Los sueños húmedos de mi padre

Intente apartarlo, pero la verdad es que estaba medio dormido, y por mucho que me moviese, echando la cadera para atrás, empujando la suya, pero lejos de conseguir lo que quería la cosa fue a más...

Esta es una historia que realmente no se si le habrá llegado a pasar a alguien, empezare presentándome.

Me llamo Miguel, actualmente tengo 24 años, y soy un chico normal. Tengo mi grupo de amigos con el que salgo y comparto aficiones, salgo con regularidad, tengo la suerte de trabajar y mi vida amorosa es bastante activa jaja

A priori podréis pensar, que historia que no sabe si ha vivido otra persona puede haber vivido un muchacho tan “normal”, no?

Pues bien, empecemos por el principio.

Todo empezó un día de invierno.

En clase era de los típicos chicos que no dejaban de bromear con todo para llamar la atención, tenia una personalidad magnética, que acompañada con mis ojos castaños, mi pelo rubio avellana y una sombra de barba que me gustaba dejarme (aunque realmente no se apreciaba nada) me hacia creer que estaba en la cima de la pirámide de lo que yo conocía como “la vida”.

Ese día, como cualquier otro, al salir del instituto, tras estar de bromas con mis colegas, me fui para casa, entrando con normalidad, saludando a mi madre con un beso y a mi padre con un “Hola papa”, devolviéndome este el mismo saludo.

Al ir a dejar la mochila a mi habitación, tire las cosas sobre la cama, solo que se me olvido que, ¡No había cama! Mi madre me dijo que me iban a cambiar el colchón porque se me había empezado a quedar pequeño con todo el asunto de ser adolescente y crecer por momentos, pero me podrían haber avisado al menos!

Al no saber que no estaría la cama en su lugar, lance la mochila como de costumbre, lo cual provoco un sonoro estruendo, lo cual hizo que mi madre se asomara por la puerta con cara de ¿Se puede saber que estás haciendo Miguel?

Al darse cuenta de lo que ocurría y de mi cara de mama ¿Dónde esta mi cama? Se relajo y empezó a explicarme

-          Ay hijo, es verdad, tendría que haberte avisado, pero es que esta mañana estábamos tu padre y yo de tiendas y había una oferta muy buena en colchones de calidad, así que no lo pensamos mucho

-          Bueno, no pasa nada, no será el primer golpe contra el suelo que se llevan los libros de clase jajaja, pero donde está el colchón?

Mi madre me indico que saliera a la cocina mientras ella terminaba de hacer la comida y me lo contaba.

-          Pues veras, por no cargarnos y no arriesgarnos a una multa, porque ya sabes que nuestro coche no tiene vaca para llevar nada encima de él, pues la tienda nos ofrecía llevárnoslo a casa

-          Entonces aún no ha llegado? - pregunte mientras abría el frigorífico en búsqueda de algo que picar mientras terminaba de hacerse la comida

Mi madre tardo 2 segundos en darme un cachete en la mano y mandarme a poner la mesa alegando que íbamos a comer en nada. Y continuo con su explicación.

-          Pues no, sí que había llegado, pero se habían confundido los de la tienda y nos habían mandado un colchón para cunas, y claro, hemos tenido que devolver el que nos habían traído y llamar a la tienda para que lo envíen de nuevo.

-          Pero eso cuanto va a tardar? Donde duermo yo esta noche mama?!- le pregunte con cara de pocos amigos, ella no tenia culpa de nada, pero mis cambios de humor eran constantes

-          Nos han dicho que lo traerán esta tarde noche, que no te afecta para nada porque siempre estas hasta tarde en el salón con la tele, así que no me mires así y termina de poner la mesa que esto ya está- me dijo mientras empezaba a servir los platos de comida.

Comimos y la tarde del viernes paso como todos los días. Yo salí a la calle a darme una vuelta con mis colegas, uno de nuestro grupito se le daba bien el skate y nos íbamos al parque con él.

Mi madre se fue a casa de mi tía que estaba en el pueblo de al lado, había que coger el coche pero realmente eran solo 20 min de trayecto, es donde se solía pasar las tardes ya que mi madre hacia tiempo que no trabajaba.

Mi padre, el cual si trabajaba, se quedo echando la siesta ya que no tardaría mucho en irse al trabajo en el que estaría hasta pasadas las 12 perfectamente, lo normal en la hostelería.

