Los terribles y sádicos piratas de Berbería (17)

El Coronel Aslak Brek, embarca el producto para canjear con el Emir y llega hasta el punto de destino aunque surge un problema de difícil solución.

Los terribles y sádicos piratas de Berbería (17)

Para poder seguir el hilo del relato es necesario leer los capitulos anteriores

Capitulo 17.- La barcaza de ganado

Personajes.- Aslak Brek , ex capitán ingles Rory Curry, renegado.

- Mosul , jefe eunuco harén de Aslak Brek.

- Ellen Baker , viuda y novia del Coronel Alan Risz.

- Julia , hija de Ellen Baker.

- Carmen , esclava embarazada del harén de Aslak Brek.

- Eugenie , esclava embarazada del harén del Pasha.

- Mohammed , traficante de esclavas.

- Hakin Pasha , rico egipcio que tiene granjas de esclavas

Vestido como un comerciante árabe, Aslak Brek acompañó al egipcio Mohammed hasta el embarcadero... Las mujeres ya habían sido  embarcadas en una pequeña barcaza ligera que las llevaría a lo largo de la costa hasta el lugar donde estaban los corrales del ganado.

Esperándolos estaba Mosul, el jefe eunuco del harén de Aslak Brek y el jefe eunuco negro de Mohammed.

Aslak Brek iba acompañando a Mohammed en esta pequeña barcaza, que también se utilizaba para llevar a mujeres blancas capturadas a los mercados de esclavas de Marsa.

Era frecuente que hasta allí se desplazasen jefes eunucos o comerciantes importantes para conseguir un tipo particular de esclava antes de que se las llevasen al mercado para su venta... Buscaban embarazadas, rollizas, chicas muy jóvenes, madres e hijas, hermanas o chicas inteligentes para hacerlas trabajar en las talleres de alfombras o hilanderías de algodón.

La frágil barcaza estaba equipada con una pequeña bodega, en los que las mujeres podrían ser encadenadas desnudas y al abrir la trampilla permitía poder ser examinadas con detalle... La exportación tanto de ganado como de esclavas, era una parte muy importante de la prosperidad de Marsa.

Ahora, la barcaza estaba siendo utilizada para llevar a las cuatro mujeres en su viaje a Egipto... En la cubierta pusieron ganado para despistar a los barcos de guerra ingleses que estaban por el Mediterráneo.

En la penumbra de la bodega, el coronel Aslak Brek escuchó el tintineo de las cadenas... Era una regla estricta que las esclavas siempre debían tener las muñecas y los tobillos esposados ​​a bordo barco, además del collar.

Aslak Brek reconoció a Carmen, a Eugenie y a las otras dos esclavas lecheras que había comprado en el mercado... Todas estaban sentadas en un pequeño banco y excepto por sus collares de bronce brillante, estaban totalmente desnudas.

Sus cuellos y muñecas esposadas estaban sujetas, en un costado del barco, en pequeños agujeros de un ancho tablón de madera que, como un cepo largo, fue cortado por la mitad y con bisagras,... Ahora sujetaban a las indefensas mujeres.

Otro tablón similar sujetaban sus tobillos esposados, que estaban muy separados para ver con claridad sus coños afeitados.

Aslak Brek asintió con aprobación al ver todo esto, al tiempo que todas las esclavas le mostraban sus pechos y pezones alargados empujando la caja torácico hacha fuera como señal de sumisión... El coronel también observo que Carmen y Eugenie llevaban tatuadas en sus vientres la marca del Pasha.

Durante la travesía, Mosul, el jefe eunuco de Aslak Brek, llevaba un control rígido de las esclavas, imponiéndoles desde el principio un silencio total habiéndoles puesto a cada una de ellas una ligera cadena entre los labios de cada una de ellas y firmemente sujeta a la parte de atrás del cuello

Mosul, acariciaba los pechos veteados de azul de cada esclava, dado que estaban claramente cargados de leche y sus pezones, excesivamente alargados… Parecían gritar que deseaban ser aliviadas.

Mosul colocó un pequeño cubo de metal entre los tobillos separados de cada esclava y comenzó a ordeñaras, sacándoles chorros de leche que iban a cada recipiente.

