Los últimos meses en la prepa

Mis calenturas ya eran incontrolables, y pensé que saliendo de la prepa ya casi nadie me iba a ver, así que podía darle vuelo a mis deseos, con los tipos que me gustaban tanto, profesores y compañeros, ¿qué importaba si nadie se iba a enterar según yo?

Uno de los compañeros con los que me armaba mis fantasías era Daniel, a quien mencione anteriormente, era quizás el más guapo de la escuela y su novia igual era de las más bonitas, en horas de clase casi nunca cruzamos palabra pero en las tardes en las practicas de computación me llegaba a preguntar cosas o le ayudaba y se portaba muy amable, quizás se daba cuenta que me ponía nerviosa y lo hacía para divertirse y es que supongo que era para notarse, casi me ponía a temblar y tartamudear, y casi siempre que le ayudaba yo terminaba sonriéndole tonta y nerviosamente. Luego en el día en clase el casi siempre se pasaba de largo sin voltearme a ver siquiera lo que me deprimía en ocasiones bastante, pero cuando me saludaba aunque fuera nada mas levantando las cejas era suficiente para ponerme de buenas. Y solo con su amabilidad en las tardes me empezó a ilusionar, por un tiempo mis fantasías eran solo con él, y cuando de vez en cuando me imaginaba con algún otro terminaba sintiéndome mal porque sentía que como que le era infiel, que estúpida de verdad. Me imaginaba casada con él, en el sentido más tradicional posible, siendo ama de casa y atendiéndolo, después con otra perspectiva llegue a sentirme más tonta porque eran los 90´s y algunas compañeras planeaban veranos en Canadá para mejorar su inglés o ya andaban investigando universidades y yo lo único que ambicionaba era ser ama de casa, y con un tipo que en el fondo sabía que no me iba a hacer caso jamás. Cada día cuando llegaba de la escuela me miraba en el espejo y trataba de buscar alguna razón por la que me pudiera hacer caso Daniel, trataba de verme desde el ángulo en que Daniel quizás me hubiera visto en el día y trataba de ver que tan bonita pudiera haberme encontrado, me desesperaba porque en algunos momentos sentía verme bonita y en otras ocasiones no, y la novia de Daniel era bonita desde donde se le viera, tenía una cara de facciones perfectas, y yo casi siempre terminaba deprimiéndome más. Y en mi afán de quedar bien con el pronto empecé hacer sus tareas y trabajos, en ocasiones descuidando lo que yo tenía que hacer.

La única a la que le dije que me gustaba Daniel era mi amiga Tanya, la que me llevo a la estética y me enseño a maquillar un poquito. No sé cómo nos empezamos a llevar porque ella era todo lo contrario a mí, era fuerte, coqueta, pero solo cuando le convenía, era coqueta para manipular a otros incluyendo profesores, espontanea y de esas personas que tienen chispa, yo no era nada espontanea y nada coqueta, mi presencia era opaca. Tanya dentro de su excesiva franqueza en alguna ocasión que me miraba deprimida me dijo que sufría porque yo quería, que me olvidara de Daniel porque no me iba a hacer caso, llego a decirme en ocasiones que era lenta y medio tonta, eran cosas que me lastimaban. Tanya rechazaba muchos pretendientes, tenia bien definido lo que quería estudiar y me empecé a molestar con ella por lo que me decía y por su forma de ser, aunque no se lo decía. Después me di cuenta que lo de lenta algunos hombres después lo miraron como sensualidad, pero mucho después.

Sabía que a Tanya le gustaba un profesor Luis que había sido compañero de mi hermana y había pretendido a mi hermana, pero no le hizo caso porque decía que era bien bobo, ahora nos daba clases y estudiaba en una de las universidades más caras del país y era muy borracho, casi alcohólico, se iba de parranda en ocasiones con Daniel y otros de mis compañeros, incluyendo a Armando y Oscar, uno de los tipos que me manoseo en el camión. De los 5 tipos que me hicieron sentarme en sus piernas aquella ocasión, hay dos que no recuerdo su nombre, pero sí recuerdo la sensación que fue la de sentarme en las piernas de Oscar, era robusto y sus piernas eran muy gruesas, y lo incluía en mis fantasías de los sábados, ya no estudiaba en la misma escuela pero era común verlo porque iba a ver a sus amigos. Incluso me llegaba a saludar muy atento, al contrario de su hermano Manuel que también estuvo en el camión, que nunca dejo de mirarme con un poco de burla.

Pasaron dos cosas que quizás provocaron lo que paso después, una que Daniel y su novia se distanciaron porque Daniel había conocido a una chica del df y empezó a frecuentarla, nunca la conocí pero dicen que era muy bonita. Me deprimió saber eso porque era una forma de confirmar que no me iba a hacer caso jamás, si dejaba a su novia era por otra más bonita, no por mí. La otra fue lo que paso un sábado, estaba en mi cuarto, mirándome en el espejo con un short color azul claro y una blusa de tirantes blanca y pegada, me sentía linda y sexy y me preguntaba que si Daniel me mirase así quizás llegase a gustarle, a la mejor llegaría a desearme, a la mejor quisiera cogerme o quisiera al menos desear meter su pene en mi boca, como tantas veces yo lo había imaginado. Me sentaba y cruzaba mis piernas, o sentada abrazaba mis piernas recargando mi cara sobre mis rodillas tratando de poner mi cara más provocativa posible, trataba de mirarme el trasero para ver que tan bonito podía verse, me ponía mi blusa sin brasier para que se marcasen mis pezones sobre la tela y que se vieran provocativos, así pase quizás 40 minutos como casi todos los días, después me canse y me acosté en la cama, adormecida por el calor de la temporada. En eso entro un señor como de 30 años que era el plomero y andaba revisando no se que en la casa, creía tener la puerta de mi cuarto cerrada y me incorpore sobre la cama por la sorpresa y se ve que el tipo también se sorprendió de encontrarme ahí, se quedo parado en la puerta como sin saber si pasar o no, y yo tampoco supe que hacer y no dije nada, pero me encendió ver cómo empezó a recorrer con sus ojos todo mi cuerpo, deteniéndose un micro segundo en mis senos y luego en mis piernas, que fue algo que hizo cosquillear y entibiar mis muslos, aunque algo turbado vi un poco de la lujuria que se le refleja a los hombres en los ojos, después solo dijo que iba a pasar al baño, me levante y me puse un pantalón y me cubrí con algo para salir de mi cuarto, y quizás suene sucio, pero se ve que el tipo no usaba desodorante pero al notar su olor a sudor, en lugar de desagradarme, sentí una excitación que me hizo mojarme, serian las feromonas o algo así, después pensaba e imaginaba mil cosas, haciendo cuentas era la primera vez que un hombre veía mis piernas en anos, y estaba segura que le habían gustado y me había deseado, pensaba que quizás el tipo también estaba pensando en mi, imaginando que me besaba y acariciaba, imaginando quizás en meter su pene entre mis piernas, en lamer mis pezones, quizás imaginando que yo le hacía sexo oral, quizás estaba masturbándose pensando en mis piernas, en mi cuerpo. Y eran cosas que igual me prendían a mil. En la noche me imagine con el tipo, y tuve dos orgasmos pensando en el. Pero ya no era suficiente, saber que me había deseado me ponía a mil, y ya no quería chupar esos penes de plastilina pensando que se sentiría tener uno de verdad en mi lengua, ya quería saber de verdad que se sentía eso, y quería sentir de verdad que se sentiría un pene entrando entre mis labios, alojándose dentro de mí, e incluso que se sentiría que entrase por mi ano. Y me imaginaba que todo eso sería más que delicioso. Al otro día todos los de mi familia salieron y me quede sola en la casa, era casi el fin de curso y si tenía tarea que hacer por lo que no salí con ellos, en la casa sola me puse otra vez el short y la blusa y anduve por toda la casa, sintiéndome cómoda y sexy, pensando que Daniel, Carlos, Oscar, incluso el profesor Luis me desearían si me vieran así. Incluso salí al jardín y el contacto del sol sobre mis piernas me puso de buenas, hacia anos también que no le daba el sol directamente. Las bardas de la casa son altas así que nadie me miraba, seguro. Pero quise saber qué pasaría si alguien más me mirase, si de verdad algún otro hombre me desearía como el plomero, al contrario que los años anteriores que no quería llamar la atención mi calentura esta vez era tal que deseaba sentir en mi cuerpo esa vibra de lujuria que emanan las miradas de los hombres. Salí a la tienda que estaba a dos cuadras de la casa y si note las miradas de los tipos en mis piernas, compre un jugo y me senté en la entrada de la casa, con una de mis poses ensayadas, casi abrazando mis piernas, y sabia que el short se me subía hasta enseñar casi un poco de mi trasero. Y si, los tipos que pasaban con sus coches volteaban a mirarme, algunos tocaban el claxon, o disminuían la velocidad para mirarme mejor, incluso un tipo volvió a pasar para volverme a ver supongo, ninguno de los que paso me gusto pero si me gustaban sus miradas. Entre a la casa y me miraba otra vez en el espejo, como tratando de reafirmar una y otra vez que ya me veía atractiva, mis piernas eran delgadas pero se veían suaves y con bonita forma, aunque les seguían faltando color, y mis senos no eran muy grandes pero se veían firmes, y no tenía nada de panza, nada, cualquiera pensaría que a los 17 años nadie tiene nada de panza pero no es verdad, incluso Tanya tenía que cuidarse ya a esa edad por sus genes tendía a engordar fácilmente. A la única que veía comer de todo era Gaby, que igual por sus mismos genes era casi perfecta, aun ahora a los 30 y después de 2 niños sigue estando casi perfecta. El caso es que me sentí sexy, sensual, bonita, aun cuando Daniel no estuviera interesado en mi.

Tenía presente que yo era en la casa como la bien portada, mis hermanas mas grandes habían sido muy novieras y se dejaban ver en minifalditas y shorts, y las 2 se habían tenido que casar cuando quedaron embarazadas, una no termino la carrera y la otra si aunque casi luego se caso, y mis papas se habían enojado mucho con ellas, y yo iba bien en la escuela y no tenia novios ni salía a fiestas y no era nada coqueta, así que yo era como su orgullo. Por supuesto no imaginaban las cosas que hacia ni los pensamientos que cruzaban por mi mente. Pero en parte por eso también me hacían frenarme para hacer algo de verdad con un hombre. Aquella tarde me quede pensando que si hacia algo ahora que casi era el fin de cursos y de la prepa casi nadie se enteraría, y estaba casi segura que no volvería a ver a casi nadie porque no había establecido amistades en verdad fuertes. Así que pensé que podría hacer algo al menos con alguno de los que me gustaban.

