Los terribles y sádicos piratas de Berbería (13)

Los planes de los eunucos comienzas a tomar forma... Prepararon una sesión lésbica, un tanto rara, entre la criada y su ex señora y, días más tarde, otra sesión entre madre e hija con el Emir.

Capitulo 13.- Los planes de los eunucos se realizan por fin: una sesión lesbica rara entre criada inglesa y su ex señora y otra sesión entre madre e hija disputandose al Emir

Personajes:

- Ellen Baker , viuda y novia del Coronel Alan Risz.

- Julia , hija de Ellen Baker.

- Nicole Talbot , criada de Ellen Baker.

- Murat , el eunuco jefe del harén del Emir.

- Tonga , jefe eunuco supervisor de equipo azul.

- Batra , joven eunuco asistente de Tanga.

El Emir miró a las dos mujeres blancas esposadas frente a él bailando una danza con movimientos obscenos al son de la música... Como de costumbre, orgullosamente detrás del Emir, con una sonrisa de aprobación, estaba de pie, su eunuco jefe negro Murat.

Tonga, látigo en mano, sostenía a Ellen por una cadena sujeta al anillo en la parte posterior de su collar... Nicole también era sujetada de manera similar por Batra, el supervisor a cargo del Equipo azul… En sus manos libres los dos eunucos tenían pequeños látigos que usan para conseguir que se esfuercen más en sus movimientos obscenos  y golpearlas a la menor señal de cansancio.

A medida que las mujeres bailaban, cada una de ellas, nerviosa, le lanzaba a la otra besos apasionados y se acarician los pechos a través de sus largos caftanes de seda, como habían sido obligadas a practicarlo.

Nicole había sido encadenada al eunuco encargado del baño privado del Emir y por eso Ellen no había visto a su ex doncella hasta que fueron reunidas por Tonga y Batra para ensayar su actuación.

Ellen no sabía nada de los deberes degradantes de su ex doncella como una de los esclavas del cuerpo del Emir, pero había quedado horrorizada al verla con ese gran anillo que tenía atravesado en la lengua, dándole un toque muy erótico pero dejándola muda.

Inicialmente, ambas se sorprendieron cuando se dieron cuenta de la naturaleza lesbiana de la actuación que los eunucos las hacían practicar, pero la atmósfera siempre sexual del harén y la ausencia de hombres pronto les hizo parecer una danza bastante natural.

Será una escena altamente erótica y se incrementa aún más al saber que la joven pelirroja ha sido la criada de la mujer rubia’ , comentó  el Emir a su jefe eunuco Murat cuando este se lo explicó.

En un momento del baile, Tonga asintió con la cabeza hacia Batra y los dos eunucos tiraron de las dos mujeres hacia atrás, por sus collares, y la música se detuvo.

  • "¡Quietas!", ordenó Tonga... Era una de las ordenes en árabes que las mujeres tuvieron que aprender de memoria.

Se mantuvieron erguidas, con sus ojos fijos al frente, sus manos esposadas a sus lados… Sus caras estaban rojas por la excitación que ambas se estaban haciendo mutuamente.

Los eunucos rápidamente desabrocharon los caftanes de sus hombros y los deslizaron hacia abajo quedando en sus cinturas... Los pechos y los pezones pintados de azul, ahora erectos, quedaron expuestos a la vista del Emir... Y la música comenzó de nuevo.

  • '¡Danza!', ordenó Tonga.

Los pechos saltones fueron una vista erótica para el Emir, sobre todo cuando sus pezones de vez en cuando se tocaban.

Pero fue aún más erótico cuando, de nuevo a una señal de Tonga, la música se detuvo, los caftanes cayeron al suelo y las mujeres reanudaron su baile, ahora completamente desnudas, a excepción de sus pequeñas gorras azules, collares brillantes y esposas.

Ahora los gruesos labios vaginales de la mujer rubia contrastaban mucho con los labios vaginales recortados recortado de la ex doncella pelirroja.

Pero tal vez lo que excitó aún más al Emir fue la vista de su marca grabada en el blanco vientre de estas nuevas esclavas, coloreados en azul, para mostrar que pertenecían al Equipo Azul.

Todo ello era una demostración de su sentido de propiedad y poder sobre todas sus mujeres, incluyendo, como no, a estas tres odiadas cristianas... Los eunucos sabían bien que este sentimiento era un maravilloso afrodisíaco para su Amo y sabían cómo estimularlo con escenas como esta que estaba sucediendo ahora.

