Los tres mil euros mejor gastados de mi vida. (II)
De cómo llegué a pagar tres mil euros por la necesidad de conocer si mi mujer era una zorra como sus amigas y me había hecho cornudo o no. Relato dividido en varias partes, tantas como pagos
Durante la madrugada Marquitos, mi hijo, empezó con unas décimas de fiebre y malestar. Con tan solo catorce meses resultaba dificil identificar síntomas y enfermedad. No parecía nada exageradamente importante como para ir de urgencias así que me quedé con él mientras Carmen llamaba a su madre para que se hiciese cargo del pequeño en cuanto pudiese, en lugar de llevarle a la guardería. Carmen ese día tenía un viaje planificado y dado que la última vez le había tocado a ella cuidarlo, en esta ocasión tenía que compensar yo.
El caso es que esto me retrasó y para cuando mi suegra apareció por la puerta y yo pude salir a la oficina ya eran casi las nueve, la hora acordada con Mónica. Así que le mandé un mensaje para que directamente me esperase en la cafetería. Como pude pasé corriendo por el cajero y extraje otros mil euros de mis ahorros que tanto me costaban conseguir.
Llegué precipitadamente a la cafetería y Mónica estaba sentada en el mismo asiento del día anterior. Pudo leer en mi cara el desagrado de tener un nuevo encuentro con ella.
Me estás resultando muy cara - le solté a bocarrajo.
La verdad siempre tiene un precio - respondió con una falsa sonrisa en su rostro-. Lo oí en una película y se me quedó grabado. Como grabado está aquí lo que quieres saber y por el que me darás lo que ayer no quisiste.
Extrajo, como el día anterior, otra lleva USB que colocó encima de la mesa. Esta vez no tuve que pensarme ni darle largas para ver que sucedia. Directamente le entregué el sobre y recogí la memoria.
Espero no tenerte que verte nunca más - Le dije al tiempo que me ponía de pie dispuesto a marcharme.
Eso solo lo decides tú - fueron sus últimas palabras a las que no hice mucho caso.
Entré a trabajar y durante el día llame varias veces a casa para ver como estaba Marquitos. Se había recuperado y jugaba feliz, según palabras de mi suegra. También hablé con Carmen, solo unos instantes porque me indicó que acababa de llegar el cliente y comenzaban la reunión. Yo hubiera querido decirle que teníamos que hablar a su regreso, pero no fue el momento.
En cuanto pude salir marché a casa, ansioso de comprobar el nuevo video y salir de dudas. Esperé a que mi suegra se marchase y temprano acosté a mi hijo, que se durmió pronto, como queriendo recuperar las horas de sueño perdidas el día anterior.
Encendí el ordenador y me dispuse a comprobar lo que mi cabeza me decía que podía ser cierto.
Carmen continuaba en imagen, tumbada practicamente en el sofá de casa, en sujetador y bragas, estas últimas mojadas en la zona de su sexo. La mano de Andrea pasó por encima del pubis rozando los abultados labios del coño de Carmen, claramente visibles a través de la tela gracias a la humedad que generaba su calentón. Andrea hizo a un lado parte de la braga y comenzó a masturbar a Carmen, masajeando su clítoris, pasando los dedos entre los labios hacia arriba y abajo, deteniéndose justo en la punta del clitoris.
Juanjo tomó la cámara para liberar a Andrea que aprovechó tener la otra mano libre para meterla entre el sujetador y el pecho de Carmen. Mi mujer se mordía el labio inferior, disfrutando de las caricias de Andrea, dejándose hacer.
Mónica dejó la actividad con Manu que todavía no se había corrido y seguía teniendo la polla erecta y se unió al juego de Andrea. Comenzó a pasar la lengua por el coño de Carmen, penetrando entre los pliegues, generando tal placer en mi mujer que no pudo por menos que gemir. Le quitaron las bragas y bien abierta de piernas ambas lamían alternativamente, a veces juntas.
La escena me estaba produciendo una fuerte erección. Creo que no hay cosa que nos excite más a los hombres que ver a varias mujeres teniendo sexo entre ellas.