Cuando salimos a la calle no hacia el mejor día del mundo, el cielo estaba gris y encapotado y lo único que queríamos era darnos una vuelta y olvidarnos de lo que nosotros considerábamos como agobio de las obligaciones de hacer los deberes y aprobar el examen del miércoles que viene.

Estuvimos cerca de dos horas cuando empezamos a nota que empezaban a caer pequeños copos de nieve. Todos nos revolucionamos, gritábamos: Nieve! Nieve!, como si fuera la primera vez que hubiésemos visto nevar.

Así estuvimos unas cuentas horas más, con el skate o metidos debajo de algún árbol comiendo chucherías hablando de nuestras cosas, mientras que la nieve no dejaba de caer, todo lo contrario, estaba empezando a cuajar, lo que nos dio pie a empezar a jugar con ella hasta que nos empezó a oscurecer, no solo por la llegada de la noche tan temprana, causa del invierno y sus pocas horas de sol, sino también por la tormenta que se nos echo encima sin darnos cuenta.

La nieve se convirtió en granizo, caía encima de los coches a plomo y nos golpeaba como si lloviesen piedras del cielo. Cada uno salió corriendo hacia su casa intentando evitar los caminos sin un edificio donde resguardase. Para cuando llegue a casa estaba empapado y dolorido por todo el granizo que me había golpeado pero no había caído al suelo, quedándose sobre mi ropa y derritiéndose.

Grite un ¡Hola! bien fuerte, para saber si había alguien en casa, todavía no era muy tarde, pero me extrañaba que no estuviera mi madre ene casa, ella solía ser la primera en llegar.

No le di mucha importancia en ese momento, me fui directamente a la ducha porque estaba congelado. Me estuve relajando con esa ducha calentita un buen rato, disfrutando de la intimidad que te proporciona la soledad. Sali de esta y mientras me secaba me mire en el espejo, la verdad es que para no hacer nada tenia muy buen cuerpo, sin marcar, porque lo dicho, no hacia nada de ejercicio, pero con una forma muy bonita.

Mis padres eran delgados, así que lo normal es que yo también lo fuese. Todavía no había llegado a ser de alto igual que mi padre, pero seria cosa de dos años o así, de que la genética se encargase de hacer su trabajo.

Me calenté un poco mientras me frotaba con la toalla, y ver como crecía mi pene me estaba terminando de decidir sobre hacerme una paja o no, aprovechando que estaba solo, era una idea más que tentadora.

Empecé a masajear más explícitamente mi sexo, bajando la piel que cubría mi glande, dejando al descubierto la sensible piel debajo de él, la cual cubrí con la totalidad de mi mano, dejando que mi palma se centrase en acariciar de forma suave pero constante la cabeza de mi pene.

Me mire en el espejo, y me gustaba lo que veía, me daba seguridad y confianza en mi mismo, la suficiente como para entrarle a Claudia, la rubia que siempre se acaricia el pelo cuando estamos hablando.

-          Ufff- pensar en ella me hizo incrementar el ritmo de mi paja

Todavía era virgen, no había hecho nada mas que liarme y tocar algo de teta, ni siquiera sabia como era que una tercera persona me tocase ahí abajo, por lo que pensar en esa chica de rodillas, abriendo la boquita para mi me hizo rozar el clímax

Pero me interrumpieron.

Mi teléfono empezó a sonar de repente, en la pantalla aparecía el nombre de “MAMA”, lo cual me extraño, ella ya de por si no usaba el teléfono mucho, pero que me llamase me parecía raro, raro y preocupante.

Con mucho esfuerzo, libere mi carnosa herramienta del abrazo cálido de mi mano. Hubiera sido raro estar al teléfono con mi madre mientras seguía pajeandome.

-          Dime mama- conteste lo mas natural posible, teniendo en cuenta que el corazón me iba un poco a mil por el “ejercicio” anterior

-          Miguel, como estas cariño? Has visto el tormentón que está cayendo?

-          Si mama, no lo he visto, me lo he comido jajaja, me ha pillado en la calle con mis amigos, no veas como picaba el granizo- le fui contestando mientras me vestía y salía al salón, para asomarme a la ventana.