  • 'Acariciar pechos!'

Vino el orden y las mujeres comenzaron a tocarse entre ellas, acariciándose los pezones, la una a la otra pezones entre sus dedos y agachándose para tomar un pezón en la boca... Todo claramente ensayado y permitido en ese momento sólo.

Por más que lo intentó para evitarlo, Ellen no pudo evitar sentirse muy caliente al acariciar con su lengua los pezones de Nicole y sentir el cosquilleo frio del anillo que colgaba de ellos... Pero también a Nicole le pasaba lo mismo... Se sentía muy caliente por el placer que su lengua le trasmitía al hacerle lo mismoa su ex Señora.

Pronto sus rostros y cuellos se enrojecieron por la mutua excitación.

Había poco riesgo de que sus pezones provocasen en ellas un orgasmo, pero los eunucos no podían correr el más mínimo riesgo por lo que tiraron de sus cadenas para que sus cuerpos se separasen, mientras ellas jadeaban de frustración.

Las correas se aflojaron e, impulsado por golpecitos de los látigos de perro, las dos mujeres avergonzadas reanudaron su juego durante varios minutos bajo la mirada fascinada del Emir.

De pronto recibieron una nueva orden de Tonga:

  • “¡Arrodillarse!”

Las dos mujeres cayeron de rodillas y una vez más, los eunucos mirándolas cuidadosamente tiraron rápidamente de ellas hacia atrás por las cadenas para mantenerlas erguidas.

De repente recibieron una orden que no había sido ensayada.

  • “¡En cuatro patas!”

Sorprendidas, las dos mujeres, todavía frente a frente, pusieron sus manos en el suelo quedando a cuatro patas.

  • “¡Nalgas hacia arriba!... ¡Piernas abiertas!”

Los dos eunucos pusieron un poco de grasa entre los labios vaginales de las mujeres, que horrorizadas, sólo podían permanecer en silencio preguntándose que iba a pasar a continuación.

Ambas dieron un grito ahogado cuando dos enormes mujeres negras, desnudas entraron en el salón llevando entre sus muslos dos enormes penes tallados en marfil.

  • "¡NOoo!", gritó Ellen, comenzando a ponerse de pie.

Pero media docena de fuertes latigazos por parte de Tonga obligaron de nuevo a que ella se pusiera en la posición en la que estaba.

  • “¡Nalgas hacia arriba!... ¡Piernas separadas!”

Vino la orden, esta vez acompañado de dos fuertes golpes más en el culo de Ellen.

  • “¡Sí!... ¡Sí!... ¡Pero no me pegues más!", gritó Ellen.

Sus gritos estaban en inglés, pero su significado era claro.

Sonriendo, Tonga miró a través de los dos cuerpos arrodillados a Batra y bajó su látigo.

Mientras tanto Nicole, vencida por el terror al ver los golpes que estaba recibiendo su ex Señora, no se atrevió a moverte pero sus ojos estaban fijos en esos enormes penes, tallados en marfil, que sobresalían de las barrigas hinchadas de las mujeres negras.

Estas dos mujeres negras se arrodillaron detrás de los dos mujeres blancas... Ellen dio un pequeño salto al sentir que una de las manos de la mujer que estaba detrás de ella, iba hacia delante y empezaba a apretar sus pezones de forma experta... Al mismo tiempo podía sentir la resbaladiza masculinidad de marfil sondeando sus labios vaginales.

  • "¡Quedar quieta!", le ordenó Tonga dándole un golpe fuerte en los  hombros de Ellen con su látigo de perro.

Aterrada, Ellen se mordió los labios y permaneció quieta y entregada... Segundos después, lo mismo le sucedió a Nicole.

Superada la vergüenza, ambas mujeres, cada vez más excitadas, comenzaron a retorcer sus caderas en busca del gran pene artificial de marfil que era frotado por la mujer negra entre sus labios vaginales... Ambas esclavas buscaban obtener placer invitando, de forma degradante, a estas pollas artificiales para que penetren en sus coños.

Pero las mujeres negras, bien informadas por Tonga, no estaban por darse prisa... Inteligentemente, forzaban a estas dos esclavas cristianas a intentar correrse como perras en celo frotándose contra las grandes pollas de marfil que estaban tratando de montarlas, para diversión del Emir que lo miraba todo de cerca.

