Los tangas de mi mujer
Verano, calor, calentón... y los tangas de mi mujer para jugar
Menudo calor hace en Madrid en Agosto, tiene varios efectos, es un rollo para trabajar, pero además me pone muy cachondo.
Os voy a contar una experiencia muy morbosa que me ha pasado estos días de mediados de agosto, en el que entre el calor que hace y lo que me gusta el morbo, me di placer de una forma bastante intensa.
Era un día de semana y estaba trabajando desde casa, sobre las 5 de la tarde. Como he dicho, hacía mucho claro, tenía el aire acondicionado, estaba en pantalón corto y camiseta, pero seguía teniendo calor.
Vino mi mujer hasta el despacho en el que estaba para decirme que se iba a la peluquería, había terminado de trabajar y tenía vez en media hora.
- Hola cariño, me dijo acercándose por detrás, me voy a la peluquería!, no me esperes en un buen rato!
- OK, yo aún tengo algo de trabajo aquí, así que estaré entretenido.
- Vale, te aviso cuando termine, replicó y se dio la vuelta para irse.
Nos dimos un beso y yo me quedé mirando cómo se iba, moviendo su cuerpo (su culo) como tanto me gusta, y recordando el polvo de la noche anterior. Aquello fue lo que empezó a encenderme.
La noche anterior, estando los dos en el sofá, nos fuimos calentando y terminó en sexo marital, no me voy a explayar, pero sí hubo un componente que provocó lo que ahora contaré, y fue el juego con el tanga que llevaba puesto.
A mi mujer le gusta mucho ponerse tangas, lo ve más cómodo y, por supuesto, sexy. Yo… me pongo como un burro, le manoseo el culo todo lo que puedo…
Al grano, estando en el sofá, y ella con mi polla en su boca, yo le manoseaba el culo, tocando toda la piel que no cubría el tanga, y apartándolo para trabajarle su agujero trasero, no sé quién de los dos se pone más cachondo con ello la verdad. Terminamos en la cama follando, ella con el tanga puesto, que apartaba para que yo la penetrase, aduciendo que cada vez que yo la embestía, el hilo del tanga le rozaba el culo y se ponía muy cachonda… terminé corriéndome sobre su tanga y ella me hizo lamerle el semen para que lo limpiase… mucho morbo.
Cuando estoy en casa trabajando en verano, suelo estar en pantalón corto y sin calzoncillo, con lo que estoy muy cómodo pero tiene su peligro. El dejar mi polla “suelta” termina en que acabo tocándomela y me pongo duro. Ya estaba en ello, recordando el culo de mi mujer, su tanga y yo limpiando mi leche con la lengua después.
Decidí que me iba a hacer una buena paja ahora que ella no estaba y tardaría en venir.
Dudé qué hacer, tenía un par de horas… ¿porno?, mola, ¿pero de qué tipo?, me apetecía hacerme una masturbación anal, pero para eso necesitaba mucha tranquilidad. ¿Chateo con alguien y nos pajeamos con la cam?, esto hacía tiempo que no lo hacía… y no me quitaba lo del tanga de la cabeza, y el morbo de lamer mi semen de nuevo.
Me levanté de la silla ya empalmado, mientras lo pensaba se me había puesto muy dura y llevaba una considerable tienda de campaña. Tenía una idea.
Me acerqué al cesto de la ropa sucia y encontré el tanga que había tenido puesto mi mujer el día anterior, era rojo, simple, sin encajes ni florituras. En general parecía limpio de no ser por una mancha oscura en la parte delantera, donde había caído mi corrida. Me lo acerqué y olí los restos de mi semen. Sentí cómo se me tensaba la zona que hay entre los huevos y el ano… me estaba poniendo muy burro.
Dejé el tanga donde estaba y me fui al cajón de la ropa interior de mi mujer, de camino me saqué el pantalón corto y liberé mi polla, me gustaba ir desnudo por la casa empalmado, sentir el aire en mi trasero, en mi huevos... En el cajón encontré muchos tangas, de todos los colores, cogí uno azul, olía a limpio y decidí que iba a jugar con él.
Me lo puse.
Subiéndolo por la piernas ya me dí cuenta que me iba a quedar muy pequeño, cuando llegué al culo, la tira se me pegaba al ojete y mi polla no parecía caber en la parte de delante, pero aún así me lo puse. Me miré al espejo.
Lo que vi no era demasiado sexy, la verdad, pero me puso muchísimo. Ver el tanga reventando con mi rabo, lo huevos por los lados y la sensación de putita que me entró fue la leche. Tanto que vi cómo el tanga se humedecía con mi líquido preseminal que había empezado a soltar de la excitación.