Otro de los compañeros Raúl me pidió que le ayudase a estudiar física porque estaba cerca de reprobar, no era guapo precisamente y no era muy alto pero tenía cierta presencia y personalidad, era medio fanfarrón y medio tonto, por lo que sabía siempre andaba contando detalles de las tipas con la que se había acostado, aunque varios pensaban que era pura invención suya, solo para reafirmar su pose de macho cogedor, como varios a esa edad. Le estuve ayudando varias veces en la biblioteca y empezamos a entrar en cierta confianza, me conto varias cosas de Daniel y Carlos, me decía que la novia de Carlos había sido novia antes de dos amigos suyos que seguramente se la habían llevado a la cama, y que quizás la seguían llevando, me gusto escuchar eso porque Carlos era de los que más odiaba por lo que me había hecho y saber que su novia lo engañaba me provocaba cierto alivio, o no sé qué. También me conto cosas de mis hermanas que me sacaron de onda, otro de los profesores Roberto había sido compañero de mi hermana mayor y casi siempre me preguntaba por ella, y según en alguna ocasión les conto que mi hermana había sido su novia y que se la había cogido todo lo que había querido, y que a mi otra hermana le encantaba mamarle la verga y se tragaba el semen, que les dijo eso porque yo era bien diferente, todo lo contrario a ellas y que se veía que era virgen yo, y que comenzaron a comentar que seguro con lo delgada que estaba iba a apretar rico, y que Daniel dijo que un buen faje si me daría. Al mencionar a Daniel Raúl noto que mi expresión cambiaba y adivino que me gustaba. Me quede pensando en lo que decía el profesor, no era muy guapo pero si era alto como de 1.80 y con buen cuerpo, igual con piernas gruesas y espalda bien amplia, me llevaba igual que mi hermana mayor 8 años, y si sabía que había salido con mi otra hermana. Pero no me imaginaba todo lo demás, que me calentaba aun más. Casi me daban ganas de preguntarle a mis hermanas como tenía su pene Roberto, yo me imaginaba que grande y grueso, como los tipos de la revista.

Raúl me preguntaba que si había tenido novio o relaciones antes, invente que había tenido un novio y que no habíamos hecho nada, no me creyó lo del novio pero me seguía preguntando cosas, que si era virgen, que si no se me antojaba ya tener relaciones, hasta que un viernes que me hostigaba con esas preguntas le dije que si un poquito, y el dijo que le gustaría verme vistiendo un vestido corto o de plano en traje de baño,  porque se imaginaba que tenia bonito cuerpo, esos comentarios y su mirada me estremecieron, un cosquilleo me recorrió toda,  me gusto la idea de que posiblemente yo le gustara o que me deseara, eran casi el tipo de situaciones con el que fantaseaba los sábados, estar con un hombre al que yo le gustara, y que me deseara, aunque al contrario de mis fantasías estaba vestida muy normal, solo con una playera tipo polo con los brazos descubiertos, estábamos en la biblioteca pública y empezó a acariciar mi mano y luego mi brazo diciendo que tenia bonita piel, suave, cálida, esas caricias en mi brazo me resultaron placenteras, sentir su mano de hombre, empecé a respirar un poquito agitada, después tomo mi mano y me dio unos besos ligeros, de primera instancia me pareció como muy galante, algo que no iba con su personalidad, y sus besos en la mano me gustaron, me llenaron de placer, aun algo tan simple, desde entonces también he pensado que soy más sensible que lo normal, desde entonces incluso esas cosas simples me han calentado, ya no se diga una caricia en mis rodillas y muslos, o besos en mis hombros o en el cuello, y por supuesto una boca recorriéndome a besos, después de besarme la mano la llevo por debajo de la mesa hacia su pene, no puse resistencia, ya no aguantaba más yo, me dijo – siente, a poco no te gusta? – sentí el bulto que se le formaba a través de su pantalón de mezclilla, y a pesar de ser una tela gruesa  sentí su calor súper intenso, súper placentero, mi mano se quedo ahí primero quieta sin saber exactamente qué hacer, luego empecé a acariciarlo, no lo miraba a la cara estaba como viendo unos apuntes pero entre cerré los ojos del placer que sentía en mi mano, todo era un torrente de placer que estaba experimentando en menos de 5 minutos o algo así. Me volvió a preguntar – verdad que te gusta? quieres verla?- asentí ligeramente sin mirarlo pero sin duda y sin pensarlo, sabiendo que podía meterme en una situación de la que no pudiera salir después, salimos de la biblioteca y estaba ya oscuro, subí a su coche yo iba bien seria, algo nerviosa pero más ansiosa porque tenía ganas de seguir acariciándolo y de verlo, tenía en mi mente las fotos de la revista y las imágenes de las películas aquellas, ahora estaba a punto de ver uno directamente, sentía ansias por acariciarlo otra vez,  me llevo por unas calles oscuras cerca de su casa, prendió la lucecita interior de su coche y saco su pene erecto totalmente, yo estaba volteando hacia otro lado y me decía –mira lo que tengo para ti, mira Elizabethcita linda- ya no tenía caso hacerme la desinteresada, lo mire, era de buen tamaño aunque él no era muy alto, con la cabeza hinchada, le vi un color como ligeramente morado, todo su vello revuelto, un poco curveado hacia atrás, me encanto verlo, me llamo la atención mirar sus venas saltadas, era como imponente, feo, pero lo deseaba completamente, empecé a acariciarlo otra vez con mi mano, pero esta vez al sentirlo directamente me estremecí toda de placer, Raúl me dijo –me gusta tu carita, me gusta tu boca como para que me la mames- no dije nada, ya mis labios cosquilleaban, como si ellos mismos me avisaran que querían besarlo, y después de las palabras de Raúl sentí que me era incontrolable ya, baje mi mano hasta sus testículos para acariciarlo ligeramente, me dirija hacia él, sentir cerca de mi cara ese calor me hizo saber que no había vuelta atrás, empecé a besar su cabeza con besitos delicados, me gusto el calor y el olor que emanaba su pene, lo suave que se sentía la piel ahí a pesar de que estaba durísima, hinchadísima, lo toque con mi lengua, ligeramente, pero también lo pase por mis mejillas, pegue mi cara disfrutando tanto esa sensación, y así me habría quedado algunos segundos, pero Raúl como que se desespero y me dijo imperativamente –ya mámamela!- y lo obedecí casi de inmediato, como había hecho con los penes de plastilina con los que jugaba, lo metí en mi boca hasta mi garganta, me quede algunos segundos así, me encanto hacerlo, sentirlo en mi lengua, sentirlo palpitar, calentando todo el interior de mi boca, aun ahora escucho a algunas amigas decir que realmente no les gusta hacerle sexo oral a sus novios o esposos, solo lo hacen para complacerlos y que no dejan de sentir cierto asco, algunas si me han dicho que si les gusta pero al parecer lo normal, pero a mi desde esa noche me fascino, me encanto, me enloqueció, era como saber que se iba a convertir como en un vicio, lo tenía dentro de mi boca sin sentir ninguna repugnancia, al contrario, mi boca y mi lengua lo deseaban tanto, Raúl me empujaba la cabeza como queriendo meter todo su pene, y yo de alguna forma lo mantenía dentro varios segundos hasta que sentía ahogarme y tenía que separarme, sabía que no debía usar los dientes, así que hice como con los de plastilina, una vez lleno de mi saliva, presionaba con mis labios también mojados y solo resbalaba por mis labios hasta sentirlo en mi garganta, una y otra vez, Raúl ya gemía del placer que le provocaba, solo atinaba a decir –sigue sigue Ely bonita- pensé por un momento que antes que tener un novio, antes de un primer beso en los labios, ni siquiera de unas caricias, antes que todo eso tenía un pene dentro de mi boca, y me encantaba. Aun mas, Raúl empezó a masturbarse fuertemente y me decía –abre la boca para que te tragues mis mocos!- y me quede ahí, obedeciéndolo, porque también quería saber a qué sabia eso hasta que lleno mi boca también con su semen con largos gemidos, si sentí un poco de nausea, por la consistencia como babosa, pero no era muy diferente a tener una flema en la boca cuando esta una enferma de la garganta, pero esa consistencia viscosa después me hizo sentir más excitada, más caliente, era un acto totalmente erótico, totalmente lleno de lujuria, era como aceptar el rol de que mi boca era para su placer, y yo como una especie de esclava que dócilmente había sido llevada hasta esa acción, como si toda yo era para obedecerlo, como una forma de estar agradecida por gustarle, por desearme, que eran sensaciones que casi no había experimentado nunca. Todo lo trague, incluso lo que había resbalado por mis manos, el sabor era fuerte, como agrio, se supone que está lleno de glucosa pero no es dulce, no era un sabor agradable pero me gusto, y me siguió gustando. Y el olor del semen, tampoco era totalmente agradable pero impregnaba el ambiente de erotismo, más bien lo llenaba de erotismo, era otra cosa, todo había sido delicioso. Al perder la erección me levante y empecé a sentir el remordimiento otra vez, la culpabilidad, Raúl me dijo –que rica mamada de verga me acabas de dar! se ve que tienes practica – no dije nada, decirle que era la primera vez creo que no me lo iba a creer jamás, nada más le pedía que me fuera a dejar a la casa. Igual me fui en silencio, mirando al otro lado para no cruzar miradas con Raúl, quien seguía diciendo cosas entre vulgares y denigrantes –quien se iba a imaginar que ya te la tragas? con la carita que tienes de no romper un plato....sabes? me dan ganas de cogerte  Ely así bien rico, te aseguro que te va a gustar y luego vas a pedir más.....mmmhhhh .....Vas a ver qué rica cogida te voy a dar un día de estos, hasta panzona te voy a dejar......-antes de bajarme e igual sin mirarlo porque no le iba a poder sostener la mirada le pedí que no le dijera a nadie, ya no supe si me dijo algo, me baje de inmediato y me dirigí a la casa. Tenía el sabor en mi boca y no quise cenar nada para no quitármelo, incluso no me lave la boca, y quizás me quede dormida hasta las 3 o 4 am, pensando, imaginando que sería delicioso hacérselo a Oscar, a Armando, a Daniel por supuesto, al profesor Roberto, con razón mis hermanas se lo hacían a él, si era algo riquísimo. Pero a la vez me sentía mal, porque sentía ser una puta, ni siquiera eso porque las putas cobran, yo sería una perra lujuriosa porque también no dejaba de imaginarme lo que sería sentir esa dureza y ese calor dentro de mi vagina, cogiéndome. Y además tonta, porque ni siquiera había podido resistirme un poquito, ni siquiera para disimular, había obedecido cada orden de Raúl, sin protestar nada

Quedamos que iba a ir a la casa a estudiar el domingo, iba a estar sola otra vez y me quede pensando todo el sábado no en el exactamente, pensaba en su pene, que quería tenerlo otra vez en mi boca, o más bien que quería tenerlo muchas veces, una y otra vez, y en los términos que él lo dijo, quería que me dejara bien cogida. Pase buscando que ponerme al siguiente día, un vestido corto que era de mi hermana y que sentía que se me veía bien, strapless, o una blusa con minifalda negra y medias, o el short azul claro con el que me miro el plomero, me probaba una y otra cosa y me miraba en el espejo, imaginando y deseando el momento en que realmente iba a saber lo que era tener sexo, lo que sentiría al tener su pene dentro de mí, lo que sería sentir su cuerpo encima del mío, metiéndose entre mis piernas. En la mañana me levante de buenas, presintiendo que iba a ser un buen día, un día que cambiase todo, me bañe lentamente con agua bien caliente, me depile las piernas, me asegure que se sintieran suaves poniéndome crema, me perfume mi pecho, entre mis senos, y me decidí por el short y una playerita color crema, mi familia salió y me quede sola en la casa, sentí en la mirada de mi papa como cierta tristeza al mirarme, como sabiendo que con ese tipo de atuendos iba a tener los ojos puestos de varios tipos sobre mi persona, deseando mi cuerpo, nada más me dijeron que no fuera a salir así, mi hermano mayor con su característico tono de desprecio me dijo que parecía piruja barata, no le di importancia porque siempre me había tratado así, rebajándome, como queriendo burlarse constantemente de mi.