Cuando terminó de ordeñar a la primera esclava, le entregó el cubo a su Amo para que lo bebiese... Aslak Brek lo encontró delicioso.

  • "Necesitarán ser ordeñadas cuatro veces al día mientras estén a bordo del barco... Así que usted, Amo, y los oficiales del barco pueden estar seguros de tener algo delicioso para beber con cada comida” le dijo Mosul.

  • "Yo también quiero eso", se rió Mohammed, que había bajado para ver a sus esclavas.

Satisfechos de que todo iba bien, los dos hombres subieron a cubierta para comprobar que el ganado estaba siendo cargado en la barcaza.

  • "Ahora las esclavas están acostadas, descansando sobre paja, pero si me acompaña tengo una sorpresa para mi Amo", informó más tarde Mosul.

Intrigado, Aslak Brek siguió a Mosul desde la cubierta a la parte de la bodega, debajo de la cual estaba su camarote... La cubierta estaba sembrada de paja para evitar resbalar y absorber los desechos de los animales... También había montones de paja fresca, para la cama y el pienso durante el viaje... Claramente, esta tripulación estaba bien acostumbrada a llevar ganado que ahora deambulaba por cubierta.

Aslak Brek siguió a Mosul por la escalera que conducía a la bodega.

Al principio todo lo que pudo distinguir eran filas de vaquillas algunas de las cuales todavía tenían sus terneros con ellas.

Él sonrió, porque esto era lo que verían los ingleses en caso de que se abordase la barcaza para controlar que tipo de carga llevaban... Desde los escalones de la escalera no había signo de esclavas.

Había un fuerte olor a leche y el Coronel Aslak Brek notó que allí delante varios de los hombres del comerciante de ganado estaban ocupados ordeñando las vaquillas que no tenían sus terneros.

Luego contuvo el aliento mientras avanzaba hacia dentro de la bodega... Aquí y allá, discretamente intercaladas y escondidas entre las novillas con terneros, había algunos puestos más pequeños.

En cada uno de ellos, desnuda, había una hermosa esclava que iba a ser transportada hasta Egipto.

Ellas también estaban encadenadas por el cuello y sus muñecas, esposadas y atadas a un anillo en el suelo, lo mismo que sus tobillos.

Aslak Brek vio con aprobación, que sería imposible que una chica corra hacia la parte superior de la cubierta y luego tirarse por la borda... Esas mujeres eran demasiado valiosos para que se les permitiera suicidarse.

Vio, además, que unas barras de madera atravesaban los costados de estos pequeños puestos, uno debajo de sus estómagos y otro debajo de sus cuellos, con otros dos por encima de sus espaldas, que obligaban a las esclavas a permanecer arrodilladas a gatas, evitando acostarse o ponerse hacia arriba.

Más tarde supo que sólo por la noche se les quitaban las barras inferiores, permitiéndoles acostarse y dormir, pero sus muñecas y tobillos permanecían esposados, evitando así que pudiesen tocarse y masturbarse, como si ello les apeteciera a las infelices mujeres.

En esta parte del mundo el comportamiento de una simple esclava debía ser, por supuesto, escrupuloso y cumplir de inmediato la orden que le diera, de momento, su eventual Amo.

En el extremo delantero de la bodega, también escondido entre las vaquillas en leche, estaban sus otras esclavas en puestos mucho más pequeños de los que ocupaban sus cuatro esclavas de leche... Estaban a cuatro patas sobre paja como las esclavas de Mohammed, pero con sus pechos mucho más grandes y sus pezones más largos.

Aslak Brek vio que una de ellas era Carmen, le esclava preñada de su harén... Mosul señaló a uno de los chicos negros ordeñando a una vaquilla y Aslak Brek se echó a reír al ver al chico terminar de ordeñar la bestia y luego seguir adelante, cogiendo su pequeño taburete y su balde medio lleno de leche, para ordeñar a una de las chicas que había comprado.

El chico, se notaba que era un ordeñador experto... Él apretó y tiró suavemente los dos pezones alargados de la chica y pronto indujo un flujo constante de pequeños chorros.

Luego, al terminar de sacarle toda la leche, recompensó a la esclava, tal como lo había hecho con la novilla, con una pequeña golosina que arrojó en su comedero.