Joder que calentón!
Me saqué la polla del tanga, pasé los dedos por mi capullo para recoger el líquido y me lo llevé a la boca, sacando la lengua relamí los dedos, como me gusta hacer esto, saborear esencia de macho…
Me volví a meter la polla, esta vez me costó más, iba creciendo por segundos, y me di la vuelta para verme el culo. Lo notaba apretado al tanga, rozando mi ojete cada vez que me movía. Lo saqué un poco para afuera y me lo golpeé con una mano, como si me diesen un cachete. Y gemí, como una zorra en celo.
- Zorrita, ¿te has portado mal?,
- Uhmmm!, sí, soy mala, castígame, me contesté a mí mismo.
Sin casi darme cuenta estaba de rodillas, a cuatro patas, con el culo mirando al espejo, dándome cachetes con una mano mientras gemía, y con ganas de que me tratasen como una zorra.
Me acerqué a la cama, estaba enfrente del espejo, y empecé a frotar mi paquete duro contra el borde del colchón, mientras me imaginaba que me sobaban varias manos, el culo y la polla.
Tenía miedo de romper el tanga con mi polla, la tenía tan dura que lo estiraba mucho y ya solo me tapaba el capullo. Me lo bajé por debajo de la base del rabo, dejando lo huevos dentro, esto empujaba mi polla hacia arriba y, para no manchar las sábanas, en la misma postura seguí sobándome la polla, pero ahora con la mano.
El movimiento es de los que más me gustan, empujar la polla hacia atrás, para se salga entre las piernas, cerrarlas y dejarla atrapada por detrás. Así, dejando el culo en pompa y la polla expuesat, y que alguien que estuviese detrás de mi me pudiese trabajar el culo y la polla. Lo he visto muchas veces en fotos porno (sobre todo de shemales) y me pone mucho.
Estuve así un rato, medio masturbándome, medio insinuándome al espejo mientras disfrutaba de lo guarra que me sentía. No quería terminar todavía, sabía que si me daba caña me correría enseguida.
Me fui al cajón de mi mesilla y cogí uno de los consoladores que utilizamos mi mujer y yo para que me dé placer… y que yo utilizo para follarme el culo cuando puedo. Uno con forma de polla, grande y dura.
Me lo restregué contra mi polla, mojándolo de mis fluidos, simulando una paja doble con un macho hasta que estuvo bien pringado y entonces me dispuse a chuparlo.
Me lo metí en la boca e inmediatamente sentí mi sabor de nuevo. Chupé el capullo como si fuese un caramelo, lamí el tronco buscando todo lo que había soltado y gemí, gemí disfrutando de lo guarro de la situación y de las fantasías que tenía en mi mente.
Me imaginaba a dos machos dándome cariño, uno con su polla en mi boca y el otro preparando mi culo para ser penetrado, con el tanga puesto, mientras me trataban como a una zorra.
Y sentí la necesidad de perforarme el culo, antes había pensado que no, pero no me pude resistir. Tenía el cajón de los juguetes abierto y, cuando metí la mano para coger un bote de lubricante, tropecé con las bolas chinas. Me las llevé a la boca mientras abría el bote y me echaba el líquido en los dedos.
Unté los dedos con lubricante, aparte el hilo del tanga con la mano limpia, y me fui a por mí culo. Solo tocar un poco el ojete y entró el primer dedo fácilmente, y le siguió el segundo, me estaba esperando!!
Me estuve follando el culo con los dedos un rato hasta que cogí las bolas chinas, las unté en el lubricante y me las puse en la entrada de mi culo.
Metí la primera y me paré a gemir:
- ¿te gusta putita?, me dije
- Ahhh, sí, me encanta, sigue por favor.
Y metí la segunda bola. Me volví a parar:
- Eres una zorra, te voy a follar!
- Si, ahh, dame tu polla.
Fui a por la tercera, y metí la cuarta sin pararme. Estaba ansioso por lo que iba a hacer después, pero me obligué a parar.
- Joder, que guarra eres, te vamos a llenar de semen el culo y la boca, y te lo vas a tragar todo!
- Sí, dadme vuestra leche! Uhmm, uhmmm,
Y me metí la última bola en el culo. Lo sentía lleno y, para aumentar la excitación, me dí un par de cachetes, sintiendo cómo se apretaban dentro de mi.
- Aahh!, sí, dadme caña tíos, llenadme de polla maricones!
- Guarra, como te mola recibir rabo!
- Sí, sí, dadme polla!
Estuve un rato meneando el culo y tocándome la polla sintiéndome lleno, y pasé a la siguiente fase.
Ahora iba a ir gateando por la casa, con las bolas en el culo, hasta el cesto de la ropa a buscar el tanga de ayer.
