Los tres mil euros mejor gastados de mi vida. (II)
De cómo llegué a pagar tres mil euros por la necesidad de conocer si mi mujer era una zorra como sus amigas y me había hecho cornudo o no. Relato dividido en varias partes, tantas como pagos
Quizás el lector se esté preguntando por qué no me hice el valiente, por qué no pedí explicaciones a Carmen, pero sí lo hice. Pasé la noche dando vueltas sin saber qué hacer. Antes de que mi mujer llegara a casa me planteé qué decirla, cómo sacar el tema sin que pareciera un paranóico. Al fin y al cabo, lo que había visto no era nada. Solo Carmen bailando con Mónica y su chico, un baile de borracha pero nada que me permitiese afirmar que había pasado algo más allá de una tontería. Podía pedirle explicaciones por la juerga, pero al final era Andrea quien estaba trabajándose al chico y Mónica quien se había magreado con el otro.
No, no podía decirle nada sin parecer un paranoico, sin que ella pudiera rebatirlo y que hablase con su amiga y que todo se quedase ahí. Necesitaba saber más, conocer lo que pasaba a continuación, verlo y si realmente Carmen me había hecho el cornudo mayor del reino entonces si que le esperaba buena.
Y aunque no pegué ojo decidí hablar primero con Mónica, ver qué quería. Su mensaje "llevame algo que me convenza" lo dejaba claro, así que en cuanto salí hacia la oficina pasé por el cajero y extraje lo que mi tarjeta permitía: mil euros.
No pegué pie con bola en el trabajo, mirando continuamente a la puerta de acceso hasta que vi aparecer a Mónica a eso de las nueve, justo a tiempo para tomar el café. A pesar de la situación no pude dejar de fijarme lo guapa que venía. Mónica es de esas chicas rubias que los hombres miramos por delante y por detrás, dándonos la vuelta para recrearnos en sus curvas. Sin ser muy alta tiene unas proporciones que la hacen atractiva y si no hubiese estado de novio con Carmen, quizás entre ambos hubieran pasado algunas cosas.
Me acerqué a ella y la saludé tan solo con un serio - "hola".
Ella no dijo nada y ambos salimos de la oficina, a la cafeteria más alejada donde sabía que ninguno de mis compañeros iría a tomar café. Pedimos al camarero y nos sentamos en una mesa alejada del paso de la gente. Yo estaba muy nervioso y se me notaba, mientras ella mostraba una seguridad que sorprendía.
- Esto es lo que hay - comenzó diciendo - tú me regalas algo y yo te paso lo que buscas.
La miraba tratando de decidir
¿Y cómo se que no me engañas?.
Porque Marcos, seré todo lo zorra que me llamáis, y una ladrona y una estafadora. Porque he tenido que aguantar todos estos años los insultos de la gente del pueblo, hasta que mi marido se divorció y me abandonó. Y te voy a decir que jamás le fuí infiel, jamás estuve con otro hombre mientras estuve casada. Lo pasé muy mal por culpa de gente como tú. Y al final mira, habéis logrado que ya no me importe lo que me llaméis, ya no, ahora disfruto del sexo lo que me da la gana. Pero de esos años malditos quiero sacar algo a cambio, que paguéis por tanto desprecio.
Mónica, yo no tuve la culpa de aquellos rumores. Ya sabes como son los pueblos pequeños... - traté de justificarme.
Es más sencillo Marcos, tú me das dos mil euros, yo te doy el video, y adios, me marcho a correrme la juerga padre a tu salud.
Ambos callamos, yo tratando de asumir todas sus palabras.
Como de naturaleza soy algo tonto e inocente le solté casi sin darme cuenta
Solo tengo encima mil euros.
Tienen que ser dos mil, ¿te enteras?... Pero creo que me pillas en un día bueno, dámelos si quieres esto - dijo mientras sacó del bolsillo de su pantalón un memoria usb y la puso encima de la mesa, sin soltarla.
Miré la llave, ahí podía estar la respuesta que quería
Cómo sé que no subirás otra copia.
Tendrás que fiarte, esto funciona así.
Lo pensé casi un minuto mientras ella me miraba. Empezaba a levantarse cuando la paré
- Esta bien, toma.
Y saqué del interior de mi chaqueta el sobre con los mil euros y lo dejé encima de la mesa, agarrándolo con la punta de los dedos. Ella soltó la llave USB al mismo tiempo que yo el sobre y sin saludarme se dirigió a la puerta y se marchó.
Me guarde la llave en el bolsillo y pagué en la barra, mis manos temblando, y pensando las horas que me quedaban hasta ver qué contenía la memoria.
Volví al trabajo y a la hora de comer fingí que me encontraba mal y me marché a casa.
Encendí el ordenador y conecté la memoria, mi corazón a mil. Se abrió la ventana con el contenido, y dentro figuraba una archivo de video; al menos de momento no me había mentido. Cliqué y esperé.
Andrea seguía en la misma posición, arrodillada y chupando el miembro de su chico, con cara de estar disfrutando. La polla entraba hasta el fondo y luego salía, a veces dándole arcadas de tanto como entraba, hasta su garganta.
- "Juanjo, que no la dejas respirar, jaja" - se oyó decir al otro chico que no salía en la imagen. Por tanto, si Juanjo estaba con Andrea, Manu estaba con Mónica y quizas con Carmen, no se veía.
Juanjo continuó follando la boca de Andrea, que salivaba dejando una tira blanca de baba en la polla del chico.