De repente, cuando las dos mujeres parecían estar frustradas por el deseo de ser folladas por estas pollas de marfil, Tonga asintió con la cabeza y entonces ambas esclavas cristianas lanzaron un grito de dolor y placer cuando sintiéron que las grandes pollas de marfil empujaron lentamente hasta meterse profundamente en sus coños.

Pronto, las mujeres negras tuvieron a las mujeres blancas gimiendo de placer, ya que, sacaban casi la polla para luego empujarlas de nuevo profundamente en los coños de las esclavas cristianas.

El eunuco jefe negro Murat sonreía viendo la degradante escena... Si las mujeres blancas hubieran tenido alguna duda antes de eso, debían de saber que el único placer real que podían disfrutar ahora y en el futuro tendría que venir de la penetración de un hombre y no de esto que estaban haciendo ahora... Pero también deben saber, que para disfrutar de la única virilidad disponible para ellas, si pudieran ganarla, era la de su Amo, el Emir.

Murat levantó la mano y las dos mujeres sacaron sus pollas de marfil del coño de las jadeantes esclavas, que lanzaron pequeños gritos de desesperación, ya que las dos mujeres negras se levantaron, se inclinaron ante el Emir y se retiraron, dejando a Ellen y Nicole completamente frustradas y mirando ansiosamente a su Amo, su única esperanza de alivio.

Pero el Emir se volvió y le susurró algo a su eunuco jefe Murat... Él había recordado que sus ojos se habían fijado esa misma mañana en dos muchachas muy bonitas del Equipo Rojo.

Enojados, los decepcionados Tonga y Batra condujeron arrastrando a Ellen y Nicole fuera del salón... Tonga difícilmente podía esperar para que volvieran al dormitorio del equipo azul y golpearlas por no haber puesto mucho más espectáculo desinhibido de amor lésbico ante su Amo, el Emir.

Tonga todavía estaba enojado cuando más tarde se acercó al bastón colgado en la pared del dormitorio del equipo azul... Ya era hora de que sus chicas, incluidas las tres cristianas, se les diese el castigo ritual porque el Emir eligió chicas de otro equipo para su placer y no del suyo.

Sin embargo, su enojo se fue calmando ante la idea de que incluso si el Emir no hubiera elegido, por una vez, ninguna de las tres esclavas europeas para su placer, Ellen y Nicole habían causado una excelente impresión ante el Emir... Ellas habían sido utilizadas simplemente para excitar el Emir para follarse a sus otras mujeres.

Pero su equipo debe mantenerse a la altura de la marca y darse cuenta de que todos y cada uno de los fallos cometidos para atrapar al Emir lo tienen por igual todas las esclavas que componen el equipo y por tanto todas deben ser castigadas.

El equipo, incluidas los dos esclavas preñadas que esperaban parir en breve y las dos esclavas lecheras también estaban arrodilladas a cuatro patas en el dormitorio del equipo... Sus frentes se presionaron humildemente hacia el suelo y sus caderas permanecían levantadas... Se mordieron los labios con fuerza, porque estaba prohibido gritar.

Tonga caminó lentamente por la línea de coños femeninos ofrecidos, seguido por su asistente, Batra.

Al pasar por delante de cada una, levantó su bastón y lo bajó bruscamente... Acto seguido se escuchó un grito sofocado y él pasó al siguiente pequeño culo ofrecido para ser castigado.

Cada mujer se preguntaba desesperadamente cuántas veces Tonga iría arriba y abajo de la línea... Fue algo que habían estado susurrando desesperadamente la una a la otra antes de colocarse en línea... ¿Una vez, dos veces, tres veces?... ¿Más?... Tonga era conocido por caminar de arriba abajo la línea veinte veces, es decir, cada culo recibiría veinte golpes.

Pero en esta ocasión Tonga lo dejó con sólo tres golpes a cada una antes de devolver el bastón a su posición prominente en la pared del harén.

Los tres golpes dolorosos fueron cada uno, sin embargo, amargamente resentido por Julia... ¿Por qué no pudo su madre tener que dar un show aún mejor para el Emir y así salvarla a ella de ser golpeada?

Pasadas unas semanas, el Emir que se encontraba sentado con las piernas cruzadas en un sofá en su habitación privada en el harén vio que dos bellas mujeres se arrastraban lentamente por el suelo hacia él.

