!
“Pero que dices tía, ¿estás loca o qué?” – contestó Marina.
“Que te crees, que él no se muere de ganas de follar contigo, al igual que tu hermano de follarme a mí. No ves que son tíos y están salidos” – la dijo mi mujer, riéndose. Pero en su cara yo notaba que tenía unas ganas de follar con Javier, que no podía esconder.
“Pues tienes razón, que todos los tíos están salidos, y seguro que están pensando en cómo follar con nosotras” – dijo Marina, guiñándola un ojo a Raquel.
“Yo no lo voy a negar, perdona Jorge, pero es que Raquel está buenísima y la verdad es que me la follaría sin ningún tipo de problema” – dijo Javier.
“No te preocupes hombre” – le dije a Javier, “has visto cariño, ya tienes al pobre chaval subiéndose por las paredes de ganas de follar contigo, ¿estarás contenta?”.
“Bueno vamos a dejarlo, que esto se está yendo de madre” – dijo Marina.
“Porque, si nos lo estamos pasando genial, riéndonos de los salidorros estos” – dijo Raquel, mirándonos a los dos, “seguro que si Javier se pone de pie, tiene la polla más dura que el martillo que tenemos en la caja de herramientas”.
“Eso puedes darlo por seguro” – dijo Javier riéndose, y poniéndose de pie para demostrar que mi mujer tenía razón.
“Si tu sigue dándole cancha, ya verás cómo a la más mínima oportunidad que tenga trata de meterte la polla” – le dijo Marina, a Raquel.
“Pues a lo mejor, es lo que quiero yo también, porque menuda herramienta que se calza el niñito” – dijo Raquel riéndose.
“Pero vosotros estáis todos salidos” – dijo Marina, viendo que Raquel también tenía ganas de follarse a su hermano, “¿y tú, no la dices nada Jorge?”
“Porque tendría que decirla algo, ya es mayorcita, y no creo que esté diciendo ninguna mentira, me juego el cuello, a que tiene unas ganas de follarse a tu hermano, que no puede con ellas” – la contesté yo.
“Joder, ahora caigo, además de hacer nudismo, también hacéis intercambio de parejas” – dijo Marina.
“Caes bien” – la dije yo, “pero pase lo que pase esta noche aquí, que quede entre nosotros”.
“Joder, chicos, pues Jorge, yo tengo unas ganas de follar con Raquel que no te lo puedes ni imaginar, así que, ¿si no te importa, me puedo ir a follar con Raquel, si ella quiere?” – me preguntó Javier.
“No le tienes que pedir permiso a él. Anda vamos a nuestra habitación, que ya tengo ganas de comerme esa polla” – dijo Raquel, “Marina, tu haz lo quieras con Jorge, que por mí no hay ningún problema”.
Marina se quedó alucinada viendo como mi mujer, cogía a su hermano de la polla y se lo llevaba para nuestra habitación. Cuando salieron de la cocina, se me quedó mirando.
“¿Y a ti, no te importa lo más mínimo?” – me preguntó Marina.
“La verdad, es que al principio se hacía un poco extraño verla follando con otros tíos, pero luego te acostumbras. Además los dos tenemos muy claro, que con la persona que queremos estar el resto de nuestras vidas somos nosotros dos” – la contesté a Marina, que seguía alucinada, “esto solo se trata de sexo puro y duro. Nos encanta el sexo, y disfrutar de nuestros cuerpos y de los de otras personas, como vosotros que estáis muy bien los dos, la verdad sea dicha”.
“Joder estoy un poco descolocada” – me dijo Marina, “esto no me lo esperaba. Oye, una pregunta, ¿no os haríais amigos nuestros pensando en follar con nosotros?”
“No la verdad es que no, nuestra amistad con vosotros surgió y punto, nunca pensamos en que esto podría llegar a pasar” – la dije.
“Si seguro” – me dijo ella.
“Mira Marina, llevamos toda la noche siendo sinceros con vosotros. No tendría ningún sentido engañarte ahora. También te digo, que alguna vez que otra si que fantaseamos pensando que follábamos con vosotros” – la dije.
“Vale, ya me imagino” – me dijo Marina, y mirándome a la polla “bueno y también lo puedo asegurar”, terminó la frase empezándose a reír.
“Sí la verdad, es que llevo un empalme de narices. El verte desnuda ha sido la leche, no me lo esperaba si te soy sincero, y me ha puesto muy cachondo” – la dije a Marina, “es más si no te viera tan alucinada con todo lo que está pasando esta noche, ya te habría pedido que me chuparas la polla” – terminé la frase, tirándome un poco a la piscina para ver qué pasaba.