Me quede helado cuando al mirar por el cristal, toda la calle estaba enterrada en nieve y granizo. A la tormenta le había cundido mientras yo me relajaba en la ducha…

-          Ten cuidado hijo- me seguía hablando mi madre por el teléfono- al parecer la tormenta es seria, están diciendo en las noticias que no se coja el coche y que se evite en lo posible salir a carretera

-          No se puede conducir por carretera? Entonces como vas a volver de casa de la tía?

-          No creo que pueda volver esta noche cariño, no pasa nada, estoy aquí con tu tía muy entretenida y ella tiene habitaciones para que me quede

-          Ah bueno, entonces bien, así no tienes que salir a la carretera, que la verdad es que esta todo cubierto de nieve. Que me hago de cena?

De momento nada era grave, mi madre estaba bien y yo sabia perfectamente cocinar lo básico para sobrevivir, además estaría toda la noche solo, podría acostarme tarde y ver ese programa de la tele que a mi madre no le gusta que vea porque las tías salen casi en tetas

-          Pues hijo lo que pilles, tienes pizza en el frigo o puedes hacerte unos huevos con salchichas si te ves más animado, pero escúchame Miguel, los de la tienda de colchones me han llamado que con el tema de la tormenta no podrán traer el colchón esta tarde, y como no hacen entregas los fines de semana hasta el lunes no tienes colchón cariño…- dijo mi madre con voz muy suave porque se imaginaba cual iba a ser mi reacción de niñato  que le quitan la comodidad de su cama

-          Como?!!, Pero donde voy a dormir mama??!! Joer siempre tienes que hacer las cosas si preguntarme…- estuve un rato más quejándome.

Pero no duro mucho, mi madre siempre ha tenido poca paciencia para mis berrinches

-          Mira Miguel no me cabrees, encima que hago las cosas para que estés cómodo y no te falte de nada. Ya me dirás como son las cosas cuando nadie te haga todo en la vida… - ella también estuvo un rato dándome caña…

-          Jo mama- dije ya más tranquilo, y con voz de gimoteo para que mi madre se calmase un poco…- pero que hago, donde duermo?

Mi madre no tardo mucho en darme una solución, y la verdad es que era la mas lógica, aunque tampoco me hacia mucha gracia, ya os he dicho que estaba en ese momento en el que todo era una queja.

-          Miguel no es tan complicado, esta noche duermes con tu padre y cuando vuelva yo ya veremos cómo nos organizamos

Mi madre fue tajante, y tampoco había muchas más opciones.

-          Bueeenooo, vaaaleee- dije a regañadientes

-          Bueno hijo, un beso cariño, cena y no te acuestes muy tarde, buenas noches mi amor

-          Buenas noches mama….

Me termine de despedir de mi madre y me dedique a mi por completo. Me hice mi pizza y mis palomitas, y me puse a ver películas una tras otra. Para cuando me quise dar cuenta eran las 1 de la mañana.

Nadie me obligaba a irme a dormir, pero la verdad es que estaba algo cansado de la semana y la carrera que me había pegado por culpa del granizo, además de que mi padre no tardaría mucho en llegar y prefería estar ya dormido para cuando el llegase.

Y eso hice, me puse mi pijama y me dirigí a la cama de mis padres, acostándome en el lado de mi madre, ya que era la que no estaría esta noche en casa, quedándome dormido a los pocos minutos.

Creo que dormí una hora y poco, cuando escuché a mi padre entrar en la habitación. Ni encendió la luz, se desvistió, quedándose en calzoncillos, y eso que hacia frio, pero supongo que la habitación estaba caldeada por mi presencia ahí, y debajo de las sabanas estaría todo calentito por el calor corporal de mi cuerpo.

Se metió en el interior de la cama, de espaldas a mí, sin decir nada, no se si es que pensaba que yo seguía durmiendo o es que el pobre estaba tan cansado que las únicas instrucciones que podía darle su cerebro eran: cama, dormir.

No le di mas importancia, volví a concentrarme en mi sueño y no tarde mucho en volver a quedarme dormido.

Pero a lo largo de la noche me fui despertando varias veces. Mi padre cada poco se movía en la cama, y de poco en poco iba acercando su cuerpo al mío, hasta el punto que termino por echar su brazo sobre mi y pegar su cintura a la parte baja de mi espalda.