Me fui gateando por el pasillo, con el culo en pompa, las bolas rozando a cada paso, con mi polla tiesa y el tanga de mi mujer puesto. Me iba parando cada poco a recoger los líquidos que soltaba mi polla y lamiéndolos de mis dedos, me hablaba a mí mismo como hace un rato. No me podía tocar la polla o explotaba!
Llegado a la puerta del cuarto de la lavadora me paré, y cogiendo la argolla de las bolas, tiré despacito. Noté como una de las bolas se encontraba con mi esfínter, presionaba, lo abría, y salía.
Joder, qué placer!
Seguí con la segunda y repetí la operación, me paré cuando tenía la bola en el esfínter, notando la tensión y las ganas de, o meterla o sacarla. Solté la cuerda y me quedé esperando qué hacía mi culo… entró de nuevo, menudo placer.
Volví a la carga, me paré otra vez en el mismo sitio y … esta vez empujé un poco para que saliese.
- Ahh, sí, si, vuelve a meterla por favor, dame tu polla… gemí
Y empujé las dos bolas de vuelta a mi culo.
Seguí gateando hasta el cubo de la ropa y cogí el tanga. Me puse de pié y me lo puse alrededor de la polla, y empecé a acariciármela con el tanga, despacio y poco a poco para no correrme.
Mi polla parecía medir 30 cms de lo grande y gorda que la tenía y, la verdad, ya no sabía qué hacer, si terminar la paja y correrme, volver a la habitación a follarme el culo con otra cosa…
Decidí terminar de guarrear y soltar toda la leche que pudiera y, como les había dicho a mis folladores imaginarios, tragarme el semen como una putita obediente.
Volví a la habitación andando esta vez, con las bolas introducidas dentro de mi (las notaba cada vez que me movía) y el tanga usado de mi mujer alrededor de la polla.
Me senté en la cama, frente al espejo, con las piernas abiertas, así pude ver, mi polla tiesa totalmente, de mi culo salía una cuerdecita blanca con una argolla negra al final. Mis huevos estaban cubiertos por el tanga de mi mujer que me puse, y el otro tanga alrededor de mi polla… pollón debería decir, si me pusiesen una así delante del cara me lo tragaría entero hasta que se viniese en mi boca.
Me froté un poco la polla y paré, estaba a punto de correrme. Me fui a por las bolas. Saqué una, y después otra, me volví a agarrar la polla… y ya no pude más.
La toqué un poco y, según bajé la mano noté que me corría, eché la polla hacia mi barriga mientras me tumbaba en la cama y empecé a soltar leche. Sentía el semen caer en mi mano, barriga y pecho, mi culo se contraía con cada trallazo y esto apretaba las bolas en mi culo y me estremecía… y gemí como una putita.
Cuando terminé de correrme me lamí los dedos, y recogí el semen que encontré en mi cuerpo y me lo llevé a la boca y lo restregué por mi boca, y mi lengua y lo saboreé. Estuve un rato jugando con mi semen en mi boca y lengua, imaginándome a los dos machos incitándome a tragármelo… qué placer!
Me empecé a sacar las bolas del culo, ahora que me había corrido ya no me daban el mismo placer, lo hice despacio.
Me fui al baño de la habitación a lavarme y lavar los utensilios. Los dos tangas tenían semen reciente que lamí con calma, disfrutando.
Recogí los utensilios mientras notaba que mi culo se relajaba, los limpié bien con jabón y los guardé. Me llevé los dos tangas, los metí en la lavadora, metí más ropa y la dejé para ponerla más tarde.
Volví a la habitación para ver si había manchado algo y… descubrí manchas de líquido en el suelo, al borde de la cama. Lo limpié también. La cama no parecía manchada (más tarde comprobé que efectivamente no lo estaba, fallo mío, para la próxima tenía que coger una toalla usada por si acaso).
Y me fui a la ducha. Mi polla seguía dura, tenía el culo escocido de las bolas, y tenía lubricante que limpiar.
Me enjaboné con calma, esperando a que se me bajase la polla, pero nada, no había manera. Llegando a mi culo estuve jugueteando con mi culo, que estaba receptivo a lo que le diese. Me metí un dedo con cuidado para masajear la zona… y mi polla seguía tiesa.
Decidí terminar con ello, ya estaba receptiva a una segunda pasada, así que me hice una paja en la ducha. No tardé mucho en correrme de nuevo, casi no solté nada de semen, me había quedado seco. Me volví a lamer el que me calló en la mano y me limpie bien.
Menudo guarro estoy hecho!
Esperaba que esa noche mi mujer no quisiese sexo porque no creo que pudiese más.