La esclava, incapaz de recogerlo con sus manos esposadas atadas a un anillo de cubierta, bajó la cabeza hacia el comedero y el chico aflojó la correa en la parte posterior de su cuello que mantenía la cadena ligera tensa entre sus labios... Con entusiasmo, la esclava se lo comió todo antes de levantar la cabeza de nuevo para que le volviera apretar la cadena entre sus labios.

  • “Desembarcar ganado en Alejandría es un complicado negocio... Siempre existe la posibilidad de que te roben algo por el caos que hay en el puerto o mientras lo llevas por la ciudad", explicó el comerciante de ganado a Aslak Brek, mientras la barcaza se deslizaba por la línea de la costa aparentemente desierta.

  • “Lo comprendo”, le respondió el Coronel Aslak Brek.

  • "Y lo mismo sucede con las mujeres esclavas... Es mucho más seguro desembarcarlas aquí donde el agua es poco profunda aunque no haya embarcadero para esta barcaza", dijo Mohammed, el traficante de esclavas para quien Aslak Brek era oficialmente un subordinado de él.

  • “Una vez que llevemos a tierra el ganado y las mujeres, es fácil conducirlos por el desierto hasta la casa de mi amigo, que tiene corrales... Él está de acuerdo en que tanto nuestras mujeres, como nuestro ganado, puede volver a engordar antes de llevarlos a los mercados de El Cairo, y recuperarse del estrés del viaje.”

  • "O en mi caso, supongo, poder llevar a mis esclavas a un campamento en el mar Rojo para peregrinos de camino a la Meca para el Hajj", dijo Aslak Brek.

  • "No se preocupe...Le prometí al Pasha que enviaría espías al campamento para localizar al Emir y luego ir contigo y tus mujeres a negociar con él", le respondió Mohammed.

La barcaza ancló frente a la orilla y los barqueros comenzaron a ir sacando poco a poco y uno a uno, primero a los bueyes sujetándolos con anchas correas de lona pasadas por debajo de sus vientres... Estas correas estaban abrochadas a un aparejo suspendido de un mástil para bajarlos a unos botes y de ahí llevarlos a la playa.

Tanto la tripulación como los barqueros eran expertos en su puestos de trabajo y pronto hubo un flujo constante de los botes yendo y viniendo de la orilla, desembarcando el ganado de reses.

En poco tiempo todos los bueyes estuvieron en tierra.

Luego fue el turno de las vaquillas... Una a una, con sus terneros, fueron subidas desde la bodega a la cubierta de la barcaza.

Entremezcladas con las vaquillas y sus terneros estaban las bonitas esclavas blancas de Mohammed... Una a una, el eunuco responsable de ellas, le desengancho de sus ataduras a la embarcación y esposadas de pies y manos y con el crujir de látigos las condujo desnudas hasta la cubierta, donde los grandes eunucos gordos de Mohammed se hicieron cargo de ellas.

El tamaño de los eunucos contrastaba con la desnudez y los cuerpos delgados de las mujeres.

El coronel Aslak Brek vio que cada una de las esclavas todavía estaba amordazada por una cadena ligera que pasaba entre sus labios y se sujetaba detrás de su cuello.

Todavía rodeado de varios eunucos con látigos en alto, a cada mujer, al llegar a cubierta, se le hizo inclinarse bajar y pasar por encima de las esposas de su muñeca, de modo que su las manos ahora estaban encadenadas a la espalda.

Pero eso no era todo, porque las esposas de las muñecas estaban ahora unidas con una corta correa, que corre por sus espaldas, a un anillo en la parte de atrás de sus cuellos… Además, para hacerlas aún más indefensas, esta corta correa hacía retroceder sus hombros y sacar mucho sus pechos.

  • "Esto es bueno para fortalecer los músculos pectorales cuando las llevamos por el desierto… Los compradores siempre buscan pechos firmes", dijo Mohammed.

Luego, una a una, las mujeres desnudas fueron obligadas a inclinarse hacia adelante y un eunuco pasó una correa de lona ancha por debajo de sus axilas y por debajo de sus pechos y otra por la parte inferior de su vientre… Entonces, tal como habían hecho con el ganado, hicieron con cada esclava.

Cada joven dio un gritito de espanto mientras se sintió levantada y balanceada sobre el mar, antes de ser bajadas hasta una faluca, que la llevará a tierra firme.