“Pues lo mismo no soy tan mojigata como haya podido parecer está noche” – me dijo Marina empezando a sonreír.
“Chica, pues me podrías chupar la polla que mira como me tienes” – la dije acercándome a la mesa, y plantándole mi polla delante de las narices. Marina me agarró la polla y se la llevó a la boca empezando a chupármela mirándome a los ojos.
“OOOOOOHHHHHHHHHHHH, SSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, joder que ganas tenía de que me chuparas la polla. Pero que buena estás Marina, yo creo que todavía no te has dado cuenta de ello, y de que tienes a todo el vecindario revolucionado” – la dije, mientras ella seguía chupándomela.
“Sí que me he dado cuenta, pero la verdad el resto que se queden con las ganas, que sus mujeres son unas gilipollas, siempre criticando. Yo no tengo la culpa de ser guapilla” – me contestó sacándose la polla de la boca.
“Guapilla dices, tú lo que tienes es un polvo impresionante. Venga vamos a la otra habitación para follar en condiciones” – la dije a Marina. Se levantó de la silla, y nos fuimos para la habitación, cuando estábamos llegando, desde la otra habitación nos llegaron los sonidos del polvo que ya debían de estar pegando Javier y Raquel, por lo que nos metimos corriendo en la habitación vacía para follar.
Me tumbé en la cama boca arriba, ella empezó a subirse a cuatro a patas a la cama y empezó a chupármela otra vez.
“Ven aquí, deja que me coma ese coño tan impresionante que tienes Marina” – la dije. Ella se giró y me plantó su maravilloso coño en la boca para que se lo comiera. Empezamos a hacer un 69 espectacular. Al empezar a comerme su coño, pude comprobar lo mojada que estaba, lo que me indicaba que también estaba muy cachonda.
“UUUUUUUMMMMMMMMMMMM, OOOOOOOOOHHHHHHHHHHH, que bien me estas comiendo la polla, sigue así, no pares” – la decía yo, que estaba disfrutando de la mamada que me estaba haciendo la vecinita.
“SSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIII, AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH, y tú sigue comiéndome el coño, como se nota que tienes experiencia, jamás me lo habían comido tan bien” – me decía Marina. Estuvimos en la misma posición un buen rato, al final ya no pude aguantar más las ganas de follarme a Marina, por lo que la dije:
“Ven aquí, que tengo que follarte de una vez, no aguanto más sin meter mi polla en este pedazo de coño que tienes”.
“Si, vamos fóllame que yo también lo estoy deseando” – me contestó Marina, levantándose de encima de mí, y tumbándose boca arriba en la cama. Yo me puse encima de ella, la abrí bien de piernas, y empecé a penetrarla poco a poco, ya que quería disfrutar de la penetración. Su coño era muy estrechito, y me estaba estrujando la polla de una forma impresionante. Me incliné un poco hacia adelante y me agarré a sus tetas mientras empezaba a meter y sacar mi polla de su coño.
“AAAAAAAAHHHHHHHHH, SSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIII, fóllame, muévete rápido, pero que cachonda me habéis puesto al final cabrones, como necesitaba follar” – decía Marina.
“OOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHH, AAAAAAAAHHHHHHHHHHH, que coño más jugosito que tienes Marina, a partir de ahora, tu y yo vamos a follar mucho, me parece a mí. ¿Te gusta cómo te follo?¿te gusta sentir mi polla entrando y saliendo de tu coñito?” – la decía yo a Marina.
“Me encanta Jorge, no pares. A partir de ahora, cada vez que necesite follar, sólo voy a tener que cruzar el descansillo para que una buena polla me folle. AAAAAAAAHHHHHHHHHH, SSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIII, joder que gozada” – me contestaba Marina.
Cambiamos de postura, ahora fue ella la que se puso encima de mí, dejándose caer sobre mi polla y metiéndosela en el coño muy poco a poco. Sus tetas me quedaron a la altura de la cara, lo que aproveche para comérselas, menudas pedazo de tetas que tiene la niña, que pezones más duros, me estaba dando un atracón a comer teta.
“AAAAAAAHHHHHHHHHHH, SSSSSSSIIIIIIIIIIIII, chúpame las tetas, que me pone muchísimo, no pares de chupármelas” – me decía Marina.
“Y a mí, me está encantando comérmelas. Menudas pedazo de tetas que tienes chica, la de veces que me he imaginado como sería comérselas. UUUUUMMMMMMMMMMMMMM” – la decía yo.