Iban con las cabezas obedientemente bajadas casi a ras del suelo, esposadas de manos por una corta cadena y con el culo en alto... De entre sus nalgas salían hacia arriba largas plumas sujetadas a un émbolo plateado que había sido cuidadosamente insertado en sus orificios anales.

Las mujeres eran blancas... Eran Ellen y su hija.

Ellas nunca hubieran pensado cuando estaban en Inglaterra que un día estarían arrastrándose ante los pies de un árabe, con un montón de largas plumas saliendo de su culo... Sin embargo, no fue sólo fue el miedo al bastón de Tonga lo que las empujó hacer este papel tan denigrante, - aunque indudablemente eso no lo olvidaban- sino que también necesitaban sentir la polla de un hombre meterse en sus coños para sentir placer desesperadamente.

La verdad es que ambas encontraron una satisfacción oculta al tener que gatear de rodillas para su Amo, feo, cruel y gordo, aunque todo esto les diera igual.

Encerradas en el harén, aisladas de todas las cosas del mundo exterior y nunca ver o escuchar a otro hombre, les parecía correcto y apropiado que deberían adorar el suelo sobre el cual su Amo, su única fuente de placer, caminaba.

Oh, sí... Nuestro Amo es nuestro dueño’ , pensaban ambas mientras se arrastraban hasta llegar a sus pies... Una vez allí, levantaron la cabeza y miraron implorantemente hacia él y sus manos esposadas se unieron en señal de súplica.

  • “Amo, tómame... Yo te adoro... Yo soy tu indigna esclava”, gritó cada una al mismo tiempo... Y tal es el poder del sistema del harén que ellas sabían perfectamente lo que significaba cada palabra.

El Emir se recostó en su sofá-cama y su eunuco jefe Murat hizo una seña a Batra para que trajera a Julia hasta el Emir.

Pronto el Emir miró a los dos pares de hermosos pechos colgando sobre él, uno por cada lado... Un par era pequeño y firme con pocos pezones que comenzaban a responder bien a su rutina diaria de estiramiento... Eran de la joven cristiana, Julia.

Los pechos de la otra mujer eran pesados ​​y los pezones estaban pintados de escarlatas y extrañamente alargados, el signo de una de las lecheras bereberes de Pluma.

Julia miró la cara de su aterrador Amo y luego los pezones estirados de esa mujer, su compañera de degradación, hoy.

‘¿La castigaría a ella por no poder proporcionar el sustento que la otra chica era claramente capaz de hacer?... ¿Era imaginación suya o ella también deseaba que sus pechos pudieran proporcionarle leche a su Amo como una bebida refrescante?... ¿Estaba ella sucumbiendo ya a la sensual atmósfera del harén donde todo era dedicado al placer de un hombre: su Amo, el hombre que había tomado su virginidad? ’, pensó mientras permanecía postrada a sus pies entregándole sus pequeños pechos.

Ella se inclinó, como sabía que debía hacerlo, y comenzó acariciar la virilidad mitad erecta de su Amo, el hombría que había roto su virginidad... Ella no pude evitar mirar su gran polla, con admiración y se encontró vergonzosamente anhelando que se lo metiera otra vez dentro de su coño.

El Emir se acercó y tiró de uno de los largos pezones de la otra chica y se lo puso en su boca.... Chupó y pronto fue recompensado por pequeños chorros de leche dulce... Levantó la vista hacia la joven Julia, vio sus pezones pequeños y sonrió... Pensó que no pasaría demasiado tiempo para que estos pezones estuvieran muy largos, también.

Y luego vendría el día en que ella estaría ofreciéndole que él succione leche, una muy preciada leche de una mujer rubia europea, la leche que lo iba a alimentar en el camino hacia La Meca.

Satisfecha su sed, el Emir chasqueó los dedos... El eunuco asistente Batra avanzó discretamente y, tirando de la cadena unida al collar de latón de la lechera, la obligó a retroceder hacia atrás y la llevó gateando a través de la habitación hasta detrás de las cortinas... Dándole un golpecito agudo con el bastón en el culo, la bonita lechera se fue satisfecha al harén, por su deber bien hecho.

Al retirarse la esclava lechera, el supervisor eunuco del grupo azul, Tonga, estiró ahora de la cadena del collar de Ellen y la llevó a la cama del Emir... Pronto ella también estaba inclinada sobre su Amo, con sus pechos colgando tentadoramente sobre él, junto a los pechos de su hija.