  • "Bajarlas aquí, también es mejor para las mujeres", explicó Mohammed, cuando vio la sorpresa del coronel Aslak Brek ante la forma de tratar a las esclavas cómo si fueran ganado.

  • "Pagué mucho dinero por ellas y no quiero que sientan la tentación de saltar por la borda… Cada una de ellas tiene que llegar viva al mercado de esclavas de El Cairo… Y tampoco quiero que se dañe... Ningún rico egipcio compraría una chica sin verla desnuda, así que sus cuerpos tienen que verse bien."

Finalmente le toco el turno a Mosul para bajar a las cuatro mujeres del coronel Aslak Brek... Dos de ellas llevaban la marca de Pasha en sus vientres y las cuatro tenían sus pechos llenos de venas azules y alargados los pezones que destacaban de manera bien visible, al igual que sus suaves montículos sin pelo y sus bonitos labios vaginales.

El coronel Aslak Brek estaba complacido con su jefe eunuco Mosul al ver que habían sido ordeñadas regularmente durante el viaje, y las había mantenido bien depiladas.

Sin poder hablar, Carmen soltó un pequeño gemido y lanzó una mirada lastimera a su Amo, el coronel Aslak Brek… El la iba a extrañar... Miró luego a las dos mujeres jóvenes que compró y a la esclava que el Pasha le había enviado de su propio harén.

Todas formaban un equipo encantador… Y esperaba que el Emir debería estar muy feliz de aceptarlas en lugar de Ellen y su hija Julia, ya cansado de follárselas.

Después de pasar las esposas de sus muñecas y tener las muñecas sujetas en lo alto de la espalda por la corta correa que sale del collar sus cuellos, ellas también fueron levantadas al aire, se balancearon y fueron llevadas hacia una faluca que estaba esperándolas para llevarlas a tierra.

Agarrando sus látigos entre sus dientes, os eunucos de Mohammed y Mosul bajaron a la faluca para mantener el orden en sus respectivas esclavas.

Momentos después, el coronel Aslak Brek y Mohammed se despidieron del Capitán de la barcaza y bajaron a la faluca que los trasportó hasta la orilla.

Allí vieron que el ganado ya estaba siendo conducido por el comerciante de ganado y sus hombres hacia la ciudad de El Cairo, dejando solas a las esclavas que esperaban de pie en la orilla.

Los eunucos habían ordenado a las mujeres desnudas ponerse en una fila... Mohammed se subió a una roca y miró a las silenciosas mujeres indefensas y nerviosas.

  • “Ahora putas holgazanas vais a tener que caminar para realizar un largo viaje, pero antes que nada hay que cubrir vuestros cuerpos a las miradas de los no compradores”, les gritó.

Los eunucos procedieron a sujetar una gasa negra a modo de velo sobre el rostro de cada esclava desde la parte alta de sus narices, hasta debajo de la barbilla, dejando su ojos visibles.

Luego, los eunucos negros hicieron que cada chica entrara en un par de pantalones ajustados de algodón negro que fue abrochado alrededor de su cintura... Estos pantalones habían sido cortados por el frente, dejando a la vista sus bellos labios vaginales para que pudieran hacer sus necesidades durante la marcha.

Sus pechos también quedaron desnudos.

Con sus muñecas todavía atadas en lo alto detrás de sus espaldas, las jóvenes indefensas formaron en parejas de dos… Fueron unidas mediante un largo tubo de madera con una correa, por donde pasaron sus cuellos… Luego se ajustó la correa a la altura de sus cuellos para nivelar el tubo y que éste quedase apretado.

Cada tablón estaba sujeto al siguiente por una cadena corta que salía de una argolla existente en la parte inferior e iba a otra argolla que estaba en la parte delantera del tablón siguiente.

El coronel Aslak Brek vio que este sistema de transporte de las esclavas era el mismo que se utilizaba para transportar a través del Sahara a todo tipo de esclavos capturados, para llevarlos a Marsa.

Las cuatro esclavas del coronel Aslak Brek eran las dos parejas delanteras… Las restantes parejas eran las esclavas de Mohammed.