Marina, empezó a subir y a bajar sobre mi polla, muy lentamente, y poco a poco fue incrementando el ritmo, pero no tardó mucho en correrse.
“AAAAAHHHHH, SSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIII, me corro, que pasada, pero que cachonda me habéis puesto entre todos, no me lo puedo creer, el polvo que acabamos de pegar, AAAAAHHHHHHH” – dijo Marina según se corría. Se sacó mi polla del coño, y empezó a bajar hasta que se volvió a meter mi polla en la boca.
“OOOOOOOHHHHHHHHHHH, SSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIII, que bien lo haces, sigue chupándomela, no pares” – la decía yo.
“Vamos córrete tú también, que me quiero tragar tu leche” – me dijo Marina.
“Si te crees que ya hemos acabado, estás muy equivocada” – la dije, la levanté de encima de mí, la puse a cuatro patas sobre la cama, y empecé a metérsela de nuevo en el coño.
“AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH, SSSSSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, esta noche va a ser difícil de olvidar, vamos fóllame de nuevo, vamos no te cortes, dame fuerte” – me decía Marina, que parecía estar fuera de sí de lo cachonda que estaba. Estaba en esta postura con una vista espectacular de su culo, por lo que me entraron ganas de follárselo, empecé a meterla el dedo gordo muy poco a poco en el culo, ya que, no sabía si era virgen por ahí o no.
“AAAAAAAAHHHHHHHHHHH, SSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, joder Marina, pero que vista más cojonuda, menudo pedazo de culo que tienes. Te lo voy a tener que follar” – la dije al ver que no se quejaba cuando la metí el dedo.
“Eso dame por culo, que lo estoy deseando también, me encanta el sexo anal” – me terminó de confirmar ella, dándome su permiso.
No tarde ni medio minuto en sacársela del coño, y empezar a metérsela en el culo. Se lo debían de haber follado bastantes veces porque no me costó nada metérsela por ahí.
“AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH, SSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIII, que pedazo de culo, que bien a entrado, seguro que te lo han follado muy a menudo, quien lo iba a decir de ti Marina” – la dije, disfrutando realmente de la follada que la estaba dando, y empezando a incrementar el ritmo de la penetración.
“SSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIII, AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH, me encanta OOOOHHHHHHH, como me gusta que me la metan por el culo” – decía Marina.
Yo no pude aguantar mucho más, y empecé a correrme dentro de su culo.
“AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH, SSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, me corro, menuda corrida, AAAAAAAAAAAHHHHHHHHH, OOOOOOOOOOOOOHHHHHHHHHH” - no paraba de decir yo, con la impresionante corrida que acababa de tener. Se la terminé de sacar del culo, y nos tumbamos a relajarnos.
“UUUUUUUUUUFFFFFFFFFFFFFF, ha sido una pasada, que pedazo de polvo, me habéis puesto muy, pero que muy cachonda” – me dijo Marina.
“Y tú a mí, menudo pedazo de cuerpazo tienes, y que bien follas” – la dije yo a ella.
“Tú también follas de maravilla. Voy a tener que hablar con Marina, para que te comparta más veces, porque muchos de mis folla amigos, no tienen ni puta idea de hacerlo” – me dijo Marina.
“Pues chica, cuando tú quieras, yo siempre a tu disposición. Que follarme ese culito siempre será un placer” – la dije sonriéndola.
Desde la otra habitación tampoco nos llegaban ya sonidos, por lo que debían de haber terminado también.
“Bueno voy a decirle al salido de mi hermano, que va siendo hora de irnos a casa, que se está haciendo muy tarde, y al final vamos a llegar cuando se estén levantando nuestros padres” – dijo Marina levantándose y dirigiéndose a la habitación donde estaban Raquel y Javier.
“¿Qué, te lo has pasado bien hermanito? Pues levántate que nos tenemos que duchar un poquito, e irnos para casa antes de que se despierten Papa y Mama” – le dijo Marina a Javier.
“Joder que putada, me quedaría aquí para siempre” – dijo Javier, “por cierto, ¿qué tal te lo has pasado tú también? Qué bien se te ha oído disfrutar con el polvo que estabais pegando”.
“La verdad, es que me lo he pasado genial. Menuda gozada de vecinos tenemos hermanito, a partir de ahora se acabaron las pajas. Ahora cuando tengamos ganas de follar tendremos que venir a por sal” – dijo Marina, empezándose a reír, y metiéndose en el baño para ducharse.