Ahora Andrea comenzó a chupar la polla de Manu mientras Juanjo, también empalmado acercaba su polla a la cara de Carmen y Mónica seguía distraida con el coño. Juanjo puso la punta de su polla entre los labios de Carmen, que mantenía los ojos casi cerrados, quizás por efecto de la bebida u otra sustancia, quizás por el goce que estaba sintiendo.
Carmen hizo a un lado su cara, rechazando lo que parecía que se convertiría en una mamada a Juanjo, que comenzó a golpear con el capullo el carillo de aquella y se masturbaba. Pasado un minuto cambiaron. Juanjo seguía con su objetivo, Mónica se levantó y entonces fue cuando Manu tomó entre sus manos las piernas de Carmen, se puso entre ellas e hizo que su polla empezase a penetrarla, solo la puntita, luego más y más hasta que sus bolas golpearon contra la entrada. Carmen emitió un gemido fuerte al sentirse llena, puede que el miembro de Manu hubiera llegado hasta el final de su vagina, porque presionó con ambas piernas el cuerpo de Manu para que no escapara, su pecho subiendo y bajando.
Manu comenzó a sacar y meter su polla dentro de mi mujer, ahora despacito, ahora frenéticamente. Ella movía la pelvis para acomodarse mejor, para recibirle muy dentro.
No podré olvidar su cara de golfa, el goce que reflejaba su rostro mientras el chico la follaba. Sus amigas tenían razón, una zorrita.
Mónica desabrochó el sujetador de Carmen y sus tetas saltaron liberadas. Comenzó a chupar el pezón que más cerca tenía mientras Andrea se hacía cargo del otro, ambos pezones en punta.
Cuando la cámara volvió a enfocar la cara de Carmen tenía la polla de Juanjo dentro de su boca, estaba mamándole la verga mientras la follaban, todos a la vez disfrutando de su cuerpo. Yo estaba pajeándome viéndolos, disfrutando de ese video porno que ya me dejaba claro mis cuernos, pero no por ello mi cuerpo reaccionaba ante una buena escena.
Manu comenzó a jadear, claramente a punto de correrse. Justo cuando iba a sacarla Mónica le dijo:
- "No, hazlo dentro, dale todo a esta putilla"
Carmen no contestó, pero las pulsaciones que se veían en la polla de Juanjo dejaban claro que se estaba corriendo dentro del coño de Carmen, mucho, porque duró lo que me pareció una eternidad, yo alucinado. Al sacarla un chorro goteó desde la punta mojando el pubis de ella, un semen blanco y denso, que Mónica lamió deleitándose en su sabor.
Manú dejó la postura y entonces Juanjo ocupó su lugar, metiendo la polla donde antes la tenía Manu, en el coño de Carmen, ahora lleno de semen. Pero no le importó sino que comenzó a darle fuerte, restregando hasta el fondo. La cámara mostraba la polla entrando y saliendo, luego a Carmen besándose ahora con Mónica, ahora con Andrea, jugando con las lenguas, compartiendo el semen recogido. Juanjo no tardó en eyacular y lo hizo también dentro de Carmen. Para cuando sacó la punta el semen chorreaba de la vagina de mi mujer, una cantidad que yo jamás recuerdo haber tenido en mis corridas.
Ya no me quedaban dudas, mis cuernos alcanzaban el techo. La zorra de mi mujer me los había puesto y bien puesto. Y disfrutado de dos machos y dos hembras, a lo grande. Claro, tampoco sabía que esta fuera su primera vez, o su última.
Estaba claro que tenía que hablar con Carmen, tomar una determinación. Lo que había visto en el video había logrado cabrearme, pero al mismo tiempo me había puesto cachondo, imagino como si viese una película porno. Tenía que pensar, estaba claro.
El video continuó unos instantes. Luego mostró la imagen de una chica solo con la parte de arriba del biquini, apoyada en una barandilla, mientras un hombre le trabajaba desde atrás, follándola y clavándole la polla de golpe, ella tratando de no vencerse. Al fondo de la escena se vislumbraba el mar y unos bloques de apartamentos. Por las bandas oscuras a derecha e izquierda la toma parecía hecha con un móvil en posición vertical.