Estaba de buenas sola en la casa, deseando que llegase Raúl pero paso la hora y no llegaba, ya otras veces habíamos quedado de estudiar y me había dejado plantada y empecé a ponerme más ansiosa, después de hora y media le llame por teléfono para preguntarle que se acordara que habíamos quedado de estudiar, me contesto como si acabara de despertar, como de malas, contestándome cortantemente, que le llamase después porque estaba desvelado y crudo y colgó, no me dio tiempo ni de decir adiós, eso como que me puso un poquito triste porque estaba ya con muchas expectativas, y sentí que iba a quedarme sola con mi atuendo que había preparado para darle como la sorpresa. Espere como media hora y volví a marcarle, esta vez me pregunto con cierto fastidio –y ahora qué? voy pero si me la mamas otra vez, me la vas a mamar? – no me gusto su tono y me quede callada, me volvió a preguntar –bueno? me la vas a mamar sí o no?- y le dije un sí a secas, me contesto que se banaba y venia para la casa, colgó otra vez sin despedirse ni nada. Supongo que se volvió a dormir porque pasaron casi 2 horas y no llegaba, tenía ganas de volverle a llamar cuando escuche un coche, como era domingo casi no había ruidos en la calle y se escuchaba cuando iba o venia un coche, abrí la puerta para asomarme si era él y ahí estaba ya, mientras bajaba de su coche me miro y tan solo con sentir su mirada pesada sobre mis piernas sentí mojarme un poco, a medida que se acercaba su mirada también se fijaba en mis pezones que se marcaban a través de la playera, me saludo con un beso en los labios, y me dijo –así te quería ver, hoy si te cojo Ely, te ves bien rica- lo pase a la casa sin decir nada, al ir caminando me tomo de la cintura  por detrás y me acerco a su cuerpo, sentí su respiración en mi espalda, y empezó a besarme y a echarse hacia adelante, yo también tuve que inclinarme hacia adelante y mi trasero quedo en total contacto con él, sentí su calor en mis nalgas, delicioso, acerco su bulto hacia mí, lo sentí por mi ano, sus manos acariciaron mis  muslos, una y otra vez, yo sentía no tener el control, no dije nada, lo deje manosearme, acariciarme, luego sus dos manos se pusieron sobre cada uno de mis senos, por encima de la ropa, estaba fuera de mi, solo disfrutando, pensé por un momento que se me había abalanzado sobre mi porque me deseaba mucho, entonces seguramente de verdad me veía linda, me volteo y sus manos tomaron cada una de mis nalgas, apretujándome de manera algo tosca, pero sentí tantísimo placer al sentir sus manos que no podía rehusarme a nada, me empezó a besar en los labios, y al contrario que su pene, sentir su lengua dentro de mi boca si me causo cierta repugnancia, su lengua tocando mi lengua me desconcentro porque sentí asquito, me voltio y siguió besándome en la mejilla y el cuello, sus besos en el cuello fueron algo que me puso a mil-...que rico....- le dije, -.....vamos a mi cuarto-----, tenía la idea de llegar a mi cama, mientras caminaba apresuradamente me toco bruscamente sobre mi ano que me hizo saltar, no llegamos a mi cuarto, en la sala me dijo -aquí nos quedamos, siéntate en mis piernas- y lo obedecí, me senté de lado y sentir sus piernas que no eran tan gruesas ni tan delgadas fue totalmente agradable, su mano recorrió mis muslos una y otra vez, diciendo cosas tipo –mmmhhhh que lindas piernas tienes, suavecitas,,, mmmhhhh sobre mis hombros se han de sentir mejor....- me encanto darme cuenta que le gustaban mis piernas, y le preguntaba tratando de reafirmarlo una y otra vez –si te gustan? están bonitas?- que no me contestaba porque estaba besando mis hombros, su mano entro por debajo de la playera y empezó a acariciarme los senos, pellizcando ligeramente mis pezones, haciéndome sentir un placer indescriptible, aunque decía tonterías el –te faltan tetitas, pero con unas mamadas te van a crecer.....- me quito la playera y quede con los senos al aire, su mirada fija sobre ellos me enloquecía, obviamente le gustaron, y yo le seguía preguntando, sin darme cuenta, incluso muchas veces después a otros hombres sin querer les preguntaba como en ese momento a Raúl, -te gustan? te gusto yo? me deseas?- aun cuando tuviera su pene dentro de mí, con la obviedad de que si les gustaba yo. Raúl empezó a lamer mis pezones, al contrario del compañero aquel del camión, ahora si podía ver como abría su boca y su lengua rosada acariciaban y llenaban de saliva mis pezones, el cerraba los ojos pero yo quería ver, me excitaba demasiado eso, puso su mano sobre mi pubis y empezó a tallarme más bien, bruscamente, como queriéndome masturbar, me era un poco mas incomodo que placentero, empezó a bajarme el short apresuradamente y pude sentir su mano tocando la piel de mis nalgas, eso fue el acabose, por fin sentía lo que tantas veces había pensado, recreado con mi monigote aquel, me llenaba de caricias, busco el camino con sus dedos y empezó a intentar meterlos en mi ano, que también me gusto, me dijo –te gusta que te dedeen?- yo ya decía solo Si si Raúl, con la otra mano me termino de sacar el short y las bragas, ya estaba completamente desnuda sentada sobre de él, me coloco dándole la espalda, como a los tipos en el camión, con su brazo izquierdo me apretó fuertemente contra él y con su mano derecha busco mi pubis, mi sexo, mi entrada, empezó a meterme los dedos, yo estaba completamente lubricada, toda mojada, y entraron con cierta dificultad pero me hicieron gritar, sentí irritarme, sentí algo de dolor, que no era nada comparado con lo que seguía, pero en mi trasero sentía su bulto ardiente, ya durísimo, le dije susurrando, como pidiéndole por favor –méteme tu pene Raúl, métemelo ya.....- Raúl me sentó en el sillón y se quito rápidamente los pantalones, sus piernas no eran precisamente musculosas pero se veían fuertes, y por fin después de desearlo todo el sábado volví a ver su pene, lo sostuvo con  una mano y me ordeno –ábrete de piernas, te voy a coger Ely...- con la mano apunto hacia mi vagina, intento metérmelo pero no iba a ser tan fácil, en el sentido de que era mi primera vez y estaba cerrada, lo sentí en mi entrada y lance un largo ahhhhh mas por el dolor que por placer, me estaba lastimando, y apenas había entrado ni la cabeza entera, el siguió empujando pero le seguía costando trabajo, y yo seguí jadeando, alcance a mirar y vi sangre sobre su pene y me espante, le dije que ya no, que mejor no, pero me contesto groseramente –cállate pendeja! de que te cojo te cojo cómo no!!- tomo mis piernas y las puso sobre sus hombros, puso sus manos sobre cada uno de mis muslos para hacerse como palanca, y sin ninguna delicadeza, ningún tacto, sin nada, con pura fuerza bruta me penetro, sentirlo dentro no era lo placentero que había imaginado, me hizo gritar, me hizo sacar lagrimas, y empezó a sacar y meter fuerte y rápidamente, cada vez que sentía su pene entrar era el dolor, que se reavivaba cada vez, cada vez que entraba lo sentía rasgarme, sentía su pene abriéndome, rompiendo, lastimando, y poco a poco, pero muy poco, dándome placer.

No tardo mucho, no más de 5 minutos, que fueron de dolor e incomodidad, de irritación, hasta que lo sentí hincharse dentro de mí, Raúl empezó a jadear, a quedarse por fracciones de segundo paralizado, cerrando los ojos, tensando casi todos sus músculos, y dejando su semen dentro de mí, incluso creo que involuntariamente escupió cayendo su saliva sobre mí, se salió rápido y se quedo sentado en el sillón, diciendo –que rico, nada como cogerse a una virgen- yo pensaba que a eso se refería Octavio Paz, en que las mujeres nacemos rajadas, y nos abrimos para que nos chinguen. Y así me sentía, chingada por ese tipo, porque todo me dolía, me había abierto, había penetrado y usado mi raja, y me había chingado. Y ahí estaba completamente desnuda, sangrando, junto a un tipo que apenas podría decir que me caía algo bien. Nos quedamos un rato en silencio, empezó a acariciarme otra vez los muslos, me dijo que me quería coger otra vez, mire su pene, flácido, recargado sobre su cuerpo, todo húmedo, con un poco de sangre, me pidió que se la mamase para que se le parara, lo obedecí, sentí el olor que tenia, que era mi olor, cierta mucosa con rasgos de sangre, sentí cierto asco así que preferí cerrar los ojos y metérmelo en la boca, el placer que me causo aun estando flácido me volvió a fascinar, y en segundos ya estaba bien erecto otra vez. Y  yo estaba encendida, aunque prefería que terminase otra vez en mi boca pero dijo que me iba a volver a coger, yo no quería pero no quería contrariarlo, y esta vez me dijo que me quería coger de a perrito, me puso en 4, me sentí algo incomoda porque pensé que mi ano quedaba completamente a su vista, desde entonces cuando se que algo va a pasar me aseguro que esté completamente limpio, y comenzó a meterme otra vez su pene, otra vez la incomodidad y el dolor, y pensé que literalmente eso era “dar las nalgas”, me sentí vulnerable, como sabiendo que si quería lastimarme de alguna forma yo no tenía manera de defenderme, imagine que me vería como los perros que se ven en la calle cuando el macho se monta a la hembra, que ahí estaba Raúl, cruzándome, montándome, dándome para adentro, como perro sobre una perra en celo. Pero poco después deje de pensar en eso, porque ahora si empezaba a gustarme, el contacto de mis nalgas con su piel y su bello, la fuerza con la que metía y sacaba su pene, el constante golpeteo haciéndome sentir su ímpetu, su deseo dentro de mí, me puso la mente en blanco, los instantes previos a que terminase yo en un orgasmo fue un placer que creció por mis muslos, por mis nalgas, que exploto en mi interior, termine gimiendo fuerte, encantada otra vez. Y el dejo otra vez su semen dentro, después que se vino no quería que me la sacara, quería seguir sintiéndolo, aunque seguí sintiendo el dolor. Eran casi las 7 y no tardaban en regresar en la casa, el se fue sin mostrar ninguna ternura o cariño y hasta cierto punto yo no esperaba eso, se fue sonriendo con cara de idiota diciendo como burlonamente que que rica nalguita se había cogido, y que si me había gustado haberle dado las nalgas. Ya no le conteste, estaba más apurada porque se fuera, si recuerdo su sonrisa estúpida, mas ahora porque la he visto por toda la ciudad, porque fue candidato a diputado federal y su foto esta en los anuncios junto a frases tontas y sin sentido, no vote por él. Me acosté y me hice la dormida, antes puse aromatizante porque me imagine que la casa olía a sexo, además que en ese momento no tenía cara para ver a mis papas. Llegaron y no hicieron por despertarme, y casi dormida empecé a temer que pudiera quedar embarazada. Casi no pude dormir, ni ese ni los días de la semana, trate de evitar ver a Raúl, además que toda la semana tuve dolor e irritación.