Intente apartarlo, pero la verdad es que estaba medio dormido, y por mucho que me moviese, echando la cadera para atrás, empujando la suya, pero lejos de conseguir lo que quería la cosa fue a más.

Mi padre tenia que estar profundamente dormido, y soñando cosas muy específicas, porque al pegar mas su cadera contra mí, pude empezar a notar como su bulto empezaba a crecer, lo cual al notarlo eche mi culo más fuerte contra él, con el fin de hacer que se diese la vuelta o algo, pero mi padre en su sueño lo interpreto de una forma muy distinta.

Apretó su brazo contra mi pecho, y por ende su pecho contra mi espalda, y empezó a dar pequeños empujones con su cadera, de forma que podía sentir como deslizaba todo su tronco por la raja de mi culo.

No pude evitar reírme por la situación, mi padre estaba teniendo un sueño erótico, algo de lo que nos habíamos reído mucho en nuestro grupo de amigos cuando dormíamos todos juntos y alguien amanecía empalmado o mojado por el sueño.

Pero la risa me duro poco cuando mi padre empezó a besarme el cuello. Una descarga eléctrica recorrió mi columna al notar los labios cálidos de mi padre sobre la poca piel que no tenía cubierta por tela.

No me moví, porque realmente no lo estaba haciendo con la insistencia de una persona consciente de lo que hace, pero empecé a sentirme extraño. Mi padre continuaba en su restriegue contra mí, cada vez algo mas bruto, notaba como clavaba todo lo que podía su pene cubierto por el calzoncillo en mi culo, cubierto por el pijama. Su mano, que anteriormente estaba sobre mi pecho, había cobrado vida y termino introduciéndose por debajo de la camiseta de mi pijama, acariciándome desde el estomago hasta el pecho, jugando con mis pezones.

Mi cuerpo no pudo evitar empezar a reaccionar ante tanto estimulo por tantos lados, mi padre había empezado a emitir un gemido sordo, y pude sentir como su pene, ante tanto restriegue, había terminado por salirse del calzoncillo, frotándose directamente contra mí, a veces rozando hasta la parte baja de mi espalda.

No pude más, estaba teniendo una erección enorme, no me había terminado la paja por la tarde y la situación estaba sobrepasando mis niveles de hormonas adolescentes. Bajé mi mano hasta el interior de mi pantalón, agarrándome el pene, a punto de explotar, y empecé una paja para nada suave, moviendo mi cadera para follarme la mano, de forma que la vez mi padre recibía mayor placer en sus embestidas, ahora correspondidas.

No sé porque, supongo que por comodidad para hacerme mejor la paja, pero termine bajándome el pantalón, lo suficiente para que mis huevos estuvieran libres y rebotasen sin impedimento mientras me pajeaba, pero a su vez, también deje mi culo expuesto al pene, ahora chorreando de liquido preseminal, de mi padre.

El al notar esto, hasta en sueños noto la diferencia en el tacto y por tanto el placer que le producía. Empezó a gemir mas fuerte, y yo ahora con él, dejándome llevar por el momento y la situación, acelere mi paja, y el me apretó con mas fuerza y en una de las estocadas que me embestía, ahora en mi culo sin protección, haciendo algo más de presión, pero sin llegar a metérmela, empezó a explotar en la entrada de mi culo, con lo cual, yo al notar el clímax de mi padre sobre mí, termine derramando mi propio semen sobre las sabanas.

Nuestras respiraciones eran agitadas. Ninguno de los dos se movía. Empecé a pensar en lo que había pasado, y me giré hacia mi padre para ver si él también era consciente de ello, pero estaba profundamente dormido.

Se había quedado dormido tal cual, con la mitad de su pene fuera, todo mojado por los líquidos expulsados por el mismo. Levantándome con cuidado, dejando a mi padre en la cama, me dirigí hacia el baño, limpiándome, y mas tarde limpiando las sabanas y el pene de mi padre, colocándole los calzoncillos y arropándolo con las sabanas para que no pasase frio. Todo de una forma automática, sin pensar si quiera.

Una vez estuvo todo limpio me tumbe en la cama a su lado, ya no me abrazaba, pero podía sentir el calor de su cuerpo calentando el mío propio, y por extraño que parezca, me dormí en el acto, agotado por todo lo pasado ese día, sin pensar en lo que pasaría mañana.

CONTINUARA…