El Emir chupó primero los pechos de la madre y luego los pechos de la hija... Cuán delicioso sería cuando ambas tengan sus pechos llenos de leche y sus pezones hayan sido alargado en forma adecuada para chuparlos como a él le gusta hacerlo... Podía sentir su virilidad tener una erección bajo el estímulo de estos pensamientos y el vacilante masaje de los joven hija, Julia.

Pronto el Emir sintió sobre su polla otra mano más experimentada... La madre, incapaz de resistir la vista de la gran polla de su Amo, con la que deseaba que también fuese penetrada para aliviar su enorme deseo sexual, se puso a acariciarla.

Momentos después, el Emir le hizo una petición a su eunuco Batra y éste suavemente apartó a la sorprendida joven y la hizo arrodillarse frente a su Amo de cara a sus pies.

Él empujó su cabeza hacia abajo y su pequeño capullo de rosa rojo quedó ahora inmediatamente por encima de la virilidad de su Amo.

Enma dio un grito de protesta al ver lo que era va a suceder, pero un golpe seco de látigo de Tanga en sus hombros, la silenció y ella bajó de nuevo sus pechos hasta la boca de su Amo.

Batra abrió los labios vaginales bien lubricados ​​de Julia y guió la virilidad del Amo hacia ellos... El emocionado Emir dio un golpe de cadera repentino y un poco de llanto de Julia anunció que su gran polla había penetrado profundamente en ella.

Julia sabía lo que tenía que hacer... Y también sabía que el bastón de Tanga estaría esperándola si no lo hiciera bien... Así pues, ella se levantó suavemente sobre sus rodillas y luego de nuevo, se bajo sintiendo la virilidad deslizarse fuera y dentro mientras ella subía y bajaba despacio pero sin parar para darle placer a su Amo.

Ellen, también sabía lo que tenía que hacer y el castigo que le esperaba si no lo hacía bien, es decir, dejar que su Amo, el Emir siga chupando primero un pecho y luego el otro... Y Ella se inclinó y pellizco los pezones del Emir para excitarlo y hacer que se follase a su hija más fuerte y más profundamente.

Un sentimiento de celos la invadió al darse cuenta del placer que su hija recibia con la gran polla de su Amo metida en su coño, mientras que ella no recibía nada... Le parecía injusto que el Emir prefiriera a su hija sólo porque ella era más joven y más fuerte... Ella podría darle mayor placer y le hubiera gustado apartar a su hija y tomar su lugar, pero un toque de advertencia de Tonga con el látigo la detuvo y ella reanudó el pellizcar los pezones al Emir, excitándolo para que su hija recibiera una follada más fuerte... Ella se dio cuenta, con celos, de que hacerle eso al Emir la estaba dando hija aún placer adicional.

Mientras tanto, Julia, de cara a los pies de su Amo, estaba en éxtasis mientras la gran polla del Emir entraba y salía de su coño... Nunca había tenido tanto placer... De ahora en adelante ella haría cualquier cosa para captar el ojo de su Amo y la esperanza de disfrutar, de nuevo, de su virilidad.

Al poco tiempo, ella podía sentir que se acercaba a tener un orgasmo cuando, de repente, se sintió empapada por la corrida del Amo dentro de su coño y explotando de placer, ella también se corrió.

Poco más tarde, Tonga recibió el informe de Batra... Ambos coincidieron que tanto la madre cómo la hija habían realizado bien su trabajo sexual y sin duda el Emir les mostraría su complacencia con una recompensa dineraria.

Sin demorar, Tonga miró hacia el bastón que colgaba de la pared... Él no quería que las dos mujeres relajaran su futuro esfuerzo... No merecían una paliza adecuada, sino al contrario, un premio, pero en el harem ni hay premio para las esclavas, sino palizas... Así pues les daría una leve paliza... Sólo tres golpes de bastón a cada una... Eso aseguraría que la próxima vez que fueran elegidas por el Emir, volverían a esforzarse al máximo, para complacerlo.

Las golpearía a las dos, frente a frente, para que se vieran las caras, lo cual le serviría para ayudar a estimular los celos mutuos y la recriminación... Esto jugaba un papel muy importante en sus futuras actuaciones ante su Amo, el Emir.

Continuará....