Pero para el fin de semana ya me las estaba pidiendo otra vez, por decirlo así, el sábado me llevo en su coche y por las orillas de la ciudad en las calles oscuras le hice sexo oral, y termino cogiéndome otra vez, ahora si le pedí que usara condón para evitar cualquier riesgo de embarazo. Me pidió que llevara minifalda a la escuela para mirar mis piernas entre clase y clase, y yo como si mi única opción fuera obedecerlo fui a comprar una mini el domingo para usarla el lunes, fue la primera vez que lleve una falda corta a la escuela, de hecho la primera vez que salía de la casa con minifalda, y es que si la compre bien corta, a medio muslo, aun tan temprano estando esperando el transporte los tipos me miraban, disminuían la velocidad y primero me miraban las piernas y luego la cara, como si fuera una rutina ensayada, uno tras otro, en el transporte igual los que iban adormilados abrían los ojos bien y sentía en mis piernas sus lujuriosas miradas, y sentía mis piernas entibiarse, como deseando ser acariciadas, como si ellas tuvieran iniciativa propia. En la escuela no fue muy diferente, al sentarme la mini se me subía y tenía que cruzar las piernas porque estaba segura que se me iba a ver hasta el fondo si alguien me miraba de frente. Los chavitos de 1º y 2º de prepa también estaban atentos a mí, era curioso porque también era como una rutina ensayada, estaban en grupo y al ir pasando yo se quedaban en silencio, no volteaba a verlos pero sabía que me estaban mirando, lo que fue un poco incomodo porque me imagine lo que estaban diciendo fue mirar en grupo a Raúl, Armando, Daniel y otro de los compañeros con los que tampoco había cruzado palabra casi, Ernesto, mirándome, sonriendo con un toque de burla, me imagine que Raúl les estaba contando las cosas que habían pasado. El profesor Luis que casi nunca había volteado a verme me saludo muy atento, haciéndome un poco la plática con alguna cosa de su materia, en ese momento vi a Tanya que me miraba como celosa. Y supongo que si lo estaba, porque después me dijo que me veía vulgar con esa faldita, que esas eran como para usarlas en la playa, y que se me veían las piernas muy flacas. El profesor Roberto también me miraba entre clases, y todas esas miradas me ponían caliente, sentí como que varios me deseaban, que varios quisieran acariciar mis piernas, abrirlas y meterse entre ellas. Una de las monjas me llamo a la salida y me dijo que no se permitía usar minifaldas ni shorts en clases, que no las volviera a llevar en la escuela o me iba a regresar. Raúl me llevo a la casa en su coche, me dijo que linda que le hubiera hecho caso, mientras me acariciaba los muslos hasta muy arriba, me llevo a su casa que estaba en la parte de arriba de una tienda de pinturas que atendía su papa, pero no pasamos arriba, una vez que cerró el zaguán me hizo hacerle sexo oral ahí mismo, yo sentada en el asiento del pasajero y con la puerta abierta el ahí parado, hasta que dejo su semen en mi boca, me pidió que le ensenara la boca con el semen y luego sin él, para comprobar que me lo tragase, y con eso quedo contento, después de un rato de seguir mamándosela me subió al cofre y me penetro ahí, podía ver como su pene entraba y salía, perdiéndose entre mi vello una y otra vez, cuando iba a eyacular le pedí que lo hiciera en mi boca, me aterraba quedar embarazada, me gustaba y me gusta tanto el sabor, que después se volvió en algo casi incontrolable, como una adicción, como un vicio. Tuve que caminar desde su casa a mi casa, pasar por un sitio de taxis, por el mercado, me mandaron besos, chiflidos, piropos vulgares y no otros no tanto, me imagine que ninguno de los tipos que me miraban se imaginaba que hace unos minutos un tipo había eyaculado en mi boca, me imagine que todos ellos desearían eso, meter sus penes en mis labios, incluso un policía de tránsito me mando besitos. Me sentí linda, deseable, sexy, atractiva, me sentí bien, solo me incomode cuando un taxista se acerco mucho a decirme -bizcochito!- casi al oído, pero no sentí que fuera acoso como en el camión, más bien me sentía halagada, al fin eso había sido hace varios años y pensé que como que ya debía superando, ahora en lugar de pasar desapercibida, me gustaba que me notaran y que les gustase a los hombres.

Para mi sorpresa en la noche me llamo el profesor Luis por teléfono, supongo que lo tenía porque en su momento le llamaba a mi hermana, y se escuchaba que estaba medio tomado, me dijo que yo le gustaba mucho y que quería que fuera su novia, me tomo por sorpresa, sabía que tenía novia, una chica como de su edad, bonita, siempre vestida muy bien, pero como fría, le pregunte por ella y me dijo que iba a terminar con ella si yo le decía que si, se que era algo patética la situación, medio borracho y por teléfono pidiéndome que fuera su novia, pero me emocionaba la idea de que era la primera vez que alguien me pedía eso y porque Tanya se moriría de envidia si lo supiera, así que le dije que sí, que ya éramos novios, luego salió con que tenía muchas ganas de verme y quería ir a la casa, le dije que a esa hora ya no me dejaban salir pero siguió insistiendo, que si no iba a tocar el timbre, yo no quería armar  un escándalo en la casa entonces le dije que me esperase afuera, que yo sola salía como a las 11 pm ya que todos se hubieran dormido en la casa, y solo así se tranquilizo. Espere hasta esa hora y algo nerviosa y con mucha precaución salí de la casa, ya era mayo y con el calor dormía con una pijama de short y playera, pero me puse un pantalón y una chamarra ligera encima, salí descalza para no hacer ruido, y vi su coche estacionado a unos metros de la puerta, apenas subí y sin cruzar palabra se abalanzo sobre de mi, evidentemente ya mas tomado, su boca sabia a puro alcohol, un brandy dulzón, me besaba ansiosamente en la boca, en el cuello, diciendo tontamente – mmmhhhh Ely, te quiero mucho......me gustas mucho.......te amo Ely – tontamente porque no era posible que me quisiera un poquito porque apenas me conocía, pero yo también como tonta sintiendo que la situación era como romántica, las calles en silencio, el ruido de coches pasando en el boulevard a 2 cuadras de distancia, incluso el ruido de un tren que se escuchaba lejano, era lo que acompañaban sus besos, sus manoseos porque no podía decir que calificaran como caricias, y al poco tiempo su boca ensalivando mis pezones, deliciosamente, por la ansiedad y el nervio de que se dieran cuenta en la casa que no estaba no disfrute del todo aquella vez, pero las siguientes noches que fue a visitarme y ya mas con  la confianza de que no se daban cuenta en la casa me entregue a todo ese placer, a sus manos que no se estaban quietas por mis senos y mis nalgas, su barba crecida por mi cuello, y las constantes veces en que acaricie su pene, una noche a través del pantalón, las siguientes sacándolo, y en menos de una semana ya le estaba haciendo sexo oral, bese y lamí su pene largo, no muy grueso, pero deliciosamente caliente. Y cada noche llegaba medio borracho, tomaba brandy o ron, y al cabo de una semana, como después diría una amiga, paso lo que tenía que pasar, me hizo el amor en su coche, no duro mucho, ni alcance un orgasmo, pero me gustaba la sensación de saber que le gustaba mucho según me decía, y obviamente me lo demostraba con tantos besos y caricias, y pensaba yo que le gustaba más que Tanya. Toda esa semana llegaba a la escuela desvelada y demacrada, y decía yo que había estado estudiando para los finales, y no había quien lo dudase creo. En un receso estaba con Tanya, y se quedo en silencio mirando al  profesor que pasaba por el patio, y yo por dentro disfrutando el momento, supuse que no se imaginaba que hace no más de 12 horas ese hombre que a ella le gustaba tanto había estado encima de mí, besándome, disfrutando con mi cuerpo, y que ya en varias ocasiones había recibido su semen en la boca y lo había tragado. Pensaba que Tanya habría hecho lo que fuera por ser ella la que estuviera en mi lugar, pero no, yo era la que él había elegido, a pesar de los ojos verdes de Tanya, de su cabello castaño y su piel blanca, a pesar de sus piernas y su trasero y sus coqueteos e inútiles esfuerzos por llamar su atención, a pesar de eso, el me prefería a mí, y en ese momento, pensaba que él me amaba a mí, a pesar de su linda novia. Aun como tratando de burlarme de Tanya le pregunte o más bien le afirme que se veía que le gustaba mucho Luis, me dijo que no, que ya no, que ya se había chocado, no le creí, pensé para mí misma que lo que pasaba es que no le hacía caso. Esa noche Luis no quiso quedarse en el coche, me dijo que fuésemos a otro lugar y me llevo a un motel, era la primera vez que iba a uno, y me sentía nerviosa, era bonito, con un espejo completo en la pared, y con muebles más o menos buenos, lo primero que me pidió fue que le hiciera sexo oral, me hinque y se lo hice frente al espejo, como lo había imaginado, ahora veía la cara que ponía yo cuando tenía en mi boca un pene, y me gusto, me gusto mirarme hincada frente a ese hombre, el mirándome hacia abajo, entre cerrando los ojos y en ocasiones levantando la cabeza respirando fuertemente, por el placer de sentir mi lengua acariciando su pene, y yo, ahí, sumisamente complaciéndolo, y a la vez disfrutando enormemente, luego esa noche me hizo el amor 5 veces, 4 veces encima de mí y con sus manos en cada una de mis nalgas, le pedía cada vez que terminase afuera para que no me dejara embarazada, la primera vez en su ansiedad de que casi le ganaba dejo su semen por encima de mi pubis, entre mi vello, en otra ocasión encima de mi muslo derecho, luego eyaculo sobre mis senos, después sobre mis nalgas porque estábamos de perrito, sentí su semen cálido resbalar entre mis nalgas, sobre mi ano, delicioso, y la ultima alcanzo a llegar a mi boca, esa noche quede cubierta de su esperma, y cada vez lo disfrute muchísimo, no lo limpie de mi cuerpo, lo deje embarrarse entre mi piel y las sabanas, lo sentí enfriarse  y formarse costeritas sobre mi piel, cuando tuve oportunidad lo miraba, sobre mi muslo resbalando, blanco, como coágulos, viscoso, baboso, cálido, delicioso. Igual cuando podía me miraba en el espejo, y me calentaba mas, mirar mis piernas levantadas y entre ellas a ese hombre moviéndose frenéticamente, y mi cara, por momentos yo misma hacía gestos y como que fingía para ver cómo me veía, como me veía mientras me cogen. Yo termine dos veces, y salimos del motel casi a las 5 am, apenas llegue a la casa un poco antes de que todos se levantaran, me sentí mal al vanarme porque se retiraba de mi cuerpo todo su semen, fui a la escuela desvelada, adolorida, como embarada entre las piernas, pero contenta, aunque casi dormida. Solo Raúl me pregunto que porque me veía así, le dije que estuve estudiando casi toda la noche pero me dijo que más bien parecía que no me la habían sacado en toda la noche. No sé cómo podía darse cuenta. Luis no llego a dar clases, entre sus borracheras y su carrera era normal que no llegase, pero esta vez solo yo sabía que era por la desvelada y el cansancio que debía tener por estar haciéndome el amor toda la noche. Y  yo me sentía bien, con algo de culpabilidad, pero bien en general. El haber estado completamente desnuda acostada con Luis también desnudo, fue maravilloso, simplemente.