Yo me había levantado y me había acercado a la habitación, para seguir la conversación más de cerca. Cuando Marina pasó a mi lado para meterse en el baño, mi polla ya parecía tener síntomas evidentes de recuperación, por lo que la seguí y me metí en el baño con ella.
“Joder, no me lo puedo creer, como te has podido recuperar tan rápido” – me dijo Marina un poco sorprendida.
“Chica, con lo buena que estas, esto es lo más normal” – la dije metiéndome con ella en la bañera, y pegándome bien a ella comencé a besarla, mientras llevaba una mano a sus tetas y la otra a su culo y a su coño, empezando a frotarlos bien.
“Joder, que cachonda me estás poniendo otra vez” – me dijo Marina, que se agachó y empezó a comerme la polla de nuevo. Mi polla estaba en su máximo esplendor de nuevo con la mamada que me estaba haciendo, y como siguiese haciéndolo tan bien, me iba a correr enseguida, por lo que la levanté y ahora fui yo el que se agachó y levantándola una pierna empecé a comerme su coño.
“AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH, UUUUUUUUUUUMMMMMMMMMMMMM, que bueno, SSSSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, que gozada, pero que bien comes el coño. Así tiene Raquel esa sonrisa en la cara siempre” – dijo Marina riéndose.
Ahora que ya estábamos los dos a punto, me levanté, la giré y empecé a metérsela por el coño desde atrás, agarrándome bien a sus duras tetas. Empecé a follarla bien duro, ya que estaba muy cachondo y no quería tardar en correrme.
“AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH, joder, OOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHH, pero que buena estas, pero que coño más estrechito tienes Marina, me encanta meterte la polla” – la dije, y ella empezó a apretar el coño más, por lo que me aprisionaba más la polla dentro de su coño. Menuda pedazo follada estábamos pegando.
“AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH, vamos fóllame, no pares, dame fuerte, métemela más fuerte, OOOOOOOOHHHHHHHHHHHH, SSSSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIII, que polvazo” – me dijo Marina.
“AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH, joder me voy a correr ya, SSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, me corro AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH” – la dije a Marina, se la saqué del coño, la giré ella se agachó y me empezó a chupar la polla mientras me corría.
“AAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH, SSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, trágatelo todo Marina, OOOOOOOOHHHHHHHHHHHHHHH, UUUUUUUUUUMMMMMMMMMMM, que gozada, menudo polvo” – la dije mientras me corría en su boca y en su cara.
Cuando terminé de correrme, la levanté, y yo me agaché empezando a comerme su coño otra vez, ya que ella esta vez todavía no se había corrido.
“AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH, SSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIII, cómeme el coño, no pares que me voy a correr, SSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, OOOOOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHHH, que bueno, me corro, SSSSSSSSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH” – decía Marina, corriéndose sobre mi cara.
Una vez terminamos de corrernos los dos, nos duchamos tranquilamente, acariciándonos los dos. Salimos del baño, y esperamos a que Javier terminase de ducharse. Cuando salió de la ducha, visiblemente recién follado por mi mujer. Se fueron a vestir y se fueron a su casa.
“Bueno chicos esto vamos a tener que repetirlo más veces” – dijo Raquel, que se la notaba que había disfrutado de lo lindo de la follada con Javier.
“Si, eso tenlo por seguro, porque mañana tenemos una comida familiar, que si no nos pasaríamos a haceros una visita con cualquier excusa” – dijo Javier.
“Por nosotros cuando queráis” – dije yo, dándola un azote en el culo a Marina mientras nos dirigíamos a la puerta, “de todas formas este fin de semana no vamos a estar, ya que hemos quedado con unos amigos para pasar el sábado y el domingo en su finca de la sierra”.
“Menuda putada, porque mañana por la noche podríamos haberlo repetido” – dijo Marina, dándome un beso para despedirse.
Salieron y se fueron a su casa. Nosotros nos fuimos a dormir, ya que habíamos quedado con Guillermo y Gema para pasar el fin de semana en una finca que tienen los padres de Guillermo en la sierra. También vendrían algunas parejas que asistieron al crucero, como María y Jesús. En realidad habíamos quedado, porque tal y como nos había prometido Guillermo, nos iban a dar trabajo a María y a mí, en una de las empresas de su padre. La entrevista para concretar la teníamos el Jueves siguiente, pero Guillermo dijo de quedar el fin de semana y nos explicaba más detalladamente, lo que aceptamos encantados, ya que además de ir con una información más detallada a la entrevista, seguro que nos lo pasaríamos en grande con nuestros amigos.