- Jodé - exclamé
Empecé a reconocer en ella a Carmen, en él a Manu, en esa terraza. ¡Claro! La urbanización en la playa, dos años atrás. ¿Entonces?
Esto significaba que los cuernos no habían sido algo puntual. Calculé que entre la escena del salón y la del balcón solo había unos meses, porque fue cuando Carmen había cambiado el tinte de su pelo, de castaño a rubio. Por eso me había costado reconocerla, ahora volvía a tenerlo castaño.
Carmen apretaba el trasero contra el cuerpo de Manu, las piernas formando una V invertida, Manu entrando de golpe en su coño. Ella se corrió con varios grititos de placer. Luego se puso de rodillas y empezó a chuparle la polla a Manu, desde la bolas a la punta. Me parecía increible como la chupaba, toda una zorra experta, pasando la lengua por debajo del vástago, metiendo luego la punta entre sus labios para abrir bien la boca y que la polla entrase, en lo que podía debido a su grosor y longitud.
Manu se corrió, su lefa cayendo en la lengua de Carmen, que no desaprovechaba ni gota. Terminó volviéndose a meter la punta y aspirando. ¡La muy puta! ¡Jamás me la había chupado a mi así!
El video terminó y yo comencé a pensar. Por lo que aparecía en la escena, fuera de los protagonistas, eso significaba que había ocurrido durante nuestras vacaciones de verano en la playa.
- Espera - me dije - ¡Claro! la quincena cuando Mónica estuvo de visita. ¿Pero solo había venido ella, verdad?
Dejé de preguntarme. Del video no había duda, la relación de Carmen con Manu había continuado y ¿sólo esa vez? ¿cuanto tiempo más? ¿Había otros?
En ese momento sonó el móvil. Era Carmen
- "Hola Cariño. Complicaciones" - dijo directamente.
Tardé en reaccionar.
"¿Cariño?¿Estás ahi?" - preguntó.
"Si, dime" - acerté a decir.
"Problemas. El cliente quiere que veamos la factoría, mañana. Y mi jefe dice que ya que estamos aquí que no vamos a volver. Esta cuenta es importante. Así que regreso mañana."
"Anda que preguntas por Marquitos" - Le solté.
"Entiendo que te has mosqueado...¿Cómo está Marquitos?"
"Bien, durmiendo"
"Me alegro. Bueno, mañana es festivo allí y tampoco te complico mucho ¿verdad cariño?"
"No, déjalo..."
"Ok, ahora te dejo que están esperándome para cenar. Mañana te llamo"
"Carmen..."
"Sí. Dime..."
"Mañana tenemos que hablar" - pude por fin decirle, aunque todavía no sabía cómo enfocaría el problema.
"Oye, te dejo, que me llaman. Besos, muac, muac"
Y colgó. Me quedé dudando si se había enterado o no.
Tenía que saber si esa relación había terminado, cuándo, o si seguía, si tenía un cuerno, o cientos. Me pareció bien mandar un wassap a Mónica.
"Termino?"
"Ya has visto el video por completo" - respondió
"Pero necesito saberlo todo" - escribí
"Todo todo, te costará otro regalito"
"Que peor puede ser ya?" - casi fue una pregunta a mi mismo.
"Piensalo y me dices. Puedo pasar por tu casa mañana. Puede que te merezca la pena lo que te queda por ver"
"El qué?"
"Ah, tendrás que descubrirlo. Si quieres"
Estuve pensando qué hacer un buen rato. Al final tomé el móvil y le escribí a Mónica
- "Ok, ven mañana"
Volví a ver el video, no una sino varias veces, llamando puta a Carmen, pero empalmado. Raros somos los hombres.
Amanecía cuando logré conciliar el sueño, con la imagen de ella gozando mientras la follaban, el centro de cuatro amantes...de rodillas chupando una gran polla.
Volvería a ser un día complicado y la cuenta con dos mil euros menos...