Éste y el coronel Aslak Brek montaban caballos árabes… Mosul y los otros eunucos negros montados en burros, a ambos lados de las mujeres, con sus látigos en sus manos.

Mohammed ordenó que soltasen a sus parejas de la fila y ordeno a sus eunucos que estas esclavas se pusieran a correr en circulo sobre el suelo arenoso… Los látigos de los eunucos castigaron a cualquier chica que se salteó el paso o tropezó.

Luego, satisfecho, les ordeno a sus eunucos que las hiciera marchar al trote… Ellas, jadeando, cumplieron sus caprichos animadas por los látigos de los eunucos negros que no titubeaban en azotarlas.

La visión de las mujeres desnudas rebotando sus pechos al correr y trotar estaba asegurado al llevar estas al llevar sus muñecas atadas detrás de ellas.

Cada hora la fila de esclavas se detenía y se les daba un poco de agua a las sudorosas mujeres.

Después de varias horas de caminar, el desierto dejó paso a otro paisaje diferente… Aparecieron a la vista de todos: granjas, canales de riego y chozas de barro.

El ganado ya había llegado antes y estaba en los corrales… Las esclavas también iban a ser alojadas allí para reposar, curar las marcas de los latigazos recibidos y engordar para ser llevadas a su vente en el mercado.

De siempre, Mohammed había decidido que todas sus esclavas europeas estuvieran a la sombra del sol porque quería exhibirlas lo más blancas posible, lo cual aumentaba mucho su precio en el mercado de esclavos.

También, Mohammed había ordenado que cada esclava estuviera atada a una argolla de un poste vertical para permitirles que pudieran ponerse de pie… Las esposas de sus muñecas estaban enganchadas a esos postes verticales.

Sin embargo, el eunuco jefe del coronel, Mosul, quiso mantener a las esclavas lecheras arrodilladas a cuatro patas, para que sus pechos cargados de leche colgaran debajo de ellas… Las esposas de sus muñecas estaban sujetas a una argolla a casi ras del suelo de los postes verticales.

Mohammed dio órdenes de alimentar a sus esclavas con purines de sémola de engorde... Serían alimentados con estos durante un mes y luego llevadas al mercado de esclavos para ser vendidas.

Mosul, sin embargo, pensaba de forma diferente… Él quiso que las esclavas lecheras permaneciesen delgadas para resaltar sus voluptuosos pechos y decidió alimentarlas a base de leche de las novillas.

El coronel tuvo que admitir que era un forma sencilla y barata de alimentarlas y felicitó a su eunuco jefe por su acierto.

Una vez instalado cómodo en la casa de campo del comerciante Mohammed, llamó a Mosul para que le trajera a la esclava Carmen para disfrutar de ella… Mosul le recordó:

  • "Disculpe mi Amo, por comentarle que debemos pensar en conseguir que la esclava Carmen tenga los agujeros lo más cerrados posibles para el placer del Emir y además, ella debe de estar lo más aterrorizada posible.”

“Yo estoy preocupado por su bienestar durante este viaje por corto que sea y quiero que disfrute de la esclava que le apetezca... Si se la folla ahora, el jefe eunuco del Emir podría decir que está muy usada y rechazada porque le había dado placer a otros hombres... Pero no se preocupe por ello... Tengo un excelente ungüento nuevo que ya he usado con mucho éxito en las otras esclavas suyas, que les cierra la vagina de forma tan sorprendente que casi se puede decir que son  vírgenes.”

“Así que me he tomado la libertad de traer a la esclava Carmen a tu cabaña después de la cena de esta noche... Ella sigue siendo de su propiedad para hacer lo que quiera con su cuerpo.”

Rory sonrió, no sólo con la anticipación de disfrutar del delicioso cuerpo Carmen, sino también al pensar que su buen jefe negro eunuco cuidaba de sus necesidades como hombre... Iba a disfrutar de Carmen por todos sus agujeros y luego Mosul se los reduciría de tamaño con el ungüento.

Horas mas tarde llegó Mohammed a la cabaña y le dijo:

  • “Tengo que darte malas noticias.”

  • ¿Qué sucede?, le dijo el coronel con voz alterada.

-“Vino el espía que envié y me dijo que el Emir ya vendió a la madre y a la hija.”

  • “Por Alá...¿Qué podemos hacer”, exclamó el coronel.