Levantó a Andrea y paró la cámara.
La imagen a continuación hizo que diese un bote. Por el punto de vista la cámara debía estar encima de la mesa del salón, donde comemos, y quedaba apuntando hacia donde estaban todos, aunque descuadrada, pues aparecían a la izquierda de la imagen. Seguro que Juanjo al dejar la cámara la había vuelto a activar, no sé si descuidadamente o adrede. Quizás Mónica...
Carmen bailaba entre Mónica y Manu, las manos de ambos recorriendo su contorno, ambos besando su cuello. A Carmen se la notaba muy borracha porque al bailar las piernas le flaqueaban, pero al estar entre ambos impedían que se cayese. Este bailoteo siguió mientras no dejaban nada sin recorrer, tetas, culo, piernas y la zona del sexo, Manu delante de Carmen, Mónica por detrás, pegada a su cintura.
Andrea y Juanjo habían desaparecido de la escena así que pude concentrarme totalmente en lo que pasaba entre los otros tres. Mónica y Manu empezaron a morrearse, formando un círculo con Carmen para incluirla en el juego de sus lenguas y besos, que si al principio pareció rehacia enseguida dejó hacerse, con ambos. El baile casi había desaparecido cuando Manu se quitó la camiseta y Mónica hizo lo mismo, dejando sus tetas al aire, sin dejar que Carmen se fuera de ese trio. Luego se quitaron los pantalones ambos, ella no llevaba nada de ropa interior, su pubis casi depilado, solo una tira de vello. La polla de Manu dio un pequeño brinco, empalmado. La tenía enorme, gruesa y bastante larga, la que a todos nos gustaría tener.
Siguieron momentos de lujuria, tocamientos, besos y demás. Con Carmen solo se besaban, aunque al estar tan cerca sus cuerpos desnudos rozaban con el de Carmen. Manu empezó a quitarle la blusa, puesto detrás de ella y Carmen se dejó hacer, quedando con uno de sus sujetadores rosas que tan a menudo utiliza. Manu pasó las manos por encima de sus senos, sobre el sujetador, mientras Mónica abría el botón del pantalón de Carmen, bajándoselo.
No me podía creer lo que pasaba. Carmen en ropa interior participando en esa fiesta. Todo indicaba que había sido cornudo esa misma noche.
Mónica tomó de nuevo la cámara grabando bien cerca a Carmen, se la veía disfrutar, casi ida por culpa de la borrachera. Sus pechos, aunque ocultados por el sujetador se veían grandes subiendo y bajando, excitada.
Carmen pareció resbalar y caerse, y Manu la llevó casi flotando dejándola en el sofá, reuniéndose luego con Mónica.
La cámara quedó de nuevo en la mesa. Desde allí se veía a Carmen medio tumbada en el sofá, no parecía dormida del todo, sino mirando lo que Manu y Mónica hacían. Ambos habían comenzado a follar, en lo que parecía un recital de posturas el video estuvo más de diez minutos sin un solo corte. Ahora Manu follándola con las piernas abiertas, luego dándole la vuelta y desde atrás. Empujaba fuerte y Mónica se balanceaba ante cada embestida, jadeando cada vez que entraba hasta el fondo y reclamando la vuelta cuando Manu la sacaba dejando solo la punta en el interior.
Andrea y Juanjo aparecieron de nuevo en escena, mirando como la otra pareja follaba delante de todos. Andrea tomó la cámara de video en la mano y enfocó a Carmen, tumbada y con los ojos medio entornados, su boca entreabierta, mirando a la pareja follar. Andrea bajó hasta las bragas que estaban mojadas debido a la excitación que Carmen estaba sintiendo.
- "Umm, parece que Carmen está disfrutando..., jajaja" - rió Andrea - "A lo mejor es hora de que pruebe algooo"
De repente, se acabó.
- ¡Nooo! - grité. No podía ser. Mónica me había engañado. Aunque todo parecía indicar que era un cornudo, seguía sin saberlo.
¿Tenía ya argumentos como para pedirle explicaciones a Carmen? ¿Esos besos y roces eran ponerme los cuernos? Ya no sabía. Si la respuesta era sí, entonces tenía que hablar con Carmen; pero si era no, entonces por unos besos y un día de borrachera tiraría por la borda los años de matrimonio y tendría que pensar en un régimen de visitas de mi hijo. Puff, tenía mucho que perder. Y quedaba que Mónica tenía el resto del video, o quizás era el último.
Decidí mandarle un mensaje
"Me has engañado o este es el final?"
"Tendrás que comprobarlo" - fue su respuesta
"Mañana a la misma hora y tráeme otro regalo" - continuó con un segundo mensaje.
"Puta" - fue lo unico que pude escribir.
Decidi esperar un solo día más, arriesgarme por no fastidiar mi matrimonio. Y porque en el fondo las escenas me habían puesto muy salido. Debo reconocer que volví a ver el video, tranquilamente, mientras me masturbaba. Y que eyaculé como hacía tiempo, a borbotones.
Por la tarde, cuando Carmen llegó con nuestro hijo, todo estaba recogido. La di un beso largo en la boca, recordando la cara de excitación y cómo se morreaba con Mónica y Manu. La fantasía de muchos hombres, alguna vez en mi imaginación. Lo que otros darían por ver a su mujer en esa situación, y yo reconcomiéndome pensando en cómo habría terminado Carmen aquel día.
Pasé mi segunda noche en blanco, esperando que amaneciese. Volvía a ser un día muy complicado, y con mil euros menos...