Después de esa noche yo estaba encantada, y hable con él en la escuela, le dije que cuando íbamos a pasear o al cine como otras parejas de novios, que ya quería que todos supieran que estábamos juntos, pero me dijo que todavía estaba con su novia y que esperase. Se puso como de malas y pensé que mejor sería no mencionarle el tema otra vez, pero no me dio tiempo de eso porque dejo de buscarme. En la escuela trataba de hablar con él pero se portaba muy cortante, y me empecé a deprimir otra vez. Me sentí tonta, fea, usada. En ese  momento establecí como un patrón de comportamiento que repetí varias veces después, durante años, al sentirme medio deprimida, me arreglaba, me vestía sexy, y salía a algún lado atenta a que tanto llamaba la atención de los tipos, preguntándome cuantos y cuanto me deseaban, si podía ligarme a alguno, y tiempo después, si realmente me deseaban tanto como para llevarme a la cama en ese momento. Al principio ese patrón lo repetí casi sin darme cuenta, luego plenamente consciente, porque sabía que siempre iba a haber alguien que quisiera cogerme.

Fui a una de las prácticas de computación en la tarde, el calor era intenso, con ese como pretexto me fui con un short y una playera de tirantes ajustada, esperando encontrar a Daniel con la idea de que al menos me mirase las piernas. Al principio no me tomo mucho en cuenta pero después se fue a sentarse junto a mí, yo me sentía nerviosa, cruce mis piernas para verme más sexy según yo, y si note que me miraba los  brazos, la manera en que resaltaban mis senos con la playerita ajustada, y mis piernas, puso su mano sobre mi rodilla y comento algo de que se veían bien delgadas mis piernas pero que le gustaban. Me sentí desfallecer, de alegría, de deseo, de ganas de dejarlo acariciar todo lo que quisiera, sentí un placer intenso al sentir su mano, y me dijo secamente -vamos afuera-, igual que con Raúl, lo único que hice fue obedecerlo, me llevo de la mano por detrás de los salones, ya estaba oscureciendo y casi no había nadie, ansiaba besarlo, sentir que me abrazaba, pero se porto algo seco, al llegar atrás evito acercarse para besarme cuando me miro que yo estaba ya preparando mis labios casi, me dijo –es cierto lo que dice Raúl? que te gusta mamar verga y tragarte los mocos?- asentí cerrando los ojos como apenada, que se podía esperar de Raúl mas que les platicase a casi todos? luego me dijo como advirtiéndome muy serio–no me gustas como para cogerte, pero una mamada de verga si te la acepto Ely- me tomo la mano y la puso sobre su pene, sobre su pantalón, me decepciono lo que me dijo, pero pensé que al menos tenía la oportunidad de mamársela, y en cierto modo, que debía estar agradecida, porque es uno de los hombres más guapos que he conocido, aun ahora  con que esta medio gordo se sigue viendo muy bien, pensaba eso mientras acariciaba su pene, luego me dijo relajadamente, como sabiendo ya que no me iba a negar – híncate para que me la mames – y lo obedecí, saco su pene y lo puso sobre mi cara, tomándome por la nuca apretándome la cara contra su pene, sentí su calor y no podía rehusarme, en unos momentos ya lo tenía hasta mi garganta, su pene era grueso aunque no lo pude ver bien porque ya era casi de noche, pero podía sentirlo, delicioso, disfrutando todo, era algo que había imaginado tantas veces en mis fantasías, y ahora estaba pasando, por fin, tal vez yo no le gustase mucho, pero al menos lo suficiente como para metérmela en la boca, me lastimaba las rodillas porque estaba hincada sobre el cemento en contacto directo con mi piel, solo con el short. Pero deseaba que ese momento no pasara nunca, se lo hice con tanta pasión, bese sus testículos, los lamí un poco, su pene se sentía tan tan duro, empecé a imaginar que me lo metía, deseaba eso tanto, con mi mano lo acariciaba para masturbarlo y mi lengua acariciaba una y otra vez su cabeza amplia, hasta que eyaculo violentamente sobre mi boca, dentro de ella, una tras otra andanada de su semen lo recibí en mi lengua, sobre mis labios, y eyaculo bastante, lo trague ansiosamente, llena de lujuria, disfrutando tanto el olor, el sabor, su consistencia, estaba extasiada, encantada, agradecida.  Al levantarme le dije que era el tipo más guapo que había conocido, que me gustaba mucho, que si quería hacerme el amor que podía hacérmelo sin compromiso, entre sonriendo me dijo –quien te viera con esa carita de no romper un plato? con tu carita de mustia resultas ser bien calenturienta y ofrecida, nos vemos, deja pensarlo a la mejor uno de estos días me animo a cogerte, ah y se dice coger, no hacer el amor- me fui a casa un poco triste pero sintiéndome bien, con el sabor de su semen, más fuerte que el de Raúl y de Luis, un sabor delicioso. En la noche acostada empecé a tomar cierta consciencia, en menos de dos meses había probado ya el semen de tres hombres, y deseaba tanto hacerlo con Daniel, todas las veces que quisiera y como quisiera. Empecé a sentirme más culpable y como a deprimirme otra vez, porque sabía que todo eso era pecado, y que era yo una asquerosa pervertida que no sentía asco por tragar eso, ni por meterme a la boca el miembro de los hombres, al contrario, lo había disfrutado tanto, pero es que al menos Luis me gustaba y mucho mas Daniel.

Cuando tenía como diez años vi a mi hermana mayor en minifalda recostada sobre la cama, y pensé si mis piernas se verían tan bonitas como las de ella algún día. Debajo de las sabanas me quitaba el pantalón de la pijama y las veía, las contemplaba largo rato, aunque en aquel entonces eran de niña, flaquitas, aunque yo trataba de verlas bonitas. En alguna ocasión jugando con uno de los vecinos me cambie de pantalón en la casa, casi sin pensar y sin malicia, al ver mis piernas vi una chispa en sus ojos, como que le gustaron, él tenia unos 13 años entonces. Y en ese momento me sentía bien en 1997 otra vez, veía la misma chispa en los ojos de los  hombres,  al ver que muchos tipos me las miraban, así que a la siguiente práctica de computación fui con una minifalda aun más corta, arriba de medio muslo, eran medio corrientes porque era para lo que podía comprar, pero quería llamar la atención de Daniel, y que se animase a cogerme. Ahí estaba el, no se acerco a mí, pero si me miraba, estaba con uno de sus amigos Saúl con el que tampoco había cruzado palabra casi, solo alguna vez en referencia al viaje a Cuernavaca me dijo con desprecio –la Ely cogida!- y ya, no era de los que me había sentado en sus piernas aquella vez, era de los que tenían dinero y estaba flaco y escuálido, feo, se me figuraba la calavera de las portadas de iron maiden. Salí de la sala de computo y casi detrás de los salones estaba Daniel con ese tipo Saúl, Daniel me dijo –Ely! ven chiquita.......tengo algo que te va a gustar.....ven....- lo obedecí  y fuimos hasta atrás, por los laboratorios, ya ahí me dijo –ya lo pensé y si te voy a coger, pero primero mámasela aquí al flaco- Saúl se veía ansioso, se saco el pene apresuradamente, ya erecto, no era grande, más bien delgado, sin circuncidar, con la cabeza casi envuelta con su prepucio, pero era más atractivo que Saúl mismo. Dude un poco, pero Daniel me volvió a decir –quieres coger conmigo o no? – y antes de que se arrepintiera me hinque y me lleve el pene de Saúl a mi boca, pensaba que quizás era mi única oportunidad, Saúl creo estaba encantado, decía cosas –ay qué rica mamada, que rica boquita tienes Ely  putita- no me acomodaba bien con el prepucio, lo eche hacia atrás y tenía como mucosa, agria, desagradable, por un breve momento sentí asco, pero seguí haciéndolo hasta que eyaculo, a diferencia de Daniel, saco más bien poco semen, que trague porque me lo pidió Saúl y Daniel, casi al unisonó –trágatelos!- antes de levantarme Daniel ya había sacado su pene también, y lo puso en mi boca, se lo estuve mamando un ratito pero ansiaba que me la metiera, quizás habría eyaculado en mi boca pero me levante rápidamente y le dije –métemela por favor Daniel, en eso quedamos......- los dos rieron un poco, Saúl no dejaba de decir cosas denigrantes –pinche vieja caliente!-, Daniel me tomo por las caderas y me dio vuelta, me dijo –así para no ver tu cara.....empínate!- me sostuve sobre las ventanas de uno de los salones, estaba ansiosa yo, no pensé en nada mas, sentí como levantaba mi falda y bajaba mis bragas, que dejo a medio muslo, y después como colocaba su miembro entre mis labios, como me penetraba, lentamente, esos instantes en que lo sentí entrar fueron tan pero tan deliciosos, se me salió decir –que rico! que rico!-, que provocaron más risas burlonas de Daniel y Saúl, luego el mete y saca fuerte, violento, aunque fue así medio incomoda, me encantaba y sentía venirme, empecé a jadear y gemir pero me ordenaron que me callara porque podía llegar alguien, así que en silencio tuve que disfrutar aquella ocasión, eyaculo dentro y después Saúl también quiso metérmela, no me dio tiempo de protestar, apenas se salió Daniel cuando casi inmediatamente me penetro Saúl, ya no dije nada, también lo disfrute, aunque se sentía totalmente diferente al grueso miembro de Daniel, Saúl duro minutos contados solamente, igual eyaculo dentro. Daniel tenía razón, aquello no fue hacer el amor, no hubo caricias ni besos, se limito todo a meter y eyacular, a puro coger. Pero al menos tuve eso de Daniel. Pasaron años hasta que un tipo tan guapo como Daniel me volvió a penetrar. Me espante otra vez  por lo de quedar embarazada, pero no sabía entonces de los periodos de ovulación y fertilidad, y por suerte aquel día no estaba  yo ovulando. En la casa me sentía irritada otra vez, pero feliz en el fondo. Al otro día era yo la que miraba con un poco de burla a la novia de Daniel, como las veces en que ella me miraba así, seguro no se imaginaba lo que había hecho con su novio. Lo que me desagrado fue que Saúl me dijese en el patio lo suficientemente fuerte para que otros escucharan –pinche vieja lame pitos!- lo ignore, me agache apenada porque había tipos de los grados inferiores que se quedaron  mirándome, pero que podía decir. Ese mismo día ya que nos íbamos Saúl otra vez me dijo fuertemente –puerca!- y ya comencé a incomodarme, solo esperaba que ya terminase el curso y no volverlo a ver.