  • "Amigo mío, no todo está perdido... Al menos el Emir no las vendió a un traficante de esclavas para exhibirlas en el mercado de El Cairo... En lugar de eso, las vendió al jefe eunuco de Hakin Pasha, un rico egipcio”, respondió Mohammed tranquilizándolo.

  • "¡Así que ya estarán encerrados en el harén de este Pasha!", gritó Rory desesperado."

  • "¡No!... Eso es lo bueno... Todo el mundo en El Cairo sabe que Hakin Pasha no está interesado en las mujeres... Él tiene un harén de jóvenes blancos castrados... Incluso yo le he vendido varios de ellos para su harén.”

  • “Entonces por qué las compró”, preguntó extrañado el coronel.

  • "Las dos mujeres fueron compradas para una finca experimental de su propiedad y al Emir se le ofreció inesperadamente un buen precio por ellas y éste decidió venderlas.”

  • “¿Una finca experimental?”

“Sí, Hakin Pasha es un innovador... Su riqueza proviene de sus vastas plantaciones de algodón y azúcar en el Valle del Nilo... Pero, de joven, marchó a tierras lejanas para ver cómo se cultivaba allí el algodón y regresó muy impresionado con los rendimientos que estaban consiguiendo... Dijo que esto se debía en parte a las variedades de plantas pero también gracias a la cepa superior de esclavos que utilizaban, cuyos capataces blancos preñaban a las esclavas y su descendencia era mucho más inteligente y sumiso y su productividad en los campos mucho mayor.”

  • “¡Ah!... Por eso en los estados de Berbería crían muchos mulatos'', dijo Rory.

  • “Claro, pero aquí, Hakin Pasha puso ideas bastante revolucionarias, especialmente porque está produciendo una cepa mejor de esclavos sumisos utilizando esclavas blancas.”

  • "¿Una variedad mejor?... ¿Qué quieres decir?”

  • "Quiero decir que, aunque aquí, en Egipto, hay muchos esclavos negros, tradicionalmente estos siempre han sido utilizados para el servicio doméstico, en el hogar de los ricos, o como guardias, y casi nunca trabajando bajo el atento control de duros capataces, en la tierra

  • “Hasta ahí lo entiendo", asintió el coronel.

  • “En el norte de África, una vez que un esclavo ha sobrevivido al terrible viaje a través desierto, no se arriesga a escapar y emprender el viaje de regreso a través del desierto... Pero aquí en Egipto, el Nilo ayuda a que el esclavo pueda fugarse y lo hace a menos que su esclavitud no sea dura, sino leve y acepta esta forma de vida mucho mejor que la que tenía siendo libre.”

  • "Entonces, ¿qué ha hecho Akin Pasha?", le preguntó el coronel.

  • “Parece ser que utilizar capataces negros para esclavas blancas tratando de obtener una combinación ideal de sumisión y trabajo."

  • "¿Y de dónde sacó a las mujeres blancas?", volvió a preguntar.

  • "Amigo mío, puedo ver que nunca has estado interesado en crianza selectiva... Akin Pasha es un firme creyente en ello, como lo son muchos criadores de caballos exitosos, y compra sin parar mujeres blancas para su granja experimental."

  • “Claro que lo sé... El Emir usa a mujeres bereberes para producir una cepa superior de mulatos... Es diferente a lo que hace Akin Pasha... Por eso a él le interesa mucho las mujeres británicas que ha comprado y ambas están produciendo leche porque han parido, lo cual demuestra que son fértiles para producir mestizos... Entonces dime, Mohammed, ¿cómo diablos voy a recuperarlas si el capataz jefe nunca se desprenderá de ellas, ahora que las compró su Amo.”

  • "Tengo un plan, pero tú no debes decir una palabra... Recuerda que yo tendré que seguir viviendo y ganándome la vida aquí en Egipto durante mucho tiempo después de que tú hayas regresado a Marsa", le dijo Mohammed sonriendo.

  • “¿Cuál es ese plan tuyo?”, preguntó el coronel con escepticismo, que ya tenía pocas esperanzas de salvar su misión.

  • “Ya lo verás!”, respondió el traficante de esclavos Mohammed con enigmática sonrisa.

Continuará....