En los siguientes días y quizás sin darme cuenta yo buscaba la mirada de Daniel, en un receso estaba el con Armando, Saúl, y Ernesto y yo iba pasando. Saúl comento –porque siempre por donde vamos anda detrás esta vieja lame vergas? Parece perrito faldero, quieres mas verga Ely?- me moleste y ya me iba pero Ernesto me detuvo y me acerco a ellos –Ya nena no le hagas caso a este imbécil, ven aquí con nosotros te invitamos lo que quieras- luego le dijo a Saúl –discúlpate tarado!- y Saúl respondió –no  me disculpo con putas como esta! ya me la cogí no tengo porque quedar bien con ella!- se dio media vuelta y se fue, me quede ahí con Ernesto, Daniel y Armando, los tres como queriendo hacer platica conmigo, sentí como si nos convirtiéramos en el centro de atención de la escuela, no sacaron el tema de lo que había pasado en el viaje o lo de Raúl o detrás de los salones, parecían sinceramente que estaban interesados en mí, yo trataba de reír con las bromas pesadas y simples que se hacían entre ellos, o sus platicas de sus parrandas y sus coches, yo ahí estaba riendo como tonta, como si con eso fuera yo a entrar a su grupo social, a su grupo de amigos, aun con Armando que durante tanto tiempo odie, ahora me empezaba a caer simpático. Raúl nos miraba a lo lejos, también Luis paso y nos miro un momento, y las novias de Daniel y Armando no nos quitaban la vista de encima, me sentí bien con ellos ahí. Pasaron más días y me hacían platica, me gustaba como me trataba Ernesto, me decía nena, chiquita, linda, su actitud me hacía sentir que como que quisiera protegerme. Los finales ya estaban por empezar y me pedían que hiciera sus trabajos, y otra vez como tonta yo se los hacía, con tal de quedar bien. Ernesto me invito a salir, me pidió que llevase minifalda, que me pusiera muy bonita, claro acepte, y quedo de pasar por mí un sábado antes de los exámenes. Tome prestado por así decirlo un vestido blanco con florecitas strapless de mi hermana, no tan corto pero casi a medio muslo, me depile, me arregle, toda muy de buenas, casi cantando de alegría. No me gustaba mucho Ernesto, pero su trato era agradable, moreno, algo corpulento, y como irradiando confianza, tenia parientes bien colocados en la política y decía que se iba a dedicar a eso, y le fue bien porque es diputado ahora. En una ocasión Daniel y Ernesto se accidentaron en su coche por andar de borrachos, y Ernesto quedo con una cicatriz en la frente,  le decían la rana por su boca grande, pero como sea me gustaba como me trataba.

Por no saber bien como maquillarme bien en aquel entonces me deje muy cargados los ojos, casi me veía vulgar, al mirarme Ernesto adivine que no le había gustado, pero me miro las piernas y le cambio el semblante, y a mí también, obviamente le gustaba como se me veía el vestido cortito aquel. Subí a su coche e iba acariciándome las rodillas, los hombros, diciendo que me veía muy linda, que parecía una muñequita. Yo me sentí bien y le pregunte que adonde íbamos. Nada más me dijo que a una fogata, estaban todos, Saúl, Daniel, Oscar, Armando, el profesor Roberto medio tomado cantando con una guitarra. Oscar me miro y me dijo que me veía bien, Armando me mando un beso dirigido a mis piernas, y Ernesto empezó a darme de tomar, brandy, cubas cargadas. No estaba acostumbrada a tomar y con 2 de esas cubas me sentí desinhibida y relajada, fui al baño y al salir estaba Daniel y Armando junto con Ernesto, diciendo que querían hablar conmigo, me dijeron que iban muy mal en la materia de Roberto, y que les ayudase para que el profesor les echara la mano con la materia. Pensé que querían que les hiciera un trabajo o que les explicara algo, pero luego me dijeron que lo único que tenía que hacer era salir con el profe porque yo le gustaba, salir y portarme linda con él. Parece que ya lo habían arreglado con Roberto, y sabían que yo ansiaba quedar bien con ellos. Les dije que sí, que si los iba a ayudar, y Ernesto me llevo con el profesor diciéndole –dice Ely que si le canta una canción profe- Roberto me sonrió y estuvo cantando varias, mirándome como dedicándomelas, cada que las oigo casi me transporto al momento porque me sentí tan bien, canciones clásicas bohemias, -Deja que salga la luna, El triste, Santa Lucia-yo con él a un lado, y los demás mirándonos a lo lejos atento a lo que pasara. Después Roberto se ofreció a llevarme a la casa y acepte, medio me pregunto otra vez por mis hermanas, que sabía que ya se habían casado. Se ve que sabia el camino a la casa donde vivía, y con el alcohol le pregunte si era cierto que se había acostado con mis dos hermanas, se estaciono sonriendo y me dijo que si, y que solo le faltaba yo para poder decir que se había cogido a las tres, puso su mano sobre mi muslo y empezó a subirla, se sentía tan bien, eran unas manos enormes, fuertes, me excitaba también imaginar que lo mismo había hecho con mis hermanas, me pregunto –tu qué crees? será que si se me haga con las tres? solo me faltas tú.......- se acerco para besarme y me deje, siguió por mi cuello, mientras su mano llegaba a mi nalga, subiéndome el vestido,  aquello era la perdición para mi, una vez sintiendo su respiración en mi cuello y sus caricias en mi muslo y mi trasero sabía que no podía evitar que pasara lo que tuviera que pasar, al  poco tiempo ya estaba sobre mi besando mis pezones, lamiéndolos, mordiéndome, bajo su mano para desabrocharse el pantalón y solo hizo a un lado mi ropa interior, lo sentí penetrarme, grande y ancho, lastimándome, y yo dejándome, tratando de convencerme de que lo hacía para ayudar a mis nuevos amigos entre comillas, pero no había necesidad de eso, yo también lo deseaba demasiado, y una vez que me metió su pene, solo deseaba otra vez que el tiempo no pasara, y poder disfrutar el momento al máximo, le pedí igual que no eyaculase dentro, se salió y me tomo por la nuca firmemente para dirigir su pene a mi boca, apenas casi lo tuve dentro cuando sentí su semen llenando mi boca, tosí un poco y se me escapo de los labios, pero lo volví a tomar con mi lengua, lo disfrute tanto otra vez. No estaba tomada pero si mareada, le dije que me dejara en la casa y que me esperase un momento porque iba a volver a salir. Llegue, avise que ya había llegado y que me iba a dormir, y después de casi 40 minutos igual que con Luis salí otra vez con mucha precaución. Se estaba quedando dormido cuando llegue, subí y le pedí que fuéramos a un motel, me sonrió y nos dirigimos al mismo donde estuve con Luis, que nos quedaba cerca más o menos.

Aquello fue como darme cuenta que no podía evitar eso, al sentirlo encima de mí, un hombre tan grande, entre mis piernas, me abrazaba a su espalda amplia firmemente mientras sentía sus besos y su respiración cálida en mi cuello, y por supuesto, sentir su miembro ardiendo dentro de mí, su bello, su fuerza, sus muslos que eran más gruesos que los míos, tan fuertes, puro musculo, pura fuerza, un semental el tipo, tenía que abrir mucho las piernas para poder dejarlo estar sobre mí, es un hombre tan grande, pero cualquier molestia desaparecía al sentir su pene, su verga, su miembro, su pito, entrar y salir de mi cuerpo. Despuésme sentó sobre de él, sus antebrazos fuertes y gruesos me sostenían firmemente por la cintura, sin darme oportunidad a moverme o resistirme si lo hubiese deseado, pero me gustaba, sentirme frágil y débil con él, sus muslos tocaba cada parte de mis muslos en la parte inferior y les sobraba lugar, eran gruesos,  velludos, correosos, fuertes, musculosos, pensaba que con razón mis hermanas igual se le habían entregado, en el espejo miraba su pene entrar y salir, sus testículos velludos y voluminosos, separados, con su miembro tan duro, desapareciendo al entrar en mi vagina, mis nalgas en contacto directo son su cuerpo, con sus ingles,  en ese momento era como saber que era algo que me gustaba tanto, realmente tanto, que no podría negarme, que era un vicio en el que iba a recaer una y otra vez.

Por supuesto me dejo su semen sobre mis nalgas, sobre mi pubis, en mi cara, en mi boca, lo trague sin dudarlo, sintiéndome tan bien, no solo en un sentido puramente físico,  corporal, sino como emocionalmente,  desde niña mis hermanas mayores me habían criticado mis piernas flacas, mi pasividad, diciendo que era yo bien sonsa, lenta como decía Tanya, y finalmente había tenido lo mismo que ellas, a Roberto, deseándome tanto, manoseando cada parte de mi cuerpo, besándome, cogiéndome con tanta pasión, diciéndome cosas como –linda, mi amor, preciosa, eres tan sensual!- que en fin, ya quisieran ellas. Tuve tres orgasmos esplendidos esa noche.

Igual me fue a dejar como a las 5 am a la casa, apenas antes de que nadie despertase. Dormí hasta las 11 quizás adolorida y con cierto ardor, pero muy contenta y alegre. Casi me había olvidado de todos, de Armando, de Daniel, de Luis, por supuesto de Raúl, al estar en aquel momento con un hombre como Roberto, con el que pensé aun anos después que si me llegaba a casar alguna vez seria con alguien como él, tan grande, tan corpulento, tan fuerte. Ni le mencione a Roberto que aquello fue todo para ayudar a mis pseudo amigos, porque la verdad lo hice por puro deseo. Pero en la tarde me llamo Ernesto para decirme que me quería ver, estaba medio cansada y me sentía débil así que quedamos que venía a la casa, llego con Armando, y salimos en su coche a dar una vuelta, yo iba vestida normal, me preguntaron que como me había portado con Roberto, les dije que bien simplemente, hasta que me preguntaron directamente –se la mamaste al menos?- les dije que sí y hasta ese momento sonrieron, el idiota de Armando como siempre dijo –ya ves? te dije que esta vieja era el tipo de pendeja que necesitábamos para quedar bien con el Robert!- me sentí usada, pendeja como decía Armando, pero sentía que Roberto me había tomado con mucho deseo y pasión, en ese sentido no me sentí mal, pero si por la actitud de ese payaso.

Años después me enrede con obreros, choferes de transporte público, con un nivel de preparación mínimo, y su actitud no es muy diferente a los de aquellos de la prepa que ahora están en las curules del congreso, como funcionarios en los gobiernos estatales o en instituciones como canacintra o la sep., o al menos como candidatos a diputaciones del partido que sea, finalmente la única ideología que tienen es la de trabajar poco y embolsarse dinero, y tener viejas, ya sea señoras de sociedad o jovencitas edecanes. Aquella ocasión fui yo, Armando comenzó a decirme que me iba a dar mi premio, que si ya se la había mamado a varios tipos porque a él no, que siempre le habían gustado mis labios para  sentirlos en su verga. Y aquella vez pensé que tenía razón, el primero en desear meter su pene en mi boca había sido él, y aunque en el camión no quise y después en la escuela igual me negué, en ese momento lo menos que podía  hacer era mostrarle cierto agradecimiento, finalmente después de años de sentirme fea él había sido el primero en desearme, y que debía agradecerle. No me daba cuenta pero después  supe que a varios hombres les gustaban mis labios, no tan gruesos, no tan delgados, pero con bonita forma. Ernesto se estaciono y Armando se paso al asiento de atrás conmigo, no me beso ni nada, se saco el pene y me ordeno que se la mamase, con su tono característico de prepotencia,  lo único que supe hacer fue meterme su pene en mi boca, blanco, lleno de vello, con la forma de trompa de oso hormiguero, como doblada. Así que finalmente, tanto para él como para mí, bese y mame su pene, tan rico. Lo que no me gusto es que me tomase la cabeza con las dos manos y el llevase el ritmo, metiendo y sacándolo de mi boca una y otra vez, diciendo tonterías como en el camión –mámamela pendeja! mámamela puta! trágatelos! que te tragues mis mocos! bésame los huevos!- luego llevaba su pene hasta mi garganta y ahí me sostenía hasta que empezaba como a ahogarme, parecía que le divertía el hecho de que me ahogase con su miembro, luego tomo su pene y lo pego a su cuerpo dejando en mi cara sus testículos, los bese, los lamí, me llene la boca con su vello púbico, se sentían bien en mi boca, finalmente se vino sobre mi cara, casi sobre mi ojo y resbalaba por mi mejilla, Armando con su pene arrimo el semen hasta mi boca y lo trague, eyaculo abundantemente, apenas termine y Ernesto ya se estaba cambiando hacia atrás también, se desabrocho el pantalón y tenía una erección muy firme, listo para metérmela en la boca también, era como los penes de plastilina que hacía, uno rosa y uno café para tipos blancos o morenos, y en ese momento había tenido el de Armando que es blanco y ahora Ernesto me la metía que es moreno, era un pene normal, ni tan grande ni tan grueso, pero me gusto hacérselo, también me pidió que le besara y lamiera los testículos, también trague su semen, mientras me lo hacía Armando se paso al asiento de adelante y nos miraba, me miraba con desprecio, casi el mismo desprecio que Saúl, con una sonrisa burlona, no sé qué necesidad tenia de molestarme siempre –que rico la mama la Ely verdad Ernesto? con su carita de no romper un plato, pero mira nada mas con que pasión se la traga, se ve que le encanta- trataba de ignorarlo, pero al incorporarme lo vi tan guapo otra vez, si no fuera porque es demasiado idiota de buena gana aceptaría ser su novia. Por alguna razón ninguno quiso ni salió con la idea de hacérmelo, de quererme coger. Igual pensé con cierta mezquindad que al irme a dejar a la casa tan pronto lo que les urgía era coger pero entre ellos dos.

El lunes Armando no podía quedarse callado, me reuní con su grupo otra vez y me pregunto –porque andas diciendo que mi verga sabe a fresa?- y cosas por el estilo, que cuales mocos me habían gustado más, yo aun trataba de agradarles y como que quería sonreír de sus bromitas, hasta que Saúl aclaro las cosas –todavía se ríe la muy puta, pendeja y puta!- y ya mejor me aleje. Me sentía deprimida, y con ese pretexto a la salida fui a buscar a Roberto a su negocio, una tienda de ropa, le dio gusto verme, se porto cariñoso, me senté junto a él en el mostrador, me acariciaba las piernas, aun sobre el pantalón se sentía tan bien, como me vio como triste intento que le dijese que me pasaba, no le dije, mejor lo mire con la intención de que me besara y al poco tiempo ya me había quitado el pantalón, solo estaba con las bragas, y él con una erección enorme acariciando mis piernas y mis nalgas muy rico, y yo quieta sin protestar ni decir nada. Me dijo que se veían bonitas mis piernas porque no tenían cicatrices, y era cierto,  después note que al menos Tanya que se ve que había sido muy traviesa de niña tenia una cicatriz fea en la rodilla, y mis piernas estaban limpias, por lo mismo que yo era tranquila y pasiva, sonsa dirían mis hermanas. Nos metimos por entre la ropa, me hinque para hacerle sexo oral, que disfrute cantidad otra vez, sabía que todo estaba mal, que me estaba haciendo de una fama terrible, que de putísima no me bajaban. Pero al estar ahí, hincada frente a un  hombre como Roberto, con su pene en mi boca, era tan delicioso, como podía negarme? desde que Raúl me puso su pene en la boca lo disfrute tanto, realmente tanto, que durante años casi lo único que hay en mi cabeza es sexo, casi solo pienso en eso. Aquella vez Roberto me tomo desde atrás, semiacostada sobre unas pacas de ropa, al buscar mi entrada alcanzo a rozarme por el ano con su pene, sentí una andanada caliente y placentera, pero no hice porque me la metiera ahí. Pero si se me quedo en la mente durante años. Igual que el sexo oral, se me volvió un vicio después. Salí de su negocio con su semen embarrado en mi trasero, no quise limpiarme, lo deje ahí y como el pantalón era de mezclilla oscura supuse que no se iba a notar. Después le pregunte si con lo que habíamos hecho iba a ayudar a Ernesto y a Armando con su calificación, me dijo que les había dicho medio en broma que me echaran a andar con él y les iba a ayudar. No m sentí mal con Roberto, pero si con Ernesto y Armando, era como una forma de prostituirme. En fin, me fui caminando disfrutando de aquel fluido que humedecía mis bragas, pegándolas a mi piel.

Empezaron los exámenes y como a las 11 am ya estábamos libres, Tanya como que me evitaba, ya no se juntaba conmigo, luego me dijo como en broma y como en serio que no quería que pensaran que éramos iguales las dos. Me sentí mal, con el remordimiento por lo que había hecho, casi todos me miraban diferente, hasta los de los grados inferiores, o sentía que me miraban diferente. Hasta el que había sido mi pretendiente me ignoraba y me veía feo. Un día antes de que terminase la semana me quede en la biblioteca porque Armando me pidió que lo esperase, que quería hablar, casi no había nadie, Armando andaba en las canchas, estuvo jugando futbol y llego bien sudado, se sentó junto a mí en la biblioteca y me dijo que tenía ganas de otra mamada de verga, que fuéramos por los salones que ya estaban vacios. También se me antojo hacérselo oral otra vez, tan guapo y varonil, finalmente era de las últimas veces que lo iba a ver, que importaba ya?, igual que las otras veces no le dije nada pero lo seguí, fuimos pero había por ahí algunos estudiantes, jugando en el patio, me llevo por donde estaba la secundaria y no había nadie pero los salones estaban cerrados, me dijo que en el baño de hombres y entre con él, medio asustada por si alguien se le ocurría entrar, todo estaba sucio y maloliente, pero no me podía resistir, una vez que tuve en la mente la idea de meterme su pene en la boca otra vez, no podía echarme atrás. Se lo empecé a hacer en uno de los baños hincada junto a la taza, estaba salado de su sudor, con el cabello negro,  es tan guapo, aunque ahora esta medio calvo y gordo, en aquel entonces como dije desde la primera vez que lo vi me gustaba tanto. No había terminado de hacérselo cuando me levanto y tomándome de las caderas me volteo, me dijo que me bajara los pantalones y me abriera de piernas, porque me iba a coger. Lo obedecí, me quede con los pantalones y las bragas en los tobillos y me incline hacia la caja de la taza, ahí me sostuve y lo sentí entrar en mi, finalmente me entregaba al tipo que me causo terror durante anos, y se sentía tan bien, sentirlo adentro. A Armando le hacían burla porque era como muy dejado con su novia, le había gritado en ocasiones frente a todos, decían igual que lo trataba como perrito faldero. No sé porque conmigo siempre fue como dominante, agresivo. Mientras me la metía me preguntaba –Te gusta? te gusta mi verga putita? verdad que te gusta mi verga? sientes rico?- a todo le decía que si entre jadeos y gemidos, cuando ya sentía venirse me ordeno que me hincara y me tragase su semen, gritándome casi, sosteniéndome la cabeza con las dos manos como si tratase yo de resistirme –trágatelos! trágatelos pendeja! - no tenia problema con tragarlos, pero si me espanto su actitud, otra vez me dejo mucho semen en la boca y apenas termino, se puso el pantalón y se fue diciendo que que rico palito, yo todavía estaba hincada, me sentí mal otra vez porque sabía que solo era, ni sé que era, su objeto de placer aunque suene a pero si me espanto su actitud, otra vez me dejo mucho semen en la boca y apenas termino, se puso el pantalón y se fue diciendo que que rico palito, yo todavia estaba hincada, me sentí mal otra vez porque sabia que solo era, ni se que era, su objeto de placer aunque suene a cliché. Aunque a mí también me gustaba mucho lo que me hacía. Cuando salí me tope con unos niños de la secundaria que se sorprendieron al encontrarme, no dijeron nada, pero si eran como Armando me imagino que iban a pensar que me acababan de coger seguramente.

La fiesta de graduación fue solo de estudiantes, no quisieron que se hiciera con los papas en un salón y todo, iba a ser en la casa de una de las compañeras. Si iba a ser la última vez que los viera, quería verme bien, escogí un vestido negro cortísimo, sentada se me veía hasta el fondo por lo que tenía que cruzar las piernas, y aun así se me veía casi hasta la nalga en la pierna que quedaba cruzada. De tirantes escotado, pensaba yo que se iban a derretir más de uno. No tenía con quien ir pero estaba más o menos cerca de la casa por lo que llegue sola caminando, incomoda porque no estaba acostumbrada a usar tacones. Llegaron con sus novias todos, Luis, Armando, Daniel, hasta el profesor Roberto con su  novia, bonita de buen cuerpo, que se ve que lo adoraba. Sentí envidia de ella, de todos aquellos el que realmente me hizo tocar el cielo era Roberto. Saúl, Ernesto y Raúl iban solos, con sus amigos. Raúl ya se veía medio tomado y de vez en cuando me miraba fijamente, pero yo ya no quería nada con él. Gaby estaba con su novio, guapísimo que solo me miro cuando me pidió unas servilletas, me miro condescendientemente diciéndome –gracias- afablemente, y nada más. Yo me sentía incomoda, varios de los que habían estado conmigo en esos últimos dos meses tenían novia y a mí solo me habían querido para coger. Estuve tomando ron, y me sentí medio mareada otra vez, en cuanto pude le pregunte a Luis si seguíamos siendo novios, me dijo casi sin mirarme que no, que ya habíamos terminado. Me senté sola en un rincón y con el alcohol se me pusieron los ojos rojos, casi me ponía a llorar cuando llego Oscar que había ido sin su novia, me dijo que bonitas piernas  y aquello fue suficiente para iluminar la noche. Se sentó junto a mí y me dijo que le daban ganas de tenerme sentada en sus piernas como aquella vez del camión. Le sonreí, como si aquello hubiera sido una travesura y no un acto intimidante y traumatizante. Oscar no era muy guapo, pero aunque más corto de estatura que Roberto también era muy corpulento, aunque casi gordito. Tomo mi mano entre las suyas y eran tan grandes y fuertes que quede encantada. En ese momento supe que íbamos a terminar haciendo algo, algo sucio, como la puerca que decía Saúl que yo era.

Bailamos un poco, me trato bien, igual sentí que todos nos miraban, como pensando –ahora se va a acostar con Carlos- o –seguro se la va a terminar mamando- se ofreció a llevarme a la casa y acepte, ya en la fiesta había puesto sus manos sobre mis rodillas y mis muslos, y yo ya estaba excitada, tan grandes y cálidas, lo espere un momento porque fue al baño, lo suficiente para que Saúl se acercara a decirme en su tono agresivo y su tono de desprecio –ahora ya le vas a dar las nalgas a Oscar? que vieja tan puta eres!- no dije nada pero me eche a caminar para alejarme de él. No sé porque me trataba así, ahora cuando de vez en cuando nos encontramos me saluda muy bien como si hubiésemos sido amigos, pero aun me cae mal, y trato de evitarlo haciéndome que no lo veo. Pienso ahora que yo le gustaba y yo nunca me fije en él, y le molestaba escuchar las historias de Raúl y Daniel, y los demás. Oscar me llevo en su coche casi nuevo, me gustaba, y claro se estaciono por las afueras de la ciudad, donde casi no pasaba nadie. Nos besamos, me acaricio las piernas y las nalgas, me pidió que hiciéramos como en el camión, me senté en sus piernas gruesas, sentí su bulto enorme rozándome, sus bragotes se amarraron a mi inmovilizando mis brazos también, yo movía mi trasero sobre de él, sintiendo delicioso, mi falda estaba hasta arriba ya, con el alcohol le dije que quería ver su pene, me cambie de asiento y lo saco, prendió la luz y sonrió al ver mi expresión, no tan grande, pero muy grueso, de verdad una cosa que me sorprendió, la cabeza súper grande, rosado, con las venas saladísimas, una cosa imponente, casi grotesca, hasta como que daba miedo. Me dijo –te gusta Ely? se te hace agua la boca verdad, me la mamas?- ni le respondí, me dirigí hacia el porqué mi misma boca ya la sentía caliente y ansiosa por besarlo, tuve que esforzarme abriendo la boca para poder metérmela, y mientras lo hacia su mano busco mi vagina, metiéndome primero un dedo, luego dos, sus dedos también eran tan gruesos que parecía que tenía un pene dentro, me dijo –ya estás bien mojada mi amor- era la primera vez que alguien me decir –mi amor- y me sentí muy bien, se lo chupe hasta que eyaculo en mi boca, también saco tanto semen, que di varios tragos enteros de su liquido. Estaba extasiada, encantada, yo quería que me llevara a un motel pero arranco y me llevo a la casa, en el camino me metía un dedo en el ano, también sentí riquísimo, su dedo era grueso también, se me figuraba como unas salchichas. Me dijo antes de despedirnos que me quería coger, que nos viéramos al siguiente día y que me pusiera short porque quería ver mis piernitas. Acepte claro, todavía en la noche en mi cama me sentía arder de deseo. Al siguiente día estuvimos toda la tarde en un motel, me cogió todo lo que quiso, trague su semen otra vez, una de las cosas que más me gusto fue estar sentada en sus piernas con su miembro dentro, yo me detenía de sus muslos gruesos y hacia sentadillas encima, entrando y saliendo, lastimándome, pero era una cosa fascinante su pene. Igual sentada sobre el junte mis piernas, y el roce al entrar y salir era más placentero, llegue delicioso a un orgasmo. También bese sus testículos que eran grandes, los lamí y decía sentir cosquillas pero que siguiera haciéndolo. Cuando estuvo encima de mí sentí su sudor pegándose a mi cuerpo, toda la tarde fue un erotismo intenso, pura lujuria, puro coger, con su sudor y su semen, que me arrojo sobre las nalgas, en mis senos, y en mi boca, era un líquido que me encanto, que adore aquella tarde. Y él era tan lindo, en ningún momento me hizo comentarios denigrantes, ni trato de rebajarme o humillarme. Su papa era funcionario del gobierno estatal, toda su familia era de las importantes entonces, e igual que con Armando, sentía que debía ser agradecida al haberse fijado en mí, por lo que fuera o para lo que fuera. Sabía que tenía novia, y que probablemente no la iba a dejar por mí, pero al menos ese día lo iba a complacer, y él a mí. Lo hicimos 5 veces, ese motel tenia jacuzzi así que estuvimos también entre la espuma chapoteando, al ponerme en 4 me golpeaba con tanta fuerza en las nalgas que me hizo venirme casi 2 veces seguidas, y sentirlo encima era encantador, su espalda, sus nalgas bien formadas que igual yo se las acariciaba, hasta antes de Oscar no me había fijado en las nalgas, después de él sí. Y mirarlo igual cerrando los ojos mientras saboreaba mis pezones fue tan rico, sentir su deseo en su lengua, sus labios. Estaba encantada con Oscar, totalmente. Me encanto también que estando en el jacuzzi me cargo y me llevo a la cama, con una facilidad, con tanta fuerza, me gusto sentir que era un tipo realmente fuerte y yo muy frágil. Al otro día me sentí embarada e incómoda, sentí que caminaba como charrito, con las piernas abiertas, y es que si me dejo bien adolorida e irritada.

Aquel verano de 1997 nos vimos unas pocas ocasiones, pero bien lindo que se portaba cuando nos veíamos,  me llevo al examen de admisión de la universidad, luego a revisar los resultados, cada vez me llevo a comer a restaurantes que en aquel entonces me. Y cada que salí con el fui con faldita o short porque decía que le gustaban mucho mis piernas flaquitas, que parecía que me iba a romper pero que se le antojaban, me hacia reír porque todo lo decía como con picardía y con buen humor. Por momentos sentí que llego a quererme un poquito, cuando yo ya sentía estar perdidamente enamorada del, y lo consideraba mi novio, aunque no hablamos del tema, ya que yo sabía que tenía su novia. Cuando hacia el examen de admisión conteste lo más rápido que pude porque ansiaba irme ya con él, cada vez que estuvimos juntos significo orgasmos intensos y tragos abundantes de semen, con su esplendido miembro dentro de mi boca. En una ocasión me estaba haciendo el amor encima de mí, al sentir venirse se apresuro a dejarme su semen en mi cara, después de las primeras descargas vi de cerquita y a detalle como las ultimas andanadas ya no salían a chorros, solo salían y resbalaban por su pene, como un volcán sacando lava, escurriendo gotas por lo largo de su miembro. Lo tome con mi lengua desde los testículos, como si fuera una paleta, o un helado que se derrite y se desborda hacia abajo del barquillo, con mi mejillas y mis labios vanados y embarrados de lo que me cayó encima anteriormente, recuerdo ese momento delicioso, deseando volver a saborear de aquello. Escogí ir a una universidad donde estaba casi segura que nadie en la prepa iba a ir, era particular medio improvisada, instalada en un lugar que había sido una vecindad en alguna ocasión, en otra ciudad, era como 1 hora de viaje hasta allá y durante ese tiempo Oscar me llevo y me trajo en una camioneta de su papa, bien lindo. Nunca me mintió, me dijo que iniciando las clases era difícil que nos pudiéramos seguir viendo, yo estaba consciente de eso, el estaba en 2º de prepa aun porque había reprobado 2 grados, e iba en la misma escuela que su novia. La última vez que estuvimos juntos y que supe que iba a ser la última, me sentí tan triste. Estuve llorando en mi cuarto, casi a un nivel histérico, aventando la almohada y los pocos peluches que tenia, como si no supiera que así iba a terminar eso desde el principio. Durante varios días me quedaba acostada, medio llorando, medio dormitando, sintiendo nostalgia por un pasado de hace apenas 1, 2, 3 semanas quizás. También mirándome en el espejo, en bragas, short, minifalda, preguntándome porque no querría Oscar seguir con lo que teníamos, no importando que no llegásemos a nada mas, deseando que me buscase aunque fuera solo para cogerme o para que le hiciera sexo oral.

Inicie la universidad y estaba decidida a dejar todo atrás, que nadie de mis nuevos compañeros se imaginase lo que había hecho y estaba decidida a estudiar mucho. El primer semestre lo saque casi perfecto, pero aun mientas pasaba mucho tiempo en mi cuarto haciendo tareas o trabajos siempre estaba como erotizada, en ocasiones con short o solo con bragas y playera, sintiéndome bien, sexy, mirando mis piernas, e igual frente al espejo mirando cómo me veía, y como se iluminarían los ojos de los hombres si me mirasen así, queriendo tenerme. Aun así logre controlar mis deseos, al menos unos meses.